Algunas notas a vuelapluma

Notas en cuadernos viejos que quizá ya no tienen la más mínima importancia y fueron anotaciones contextualmente relevantes:

  1. Si la fotografía no contiene ningún significado, ¿Qué sería una fotografía de la palabra significado?
  2. «El tiempo es oro», sí, vale, pero ¿qué tiempo? ¿Es lo mismo el tiempo convaleciente que el tiempo de trabajo, o el tiempo de disfrute? ¿Qué es «ser oro»? ¿Por qué el oro es importante? ¿Es importante el tiempo?
  3. Referencia a la redefinición del espacio en virtud de la velocidad y el tiempo dada la constante de la velocidad en el vacío, la famosa «c». s=vt. ¿Cómo se redefine un segundo? ¿Por qué el Cesio?
  4. Volver a la intención: Usáis palabras sencillas versus movimientos sencillos. Pero ¿que sería un movimiento «ready made»?
  5. ¿Cómo condiciona un acto artístico o dancístico la logística? Tiempo, espacio, papel… etc. En danza o en Poesía, la restricción estimula la creatividad. La restricción siempre existe, aunque no siempre se conoce o se tiene conciencia de su existencia.
  6. La vida como límite/restricción fundamental. ¿El error importa? ¿Cómo y por qué? ¿La ética de la danza?
  7. ¿Cómo son los huesos de un ornitorrinco bebé? Poema de Iker Amutxastegi de Números Transfinitos.

Pruebas de escritura asémica

Escribir poemas asémicos es algo que me tiene bastante fascinado, pues es sólo escribir sin pensar en qué decir, buscar una manera de seguir escribiendo en este tiempo en el que toda información es desinformación o dogma o imposición.

Llega el momento en el que el silencio es angustioso, pero queda la salida de la asemia, el sinsentido, la carencia de voluntad, la supresión, la huida, el exilio más interior posible… pero que no es silencio. Es grito, quizá, silencioso. (Oe mediante).

Esencia de generosidad

Esencia de generosidad de Pepe Buitrago, siempre tan poético.

Una delicia encontrarse este regalo en un lunes soleado. Siempre hay esperanza, y está en la poesía. Esas lágrimas que ha guardado Pepe Buitrago desde el 2014 para enviarlas por correo postal 11 años después. Las lágrimas no se las llevará el viento, pero el tiempo deja tan solo la huella de las mismas.

¡Qué honor! ¡Qué placer!

Diminutas sorpresas

en el borde último de mis bolígrafos
de grosor cariñosamente especial
de 1,6mm
descubrí con ilusión
una inscripción que decía
MEXICO
haciéndome creer
quizá ingenuamente
que su procedencia era norteamericana
de un país al que
recientemente
he cogido más cariño del explicable
por la mera geopolítica
internacional

ese detalle
sugirió ganas de fotografiar
un aparato
tan cotidiano
como para contener
la palabra día
sin tilde
en su interior
y escribirla
con tinta de calamar

Garabatos

garabatos o guarismos
pintarrajeados en un papel
plebeyo
como quien no hace nada importante
como quien no hace nada serio

dibujando flechas
tachonadas de rayas perpendiculares
que acaben por formar
la figura de sardinillas esqueléticas
raspa de pescado blanco de río
o
cometas sin hilos
figuras geométricas
mal terminadas
o
curvas de funciones matemáticas
sin ejes cartesianos
que las encarcelen

escribiendo
textos sin sentido
ni conexión alguna con las imágenes
todo con un bolígrafo bic
que remita a la infancia
plagada de azul en los dedos
y barro en los bajos del pantalón

garabatos
guarismos arábigos
que marquen las páginas
del cuaderno
a modo de numeración
no correlativa
no sucesiva
incluso
de cuando en cuando
simultánea

intentar no pensar
dejar fluir la cabeza por otras actividades
que no sean las de las manos
disociación gráfica
dispersión espiritual
atea

dejar que surja
lo que surja
con la espontaneidad
calculada
sobre la raíz cuadrada
de un número negativo

y poco a poco
terminar
rematar

matar
el tiempo
dormido

y dormir

Hoy hace 8 años

No soy de esas personas
que están pendientes
de la climatología
y escuchan los partes meteorológicos
como quien asiste a misa.

Llevo semanas
consultando aemet
(agencia española de meteorología)
para saber si llueve
o no llueve
o cuánto llueve
pero siempre llueve
en este invierno gris
al que ya no estamos acostumbrados.

