Ser estacional

Ana Matey ha tenido a bien invitarme a participar en el Proyecto Ser Estacional iniciado en verano. Se trata del primer proyecto de residencia con el que inauguran nuevo espacio en el Pimpollar.

Participo junto con Natalia Auffray, Ana Matey y Mario Bastian.

Una vez concluido el Ciclo se abrirá el proyecto al público, sin saber la forma final que tomará.

En la convocatoria de la estación denominada Verano, allá por agosto del 2021, intervine un espacio dejando una huella molesta, hecha con materiales que desafiaban la visión romántica de la «naturaleza», como CDs, radiografías, etiquetas, con las que fabriqué una huella con mi memoria, mis recuerdos, evocados en ese momento para la ocasión: 54 recuerdos para 54 CDs para mis 54 años.

Me gusta que sean 54, un sencillo múltiplo de 27, ese número al que tanto aprecio tengo, que podría asumirse que es más de la mitad de la vida que posiblemente viva, entre los 27×3 y 27×4, teniendo en cuenta las estadísticas optimistas de esperanza de vida en España.

Antes de que este artículo aparezca publicado en mi diario, habré participado en la convocatoria estacional de otoño, con otra reflexión sobre la huella, en este caso sobre 54 modificaciones que intentaré revertir en un vano intento de no dejar huella, de no afectar la «naturaleza», como si mi mera presencia no fuese una alteración inolvidable, irreversible entrópicamente hablando.

Yo abolicionista

Hace años defendía la postura contraria (aunque en el fondo no acabo de ver que sean «contrarias» sino posiblemente complementarias) diciendo que no existía trabajo indigno y que las trabajadoras del sexo tenían que tener los mismos derechos…

Pero hoy no creo lo mismo.

No que esas personas no tengan que tener los mismos derechos, sino que el «trabajo» sexual o prostitución no es en realidad un trabajo sino una forma de esclavitud más o menos laxa.

A pesar de vivir en la calle tradicionalmente denominada «de las putas» de Madrid, la calle Ballesta, no conozco en detalle (de manera personal) el mundo de la prostitución, más allá de observar que van y vienen (las traen y las llevan, más bien), cambiando de cuando en cuando como los objetos que son (tratadas), salvo casos puntuales de mujeres muy mayores que, probablemente, ejercen libres de la presencia de proxenetas que las s-exploten.

Algunas de las cuales, por cierto, han causado baja permanente sin posiblemente derecho a una jubilación mínimamente digna, como La Pili o una mujer muy agradable con quien solía coincidir comprando en la frutería.

Que no sea considerado un trabajo las priva de ciertos derechos, pero la base del problema es que han sido privadas de derecho. Así que, con el tiempo, he comprendido que este es el verdadero problema a erradicar.

De hecho, leyendo entrevistas o pseudo-debates entre expertas feministas sobre si abolición o despenalización, conducido sin que realmente debatan, sino que ambas den sus opiniones sin respuesta de parte de la otra persona, me encuentro claramente del lado de la persona que defiende el abolicionismo, como hacía (y sigue haciendo) mi amiga Mariel quien acabó por realizar un documental sobre el tema titulado Yo, abolicionista que incluyo al final del presente testimonio.

Me llama la atención el perfil profesional de las personas entrevistadas y tiendo a pensar si no será esa la verdadera razón de la diferencia de opiniones:

La abolicionista, profesora en la Universidad Rey Juan Carlos y filósofa Ana de Miguel es autora de Neoliberalismo sexual, en el que desmonta la idea de que las mujeres eligen libremente ejercer la prostitución.

Encarna Bodelón, quien considera que la prostitución es un trabajo sexual y defiende que vaya acompañado de derechos laborales, es jurista y profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad de Barcelona.

Es decir, filósofa vs jurista: ¿No será una explicación de por qué la segunda tiende a la regulación, creyendo en el derecho como herramienta de salvaguarda social, frente a la primera que exige que la ética rija la jurisprudencia?

Pero el argumento que ha usado Encarna Bodelón y que más me ha convencido de su error (ya sea por ingenuidad, por estupidez o por mala intención) es:

Más allá de las políticas públicas y más allá del derecho, el primer elemento es que todas las mujeres —y más las feministas— escuchemos a las compañeras que se prostituyen

¿De verdad esta mujer cree que sin coacción (de diversos tipos) esas personas que se prostituyen se dedicarían a ello? Y, si hay coacción, ¿de verdad lo que vayan a decir es relevante?

