Homeless

Trivializo sobre el hecho de que tengo dinero suficiente para abordar una obra que me obliga a dormir fuera de casa. Parece que en estos tiempos críticos no está bien visto trivializar sobre ninguna cosa. Todo es serio, muy serio, tan serio que puedo decir tres veces seguidas sin reírme tururú pajaritos, tururú pajaritos, tururú pajaritos.

Trivializo porque creo que ha llegado el momento de hacerlo cada vez con más frecuencia. Aunque sea duro para muchos, aunque pueda herir sensibilidades de los más desfavorecidos, pero teniendo en cuenta, sin embargo, la necesidad de banalización de una inmensa mayoría de sufridores de una crisis que no reconocen haber provocado.

Trivializo porque está de moda, está de moda simplificar para culpabilizar banqueros, a presidentes de países nórdicos, a funcionarios, al otro, siempre al otro, con las responsabilidades que asumir sería durísimo.

Trivializo porque estoy cansado de ser tan tremendamente coherente como para no poder actuar, llevado a un epojé paralizante que siempre me ha caracterizado; creo.

Hay que decir esto está bien. Esto está mal. Niño, caca. Caca Culo Pedo Pis. Y no, no me da la gana…

Así que trivializo.

Y punto… o no.

Meditaciones de un rehabilitante (I)

El hombroTengo diagnosticada una tendinitis del manguito rotador en el hombro. Ya me pareció gracioso cuando me lo dijeron. Tener en el hombro una pieza llamada manguito rotador me hacía recordar a los manguitos flotadores que se usan cuando se está aprendiendo a nadar. Claro, será que el nombre es asonantemente igual o que también son manguitos o que se ponen en los hombros. El caso es que me pareció tan gracioso que estuve a punto de reírme y no pude reprimir una sonrisa y una pregunta: ¿Qué es eso? que a mi médico le debió parecer ridícula.

Pero, aún así, me lo explicó.

Desde entonces estoy yendo a una clínica de rehabilitación en la que no paro de tener unas meditaciones de lo más variopintas, pero algunas de ellas son un poco obsesivas. Lo cual no me sorprende mucho, dada mi tendencia a la obsesión (famosa película, por otro lado).

Cada día, llego a Guzmán el Bueno 133 y entro en la clínica Arimón. Entro pensando que el nombre me recuerda a un limón, pero no digo nada. La puerta del edificio Britannia de rango y abolengo tiene un portero vigilante que se pasa el día charlando con el vigilante de la urbanización. Me alegra, así no me pide los datos o me interroga acerca de mi destino, como ocurre en muchos edificios de Madrid.

Camino a lo largo del pasillo cuasi-parabólico y penetro en la sala donde, al menos 6 camillas están disponibles para realizar los ejercicios que cada paciente (usuario) tiene encomendados. También es donde las (recalco la a de las) terapeutas masajean a quienes lo necesitan.

Hay unas poleas para ejercitar la articulación del hombro y los codos que suelen estar ocupadas siempre, porque parece ser que tendinitis de manguito rotador, ahí donde se nombra, es de lo más común. Hay otros muchos artefactos o artilugios propios de cualquier campo de concentración o sala de torturas, algunos con cuero, otros de metal, pesas de distinta masa, barras de diferentes longitudes…

Y lo primero que intento es realizar «las poleas». Me he dado cuenta de que en este lugar los ejercicios son nombrados por la herramienta que se usa para realizarlos. Es como si dijese que voy a «el bolígrafo» en lugar de decir que voy a escribir y, mucho menos, para decir que lo que escriba será un poema, por ejemplo.

Realizo «las poleas» sentado, porque así es cómo debe ser hecho, con una mano asiendo una polea y con la otra asiendo la otra polea que está conectada con la primera, de modo que si hago una fuerza vertical y hacia abajo de una de ellas la otra experimenta una fuerza vertical y hacia arriba. Mientras estoy sentado pienso que no sé si la posición que adopto es la correcta: ¿debo sentarme un poco más adelante? Me dijeron que realizase la fuerza con la mano izquierda (el brazo izquierdo) que es el que tengo bien, pero ¿qué fuerza debo realizar? ¿de qué magnitud? ¿en qué dirección? ¿a qué altura del brazo derecho debo detenerme? ¿por cuanto tiempo debo detenerme cada vez que alcanzo el cénit?

Son casi diez minutos interminables durante los que no puedo dejar de pensar en esto. Pero es lo que me ocurre en los demás ejercicios. Son tantas y tan absurdas las dudas que sé que no debo preguntarlas, aunque es posible que alguna de las preguntas tenga sentido formularla a las terapeutas.

A, A, A… as…. as…. as…

Las pacientes, las terapeutas.

Apenas hay algún paciente masculino. No hay ningún terapeuta masculino. ¿Por qué?

Tengo una teoría que he ido formulando a lo largo de varias jornadas allí para ambas respuestas.

A los hombres no nos está permitido ser frágiles, rompernos, estar mal. Siempre tenemos que estar fuertes y sanos, incluso cuando no lo estamos. Aquel hombre que está mal es un débil y la debilidad no está tolerada entre los humanos del género masculino. Así que los pacientes que estamos por allí sentimos que no es nuestro sitio, que es un lugar para mujeres, regido por mujeres, casi como una peluquería en la que las máquinas de secar el pelo sostuviesen las permanentes de los rulos y el olor a amoniaco invadiese la pituitaria.

A los hombres no nos está permitido quejarnos. Y llorar… de eso ni hablamos. Así que, hombre, si lees esto, ya sabes, no vayas a una clínica, ni se te ocurra: eres un hombre, eres un hombre… y me acuerdo de In&Out y hasta me dan ganas de ponerme a bailar.

