Algo abochornado

El otro día, mi alumno de talleres y querido amigo Ernesto Pentón me dedicaba en su blog una entrada que me abochornó parcialmente, y la incluyo íntegra en este pequeño espacio propio:

Foto de GiuppeEste es Giusseppe, un tío genial que me ha enseñado un sinfín de cosas y me ha mostrado la libertad de la poesía.

Pero sobre todo me ha enseñado la belleza de su alma que siempre está disponible para la belleza.

Más allá de ser mi profe del Taller de Escritura Creativa y de haber prologado varios de mis libros es mi amigo y un ser humano con una calidez especial.

Amamos a la gente por todo tipo de razones, todas ellas pueden resumirse en una sola palabra: humanidad. Gracias a la vida por permitirme ser amigo de un gran ser humano.

E.

Hace tiempo que renuncié a ser el mejor en casi todo: el mejor científico, el mejor matemático, el mejor filósofo, el mejor filólogo, el mejor poeta, el mejor artista… pero no he renunciado a ser el mejor yo posible. Sigo intentándolo y sé que no es algo terminado, pues mi tendencia (digamos natural) es a no ser tan estupendo y maravilloso como me pinta mi querido Ernesto.

Soy de natural frío y poco empático, casi diría que con ciertas tendencias psicopáticas o incluso sociopágicas. Bastante neurótico y algo esquizofrénico… rencoroso y con una sangre fría que me asusta en ocasiones como cuando me da por pensar lo que haría ante un vecino molesto.

La empatía la construyo desde la razón y me acerco a una empatía que raya en una tolerancia intolerable, como cuando soy capaz de suponer que el pobre presidente de los EEUU quizá tiene algún problema físico que le hace comportarse como cuando la irritación de mis hemorroides me altera el ánimo y el humor, o cuando defiendo la persona de Esperanza Aguirre aunque aborrezca sus políticas.

La calidez la he ido aprendiendo gracias a rodearme de gente cálida que me contagia esa forma de sentir sin pensarlo todo, como mi maravillosa Carmen de quien no paro de aprender a abrazar con una generosidad que jamás soñaré con tener, o mis amistades varias (largo enumerar, Silvie, María, Aída, Jose, Xabi…) de quienes continuar adquiriendo la habilidad de relacionarme con personas que valoran a la persona por sí misma (ese algo indefinible) y no por sus cualidades.

Siento y sé que es algo «artificial» o racional mi construcción como «buena persona», pero no por ello me parece menos cierta, no intento decir que sea una mala persona disimulando, sino que intento ser la mejor versión posible de mí mismo, aunque me cueste no poder ser el mejor de otras cosas, porque a veces es así.

Cuando conocí a mi amiga Sylvie, allá en el lejano 1996, ella me hizo darme cuenta de lo importante de ser una buena persona por encima de consideraciones más, digamos, intelectuales. Y descubrí lo mucho que me quedaba por hacer en ese camino. Y me puse a ello. Y sigo en ello.

Por eso quizá quise poner en mi tarjeta de visita ese jueguito de:
Giusseppe Domínguez
Poeta, Performer, Persona.

Quiero ser la mejor Persona posible. Es mi gran performance en este mundo en el que quiero construir un poema llamado Giusseppe Domínguez que no se distinga en absoluto de la vida que vivo.

Agradezco que haya personas como Ernesto, con una bondad mucho más natural de la que yo pueda tener jamás, que me agradezca el trabajo realizado en esta dirección.

Vivir es la última palabra

Hoy he tenido el regalo de ser incluido en el proyecto de Ana Matey titulado Retratos en mi ventana rodeado de una veintena de artistas a los que admiro y respeto:

Jose Antonio Nieto aka Pangea, Mario Bastian, Wade Matthews, Isabel Corullón, Marta Sainz, Christian Fernández- Mirón, Mario Montoya & Daniel Spence, José Manuel Berenger, Yolanda Pérez Herreras, Bartolomé Ferrando, Giusseppe Domínguez, Nieves Correa, Felipe Ortega- Regalado, Johanna Speidel, Isabel León & Jorge Talavera, Sofía Misma, Pedro Alba, Joana Bravo, Joan Casellas, Paco Justicia, Maria Rosa Hidalgo, Rosa Palmeida, Enrique Zaccagnini, Paquito Nogales, Igor Sousa…

[youtube_sc url=»https://youtu.be/qkC96g9iRRg» title=»Retratos%20desde%20mi%20ventana%2011″]

Para la pieza que me incluye, la número 11, realicé hace unos días la composición «palimpséstica» titulada Vivir es la última palabra relacionada con la terna de letras VIR, en este periodo vírico que estamos viviendo con tamaña intensidad, lo que lo vincula a mis proyectos de Campo Semántico y Palimpsesto.

