Diseñador ocasional

Siempre metido a hacer cosas que no sé hacer, siempre fracasando, pero nunca frustrado, le realicé este diseño a la pareja de mi amiga Aída, con tal celeridad que metí la pata en el QR que contiene sus datos de contacto, pues incluí su teléfono personal y no el del trabajo.

Lo habíamos estado haciendo para pruebas y se quedó así y cuando me pasaron los datos definitivos se me olvidó cambiarlo en el QR. ¡Un desastre!

En cuanto al formato y la impresión, probé con una imprenta que tenía ganas de conocer, pero la verdad es que los materiales que ofrecen son bastante básicos. Dudé si reclamar sobre si esta cartulina era realmente de 300 gramos, como afirman, pero pregunté a Jaime, mucho más versado que yo en estas lides y me dijo que, aunque a él le parecían bastante finas también, estaban bien y el precio era imbatible. Así que me conformé.

El jueves recibí el segundo pedido, después de que el primero llegase con ese error inasumible.

Lo consideraré un regalo a mi amiga y, por otra parte, un buen curso de aprendizaje. Así son las cosas en este mundillo…

Personas de todo tipo

Leyendo un artículo de receta de berenjenas, me encuentro esta desafortunada frase de alguien que, o bien realmente no es muy tolerante con la diferencia, o tiene una nula capacidad (o interés) para expresarse con propiedad.

Nada importante.

Cualquier persona dejaría pasar esta frase sin pestañear y, mucho menos, realizar una entrada en un diario relacionada con ella, pero yo no quería ser esa «cualquier persona». Al menos no hoy.

Quizá porque sí, hay personas, incluso, que votan xenofobia, racismo, machismo, etc, pero aún así, para mí nunca será lo malo que haya personas de todos los tipos. ¡Qué le voy a hacer!

Información

«Hoy en día la gente tiene tanta información a mano que corre el riesgo de perder el sentido común»
Gertrude Stein

Hoy me he encontrado esta cita de Gertrude Stein, aparente escrita en el libro Autobiografía de Alice B. Toklas que fue publicado allá por el 1935. Es posible que la frase fuese concebida en torno a 1924, es decir, un siglo antes de hoy en día.

Me parece tan fascinante que ya entonces la preocupación de alguna persona fuese el hecho de tener demasiada información y no el problema de carecer de ella, que me da por pensar que por eso me siento tan ligado a las vanguardias «clásicas» o históricas de principios del SXX. Ya me identifico con Duchamp (Marcel), con Stein, con Tzara, con Wallace Stevens, con tantas otras criaturas creadoras de esos tiempos que me siento desconectado, en ocasiones, de las creaciones coetáneas.

No alcanzo a entender, por ejemplo, la fascinación con las posibilidades creativas de la inteligencia artificial, aunque me consta que hay personas que están sacando un partido interesante de esta herramienta, y sí que comprendo y comparto la preocupación por el exceso de información circulante.

De hecho, eso sí, contribuyo a su aumento exponencial escribiendo esta pequeña reflexión en mi diario, sabiendo que carece del más mínimo interés. Ni simple, ni compuesto.


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Esto no es una broma