Y en ese ambiente tan recalcitrantemente femenino, es fácil entender porqué son mejores recibidas las terapeutas. Aunque otra teoría es que cuidar de otro ser humano es algo que hacen las mujeres de manera natural. Lo aprenden en la maternidad. Ja!

Esto me lleva a pensar que la paternidad no cuida de la manera que cuida la maternidad, pero claro, ahora que los roles profesionales han puesto las cosas de otra forma a como era hace siglos, quizá deba cambiarse también esta idea. La paternidad debe ser tan cuidadosa con otros humanos como lo es la maternidad. Y esa paternidad/maternidad más igualadas quizá acabe llamándose fraternidad en el sentido que le dio la Revolución Francesa, de cuidar los unos de los otros. O así me gustaría que fuese. Una fraternidad en la que los humanos cuidasen a los humanos por el placer de hacerlo, no por la recompensa, ni en el más allá ni en el más acá. Sino por el placer de hacerlo.

Mañana seguiré.

¿Confundimos raza con nacionalidad?

El otro día publiqué en FaceBook una inocente pregunta que desató un debate bastante interesante. No era una pregunta puramente retórica, pero claro que encerraba cierta maldad. Era una pregunta con la que, inocente, me habría gustado hacer un sondeo. Me pareció sumamente interesante que la discusión, como tantas otras, derivase hacia el lenguaje y su precisión o imprecisión.

Está claro que FB es un patio de colegio y que hay que tener especial cuidado con lo que se dice. Por eso me limité a hacer una pregunta… y aun así… A partir de esa tuve varias respuestas que me atribuían una intencionalidad distinta de la que yo tenía. Varios quisieron creer que yo decía que España o los españoles somos racistas, otros dijeron que, como yo, tampoco aprobaban el nacionalismo, pero yo no había dicho eso.

Transcribo toda la conversación porque algunas de mis opiniones (e incluso algunas de las de otros) no quiero perderlas.

Giusseppe Domínguez: En España se confunde raza con nacionalidad. ¿Qué nombre tiene esto?
06 de julio a las 10:43

Ulises Fidalgo Prieto Los salseros confunden raza con saber bailar, salsa, claro (no Waltz.)… Y claro, «la raza latina es la mejor». Eso no es racismo, es una tautología. Si la raza latina se define cómo la que mejor baila salsa, enotonces lo que mejor bailan salsa son los que mejor bailan salsa.

Santiago Gala no ?e, nacionalismo o su sinónimo racismo… 😛

Yolanda Angel En España «ALGUNOS» lo confunden. Fácil de reconocerlos, siendo FRANCOs, se les ve el plumero (y algunos la «pluma», pero estamos en las mismas)

Giusseppe Domínguez Para mí nacionalismo (que según y cómo sea puede hasta gustarme) no tiene nada que ver con racismo. Esa es la cuestión, en parte.

Giusseppe Domínguez En Australia me ocurrió hace muchos años que a un señor de raza negra le pregunté de dónde era… y me contestó, casi ofendido, que Australiano. ¡Qué torpeza por mi parte, confundir raza con nacionalidad!

Ulises Fidalgo Prieto ¿Pero de qué nacionalismo de los tantos que hay en España estás hablando? El nacionalismo es aberración romántica del siglo XIX y surgió con un carácter casi divino. El soplo de los pueblos sustituía a la antigua Fe y las personas perdían su individualidad en pos de ese proyecto «común». Una utopía más. ¿Qué identificaba a la Nación, ahora un ser con vida y espíritu? ¿La raza, la religión (o ideología)? La estafa del progreso «común» condujo al horror del siglo XX. No cabían las ambiciones individuales, sólo la ambición de la nación. La libertad del individuo no era aceptada, sólo la libertad de la nación. A cambio se evitaba la angustia de tener que decidir. Fascismo y Comunismo se apoyaron en esa estafa atrayente. Ambos nacionalistas, ambos socialistas. Por fortuna creo que tanta decepción permitirá al individuo zafarse de la prisión mediocre de que otra entelequia inventada conduzca sus miedos, sus odios, sus afectos y también sus prejuicios. Casi todos somos racistas y es peligroso. Pero lo absolutamente peligroso es cuando todos nos ponemos de acuerdo para canalizar un único racismo a la vez y en una sola dirección. Cuando la Nación decide a quién debemos odiar o amar. O peor, cuando una Nación elige un odio que nos identifica para ser acogido dentro de ella.

Ulises Fidalgo Prieto En Londres también tuve la tentación de preguntar a una chica negra de Manchester de dónde eran sus padres. Probablemente me hubiera dicho que también eran de Manchester, pero entonces habría tenido la tentación de preguntar de dónde eran sus abuelos, y así hasta que me dijera que algún ascendiente era de Jamaica. Luego yo le diría: Ah, también soy del Caribe. Entonces probablemente ella me habría contestado. No pareces del Caribe. -¿por qué ?- habría preguntado para que quedara patente su racismo. El de ella. Tal conversación no ocurrió. Me reprimí el mío.

Giusseppe Domínguez Querido Ulises, no quería discutir sobre nacionalismo que, como otras muchas cosas de nuestra sensibilidad contemporánea, surgió efectivamente en el romanticismo, sino sobre el porqué seguimos, en un mundo que está empezando a mirar hacia otro lugar (queramos o no) más global, mas entrelazado racialmente que nunca, porqué seguimos, insisto, confundiendo raza con nación. Creo que, igual que en el SXV surgió el modelo de estado/nación europeo, estamos ante un proceso de surgimiento de un nuevo modelo, llamémosle supranacional, de momento, en el que los países (especialmente los europeos) no están sabiendo encajar. (Tampoco lo están sabiendo hacer los «nacionalistas» que tanto criticas). Me preocupa que una niña adoptada en China y que viva en Europa sea llamada china por su raza y no por su nacionalidad. Me preocupa que un chaval, pongamos que nacido en Madrid, cuyos padres emigraron de marruecos siga siendo llamado magrebí. Me preocupa que pese tanto la raza. Ni siquiera estoy hablado de que esto sea racismo, sino de que no seamos capaces, aún, de ver que una cosa es la nación y otra la raza, la procedencia, si lo deseas. Según eso, la raza a la que pertenezco no sé si es la que debería ser llamada española…. porque, que yo sepa, eso no existe como raza. Soy, supuestamente, caucásico, pero con múltiples mezcolanzas, enormes, procedentes del norte de África.

