Me he encontrado en Internet

A mí mismo, sí, a mí mismo, como si no estuviese aquí, en la mesa, en la silla, escribiendo este texto ridículo sobre que me he encontrado a mí mismo…

Aunque quizá no sea yo. Quizá soy un poco tú… o un poco él, o incluso ella. Soy algo menos mismo. Me he encontrado a tú mismo, o me he encontrado a ella mismo… o solo a ella.

Mí, mí, mí, mí…

Do re mí…

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Bueno, el caso es que en la web de Acción Mad, que este año acaban de publicitar su Décimo Encuentro de Arte de Acción de Madrid (Acción!MAD13), había un enlace a una web llamada A Space For Live Art, en la que resulta que me he encontrado documentación sobre la participación que tuve en el 2010 en el Acción!10MAD. Ha sido divertido e interesante, saber que voy siendo famoso, casi como si lo pretendiese.

Las fotografías son muy buenas, aunque no conozco su autoría. Lo lamento.

El grito, de Embajadores

El grito

Abandonado en un rincón de la semicircular Glorieta de Embajadores, lugar por el que me paseaba mi madre de camino a mi cole, el Legado Crespo (que mantiene el nombre), situado en el Paseo de las Acacias, 2, yendo desde Mesón de Paredes, 84, por la calle de Miguel Servet (ese hereje para una secta cristiana distinta del catolicismo), y arribando a la Glorieta por la calle Embajadores.

abandonoCaíamos en la pared del Instituto (IES) Cervantes (omnipresente autor del Quijote, pero más panchesco que quijotesco, de ahí su omnipresencia consentida y fomentada) y justo ahí, justo en ese lugar, el lunes pasado, Carmen y yo, mientras paseábamos poniendo publicidad de nuestras clases respectivas (de Tango o de Matemáticas, Pilates o Física y Química), nos encontramos este grito callejero.

Se nos enervaron los pelos, entrecortó la respiración, decidimos no seguir poniendo carteles en la plaza o glorieta y subimos, tras fotografiar lo que nadie apreciaba, olvidado, hacia la plaza de Tirso de Molina (otro escritor al que defender estatalmente).

Por un instante, pensé que era un ser humano real, un cadáver abandonado de un niño pequeño que hubiese sido abandonado tras un largo deterioro, un inmigrante, pensé, al que no se podía dar cabida en uno de nuestros sacrosantos cementerios. Agradecí comprobar que la estructura interna parecía ser madera. Era Pinocchio fallecido y olvidado en un imposible rincón de Madrid.

Su grito era silencioso, Munchesco, sordo y ensordecedor.

Tengo aún el eco de su mirada clavada en mis ojos.

La experiencia religiosa de Ryoji Ikeda

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Si los Cylon tuvieran iglesias, de su único dios verdadero, serían como la instalación data.path del músico y video-creador Ryoji Ikeda, que está expuesta en la tercera planta del ESPACIO de la Fundación Telefónica, abierta al público hasta el 5 de Enero de 2014.

Las instalación consiste en un pasillo de pantallas sobre las que se va proyectando un sinfín de datos sin sentido, pero que forman, acompañados por la desasosegante música de este compositor originalísimo, una experiencia mística, una aproximación a un espíritu digital, a una desgarradora visión de los mecanismos subyecentes a un mundo virtual, a un mundo discreto en el que las matemáticas y la cibernética se hubiesen unido para generar una realidad que traspasa la frontera de lo tecnológico e invadir nuestro analógico cotidiano.

Caminar entre ellos, bajo ellos, sobre los datos, es una sensación única, que nos funde con la naturaleza de aquello que ya forma parte permanente de nuestras vidas, como este teclado sobre el que estoy escribiendo, estos píxeles que están permitiendo, encendiéndose o apagándose, que leas este texto, nos funde con la cartografía secreta de unas galaxias que solo existen en una simulación tan bella como improbable.

Se proyectan datos, puntos que sabemos que están relacionados con una instrucción matemática, programados, acordes a «un plan» secreto, que Ikeda conoce, pero que nosotros tan solo podemos atrevernos a intuir, sabiendo que existe, pero inescrutable, como aquellos caminos del Señor. Datos y puntos acompañados, en ocasiones, de sus referencias posicionales, de sus coordenadas, de su lugar en el mundo, referenciándonos al dudoso lugar que nosotros, humanos, tenemos que ocupar en él.