 

Un pequeño divertimento en Python

cuarentena=int(input("¿Cuántos días durará la cuarentena? "))
print("¿No tenéis la impresión de que un día se parece a otro día,", end="")
for i in range(cuarentena-1):
    print(" como en un bucle,", end="")
print(" como en un bucle?")

Un pequeño código que he hecho en python (casi podría decir que es mi primer o segundo programa en Python) a raíz de un texto que publicó un amigo en Facebook y que me dio la idea de meterlo en un bucle, como estaba pidiendo a gritos su pregunta.

Este es uno de los posibles resultados de la operación con un 999 que da bastante miedo.

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primeros pasos con python

De manera muy tonta, ando hoy perdiendo el tiempo aprendiendo python, como si me hiciese alguna falta conocer un lenguaje más.

Todo ocurre por alguna razón (o no).

En esta ocasión «la culpa» la tiene una conversación con mi amiga Sofía sobre el lenguaje python. Yo le dije que se pusiese a aprenderlo por su cuenta, la verdad con la osadía que da la ignorancia, pues es un lenguaje de mucho más alto nivel de lo que yo imaginaba y es bastante complejo (y completo), aunque puede tener una curva de aprendizaje rápida y satisfactoria.

He encontrado este par de tutoriales para comenzar. Por lo menos a saber de qué se trata esto de la programación orientada a objetos con un lenguaje interpretado. Creo que de los que conozco es el único que agrupa estas dos propiedades.

Una sencilla introducción

Un completo tutorial (cuando se complica deriva a páginas en inglés)

La espera más larga de mi vida

Un pequeño trabajo en audio que realicé a petición de mi querida Ana Matey, quien acabó usándolo en un evento que realizó en Centro-Centro.

Fue así, directamente, sin ensayo, sin pensarlo apenas… mi confesión personal sobre la espera más larga de mi vida. No pude evitar pensar en mi proyecto performático «La espera», que había realizado unos años atrás.

Poemas de Miguel Hernández

No me puedo creer que se estén retirando poemas de Miguel Hernández de un monumento (más que necesario) de homenaje a las víctimas de la represión de la dictadura de Franco en estos momentos.

No me puedo creer que haya debate acerca de si debe o no ser delito la exaltación del franquismo, mientras se protestaba sobre la exhumación de los restos de un cadáver de un dictador y golpista contra la legalidad democrática y se tachaba de agitación populista la ley de recuperación de memoria histórica que permita superar (sí, superar, no airear ni enterrar) una fase de nuestra historia que debería ser unánimemente rechazada o vilipendiada y no «comprendida» cuando no directamente justificada o, más aún, reivindicada. ¿No está amparado ese comportamiento ya en los delitos de odio o en la Ley de Partidos?

No me puedo creer que este texto no se haya deseado respetar como si se negase su veracidad, allende otras cuestiones que también podrían destacarse (y ya se ha hecho y venido haciendo desde hace casi 80 años) sobre otras victimas de un conflicto fratricida.

Finalizada la Guerra Civil, la dictadura del general Franco reprimió ferozmente a sus enemigos políticos. Consejos de guerra carentes de cualquier garantía procesal dieron lugar a numerosas ejecuciones por fusilamiento o garrote vil.

No me puedo creer que no se exija un posicionamiento radicalmente contrario y explícito (tan explícito como se le exigió en su día a Bildu el rechazo de la lucha armada y el alejamiento de ETA) (Noticia de ABC, ni más ni menos), insisto, que no se exija un posicionamiento claro ante aquel atentado contra la República elegida por el pueblo el 14 de Abril de 1931, de manera que ante medias tintas se aplique con rigor absoluto, con todo el peso correspondiente, la criticable Ley de Partidos que sí se aplicó en su momento en Euskadi para justificar la prohibición de los partidos de izquierda abertzale que representaban (electoralmente, tanto como VOX, por poner un ejemplo) el sentir político de un gran sector de la población vasca y que llevó al poder a la alianza formada por el PP y el PSOE que no tuvieron reparos en aquel entonces en permitir gobernar a Patxi López durante cuatro años para impedir que el bloque nacionalista pudiese hacerlo.