Giusseppe Domínguez Por cierto, si la chica que encontraste en Manchester era negra, seguro que no era originaria de Jamaica… y es muy posible que tuviera un origen racial más sudafricano, llevada por barcos ingleses (y sé que no fueron los únicos) a las islas del «nuevo mundo».

Ulises Fidalgo Prieto Seguimos discutiendo mañana, más bien para aprender. Porque es un tema interesante y del cuál me gustaría saber qué piensas. Yo sólo tengo pensamientos sueltos, nada elaborados y no he leído mucho. Pero me interesa. Sólo una cosa antes: Yo no critico «tanto» los nacionalismo españoles. Realmente me parecen ridículos y racistas. Creo que en el caso del país Vasco matan porque si no nadie se los tomaría en serio. Vengo de un país donde la mayoría de los independentistas se arruinaron por la causa de la independencia. A veces murieron y los que vivieron fueron a la miseria cuando perdieron la guerra. Eso desde el más rico hasta el más pobre (los hacendados cubanos contaban entre los más ricos de la España entonces). Así, desde ese punto de vista, los nacionalistas actuales me parecen unos descarados farsantes que quieren que los otros les paguen la independencia y no están dispuesto a arriesgar nada. ¿Cómo me los voy a tomar en serio? Ni siquiera me interesan. Sólo me molesta tener que pagar impuesto para ellos, pero bueno…

Guillermina Godoy ?»raza» es un vocablo que se originó con Darwin conjuntamente con la teoría de la Evolución . De un tiempo hasta ahora esa palabra ha sido cambiada por «Etnia» ya que raza es usada para diferenciar a los animales, ejemplo: un caballo de raza pura-sangre. O sea, que hablar de raza refiriendose a las personas seria igual que tratarlas de animales.

Susana Recover de Frutos Sí, es llamativo. También se confunde raza con clase social.

Mábel Dom G Y raza con religión. Un nombre para esta cosa de las confusiones… asociográficosocioesteroti?p, largo.

Janet Val Triboullier no tiene nombre…..no debería tenerlo.

Giusseppe Domínguez Ups. Guillermina Godoy tienes toda la razón. Y esto da un nuevo giro a este debate… Buscando raza en Wikipedia te encuentras, como dices, que es más recomendable reservar el uso solo para animales. Pero lo que es más llamativo es que Etnia, etimológicamente, hace referencia explícita a Nación… o sea, que igual aquí está la raíz de la respuesta… (Una etnia (del griego ????? ethnos, «pueblo» o «nación») es una población humana en la cual los miembros se identifican entre ellos, normalmente con base en una real o presunta genealogía y ascendencia común, o en otros lazos históricos). Recomiendo la lectura de http://es.wikipedia.org/wi?ki/Etnia donde está el principio de debate sobre el uso de etnia frente a raza.

Giusseppe Domínguez Lo que parece que se va imponiendo es que, como tantas otras veces, es un problema de lenguaje. Será por eso por lo que me preocupa especial y personalmente… 😉

Giusseppe Domínguez Por cierto, toda esta retahíla de posts comenzó con un artículo de hoy en El País, así que lo cito, por si alguien quiere hojearlo: http://xurl.es/9j589

Giusseppe Domínguez Y, sí, como apunta Mábel, cuantas veces hemos oído hablar de «musulmanes», por ejemplo, para hablar de etnias o naciones… como si yo, por ejemplo (otra vez), no pudiera ser musulmán o budista o sintoísta (¿puedo serlo?) o judío.

Guillermina Godoy ?(et.ni.a) sf 1. Antr. Grupo social diferenciado de outros por laços peculiares de cultura, religião, língua, comportamento etc., e que compartilha origem e história comuns.

Janet Val Triboullier Acabo de leer el artículo. Tengo la sensación de que el lenguaje nos delata…

Guillermina Godoy para mí es un poco mas fiable la RAE. ahí puse el link del significado de raza. Fíjense que se habla, a modo de ejemplo, de RAZA HUMANA.

Ulises Fidalgo Prieto Una cosa: Las palabras son resbaladizas y la etimología no es un asidero seguro. La palabra Nación también tiene el mismo origen. alude al nacimiento. Una nación de dientes, es cuando vemos como emergen los dientes. Una nación de pollos es un grupo de pollos que han nacido. Las naciones solían ser los grupos humanos que venían o estaban en otro sitio. Era los que veíamos. Nosotros nunca eramos una Nación. En hebreo la palabra es Goyim que traducimos como gentiles, porque para ellos las naciones somos nosotros. Sólo recientemente nos hemos visto a nosotros mismo como parte de una nación propia. Así que la palabra ha perdido sentido y no sé si tiene alguno preciso hoy.

Ulises Fidalgo Prieto Por cierto, el sionismo es un movimiento nacionalista, como son todos los movimientos nacionalistas que empezaron en el siglo XIX. El Islam no es un movimiento nacionalista, como no lo es el cristianismo. Así que no es lo mismo un judío que un sionista, o por lo menos hay una diferencia de conceptos.