Atrapamos las letras proyectadas en las manos, intentamos capturarlas como agua de un río que nunca es el mismo río o siempre es el mismo río, vieja controversia presocrática.

Miro absorto el ir y venir de puntos, de dígitos, de letras, de píxeles, en última instancia, que pretenden ser discretos, binarios, blancos sobre negros, pero que no lo acaban de ser, la percepción humana, la mía, se lo impide, quizá la miopía contribuye, pero no es lo único, la escala macroscópica de la proyección hace inviable la apreciación cuántica, discreta, bievaluada.

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Me abandono a ese mirar, ese ir y venir, ese fuego lumínico, esa bella sucesión de un periodo próximo a los 10 minutos, me abandono en una especie de éxtasis, de meditación contemplativa, que no puede y renuncia a capturar la ingente amalgama de datos, en ese camino que nos sugiere Ikeda. Me abandono y recuerdo aquella pretensión de Ad Reinhardt y su monocromía oscura y de espiritualidad rayana en el misticismo.

La música, no obstante, sigue siendo un importante factor presente y de la misma trascendencia que la imagen, aquella que en su día me dijo Jaime Vallaure que me gustaría (y tenía razón), aquella que hizo que conociese Spotify, entre cuyas listas tengo la obra completa de este autor tan sugerente. Hace años que quiero usar su música para un proyecto de sonido y vídeo, pero ver esta obra tan poderosa acompleja sobremanera. Su trabajo tiene tal calidad, tal detallismo, tal pulcritud, que no creo estar en condiciones de no manchar el uso que haga de sus temas.

Ryoji IkedaY la mezcla audiovisual realza cierto carácter dramático, podríamos decir, que además de amenizar la pieza, dota la instalación de un atractivo hipnótico, intenso sin ser cargante. Está perfectamente equilibrada, así como la aparición desaparición de las proyecciones, dejando pausas de luz y sonido que dejan al público (que interactivamente (de verdad) pasea entre la obra) en una especie de suspenso estado de reflexión/contemplación.

Mirar los entresijos, las tripas, el backstage de la instalación no hace sino aumentar la sorpresa, la admiración, contemplando cómo ha conseguido este artista una proyección tan exactamente calibrada, tan asombrosamente sincronizada, tan idealmente adaptada al espacio que, hay que reconocer, ha debido de participar activa y diligentemente en el montaje de una obra cuyas complicaciones técnicas, salvando columnas, por ejemplo, aparenta ser más difícil de lo que parece (aunque esto tenga el aspecto de una contradicción).

Sin entrar en detalles de cómo Telefónica ha conseguido tener la difusión insospechada de ocupar las miles de marquesinas que me alertaron de no perderme esta pieza, en comparación con la escasa de un día (único día) de pianos en la calle Serrano de Madrid, he de reconocer que agradezco que lo hayan logrado y espero que la gente de esta ciudad vaya a visitar la exposición de esta obra de arte contemporáneo que igual consigue que no se oiga esta palabra como un estigma, sino como algo propio de nuestro tiempo, como algo que nos es mucho más propio y cercano de lo que creemos, poseedores de smartphones, tablets, portátiles, televisores de plasma o píxeles, asistentes a una revolución, la tecnológica, que también impregna el arte, de cuando en cuando, con una maravilla como esta pieza de este artista al que seguir la pista.

El día de los pianos

Ayer, 2 de Octubre de 2013, la Fundación Jesús Serra, hija bastarda del Grupo Catalana Occidente, organizaba una jornada preciosa donde 7 pianos eran dispuestos a lo largo de varios puntos de la Calle Serrano de Madrid.

Que fuese elegida la «noble» calle Serrano del barrio más pudiente de esta ciudad no es óbice para que el acontecimiento fuese bello, aunque no olvidemos la parte poco ética subyacente.

Carmen y yo, haciendo uso de nuestra libertad horaria relativa, nos dimos el lujo de pasear la calle de sur a norte desde la Plaza de la Independencia (la Puerta de Alcalá), hasta el más septentrional de los pianos, situado en la puerta del Museo Lázaro Galdiano, que tiene toda la pinta de un museo orientado a especuladores de arte, más que a propuestas verdaderamente artísticas.