Pero, volviendo al primer párrafo, pueden darse ambas exigencias y no me parece irrazonable: abolición del proxenetismo, del consumo de la prostitución, no de su ejercicio y, por tanto, regulación de los derechos profesionales de quien la ejerza (mientras no encontremos una mejor manera de ser mejores personas).

Ibirico

Ayer murió Ibírico.

Una sonrisa siempre
un gesto amable
una ternura que se notaba en su presencia
como si fuese poeta
que lo era
como si fuese persona
que lo era
como si fuese encantador
que lo era
casi sin pretender ser
poeta
persona
encantador.

Nos conocimos poco
pero nos queríamos
nos reconocíamos
nos sabíamos afines
y cordiales.

No sé de qué ha muerto
ni me parece relevante
sino saber que vivió
haciendo sueños
realidad.

Hoy he estado leyendo en su web
sus confesiones vitales,
he escuchado una entrevista que le hicieron
y he pensado
¿dejaré una web comprensible
y amable
como la suya
cuando mi cadáver
ya no sea analógico-forense?

Una sonrisa siempre.
A eso aspiro
a parecerme
y me queda tanto…

(Texto publicado 2 días después de escrito)

Blancos

Soy un gran admirador de la obra divulgativa de Peter Watson, de quien he leído ávidamente su libro IDEAS sobre la historia intelectual de la humanidad y que me pareció una verdadera joya.

También me leí este verano, prestado por mi amigo Xabi, su libro Convergencias, mucho más centrado de manera casi exclusiva en la historia de la ciencia del siglo XIX y XX, así que gran parte del mismo se solapa con el que me estoy leyendo, de manera mucho más irregular que el de IDEAS, titulado Historia Intelectual del Siglo XX.

Pero a lo que quería llegar (a lo que el título de esta entrada hace referencia) es a que cada vez más me parece que es algo sesgado, especialmente en cuanto a representación de mujeres en esa historia intelectual (no es que no se mencione a Marie Curie, pero no hace especial hincapié en temas como la incorporación de la mujer al mercado laboral, por ejemplo, y muy poco a las luchas feministas) así como tampoco hay apenas historia intelectual de otros continentes que no sea Europa (la Europa caucásica y casi gérmánica), o Americana (aunque cabría decir estadounidense).

No digo con ello que los logros de las mentes de genios como Einstein, Picasso o Freud no sean reseñables, pero poco se habla de sus lados oscuros, por ejemplo, en el trato a las mujeres de sus vidas. Y no me parece baladí. ¿Podrían haber sido grandes genios si no hubiesen estado eximidos de responsabilidades paternales?

De nuevo me vuelvo a acordar de mi amigo Xabi quien dice de sí mismo con la humildad que siempre le ha caracterizado que nunca será un gran científico, pero que hace tiempo asumió que debía elegir entre eso o no ser un buen padre (un padre presente y responsable en igualdad de condiciones que la madre de su hija). Eligió esto segundo y sí, puede que le pase factura a nivel «profesional» pues su nombre nunca acabará (aunque puede que sí lo haga) en las páginas de un libro de Peter Watson… y sin embargo, él no lo cambia. Y yo a él tampoco.

Es alguien de quien estoy altamente orgulloso… y en gran parte es por esta coherencia vital con la que vive. Ejemplar. Desde luego, yo lo tengo clarísimo: le prefiero a esos presuntos genios… presuntuosos. Y me siento tremendamente afortunado de que me considere su amigo.

mucho del humor que hacen las mujeres es como de víctimas o muy feminista

He flipado con esta afirmación que parece haber hecho hace unos días una mujer que coordina la programación de un teatro popular de Madrid:

¿Por qué no hay cómicas en La Chocita del Loro?, preguntaba la cómica y guionista Pilar de Francisco. Según la directora de estos teatros de comedia, Laura Sánchez Vegas, es debido a que «mucho del humor que hacen las mujeres es como de víctimas o muy feminista«.

Será que estoy rodeado de mujeres con un enorme sentido del humor en absoluto victimista, pero no podía creerme que se dijera esto, así, sin más.

Inmediatamente me vino a la cabeza el grupo de Facebook que comparto con otras 9 personas de las cuales 8 son mujeres y que se llama Humor Absurdo y lo Siguiente, que es privado y secreto para no mostrar que también uso las redes sociales para algo más que el trabajo y la autopromoción insistente (atorrante).

