En el suelo del Montjuic hay un sol naciente.
El levante peninsular
gira a la velocidad de la Tierra
en dirección contraria a la incidencia
de radiación
del astro rey.
Gira a la misma velocidad
que Japón.
La bandera de aquel país
contiene ese sol
rojo
teñido de tanta sangre…
En el suelo de Montjuic
se ve la sombra de un castillo
cuyos cañones
han derramado
vísceras
para mantener la violencia
a flor de piel.
Todo sigue girando
como si no pudiésemos
cambiar ni un ápice
nuestra manera de entender el mundo.