Avistamiento OVNI

Cuando creía que el correo entrante estaba a punto de desaparecer, convertirse en un dinosaurio extinto, me encuentro con esta joya en mi buzón tan divertida como inverosímil:

XII ENCUENTRO – 6 JULIO 2019 AVISTAMIENTO OVNI EN PUERTO DE LOS COTOS

La asistencia es libre y gratuita. Es una jornada para distendirnos, reír, estar felices, conocernos y disfrutar. Todo desde el afecto y la amistad. No hace falta ser un deportista de élite ni un escalador para este encuentro. Recorreremos caminos sencillos y de escasa dificultad. Cuantos más seamos más energía moveremos. Nuestro planeta, y los seres que vivimos en él, necesitamos el cambio energético y vibracional que ya ha comenzado. Nosotros estamos haciendo el cambio. TODA LA INFORMACIÓN: http://www.luzparatodos.com.es/OVNIS%20Jornada%20Avistamiento.html

No he podido por menos que (asegurándome de que no era una dirección URL potencialmente peligrosa) visitar la web y reírme un rato más con frases como la siguiente:

No está garantizado que vayan a aparecer, aunque siempre lo hacen

Donde no sé si habrán observado que «SIEMPRE», implica una garantía de que aparecerán. Qué divertido si no fuese en serio. La entrada es gratuita. Y la web no parece «vender» nada más que unas cuantas ideas algo infantiles y algo de publicidad en forma de banners en la parte inferior de la página.

Recuerdo que cuando era joven (muy joven) leí bastante sobre ufología, incluso un divertido (y pretendidamente serio) libro que sostenía que, en realidad, Jesucristo existió y era extraterrestre… Tenía entre doce y catorce años, leía todo tipo de lecturas que me dijese que fuera de este planeta se podía estar mejor que en este, en resumidas cuentas. También por la misma época me comencé a interesar por la química y la física. Leí la teoría de la Relatividad (que no comprendí) a los 15 años y el Principio de Incertidumbre de Heissemberg a los 16. Iba interesándome cada día más y comprendiendo y aceptando, a pesar de lo duro que resultaba, el conocimiento que encerraba ese fatídico principio.

Bastante cabezota, me dio por estudiar Química, especializándome en Cuántica, con la intención de «rebatir» o, cuando menos, ver si era rebatible esos límites al conocimiento científico tal como lo conocíamos, tan deterministas, por decirlo así.

Y no hubo suerte.

Siguen perturbándome las ecuaciones de transformación de la masa, la longitud o el tiempo en función de la velocidad (Transformaciones de Lorentz) y veo que esa «asíntota» vertical cuando la velocidad se acerca a la velocidad de la luz es algo molesta… y sospechosa de ser una aproximación derivada de algún modelo posiblemente inaplicable a altas velocidades… pero sospechosa… porque mi intuición (que se equivoca con más frecuencia de la que creo) no quiere creerlas.

Acabé por dejar de lado la literatura ufológica, por supuesto, antes de entrar en la carrera, porque se cae por sentido común y un poco de lógico muy rápidamente (casi a tanta velocidad como una interpretación literal de la Biblia, por poner un ejemplo) pero siempre le he tenido cariño y sigo viendo cualquier película de ciencia ficción por mucha ficción que prevalezca incluso a costa de que quede poca ciencia. Pero sé que es ficción. Igual que sé que no se matan seres humanos en una película de guerra o que las películas del oeste pueden estar rodadas en, pongamos, Almería o que uno de los chinos de 55 Días en Pekín es un amigo de mis padres nacido en Colmenar Viejo.

Sobre OVNIS… no voy a entrar a debatir su posible existencia ni avistamientos… como tampoco le discuto a la madre de Carmen que le rece a la virgencita de turno para que se me pase la alergia. Ni sobre los efectos saludables de la imposición de manos o el consumo de agua edulcorada con memoria…

Es posible que exista vida extraterrestre. Claro que sí. E incluso que esa vida extraterrestre sea «inteligente». Puede que, si nos ponemos generosos, incluso podamos asumir que esa inteligencia y la nuestra sean capaces de, llamémosle, entenderse en un hipotético encuentro. Pero la simpleza con la que imaginamos esa alternativa me parece tan vacua como cuando pregunto, si te mueres y vas al cielo ¿te quedas como estás en el momento de la muerte o algo mejor, así, a modo Obi Wan Kenobi?

No es cinismo. Pero a veces me dan ganas de cinificarme… y olvidarme del mundo que me rodea… e irme en la primera nave espacial extraterrestre que quiera llevarme a dónde sea.

Diferencias importantes en calculadoras

CALCULADORA BÁSICA

CALCULADORA SOFISTICADA

Deberían poner algún tipo de norma o al menos recomendar oficialmente un tipo de calculadora o la otra, puesto que entre ambas hay diferencias que pueden hacer que el rendimiento escolar en exámenes de un alumno con una de ella supere al que usa la otra.

