Hace 19 años que cambió mi vida

19 años de amor
19 años de ilusiones
19 años de risas
19 años de compañía
19 años de sueños
19 años de pieles
19 años de besos
19 años de miradas
19 años de dedos
19 años de cuidados
19 años de cariño
19 años de juegos
19 años de deseos
19 años de proyectos
19 años de realidades
19 años de verdades
19 años de caricias
19 años de músicas
19 años de amor

La manada

Sencillamente:

No entiendo que no se apliquen las mismas penas en sentencias de violación o abuso hacia las mujeres que en las condenas de terrorismo.

Reúnen las mismas condiciones. Si no aún peor: yo jamás he sentido miedo en Euskadi (salvo por alguna intervención de la Policía Nacional) y jamás pensaba si alguien, algún amiga, alguna amiga, iba por allí que le podía pasar algo grave. Jamás me dio por pensar que a Carmen, por ejemplo, le iba a pasar algo por, pongamos, ir a una herriko taberna y no hablar euskera. Sin embargo, cada vez que Carmen viene tarde a casa pienso si habrá un tipo al que se le ponga en la descerebrada cabeza la posibilidad de violarla. No vivo con miedo y procuro impedir que ese pensamiento me paralice o me ciegue, pero está constantemente ahí. (Y sí, no soy mujer, así que no puedo ni imaginar…)

Y según escribo esto me doy cuenta de lo traicionero que es el lenguaje ¿»iba a pasar»?… ¡Pero bueno! Que te caiga un ladrillo es algo «que pasa», esto es algo que «se comete».

Hay terror permanente, interiorizado, asumido como «normal», tanto que se culpabiliza frecuentemente a la víctima de abuso o violación. Pero para mí es un delito no sólo de terror, o terrorismo sino verdaderamente un delito de odio. Se abusa de mujeres o se las viola porque son mujeres.

No obstante, hay muchos menos agravantes en los crímenes del machismo que en los de terrorismo o en los de odio: a una etnia, que nunca será la mitad de la población, a una religión, que no alcanza a la quinta parte de la misma…, pero hay casi un 50% de mujeres en el planeta que viven con miedo.

Y un elevado porcentaje de hombres que tenemos miedo de que a las mujeres de nuestro entorno les ataque algún colectivo criminal que quede prácticamente impune.

Es decir, más de la mitad de la población mundial vive asumiendo un miedo permanente, omnipresente… y no se endurecen las penas.

¿De verdad a alguien le parece «molesto» que haya manifestaciones contra «la manada»? ¿De verdad que se puede decir que hay feminismo «radical» en un escenario como este? ¿De verdad que hablamos de «linchamiento» público y nos referimos al que hace el feminismo por una exigencia que no acaba de ser satisfecha? ¿De verdad que parece razonable una condena de 9 años por un crimen de terrorismo y odio? ¿De verdad que parece suficiente que hayan cumplido una prisión preventiva de 2 años y puedan quedar en libertad condicional? ¿De verdad parecería suficiente si el sujeto víctima del abuso fuese, pongamos, un madrileño en Euskadi o Barcelona, o un vasco en Madrid, o un cura en Irán? ¿De verdad?

¿Qué más tiene que pasar?

El fracaso del éxito

¡Qué éxito! ¡Cuánta gente! ¿Estaréis contentos?

El domingo organizábamos el evento 53 Latidos de Versos que se Abrazan con toda la ilusión de la que somos capaces, que es mucha. La afluencia fue excesiva, superó con creces nuestras expectativas y las del espacio en el que lo realizábamos. Nos habían dicho y repetido que en ese lugar se habían organizado conferencias para más de 140 personas.

Supongo que no confiaban en nuestro poder de convocatoria ni en el interés suscitado por un evento de Poesía, Música y Tango, pero se equivocaron. Y nos hicieron dudar, así que procedimos a hacer un llamamiento masivo, una campaña de captación de gente por si no alcanzábamos los mínimos que el local nos pedía para no tener que pagar dinero (nunca ganamos dinero de algo así y en la mayoría de las ocasiones lo perdemos).

