Sobre el precio de una performance (Respuestas)

Hace unos meses, publiqué un artículo titulado Sobre el precio de una performance en el que planteaba la cuestión de ¿de qué manera debe financiarse el arte contemporáneo?.

Procedí a enviar el siguiente email a varias personas que tuvieron a bien contestarme y lo que voy a hacer es reproducir sus respuestas sin hacer ningún comentario al respecto. Como mucho, incluyendo mis respuestas a las suyas, que, en todo caso, fueron muy de agradecer.

De: Giusseppe Domínguez
Para: DISTINTOS DESTINATARIOS del ámbito de la Performance, la Danza Contemporánea y algunos amigos cuya opinión aprecio especialmente.
Enviado: martes 8 de noviembre de 2011 14:18
Asunto: Me gustaría tu opinión

Me gustaría saber tu opinión, porque he escrito un articulo pero tengo
dudas… no voy a negarlo.

https://giusseppe.net/blog/archivo/2011/11/08/sobre-el-precio-de-una-performance/

Un abrazo,
Giusseppe

El primero en responderme, casi como si esta pregunta se la hubiese hecho tantas veces que supiese la respuesta, fue el gran Bartolomé Ferrando:

Giusseppe:

Yo sí que soy partidario de que se pague a un performer.. pero ese dinero debería conseguirse de la Institución pública a la que pagamos todos. No sé hasta qué punto soy partidario de cobrar una entrada al público. Yo la pagaría..pero hay personas interesadas que disponen de muy poco dinero

Un saludo

btmé

Y le respondí agradeciéndole su claridad:

Muchísimas gracias por tu opinión.
Estoy de acuerdo en que si pagamos todos a esta Institución debería ser para la divulgación y el fomento de la cultura (la cual debería (de una vez) contemplar la cultura contemporánea), pero me preocupa que no la tenga o, como tú dices, que si se hace de manera privada mediante cobros de entrada, podría ser porcentual a renta o similar. No contemplé este punto y me parecería muy interesante.
Gracias otra vez y un cordial saludo,
Giusseppe

La tercera respuesta fue de Hilario Álvarez, quien mantiene un interesantísimo blog sobre sus opiniones sobre el Arte de Acción, entre otras cosas.

Hola Giusseppe:

He leído tu artículo y contesto «a vuela pluma». Aviso esto para que no te crees expectativas (O tendrías que pagarme, según expones).

Porque tal vez te ayude en tus dudas sobre qué es arte contemporáneo (¿qué es arte?, en realidad) te recomiendo un libro que, no por casualidad, estoy releyendo estos días:
«La transfiguración del lugar común. Una filosofía del arte» de Arthur C. Danto. Ed. Paidos Estética 31. Es un libro de 1981 editado en España en 2002, es decir, absolutamente contemporáneo.

En cuanto a la pregunta clave de tu artículo, ¿cómo remunerar una performance? te diré, y no es salirme por la tangente, que depende.

Depende de qué idea del arte tiene quién realice la performance.

Si es alguien que considera el arte como un trabajo, lógicamente reivindica una remuneración por su trabajo. Músicos, bailarines (tango incluído) cantantes, compositores, escritores, cineastas y videoastas editores y escritores y últimamente también los poetas y sus declinaciones escénicas de spoken words, forman parte (si quieren) de lo que se llama «las industrias culturales» y como tales trabajadores de la industria cultural reclaman un «salario».

(Como anécdota, hace pocos días publiqué en el blog de la Oficina de Ideas Libres lo siguiente:

UN TITULO CLARIVIDENTE

La industria cultural: Ilustración como engaño de masas.

De Adorno y Horkeimer. 1947.

Lógicamente estos trabajadores de la industria cultural necesitan, como bien dices, crear expectativas. De hecho lo que todos nos envían es el anuncio de su actuación. Luego ninguno nos envía el documento de lo hecho. Su necesidad es la de crear audiencia, tener un público, a ser posible fiel, que les mantenga. En ese aspecto, deben atenerse a las reglas del negocio del espectáculo (show business).

Otra posición es no considerar el arte como un trabajo, sino como una labor, una actividad que paga en si misma. El pago es el hecho de hacerla. Entonces lo que se comunica a los demás es el documento fehaciente de lo realizado. Por ejemplo la primera acción, con conciencia de tal (que yo sepa) que se hizo en la España contemporánea, la hizo ZAJ. Consistió, como ellos mismos dijeron, en el traslado de varios objetos de una calle a otra de Madrid. Y después de hacerla enviaron una postal para comunicarlo.

La última vez que estuve con Isidoro me «contó» una acción que había hecho: Fué al Museo del Prado, donde había una de esas exposiciones que atraen masas, se puso en la cola y cuando iba llegando a la zona de la entrada iba dejando pasar a quienes venían detrás de él en la cola. Así se pasó la mañana.

Algo más sobre Isidoro, que no citas en tu texto y que para mí, que tuve que convencerle para que la hiciera, es fundamental: el título de su acción en el Círculo de Bellas Artes fue (es) «Una mala acción». Y ese titulo es toda una declaración de guerra y, como bien dices, de repudio de lo que allí estábamos haciendo los demás.

Puestas así las cosas, ¿de qué vive un artista? A esta pregunta Robert Fillou respondía que en ese terreno los artistas están al nivel que todas las demás personas: tienen que buscarse la vida como mejor puedan. Y, además, hacer arte.

En algunos países tenían (no sé si siguen teniéndolo) un salario muy mínimo pero vitalicio para quienes salían de la facultades de Bellas Artes, con la condición de que entregasen al estado algunas obras cada año y siempre que no realizasen exposiciones y ventas en el mercado del arte. Pocos se conformaban con ese salario mínimo y en cuanto podían entraban en el circuito profesional del mercado, pero al menos les servía como rampa de lanzamiento y supervivencia en esos primeros tiempos.

Otra posición es la de considerar el arte y la cultura general, como una necesidad social y por tanto como una obligación del estado, la de mantener el arte y la cultura como un servicio público. Durante los años de la gran depresión en Estados Unidos, la Unión de Artistas consiguió presionar al gobierno para que pagase salario a algunos artistas que trabajaban en proyectos de lo que hoy llamaríamos arte público.

Si tienes curiosidad teclea en tu navegador de internet: ART WORK: A national conversation about art, labor, and economics

Seguro que te sorprenden los muchísimos artículos en los que artistas americanos, ahora mismo, se plantean y exponen sus posturas ante las preguntas que te haces, y algunas propuestas muy curiosas (Chris Burden en un programa de radio) sobre cómo conseguir financiación.

Un par de cosas sueltas más: sobre el precio de una obra de arte, Wittgenstein en «Aforismos Cultura y Valor» dice (cito de memoria) «Una obra de arte debe valer lo que te cueste hacerla» y en cuanto a la calidad de la obra y la necesidad que dice Rilke, tuve un maestro de arte (Gerardo Delgado, arquitecto y pintor contemporáneo) que decía que si para alguien hacer arte era una necesidad, lo mejor que podía hacer era hacérselo mirar. Seguro que es más barato que vaya al psicólogo que nos aburra a los demás con sus carencias.

Voy a poner un enlace a tu artículo en el blog de la OIL.¿puedo?

Un abrazo

Hilario

A lo que yo no pude evitar responderle:

Muchísimas gracias por la argumentadísima y bien expuesta respuesta.

Que generes expectativas es necesario, pero no suficiente para que te pague… ;-)))

Estoy deseando dar con ese libro que estás releyendo. Lo buscaré. También tengo pendiente revisar obra de Adorno, a quien tengo un poco de manía (prejuicio) por su famosa afirmación de «Después de Auschwitz era imposible escribir poesía». Menos mal que Paul Celan le contestó con su no menos famoso TodesFuge.

