Si la ignorancia es un grado

Si la ignorancia es un grado,
debo de estar llegando a mi punto de ebullición.

No sé, por otro lado, cuál es el punto de ebullición de un ser humano, aunque cuando lo pienso, como mezcla heterogénea que es, imagino que tendrá distintos puntos de ebullición que irán descomponiendo sus partes en gas de manera paulatina a medida que se incremente la temperatura.

Tampoco sé por qué me ha dado por pensar en esta frase y sus absurdas consecuencias.

¿Acaso estoy pensando en hacer hervir a alguien? ¿Siento que me hierve la sangre y, por extensión, yo mismo todo? ¿La ignorancia me posee?

Quizá me gusta el juego de palabras que surge al cambiar la acepción de «grado»:

grado Del lat. gradus. 1. m. Cada uno de los diversos estados o niveles que, en relación de menor a mayor, puede tener algo. Sufre quemaduras de primer grado. Concedieron al preso el tercer grado. 2. m. Valor o medida de algo que puede variar en intensidad. En sumo grado. En mayor o menor grado. 3. m. Cada una de las generaciones que marcan el parentesco entre las personas. 4. m. En la enseñanza, título que se alcanza al superar cada uno de los niveles de estudio. Grado de bachiller, de doctor. 5. m. En ciertas escuelas, cada una de las secciones en que sus alumnos se agrupan según su edad y el estado de sus conocimientos y educación. 6. m. Cada lugar de la escala en la jerarquía de una institución, especialmente en la militar. 7. m. jerarquía (? gradación). 8. m. Unidad de determinadas escalas de medida. Grado de dureza del agua. 9. m. grado de temperatura. 10. m. Unidad porcentual de alcohol que hay en una bebida. 11. m. peldaño. 12. m. Der. Cada una de las diferentes instancias que puede tener un pleito. En grado de apelación. 13. m. Geom. Cada una de las 360 partes iguales, a veces 400, en que puede dividirse una circunferencia, y que se emplea para medir los arcos de los ángulos. 14. m. Gram. Propiedad de algunos adjetivos y adverbios que les permite modificar la intensidad de la cualidad o la magnitud que expresan. 15. m. Mat. Número de orden que expresa el de factores de la misma especie que entran en un término o en una parte de él. 16. m. Mat. En una ecuación o en un polinomio, el del término en el que la variable tiene exponente mayor. 17. m. Ven. Acto académico en el que se otorga un título universitario.

¿Qué habría pasado si utilizo grado como término en el que la variable tiene exponente mayor? Es una verdadera incógnita, supongo. (Parafraseando a Henry Stanley)

Postulados de Bohr

Es un placer poder comunicar el asombro que sentí cuando descubrí que la realidad era aún más compleja que como me habían contado hasta el momento, a mis tiernitos 17 años.

Yo leí la Teoría de la Relatividad de Einstein cuando tenía 16, pero creo que no la comprendí, ni mucho menos la parte matemática de la misma. Leí el Principio de Incertidumbre de Heisemberg una semana santa sacándolo de la biblioteca del Instituto de Bachillerato Mixto de Colmenar Viejo. Me estalló la cabeza.

Quería comprender y no tenía a nadie cercano que pudiese explicarme lo que había leído.

Mi profesora de química, que no sabía nada de mecánica cuántica, me remitía a Ana Cañas, que era la profesora de física que no me daba clase. Pero que tenía a bien discutir conmigo sobre la viabilidad de la existencia de partículas elementales diferentes a las que conocíamos, esos protones, esos electrones, esos neutroncillos… e intentar justificar o hacerme entender que la singularidad en las ecuaciones de Lorentz que usaba Einstein en su Relatividad Especial no aplicaba a los fotones, pues su masa en reposo no tiene sentido.

Gracias a ella quizá terminé por estudiar Química Cuántica y ver todo lo que me faltaba por ver… que siempre será inabarcable. Conocí a gente estupenda, como mi queridísimo Xabi López Pestaña, con quienes compartimos conversaciones sobre mujeres y mecánica cuántica, sobre el mar, el urbanismo, la política y los grupos de simetría.

También a Alberto Luna, que me enseñó a valorar Dune y sus gusanos, o José Luis Sanz Vicario, a quien le regalé mi querida pieza del Principio de Incertidumbre.

