Poemas de Miguel Hernández

No me puedo creer que se estén retirando poemas de Miguel Hernández de un monumento (más que necesario) de homenaje a las víctimas de la represión de la dictadura de Franco en estos momentos.

No me puedo creer que haya debate acerca de si debe o no ser delito la exaltación del franquismo, mientras se protestaba sobre la exhumación de los restos de un cadáver de un dictador y golpista contra la legalidad democrática y se tachaba de agitación populista la ley de recuperación de memoria histórica que permita superar (sí, superar, no airear ni enterrar) una fase de nuestra historia que debería ser unánimemente rechazada o vilipendiada y no «comprendida» cuando no directamente justificada o, más aún, reivindicada. ¿No está amparado ese comportamiento ya en los delitos de odio o en la Ley de Partidos?

No me puedo creer que este texto no se haya deseado respetar como si se negase su veracidad, allende otras cuestiones que también podrían destacarse (y ya se ha hecho y venido haciendo desde hace casi 80 años) sobre otras victimas de un conflicto fratricida.

Finalizada la Guerra Civil, la dictadura del general Franco reprimió ferozmente a sus enemigos políticos. Consejos de guerra carentes de cualquier garantía procesal dieron lugar a numerosas ejecuciones por fusilamiento o garrote vil.

No me puedo creer que no se exija un posicionamiento radicalmente contrario y explícito (tan explícito como se le exigió en su día a Bildu el rechazo de la lucha armada y el alejamiento de ETA) (Noticia de ABC, ni más ni menos), insisto, que no se exija un posicionamiento claro ante aquel atentado contra la República elegida por el pueblo el 14 de Abril de 1931, de manera que ante medias tintas se aplique con rigor absoluto, con todo el peso correspondiente, la criticable Ley de Partidos que sí se aplicó en su momento en Euskadi para justificar la prohibición de los partidos de izquierda abertzale que representaban (electoralmente, tanto como VOX, por poner un ejemplo) el sentir político de un gran sector de la población vasca y que llevó al poder a la alianza formada por el PP y el PSOE que no tuvieron reparos en aquel entonces en permitir gobernar a Patxi López durante cuatro años para impedir que el bloque nacionalista pudiese hacerlo.

No me puedo creer que aparezcan marquesinas con carteles en las calles de Madrid protestando contra lo que consideran adoctrinamiento de género y que bajo un mensaje victimista (por cierto, para cuando critican el victimismo en la parte contraria) esconden a plena vista un delito de odio y un mensaje contrario a la legislación vigente (porque la legislación es la que están cuestionando, sin ser cuestionados por ello, como sí lo es inmediatamente cualquiera que defienda una posible independencia de un territorio que actualmente forma parte de la unidad a la que denominamos españa).

No me puedo creer que la aprobación de la presencia de esos mensajes en espacios públicos esté regulado por administraciones públicas garantes del derecho vigente.

No me puedo creer que todo esto esté pasando en esta comunidad en la que habito por elección de una mayoría representativa (no entro a cuestionar número de votos, ni el modo en el que el sistema está constituido).

No me puedo creer que el alcalde de esta ciudad que recolectó una buena tajada de votos amparándose en la inutilidad de la medida más controvertida de la anterior regidora, el polémico Madrid Central, ahora apueste por una medida como la de fomentar líneas de autobuses municipales (las líneas 001 y 002) gratuitas y que viajen por el centro presumiendo de ser cero contaminantes… después de la batalla cruenta dada y la negación de la existencia de cambio climático provocado (o cuando menos amplificado) por los seres humanos, sumándose a lo que hace menos de un año habrían calificado de medida populista, bolivariana o similar, sin ni siquiera asumir su error que fue incluso llevado a los tribunales (afortunadamente).

No me puedo creer que el ayuntamiento de la capital de este país en el que he nacido no vaya a lanzar un mensaje institucional contra la violencia de género el 8 de marzo, el día internacional de la mujer, dando a entender su innecesaria presencia por omisión, por dejación de responsabilidad, por falta de empatía con una violencia claramente presente en la sociedad en la que habito de manera estructural, cultural y, por supuesto y evidentemente, física.

