Una escoba

caminando por la calle encontré una escoba
apoyada en una farola
no sé cómo había llegado
a estar apoyada en la farola
pero me enterneció y quise fotografiarla
y no tenía mi cámara de fotos
así que no hice nada
nada de nada

y ahora recuerdo la pobre escoba
apoyada en una farola
en un poema triste apoyado en un blog
que a penas se sostiene
y me enternece
pensar en un lector
sin cámara
leyendo este poema que no es una escoba
apoyándose en una mesa que no será una cama
mientras yo olvido la razón
por la que quise escribir este poema
a una escoba
a una farola
o a mi mirada.

No soy fotógrafo

Ayer no escribí mi entrada en este blog. En parte porque estuve haciendo fotos de Tango a Carmen con su pareja actual, Robert. No creo que salieran muy bien. Es más, tengo la sensación de que les hice perder el tiempo haciéndoles creer que tengo capacidad para hacer algo como eso.
Comencé por hacerle fotos a Carmen sola, pero no sabía muy bien qué sugerirle para obtener los mejores resultados. Sí sé que le indiqué que por favor se estuviese quieta, yo me movería por el espacio alrededor de ella buscando mirar de maneras diferentes a algo que se mantenía estático.
Obtuve algunos buenos detalles, pero poco más. Tampoco tenía una buena cámara, ni una buena iluminación, ni una modelo profesional. La sala era bastante neutra, con mi querido fondo de telón negro, que tan suculentos resultados da habitualmente.
Tarde llegó Robert.
Seguí haciéndoles fotos proponiéndoles posturas, abrazos, vestuario. Pero por la tarde vi las fotos. La mayoría de ellas están mal. La inmensa mayoría. Quemadas. Queda patente mi desconocimiento de la técnica fotográfica mínima para no hacer perder a la gente el tiempo pensando que van a obtenerse resultados dignos.
Yo creía que podía, creía que iban a aprovecharse un promedio del 5% de las fotos realizadas. Salvo las de detalles, apenas son aprovechables el 1%. Quizá manipulándolas, editando los originales y reduciendo los brillos… o sea que perdiendo más tiempo mío y, quizá, algo del suyo puedo conseguir llegar al 3% de fotos dignas. Hice más de 400 fotos. Quizá puedan obtener 10 fotos útiles.
No sé porqué me meto en camisas de once varas. Frase, entre otras cosas, tan divertida!

Un clavo

El Clavo en la paredMe gusta encontrarme con detalles. Es algo que hago de cuando en cuando para disfrutar de una mirada que no suelo tener. Ver lo pequeño, lo casi insignificante, lo más cotidiano que cotidiano, podríamos decir, incluso, que vulgar… y darme cuenta de lo evocador que es, que resulta, una mirada a la realidad extraordinaria que hay en cada pequeño pedacito de la misma.
Me recuerda esa idea de que el mundo entero está en la punta de una aguja. Sí.
Este clavo/escuadra que no es un clavo, que quizá no era más que un pedazo de hierro penetrando un taco demasiado ancho para él. Sobre una pared algo tocada, indicando que había sostenido un cuadro, una imagen, que quizá contenía la foto de un taco del que asomaba una alcayata. Escarpia viril y solitaria, amante de la pared. Puedo ver en este clavo una metáfora, un poema de vida y muerte, un bello guiño de la realidad, también un corte de manga (lo que me recuerda unas acciones que fue invitado a hacer Isidoro Valcárcel Medina en Madrid, eligiendo para ello calles cuyos nombres hacían alusión a un corte de mangas, él siempre tan inteligente).
Me gusta lo que ve la cámara cuando, en modo “macro” se acerca a un detalle, cómo se desdibuja el fondo, se pierde en una especie de continuo, como si la realidad mostrara en este pequeño experimento su naturaleza dual: concreta y discreta, partícula y onda.
Me gustan los detalles. Me hacen sentir que la realidad es infinita. Me recuerdan que debo seguir mirando para encontrar sorpresas, para encontrar belleza, como de la que hablaba Lautreamont, la del encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de escribir y un paraguas. Me gusta mirar para recordar que ahí, justo debajo de mis ojos, está la poesía, esperándome, esperando ser encontrada y revelada. De ahí la fotografía.

Esto no es una broma