Me enfado poco

A pesar de ser una persona bastante vehemente en mis discusiones, en realidad me enfado muy poco y muy pocas veces por un error de alguien que sé que no ha sido intencionado.

Vengo desde hace años trabajando con la imprenta LozanoImpresores.com (desde que se llamaban online lozprinter.com) y en general estoy contento con su relación calidad/precio y su atención al cliente suele ser muy satisfactoria, detallista, cuidadosa… hasta que he pedido algo que no parecía que revistiese complejidad:

La Segunda Reimpresión Revisada (arreglando algunas erratas menores) del libro de Eva Obregón Blasco La palabra dormida que presentamos en diciembre y ha sido un «éxito de ventas» que ha hecho necesaria la reimpresión de otros 100 ejemplares.

Bien.

Se procedió a modificar esas erratas que contenía la primera impresión de la primera edición y, tras consultar (internet y a compañeros editores) si era preciso un nuevo ISBN o un nuevo Número de Depósito Legal, que me respondieron con un ambiguo: «si hay pocos cambios, no es necesario» (aunque ese «pocos» no queda nada claro), realicé un presupuesto tirando a ajustado para que la reimpresión fuese muy muy económica asumiendo (erróneamente) que no llevaría mucho trabajo.

Eva Obregón aceptó y pagó mi servicio de «intermediario» /editor/ con la imprenta rápidamente y les envié a imprenta la nueva tripa (el interior) del libro con las modificaciones pertinentes y el abono por transferencia anticipada correspondiente.

Un par de semanas después aún no había llegado así que les llamé para saber en qué estado se encontraba el pedido y me dijeron que lo enviaban inmediatamente. No me habían hecho llegar FERROS, pero asumí que no era necesario porque las modificaciones eran menores.

Y llegó mal. A finales de febrero, casi un mes después. No habían modificado el archivo interior, así que teníamos otros 100 ejemplares con las erratas sin corregir.

Pacientemente, reclamé ese pedido y me dijeron que habían cometido un error (todo el mundo comete errores), así que les dije que no pasaba nada y esperaba que me enviasen los 100 ejemplares corregidos, tal y como había pagado. No pusieron ninguna pega. Faltaría más.

Eso sí, yo perdí el tiempo revisando a ver si les había enviado el archivo correcto, si no me había equivocado antes de acusarles, esencialmente, de descuidados.

Pero no era mía la culpa. La responsabilidad estaba en su tejado.

Se disculparon y me dijeron que me preparaban otra vez los ejemplares con los archivos corregidos.

Pasaron 2 semanas y tuve que volver a llamar para saber qué pasaba. Creían haberme avisado, pero ya habían sido enviados los ejemplares corregidos. Según ellos, claro.

Y volvieron a llegar MAL. ¡No me lo podía creer!

Les llamé, algo disgustado, pero aún sin perder los papeles para decirles que no entendía qué estaba pasando pero que me habían hecho llegar otra vez 100 ejemplares con la tripa (el interior) del libro antes de ser corregido.

Tengo mucha, pero que mucha paciencia con estas cosas, pero ya me estaba empezando a hartar. Entre otras cosas, porque la autora, mi querida Eva Obregón Blasco, necesitaba más ejemplares para una nueva presentación. Yo quería (y ella también) tener los ejemplares corregidos, pero ya no creí que pudiesen llegar a tiempo, por muy insistente que me pusiese en que me los volviesen a imprimir.

El 10 de marzo tuve que hablar subiendo un poco el tono para que les quedase claro que tenían que enviarme los ejemplares corregidos antes del jueves. Hoy viernes Eva tiene una presentación de su poemario en una librería en inglés. Yo le anticipé 20 ejemplares de los que habíamos recibido con errores (sin corregir) para que pudiese hacerse cargo de las nuevas compras que le hicieran o los que le pedía la librería.

Me informaron que lo resolverían. Me volvieron a pedir los archivos del interior del libro, para que nadie pudiese extraviarlo. Envié de nuevo el archivo de la tripa corregidas las erratas. Siempre asegurándome 6 veces de que enviaba el adecuado.

Hoy el repartidor de correos me pregunta, ya extrañado de tantos envíos iguales, ¿qué es lo que estás recibiendo? y le contesto que es que la imprenta se ha equivocado ya 2 veces en un libro… y me dice «¡qué incompetentes!». Le puntualizo diciendo que «un error lo tiene cualquiera». Y está de acuerdo y se va en el ascensor.