Me encanta la respuesta que das sobre la remuneración de una performance:
Depende de qué idea del arte tiene quién realice la performance.

Completamente de acuerdo. La subscribiría 100%. Pero esto sigue sin resolver el enigma, lo traslada a saber ¿Qué idea tiene del arte quien realiza la obra (en general)? ¿Quién evalúa la verdad o falsedad de la idea que el artista dice tener del arte?

Sé que son preguntas que un ajeno a la formación académica del arte puede formularse incluso con cierta ingenuidad, pero que vienen rondándome la cabeza desde hace años.
Quizá porque vengo viviendo como recomienda Fillou desde hace años y es tan cansado…

Cuando releo a Maiakovski (Te recomiendo Conversaciones con el inspector fiscal sobre la poesía) me encuentro con que el planteamiento que más me gustaría es el que dices que existía en algunos países, de pagar un mínimo a quien diga dedicarse al arte (acreditándolo no sé muy bien como… lo de la carrera no sé si me convence, pero puede ser una forma, a falta de otra). Y también completamente de acuerdo con la idea de que aquel que opte por vivir del mercado, inmediatamente está renunciando a la subvención.

Muchísimas gracias otra vez por tu respuesta y, por supuesto que puedes publicar o referenciar cualquier cosa que esté en Internet… mientras no se aplique en exceso la famosa ley SINDE. Todo el contenido de mi web (y mi blog es parte de ella) es público y absolutamente gratuito. No creo ni en el Copyright ni tan siquiera en el Copyleft… o sea, que sí. De hecho, un placer y un orgullo que hayas publicado esta respuesta en tu blog… del que me he hecho hoy mismo seguidor.

Un abrazo enorme y espero que nos veamos pronto,
Giusseppe

Y él enriqueció mi cultura en estos temas con un enlace recomendable:

Hola Giusseppe:

Mira este enlace
http://www.charlotte-lindenberg.com/news-questionnaires/?mid=5261

Como verás hay mucha gente interesada en el tema arte/aconomia y también tienen dudas.

salussss
Hilario

Mi querida amiga Lilian Flores ya me había respondido con su cordialidad habitual:

Me parece claro y lucido! las respuestas habra que buscarlas entre todos los artistas contemporaneos creo yo,,,
en fin marido, se entiende muy bien y deja una puerta abierta a buscar OTRAS FORMAS DE HACER Y SER….
se imprimeeee jaja. lilian

A lo que respondí:

Eso estoy haciendo (lo de buscar respuestas) y ya he tenido alguna de gente tan relevante en este campo como Bartolomé Ferrando, ni más ni menos.

Un abrazo enorme e intenta no imprimir… ahorra papel y árboles.

Un placer de desayuno…
Hasta prontito,
Gsp

Mi buena amiga María Ginzo no tardó demasiado en responder:

Hola Giuppe!!
Qué tal estás? Disfrutando del día de fiesta o has de trabajar en actividades lucrativas?
He leído tu entrada en el blog sobre el precio de las performances, y de hecho me he puesto a trastear en tu blog, y he leído de paso «Sobre la gratuidad y el amor al arte» […]
En cuanto a lo del arte y el precio… es un tema muy interesante pero sobre el que no he pensado mucho aún, la verdad. Quizás por dedicarme a la tarea de intentar enseñar filosofía a unos adolescentes (de forma más o menos agradecida) y en todo caso a cambio de un sueldo.
Parece como si hubiera cosas demasiado nobles como para admitir dinero. El dinero… es como si las ensuciase, como si perpetuase un esquema mercantil del que el artista quiere escapar, porque no es eso, claramente, una performance, por ejemplo, no es una mercancía. Lo que ocurre es que pagar por ir a ver una performance yo creo que no hay que verlo como «intercambio mi acción y algún recurso material por 10 euros», sino que esos 10 euros son un donativo para que el artista pueda seguir trabajando. Lo del mecenazgo democrático me parece interesante. Hay algunos que lo hacen antes de la acción: por ejemplo, tú calculas que una acción te va a costar x, pides subvenciones online para poder hacerla. Lo que pasa es que con este método, a veces se consigue muy poco…
Supongo que también plantea un problema el que, según tú planteas «la contemporaneidad ha roto con la idea de que haya espectador «, porque la retribución debe tener en cuenta la existencia del espectador, no?
Y claro, el ejemplo concreto que mencionas: si pagarías por ver a Isidoro Valcárcel Medina paseándose… parece una broma, pero el caso es que el tal Isidoro también comerá, dormirá bajo techo… cómo soluciona él el tema de las necesidades materiales?
No sé, Giuppe, creo que sé demasiado poco sobre arte contemporáneo! Pero me parece un tema muy interesante que me gustaría seguir discutiendo contigo.
[—]Un abrazo muy fuerte,
María

Y mi respuesta también publicada:

Hola Maria!!!!

[…]Hummm… no sé qué contestarte a tu respuesta.
No se trata de que el dinero ensucie, pero la performance surgió para acabar con la especulación que se estaba produciendo en el mundo del arte objeto, llegándose a pagar cantidades astronómicas por piezas de Jackson Pollock cuyo valor era más que cuestionable, salvo el meramente especulativo. Y el interno para Pollock, que es incalculable. Esta incalculabilidad es la que estoy cuestionando… ¿Ha de establecerse algún método para cuantificar lo que ha sido incalculable hasta hoy por considerarse inherente a la condición de cualquier creación contemporánea o, por el contrario, ha de renunciarse a entender el trabajo de creación contemporánea como algo cualitativamente distinto a la creación clásica en términos de retribución?

No solo el pago condiciona al artista que, en la mayoría de los casos, tiende a pensar en dar algo más espectacular, desvirtuando así la honestidad del acto creativo, también lo hace saberse observado en muchos casos, o exponer y desear (o precisar) un número de espectadores, de asistentes, de público…

En absoluto es «pecaminoso» ese camino, pero desde luego es anticontemporáneo. No hay mucha contemporaneidad desposeída de conceptualismo. Y sin tener en cuenta la coherencia de la obra, poca obra «moderna» se sostendría.

Sí, IVM ha comido poco toda su vida, siendo, como sabes que opino, el mayor artista que ha tenido este país en la segunda mitad del siglo XX, quizá junto con Brossa. Aún vive en condiciones bastante humildes… sobrevive, casi. Pero sigue sin venderse. Lo más admirable de él es esta integridad tan fácilmente olvidada por todo aquel que tiene la posibilidad de ganar dinero o fama y prestigio y renuncia a ello porque sabe que esto puede alejarle de su discurso.

Un abrazo enorme y hasta prontito… espero!
Gsp

La bailarina contemporánea Simona Ferrar, me hizo el aporte siguiente:

Gracias Giusseppe por compartir y por tu llamada al debate.

Te voy a responder con algunas ideas sueltas, pero no tengo respuestas claras obviamente…

1) Es importante plantearnos la pregunta de si ser artista puede ser un oficio o simplemente una manera de ver el mundo que lleva a cada uno a querer expresarse a través acciones, escritos, dibujos, lo que sea, en su tiempo libre, pero sin necesidad de que esto se transforme en una dedicación profesional. Opino lo primero, porque me parece que el artista, además de ser un creador, también es un ser que reflexiona, ofrece una visión sobre el mundo que puede ser útil, saludable, incluso necesaria para que la sociedad también pueda tener un espacio de reflexión a través de las expresiones que ofrece un artista. De la misma forma que un monje, un científico necesitan tiempo para poder hacer bien su trabajo de reflexión, búsqueda y compartirlo con la sociedad, pues el artista hará mejor su trabajo pudiendo dedicarse plenamente a ello. Y para que tenga tiempo para hacerlo, necesita ser remunerado por este tiempo de trabajo, es una obviedad.

