detalles
chocolomo y la medida de un verso
Este día, mientras medía versos con un metro fabricado con hilos en la casa de la mujer que había escrito un poema titulado «El hilo», ella me explicaba el significado de una palabra que se ha introducido para siempre en mi vocabulario de la mano de su abuela Doña Max: el chocolomo.
Chocolomo: dícese de aquella persona, animal o cosa que desea al mismo tiempo cosas claramente irreconciliables, como pueden ser las que dan nombre a la palabra en cuestión.
De la foto que me hizo mi querida Vera Moreno en su casa, me encanta especialmente la caja de Imperial: Se garantiza que es pura. Y mi insistencia en llevar camisetas que signifiquen, incluso sin haberlas comprado para tal fin, es más, sin haberlas comprado.
Era intensidad viva lo que me movía a realizar esas mediciones de un libro con el fin de dar mediciones para un libro que está por venir y que Verutxi lo hará posible.
Adoro esta forma de ser una especie de ayudante «metapoético«. Y se lo agradezco a los poetas que lo hacen posible.
Poesía visual en una serie de televisión (en la cabecera)
[youtube_sc url=http://youtu.be/cTunFLo_TG4]
Estoy absolutamente cautivado con este pedacito de vídeo, que apenas dura 5 segundos. Pero fotograma a fotograma, se puede apreciar la belleza visual de esta composición que se utiliza como cabecera en una serie de televisión relativamente convencional narrativamente hablando.
Una maravilla fotograma a fotograma. Está claro que el sueño de los surrealistas de hacer un cine-poesía, está empezando a fraguarse, ni más ni menos, que en televisión. Aunque de una manera un tanto insospechada.
Dejo una colección de imágenes que contiene el vídeo para que se pueda apreciar a lo que me refiero.
Relojudías
Dentro del Taller de Poesía Visual y Escénica que coordiné en El Patio de Martín de los Heros, durante el fin de semana del 18 y 19 de Enero de 2014, propuse hacer algo con 12 judías a cada asistente.
Yo, pasado el tiempo, acabé por hacer algo que tuviese que ver con eso, con el tiempo; e hice este relojudía.
Ahora, las judías quedarán guardadas para poder repetirlo cada cierto tiempo por otros lugares o sugerirle a otras personas que inventen otro objeto con ellas.
Punk
Que yo no haga dieta no quiere decir que yo sea punk… por mucho que simpatice. Tampoco que yo no muera (de momento).
Este divertimento para empezar la semana con alegría, con un guiño a las anécdotas cotidianas, a los detalles ocultos detrás de papeleras, debajo de carteles de neón… bajo el asfalto, quizá, hay huertas de poemas.
De números
Hay algo raro en esto de los números, los numerales, los ordinales y los cardinales. Me explico:
one | two | three | four | five | six | seven | eight | nine | ten |
first | second | third | fourth | fifth | sixth | seventh | eighth | ninth | tenth |
Yo me pregunto:
¿Por qué hay tanta diferencia en one/first o en two/second y tan poca a partir de six/sixth?
Sé que tiene una explicación, es más, podría ponerme a buscarla ahora mismo y gastar horas de mi tiempo a ver si estas diferencias se producen en todos los idiomas del mundo o solo en algunos, pero es que el número de cosas que me pregunto es tan gigantesco que pasaría años solo enumerando las cuestiones.
Y aquí un intento de incluir el uno en gótico: (Intentando dominar los códigos de unicode en html)
𐌰
El grito, de Embajadores
Abandonado en un rincón de la semicircular Glorieta de Embajadores, lugar por el que me paseaba mi madre de camino a mi cole, el Legado Crespo (que mantiene el nombre), situado en el Paseo de las Acacias, 2, yendo desde Mesón de Paredes, 84, por la calle de Miguel Servet (ese hereje para una secta cristiana distinta del catolicismo), y arribando a la Glorieta por la calle Embajadores.
Caíamos en la pared del Instituto (IES) Cervantes (omnipresente autor del Quijote, pero más panchesco que quijotesco, de ahí su omnipresencia consentida y fomentada) y justo ahí, justo en ese lugar, el lunes pasado, Carmen y yo, mientras paseábamos poniendo publicidad de nuestras clases respectivas (de Tango o de Matemáticas, Pilates o Física y Química), nos encontramos este grito callejero.
Se nos enervaron los pelos, entrecortó la respiración, decidimos no seguir poniendo carteles en la plaza o glorieta y subimos, tras fotografiar lo que nadie apreciaba, olvidado, hacia la plaza de Tirso de Molina (otro escritor al que defender estatalmente).
Por un instante, pensé que era un ser humano real, un cadáver abandonado de un niño pequeño que hubiese sido abandonado tras un largo deterioro, un inmigrante, pensé, al que no se podía dar cabida en uno de nuestros sacrosantos cementerios. Agradecí comprobar que la estructura interna parecía ser madera. Era Pinocchio fallecido y olvidado en un imposible rincón de Madrid.
Su grito era silencioso, Munchesco, sordo y ensordecedor.
Tengo aún el eco de su mirada clavada en mis ojos.
PenDrive
Sobre la foto
el pendrive se carga
de fotos.