Este sábado pasado tuve la suerte de poder dar una clase sobre la importancia teórico-filosófica de las revoluciones físicas de la Relatividad (Especial y General) y la Mecánica Cuántica. Hablé del debate Bohr-Einstein, de la dualidad onda-corpúsculo, de la deformación del espacio, de la concepción del espacio absoluto cartesiano… los ejercicios son sencillos, pero la comprensión de la repercusión de esta revolución del conocimiento es algo que engrandece la mente hasta lugares inimaginables.

En la imagen que sirve de cabecera a este artículo está mi demostración de cómo inferir desde los postulados de Bohr las explicaciones para la fórmula de Rydberg de los espectros electromagnéticos.

Blancos

Soy un gran admirador de la obra divulgativa de Peter Watson, de quien he leído ávidamente su libro IDEAS sobre la historia intelectual de la humanidad y que me pareció una verdadera joya.

También me leí este verano, prestado por mi amigo Xabi, su libro Convergencias, mucho más centrado de manera casi exclusiva en la historia de la ciencia del siglo XIX y XX, así que gran parte del mismo se solapa con el que me estoy leyendo, de manera mucho más irregular que el de IDEAS, titulado Historia Intelectual del Siglo XX.

Pero a lo que quería llegar (a lo que el título de esta entrada hace referencia) es a que cada vez más me parece que es algo sesgado, especialmente en cuanto a representación de mujeres en esa historia intelectual (no es que no se mencione a Marie Curie, pero no hace especial hincapié en temas como la incorporación de la mujer al mercado laboral, por ejemplo, y muy poco a las luchas feministas) así como tampoco hay apenas historia intelectual de otros continentes que no sea Europa (la Europa caucásica y casi gérmánica), o Americana (aunque cabría decir estadounidense).

No digo con ello que los logros de las mentes de genios como Einstein, Picasso o Freud no sean reseñables, pero poco se habla de sus lados oscuros, por ejemplo, en el trato a las mujeres de sus vidas. Y no me parece baladí. ¿Podrían haber sido grandes genios si no hubiesen estado eximidos de responsabilidades paternales?

De nuevo me vuelvo a acordar de mi amigo Xabi quien dice de sí mismo con la humildad que siempre le ha caracterizado que nunca será un gran científico, pero que hace tiempo asumió que debía elegir entre eso o no ser un buen padre (un padre presente y responsable en igualdad de condiciones que la madre de su hija). Eligió esto segundo y sí, puede que le pase factura a nivel «profesional» pues su nombre nunca acabará (aunque puede que sí lo haga) en las páginas de un libro de Peter Watson… y sin embargo, él no lo cambia. Y yo a él tampoco.

Es alguien de quien estoy altamente orgulloso… y en gran parte es por esta coherencia vital con la que vive. Ejemplar. Desde luego, yo lo tengo clarísimo: le prefiero a esos presuntos genios… presuntuosos. Y me siento tremendamente afortunado de que me considere su amigo.

Los átomos son huecos

Quizá mi influencia por las matemáticas me ha llevado a pensar que lo más importante del descubrimiento de los elementos atómicos, de los tipos de átomos que existen, lo básico de la naturaleza de la materia, es el hecho de que se parecen al teorema fundamental de la aritmética aplicada al mundo físico:

Fascinado por el platonismo y cierta pasión por la teoría pura, cierto pitagorismo de siglo XXI, hay algo que me fascinaba en el hecho de que la totalidad del universo estuviese conformada por una serie de partículas elementales (no importa si ahora esas partículas se ha demostrado que son a su vez combinaciones de otras partículas subatómicas). Ladrillos elementales a partir de los cuales se construye el todo, como esos números primos que componen cualquier otro número racional, mediante la división de todo número entero entre otro número entero descomponibles ambos en sus correspondientes únicos productos de números primos.

No había atendido a la estructura atómica, aunque relacionada con la misma de forma unívoca, es decir, la estructura atómica define el elemento al que pertenece el mismo átomo. A lo que no había atendido era a la disposición de esas partes subatómicas en el átomo. Miraba la parte meramente material y no lo inmaterial:

Hoy, leyendo el libro de IDEAS del siglo XX, de Peter Watson, he vuelto a atender a los experimentos de Rutherford y lo más llamativo ha resultado ser el hecho de que en realidad los átomos son prácticamente vacíos. Es decir están conformados por cargas centrales y cargas deslocalizadas alrededor suyo pero esencialmente espacio vacío. ¡Espacio vacío! La materia es atravesable, sí: atravesable por otra materia, con lo que solemos entender como frontera por tanto carece absolutamente de sentido pues todo es interpenetrable por todo.