El público comenzó, obediente, a acudir temprano para garantizarse una de las preciadas plazas. No hubo control de acceso y se fue llenando la sala sin orden ni concierto, lo que provocó que algunas personas se disgustasen. Afortunadamente, la mayoría comprendió la dificultad de lo que estaba pasando y colaboró para que pudiésemos estar lo mejor posible disfrutando del evento.

El aire acondicionado era mínimo y, especialmente al comienzo, se fue la luz unas cuantas veces. El calor ese día fuera superaba los 40 grados. Dentro no era mucho menor. Estábamos en una sauna y aún así, de nuevo la gente demostró ser estupenda y no crisparse (yo estaba crispadito por dentro… mientras me derretía).

En teoría íbamos a contar con una mesa de mezclas de la sala a la que podríamos conectar tanto el equipo necesario para la música como unos micrófonos inalámbricos comprados para la ocasión. El día anterior nos enteramos de que no existía la mencionada mesa de mezclas, así que improvisamos, con la inestimable ayuda de Jose Luis Yanguas, una conexión alternativa para que los micrófonos estuviesen conectados a un amplificador portátil cuya calidad no era la adecuada para una sala tan abarrotada. Pero sin los micrófonos, había mucho ruido ambiente y las voces apenas se oían. Así que la poesía quedó algo perjudicada por estos problemas técnicos.

No obstante, la palabra permanece en el libro estupendo que a la salida varias personas ansiaban tener en sus manos. Regalamos varios (no son ejemplares a la venta) a quienes se interesaron y próximamente convocaremos un recital poético que pueda dar vida a los textos que no se leyeron desde una intimidad diferente.

El espectáculo era demasiado espectacular.

Nos había podido la megalomanía y nos desbordó.

Sí, hubo problemas técnicos, pero no fueron los más importantes después de todo.

Al reflexionar sobre el evento, pensamos que habíamos perdido un poco el objetivo del mismo, de hacer disfrutar a los participantes de un encuentro amable, cálido (de calidad y calidez, pero no de calor), de dimensiones mucho más humanas, mucho más cercanas, en el que poder entablar conversaciones tras las actuaciones, relacionarse…

Pero tampoco en eso estuvimos acertados pues el lugar nos instó a abandonar sus instalaciones puntualmente a las 11:00, tras un pequeño ágape que quedó algo escaso ante el enorme esfuerzo que habían realizado todas las personas participantes. Es normal, nos decimos, son los precios del suelo en Madrid, es el precio de la comida… el trabajo de hostelería… ese sí se cobra, es normal. Nosotros no cobramos, ni cobrábamos, ni teníamos intención ni la tenemos. Así que no teníamos ninguna necesidad de organizar algo de semejantes dimensiones.

Fue un éxito, sí. Fue lo que se suele denominar éxito.

Las actuaciones de Tango fueron estupendas, las lecturas de Poesía fueron estupendas, las actuaciones musicales fueron estupendas, nuestras intervenciones fueron estupendas. El público aplaudió y lo disfrutó, a pesar de los pesares. Quedó un bonito recuerdo en las retinas de las personas que pudieron verlo.

Fuimos organizados en tiempo y roles, sabíamos quién tenía que hacer qué en todo momento y más o menos cumplimos con los plazos de las distintas piezas que se iban a mostrar y se mostraron.

Se pudo proyectar a modo de bienvenida una lista escogida de vídeos del Laboratorio de Experimentos Poéticos, interrumpida de manera algo abrupta por un corte de suministro eléctrico.

Pero estábamos superados. Absolutamente superados, de público, de actuaciones, de grandiosidad. Al despedirnos nos confesaron que, efectivamente, nunca habían tenido ese aforo, que en el interior de la sala caben como máximo 90 personas, que en todo el espacio (contando el restaurante que es otra sala) tiene un aforo de 140 personas y que, más o menos en una estimación aproximada, habían venido unas 160 personas a este evento.