Ulises Fidalgo Prieto Para mí la nación sólo adquiere importancia como marco legal donde se preservan los derecho del individuo. No creo que los estados supranacionales puedan satisfacer esa necesidad. Para que haya un marco de éste tipo el individuo tiene que tener una implicación emocional con ese grupo de hombre que lo conforman y se sienta perteneciente a él. Sino deja de prestarle importancia y se deshace el vínculo. Es casi imposible que un individuo contenga tanto amor dentro de sí como para amar a la humanidad completa. Sería deseable, pero es imposible. La nación debe estar al servicio del individuo y no el individuo al servicio del individuo, contrario a lo que decía Kennedy. Por otra parte, para que un hombre sienta que debe pertenecer a un grupo, debe de haber un enemigo común, o a caso debió haber habido antes. El deseo de pertenecer a algo, casi siempre está motivado por el miedo a otros, o por lo menos la reticencia. Hasta ahora siempre ha sido así. Luego debe de haber otros para que podamos pertenecer a unos. Visto así el estado supranacional es imposible. La humanidad no puede contener un único estado antes de que aparezcan los extraterrestres. Siempre habrá al menos dos naciones distintas, sino enfrentadas, sí reticentes la una con la otra.

Giusseppe Domínguez ?Ulises, mi alegato a favor de un estado supranacional no implicaba que hubiera uno y solo uno. Efectivamente, que la humanidad se ha ido moviendo por los motivos que apuntas es bastante cierto, pero también lo es que está amenazada por un problema que ella misma genera y que no puede ser postpuesto más tiempo. En primer lugar, ahora mismo me estaba circunscribiendo a la necesidad de una implicación mayor por parte de los ciudadanos para construir o vincularse a los que están más cerca suyos, pero aumentando un poco la mirada, el ángulo de la mirada, de manera que queden en esa cercanía gentes que antes no lo estaban. Por poner un ejemplo concreto, Europa necesita existir como estado o nación o confederación de naciones más allá que como simple agrupación de comerciantes. Es cada vez más notorio que sin esa «nación» europea, lo que queda es esperar una lenta agonía en estos lares. Es lógico, todo imperio tiene su declive y el de Europa o los distintos países europeos no iba a ser una excepción. Pero algunos de los logros, por ejemplo avances sociales, que se consiguieron a lo largo del siglo XX están a punto de ser puestos en cuarentena por un largo periodo de tiempo. Y no quiero con ello que entiendas que se trata de un alegato a favor del socialismo frente al neoliberalismo. No. Es tan solo que la librecompetencia total es algo que nunca han defendido las naciones, que han tendido siempre a cierto proteccionismo estatal del individuo que la conforma.

Giusseppe Domínguez En cuanto a lo del enemigo común, es hora también de que nos empecemos a dar cuenta de que el enemigo común quizá no está más allá de nuestras fronteras que, por otro lado, son bastante más imaginarias para nosotros que para otros… Por ejemplo, la movilidad de capital no entiende de fronteras. Es razonable en el sistema económico que tenemos. Y ni siquiera ahora voy a entra a discutirlo, sino que si estas son las nuevas condiciones, es decir, que el dinero tiene posibilidad de desplazarse por el planeta sin tener en cuenta las necesidades de una u otra nación, es menester que los ciudadanos seamos conscientes de que también deberíamos tener ese derecho. Esto implica la libre movilidad de seres humanos allende las fronteras (con lo que retomo el tema del inicio) pero esto, al mismo tiempo, como tú dices, atenta contra el concepto que ha sustentado la idea de nación hasta ahora. Por eso, insisto, tenemos que revisar esa idea, para poder acompasarla al momento histórico en el que vivimos. No sería la primera vez: No es lo mismo hablar de Nación antes del SXV (me circunscribo, de nuevo, solo a Europa) que antes del SXIX, que después de la II GM, ni después de la caída del muro. Efectivamente, seguimos manteniendo para algunas cosas las nociones del SXIX y para otras cuestiones las del SXXI. Ese movimiento de palito no parece que haya tenido repercusión en muchas mentes, pero tenemos la urgente necesidad de cambiar de planteamiento… y en esto casi estaría a punto de coincidir contigo en tu reprobación de los nacionalismos (vasco, catalán…) y creo que también a estos también les toca renovarse o morir. Pero nuestros nacionalismos (español, francés, alemán…) también deben hacerlo… e, insisto, rápido. Como enemigo común podemos mantener el que se está perfilando como tal, mientras no seamos capaces de mantener un concepto más actualizado de nación, que sería China y su producción «imperialista». Ya ves, ahora cambiaremos y comenzaremos a llamar imperialistas a otros… ¿Qué, te parece irónico?

Ulises Fidalgo Prieto ?Giusseppe, mientras más pasan los años nos vamos pareciendo más. Al final terminaremos como la mayoría de los seres humanos, unas ancianitas adorables (el femenino no ha sido una errata). Si me lo pones así creo que va a decaer la discusión. Estoy casi de acuerdo en lo que dices. Así que me limitaré a decir los inconvenientes y los desacuerdos. Desde mi punto de vista el Estado sólo tiene sentido para garantizar los derechos de las personas que habitan bajo su jurisdicción. Si el Estado llega hasta dónde puede llegar el capital, entonces cuando haya una injusticia allí, el Estado tendría que intervenir. Es decir, la policía o alguna fuerza de la violencia legítima. Si es así, me parece que estaríamos en guerra siempre. Yo no estoy en contra, pero creo que es insostenible. Por ahora veo difícil la aplicación de ese deseo común nuestro. Con respecto a las medidas proteccionistas. Estoy de acuerdo contigo, y es algo por lo que hay que protestar todos los días. Claro, que sin enojarse demasiado por la casi segura derrota. Lo más que podemos hacer es mitigar ese antiguo vicio de los aranceles y la frontera para el mercado. Las medidas proteccionistas son efectos de los tantos Lobbys económicos que existen. Casi todos, con argumentos nacionalistas, intentan que los legisladores le eviten la necesidad de competir en el mercado. En Europa tienen la tradición medieval de los gremios (previo a las naciones) y aún hacen lobby para evitar competir. Lo mismo ocurre con la inmigración. Las leyes antiinmigración tienen la misma causa. Son Lobbys que no quieren competir en el mercado del trabajo. Y claro, también los prejuicios que también cuenta. No sólo es economía ( no soy marxista). La tarea es difícil, si no imposible. Pero estamos aquí, y si no estuviéramos sería peor. Por cierto: Liberal es una palabra española, adquirida por los británicos durante las guerras napoleónicas y pervertida por los americanos durante el gobierno de Delano Roosevelt; pero en español significa lo mismo aún. No es necesario acudir al neologismo de neoliberalismo. Es el mismo liberalismo de la escuela de Salamanca, el mismo mencionado en el Quijote, el mismo del empecinado, de las Cortes de Cádiz y el mismo de los independentistas de Suramérica y México e incluso de Cuba.