No me puedo creer que se esté llevando a juicio a alguien por decir cagarse en un ser imaginario más o menos colectivo, más allá de que hiera susceptibilidades pues las susceptibilidades de todas aquellas personas que consideramos que un dios es más o menos lo mismo que la Dulcinea del Toboso no son en absoluto tenidas en cuenta en un país que dice ser laico en uno de los artículos de su constitución (el primero, creo recordar, para más inri). Por cierto, no me puedo creer que se defienda lo que se denomina el constitucionalismo a capa y espada (o a piedras) y luego se ignore que la constitución (que constituye la base o piedra angular de nuestro sistema legal y del estado que se denomina de derecho en virtud de ella) proclama el laicismo.

Me escandaliza sentirme cerca de tantas personas cuyo pensamiento e ideología consiente que las víctimas del franquismo sigan sin representación institucional, que las mujeres sigan considerándose ya suficientemente en igualdad de derechos y protegidas como corresponde a un estado proteccionista como es el nuestro (y lo digo con orgullo) ante discriminaciones en función de su sexo, así como otros colectivos no están lo bastante protegidos de esa discriminación por otros motivos como el religioso, el étnico (vaya, la raza, para quienes aún, con incultura manifiesta, quieran seguir denominándolo así), o la afiliación política.

No me puedo creer que se normalice el hecho de infrarrepresentar los colectivos alejados de la norma hetero-patriarcal (no es una expresión que me entusiasme, pero resume bien lo que se busca por parte de sus defensores y defensoras) y sean ninguneados cuando no directa y abiertamente cuestionados en sus conductas, en sus hábitos, así como permitida toda expresión contraria a los mismos amparándose (¡manda cojones!) en la libertad de expresión.

No me puedo creer que esta sea la realidad que me toca vivir. Y no sepa ni qué hacer, más allá de expresar mi repulsa cuando no mi intolerancia abierta y sin tapujos con estas formas de comportarse la sociedad a la que llamamos democrática y que ampara este odio, este rechazo, esta intolerancia, esta cantidad de injusticias, de desigualdades no amparadas en la constitución a la que se dice desde casi cualquier posición política venerar.

Sé que hay matices. Sé que hay lugar a debate. Sé que hay modelos económicos y sociales que no son los que yo elegiría. Sé que hay sensibilidades religiosas que me resultan algo incomprensibles. Sé que hay parlamentos y en ellos corresponde parlar, como su nombre indica, gritarse, enfrentarse, dar pie a discusiones que acuerden unas posturas con las que puedo no estar de acuerdo, pero que tolero (faltaría más) y acato (no solo por imperativo legal) pues son fruto de la convivencia en un estado democrático pluripartidista.

Pero también sé que hay líneas rojas que no estoy dispuesto a aceptar franquear (en mi humilde círculo de amistades, conocidos, etc):

Si opinas que no es necesaria una ley integral de violencia de género porque consideras que las mujeres y los hombres estamos en igualdad de condiciones, y a esa ley la denominas adoctrinamiento de género, puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

Si opinas que la homosexualidad se cura, que los inmigrantes sobran, que España es una grande y libre, e incuestionable en su estructura territorial (cuestionamiento que conllevará un debate), puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

Si opinas que el franquismo fue «necesario» o, tan siquiera, «conveniente» para el buen desarrollo de España o bien que las violencias que se cometieron en nombre de Dios, la Patria y la Fe son justificables; o incluso me vale con que consideres que las víctimas de ambos bandos (uno golpista y otro democráticamente elegido, para entendernos), ya es hora de dar por zanjada la batalla y olvidarlo pues no es necesaria una recuperación de la memoria histórica que ponga en su lugar a quién fue quién en aquel periodo, puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