Pero han vuelto a llegar… ¡MAL!

¡¡No doy crédito!! He llamado INDIGNADO. Procurando no insultar, pues sé que no se consigue mucho más que sin insultos, pero sí con contundencia diciéndoles que no aceptaba lo que estaba pasando. Que me tenía que quedar los ejemplares con erratas para la presentación de esta tarde, pero que los que me habían llegado estaban aún peor y no me servían para nada.

Las páginas pares están donde deberían estar las impares… (pero con las erratas corregidas). Un disparate. Reviso lo que les envío. Por supuesto, está bien. Les llamo. Me pasan con el Taller. Manolo me atiende con humildad y cordialidad, pero yo a estas alturas estoy algo enfadado y se lo come él. Me dice que, efectivamente, está mal pero que el error ha sido del taller… y que lo corregirá e intentará que el lunes me haya llegado. Aunque para mí ya es muy muy tarde.

Cabreo monumental por la pérdida de tiempo y de confianza que me están generando. Quizá también porque hasta ahora era mi imprenta de confianza y eso me hacía ganar eficacia y ahorrar tiempo solicitando distintos presupuestos a otras imprentas.

Los he recomendado varias veces, pero esto va a cambiar. Y es una pena. Estoy seguro de que ha sido una cadena de errores humanos que no suelen cometer, pero este fallo tri-repetido hace que sea muy poco seguro imprimir con Lozano Impresores S.L. si tienes prisa o si tienes un cliente con el que quedar bien, sin sorpresas…

Volveré a imprimir con ellos. Seguramente. Pero antes de hacer un nuevo pedido grande tengo que hacer alguno pequeño y obtener un buen resultado, porque me ha dejado una sensación de riesgo, fragilidad… que aumenta la que, ya sin su ayuda, tengo habitualmente.

Entropía, masa crítica, política y feminismo

Que las corrientes feministas se hayan separado (divergido, que no escindido) no es nada raro si se tienen en cuenta variables como la entropía, la masa crítica de cardúmenes varios y la incidencia de las campañas electorales en la tergiversación de la información hasta manipulación de la población.

Un sistema, generalmente, gana en complejidad a medida que el número de elementos del mismo aumenta, lo que significa que se tiende a aumentar el desorden (entropía), la desunión y, como consecuencia, las divergencias dentro del mismo aparecen, resultado de una natural dinámica de fluidos.

Pero lejos de ser un mal síntoma cabría leerlo en clave «optimista» desde el punto de vista de quien ve que el número de seres humanos que se consideran feministas ahora mismo es tan elevado como para haber superado una masa crítica que produce la reacción de fisión correspondiente. No obstante, la reacción sigue teniendo lugar. La explosión de feminismo avanza por todas partes.

Si a ello le añadimos las tensiones partidistas resultado de la necesidad de desear imponer agendas electorales (suponemos que con la mejor intención posible de hacer que la ciudadanía sea más y más feliz cada vez), el resultado no podía ser otro que el de aparentar desunión, donde yo veo agitación (gases o fluidos versus estructuras cristalinas sólidas) esperable en un sistema de alta entropía.

Sol naciente

En el suelo del Montjuic hay un sol naciente.

El levante peninsular
gira a la velocidad de la Tierra
en dirección contraria a la incidencia
de radiación
del astro rey.

Gira a la misma velocidad
que Japón.

La bandera de aquel país
contiene ese sol
rojo
teñido de tanta sangre…

En el suelo de Montjuic
se ve la sombra de un castillo
cuyos cañones
han derramado
vísceras
para mantener la violencia
a flor de piel.

Todo sigue girando
como si no pudiésemos
cambiar ni un ápice
nuestra manera de entender el mundo.

¡Que le devuelvan las pirámides a Egipto!

Vale, es verdad que los malos de esta película reciente son los imperialismos occidentales de los siglos XIX y XX, pero… y es un gran pero:

¿Qué es ese Egipto del que se habla cuando se dice que las reliquias fueron robadas a «Egipto»?

El Egipto del que fueron robadas no es el Egipto de hoy en día: un estado independiente y más o menos «de derecho», sino que era una propiedad del ya debilitado Imperio Otomano, así que se podría pensar que las reliquias fueron robadas a «Turquía», pero es que poco o nada tiene que ver Turquía (actual) con el Imperio Turco del S XIX.

