Confinamiento
quiero seguir aislado.
Mi biblioteca.
Páginas sucias
con mis antiguos libros
llorando polvo.
Rayos de luz
atraviesan misterios
llamados cielos.
Auriculares
duermen sueños pesados
bajo mi móvil.
Diario
Confinamiento
quiero seguir aislado.
Mi biblioteca.
Páginas sucias
con mis antiguos libros
llorando polvo.
Rayos de luz
atraviesan misterios
llamados cielos.
Auriculares
duermen sueños pesados
bajo mi móvil.
Hoy he pasado «a producción» los cambios que había estado haciendo en un servidor de pruebas/desarrollo que tengo configurado en una Raspberry.
He decidido usar una personalización del tema TULSI WPKoi WordPress theme después de casi 10 años (desde que arranqué con este blog) y lo hice de la mano de un tema minimalista al que echaré de menos, seguramente, pero que había quedado obsoleto con su inadaptación a los dispositivos móviles (no es «responsive»), además de algo demasiado simple en estos tiempos modernos de imágenes desmesuradas, el tema en cuestión era el Open Sourcerer que como su propio nombre indica era de código abierto, muy «linuxero», con unas tipografías sans-serif, poco color, fondos oscuros y muy orientado a texto.
He tardado en encontrar un «theme» que me gustase entre los más de 7000 posibles temas que ofrece WordPress para configurarse sencillamente, tanto es así que por momentos he pensado en tirar la toalla y usar, como dice mi amiga Aída que WP pretende, uno de los propios de la plataforma y adaptarlo a mis gustos o necesidades, en lugar de encontrar uno que se pareciese a mí… por decirlo así, pero que además fuese «responsive», pues es algo que a estas alturas es indispensable y que permitiese bastante personalización de manera sencilla, sin tener que editar mucho código CSS que no sé muy bien si se mantendrá en la primera actualización de turno del tema.
Buscaba una interfaz sencilla (como a la que estaba acostumbrada) de fondos oscuros y propósito generalista (no orientada únicamente a imágenes, como la mayoría) pero al mismo tiempo que tuviese algún color impactante, algún detalle casi agresivo, dinámico, que reflejase cierta osadía, y me había decantado por un tema llamado Dark PRO, que se ajustaba muy bien a mi criterio, pero que no acababa de dejarme hacer una prueba completa (en mi servidor de desarrollo) antes de pagarlo y usarlo en mi servidor definitivo, es decir, no podía estar seguro de si funcionaría bien en dispositivos de pantallas pequeñas, pues el menú para móviles no funcionaba en la versión gratuita.
Algunas cosas de ese tema me gustaban mucho y veré la manera de incorporarlas en la personalización que estoy haciendo del TULSI, que son principalmente el tipo de letra (he elegido una Nunito OpenFont de Google), muy redondita a pesar de ser sans-serif, y algunas ideas como marcar las cabeceras de los widgets laterales.
Es posible que contrate la versión PRO del tema que estoy manejando para dotarle de algo de movilidad, pero también puede que acabe por implementar ese dinamismo con CSS personal. Al fin y al cabo, creo que puedo hacerlo como ya he mostrado en proyectos como La Consulta.
alabardero: 1. m. Soldado armado de alabarda. 2. m. Soldado del cuerpo especial de infantería que da guardia de honor a los reyes de España y cuya arma distintiva es la alabarda. 3. m. coloq. p. us. Miembro de la claque.
A este soldado de jengibre
le arranqué la cabeza
a la menor ocasión
aprovechando que el gaznate
dejaba una mínima superficie
de contacto con el aire
desprovista de su caparazón.
¡Pobre alabardero guillotinado
no siendo un rey
que pudiera merecerlo!
Compré un sello para poder estampar números.
Números que pueden ser fechas.
Fechas que pueden ser números.
Estampé un número de fechas
sobre un pedazo de cartón
de los que utilizo como posavasos
para las infusiones de cada día.
Ahora lo estoy usando
y temo que se manche hasta hacerlo
insostenible
y lo tiraré a la basura
y olvidaré esta pieza tan impresionante
que realicé a base de estampar
un número de números
en una fecha que no recuerdo
de una fecha que sí recuerdo
probando el sello
sellando la prueba
y dando por concluida
la tontería.
Esta mañana he entregado las láminas que Pepe Buitrago me ha pedido para exponer en su maravilloso espacio de Centro Dados Negros en mayo. Disfrutar de su compañía un rato en esta mañana soleada de invierno en Madrid, mientras me contaba el proceso en el que crea sus piezas holográficas ha sido enriquecedor hasta no poder más. Hablar de arte y física con una persona como él que sabe tanto y que lo cuenta con tanta humildad no tiene precio. Un lujazo sin parangón.
En la Plaza de Herradores he comprado manzanilla en una recoleta tienda de infusiones a granel llamada Casa Oriental, tienda de té, productos ecológicos y herbolario. Esta noche la estrenaré con un par de radios de una estrella de anís para dejársela preparada a Carmen De La Rosa para cuando vuelva de su Milonga ROMÁNTICA.
Después he pasado por mi panadería favorita (Museo del Pan Gallego) a comprar la típica hogaza (hogar, fogar, folgar…) de trigo y centeno que hace las delicias de cualquier desayuno (o cena, o comida).