2) El trabajo del artista, en muy pocas ocasiones se verá suficientemente remunerado para «vivir», solamente a través del pago de las entradas para su exposición, performance, obra de danza, lo que sea. Para llegar a estas expresiones, habrá hecho un largo trabajo anterior de reflexión y de búsqueda de formas (incluso en el caso de un performer que llega a la acción de andar simplemente). Por lo cual, la cuestión de pedir que se pague o no un acto artístico, tiene que ver sobretodo con invitar al «espectador» a aportar su valoración del trabajo, que suele representar una cantidad simbólica de los ingresos que necesita un artista para vivir.

3) Cómo asegurar entonces el «sueldo» del artista? Esto es lo más difícil. El arte, por definición, no suele ser directamente rentable. Por lo cual, si queremos fomentarlo, tenemos que encontrar a quién lo financie. En algunos casos puede ser el gobierno, en otros mecenas. Cada uno vendrá siempre con sus ideas y exigencias, definiendo entonces a su manera los límites de la libertad del artista. Entonces me parece muy importante que los que deciden apoyar económicamente a los artistas lo hagan con consciencia e inteligencia con respecto a sus motivaciones. Para llegar a una motivación consciente e inteligente debemos reflexionar profundamente juntos sobre el por qué queremos fomentar el trabajo de los artistas, sobre el por qué queremos juntos ofrecernos el arte? Y creo que es esta última parte que muchas veces falla y que necesitamos seguir trabajando, y opino que los artistas podemos y debemos contribuir mucho a esta reflexión, y compartirla con el mundo en el que vivimos (más allá de nuestras necesidades personales y de nuestro ámbito).

4) Si estimamos que la expresión y la reflexión artísticas suponen un bien necesario para la sociedad, porqué la gente tendría que pagar? Sobretodo los que no tienen dinero? Pienso que el arte debe ser fácilmente accesible para todos, pero que se recuerde siempre al espectador que el trabajo del artista tiene un valor, y una de las maneras de hacerlo es proponer un precio de entrada (pensando en la opción de rebajar el precio o ofrecer entradas gratuitas a personas que están en dificultad económica). Pero no pienso que el espectador debe ser el único responsable de remunerar el trabajo de un artista, de la misma forma, que el paciente no debe ser el único responsable de remunerar el trabajo de los médicos, enfermeros, o el alumno él de los profesores.

Me enteré hace poco que el gobierno belga, además de ofrecer bastantes ayudas a la danza, también tiene un programa de ayudas para productoras que producen y distribuyen proyectos de creadores, permitiendo de esta forma que estas productoras también se puedan ocupar de artistas emergentes y/o «experimentales».

Voilà, sigamos pensando.

Un beso y gracias,
Simona

A Simona le respondí así, también por puntos, como ella:

Querida Simona,

Gracias, en primer lugar, por tomarte el tiempo de responder. Y hacerlo tan extensamente.

1) Sí, es una pregunta interesante, esta de si ser artista es oficio o no. Para mí, casi, debería ser un trabajo remunerado funcionarial. Pero tampoco lo tengo tan claro: ¿Cómo se harían los exámenes de ingreso / Oposiciones?

2) ¡Qué me vas a contar! Lo que no tengo claro es la forma de remunerar (mientras no se resuelva el punto 1) ), especialmente cuando se trata de una creación contemporánea que desafía el esquema espectador/espectáculo al no existir criterio objetivable con el que saber si se satisfará una expectativa.

3) ¿Qué ocurre cuando la obra pone en cuestión la posibilidad de comercialización? Me encuentro con exposiciones antisistema que se hacen en, por ejemplo, la Casa Encendida y me da repelús… no sé, quizá ser demasiado coherente puede conducir a la inacción.

4) Que alguien tiene que pagar y que, en última instancia será la gente, es algo inevitable. La cuestión es la manera de hacerlo: ya sea a través de empresas que ingresarán beneficios por desgravaciones (impuestos que no se recaudan y que, por tanto, acaba pagando la gente), o a través de impuesto directo, de entradas, etc… no hay forma de evitarlo. Sí que es interesante que se debata sobre si los que tienen más deben pagar más (como en el modelo actual, donde los impuestos subvencionaban el arte contemporáneo y, se supone, quien tiene más dinero ha de pagar más impuestos… y ya, ya sé que este es uno de los puntos débiles de todo lo demás).

Muchas gracias otra vez por la respuesta que posiblemente compilaré con otras para publicarlas en el blog y haceros saber las de otras personas consultadas.

Un besazo enorme!
Gsp

Luis Elorriaga, organizador de los Encuentros de Arte de Acción de Caudete, me dijo:

Hola Guisseppe:

Se entienden tus dudas, pues yo también las tenia, pero 10 €. no es una cantidad que se considere un valor ejemplar, es simplemente intentar cubrir gastos (en ese caso) y un experimento para ver si es posible cobrar por nuestros trabajos.
En cuanto a frase de Rilke: Una obra de arte es buena cuando surge de la necesidad. Habría que añadir que la necesidad debe ser anímica, expresiva, intima, de comunicación ..
Abrazos Luis.

Y le contesté:

Muchas gracias por tu opinión y el tiempo que me has dedicado.
Sí estoy de acuerdo en que en este caso se trata, con esos 10€ de cubrir gastos, pero era no sólo una reflexión sobre este caso sino un poco más general.
En cuanto a lo de la necesidad: totalmente cierto: es una necesidad anímica, íntima, de comunicación. Exactamente esto.

Un abrazo,
Gsp

Mi amigo Jose Eugenio Vicente Torres me apelaba a la falta de resolución:

Querido Gupe, primero perdona por la tardanza en la contestación (Apenas veo los correos).
Acabo de leer tu artículo y me remito a otro que leí hace tiempo y que señalas en este último «La gratitud y el amor al arte» Del primer artículo todavía me acuerdo y lo leí hace tiempo. Era sentido, visceral y comprometido. No exponías una pregunta, dabas unas razones. En este haces una cuestión que no contestas. Muestras ejemplos que quieren justificar algo que no te atreves a definir y en mi opinión, lías la madeja. No te puedes preguntar algo que sabes su respuesta sin darla a conocer. Me gusta tu visceralidad, no tu intento de justificación. Es como si te sintieses culpable. Así que no te andes con remilgos y opiniones de terceros y expón.

Un beso muy grande y gracias por confiar en mí.

Y, por alusiones, jeje, tuve que responderle:

Hola amiguete,

No es falta de compromiso con mi opinión, es que, realmente, no tengo una firme opinión formada y eso es justamente lo que me cabrea, me inquieta, me mueve a escribir este texto que puede que no sea concluyente, pero es que no puede serlo. Quizá lo que quería era denunciar a todos los que sí deciden tenerlo claro y afirman que hay una forma (a veces solo una) de resolver esta aparente paradoja.