Ninguna de ellas tiene un humor victimista y, afortunadamente, todas ellas tienen un humor feminista. AFORTUNADAMENTE.

Porque si una de las partes de la afirmación es simple y llanamente falsa, pues no es verdad que no sea posible encontrar mujeres que no hagan humor victimista como para compensar el desequilibrado 25(hombres)/1(mujer) que tiene el mencionado Teatro en cartel ahora mismo, si esa parte de la frase es mentira, la otra, es decir, que son «muy feministas» es sencillamente bochornosa: ¡Debería alegrarse! Por si aún no se ha enterado: Lo contrario del feminismo es el machismo.

Cuando se intenta justificar, se hace referencia a la clientela, a la pérdida de dinero que supondría (supone) contratar a esas mujeres que hacen humor «como de víctimas o muy feminista», se considera que es ético actuar así por mor de los ingresos de taquilla, así, sin más ni más: si gano dinero, es correcto actuar así.

Cuando he leído la mayoría de los comentarios de las publicaciones donde aparecía esta polémica me encontraba, ojiplático, con comprensión por la afirmación de la directora… y es que a veces se me olvida que me rodeo de gente que no es la mayoría, como ha quedado recientemente demostrado.

No voy a entrar en ver si el humor que suele hacer la mayoría (hombres) es machista y, por cierto, muy muy victimista, porque no se trata de competir, sino de desmentir: lo que ha dicho esta mujer es MENTIRA y ERROR.

Si quiere seguir viviendo de machistas que acuden a sus salas, que no se atreva a justificarlo con engaños y confusiones. Es vergonzoso, ultrajante y debería bloquearse cualquier ayuda pública que en un presente o futuro pudiera obtener, pues es ideológicamente contraria a los Derechos Humanos e, incluso, a la Constitución Española… si nos ponemos constitucionalistas.

Pero no pasa nada. Ni pasará.

Y seguimos…

No contentos con esto, el gerente de La Chocita se atreve a decir que las mujeres son menos graciosas que los hombres. Así, sin matices. ¡Es la hostia!

“El nivel de las cómicas que hay en España necesita un tiempo, hay que darles uno o dos años para que estén a la altura de los cómicos que hay en La Chocita del Loro”, defiende Francisco Carretero

Pero ¿no será que a lo que este señor llama humor habría que denominarlo llanamente humor machista? Que de ese hay abundante y desde luego lleva años de ventaja… pero es un humor agresivo y discriminador que tiende a mantener a la mujer oprimida, ninguneada, estereotipada, objetualizada… y es de lo que la mayoría de las personas que me rodean, que no están entre mis amistades, se ríen. ¡Por eso no están entre mis amistades!

No puedo seguir escribiendo porque verdaderamente me hierve la sangre. No es mi voz la que ha de alzarse, quizá, más allá de este diario personal más o menos público, pero me dan ganas de publicar este escrito y otros tantos donde gritar abiertamente a ese tal Francisco Carretero:

Si no las conoces, quizá tienes un problema, pero las mujeres que conozco (incluyendo monologuistas profesionales del humor) tienen un grado de humor que deja atrás a todos los monologuistas varones que he conocido nunca. ¿Será que «su» humor (el de ellos) no me gusta? ¿Será que a ti, gerente de mierda, tampoco te gusta el humor feminista? ¿Será, sencillamente y sin tapujos, que eres un machista y en tu casa no lo saben?

Maravillosos regalos en mi vida

Te llega una maravillosa carta como esta, del fantástico Pepe Buitrago y la verdad es que sientes que algo has hecho bien en tu vida para recibir algo así.

Un holograma conteniendo un poema y sabes qué es un holograma, y a veces sientes que sabes qué es un poema. Te ilusiona saber tanto, por improductivo que parezca.

Buscas el juego de la luz y recuerdas aquella primera postal que te envió tu padre desde NYC con el Skyline que entonces contenía un par de torres ahora ausentes.

Le agradeces su envío y te parece muy poco un gracias, pero todo te parece poco porque sientes que eres pequeño, un viejo epsilon matemático.

Recuerdas que tienes pendiente una exposición con él en Dados Negros, que ha vuelto a retrasarse… y ya no sabes cuándo será, pero no importa: tú querrás estar sea cuando sea, pues con personas como Pepe en tu vida, no todo puede ser tan malo como parece a veces.

Hay esperanza…

¿verdad?

Porcentajes

Encontrado este texto incrustado en una imagen en una red social, lo leo y resuelvo que es bastante acertado, aunque colocarlo en facebook no sea quizá la manera menos perversa de combatir lo que se denuncia.