No me puedo creer que aparezcan marquesinas con carteles en las calles de Madrid protestando contra lo que consideran adoctrinamiento de género y que bajo un mensaje victimista (por cierto, para cuando critican el victimismo en la parte contraria) esconden a plena vista un delito de odio y un mensaje contrario a la legislación vigente (porque la legislación es la que están cuestionando, sin ser cuestionados por ello, como sí lo es inmediatamente cualquiera que defienda una posible independencia de un territorio que actualmente forma parte de la unidad a la que denominamos españa).

No me puedo creer que la aprobación de la presencia de esos mensajes en espacios públicos esté regulado por administraciones públicas garantes del derecho vigente.

No me puedo creer que todo esto esté pasando en esta comunidad en la que habito por elección de una mayoría representativa (no entro a cuestionar número de votos, ni el modo en el que el sistema está constituido).

No me puedo creer que el alcalde de esta ciudad que recolectó una buena tajada de votos amparándose en la inutilidad de la medida más controvertida de la anterior regidora, el polémico Madrid Central, ahora apueste por una medida como la de fomentar líneas de autobuses municipales (las líneas 001 y 002) gratuitas y que viajen por el centro presumiendo de ser cero contaminantes… después de la batalla cruenta dada y la negación de la existencia de cambio climático provocado (o cuando menos amplificado) por los seres humanos, sumándose a lo que hace menos de un año habrían calificado de medida populista, bolivariana o similar, sin ni siquiera asumir su error que fue incluso llevado a los tribunales (afortunadamente).

No me puedo creer que el ayuntamiento de la capital de este país en el que he nacido no vaya a lanzar un mensaje institucional contra la violencia de género el 8 de marzo, el día internacional de la mujer, dando a entender su innecesaria presencia por omisión, por dejación de responsabilidad, por falta de empatía con una violencia claramente presente en la sociedad en la que habito de manera estructural, cultural y, por supuesto y evidentemente, física.

No me puedo creer que se esté llevando a juicio a alguien por decir cagarse en un ser imaginario más o menos colectivo, más allá de que hiera susceptibilidades pues las susceptibilidades de todas aquellas personas que consideramos que un dios es más o menos lo mismo que la Dulcinea del Toboso no son en absoluto tenidas en cuenta en un país que dice ser laico en uno de los artículos de su constitución (el primero, creo recordar, para más inri). Por cierto, no me puedo creer que se defienda lo que se denomina el constitucionalismo a capa y espada (o a piedras) y luego se ignore que la constitución (que constituye la base o piedra angular de nuestro sistema legal y del estado que se denomina de derecho en virtud de ella) proclama el laicismo.

Me escandaliza sentirme cerca de tantas personas cuyo pensamiento e ideología consiente que las víctimas del franquismo sigan sin representación institucional, que las mujeres sigan considerándose ya suficientemente en igualdad de derechos y protegidas como corresponde a un estado proteccionista como es el nuestro (y lo digo con orgullo) ante discriminaciones en función de su sexo, así como otros colectivos no están lo bastante protegidos de esa discriminación por otros motivos como el religioso, el étnico (vaya, la raza, para quienes aún, con incultura manifiesta, quieran seguir denominándolo así), o la afiliación política.

No me puedo creer que se normalice el hecho de infrarrepresentar los colectivos alejados de la norma hetero-patriarcal (no es una expresión que me entusiasme, pero resume bien lo que se busca por parte de sus defensores y defensoras) y sean ninguneados cuando no directa y abiertamente cuestionados en sus conductas, en sus hábitos, así como permitida toda expresión contraria a los mismos amparándose (¡manda cojones!) en la libertad de expresión.

No me puedo creer que esta sea la realidad que me toca vivir. Y no sepa ni qué hacer, más allá de expresar mi repulsa cuando no mi intolerancia abierta y sin tapujos con estas formas de comportarse la sociedad a la que llamamos democrática y que ampara este odio, este rechazo, esta intolerancia, esta cantidad de injusticias, de desigualdades no amparadas en la constitución a la que se dice desde casi cualquier posición política venerar.