Fue un éxito, sí. Fue lo que se suele denominar éxito.

Y sin embargo…

Con todas las letras, abrazándose

Este lunes tuvimos la suerte de compartir el espacio radiofónico dentro del programa Con todas las letras, conducido por Mirari Bueno de Radio Vallekas que nos dio tiempo para hablar del libro colectivo de este curso, Versos que se abrazan, para recitar poemas de las cuatro poetas que fueron a leer sus textos propios, para invitar a cada oyente a 53 Latidos de Versos que se Abrazan (esta locura de final de curso que enlaza poesía, tango, música y que celebraremos el 24 de junio a las 19:00).

Dicen en la descripción del programa:

Este programa rebosa poesía. Participan en él cuatro poetas : Mª José Gómez Sánchez-Romate, Yolanda Jiménez García, Isabel Jiménez Moreno y Andrea Vidal Escabí acompañadas por Giusseppe Domínguez, Director de la Asociación Cultural Clave 53, quienes presentan su libro «Versos que se abrazan» y nos invitan a su presentación el próximo 24 de junio.

Estupendas lecturas y estupendo encuentro. Emoción hecha voz pura.

¿Qué harías por amor? o ¿Qué harías por amar?

Esta pregunta está mal formulada, habría debido preguntar(se) ¿Qué harías por amar?
Parece un cambio sutil, pero es crucial.

Se ama, no se consigue un objeto llamado «amor».

Eso es otra cosa. Quién no lo entienda, que lea a Eric Fromm (El arte de amar).

Yo amo, tú amas, él/ella ama, etc…

vs

Yo no «consigo» amor, tú no «ganas» amor, él/ella no «obtiene» amor.

¿Queda algo más claro?

El problema es que si se «vende» la idea de que el amor es algo que se «logra», acaba por ser mercancía en este sistema tan, digamos, perverso, con lo que hay infinidad de respuestas a la pregunta de ¿qué harías por (¿conseguir?) amor? que ponen los pelos de punta… y evocan o dirigen el pensamiento a grotescas acciones como intentar «adquirirlo» en el mercado económico. Y eso NO ES AMOR.

Las palomas

Se cuelan en nuestra casa por la ventana entreabierta
una gran ventana entreabierta
dejando entrar ventanas de palomas
y palomares de vidrio entrecerrado.

Las palomas
se cuelan en nuestra casa por la ventana entreabierta
una gran ventana entreabierta
al llanto
a la alegría
al sueño
a la nostalgia
al hábito
a la vida
dejando entrar miriadas de palabras
a bocajarro
contra corriente
golpeando el horizonte interno de la mesa negra.

Las palomas,
sí:
Las palomas.

Portada y contraportada del libro colectivo

De cara al libro colectivo que cada curso publicamos en los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53, este año vamos a realizarlo mediante una imprenta «profesional» para editoriales, lo que me ha obligado a tener que aprender a manejar herramientas más sofisticadas de edición y maquetación, cuya rentabilidad supongo que apreciaré en un futuro intermedio.

De momento, dejo constancia de la portada realizada utilizando Inkscape sobre Linux, como me gusta hacer, políticamente libertario, con software libre cueste lo que cueste, pues no cuesta dinero, pero sí algún que otro disgusto y una curva de aprendizaje cuando menos escarpada.

No obstante, la satisfacción de su uso acaba por compensarme. Y, supongo, me permite vivir una vida alejado de equipos de muchos más recursos que serían más caros, lógicamente, lo que me libera, a la larga de ciertas «obligaciones» contractuales muy extendidas entre la población. No deja de ser una forma empecinada de «vivir a la contra», algo adolescente, quizá, pero rebelde más que revolucionario.

Esto no es una broma