Personalmente no tengo preferencias, pues una (la básica) ayuda a comprender mejor la prioridad de las operaciones, por ejemplo, siendo necesario el uso de paréntesis para llevar a cabo operaciones complejas con fracciones, mientras la de la derecha tiene un botón que hace ese uso absolutamente innecesario, lo que evita errores de operación entre quienes no están muy habituados a ello. Sin embargo, la sofisticada, más eficaz para lo que a fracciones se refiere, ralentiza las operaciones simples, pues acaban acostumbrándose a usar ese botón de fracción hasta para dividir 4 entre 2.

Más avanzadas que estas calculadoras que «hacen tostadas», están aquellas que son capaces de manejar con fluidez expresiones algebraicas, hasta el punto de poder realizar integrales definidas sin necesidad de saber integrar algebraicamente… lo que hace que tengamos que replantearnos para qué y cómo se enseña matemáticas.

Salvo que sigamos haciendo lo que hasta ahora: estrategia de avestruz. No existen calculadoras, sigo enseñando cómo hacer raíces cuadradas, por no hablar de lo estúpido que me resulta tener que enseñar a hacer «tablas» de frecuencia o porcentuales, etc, en estadística cuando nunca les enseña nadie a usar una herramienta como una hoja de cálculo que las hace de un tirón.

El modelo educativo está obsoleto, no sólo en matemáticas, sino en química/física (ni oyen hablar de relatividad, ni mecánica cuántica), literatura (que tan sólo de paso menciona que hubo un siglo XX), filosofía…

Pero no se sabe qué hacer con ello. Entiendo que el problema es complejo puesto que la tecnología ha trastocado todas las formas anteriores de entender qué eran las habilidades que se le habían de pedir a un humano para ser «productivo», pero claro está que las que se pedían no pueden seguir siendo las mismas que se les ha de pedir a los trabajadores del futuro.

Más creatividad, más poesía… me parece que la cosa va por ese camino… pero no sé si es muy «rentable» con el modelo productivo/remunerativo actual, lo que también está tremendamente obsoleto… y cambiarlo es mucho, pero mucho más difícil.

Así que una pequeña cuestión como la calculadora más recomendable para una alumna de 4 de ESO no parece ser determinante… y, al mismo tiempo, lo es.

Tabla periódica por capas

Sería interesante crear una tabla periódica que contenga toda la información de los distintos elementos, pero en distintas capas que puedan o no visibilizarse o invisibilizarse, de manera que en cada ocasión tengamos la tabla que deseemos tener: por ejemplo, en una primera aproximación, no sirve de mucho saber la masa atómica, en otro momento, puede no ser necesario saber si en su estado fundamental a temperatura «ambiente» son gases, pero puede ser útil conocer su configuración electrónica en un primer vistazo. También el nombre, quizá la traducción del mismo a otro(s) idioma(s), los isótopos más frecuentes… las valencias u estados de oxidación habituales… valores como la densidad, la electronegatividad… etc, etc, etc.

Lo dejo como pendiente para hacerlo más adelante. No es complejo, lo que no tengo claro es su utilidad. Pero si me guiase por esto último haría tan pocas cosas en mi vida…

Un roce es un choque

Nuestras nubes electrónicas
se interpenetran.

La probabilidad de encontrar un electrón mío
orbitando alrededor de un núcleo atómico tuyo
dista mucho de ser nula.

Mis átomos no saben
si son parte de tus moléculas más periféricas
e incluso mis emanaciones nitrogenadas
u oxidocarbónicas
han profanado
sin nuestro mutuo acuerdo
tu sacrosanta oquedad pulmonar.

Algunas de mis moléculas
ya son parte de ti
y las tuyas me conforman
y escriben este poema
de sensibilidad y materia.

Creo haber visto una célula
volar entre tejidos
de tu epidermis a la mía
o viceversa versando
sintiéndose perdida.

Rastros de ADN hemos intercambiado
en pequeñas dosis
de fibras inasibles.

Soy algo de ti.
Eres algo de mí.
A falta de asumir
que somos todo continuo
con siluetas derivadas
de un problema abismal
de capacidad visual
y necesidad aberrante de categorización
simplificante.

¡Ay si pudiéramos ver
con ojos de microscopio electrónico!

Incluso los fotones
que crujen entre inexistentes
órbitas de Böhr
nos tomarían el pelo
y nos regañarían
por querer poner palabras
(roce/choque)
donde sólo hay
goce.