Sé que hay matices. Sé que hay lugar a debate. Sé que hay modelos económicos y sociales que no son los que yo elegiría. Sé que hay sensibilidades religiosas que me resultan algo incomprensibles. Sé que hay parlamentos y en ellos corresponde parlar, como su nombre indica, gritarse, enfrentarse, dar pie a discusiones que acuerden unas posturas con las que puedo no estar de acuerdo, pero que tolero (faltaría más) y acato (no solo por imperativo legal) pues son fruto de la convivencia en un estado democrático pluripartidista.

Pero también sé que hay líneas rojas que no estoy dispuesto a aceptar franquear (en mi humilde círculo de amistades, conocidos, etc):

Si opinas que no es necesaria una ley integral de violencia de género porque consideras que las mujeres y los hombres estamos en igualdad de condiciones, y a esa ley la denominas adoctrinamiento de género, puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

Si opinas que la homosexualidad se cura, que los inmigrantes sobran, que España es una grande y libre, e incuestionable en su estructura territorial (cuestionamiento que conllevará un debate), puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

Si opinas que el franquismo fue «necesario» o, tan siquiera, «conveniente» para el buen desarrollo de España o bien que las violencias que se cometieron en nombre de Dios, la Patria y la Fe son justificables; o incluso me vale con que consideres que las víctimas de ambos bandos (uno golpista y otro democráticamente elegido, para entendernos), ya es hora de dar por zanjada la batalla y olvidarlo pues no es necesaria una recuperación de la memoria histórica que ponga en su lugar a quién fue quién en aquel periodo, puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

7 sellos

Tener unos sellos con los que puedo escribir todo lo que desee es una auténtica maravilla, una joya de regalito que me hizo mi alumna de talleres de Poesía, Andrea Vidal Escabí, con ocasión del juego navideño de «poeta invisible».

Otro regalo menos objetual fue la frase que Andrea le atribuye a su madre y que es otra auténtica maravilla:

Lejos de mí tan repugnante acción

que parece que le decía tras cada vez que se mordía las uñas, pero que también puede usarse tras ser acusado de cualquier cosa, sea la que sea. Es una expresión preciosa.

Ahora necesito sellos con los dígitos (ya me he hecho con un sello para fechar), así como un sello para las tildes que recorté de un sello que me habían regalado los compis de Estudio Mamífero.

Simpatía de chocolate

Mi querida amiga Aída nos regaló una deliciosa bolsa de tabletitas de chocolate.
Eran deliciosas tabletitas.
Fuimos comiéndonos alternadamente
Carmen y yo)
las tabletitas
casi sin sentir que terminábamos las tabletitas de chocolate
como quien termina una fase
como quien termina una vida
como quien termina una era
fase deliciosa
vida deliciosa
era deliciosa.

Mi querida Aída nos había regalado
sin saberlo
un millón de descubrimientos por segundo
un millón de alegrías por segundo
un millón de millones de moléculas.

Aunque quizá sí
quizá o seguramente
quizá
seguramente
Aída ya lo sabía
y por ello nos regaló
su simpatía.

Una camiseta verdaderamente Vintage

Ayer, a varias amistades, les envié este fotografía, que podemos denominar autorretrato o selfie, al modo de las que se hacen youtubers o influencers… y otras personas cuyas profesiones son nombradas en inglés para proporcionar más empaque a sus naderías, dado el auge del imperialismo o colonialismo cultural anglosajón.

Es una camiseta que me habían regalado en un seminario de administración de sistemas, seguramente antes de 1997, pero no puedo precisar. En aquella época, los rs6000 eran el no va más. La última pieza de tecnología que quedaba por crear para hacer un mundo mucho mejor… jejeje…

Lo mejor del caso es que me está bien de talla. He de reconocer que me alegra saber que aún, a pesar del paso de los años y el aumento de los kilogramos (que no sé tampoco precisar por la ausencia de mediciones desde hace más de 3 décadas), sigue valiéndome y también saber que no la he tenido que tirar a la basura. Quizá su color me desmotivó a usarla durante muchos años y algo que no se usa suele durar mucho más que algo que se usa, lo que no sé qué aporta de información.

Lo único triste fue que mi móvil no tuviera resolución infinita para captar ese móvil en el espejo fotografiando ese móvil en el espejo fotografiando ese móvil en el espejo fotografiando ese móvil en el espejo… Así hasta infinito ?

Esto no es una broma