Es un tema complejo que se suele tratar en reuniones de amiguetes en un bar y se dan soluciones tan simplonas que espantan, hasta llegar a decirse que toda propiedad es un robo, siempre y cuando convenga afirmar tal cosa y no como lo haría el anarquista a quien esa frase le resultaría muy diferente.

¿Qué es la propiedad? o una investigación acerca del principio del derecho y del gobierno (en el original francés: Qu’est-ce que la propriété? ou Recherche sur le principe du Droit et du Gouvernment) es el título de un libro del anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon editado en el año 1840.

Es en este libro donde aparece la cita más célebre de Proudhon, «La propiedad es el robo», y otras menos conocidas, como «La propiedad es imposible».

Editando vídeo Poseía Poesía

Este es uno de los fotogramas palimpsésticos del vídeo que he preparado para la Presentación de Poseía Poesía.

Lo he estado editando con Kdenlive, que es, con suma diferencia, muchísimo mejor que Openshot con el que hasta ahora había editado vídeo sobre Linux, lo que no deja de ser una locura antisistema mayor que la de pegarse con adhesivo a una obra de arte mercadeada.

Idiota y culpable

Me siento idiota y culpable por no haber acudido este domingo a la manifestación en defensa de la sanidad pública, a pesar de que lo justifico con mi enfado por los resultados del 4M que me dejaron completamente decepcionado con la población de la comunidad de Madrid.

Pero luego, de quien sí ha ido, recibo imágenes como esta:

y me deprimo aún más, pues si creemos que es cosa que se puede arreglar con «la suerte» o que sería una «suerte» que la persona que ha sido elegida por una amplia mayoría en la comunidad que habito se vaya… y no que la suerte sería que tuviésemos una mayoría de población que desease otro modelo social.

No tiene nada que ver con la suerte y sí con la responsabilidad de elegir, en una democracia representativa como la que tenemos, un conjunto de partidos que tomen las decisiones que más se parezcan a lo que deseamos tener como modelo social, político y económico.

El lunes estuve leyendo «El mundo» para ver qué decían de una manifestación que en los medios afines al PSOE o Podemos han calificado de exitosa, para intentar entender lo que hace que se siga votando mayoritariamente a la derecha en esta provincia. En primer lugar, tardé casi 10 minutos en encontrar alguna referencia a la misma, plagada la primera página (página web) de noticias sobre la «sedición» y los «filoetarras». Los comentarios a la noticia (más de 2500) eran esclarecedores de qué personas leen este periódico y lo firmes que son sus planteamientos: privatización y neoliberalismo, sin ambages: lo demás es sedición y bolivarianismo…

También recibí fotografías de quienes han estado en la manifestación más como una fiesta que como una protesta y que en su día a día no condenan más que de palabra y de cuando en cuando a quienes están privatizando desde hace décadas la educación y la sanidad, a quienes están desoyendo advertencias sobre el cambio climático o sobre feminismo y racismo. ¡Qué bonitas son las fotos!

Pero esto no exculpa mi pasividad y mi inacción en esta manifestación que, quizá, sólo quizá, puede remover alguna conciencia y hacer que en las próximas elecciones haya otra mayoría posible que frene o ralentice este desmontaje de todo lo público y evite que se siga apostando por un individualismo neoliberal que por desgracia (desde mi punto de vista) sigue creciendo, manifestaciones aparte.

Es gracioso y/o penoso que para criticar la manifestación se diga que parte de una «movilización politizada». ¿Qué es sino política desmontar un sistema social para edificar otro? ¿Cuál, sino esta, es la función de la política?

Me avergüenzo de no haber participado y, por supuesto, no voy a intentar justificarlo, pero quiero ver un esfuerzo por esos partidos políticos que teniendo tanto en común no son capaces de presentarse en común para movilizar un electorado que cree que puede cambiar en la calle lo que no está dispuesto a cambiar en el gobierno y los órganos que se constituyen para elegirlo.

Sí, tuve una semana cansada.
Sí, tengo una semana estresante.
Sí, tenía motivos para no ir, pero algunos muy serios para ir… y no fui.

Espero con muchas ganas las elecciones autonómicas de España de 2023 que se celebrarán el domingo 28 de mayo de 2023. ¿Qué va a votar toda aquella persona que haya ido o deseado ir a la manifestación en defensa de la sanidad pública?

