Leyendo esta publicidad de la famosa app Tinder de citas, me llamó la atención esta frase:
querer a quien, cuando y como yo quiera
Pero especialmente por ese pronombre personal de primera persona que conlleva cierto egotismo, cierto pensar desde el yo más absoluto las relaciones con otras personas, es decir, no querer a quien me quiera, sino a quien YO quiera.
No es necesariamente malo y presumo que tras el texto se puede leer un mensaje liberador, como de que cada cual es libre de querer a quien quiera.
Pero me sigue sobrando tanto YO en tantas frases… Y echo de menos (yo) que se lea en las escuelas, desde adolescente por lo menos, El Arte de Amar, de Erich Fromm.