No obstante, como todo en estas redes de incomunicación, ha desatado un pequeño debate que, ni mucho menos, estoy dispuesto a continuar. Tan sólo unos apuntes:

XXXXXXXX Dice:
Que estupidez más grande… EEUU cuenta con 769.000km2 de bosques naturales un 0,008% de toda su extensión y Rusia cuenta con 1.178.000km2 de bosques un 0,007% de su extensión.

YYYYYYYY Responde:
Creo que no has entendido lo que quiere decir. No habla de los bosques, sino más bien de la relación del capitalismo con la Ecología: nula relación, pues el capitalismo lo que busca es el beneficio económico, ningún otro.

Quería sumarme a lo dicho por YYYYYYYY, pero veo el ridículo de entablar batallas como esta en esos medios, así que me precipito a centrarme en otras cosas:

Si EEUU cuenta con 769.000 km2 bosques naturales de un total territorial de 9.147.593 km2, se trata de una fracción del 0,08406583, lo que aproximadamente equivale a un 8%, que es mil veces superior a los 0,008% que XXXXXXXX había dicho.

Si Rusia cuenta con 1.178.000 km2 bosques naturales de un total territorial de 17.125.191 km2, se trata de una fracción del 0,068787554, lo que aproximadamente equivale a un 7%, que es mil veces superior a los 0,007% que XXXXXXXX había dicho.

Es decir, que XXXXXXXX ha cometido dos errores de tres órdenes de magnitud en la medida: algo así como afirmar que yo mido más de mil quinientos metros de altura o «peso» más de 70 toneladas. Con alguien que comete estos errores, la compresión sobre lo que ese texto simplón incrustado en una imagen quieren decir, no es algo que se pueda dar por supuesta.

Pero ¿qué importa?

Nadie da importancia a las matemáticas. Al fin y al cabo, se trata de emitir opiniones basadas en vísceras, no en razonamientos. Cada día me parece más evidente. Y quizá no sea un problema. Siempre que nos reunamos con aquellas personas cuyas vísceras emitan los mismos gruñidos.

Tarjetas de visita

El lunes estuve recortando unos ripios de foam negro que tenía en el estudio, que me habían regalado los compañeros de Estudio Mamífero, y he decidido hacer mini-tarjetas de visita, con la información suficiente para contactarme y conocer mi trabajo: mi web, la que mantengo desde hace más de 20 años, evolucionando más y mejor que yo, en cierto sentido.

Son divertidas piezas únicas manuscritas. Lo más analógico que puedo imaginar en mi mente digital. Tienen un grosor de casi 5mm. Están escritas con rotulador uniPOSCA blanco.

¿Puede el deporte no ser machista?

Nota aclaratoria: Este escrito no es en absoluto un lamento por pérdida de privilegios (creo)

Hace unos días se daban los pasos necesarios para la aprobación de la conocida como Ley Trans, que pretende eliminar las discriminaciones por razones de género en colectivos o sobre personas cuya identidad sexual no sea cis, amén de aquellas otras personas que tengan identidades no binarias o, incluso, fluidas.

Está claro que hay cavernas donde ni siquiera es menester dialogarlo porque a duras penas entenderán que una persona pueda ser diferente a «como dios manda«, aunque por supuesto ese dios sea barbudo… por la gracia de dios.

Pero fuera de esas cavernas, el tema está siendo abiertamente conflictivo, entre otras cosas, incluso, por parte de colectivos feministas que habían puesto a la mujer (mujer cis) como sujeto de la reivindicación igualitaria (o identitaria).

No menos cierto que parte del mismo conflicto tiene que ver con los intereses relacionados con la explotación económica de los vientres gestantes (vientres de alquiler) y su desregulación que tienen en mente colectivos (cis y trans) que no pueden concebir un nacimiento genético (por llamarlo así) sin ayuda externa (que se está deseando externalizar hasta formar empresas de trabajo temporal para tener bebés por encargo).

Además, es el caldo de cultivo óptimo para desagrupar colectivos combativos e incómodos para el sistema, como el ahora mismo fracturado LGTBIQ+ y aplicar el célebre «divide y vencerás» juliano.

Hay muchas razones para ser precavido en opinar sobre temas como este, que pueden acabar por enfrentar desde lo más irracional posible: la identidad. No se es algo por razonamiento, ni por ideología, sino por IDENTIDAD.