Olvidándonos como pudimos del contexto, de esta ciudad que ni siquiera tiene a bien informar de un evento que enriquece el sombrío panorama cultural de la misma, incluso sin tener mucho que ver en su puesta en marcha, negando su obligación de proveer de información a los ciudadanos y no solo a los consumidores. Claro, esta propuesta era demasiado gratuita. No había forma de hacer caja. Dalí sabe de qué hablo.

Pues eso, la recorrimos y disfrutamos de un par de horas tremendamente agradables. En el piano situado en la Plaza de Colón había algo más de gente, pero en general, los pianos estaban casi abandonados, mirados a través de algún smartphone que tomaba una rápida instantánea (valga la redundancia) y seguía camino de algún trabajo rápido e instantáneo.

En el siguiente, siguiendo esta ruta de ascensión, nos encontramos una mujer argentina que tocaba un Tango de Pugliesse y Carmen y yo nos lanzamos a bailarlo. Fue un momento precioso, admirado, regalado, por la pianista, por la fundación y por nosotros.

El ruido de la ciudad insertaba sus notas discordantes en el sonido del instrumento, al más puro estilo John Cage. Tentado estuve de emular su 4’33». Pero no lo vi procedente: No era el lugar ni el momento. Como no lo habría sido de sus Pianos preparados.

Aquí se puede escuchar una muestra de un amateur (o no tanto) tocando un poco.

[audio:https://giusseppe.net/blog/wp-content/uploads/2013/10/pianoserrano.mp3]

Fuimos fotografiando diversos motivos del evento, charlando con las pobres encargadas de cuidar los instrumentos que iban a pasar más de 12 horas seguidas sin que se hubiesen molestado por pensar en ellas desde la organización que no había dispuesto ni la posibilidad de que se sentasen durante ese tiempo, ni que tuviesen ocasión de abandonar su puesto para orinar, defecar o comer. El evento era bonito… no obstante.

Y las fotos dan fe de ello:

Las habilidades y la reproducción

Hablando con Carmen sobre la desdicha de la performance y el arte contemporáneo, y sostenía (en una visión un tanto catastrofista) que era esencial ese desapego del público potencial para con la performance, debido en parte a que no hay habilidades que demostrar.

A la gente le encanta encontrarse individuos que llevan al límite alguna habilidad que los demás no poseen o que realizan proezas, deportivas, dancísticas, teatrales, recitativas, o que tienen una fuerza especial, una brillantez especial, un halo que los convierte en «los más» algo, los únicos en algo. Belleza más o menos superficial también vale. Pero no tener nada «especial«… ¿y entonces para qué mostrarlo?

Acabábamos de ver un formidable trabajo titulado «Fuga Sul Training» de Raúl Iaiza en Residui Teatro y nos fascinó, pero en gran parte, debido a su habilidad casi circense, aunque he de reconocer que él mismo, en una breve charla posterior, comentaba que eso no era importante, que era secundario y que era peligroso quedarse en ello, en la habilidad, en la demostración de la habilidad en lugar de la mostración de un trabajo procesual sin más.

No obstante, la habilidad estaba. Y hablando de ello, acabé citándome a mí mismo en el artículo sobre ¿qué coño es una performance? que había escrito esa misma mañana.

Durante la conversación surgió esta relación: la habilidad «buscada» y la reproducción.

De algún modo, la selección de la pareja con la que llevar a cabo la procreación puede estar asociada con la búsqueda de habilidades que deseemos que la descendencia posea. Así, es posible que se pueda explicar el porqué al espectador medio le atrae aquel arte que de-muestra habilidades y no un arte contemporáneo que no las busca.

Esto permite también explicar cierto paralelismo entre el arte y el deporte, que está relacionado con el éxito o el fracaso, no con la frustración. (Sobre fracaso vs frustración hablaré otro día)

El éxito se busca por el espectador, que busca en el existoso héroe (deportivo, artístico o científico, no importa) una posible pareja reproductiva. Acababa también de encontrarme una relación similar en un libro de correspondencia entre Auster y Coetze, que comenté hablando de la sublimación de la competencia intraespecífica en forma de combate deportivo.