Atípico

Hace años vimos la serie Atypical donde un adolescente con autismo está listo para enamorarse, pero para comenzar a salir y encontrar el amor, necesita ser más independiente. Las consecuencias sobre la gente de alrededor (como por ejemplo su hermana) son mostradas con mucha delicadeza, pero realismo, lo que dota a la serie de una mirada integral que permite vislumbrar lo que es vivir siendo alguien «en el espectro», como se suele denominar a quien tiene algún grado de autismo, pero a su vez cómo es vivir con alguien así.

El autismo está dentro de otros «síndromes» o «trastornos», como el caso del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), o el asperger, que agrupan a las personas en lo que se denomina «neuroatípicos» en oposición a los «neurotípicos». Es una terminología que huye de la mucho más simplista normal/anormal, esquivando el estigma peyorativo de la misma.

Una de las cuestiones importantes en el trato con personas neuroatípicas es lo que muestra el siguiente esquema:

Y es que en realidad hace recaer bastante esfuerzo de empatía y trato diferente en las personas neurotípicas alrededor de la misma, lo que no siempre es fácil de sostener, especialmente porque también las personas neurotípicas tienen sus necesidades y, en ocasiones, son contrarias a las que requiere o necesita una persona neuroatípica.

El viernes por la tarde tuve un encuentro de los que organizo de Té y Poesía (N’Clave de Po(esía)) y acudieron 5 personas que se autoidentifican como autistas. Es de agradecer que lo hagan público porque no siempre es evidente si se trata de un «trastorno» inevitable o un comportamiento inapropiado y corregible. No fueron hostiles, ni desagradables, pero «enrarecían» el ambiente con formas de actuar fuera de lo común, que requirieron una pequeña capacidad de comprensión por el resto.

Cada vez que me encuentro en la tesitura de coordinar colectivos que incluyen tanto personas neuroatípicas junto a neurotípicas siento una sensación extraña entre la aceptación de la diferencia y la intolerancia para proteger a quienes, dadas las circunstancias, a veces se sienten más ignoradas, como suelen ser las personas neurotípicas que han de comportarse atípicamente para que las personas neuroatípicas encajen en el grupo.

Obviamente se puede pedir (y en muchas ocasiones se obtiene) un esfuerzo de empatía para que no sientan rechazo quienes suelen recibir ese rechazo en una sociedad que deja de lado cualquier cosa que escape de una «normalidad» demasiado normativa. Pero hay que hacer equilibrios entre esa tolerancia y el egotismo que muchas veces las condiciones neuroatípicas implican.

Suelo ser altamente consciente de algunas dificultades de las personas neuroatípicas y tratarlas con especial cuidado, pero a veces corro el riesgo de atraer a este tipo de personas espantando (sí, es algo espantoso usar esa palabra, pero es bastante apropiada) a las personas neurotípicas que son la base de mis talleres, por tanto, son la base de lo que garantiza un flujo de dinero que permita continuar teniendo reuniones a las que pueda acudir cualquier persona independientemente de su tipicidad.

Existiría la opción de organizar reuniones separando a las personas por su característica neurotipicidad, pero es una forma suave de segregación que procuro evitar.

En ocasiones siento que tendría que tener una formación básica sobre cómo enfrentar este tema, pero está algo fuera de mi alcance dedicarle tiempo (y posiblemente dinero) al mismo.

El viernes me quedó una rara sensación y, sin embargo, las 5 personas autistas que vinieron disfrutaron una velada que quieren repetir. ¿Qué pasó con las otras 12 personas asistentes? ¿Cómo se sintieron? Es complicado que digan la realidad tal cual la vivieron pues hay cierta insensibilidad que no queremos mostrar en público, por aquello del comportamiento «neurotípico».

¿Es la poesía un arma cargada de futuro?

Afirmaba Gabriel Celaya este poema inolvidable/inmejorable:

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
(De «Cantos iberos», 1955)

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

¿A qué le llamamos arma?