Y ahí radica parte del problema que se viene viendo venir desde hace tiempo: las nuevas generaciones de colectivos (no sólo minorías sexuales, sino también racializadas (aborrezco esta palabra, aunque comprendo la necesidad urgente de ese colectivo aludido de esta manera)) no luchan en el reconocimiento de derechos igualitarios, sino identitarios. Poder afirmar su identidad públicamente sin que ello conlleve un perjuicio ni merma alguna de derechos.

Me parece crucial que así sea, faltaría más. De hecho, cuando pienso en que la lucha está en esta fase, siento cierta satisfacción al creer que se ha avanzado en luchas sociales hasta el punto de poder reclamar ese derecho (en absoluto baladí).

Otras veces siento que se ha perdido el sentido de la lucha, al menos como yo la entendía (hombre cis heterosexual, blanco y de clase media, europeo occidental). Para mí la lucha estaba (y creo que sigue estándolo) en desear los mismos derechos humanos:

Considerando que la Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y que toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esa Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Por motivos de urgencia (por ejemplo el indecentemente alto índice de feminicidios) se ha ido situando la lucha en la defensa emergente de las vidas de personas maltratadas (mujeres cis en la inmensa mayoría de los casos) hasta buscar leyes que las amparen por su identidad.

Por los mismos motivos de urgencia (maltrato generalizado de la transexualidad) ahora también se busca la protección de esos colectivos (que son personas, no sólo abstracciones) que buscan leyes que los amparen por su identidad. Identidad que, incluso, se contempla que pueda ser «elegida».

Y estos dos últimos párrafos generan conflictos tan «sencillos» como el que surge al reservar espacios reservados para mujeres (cis) y era algo a lo que estábamos acostumbrados en múltiples contextos: cárceles, iglesias, mezquitas, vestuarios, gimnasios, piscinas, deportes… por no hablar de personas que dicen: «los hombres que se sienten juntos» o «las mujeres juntas» o cosas por el estilo que siempre han sido algo deplorado por mí.

Con respecto al deporte, hoy he leído un artículo que decía que «la ley trans propuesta choca con las normas del deporte» y se argumentaba en función del grado de testoterona que hay en sangre o similar para ver si se pueden aplicar unas nuevas reglas que excluyan o permitan competir a determinadas personas en una determinada prueba so pretexto de que en caso de competirse sin esas pruebas hormonales las competiciones las ganarían previsiblemente mujeres trans (u otras personas que se identifique como mujer).

Es casi imposible que esa ley salga adelante tal y como está escrita y no deja de ser un borrador sobre el que están trabajando para conseguir homologar derechos para todas las personas, pero en parte están haciéndonos ver que la mayoría de nuestras actividades estaban inmersas en un constructo cultural (heteropatriarcado) impuesto a lo largo de milenios y cuya revisión es mucho más compleja de lo previsto.

En mi caso, siempre he considerado el deporte de competición (prácticamente sin excepción) una sublimación de una violencia intraespecífica, una creación cultural para evitar que «los hombres» se peguen (luchen) sin reglas que les sometan a un entorno protegido. En realidad, iría aún más lejos y diría que toda competición tiene en su esencia una guerra en la que individuos humanos pueden competir por sus alimentos, el agua, el espacio, la luz, la posibilidad de aparearse o cualquier otro recurso que puedan necesitar para sobrevivir y reproducirse. Así hasta llegar a pensar que la violencia de género está mucho más profundamente incrustada en nuestra sociedad de lo que se suela suponer, como que el propio sistema capitalista no es ni más ni menos que una emanación de ese constructo socio-cultural.

A mí me diagnosticaron epilepsia siendo un niño, y me dijeron que debía evitar toda competición. Quizá eso fue lo que me apartó de los deportes, pero el caso es que también me apartó del sentido de competición necesario para desear vencer, para desear tener éxito. (No sé si esa recomendación fue algo tendenciosamente eugenésico, pero ahora que lo pienso algo de ello hay).

Obviamente, no tengo soluciones que aportar a un problema de una complejidad que sobrepasa con creces mis conocimientos de todas las situaciones posibles para todas las identidades posibles. Así que este texto es una tontería con la que expresar mis propias dudas a fecha de hoy, que seguramente serán distintas dentro de una década pues, aunque a veces no lo parezca, la sociedad y sus construcciones culturales asociadas mutan más rápido de lo que creemos y, en ocasiones, más lento de lo que deseamos.

Esto no es una broma