Sigo pensando en ello, en el hecho de que los performers o artistas contemporáneos no parecemos, más o menos subliminalmente, útiles a la manada, ni, desde luego, los especímenes más dotados para generar una descendencia de la especie más apta para lograr el éxito. Sea eso lo que sea. ¿Es posible evitarlo?

¿Pero qué coño es una performance?

Hoy me ha tenido en jaque mi amiga Vicky durante más de 2 horas, acusándome (jejeje) de no explicar con claridad ni saber hacer llegar al público qué es eso de la performance.

Es curioso, porque el domingo, después del debate performático en el que estuve participando en EXCHANGE, Encuentro de Arte de Acción, en Espacio B, el coordinador del espacio me dijo lo mismo. Estuvimos largo y tendido hablando de cómo comunicamos los performers al «público» y a qué tipo de espectador nos dirigimos. Me sentí responsable (en la medida en la que lo soy) de cierta desconexión entre la gente y lo que Yolanda Pérez Herreras llamaba la «gentuza» de la performance.

Es cierto que se hacen cursos de Performance, talleres, etc, pero se suelen promover asumiendo que la persona que se va a interesar en ellos ya sabe algo, si no mucho, de a lo que se acerca. Y acaba requiriendo un trabajo de «limpieza» de prejuicios sobre lo que creen que saben de la performance.

Creo que los que sabemos algo de esto de la Performance (que siempre o casi siempre preferiríamos llamar arte de acción), nos hemos olvidado de aquello que nos acercó a este arte, nos hemos olvidado de que nos hicimos esta pregunta que desató otras:

¿Qué coño es una Performance?

Respuesta (sin mucho contexto): Una manifestación de arte conceptual, en la que aparece la acción como elemento compositivo.

¡Hostia! ¿Y esa es la respuesta? ¿Eso se supone que aclara algo? ¿Qué coño es arte conceptual? ¿Qué es un elemento compositivo? ¿Y una acción? ¿Cualquier acción?

Respuesta (sin mucho contesto): Arte conceptual es un tipo de arte contemporáneo que hace prevalecer el concepto, la idea, por encima de la realización o su materialización objetual.

Y en cuanto a lo de la acción y el elemento compositivo: Pues sí, cualquier acción puede ser usada para componer una pieza performativa o performance.

Bien… ¿Te has quedado a gusto? ¿Arte contemporáneo? ¿Concepto o idea? ¿Realización? ¿Materialización objetual? ¡Venga ya! ¿Y entonces qué queda? Y además, ¿Cualquier acción? ¿Qué me dices? ¿Comerme un plato de lentejas es una performance?

Por partes (o sea, que se va complicando):

Respuesta(s) (sin mucho contexto):

Arte contemporáneo es un tipo de arte que ha roto con la convención de una academia u organización o criterio más o menos objetivo de calidad que determine su valor artístico.

Concepto o idea: cobra importancia el tratamiento «intelectual» que se da a la realidad que deja de intentar ser capturada únicamente por lo superficialmente sensorial (Ejemplo: Las señoritas de Avignon, de Picasso, son señoritas, pero su representación (o el tratamiento que se hace para representarlas) ocurre en el intelecto, se visualizan sus distintas facetas e intentan plasmarse simultáneamente, no desde un único punto de vista, estático (perspectivo), sino desde varios a la vez. Los futuristas harán más o menos lo mismo que el cubismo, pero simultaneando sucesos cronológicamente disjuntos).

Materialización (o desmaterialización): esta es otra frontera tremenda (y tremendamente actual, por otro lado, por la vertiente virtual que conlleva) porque trae a colación el hecho de que, si la idea o el concepto es tan importante, quizá, esa idea o concepto es el verdadero corazón de la pieza, hasta el punto de que el objeto carece de importancia (en este tipo de arte, que no excluye ni tiene por qué entrar en conflicto con que se sigan realizando otras formas artísticas objetuales).