FALAZ 2020

Todas las nocheviejas pienso que vivimos mucho más inmersos en costumbres agrícolas de lo que nos creemos, heredando viejos hábitos basados en la observación simplona de los ciclos de cultivo, que nos dio lugar a la idea de año (sin tener en cuenta a los peculiares romanos), las estaciones, esas divisiones de 12 meses solares, ignorando casi por completo a la Luna, salvo quizá para establecer una división adicional de 7 unidades relacionadas con la noche… con la oscuridad y una simple división de 28 entre 4 sin entrar en detalles…

Con lo que tenemos un 365 que no se divide muy bien entre 4, ni entre 12, ni esos aproximadamente 30 días que no se dividen nada bien entre 7… con lo que el caos está garantizado. Y es que empeñarse en manejar enteros, como si no existiesen los irracionales… ese empeño casi diría pitagórico… es algo bastante absurdo hoy en día, salvo para encontrar unidades (unidades, sí) en el continuo espacio temporal en las que felicitarse de estar vivo y desear felicitaciones a las personas que nos rodean.

Ni siquiera el año tiene una forma de medirse sencilla, relacionada con meses o estaciones, ni hay una única definición de «año», por más que nos empeñemos en simplificar, porque siempre hay que simplificar, así que tenemos, entre otras muchas:

El año es sideral o año sidéreo cuando:

El tiempo que trascurre entre dos pasos consecutivos de la Tierra por un mismo punto de su órbita. Generalmente usado por los astrónomos, es la medida más precisa de un año. Referencia: las estrellas. Duración: 366,255936 días siderales, o 365,256 363 004 días solares medios, 365 días 6 horas 9 minutos 9,76 segundos, es decir, un día solar medio menos.

Pero si nos ponemos a pensar, también el sol se desplaza (¿con respecto a qué?), modificando así el lugar por el que la tierra ha de pasar en su movimiento orbital, así que, técnicamente, no pasa por el mismo punto, salvo si consideramos que las estrellas están fijas en un universo que, curiosamente, está en expansión… o eso parece.

Y es que la definición de día tampoco es menos compleja, así que ya puedo ignorar por nimios los conflictos de calendarios diferentes, como Julianos, Ortodoxos, Gregorianos e incluso islámicos.

Siete días dicen (esa unidad temporal también me ha intrigado mucho) que es una semana… pero ¿Cómo son los días?

Ya, ya… una vueltecita de la Tierra sobre sí misma… pero ¿en qué eje? ¿se desplaza este eje?

Bueno, pues son 24 horas… y seguimos.

¿Qué es una hora?

Minuto es cosa minuta, cosa menuda en la que fracturar las horas. 60, seguramente heredados de las cuentas babilónicas, ese conteo con las falanges de los dedos, que nos dieron lugar a los sistemas basados en bloques de 12 unidades (las falanges de una mano), que agrupándose hasta cinco (los dedos de la otra mano) daban un precioso 60.

Y para cuando llegamos al segundo (unos 3600 aproximadamente más pequeños que la horita), nos encontramos con una definición cuando menos desasosegante:

Un segundo es la duración de 9 192 631 770 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del átomo de cesio (Cs), a una temperatura de 0 K.

Dicho lo cual todo parece arreglado, pero tampoco, teniendo en cuenta que los 0 K son inalcanzables en la práctica y tan solo se pueden conseguir aproximaciones. No obstante lo cual es más preciso, dónde va a parar.

Porque claro, ahora queda acordar el porqué del 2020… es decir ¿desde cuándo contamos?

Y viene otro follón de no menores dimensiones: ¿Jesucristo? ¿En serio? No sabemos (con certeza) si fue o no un personaje histórico ni hay acuerdo, contestada afirmativamente esa primera duda, sobre su año de nacimiento. Con lo que en realidad esos 2020 años transcurridos (medidos más o menos chapuceramente a lo largo de la historia) lo son desde hace no se sabe desde qué acontecimiento relevante en una religión que ni siquiera internamente tiene un criterio único.

Eso sin mencionar que habría que contar con un año cero que no existe… se pasó del milenio uno antes de cristo al milenio 1 después de cristo así, sin avisar, sin anestesia… en una época en la que esa sutileza de los decimales era poco más o menos ridícula para el común de los mortales, ese invento del cero estaba aún pendiente de llegar a nuestro ombligo.