Hoy
veo este recuerdo
en una red social perversa
sobre la nevada que cayó
en Madrid
hace hoy
justo hoy
la friolera (nunca mejor dicho)
de 8 años.

No había habido COVID
No sabíamos qué era
estar confinados durante meses
en nuestros domicilios
simultáneamente
a las personas
de casi todo el planeta.

No había habido ChatGPT
con su arrolladora influencia
en las conversaciones
y las que están por venir.

Trump ya gobernaba un país amenazante.
Putin ya gobernaba un país ocupante.
Siria estaba en guerra.
Libia estaba en guerra.
Palestina estaba invadida
y descuartizada.
El Sahara seguía en manos de Marruecos.

Y nevaba.
Eso era la noticia.
Nevaba en marzo. En Madrid.

Hoy hace frío.
Hoy siguen Trump y Putin (y Ayuso)
en el poder.
Hoy hace frío.
Mucho frío.
Y esta tarde
el pronóstico del tiempo
afirma
que lloverá.

¿Edadismo?

No sé si estas hojitas que venían con este recuadro para solicitar «tu edad» son algo inapropiadas, teniendo en cuenta las advertencias del Ministerio de Sanidad que afirma:

El edadismo fue un término acuñado por Robert Butler en la década de los 60 para referirse a los estereotipos y prejuicios existentes en relación a la edad. Las investigaciones sugieren que la discriminación por motivos de edad puede ser ahora incluso más generalizada que el sexismo y el racismo y tiene graves consecuencias

No sé si me parece exagerado que sea un tipo de discriminación comparable al machismo y/o racismo.

No obstante, sí sé que me molestaba bastante esta frase en esta pequeña porción de unas hojitas de colores que tenían como primera frase algo así como «¿Qué te hace feliz?»

Me pregunto si la edad es un factor determinante para recibir la respuesta y, sobre todo, si era necesario usar un imperativo «Dinos» para solicitar algo que, salvo causa justificada, no habría de ser solicitado.

No tengo ningún problema con reconocer mi edad que puede calcularse sin problemas contando desde el 3 de junio del año 1967 de la era común, pero había algo perturbador en esa reclamación de datos personales (por muy anonimizados que puedan estar) que me llevaba a imaginar la segregación por edades como una realidad plausible.

Eso no quita para que sea consciente de que el paso de los años está segmentando mi entorno social, entre otras cosas, por el mero hecho de la desconexión progresiva (que no prograsista) con las nuevas generaciones: su marco cultural me es ajeno y el mío a ellas. No compartir referencias cinematográficas, musicales, televisivas, históricas… me hace sentir algo desconectado paulatinamente del mundo del que, como dije en alguna ocasión, cada día formo menos parte.

Reciclaje absurdo

Viene un icono que te recomienda que arrojes esta bolsa cuasi metálica en un contenedor adecuado para que se pueda reciclar, pero poco se menciona que tan sólo contenía unos 8 pedacitos de pan reseco con tantos ingredientes articiales que podrían durar más de un año.

Poco se menciona que lo sirven individualmente por cada pequeña consumición de bebida en un lugar en el que, en el fondo, no deberían existir viviendas, teniendo en cuenta que es un desierto.

Poco se menciona que para llegar a este lugar es preciso (porque casi nadie vive permanentemente aquí, en las urbanizaciones de las playas de Vera, Almería) tener un coche que, poco se menciona, consume más combustible fósil del que yo gasto en calentarme casi todo el invierno.

Poco se menciona que para hacerlas medianamente habitables estas regiones se usa desalinizadora, de cuyo exceso de cloruro sódico no se habla.

Poco se menciona que allí se encuentra uno de los mayores campos de golf de este país cada día más desértico.

Poco se menciona que para soportar las temperaturas hay que recurrir al aire acondicionado casi también en lo que conocemos como invierno.

Con el café, viene otro mini paquetito metalizado que garantice que la mini-cookie es muy cuqui, pero poco eco-friendly, eso sí, deliciosa cantidad de azúcar en una galleta que es la pasión profesional de cualquier dentista.

Tendré que reciclarla también, claro que sí, mientras pienso que el mundo es un lugar absurdo en el que creemos que un icono gana una guerra que, en el fondo, ya hemos perdido.

Nota: Esto es algo sobre lo que me dedico a pensar en navidades cuando, gracias a la generosidad de mis padres, escapo de esta urbe atravesada por hordas de consumismo, a las regiones de la Almería oriental, donde los habitantes estacionales no están, ni su estridencia que delata la tristeza de su cotidiano.

Esto no es una broma