Con respecto a la acción o si sirve cualquiera: sí. Pero la acción ha de ser la acción, no un sucedáneo de otra cosa que no se realiza, es decir, no se trata de emular beber ginebra bebiendo agua que pueda dar el pego: o se bebe ginebra o se bebe agua, pero no se simula… (en cierta ortodoxia). Si bien podemos hablar de acciones metáfora, pero eso es otra historia. Además de que no exista creación de un personaje que no esté embebido verdaderamente en el momento actual y presente de la acción, sino que se es quien se dice ser. No hay un Giusseppe y un «Giusseppe-Performer», sino que Giusseppe=»Giusseppe-Performer», lo que vendría a ser equivalente a una ecuación que adoran usar los performers: Vida=Arte (y que para mí es más una utopía que una concreción).

¡¡¡Joooooder!!! Esto se dispara: Varias preguntas por partes también:

¿Entonces, en el arte contemporáneo, si no hay valor objetivo de calidad, qué determina qué cosa es una pieza de arte?

¿Pero es posible no ser siempre, de una manera inconsciente, un personaje, una máscara que se muestra cuando se está de cara al público?

¿Si cualquier acción puede ser una performance, qué las distingue de aquellas que no lo son? ¿Todo lo que hago en mi vida es una performance o un conjunto de ellas? ¿Puedo ensayarlas? ¿Si he realizado una acción, puedo repetirla?

Ufff… sigue disparándose el tema y tengo que ir a hacer la comida, pero, respondo como puedo a las múltiples preguntas que surgen:

Al no haber valor objetivo de calidad, la verdadera calidad de la obra radica en algo íntimo que el artista o creador sabe en su interior y no puede comunicar, que tiene que ver con lo que Rilke llamaría «necesidad» de realizarla. Hay una honestidad íntima que se manifiesta en coherencia en la trayectoria… no, no queda otra cosa para saber si un artista contemporáneo es «bueno», que saber si sabe de qué está hablando. Si no lo sabe, la verdad es que está haciendo arte vacuo. No está estafando, es, simple y llanamente, simpleza.

Con respecto a la creación «inconsciente» de personaje, nada que decir: hablamos de lo que es creación consciente. Lo que el inconsciente hace… es inconsciente. No sé si me explico.

Cualquier, insisto: cualquier, acción (o conjunto de acciones) puede ser una performance. Lo que las hace diferentes es algo a lo que llamamos Intención. Como ejemplo aclaratorio de lo que es la intención: aquello que distingue un beso de un beso. (¿Se entiende?) Besar a alguien en una película, o besar a una amiga, o abrazarla… o besar a una persona a quien deseas sexualmente, o abrazarla… todo cambia, aunque desde fuera sea imposible apreciar el más mínimo cambio.

Sobre si puedo ensayarlas: supongo que cada cual puede hacer lo que quiera, como los besos, pero no sabrá lo que es besar (un beso de amor) salvo que bese de verdad (jajajaja, como la española cuando besa…). Y en cuanto a repetirlas, pues lo mismo. Al fin y al cabo, cada cual decide qué desea hacer… y la intención tiene, de alguna oscura y mistérica manera, que ver con el deseo.

Sé que quedan muchas más preguntas por responder, por formular, por investigar… pero he de reconocer que tengo que hacer la comida, insisto, y no puedo seguir… además de no estar seguro de que lo que estoy respondiendo sea tan cierto como deseo. Seguro que hay otras opiniones bien fundamentadas sobre ¿Qué coño es una performance? que igual no irían por los mismos derroteros que esta conversación más o menos reconstruida a partir de la que he tenido con mi amiga, pero estas son las mías desde el aquí y el ahora.

Espero que sirvan y aclaren…

Plantar un Soneto

¿Una acción o un poema?

No sé muy bien si lo que hice el sábado 14 de septiembre de 2013 en la noche del último Encuentro Internacional de Arte de Acción de Caudete fue una acción o un poema.

En realidad (lo otro era irreal), sí que lo sé: es la acción de escribir un poema visual, convirtiéndolo así en un poema acción. Un poema, en resumen. De hecho, un soneto, un soneto a la cola de los escritos por el gran Joan Brossa, plantado en tierra siguiendo la partitura que presento:

Plantando un soneto

Pensada para ser realizada en el X Encuentro Internacional de Arte de Acción de Caudete, Albacete el 14 de septiembre de 2013.