Ulises Fidalgo Prieto Un debate previo: http://www.youtube.com/wat?ch?v=5QMZ0Ms2bJc

Giovanni Collazos Carrasco todo esto es super interesantísimo.

Giusseppe Domínguez Me alegra que te interese, querido Giovanni.

Y parece que, como todo en Internet, el tiempo de vida de este debate llegó a su fin. No hubo más réplicas porque parece que llegamos a una especie de consenso en torno al hecho de que el lenguaje era lo más importante a la hora de establecer una discusión como esta. Conocer el lenguaje con propiedad te hace dueño de la verdad… o lo que es lo mismo, de la mentira. Es una cuestión, como tantas otras, de palabras.

Humanos, demasiado humanos.

Partido Anti-PowerPoint

Aunque parezca una broma, acabo de leer una noticia que se hace eco de que en Suiza se acaba de inscribir un partido que defiende, como único interés político, el cese del uso de este programa.

Así, el Anti PowerPoint Party, (APPP) sostiene que el uso de este software en entornos profesionales hace que se tienda a la simplificación del discurso que tan solo ha de ser apoyado en imágenes atractivas y menos en una coherencia que requiera reflexión por parte de quien atiende. ¿Solo el uso de ese software?

También advierte del problema de su utilización en la educación, fomentando una enseñanza más vertical en la que desaparece el intercambio, la relación profesor-alumno queda intermediada por una presentación que ha de resultar atractiva visualmente, dinámica, entretenida en resumidas cuentas. No es extraño: hasta se ha reducido la duración media de una película de entretenimiento para que los adolescentes aguanten.

No es que no esté de acuerdo con que el mal uso de una herramienta como esta puede llevar a vaciar de contenido los discursos o a que en la enseñanza se banaliza la exigencia para no espantar al cliente, que ha dejado de ser alumno para ser consumidor más o menos voluntario de saberes.

Lo que no puedo compartir es el uso de una marca registrada para inscribir un partido político. Power Point es tan solo un componente de la celebérrima suite de MicroSoft, MS Office. Porque, pregunto, ¿no sería lo mismo si las presentaciones se realizaran (como yo vengo haciendo desde hace años) con OpenOffice o LibreOffice?

Tampoco me parece razonable que un partido se inscriba con ese único objetivo. ¿Acaso no ha de tener un mínimo ideario? ¿Tan poco importante se considera ahora mismo la ideología política que cualquier motivo puede ser suficiente para aglutinar masas?

Me da por imaginar que ganan las elecciones (no es tan descabellado, teniendo en cuenta que, según afirman, en Suiza serían ya la cuarta fuerza política) y que, después de aprobar una ley que penalice de alguna manera el uso de este programa, se retiren dejando gobernar a quienes ellos decidan. ¿Ellos? ¿Quiénes son ellos? Qué miedo me da esta tendencia a la despersonalización.

Por cierto, en mi web hay intencionadamente pocas imágenes porque apuesto por el contenido, pero es algo que siempre me han criticado porque, dicen, vivimos en una era de dominio de la imagen. Aunque se podría añadir que una imagen seguirá valiendo siempre un equivalente de palabras (más o menos 1000, según el refrán).

Profundizando con el discurso del APPP, habría que reducir esa influencia dañina de la banalización del discurso no solo usada en esa aplicación, sino en los mensajes comerciales de televisión, de prensa, etc, así como en las páginas de internet que, en la mayoría de los casos, apuestan por un sloganismo masivo para resultar simples y, por ello, atractivas.

Y, para colmo de simpleza, proponen como solución alternativa el uso de pizarras de papel en las que el orador va escribiendo sobre la marcha. ¡¿Es una broma?! ¿Han tenido que hacer alguna vez una presentación delante de más de 20 personas en una sala con más de 50 metros cuadrados? Si acaso hubiesen propuesto como solución volver a las transparencias sobre retroproyectores, pero esa sugerencia suya es poco más que una idea friki llevada a la política seria.

Bajo toda esa parafernalia, en su web incluyen un par de enlaces que me hacen sospechar que el verdadero objetivo de esta gente es forrarse. Hay un botón en el que aceptan donaciones. Hay otro (en la web de un partido político) que te dirige a una tienda donde adquirir, por un no muy módico precio, un libro en el que te enseñan las maldades del uso de tan diabólico programa.

Por favor, que la política vuelva a tener tintes ideológicos es fundamental. Vamos de mal en peor… y la que se avecina es cada día más populista, simplona, vacua… como la televisión, como la prensa, como Internet… como todo.

Dejemos de lanzar mensajes simplistas nosotros mismos y empezaremos a comprender que el mundo es más complejo cada vez. Quizá este sea el verdadero problema, la sensación de que ante un mundo tan complejo no podemos decir nada que tenga mucho sentido. Así que, para no sentirnos impotentes, decimos lo primero que nos viene a la cabeza, aunque no hayamos pensado en sus implicaciones, raíces, motivos… y hasta pretendemos que exista un partido político que lo defienda.