De todos modos, muchísimas gracias por tu opinión, que me ayuda a entenderme un poco más.
Un abrazo gigantesco y hasta prontito,

Gsp

La escritora Clarisa Vitantonio, desde Rosario, Argentina, me envió su respuesta:

Giu,
Leí atentamente la nota, y puse en facebook. La verdad que estoy de acuerdo contigo y a mi también se me plantea esa duda. ¿Cuál es el límite?, ¿Cuál es la retribución contemporánea del valor artístico? Y ¿dónde está el concepto del arte fuera o dentro de los lugares establecido que la gente conceptualmente acepta pagarlo o no?. Creo que todavía no están claros los conceptos, o no muchas personas (y sobre todo los artistas) están dispuestos a llevar este debate. Y como siempre que se discute terminan en posiciones fundamentalistas. ¿Donde está nuestro punto de valoración frente a nuestro trabajo? Es extenso el debate y creo que lo has planteado con mucho coraje (y como siempre excelentemente escrito) y pones de manifiesto algo que dentro de la llamada industria cultural no quieren oír, cualquiera sea la posición que tengan del lado.
Espero podamos seguir debatiendo este tema.
Besazos
Clari

Y, como ya estaba un poco cansado de debatir, respondí más escuetamente que de costumbre:

Me alegra que te interesara el tema y que lo compartas.
Un abrazo y sí, seguiremos debatiendo.
Hasta pronto,
Gsp

Y supongo que eso es, seguiremos debatiendo, aunque me ha ayudado a comprender cómo se percibe esta problemática desde distintos sectores (y eso que no me extralimitado, preguntándolo a gente desconectada de lo que podríamos llamar el entorno artístico contemporáneo).

Muchísimas gracias a todos los que respondieron y también a aquellos que se tomaron la molestia, al menos, de leerlo.

Hoy he alterado mi horario

por encontrarme con una amiga
que está en mi red social preferida
como si no fuese virtual
como si tuviese una voz propia
y su cuerpo tridimensional
no llenase mis múltiples dimensiones
al menos en cortes
secciones
lo que podríamos llamar
curvas de nivel multidimensionales
como su abrazo en mi entorno
o su olor corporal
o el tono cálido de su voz siempre cantarina.

Hoy he alterado mi horario y no me ha importado
porque hemos arreglado el mundo
el suyo y el mío
y nos hemos sumergido en el placer
de tomarse un cafecito en mitad de la mañana
como si trabajase a media jornada
autónomamente
como si fuese libre y dispusiese de mi tiempo
de la manera que me diese la gana
la real gana
que no viene de realeza sino de realidad
de esa realidad no imaginaria
completa como el plano complejo
o como una aplicación
de múltiples variables complejas
cuya concepción me produce tal placer
que hay poca gente con quien pueda compartirlo.

Vendrá mi amigo Jose Luis
que ya ha venido
de Medellín, Colombia,
a pasar unos días en Madrid
y podré hablar con él retomando la conversación
donde la dejamos
en aquellas cuestiones que relacionan
la mecánica cuántica con la crisis financiera
pasando por los modelos de Frequently Asked Questions
como utilizable por las propuestas de democracias directas
u otras formas posibles de organizar la toma de decisiones
e información
en la sociedad del siglo XXI
donde aún algunas imprentas intentan sobrevivir
haciendo trabajitos manuales
del siglo XIX
como si no supieran que el palito se ha movido de sitio.

Hoy he alterado mi horario
y es que
para eso está.

Huraño

Me voy volviendo huraño con el paso de los años
aunque antes pasaban meses
y antes incluso semanas
y antes
aunque no lo pueda recordar
pasaban días
y antes aún o aun
pasaban horas
y no existía mañana
ni ayer
y se llamaba infancia.

Me voy volviendo huraño y me preocupa
porque lo había vaticinado mi padre
que me dijo que cuando fuese mayor
no tendría más amigos que a mi mujer
mis hijos
y mi familia.

He luchado y lucho contra esto todos los días
eligiendo amigos para que sean parte de mi familia
evitando alguna familia que no quiero
que sean nunca mis amigos
y lo que voy logrando es una victoria parcial
en la que él ni yo tenemos razón
en la que cada vez tengo
menos amigos
menos familia.

Me vuelvo huraño y culpo a la crisis
como hace todo el mundo
como un mortal más
diciendo que no salgo porque no tengo dinero
pero cuando lo pienso en la intimidad
en esa intimidad inexistente
me doy cuenta de que estoy solo
muy solo
y cansado
muy cansado
de abrir puertas y ventanas
a la amistad
y esta se ha ventilado mi alma.

Qué pesaditos estos de Facebook

Cada día me apetece pasar menos tiempo mirando las actualizaciones de estado y los maravillosos artículos que desean compartir conmigo en FaceBook mis amigos. La mayoría de los cuales son completos desconocidos y otros muchos son tan solo eso, conocidos.

Obvio que no es culpa de la aplicación, pretendida base de una renovada Internet… mucho más privatizada, menos neutral, más comercial, menos desinteresada. Esta Internet 2.0 es (y era) una puta mierda.

No puedo ser más claro ni más contundente.
¿Sirve?

Sí, sirve para hacer negocios, para publicar lo impúdico, para cotillear como en un programa del corazón (aunque yo diría programas de vísceras, en general) que claro que está bien que existan, que tengan su público y su, incluso, tiempo. Pero que se quieran autoproclamar los líderes de la tendencia en Internet y que no sean tosidos por nadie es algo muy, pero que muy, peligroso.

Ahora, cada vez que entro en la pantalla (como si esta afirmación fuese posible) de la página principal de FaceBook, me encuentro con que insisten en que consiga una dirección de correo electrónico giusseppe.dominguez@facebook.com

Pero ¿Por qué esta insistencia?

Está claro que es una forma práctica de conseguir un cliente fiel, casi esclavo, casi imposible de escapar de una aplicación que debía ser tan solo un útil y no una vida paralela (y para-lelos).

Pero es preocupante la pérdida de independencia que se tendría (ya se tiene en Gmail y HotMail) al tener un correo electrónico en manos de una de las 3 o cuatro más importantes empresas de Internet que están intentando fuertemente conseguir un oligopolio a la manera de las telefónicas en España, por ejemplo, en un campo que conocí libre y libertario. Era la Internet 1.0. Parece ser.

Pues bien, me niego a seguir jugando a esto. Estoy por darme de baja en FB y pasar olímpicamente de esas presuntas ventajas que me otorgaba. Lo único que me ha aportado hasta ahora ha sido el retomar el contacto con algunas amigas lejanas (y esto es algo que aprecio) de forma sencilla, sabiendo qué hace mi amiga Mariel, por ejemplo, cada dos horas, o haber visto las fotos de su pequeño y ver cómo va creciendo. También me aporta una infinidad de eventos a los que acudir, que no acudo por falta de tiempo, ganas e interés.

Se suponía que lo iba a usar para fines publicitarios (de ahí que haya aceptado tantos desconocidos entre mis amigos) y que iba a poder conseguir alumnos interesados en mis clases, pero la realidad es que hay tanta oferta y tanta dispersión que quien está en FB lo que acaba haciendo es, como yo mismo, perder el interés por las ofertas que se presentan por falta de tiempo y ganas.

Hummmm… siento algo de incoherencia en mí, uno de mis fantasmas acechando…

Si deseas salir de FaceBook, hazlo ya!

¿Por qué digo que no lo hago?

La verdadera razón (hay algunas razones no verdaderas, supongo) es que sigo creyendo que puedo usarlo yo y no ser usado por él, que tengo en mi poder una herramienta que puede servirme para contactar con amigos infrecuentes y saber algo de sus vidas, así como para conseguir algún que otro contacto interesante entre tanta morralla.

Pero esta creencia se desmorona por minutos. Y estoy seguro de que no seré el único que piense así en los próximos años, cuando aparezca una Internet 3.0 que desmonte el mito de que estar permanentemente conectado es un placer.

Y mientras tanto…

Sopa de caldo de puerros con patatas, acelga, pimiento y calabacín.