Acción consistente en plantar poemas (de un libro mío, preferentemente) y regarlos. Puede ser realizada a lo largo de una duración no especificada. En tiesto o en suelo virgen. Fue escrito un primer boceto en Mayo de 2009.

Tomar el libro de Territorios, en una edición de las más antiguas, y elegir 14 poemas a plantar en bloques de 4, 4, 3 y 3, formando una hilera de poemas que a su vez constituyen versos de un soneto visual.

Para que puedan crecer, deben ser regados, creados pequeños alcorques, así como clavadas unas varillas sobre las que vayan a sostenerse a medida que se desarrollen.

¿Cómo y con qué se abona la poesía?

Elegiré un material que me parezca adecuado para llevar a cabo esta función. Tras abonar, tenderé unos hilos entre las varillas verticales, cavaré pequeños canales laterales, enmarcaré el poema. Lo regaré con vino tinto que, idealmente, irá goteando por las hebras de hilo, parafraseando a José Zorrilla: «Hilo a hilo y gota a gota».

Tras terminado el plantío, fotografiar y esperar a que nazca el primer poema.


plantar. (Del lat. plant?re). 1. tr. Meter en tierra una planta, un vástago, un esqueje, un tubérculo, un bulbo, etc., para que arraigue. 2. tr. Poblar de plantas un terreno. 3. tr. Fijar verticalmente algo. Plantar una cruz 4. tr. Fundar, establecer. Plantar la fe 5. tr. coloq. Dar un golpe. 6. tr. coloq. Poner o introducir a alguien en una parte contra su voluntad. Plantar en la calle, en la cárcel 7. tr. coloq. Dejar a alguien burlado o abandonarle. 8. tr. coloq. Decir a alguien tales claridades o injurias, que se quede aturdido y sin acertar a responder. 9. tr. p. us. Asentar o colocar algo en el lugar en que debe estar para ser usado. 10. tr. p. us. Establecer un sistema, una institución, una ordenación, una reforma, etc. 11. prnl. Resolverse a no hacer o a resistir algo. 12. prnl. coloq. Ponerse de pie firme ocupando un lugar o sitio. 13. prnl. coloq. Llegar con brevedad a un lugar, o en menos tiempo del que regularmente se gasta. En dos horas se plantó en Alcalá 14. prnl. coloq. Dicho de un animal: Detenerse obstinadamente. 15. prnl. coloq. En algunos juegos de cartas, no querer más de las que se tienen. U. t. c. Intr.

soneto. (Del it. sonetto, y este del lat. sonus, sonido). 1. m. Composición poética que consta de catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada uno de los cuartetos riman, por regla general, el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero, y en ambos deben ser unas mismas las consonancias. En los tercetos pueden ir estas ordenadas de distintas maneras.

Siempre llevo a cabo modificaciones a la propuesta más o menos controlada inserta en esta partitura, como fue el hecho de elegir que mis vísceras fuesen simbolizadas metafóricamente por mi ropa, que este abono fuese el hilo, a modo de regadío por goteo, o que se realizase sobre un barreño rectangular que pudiese, remotamente, evocar una hoja de papel, o el rectángulo de un ebook. 🙂

Me ayudé de 14 almendras que, metidas en mis bolsillos (8+6), eran utilizadas para, envolviéndolas con ellos, plantar los poemas de mi libro (¡había ido allí a hablar de mi libro!) y los aboné (amén de con mis metafóricas entrañas) con 14 poemas del libro Poesía del Siglo de Oro Español, ejemplar que, al final de la noche, acabó ardiendo en las llamas de una preciosa hoguera.

En lugar de vino para regar las semillas, usé un añejo martini rojo, que aún era más interesante, entre otras cosas, por estar en el lugar desde el primer encuentro, hace 10 años.

Por lo demás, me atuve a la esencia de la propuesta y me quedé, he de decirlo, bastante satisfecho.

La Central

Entrar en La Central, la librería de Callao en Madrid, no la de Barcelona, es una especie de sueño. Pero es tanta la información que me abotarga, que me hace sentir incapaz de asimilarla toda, me acompleja… pero no tanto como para no enfrentarla, poco a poco… cuando mis bolsillos puedan.