¡Qué miedo!

Del tráfico de bicicletas

Esto ya lo he hablado recientemente.

Me parece pesadísimo insistir en que la ciudad, urbe, requiere unas normas de urbanidad que deben seguirse por peatones y por conductores de vehículos de todo tipo. También por ciclistas.

Estoy cansado de encontrarme con ciclistas a mi espalda, circulando por la acera, intentando adelantarme por algún lado, mientras, paranoico, pienso que me voy a chocar con ellos y que me haré daño en el brazo dañado.

Estoy cansado de tener que ceder el paso a motoristas que aparcan en mitad de espacios reservados para paseos de peatones, de tener que ceder el paso a ciclistas y motoristas que aprovechan la debilidad de los viandantes para zigzaguear y adelantar su recorrido a costa de hacer inviable la comunidad.

Estoy cansado de que nunca se atente contra los coches privados a quienes se tiene miedo. Si ellos son el enemigo, ¿por qué se ataca a los que vamos caminando?

Estoy cansado. Me parece una enorme falta de respeto a las normas básicas de convivencia, a la convivencia, por tanto, a la comunidad, en definitiva, a todos y cada uno de los ciudadanos.

¡Carril bici eliminando coches…
o nada!

Un no-amigo en Facebook

Está claro que de los más de 600 individuos que están en la lista de mis amigos de facebook, no más de 100 son verdaderos amigos. Lo que es el colmo es cuando alguien que tiene más de 1500 te acusa personal o globalmente de interesarte por su muro para conseguir sus amigos. Que no son sus amigos.

El caso es que hay un tal Leo Zelada, de procedencia peruana, que en una entrada de su muro ha escrito, con osadía, la siguiente afirmación:

Tengo agregados algunos personajes que solo buscan aprovecharse y agregar mis amigos en su Facebook. Sé que algunos hablan a mis espaldas, pero no pueden dejar de visitar mi muro. Sé eso y mucho más. La pregunta es ¿por qué los mantengo? La respuesta es fácil. Al enemigo y envidioso hay que tenerlo cerca, hasta que no aguanten y saquen sus cabezas de serpientes.

Es curioso, parece que él no es de los que tiene amigos para aprovecharse. Pero claro, es que él sabe más. Mucho más. Sí, es un tipo curioso. Según él, entre sus amigos de facebook están sus enemigos. Yo, después de este mensaje, no pude por menos que curiosear en su muro para ver qué le había pasado… y encontré esta otra de sus afirmaciones categóricas, por no decir extremistas, simplistas y tontorronas:

Cada época, deja 3 o 4 poetas y escritores importantes. Obviamente la casi totalidad de escritores del circuito oficial son efímeros. Los que quedarán, son los que tienen una sensibilidad distinta del mundo y no caen en localismos, los que tienen un conocimiento profundo de la tradición literaria, y una apuesta vital y de ruptura con la literatura. Los que escriben más allá del canon. Yo soy uno esos creadores.

Y no sabía si reír o si llorar. Este tipo se arroga el derecho a ser uno de los poemas o escritores importantes… claro que sí, sobre todo para él mismo. Me parece estupendo ese superego que ha desarrollado, pero ha llegado a superar mi paciencia con tanta tontería y he tenido que borrarle de mi lista de amigos… a los que no acusaré nunca de oportunismo sin llevar a cabo la acción de eliminar a ese acusado de la lista de mis amigos.

Este pobre incauto que afirma saber tanto, no sabe o no debe saber cómo mantener una política de privacidad que no deje a los oportunistas la posibilidad de descubrir a sus amigos. Es fácil, pero hay que leer un poco…

La verdad es que ya venía hartándome de cuando en cuando su presencia en recitales en los que se supone que los demás escritores le deben rendir pleitesía o ceder el asiento… hartándome de sus enfados con otros personajillos que, como él, tienen egos demasiado sensibles o enormes, hartándome de encontrarme que propone a gente la participación en un libro colectivo presuntamente sin ánimo de lucro, pero cobrando más de 25€ por ejemplar con la excusa de que lleva mucho trabajo el hacerlo.

Es un estafador y un pomposo pedante que aspira a ser un genio porque algunos genios han sido pedantes y más o menos malditos. Pero es un error lógico digno de alguien con poco cerebro el creer que ser lo que los genios sean te convierte en genio. ¡Ay! ¡Cuánta incultura lógica!

Y para colmo es frecuente encontrar en sus textos faltas de ortografía no intencionadas, alegatos de defensa de autores tan solo por el hecho de que son de su cohorte, nacionalismos o localismos ridículos y bastante exclusivistas con el discurso del victimismo emigrante por bandera. Esto sí es oportunismo, por cierto.

Sé que hay muchos caraduras por el mundo y que este no es ni más ni menos que uno más, un borroncillo que se cree alguien importante y que seguro que supone que a base de repetirlo y repetírselo a sí mismo va a lograr llegar a serlo. Y puede que incluso consiga cierta atención mediática, ya que la polémica vende más que la calidad, pero no engañará tanto como para que merezca la pena tenerle como amigo.

No sé porque hoy me ha tocado tanto la fibra sensible ese par de comentarios desubicados de un tipo desubicado. No es para tanto, no merece mucha atención… pero tenía ganas de escribir lo que he escrito, incluso a riesgo de que, algún día, algún acólito del zeladita encuentre este texto y me pongan en su lista negra.

De momento, me da igual.

Las normas de convivencia

Están consiguiendo que no me gusten los animales. Nunca me han gustado mucho los animales domésticos. Para empezar, esa palabra: doméstico, es algo que no me agrada, como diría un catalán.

doméstico, ca. (Del lat. domest?cus, de domus, casa). 1. adj. Perteneciente o relativo a la casa u hogar. 2. adj. Dicho de un animal: Que se cría en la compañía del hombre, a diferencia del que se cría salvaje. 3. adj. Dicho de un criado: Que sirve en una casa. U. m. c. s. 4. m. Ciclista que, en un equipo, tiene la misión de ayudar al corredor principal.