Por si fuera poco, como ya la mañana la daba por casi perdida (ganada completamente, en realidad), me he acercado a saludar a mi librero preferido, Andrés Larrinaga Arechaga, siempre cordial (de cordio, cardio, corazón) que con tanto mimo lleva la librería Menosdiez. Es tan tentador que procuro usar «orejeras» (de las de los burros) para que no se me desvíe la mirada a más libros… pero tenía uno de poesía de Leonard Cohen de tapa dura con ilustraciones por 8€. ¡¿Cómo lo hace para encontrar esas joyas?!
Y de colofón vuelvo al estudio donde esta tarde continuaré con el taller de Poesía Clásica China en el grupo de la Asociación Cultural Clave 53.
¿En qué momento mi vida se convirtió (la convertí) en algo tan bonito?
Fortuna no es sólo una marca de cigarrillos.
Un fragmento de diálogo que me gustaría encontrar en alguna película:
A – Le han asesinado.
B – Puede que le pagarán para silenciarlo.
A – Eso es un móvil.
B – Pues pásame el número.
Estaba en la galería 3
del crematorio
donde estaban depositando
las cenizas del marido de mi prima.
Como casi todo en esta vida
estaban numeradas las tumbas
que en realidad eran nichos
que en realidad eran nada.
En la inmensa mayoría
flores
adornaban nombres grabados sobre el mármol
o nombres destacaban en relieves dorados
e incluso
plateados.
Mientras tanto
un cuadrado en la retícula vertical
de cadáveres incrustados
con urnas abandonadas
permanecía desierto
con tan sólo el número
en el centro del mismo
gritando un 404
que a cualquier internauta
le resulta más familiar que aquellos nombres
de aquellas tumbas plenas de polvo de color gris claro
que queda después de una combustión completa
formado por sales alcalinas y térreas
sílice
óxidos metálicos
y algún resistente hueso con rastros de ADN.
404
Error: La página que ha seleccionado
no existe.
Y yo (en sepulcral silencio)
no paraba de preguntarme
si era la más real de todas las lápidas
si no era un acertado epitafio
de algún programador web
si no era una broma macabra
si era la verdadera esencia de la muerte
si no era la verdadera esencia de la vida.
La web de RENFE es tan mala que ha dejado de funcionar hasta la web del país que da noticias de ello.
Igual es que en general el descuido campa a sus anchas en el desarrollo web, sencillamente.
¿Cómo se pueden atrever a criticar en esta remozada versión de «quien esté libre de pecado que tire la primera piedra»?
La fotografía de tonos rojizos es una que realicé dentro de mi periplo por estaciones de Cercanías de Madrid, llamado Proyecto Lejanías y esta en concreto es una que me gustó y procedí a imprimir y regalar a alguien. Tiempo después la recuperé para exponerla en la presentación del proyecto, de lo que ha pasado casi una década, en un espacio en el que estuve involucrado un tiempo (El Manantial, situado entonces en la Calle Carranza, junto a la Glorieta de Bilbao, Madrid).
Esta fotografía, titulada Flor de la Basura fue tomada el día 04/12/2003 en Estación de Laguna, Madrid. Pertenece al libro Multimedia de Lejanías.
Ha sido impresa en Imprenta de Loreto y Chicote, 13, 28004, Madrid el día 20/12/2006 con formato A3 Horizontal.
No la he devuelto a su poseedora, pues estaba en préstamo, y la he querido colocar en el estudio que ahora tengo en Costanilla de los Ángeles, 2. Ni más ni menos que en la compañía (casi bajo el ala) del ínclito Jaime Vallaure a quien tanto admiro y aprecio.
En casa se rompió el marco barato con el que estaba inserta. Así que procedí a adquirir un marco económico pero más resultón y compré un modelo Ribba de Ikea, por menos de 10€. Este tipo de marcos tiene un diseño que considero «endiablado», pues tiene una caja profunda pero el cristal y la parte de atrás del cuadro queda muy alejado de la pared, no siendo trivial su colocación con una simple alcayata.
Tuve que hojear manuales para ver cómo había otra gente resuelto este pequeño problema. Hasta que decidí ignorar el enganche que trae en la parte posterior y ceñirme al borde del marco, donde tendí un cordel de cáñamo de lado a lado prendido a los laterales con grapas. Si quedaba lo suficientemente tenso, podía servir de sujeción con una sencilla escarpia.
Así lo he hecho y ha quedado razonablemente bien, colgando encima de donde debe estar: el cubo de basura. Al fin y al cabo, la fotografía es del interior de una papelera pública, introduciendo la cámara sin saber cuál iba a ser el resultado. Por fortuna, salió esa foto que he de calificar de colorida y sorprendente.
El sábado estuve buscando rotuladores de gel blanco para escribir sobre cartulina negra gofrada de 300 gramos que había comprado el viernes en la histórica papelería La Riva. Por supuesto, pregunté si tenían allí, pero se les habían agotado.
Después de varios intentos frustrados, en diversas tiendas de minoristas y alguna que otra franquicia (Carlin), llegué a la conclusión de que iba a gastar mucho más en buscar los bolígrafos que si lo hacía por Amazon y esperaba a que me llegase el lunes. Así que eso hice.
Ahora estoy ilusionado con cómo escriben y quiero escribir toda pequeñez en blanco sobre negro… hasta he buscado cartuchos blancos para la impresora… pero sé que es sólo una fase en mi vida. Supongo.
He escrito esta tontería en homenaje a ese día tan simpático en el que el 0 y el 2 son los únicos dígitos necesarios para escribir la fecha.