Me encantan sus laberínticas salas y la especialización de muchas de ellas, dedicadas a la teoría de la literatura, o la obra de OuLIPO en francés… jo, ¡pero es que no puedo leerlo todo! ¿Querría? Bueno, hay secciones que no me interesan lo más mínimo, no sé porqué, pero de repente paseando por ella, con mis padres, esta tarde, me he encontrado con una sección de libros de cocina de lo más insulsos, así como otra, junto a un futbolín, de libros de deportes. Ninguna de ellas me ha atraído ni mínimamente, salvo para comprar algún regalo a alguien o valorar el hecho de que estén luchando con uñas y dientes por mantener un negocio difícil como una librería.

Tengo en mi móvil, en mi flamante smartphone, una lista de libros pendientes de adquirir, y más de la mitad están en La Central… pero no puedo. ¡Ay, qué dolor!

Hoy he disfrutado y alguno de estos días me acercaré a leerme alguno de sus pequeños libritos que cuestan más de 15 euros y que puedo leer en un ratín. ¿Será tramposo? No creo. No me siento mal por hacerlo… supongo que es una moral muy relajada, pero es que aún está de vacaciones mi censor.

El final del proyecto sobre el Tractatus

Terminado el proyecto sobre el Tractatus, con la acción que realicé en El Patio de Martín de los Heros. El resultado, por decirlo así, queda en esta página, para quien guste curiosear.

Algunas fotos que realicé intentando que coincidieran con las horas en punto. Que sirvan como complemento a esa documentación que casi nunca adquiero ni requiero.

Reformateando el Tractatus

1 Reformatear el Tractatus.
1.11 Formatear (Verbo que indica acción): Dar un formato o presentación a una tabla numérica o a un documento.
1.12 Reformatear consiste en modificar el formato previo.
1.121 Si el previo era un formato, digamos, literal, se trata de adaptarlo a un formato dinámico, interactivo y topológico.
1.21 Tractatus hace referencia a la obra Tractatus Logico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein.
1.211 El libro se enfrenta a los problemas centrales de la filosofía que tienen que ver con el mundo, el pensamiento y el lenguaje, y presenta una «solución» (como la denomina Wittgenstein) a estos problemas, la cual está fundada en la lógica y en la naturaleza de la representación. El mundo está representado por el pensamiento, el cual es una proposición con significado, puesto que todos (el mundo, el pensamiento y la proposición) comparten la misma forma lógica. Por lo tanto, el pensamiento y la proposición pueden ser imágenes de los hechos.
1.212 Wittgenstein es un filósofo austríaco, se cuenta entre los pensadores más influyentes del siglo XX, reconocido en especial por su contribución al movimiento conocido como filosofía analítica.

2 Reconocimiento de un formato más adecuado.
2.1 Al abrir por primera vez el Tractatus, quedé (asumo un yo) fascinado por el formato que había elegido el autor para exponer su pensamiento. Esa linealidad de libro convencional combinada con la enumeración característica de una exposición lógica.
2.11 De acuerdo a sus palabras: Los números decimales asignados a las proposiciones individuales indican la importancia lógica de las proposiciones, el énfasis dado a cada una en mi exposición. Las proposiciones n.1, n.2, n.3, etc… son comentarios a la proposición número n; las proposiciones n.m.1, n.m.2, etc… son comentarios a la proposición m; y así.
2.2 Los mapas mentales parecen un formato idóneo.
2.21 Mapas mentales son cartografías de ideas y/o reflexiones sobre un tema mediante diagramas que conectan las mismas, principalmente, de manera jerárquica.
2.211 Es posible que si Wittgenstein los hubiese conocido, habría deseado escribir su libro en este formato.
2.212 Puede migrarse el texto del Tractatus de manera simple a un diagrama jerárquico.
2.2121 Esto es justamente lo que se va a hacer.
2.21211 Debido a la limitación de no conocer el idioma alemán, se han comparado varias ediciones, hasta elegir una en papel prestada por María Ginzo, a quien se la había prestado su padre, a quien se la había prestado la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid.
2.212111 Es una edición bilingüe de Alianza Editorial de 1973, con una traducción basada en una realizada para la Revista de Occidente de 1957.
2.212112 La traducción está realizada por el ínclito Enrique Tierno Galván.
2.212113 Se va a utilizar una versión digitalizada.
2.2121131 La versión digitalizada ha sido previamente preparada para minimizar problemas técnicos durante el proceso.
2.22 Existen herramientas informáticas para realizar mapas mentales.
2.221 FreeMind es un programa de código abierto. Lo conozco de utilizarlo en otras ocasiones y con otros propósitos.
2.2211 Puede generar como salida distintos formatos, entre los que cabe destacar HTML dinámico, Java o XML.
2.2212 La navegación y su exposición se adecúan exactamente con el formato deseado para el Tractatus.
2.222 Elegir una herramienta de código abierto tiene connotaciones política que me interesan definitivamente.