Es posible que no me guste porque ocupa un espacio como la casa o el hogar. Lugar en el que espero encontrar humanos que no siempre son amigables, pero sí éticos. Creo que acabo confundiendo las distintas acepciones de la definición y mezclando algo que ocurre en una casa con algo que está en un entorno artificial, es decir, el entorno humano, y que está para servirnos.

No me gusta que los animales ocupen espacio humano. No me gusta, ni me planteo, tener que mantener un animal y quizá, desde esta óptica particular, me resulta especialmente reprobable que quien decide hacerlo no asuma sus consecuencias y responsabilidades. En realidad, siempre amplío el término a ser vivo, diciendo que no me gusta ningún ser vivo que dependa de mí. Quizá por esto no he tenido hijos… aunque el caso de los hijos es distinto pues es algo circunstancial, que cambia con el tiempo. En absoluto pretendía compararlos, aunque muy a menudo siento cosas parecidas con un bebé y con un perro.

Más allá de esta cuestión personal, me parece estupendo que quien desee tener un animal como ser doméstico, lo tenga. Aunque opino que no hay una simetría en cuanto a quien toma decisiones y eso es algo que no llevo bien. El animal asume que está bien lo que decida su amo o, cuando menos, su cuidador. Nunca es al revés, incluso aunque a veces se mientan a sí mismos, diciendo que saben lo que desean sus mascotas.

No es que yo sepa realmente qué quiero, así que dudo que alguien pueda saber qué quiere su perro. Pero el asunto es que yo me responsabilizo de mis actos y decisiones, pero no de las de otro ser vivo.

Me estoy empantanando. No quiero criticar a quien decide tener una mascota, por los motivos que sean: paliar la soledad, perder el miedo, ganar seguridad…

Pero sí hay algo que me molesta terriblemente: que no exijamos a las mascotas lo que sí exigimos a los seres humanos. Y me da igual que las peticiones puedan parecer absurdas. No quiero pis de perro en mi calle, como no quiero pis de humano en mi calle. Es una cuestión de respeto a un medio ambiente artificial, llamado urbano, poco apto para animales, difícil para seres humanos.

Con las cacas aparentemente está resuelto, recogiendo con una bolsita el excremento correspondiente, aunque siempre queden restos más bien desagradables, especialmente en estas fechas veraniegas. No permitiríamos ni por higiene ni por urbanidad que un niño cagase (salvo necesidad) en medio de la calle. Pero entendemos como algo razonable que un perro sí lo haga. Yo no.

No quiere decir que tenga la solución para tener animales domésticos (pero animales al fin y al cabo) en la ciudad, lo que quiero decir es que actualmente no me parece que esté ni mínimamente resuelto.

¿Qué tal parques especiales sólo para mascotas? ¿Qué tal elegir la casa de acuerdo a lo que desee el animal y no el humano? ¿No es injusto hacer vivir a un ser poco adaptado a la urbanidad en un entorno como este?

Sé que es un tema controvertido que me ha ocasionado más de un disgusto con amigos y amigas que opinan que no me gustan los animales y que alguien así es poco menos que insensible, pero yo discrepo y siempre lo haré: creo que me gustan tanto los animales que jamás se me ocurriría hacerles la putada de obligarles a vivir conmigo en mi entorno urbano.

Así que me limito a contarlo aquí, en este blog o diario en el que apenas hay lectores suspicaces.

¡Qué libertad!

La del solitario…

Desconexión

Cuando un artículo como este sobre la caída en desgracia de una actriz norteamericana pasa a ser el más leído de uno de los periódicos de más trascendencia político-social en España es que algo va mal.

Es decir, tenemos muchos temas de los que estar al tanto y elegimos este como principal… quizá estamos hartos de las noticias, de que no pasen de ser informaciones que no transforman nada la sociedad ni la política. Quizá llega el momento de dejar de leer y actuar, pero es un momento delicado en el que elegir el camino correcto o no hacerlo ya no es cuestión de palabras que, según dicen, se las lleva el viento, sino de acciones que, en muchas ocasiones, resultarán molestas y hasta violentas.

Hay que decir que vivimos tiempos violentos en los que se están violentando nuestros derechos civiles, ciudadanos, laborales, sociales, con la excusa de la crisis por bandera y que, ante esta violencia instituicionalizada y aparentemente tolerada, se están empezando a levantar aires de revolución, con lo que de violencia explícita esta tiene.

¿Es razonable «atentar» con spray rojo contra los representantes electos a la entrada o salida de sus lugares de trabajo? Seguramente respondería no la mayoría de las veces, pero cuando se está reaccionando a medidas poco o nada razonables que están siendo tomadas por estos contra los electores, repito, con la excusa de la crisis, es que se ha entrado en una dialéctica en la que la razón no impera. Allá donde no hay razón, la violencia se impone.

O volvemos a cauces razonables o vamos camino de enfrentamientos violentos allá dónde miremos. Y cada vez más entre nuestros amigos, en nuestro propio entorno, nos encontraremos con enemistades acérrimas más viscerales que dialécticas, más instintivas que racionales. Y habrá comenzado la guerra.

Le tengo miedo al futuro
. Quizá es que mi malestar físico no ayuda a ser optimista o quizá es que no veo que de la violencia y su tentación terapeútica se salve nadie. Una vez que se empieza a abofetear para defender un argumento, hay pocas ocasiones de volver atrás.

