Borradores

Este poema es un borrador.

Esta frase me sugiere comprar (adquirir de cualquier modo) un buen montón de borradores, de esas gomas Milán cuadradas, sobre las que escribir pequeños poemas y afirmar, por fin, que ese poema (y cada uno de ellos) es un borrador.

Repartirlos a distintas personas y pedirles que borren con ellos un poema escrito a lápiz sobre una superficie blanca hasta dejarla impoluta.

Amigo invisible

El miércoles con uno de los grupos de los Talleres de Poesía Contemporánea que defiendo desde hace décadas, realizamos (por fin después de varios intentos fallidos) el encuentro para darnos los regalos del «amigo invisible» que finalmente no tiene nada de invisible.

Me regalaron (en este caso mi estimado Ettore Ravina) un libro-poema titulado 5 metros de poemas de Carlos Oquendo de Amat que me pareció una auténtica maravilla y que no pude sustraerme a la tentación de extenderlos en la sala donde nos entregamos los presentes (entre los presentes con algún ser ausente).

Yo, por mi parte, le había realizado un poema programable de la Serie Permutaciones y un poema objetual (libro objeto único) con las letras de su nombre ADRIANA y que Carla Aurelia fotografió con mimo en una de las múltiples variaciones que se pueden obtener.

El cementerio de los bolis gastados

Tengo una cajita
que fue el paquete original
de un viejo reproductor de mp3
que tiene un cierre
cautivador
imantado.

Tengo bolígrafos
que gastan una ingente cantidad de tinta
porque son de punta
más gruesa de lo habitual.

Cada semana tengo que desechar
un bolígrafo gastado
que quiero conservar
para posibles acciones
o instalaciones.

Hace años planté varios
en una residencia artística
y no creo que hayan dado frutos
azules.

Tengo en mente rellenar
con tinta de calamar
unos cuantos
y escribir
poemas marinos.

Mientras tanto
los bolígrafos
van siendo enterrados
en lo que yo denomino
mi cementerio de los bolis gastados

esperando
algún tipo de resurrección.

Regalo de Isidoro, como cada año

Como cada año, recibo regalos postales por estas fechas (y por otras), a veces en respuesta a las felicitaciones que envío o sencillamente, por gente que tiene bonitas costumbres, cariñosas y generosas, como Isidoro Valcárcel (de quien tanto aprendo) como la habitual holografía de Pepe Buitrago.

Este 2025 toca apuntalar (sostener, afirmar) lo que se pueda para que no se caiga.

Esto no es una broma