arma Del lat. arma, -?rum ‘armas’. 1. f. Instrumento, medio o máquina destinados a atacar o a defenderse. 2. f. Medio natural de los animales para defenderse o atacar. 3. f. Medio que sirve para conseguir algo. Su única arma es la mentira. 4. f. Mil. Cada uno de los institutos combatientes de una fuerza militar. El arma de infantería, de caballería, de artillería. 5. f. p. us. Rebato o acometimiento repentino. 6. f. desus. Alarma, situación en la que hay que aprestarse para defenderse. 7. f. pl. Tropas o ejércitos de un Estado. 8. f. pl. Milicia o profesión militar. 9. f. pl. Piezas con que se arman algunos instrumentos, como la sierra, la brújula, etc. 10. f. pl. Heráld. Blasones del escudo. 11. f. pl. Heráld. escudo de armas. 12. f. pl. desus. Hechos de armas, hazañas guerreras. arma acorazada 1. f. Mil. Conjunto de las unidades acorazadas de un ejército de tierra. arma arrojadiza 1. f. arma que se lanza con la mano. U. t. en sent. fig. Usan las encuestas como arma arrojadiza. arma blanca 1. f. arma ofensiva de hoja de hierro o de acero, como la espada. arma corta 1. f. arma de fuego diseñada para ser empleada normalmente con una sola mano y sin apoyo en ninguna otra parte del cuerpo. arma de doble filo, o arma de dos filos 1. f. arma blanca que tiene filo por ambos bordes de la hoja. 2. f. Algo que al ser empleado o realizado puede dar un resultado contrario al que se persigue. arma de fuego 1. f. arma en que el disparo se produce empleando pólvora u otro explosivo. arma de percusión 1. f. arma de fuego cebada con mixto fulminante, cuya explosión se produce por golpe. arma larga 1. f. arma de fuego diseñada para ser empleada normalmente con ambas manos y apoyada sobre el hombro del tirador. arma mecanizada 1. f. arma que dispara desde el propio vehículo que la desplaza. arma negra 1. f. p. us. Espada, florete u otra arma semejante, sin filo y con un botón en la punta, con que se aprende la esgrima en las escuelas. arma termonuclear 1. f. Bomba atómica basada en la fusión del hidrógeno. armas blancas 1. f. pl. Heráld. armas que llevaba el caballero novel, sin empresa en el escudo hasta que por su esfuerzo la ganase. armas falsas 1. f. pl. Heráld. armas formadas contra las reglas de la Heráldica. armas parlantes 1. f. pl. Heráld. armas que representan un objeto de nombre igual o parecido al de la persona o Estado que las usa, como las de León, Castilla, Granada, etc. al arma, o a las armas 1. locs. interjs. U. para prevenir a los soldados que tomen prontamente las armas. con armas y bagajes 1. loc. adv. Completamente, del todo. Se rendía ante la dificultad con armas y bagajes. con las armas en la mano 1. loc. adv. Estando armado y dispuesto para hacer la guerra. de armas tomar 1. loc. adj. Dicho de una persona: de cuidado. 2. loc. adj. Dicho de una persona: Que muestra bríos y resolución para acometer empresas arriesgadas. dejar las armas 1. loc. verb. Retirarse de la actividad militar. descansar armas, o las armas, o sobre las armas 1. locs. verbs. Dicho de los soldados: Aliviarse del peso de ellas apoyándolas en el suelo. en armas 1. loc. adv. En actitud bélica o de sublevación. Alzarse, levantarse, ponerse en armas. U. t. c. loc. adj. U. t. en sent. fig. Otra vez la Universidad en armas. entregar las armas 1. loc. verb. rendir las armas. hacer armas 1. loc. verb. Pelear con armas, hacer guerra. 2. loc. verb. Amenazar arma en mano. 3. loc. verb. Pelear cuerpo a cuerpo con otro en sitio público. hacerse a las armas 1. loc. verb. Acostumbrarse y acomodarse a algo a que obliga la necesidad. llegar a las armas 1. loc. verb. Llegar a reñir o pelear. medir las armas 1. loc. verb. Reñir o pelear. pasar a alguien por las armas 1. loc. verb. Fusilarlo. ponerse en arma 1. loc. verb. coloq. Apercibirse o disponerse para ejecutar algo. presentar armas la tropa 1. loc. verb. Mil. Rendir honores militares con las armas. probar las armas 1. loc. verb. Poner a prueba la capacidad de las personas en cualquier materia o para cualquier cosa. 2. loc. verb. Esgr. Tentar y reconocer la habilidad y fuerzas de quienes manejan las armas. publicar armas 1. loc. verb. desus. Desafiar a combate público. rendir armas 1. loc. verb. Mil. Hacer los honores a la eucaristía, hincando la rodilla derecha e inclinando las armas y el cuerpo. rendir las armas 1. loc. verb. Mil. Entregarlas al enemigo reconociendo la derrota. sobre las armas 1. loc. adv. Mil. En disposición para combatir. La guarnición ha de estar sobre las armas. U. t. c. loc. adj. tomar armas, o las armas 1. locs. verbs. Iniciar un enfrentamiento armado. velar las armas 1. loc. verb. Dicho de quien iba a ser armado caballero: Guardarlas, haciendo centinela por la noche cerca de ellas, sin perderlas de vista. y armas al hombro 1. expr. coloq. U. para dar a entender que alguien se desentiende de algo. cámara de las armas fiesta de armas hacha de armas hecho de armas hombre de armas maestro de armas paje de armas plaza de armas rey de armas suspensión de armas trance de armas ujier de armas