Otra receta con puerros. Y van tres. Ya escribí una sopa con puerros y unos mejillones con puerros. Es uno de mis alimentos preferidos, de un tiempo a esta parte, a pesar de que lo contrarrecomiendan por su generación de flatulencias o haya que tener precauciones por el alto contenido en fibra.

En esta ocasión solo aproveché la parte verde del puerro. Sí, la que todo el mundo tira a la basura, como me dijo el verdulero. Un compañero suyo, reconociendo mi buen juicio, dijo «Lo que hace es lo mejor, porque la parte verde es la que tiene más nutrientes porque está al sol». Yo no tengo nada claro que eso sea así, lo que sí sé es que es una parte que está muy rica y aporta mucho sabor.

En esta ocasión, la hice con lo que había comprado el viernes pensando en hacerla, pero se puede variar cualquier ingrediente por casi cualquier otro que se tenga, o eliminar alguno. La ocasión, repito, era que venían a comer el sábado los amiguetes Burak y Yaki que nos dijeron que se van a casar. Qué preciosa noticia… por cierto.

Empiezo con la recetilla:

Ingredientes para 6 personas (y me sobró un poquito de caldo que reservé para otro día, una sopita de 2 personas):

Para el caldo:

  • 4 cucharadas de aceite de oliva
  • 2 cucharaditas colmadas de sal (NaCl)
  • 4 dientes de ajo
  • la parte verde de 4 puerros
  • la parte más verde de la acelga y la parte más blanca del tallo de la misma
  • la parte más verde de unas ramas de apio
  • los tallos de un manojo de perejil

Para la sopa:

  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • una pizca de pimentón dulce
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cebollas medianas
  • la parte blanca de un par de ramas de apio
  • 1 acelga entera
  • 1 pimiento rojo de los de asar (carne gruesa)
  • 1 calabacín
  • 3 o 4 zanahorias, según el tamaño. Usé 3.
  • 4 tomates de rama pequeños
  • 2 patatas hermosas

Preparación:

Muy muy larga en tiempo, pero no es muy trabajosa. Con esas cosas de los niveles de dificultad, diría que cualquiera puede hacerla.

Para preparar el caldo que luego voy a usar en la sopa, lo primero que hago es coger una cazuela grande (nunca uso la olla exprés, pero seguro que se haría mucho más rápido) y pongo un poquito de aceite, como cuatro cucharadas, le añado 2 dientes de ajo picados y otros 2 dientes de ajo si pelar siquiera, pero un poco machacaditos, para que suelten más sabor. Cuando comienzan a dorarse, añado la parte verde de los puerros cortada en láminas gruesas y tapo la cazuela para que empiece a soltar el agua. Corto la parte más dura de la acelga, lo que podríamos considerar un tallo, y la parte más verde de las hojas, añado esto a los puerros. Después agrego la parte verde de un par de ramas de apio cortaditas en trozos grandes y los tallos de un manojo de perejil (lo que habitualmente también tiraríamos, pero he descubierto que en procesos industriales se aprovechan este tipo de cosas para preparar esencias de sabores, como las pastillas de carne o verdura o pescado, los aromatizantes, etc… y he decidido hacerlo yo mismo), dejo que siga rehogándose tapada la cazuela con lo que aprovecho el vapor de los alimentos.

Cuando ya están sueltos todos los elementos, especialmente las rodajas de puerro, echo 2 litros y medio de agua y dejo que hierva durante 2 horas. (Aproveché para juguetear un rato con el PC)

Pasado ese tiempo, cuelo el caldo resultante y separo un poco para otro día, porque seguro que va a sobrar. Ese poquito, muy condensado, lo mezclo con agua para que no sea tan fuerte y lo guardo en un frasco de conservas en el congelador (cuando se enfría, claro).

Me apena tirar el residuo verde que queda sobre el colador, después de presionarlo para que suelte el máximo de juguito. Seguro que podría hacer algo con ello, pero ahora mismo no sé qué y, de momento, lo tiro. ¿Alguna sugerencia?

Ahora ya puedo comenzar a hacer la sopa.

En la misma cazuela, para no manchar más cacharros de los imprescindibles y así reducir el consumo de agua en su limpieza, así como el consumo de detergentes, pongo un poquito de aceite y 2 dientes de ajo picados, pero antes de que lleguen a dorarse, añado 2 cebollas cortadas en grandes trozos.

Para cortar 2 cebollas, mi forma de hacerlo es bastante matemática, casi geométrica, me atrevería a decir, cortando primero en 2 trozos cada una longitudinalmente por la mitad, para luego, alineando las 4 mitades, cortar longitudinalmente en 2 por un eje imaginario central, haciendo 2 cortes, paralelos a ese eje longitudinal para dividir ambos lados en otras sendas 2 partes, pero haciendo que la incisión tenga un ángulo aproximado de 45 y 135 grados respectivamente. Por último, cortar en 4 cortes transversales las 4 mitades cortadas, cada una en 4 sectores semiesféricos. De este modo, tendríamos 64 fragmentos de sectores esféricos de unos 45º cada uno a partir de 2+1+2+4*4=21 cortes. Desprecio la curvatura longitudinal para no complicar los cálculos, pero me produce cierta desazón saber que estoy despreciando esta característica cebollil. Tampoco tengo en cuenta el número de capas de la cebolla.

Seguro que se puede hacer de otra forma, pero a mí me gusta así.

Pico el apio y, en cuanto la cebolla cambia un poco de color, lo agrego junto con el pimiento rojo cortado más o menos regularmente en trozos grandes, después de vaciarlo bien de semillas.

Corto un calabacín de la manera similar a la descrita para cortar la cebolla. Del mismo modo, corto 4 tomates, preferiblemente maduros. Corto en trozos transversales, de 2 centímetros de longitud aproximadamente, las zanahorias. Corto también la acelga que me queda en tiras, dejando más grandes las más verdes.

Agrego el calabacín y dejo que suelte un poco de agua y que se impregne del aceitito, después la zanahoria, el tomate y, por último, la acelga.

Cuando la acelga se reduce y se mezcla bien todo lo que está siendo rehogado, añado las patatas cortadas con un cuchillo de mantequilla y sin terminar de hacer cortes limpios, para que suelten mejor, parece ser, el almidón que contienen y ayuden a dar consistencia al pote. (En esta ocasión, agregué también un par de trozos expresamente machacados en un mortero para aprovechar esta propiedad de las patatas).

Ya solo queda agregar una cucharadita de pimentón dulce, mezclar bien, añadir el caldo de puerros que tenía preparado y dejar hervir durante 40 minutos, hasta que las patatas estén bien blanditas, algunas deshechas, incluso.

Salió muy bien. No hago muchas fotos, pero se merecía alguna… otra vez será. Tardé, en total, unas 4 horas, pero pudiendo dedicarme a otras cosas más del 75% del tiempo.

Zuckerberg no tiene la culpa

de que yo pierda mi tiempo
entre caras desconocidas
buscando algo de interés
(simple o compuesto
mientras no llamo a mi amiga
y no hablo con mis vecinos
y no me doy la vuelta y le doy un gran beso a mi mujer

zuck… es solo un hombrecillo
que estaba tan aburrido
que quiso enseñarnos su miseria
para que pudiéramos compadecerle
y lo que hicimos fue copiarle
hasta que su miseria es nuestra
y la hemos multiplicado por
casi siete mil millones
de los que algunos llaman billones
y que está actualizándose
al segundo

he estado casi un minuto viendo esa página
web
y dándome cuenta de lo rápido que
crece la población
actualizándola
con F5 cada varios segundos
y dándome cuenta de que la gente nace
a pesar de todo

no deja de nacer gente y gente

seres humanos
(más o menos humanos
que crecerán
a pesar de todo
y lucharán
algunos incluso en guerras
para perder la vida
luchando
por la vida de otro
a quien muchas veces
no conocerán

así pasarán su tiempo
mientras yo actualizo
el número de personas vivas sobre la faz de la tierra
y las noticias de mis presuntos amigos
a quienes no conozco

pero zuck no tiene la culpa
es otro entero que se sumó al largo número
de los que hay en este momento
sobre la faz de la tierra
la faz esférica o cuasiesférica
de esta naranja mecánica
que habitamos
a pesar de todo.