El 15M se está comenzando a radicalizar y es (o era) inevitable, puesto que las palabras son demasiado lentas para la mayoría de la gente. Necesitamos ver (rápido) resultados. La violencia es más sencilla, más atractiva y más vistosa. Me temo que el camino será este… también porque por otros lados la rapidez del desmantelamiento del estado de bienestar social que habíamos adquirido a lo largo de un siglo está siendo devastadora y parece exigir respuestas contundentes y rápidas…

Y yo escribiendo….
despacio
despacio
espacio
espacio

El placer y el pecado

Parece que ya está tolerado hablar de sexo y de sus maravillosas ventajas, como prueba el artículo que hoy se llevaba la primera posición de los más leídos en El País.

Y es que se puede decir que el orgasmo es bueno sin temor a caer en la hoguera o en la cárcel. Incluso el orgasmo femenino. Pero esa bondad de la que se habla parece, a lo largo del artículo, no tener nada que ver con el placer: se buscan infinidad de razones para justificar la bondad del orgasmo, desde el ejercicio físico que se realiza, lo saludable que resulta, incluso, aunque no se menciona, lo más sociable que se hace el individuo que tiene un orgasmo.

Se está hablando del orgasmo como si fuese una pastilla, una medicina más o menos preventiva, un paliativo del dolor, un regenerador de estados de ánimo, incluso un método para combatir el temor.

Pero no se habla de placer. Placer sin más, sin objetivo, sin nada más que el placer por el placer, como la poesía por la poesía y no por la belleza o la expresión. El placer como objetivo en sí. El placer hedonista más puro, más liberado de toda justificación que la de hacernos sentir bien por lo que «mola«.

¿Por qué nos cuesta tanto asumir que nos gusta sentir placer sin justificar el método para lograrlo?

Mi opinión personal es que tiene mucho que ver con esa idea judeocristiana de venir al mundo a sufrir, a trabajar, a ganarse el pan con el sudor… sólo Lilith parece que sabía qué era eso de disfrutar con el placer… y en muchos textos antiguos ya se la consideraba, por ello, malvada, pérfida, diabólica. Y, sin embargo, ella buscaba tanto el placer como para apartarse del Edén en el que no parecía estar permitido, pues el placer no conoce límites impuestos por terceros. Por más trascendentes o inmanentes que resulten.

Por supuesto, es una opinión algo superficial ya que faltaría hacer un estudio más antropológico-cultural sobre este asunto, pero no tengo la formación ni las ganas de dedicarle mi tiempo a este estudio.

Parece cierto que los griegos del periodo clásico (los que podían permitírselo) sí que entendían el placer de una forma más liberada de compromisos sociales que había que mantener, pero seguramente muy restringidos a la clase más alta de la población, cosa que, ahora mismo, también es algo asumible como normal. Lo que la aristocracia (la clase dominante, que no la mejor) de cada uno de los periodos históricos se permite no ha de ser regulado por los mismos patrones morales que lo que se permite al resto de los mortales.

En estos tiempos de (poco a poco) concienciación democrática, uno de los temas que faltaba por liberalizar era el derecho a sentir placer por sentir placer. Y nos cuesta tanto este paso tan simple, por otro lado, que buscamos maneras de justificarlo que le desposean de lo que hasta ahora ha estado unido al placer que es el pecado: sentir placer por placer era pecado… pero ese era no es tan pretérito como puede parecer. Sigue siendo muy actual. Y eso solo circunscribiéndose al ámbito de la cultura occidental grecolatina de raíz religiosa judeocristiana.

No sabría qué decir del kamasutra, que utilizaba el sexo y el placer sexual como algo positivo para la sociedad, pero no hedonista; ni de otras aproximaciones filosóficas más orientales (Tao, Budismo, Sintoísmo, etc), ni de otras regiones del planeta.

Mi impresión primera es que el placer por el placer es algo que estamos aprendiendo a disfrutar ahora… cuando Nietzsche y Freud se atrevieron a generar lo que serían los cimientos de la moral del siglo XX y del nuevo milenio, adelantados por los poetas iniciadores de la contemporaneidad (Baudelaire, Rimbaud, Whitman…) y algún outsider como Sade…

Olvidándose de la moralidad tradicional cristiana, ahora sin sentido, de la moralidad new age que ha venido a intentar reemplazar el vacío que aquella dejó, nos quedaría revisar aquello que defendía Epicuro: El Hedonismo y ver si tiene algo que aportar a nuestras necesidades… quizá, ya solo de el placer por el placer, que no es pecado.

Hoy casi no llego

Cada día quiero dedicar un ratito a escribir
en este diario
atípico
y
me
he encontrado con
que por poco no llego a escribirlo por
haber estado todo el día con mi amiga Aída
B.
Con quien he tenido el gustazo de disfrutar
de una excursión magnífica
con la excusa de un curso monográfico
en el que intentar ayudar a desarrollar la creatividad
que voy a hacer en Castrejón Alto.
Parece ser que es una finca del antiguo conde de Floridablanca
del que tendré que aprender algo más antes del curso.
Es difícil hacer un curso sobre algo como
el desarrollo
de la creatividad.
Algo que ocurre en el cerebro
que no se ve
que no se nota mucho
que se siente pero no se aprecia…
es algo extraño
extravagante
casi esnob
pero sé que tengo mucho que aportar en este campo
en el que he pensado mucho y muy bien
aunque me esté mal el decirlo
y he leído textos que pueden
aportar herramientas
invisibles
inodoras
insípidas
inútiles o de una utilidad muy cuestionable
que
bajo ningún concepto
pueden venderse como terapeúticas
aunque algunos como el Jodoroski
lo intenten para arreglar un mundo
que necesita ser arreglado
tanto
tanto
tanto
que es fácil engañar a la población
vendiéndoles
lociones de laspur lotion.
Creo que yo no lo hago
pero nunca estoy seguro de lo que hago.
Ahora
tampoco.

Esto no es una broma