Teoría de Conjuntos

Creo que antes de hablar de catalanes
y catalanas o de
castellanos y castellanas
o de españoles y españolas
o más allá
de europeos y europeas
y de derechas o de izquierdas
y progresistas o conservadores
o incluso
de votantes del PP
de votantes del PSOE
de votantes del UP
de votantes del ERC
de votantes del Cid
de votantes del VOX
de votantes del PSC
de votantes del PNV
de votantes del Bld
de votantes del …
sería conveniente saber un poquito
de teoría de conjuntos
así
aunque sea a nivel básico
de diagramitas de venn
para entender si hay o no intersecciones no nulas
o uniones imposibles
o todo lo contrario.

Sin saber de teoría de conjuntos
se corre el riesgo de asumir
que todo conjunto es disjunto
que todo par de conjuntos es independiente del otro
que todo individuo o elemento o individua o
pertenece o debe pertenecer a un único conjunto.

Y a mí que me encantan los conjuntos fractales
me resulta sumamente complejo comprender
tanto simplismo cabalgando mentes.

Fractales de Ozark

Si no se hubiesen «descubierto» los fractales, esos espacios de dimensiones fraccionarias que tanto me fascinan, este lago sería un buen momento para pensar que algo estamos haciendo mal a la hora de medir distancias.

A lo largo de la serie que me ha hecho descubrir este pedacito de tierra estadounidense, que toma el nombre del mencionado ensanchamiento del río Arkansas. Vista su primera temporada de 10 capítulos en la plataforma Netflix, que la ha producido, la trama transcurre en torno a un blanqueador de dinero que se ve perseguido y aliado al mismo tiempo por un cartel de la droga. Con similitudes indudables con la inmejorable Breaking Bad, va tomando su propios derroteros asentándose él y su familia en el paradisíaco y al mismo tiempo inquietante entorno paisajístico del lago que da nombre a la serie.

Costa de Gran Bretaña

Rednecks y traficantes mejicanos, una familia WASP, excombatientes de una de tantas guerras, pastores evangelistas milagreros, son solo algunos de los elementos sociales que combinados, en una especie de conflicto interclasístico, interracial, intercultural e incluso intergeneracional, cohabitan el espacio de la pantalla y de las líneas argumentales que tienen de único protagonista (quizá lo peor de la serie) a ese padre de familia que se ha visto obligado a ser más duro de lo que en principio es.

Olvidando el entretenimiento audiovisual, la localización es ese lago del que suelen decir que tiene más metros de costa que toda California y es ahí donde no pude por menos que mirar el mapa (Google Maps) y darme cuenta de que la longitud era una mala manera de mensurar «la costa», como ya antes que yo hiciera B. B. Mandelbrot.

Podemos contaminar, que hemos pagado la cuota de reciclaje

Si el aire es de todos,
la contaminación también.

Por cada 6 latas que reciclas contrarrestas
10 minutos de tubo de escape.

Es tremendo el mensaje que leo en una marquesina en mitad de un pueblo de la sierra norte madrileña. Es decir, leo en él: que puedo ir conduciendo a Madrid todos los días con tal de que recicle unas latas que me haya comprado, por ejemplo, yendo en coche al Mercadona.

No creo en el reciclaje como solución sostenible para el medio ambiente, pues como he escrito en alguna otra ocasión, ningunea las otras dos R del famoso «reduce, reutiliza y recicla«, pero cada día que pasa tengo más claro que la vida rural, la vida próxima al campo, es la que verdaderamente más contamina o perjudica el medio ambiente de manera global. Se pierde la eficacia energética del transporte en masa o colectivo, se tiende a la dispersión que favorece el uso del vehículo privado y, primordialmente, contaminante, obliga a generar infraestructuras intrusivas (carreteras), pero que no se salvan, no se CONTRARRESTAN con un reciclaje de chichinabo de unas latillas.

Es un modo de vida típico en las poblaciones menores alrededor de las grandes urbes, en las zonas residenciales que generalmente implican un mayor poder adquisitivo que se traduce, con frecuencia, en diversos coches por unidad familiar, viviendas que derrochan energía térmica en todas sus liberadas paredes, etc.

Y aun hay quien piensa que Madrid es el problema. Hummmmmm…. no nos pongamos a hacer cuentas.

No. No se contrarresta nada, tan solo se contamina un poco menos. Pero no se para de contaminar mientras se usen un coche para desplazarse y latas para embotellar.

Las ondas Hertzianas de Karlsruhe

Inevitable acordarme de mi amiga María en esta conclusión del libro IDEAS que he terminado de leer hoy, después de varios meses de lenta lectura.

Curioso encontrarme con esta pequeña aventura de un científico en la ciudad que ella habita ahora, pensando que las ondas hertzianas nos mantienen unidos en esta distancia que nos separa en la tridimensional pelota cuya superficie manchamos.

Pero este libro no termina nunca de ser leído. Según lo cerraba, me daba cuenta de cuántas páginas de futuros libros me ha abierto. Me resulta fascinante poder seguir aprendido de por vida.

Esto no es una broma