¿qué pasaría si yo me muriera mañana?

Una amiga (Querida Mariel, va por ti) me lanza esta osada pregunta que pretende que conteste como quien habla del queso preferido, porque va a hacer un libro a partir de las respuestas de algunos amigos escogidos (gracias por escogerme). Me dice que no hay mínimo ni máximo… y yo me planteo que cómo gestionaría que le contestase que tengo una novela (más de 200 páginas) dedicada al tema.

Recuerdo el libro de mi admirado Paul Auster, A salto de mata, en el que incluye como apéndice una novela de las que él escribió trabajando de negro literario, hecho que relata en la novela en cuestión, haciendo una magistral utilización del juego de muñecas rusas.

Mariel podría poner mi texto ¿Cómo y en qué momento se enterará el mundo de mi muerte?. Ampuloso título para ampulosa ambición: ser tan grande o tan importante como para que al mundo le importe mi muerte.

El mundo es algo enorme (quizá infinito) y yo soy algo diminuto, epsilon, diferencial, infinitésimo, atómico o subatómico, quárkico, fotónico, mesónico… no sé, apenas nada.

Para empezar, no llego a ser ni una 0,000000000142857143 parte de la humanidad. Así que ni imaginar quiero al resto de especies vivas, animales, vegetales… luego minerales, y seguimos contando… o ya es incontable, como dicen que son los granos de arena de una (de solo una) playa. Es decir, casi no soy. Mi vida es así de minúscula.

Pero al mismo tiempo, puedo contar porque percibo, así que mi percepción es lo que importa. Seamos cartesianos por un momento y pongámonos, ni más ni menos, que en el centro del universo mental, diciendo que si pienso, YO existo. Vaya, vaya, qué listo, no otro, no, YO. El yo que yoyea, como diría Oliverio Girondo.

Y en ese centro, pienso, ya de paso, que la realidad no es ni más ni menos que una proyección mental de mi percepción: pseudoplatonismo cientifista. Como si el mundo existiese mientras lo pienso. Sí, cuando yo muera, entonces, se acabará el mundo. Al menos el que percibo, que es el único que habito.

Sé que esto puede ser paradójico en parte, pero por otro lado…

Vamos a seguir el hilo de otro de mis queridos muertos:

No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, vienen a continuación. Se trata de juegos; primeramente hay que responder. Y si es cierto, como pretende Nietzsche, que un filósofo, para ser estimable, debe predicar con el ejemplo, se advierte la importancia de esa respuesta, puesto que va a preceder al gesto definitivo. Se trata de evidencias perceptibles para el corazón, pero que se debe profundizar a fin de hacerlas claras para el espíritu.
El mito de Sísifo, Albert Camus

Y claro, no podía dejar de asentir cada una de las palabras de este amiguete. Además, con lo que me gusta controlarlo todo, dejar en manos del azar, del caos, de la naturaleza, algo tan trascendente como el fin de mi vida me parece intolerable, así que cada cierto tiempo me atrapa la idea de acabar voluntariamente antes de que, casualmente y no causalmente, me muera.

En su día, seguí la respuesta a la pregunta de Mariel atravesando distintos laberintos que comenzaban con mi suicidio y que variaban en función del lugar, el día y la forma en que lo llevase a cabo: no era lo mismo morirse en casa, en la bañera, cortándose las venas silenciosa y cálidamente, un viernes por la noche viviendo solo que lanzándose con una bomba atada al pecho contra el monarca.

No era lo mismo suicidarse después de que una mujer me hubiese desairado (jodiéndola de por vida, para ser cabrón…) o antes de ir a la cena de Navidad con mi familia.

Escribí una novela que no quiero enseñarle a nadie porque tiene lo más oscuro que haya tenido nunca: un deseo de morir, un tánatos freudiano:

En la teoría psicoanalítica, Tánatos es la pulsión de muerte, que se opone a Eros, la pulsión de vida. La «pulsión de muerte» identificada por Sigmund Freud, que señala un deseo de abandonar la lucha de la vida y volver a la quiescencia y la tumba.

No he podido evitarlo nunca, salvo quizá desde que viví en Australia y decidí que para huir, mejor viajar lejos, muy lejos… había descubierto una especie de sucedáneo de suicidio pero no irreversible, un sucedáneo barato, teniendo en cuenta las consecuencias.

Y desde entonces han pasado más de 15 años, durante los cuales he ido redefiniendo mi vida, mi entorno, mi actitud vital, especialmente, de manera que siento agudos deseos de seguir viviendo… o dejar de hacerlo, pero mantener siempre la exigencia de felicidad a corto o medio plazo. ¿Qué quiero decir con esto?

Vivo siempre pensando que me quedan 3 meses de vida (más o menos la cantidad de tiempo que estuve viviendo en Sydney), así que no se debe pensar que estaré bien pasado ese tiempo. Si en ese tiempo no voy a estar feliz, no me sirve la vida. No quiero durar, quiero tener una vida que merezca la pena vivirla, como decía Camus. Si no siento que merezca la pena, no seguiré un paso más. Hacía tiempo que estos pensamientos casi ni habitaban mi mente hasta que el año pasado estuve enfermo y recordé que no quiero durar: la vida no debe ser eterna, ni tan siquiera larga: me gusta lo de vive rápido, muere joven y haz un bonito cadáver, aunque ya no pueda cumplir casi ni una de las propuestas.

Lo que sé es que esta pregunta me lleva siempre a pensar en mis amigos más próximos, en mi cotidiano, en mi entorno que podría llamar mi cuarta piel, como la denominaría Hundertwasser y en el orden en el que se enterarían. Claro que, ahora, con FB, por ejemplo, esa información volaría a miles de kilómetros muy rápidamente. Aquellos hace 20 años hoy me parecen lejanos en el tiempo.

Sobre mi legado o lo que dejo, sobre si he cambiado el mundo, lo cual es inevitable (y no por ser artista, o poeta o cualquier otra profesión más o menos pública e impúdica), y de ese cambio sigo sin saber si habrá sido a mejor; sobre todo lo que ocurra al día siguiente en el mundo no me preocupa una mierda. Sigo sintiendo que lo que haga en vida es lo único que me importa. Puede ser que, como sigo sosteniendo de alguna manera, cuando yo muera se acabará el mundo.

¿De qué tengo que hablar hoy?

Parece ineludible la mención a la noticia del día del adiós a las armas de ETA. Pero me limitaré a un enlace a la crónica humana y sencilla que de ella hace mi amigo Juan Carlos Etxeberria.

Ya tocará hablar de la justificación futura de la parcial ley de partidos, ya tocará hablar de la legitimidad de las peticiones democráticas soberanistas, de la posibilidad de abrir un debate sobre la naturaleza de la estructura del estado, quizá, aunque esto sería demasiado, de la necesidad arbitraria de la existencia de estados. Pero eso será otro día.

Hoy sólo quiero hablar de lo bonita que es la ciudad de Donosti.

Si alguna vez decides (lector o lectora) ir a ver esta maravilla, verás que es un paraíso para todos los sentidos. El olfato, el gusto, el tacto, la vista y el oído. Además de otros sentidos menos utilizados…

La primera vez que estuve allí fue con mis padres, hará más de 30 años, y casi no recuerdo nada de aquel viaje salvo que me enamoré de los motivos con los que estaba decorada la barandilla del paseo marítimo.