La superficie

¿Qué hay bajo la superficie?

¿Qué hay sobre la superficie?

¿Qué es una superficie?

Me llama la atención la idea de que la superficie de una cosa (a falta de una expresión más detallada de aquello a lo que me refiero como acotado por superficies) esté formada por los mismos elementos básicos (protones, neutrones, electrones… sin entrar en sus componentes quark/muones, etc) que lo que hay sobre la superficie o lo que hay bajo la superficie.

¿Acaso podríamos decir que, a nivel micro-atómico no tiene sentido hablar de superficie?

Claro, se trata de un comportamiento, como la temperatura, que sólo adquiere sentido cuando son muchas (MUCHAS) las partículas involucradas, del orden del número de Avogadro o similar. Con menos de, pongamos, 1000 partículas aisladas, no hay superficie ni temperatura.

Y sin embargo, de cuando en cuando alguien realiza estadísticas con muestras mucho menores para determinar qué partido va a ser votado… y luego pasa lo que pasa, claro. Así que llamar ciencias políticas o ciencias económicas a ambas cosas… es cuando menos cuestionable.

Me gusta fijarme en la superficie de las cosas pensando que soy parte de un todo que no está dividido más que para que nos hagamos una composición de lugar más simple, el simplismo es inherente a la necesidad e aprehender el mundo, para poder hablar, para ser el lenguaje que somos, que nombra, que separa con cada apelativo, el dentro del fuera.

Vemos y creemos que ver es ser…

Y nos olvidamos de la percepción, de la mente, de la mezcla que hacemos en nuestras mentes (que tampoco tienen otra frontera que la que decidamos adjudicarles) para manejar conceptos asociados a objetos. Somos seres concretos y el principio de incertidumbre nos marea.

Acotamos lo acotable y, si no podemos, nos vemos sumidos en cierta angustia casi diría que existencial por no poder apresar nuestra realidad, nuestro entorno. Y es entonces cuando me acuerdo de aquella frase de un filósofo presocrático «El sol es plano como una hoja» y me doy cuenta de lo necesitados que estábamos de metáforas… de tropos, y recuerdo la pasión que siento por la poesía como herramienta para explicar el universo.

Un universo
verso
completamente inapresable
bajo ninguna superficie.

Lenguaje inclusivo o absurdo

Leo en una red social la publicación siguiente que me veo impelido a comentar. No sé muy bien por qué, puesto que en lo esencial, en el fondo, estoy completamente de acuerdo con ella, pero no en la forma, que es algo absurda y no lenguaje inclusivo como pretende hacer ver.

Abro el facebook, y veo a tanta mujeres en mexico organizadas, solidarias, luchando con toda la fuerza por la sororidad, por la defensa de nuetrxs derechos, por la dignidad, luchar por nuetrxs deseos sin miedo, me emociona, una cascada de emociones, ¡cuanta fuerza y energía al ver la imágenes! ¡¡GRACIAS!! y veo las imágenes del amazonas ardiendo y veo la misma raíz del problema, me parece tan claro, el mismo enfado contenido aparece… es el patraiarcado funcionando con toda su violencia, el supremacismo blanco aliado con el capitalismo… tienen los mismos intereses, la superioridad del hombre (blanco) por encima de todx, todos y todas…. el mundo arde y son los feminismos (queer y aledaños) los unicxs que lo pueden detener!