3 Copiar, pegar y hablar.
3.01 Podría haber elegido un método automático para realizar la transformación de formatos, pero deseaba hacer hincapié
en el hecho de que se trata de una acción.
3.011 La acción simple de copiar y pegar.
3.0111 Copiar de un archivo de texto plano.
3.0112 Pegar en un documento, mapa mental, FreeMind.
3.1 Además del proceso de copia y pega, durante la acción, que no ha de ser rigurosa, se leerán textos escogidos.
3.11 Que no sea rigurosa significa que se permitirá la completa interacción con el público asistente mientras no obstaculice el feliz desarrollo del proyecto.
3.2 Se realizará una proyección del proceso sobre una pared.
3.3 Al finalizar el proceso de copia y pega al nuevo formato, se exportará a otros formatos adicionales.
3.31 Tras la exportación a otros formatos, interactivos y navegables, se procederá a su colocación en el lugar correspondiente de la web de http://www.giusseppe.net
3.32 Se informará a los asistentes (mediante correo electrónico) del lugar en Internet desde el que poder descargarse el Tractatus en nuevo formato o navegar por (interactuar con) algunos de los formatos que lo permitan.

4 La duración estimada es de 12 horas.
4.1 No es intencionadamente larga, es simplemente el tiempo estimado que puede tardarse en copiar y pegar línea a línea un libro de unas 90 páginas.
4.11 El proyecto puede haber terminado antes.
4.111 Si se hubiese terminado antes, se continuará en el espacio hasta el final del tiempo acordado leyendo y/o comentando textos del Tractatus.
4.112 Si no se hubiese terminado al transcurrir las 12 horas, se dejará inconcluso y se terminará y presentará vía web el resultado final para quien desee acercarse al mismo.
4.2 El tiempo estará dividido por cuestiones técnicas en tres bloques de 3,5 horas cada uno.
4.21 Entre estos bloques habrá un periodo de media hora.
4.211 Tras el tercer bloque, la media hora restante será reservada para comentarios de última hora o desmontar el equipamiento.

5 La acción se mostrará por primera y última vez en El Patio de Martín de Los Heros de Madrid
5.1 El Patio está situado en: C/Martín de los Heros, 15
5.11 El metro más cercano es Plaza de España
5.12 Un mapa de la zona puede encontrarse en: http://elpatiodemh.wix.com/patio#!contacto/con8
5.2 El día elegido es el 1 de julio de 2013
5.21 Es lunes.
5.3 Hora de comienzo: 12:00 p.m.
5.31 Se comenzará con absoluta puntualidad.
5.4 Hora de finalización: 12:00 a.m.

6 El público queda invitado a asistir en cualquier momento.
6.1 No es necesaria la asistencia de público desde el comienzo de la acción. Esta irá transcurriendo hasta su finalización, con o sin público asistente.
6.2 No es preciso, ni mínimamente, asistir al proceso completo.
6.21 Cualquier persona es invitada a entrar y salir a su antojo y en cualquier momento.
6.3 El público disfrutará de la proyección del proceso.
6.31 Pueden visualizarla o ignorarla y dedicarse a actividades más o menos voluntarias y arbitrarias.

7 Se agradece difusión de la convocatoria.
7.1 Puede interesar a colectivos o individuos relacionados con la filosofía o el arte o ambas.
7.11 También puede interesar a personas no relacionadas en absoluto con la filosofía ni el arte.

Esto no es una broma