¿No resulta sorprendente o paradójico visualizar un universo de vacío y sin embargo sentir que todo está lleno de algo?

Estoy aquí, en Móstoles…

Invitado a participar en la II Convocatoria Internacional de Arte Postal USTED ESTÁ AQUÍ – YOU ARE HERE (listado completo de artistas participantes, fotografías de la exposición, etc.), así como una amplia información sobre el proyecto editorial experimental PERIFERIA IMAGINARIA, en marcha desde 2018, y sus paralelas Convocatorias de Arte Postal, envié una propuesta más o menos rebuscada que necesitaba las dos caras de la cartulina verjurada negra que intervine con un rotulador blanco y nada más. No quería usar prácticamente nada digital para esta ocasión, después de que en la anterior convocatoria enviase por email (dada la situación de confinamiento debido a la pandemia de COVID19) una participación absolutamente digital.

Han realizado el siguiente vídeo que incluye mi trabajo y que presento aquí desde el momento en el que salgo en él, no vaya a pensar nadie que no tengo ego.

Ahora que me tachan de transfronterizo veo más que nunca que hay mucho de cierto en ello, pues la frontera entre las dos caras del cartón fue algo con lo que jugueteé en esta propuesta, referenciando a quienes (para mí) más han dinamitado la idea de frontera: la lógica difusa y la paradoja del gato de schrödinger, esa llamada al estar y no estar simultáneamente en algún sitio, a afirmar un tercero excluido como posible…

Poesía cuántica

Querría escribir poesía cuántica
pero no tengo el nivel
(energético)
suficiente.

Nivel para estar en órbita
deslocalizado
incierto
y sin embargo…

Querría escribir poesía cuántica
y salirme por la tangente
por efecto poetoeléctrico
con una cinética que me arrancase
de la depresión
(energética)
en la que encuentro equilibrio.

Colores de papel

El papel
refleja la luz
que golpea protones insatisfechos
en mitad de un vacío lleno de todo.

Los fotones incidentes
imponen su lluvia de fuego
ante la imposible barrera
de electrones.

No son más que ondas.
No son más que partículas.
Casi no son por no definirse.

Pero ahí están
aunque ese ahí sea tan esquivo
como la nieve del monte Fuji.

El té va enfriándose a mi lado
con browniana agitación
y unas estrellas estampadas sobre la taza
me recuerdan que yo quería hablar
de los colores de las cartulinas
con las que emprender las cubiertas
de los próximos libros
y de lo ridículo que me siento
por pensar que algo así importa.

Nada.
Nada importa.

Pero no saber elegir una buena portada
me obsesiona.

Causalidad es a la narrativa lo que mecánica cuántica a la poesía

Las causas
y sus efectos
generan un relato
previsible
aun ignoto,
generan horizonte de sucesos
por acontecer
con o sin
efectos mariposa.

La incertidumbre
de la dualidad
radica en el mismísimo corazón
de la poesía,
función de onda de lo humano.

Naturaleza inapresable
probabilística,
de gatos plena
y en simultáneos estados imposibles.

Una tirada de dados,
azar gobernado
por las reglas del misterio.

Y ¿qué decir de la poesía narrativa?

La duda ofende.
La duda defiende.
La duda …

La poesía narrativa
es la manera en la que dios juega a los dados
sobre los mofletes de albert einstein.

El ingenio español ha desaparecido

Ponerle de nombre «Ingenio» a un satélite es poco ingenioso o poco previsor, pues es algo previsible (siempre hay que pensar en los errores como parte del desarrollo tecnológico) que pueda extraviarse o explotar… y genera titulares que, si a alguien le importase, cosa que tampoco parezca ser el caso, daría lugar a millares de «memes» posibles o bromas más o menos malintencionadas.

Pero es que con ese nombre el chiste está escrito, casi, sin error… el Ingenio Español se va de España, emigra, pero en en este caso para no volver jamás.

Gracioso, triste… pero demasiado real. ¡ay, querida amiga!

Esto no es una broma