Pasaron los años y conocí a mi amigo Xabi, mi gran amigo, una especie de alma gemela que tuve la suerte de encontrarme gracias a suspender algunas asignaturas de la carrera y dejar que se escapase el cuarto curso de Química Cuántica que estaba cursando. De esa forma me encontré con una promoción de gente mucho más fresca que la que me correspondía (a excepción del señor Alberto Luna Fernández, alias ALF).

Tenía 21 añitos recién cumplidos y comenzamos a viajar juntos a su tierra, su ciudad, tan asiduamente que casi me sentía de allí. Aprendí, incluso, rudimentos del idioma euskera que siempre me ha fascinado, quizá, por lo inútil para cualquiera que no tenga intención de vivir allí. Pero este romanticismo me ha perseguido en la mayoría de las elecciones que he ido haciendo a lo largo de mi vida.

Gracias a Xabi, J, (y a la tolerancia que mis padres me habían inculcado, dicho sea de paso), conocí a un gran número de amigos que inmediatamente entraron en mi vida, haciéndome sentir menos solo de lo que entonces me sentía.

Xabi me presentó a Iñaki (con quien acabaría por viajar por Bangkok, Sydney, etc), Poto (el ínclito periodista narrador de historias como ninguno), la sin par Junki de quien era difícil no enamorarse, con su dulzura, su cariño, su sutileza, Jose y Ainhoa, maravillosa e insólita pareja, él culturista cervecero y buen comedor defensor de su arte peculiar de soldaditos de plomo y también defensor de su independencia de elección de idioma fundamental, eligiendo, curiosamente en ese contexto, el castellano, especialmente si se tiene en cuenta que su pareja, la siempre sonriente Ainhoa, era y es profesora de Euskera en una Ikastola. Ella me ayudó con mis primeros pasos en esa declinativa lengua de incierto origen, regalándome material didáctico que conservo entre mis pertenencias más queridas.

Cómo olvidarme de Álvaro, un extraño informático, más amigo de Pablo Varona, compañero de batallas en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, con quien no acabé de cuajar pero que también introdujo en mi vida un gran número de personas a las que tengo en mi vida y mis recuerdos para siempre, como Mayelín y Ulises.

Cómo olvidarme de Aitor e Idoii (Idoia, pero había que diferenciar…) que acabaron viviendo en Iruña, Nafarroa con quienes compartí preciosas acampadas por los hayedos de Aralar, por las laderas del Txindoki, por Santisteban… Cómo olvidarme de Antxón, ese gran cocinero (también grande en tamaño) con quien, incluso, llegué a compartir comida en Colmenar Viejo, llevándole a uno de los mejores restaurantes de allí, ingenuo, para intentar deslumbrarle.

Cómo olvidarme de MariaJo y Alex, el maravilloso dúo que actualmente habitan en Hondarribia, frente a un castillo tan precioso como las tortillas de bacalao que él es capaz de hacer. Todavía tengo en mi memoria la mayor comilona que me haya dado nunca con Alex en Pasajes de San Juan donde nos trajeron una olla de lentejas maravillosamente hechas y que, al terminarla, exhaustos, nos preguntaron qué queríamos de segundo. Quizá sólo compitiendo con otra enorme farra gastronómica en Santesteban, tras la cual estuve jugando al mus en Euskera dándome cuenta de lo fácil que era, porque claro: envido, órdago y otras son palabras de ese idioma.

Cómo olvidarme de Willi, el músico silencioso, también químico, ese amigo con el que hice el Camino de Santiago, gastronómicamente, claro, después de visitar en Daroca a nuestra común amiga Junki que estaba tocando el órgano en un encuentro internacional de música antigua.

Cómo olvidarme de Marta Arrue, pareja de Iñaki, luego pareja de Xabi (con la controversia consiguiente), esa mujer con carácter, adorable, más tierna de lo que ella misma cree, con quien tuvo una maravillosa hija a la que Xabi porta orgulloso en su perfil de Facebook.

Cómo olvidarme de Xabier Sansebastián, de Idoia Lekue, de tanta y tanta gente, siempre buena gente, que conocí en años durante los que sospechaba que acabaría por irme a vivir allí.

Hasta que volví de Sydney convencido de que deseaba vivir y comprometerme en Madrid, y conocí a Sylvia, Elena, Jose, Ruth, Carmen… y esto ya sería otra historia…

Pero entonces, durante un enorme periodo de mi vida, mi corazón estuvo en el norte. Amaba Granada, y a alguna granadina, pero mi acento era vasco, mi apetito también, mi libertad era la suya y siempre quise vivir esa pasión por lo político que solo encontraba allí, hablando con mi querido Xabi en el espigón de La Concha o bajo el peine de los vientos, donde respiran las 7 provincias vascas.

Y después de todo esto, me doy cuenta de que no eran sólo las calles perfectas, la ubicación maravillosa, la comida, la música en la calle, el mar rompiendo en el paseo nuevo, los cubos del kursal, los puentes del Urumea, el castillo de Urgul, el monte Igeldo, la increíble Santa Clara, la plaza de la Consti, ni tan siquiera los pintxos… lo que realmente adoré (y adoro) de Donosti es a su gente, estos Giputxis que se instalan en tu corazón para no salir jamás, para quedarse dentro y no dejarte pensar ni vivir la vida sin ellos y ellas.

Y sigo conociendo gente allá que me fascina, como Igone, Gotzon…

Y es que Carmen y yo tenemos un acuerdo: Desde que comenzamos a ser pareja, allá por el día 6 de septiembre de 1999, le dije que no podía pasar mucho tiempo sin ir a visitar a mi gente del norte, a ver Donosti… y ella también se enamoró, en el primer viaje, como no podía ser menos, de aquella cuadrilla descuadrillada, de aquella tierra, de aquella gente. Así que acordamos quedar anualmente, de manera independiente, incluso cuando hubiésemos cortado en un futurible no deseable, en el Paseo Nuevo de Donosti el tercer sábado del mes de septiembre a las 4 de la tarde.

La única fotografía que tengo en nuestra recién reformada habitación es con Carmen y, de fondo, la Concha. No podía ser de otra manera.

Sé que hoy mi gente está feliz y esperanzada. A mí me hace feliz saber que están. Les quiero y, como siempre, tengo ganas de encuentros.

¡Aupa lagunak! ¡muxu bat!

Defendiendo a Esperanza Aguirre

Parece mentira que ya sea la segunda vez que defiendo a esta persona (o creo que, incluso, la tercera vez) discrepando tanto como lo hago de sus programas o los de su partido, aunque no los hagan públicos, pues saber cual va a ser el derrotero que tome este país a partir del 20N es algo más que sabido.

Aunque tanto esta vez como la anterior he comparado a su partido con el nacionalsocialista. Sin acritud. Con lo que creo que es su ideario más o menos oculto entre palabras de neoliberalismo (con lo engañoso etimológicamente hablando que tiene esta palabra de emparentarse con liberal, libertad, etc).

Esta ocasión ha sido a raíz de una correspondencia con una amiga, docente de un instituto público de la Comunidad de Madrid.