He marcado en «negrita» dos acepciones que me gustan:

1.- Instrumento, medio o máquina destinados a atacar o a defenderse.
2.- Medio que sirve para conseguir algo.

Mi reflexión es la siguiente:

Sí, la poesía es un arma en el sentido de que es el medio que me ha permitido, durante toda mi vida, defenderme de quien ostenta prosas impositivas, prosas agresivas y cargadas de imperativos, prosas de quien sabe, quien dice que sabe, quien no tiene dudas, quien condiciona el trato a la afinidad política, que ni siquiera es política, sino monolítica, la poesía es un medio, instrumento y, en ocasiones máquina, que he destinado a atacar una visión cerrada, opaca y amargada de un mundo que tiene en la esperanza su última esperanza, de una persona (yo, y tú si me acompañas) que tiene en la esperanza su última esperanza.

La poesía es un arma cargada de un futuro lleno de discusiones sobre si el verso es libre, sobre si el verso es blanco, sobre si el haiku es simple, sobre si el ripio es malo, sobre si la inversión en un libro compensa el enriquecimiento que produce en mi mente, y no todos lo logran, o no lo logro yo.

La poesía es un arma cargada de un futuro lleno de ilusión, lleno de lucha naïf contra la corriente de mierda que fluye en dirección contraria.

La poesía es un arma cargada de un futuro si ese futuro niega la posibilidad de guerras, para lo cual no hay mejor manera que escribir un poema. No se puede escribir mientras se dispara una bala.

La poesía es un arma cargada de un futuro en el que la palabra con toda su libertad destierre el exabrupto, el grito irrespetuoso, el trato amargo, el ojo inyecto.

La poesía es un arma cargada de un futuro que ponga en evidencia el machismo, el racismo, el clasismo y todo el entramado de una maquinaria de guerras que día a día y en todo momento convierte la sociedad en un campo de batalla y no un campo de adelfas perfumadas.

La poesía es un arma cargada de un futuro en el que transforma, no ya en primer lugar el mundo, sino en primer lugar a aquella persona que aprehende el mundo, que lo mira y lo ama con ojos de poeta, que lo mira y lo ama con unos ojos nuevos, con lágrimas, si se necesita, pero con lágrimas de una sal que no cierre las heridas con todo el pus adentro, con lágrimas, con risas, porque la risa es la forma en la que abatir montañas de tiranía y de dogmas que cargan a sus anchas.

La poesía es un arma cargada de un futuro en el que puedo creer, en el que puedo crecer, un futuro que creo, que croa, que cría… que llena de metáforas y juegos de palabras toda imagen habida.

La poesía es un arma pues sirve como medio para conseguir ese reto, ese desafío inmenso de gotear en el mundo verso a verso hasta volverlo habitable, libre y alegre, cercano y propio.

Si usamos la prosa como arma, si usamos el discurso, la soflama, no saldremos de luchas que no conducen a nada distinto que las armas a quienes mucha gente llama, sin más ni más, las armas.

Pero hasta aquellas tienen su alma.

Y quien no sea capaz de encontrar belleza en ello, no habrá entendido nada.

Influencer, esa nueva profesión…

El problema no está en la fuente emisora de «información», ni por supuesto en el medio o canal, sino principalmente en que no se exige cualificación (o cada día menor) para escuchar temas complejos, para comprenderlos, para analizarlos… Se ha tirado la toalla de la comprensión lectora, de la autoexigencia de conocimiento para acabar exigiendo pureza y limpieza en la fuente.

No es posible solucionarlo así. Y si no, que alguien se dé un paseo por las noticias de periódicos de diferente línea editorial y verán a lo que me refiero.

Pero ahí estamos… cualificación exigible que, por supuesto, en estos lares, será adquirible en un master privado… y ya sabemos.

Esto no es una broma