La cito a continuación:

EL NO VA MÁS DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN MADRID

Una amiga me ha enviado un mail, en el cual algunos profesores de la enseñanza pública relatan cómo se está cubriendo la plantilla en sus centros. El texto es bastante largo, os cito una sola frase: ‘A mi centro ¿o debo decir ex-centro? han llegado dos «profesores» procedentes de la «Fundación Botín» que, al parecer, van a dar horas de matemáticas y economía. Están adjudicados desde julio y por supuesto no proceden de las listas de interinos….(El texto completo aparece a continuación de este mensaje) He querido verlo por mí misma y esto es una muestra de lo que he encontrado en la web de esa Fundación : ‘Si eres admitido al programa de Empieza Por Educar, serás destinado a un CENTRO PÚBLICO o concertado de ESO para dar clases de Matemáticas o de Lengua –según tu especialidad de estudios. Ya tenemos plazas en la Comunidad de Madrid y en breve podremos ofrecerte plazas en otras comunidades autónomas, puedes indicarnos tus preferencias al rellenar la solicitud online.’ (Fuente: www.empiezaporeducar.org, Presidenta de la Fundación: Ana Patricia Botín). Por supuesto a estas personas no se les ha exigido, como al resto de profesores de la pública, el Curso de Adaptación Pedagógica ni las duras pruebas que suponen las Oposiciones.
Como persona, como ciudadana, como madre sólo puedo decir: NO QUIERO. Os pido que una vez hechas las verificaciones oportunas le deis la máxima difusión posible.

Cuando me llegó este email, me puse a hojear (¿se puede hojear una página web?) la web en cuestión y me dieron escalofríos. Es una trampa y una trama… es juego sucio… pero es tan … ¿asqueroso? que contesté a mi amiga que era acojonante y que le agradecía la información. Ella volvió a escribirme diciéndome, entre otras cosas, «Que dos tiparracas inmorales -Aguirre, Figar- tengan el poder de insultarte y mentir a diario, que sus mentiras se difundan como la pólvora y que un gran número de personas le den crédito…» e hizo saltar en mí algo de crítica a las formas por la personalización del discurso.

No soy muy de personalizar y me parece demasiado duro lo que dices de 2 personas que representan (nos guste o NO) a un montón de gente que, esencialmente, están de acuerdo con lo que estas «personas» están haciendo. Sé de gente que las vota por lo que hacen y dicen… aunque parezca increíble!

Ella me respondió, sin enfado, lo cual ya es de agradecer en estos tiempos que corren de crispación absoluta:

En cuanto a lo de ser demasiado dura con esas dos personas… bueno, quizás podría ahorrarme lo de «tiparracas inmorales», pero en este caso concreto de la educación, dado que se trata del medio en que trabajo, sé cuáles son sus mentiras y sé también que mienten a sabiendas de que lo hacen. Muy moral, no me parece, la verdad. Tampoco me parece muy moral beneficiar a quienes menos lo necesitan y quitarles recursos a los más desfavorecidos (y no lo digo por decir, me baso en datos). Pero tienes razón, muchas personas las han votado; lo que no tengo tan claro es que todas esas personas sepan realmente en qué consisten las políticas educativas que llevan a cabo. (¡Pero si muchísimos de los padres que llevan a sus hijos a la concertada ni siquiera saben que no están obligados a pagar nada, y que de hecho, es ilegal que les pidan una mensualidad…!)

Y, para terminar de explicarme, volví a la carga con otra misiva explicativa de lo que había querido decir, pero más detalladamente:

No sé si me has entendido mal.
Es más una cuestión de forma que de fondo: prefiero no descalificar a dos personas. Se trata de que creo que ellas (y su partido y otros partidos) creen en la bondad de sus propuestas, aunque sea una bondad para algunos. También creo que sus votantes no son tontos o ignorantes (aunque haberlos haylos) sino que ellos creen también en esa bondad para ellos (cortoplacista y poco profundamente analizada, quizá). Conozco más de un caso, espeluznante, puede, en el que una profesora de colegio público lleva a su hijo a un colegio privado animada por el resto del claustro para que «tenga más oportunidades».

Es un modelo que no comparto y en lo esencial estoy de acuerdo contigo, es decir, discrepo abiertamente sobre la política que se viene haciendo desde hace años (y ahora ya sin tapujos ni eufemismos) entorno a la privatización paulatina de la sanidad y, en especial, de la enseñanza. Si estuviese en mi mano, que no lo está, prohibiría absolutamente la existencia de colegios concertados o privados de cualquier tipo. También haría lo mismo en sanidad.

Dicho esto, vuelvo a insistir en que se trata de no descalificar a unas personas, sino centrarse en la visión «cortoplacista y poco profundamente analizada» y, pedagógicamente, explicar las ventajas de un modelo alternativo al que nos están tratando de imponer (rectifico: imponiendo) como única posibilidad. Es un modelo que ya existía, casi. Se trata de no perder lo que en algún momento tuvimos (soy un orgulloso alumno de escuelas públicas de calidad). Pero, por favor y sin que te hierva la sangre: no te rebajes a la descalificación (ni siquiera a la de Hitler: lo malo no es él, sino el nacionalsocialismo). Es posible que para mí sea fácil decirlo porque tú no me ves como un «afectado» porque no trabajo en eso, pero yo sí me siento directamente afectado. De ahí que me interese y mucho la información que proporcionas. Se trata de un modelo claramente antisocial, que generará conflictos de clase en muy pocos años, que generará unas desigualdades injustas para una sociedad democrática (dicen que tenemos una así), un modelo, en definitiva, que nos hace retroceder a los privilegios de clase tan típicos de la época feudal y prerrevolución francesa.

Y sí, me gustaría que me contaras, por último, cuales son los HECHOS que te hacen descalificarlas de ese modo. Pero, insisto, mejor descailifa a la idea, porque un día no estará esa persona (Aguirre o Figar) pero seguirá funcionando esa propuesta insolidaria, inconsciente del valor atribuible a la cultura y su difusión, del valor de su libre acceso y del compromiso que debería tener un estado democrático por garantizar la formación igualitaria a todos sus ciudadanos, dejando de tratarlos como consumidores o clientes. Pero, insisto, esto no es solo responsabilidad de A o F sino de todos los que, con nuestros votos, con nuestras manifestaciones, con nuestras acciones, formamos parte del estado.

Querida Elisa, espero que no te parezca que soy un pesado, ni que esta tontería de la cuestión de forma es baladí. No quiero caer en la tentación de simplificar la cuestión y atacar a (o discrepar de) 2 personas cuando he de atacar a (o discrepar de) millones.

Encantado, otra vez, de seguir recibiendo información. Otros cauces son posibles y gracias a ellos y a ti (y no a Telemadrid) podemos informarnos más directamente.

Supongo que tendré en breve otra respuesta suya y que seguiremos discrepando en algunas cuestiones, pero lo que me gustó fue que me obligó a articular mi discurso de forma más ordenada, a ser lo suficientemente calmado como para explicarlo, a escuchar con algo de sensibilidad el dolor que está padeciendo la persona directamente afectada, a darme cuenta de que también yo soy directamente afectado, a responsabilizarme de dar a conocer (un poco más) la información que ella me está dando a conocer a mí y a un montón de cosas más… difíciles de nombrar.

Gracias, amiga, por tan fructífera correspondencia.

Nos agobia el ocio

tenemos tiempo
y ganas de hacer cosas
muchas cosas
y de asistir a eventos
muchos eventos
y de ver a los amigos
muchos amigos
y amigas
y muchas más amigas
y de llamar por teléfono
muchos teléfonos
y luego lo cancelamos
para encontrarnos
con los pocos
los pocos amigos (amigas, muy pocas)
los pocos eventos (muy pocos)
las cosas (muy muy pocas)
y las llamadas (casi ninguna)
y
en el mejor de los casos
con una única persona haciendo una única cosa
de la que no informar
ni considerarla evento eventual.

hacer amor:
amar
y
ya.

Esto no es una broma