Vayamos por partes:

la defensa de nuetrxs derechos: Está claro que escribir la defensa de nuestrxs derechxs, incluiría también la defensa de nuestras derechas, lo que no creo que sea lo que la persona quería transmitir. ¿Por qué no: la defensx o lx defensx?

nuetrxs deseos: ¿En serio? nuestrxs desexs no queda muy claro tampoco porque podría hacernos pensar en sex, que está incluido en desexs… pero ¿deseas y deseos no son lo mismo?… quizá algo falla en esta obsesión por luchar en un frente tan difícil como el lenguaje (no el habla, ni la lengua).

patraiarcado: Que una de las palabras más importantes del texto esté mal escrita me dice que no hay demasiado cuidado en la forma de expresión… y para un obseso como yo eso es un pequeño problema (pequeño problema de hombre blanco cis heterosexual de clase media/alta del primer mundo, lo sé).

encima de todx, todos y todas: ¿Pero todxs no habría incluido todos, todas y otras formas no binarias?

los feminismos (queer y aledaños) los unicxs… hummmm… aquí hay tantas cosas… ¿por qué no escribir lxs feminismxs (queer y aledañxs) lxs unicxs?

Sé que en gran parte de mi comunidad de amistades hablar mal de los excesos del lenguaje inclusivo (no todo me parece excesivo en el lenguaje inclusivo o visibilizador) es casi tan criticado como hablar de las opciones de la energía nuclear en un debate sobre ecologismo… pero a veces estas formas de expresarse dan pábulo a ataques superficiales que reducen la eficacia de la profunda y larga lucha que hay que sostener para defender derechos, para abolir el patriarcado, para deshacer el capitalismo (padre o madre de toda red social artificial), para avanzar en la aceptación o imposición del feminismo (que no hay tantos).

Seguiré luchando en los frentes en los que un pequeño hombre blanco cis heterosexual de clase media/alta del primer mundo puede hacerlo, que quizá son pocos y, por supuesto, absteniéndome de debates estériles que no acarrean victorias ni tan siquiera pírricas a nadie y contribuyen, también, a que esas otras fuerzas reaccionarias aprovechen la debilidad de la división para seguir reclamando retrocesos de derechos, mantenimiento de estructuras explotadoras, privilegios y repartos de roles machistas, xenófobos, homófobos, etc.

La lucha sigue, pero no quiero olvidarme de que soy un individuo con uso de una razón crítica también para con mis alianzas.

Avistamiento OVNI

Cuando creía que el correo entrante estaba a punto de desaparecer, convertirse en un dinosaurio extinto, me encuentro con esta joya en mi buzón tan divertida como inverosímil:

XII ENCUENTRO – 6 JULIO 2019 AVISTAMIENTO OVNI EN PUERTO DE LOS COTOS

La asistencia es libre y gratuita. Es una jornada para distendirnos, reír, estar felices, conocernos y disfrutar. Todo desde el afecto y la amistad. No hace falta ser un deportista de élite ni un escalador para este encuentro. Recorreremos caminos sencillos y de escasa dificultad. Cuantos más seamos más energía moveremos. Nuestro planeta, y los seres que vivimos en él, necesitamos el cambio energético y vibracional que ya ha comenzado. Nosotros estamos haciendo el cambio. TODA LA INFORMACIÓN: http://www.luzparatodos.com.es/OVNIS%20Jornada%20Avistamiento.html

No he podido por menos que (asegurándome de que no era una dirección URL potencialmente peligrosa) visitar la web y reírme un rato más con frases como la siguiente:

No está garantizado que vayan a aparecer, aunque siempre lo hacen

Donde no sé si habrán observado que «SIEMPRE», implica una garantía de que aparecerán. Qué divertido si no fuese en serio. La entrada es gratuita. Y la web no parece «vender» nada más que unas cuantas ideas algo infantiles y algo de publicidad en forma de banners en la parte inferior de la página.

Recuerdo que cuando era joven (muy joven) leí bastante sobre ufología, incluso un divertido (y pretendidamente serio) libro que sostenía que, en realidad, Jesucristo existió y era extraterrestre… Tenía entre doce y catorce años, leía todo tipo de lecturas que me dijese que fuera de este planeta se podía estar mejor que en este, en resumidas cuentas. También por la misma época me comencé a interesar por la química y la física. Leí la teoría de la Relatividad (que no comprendí) a los 15 años y el Principio de Incertidumbre de Heissemberg a los 16. Iba interesándome cada día más y comprendiendo y aceptando, a pesar de lo duro que resultaba, el conocimiento que encerraba ese fatídico principio.

Bastante cabezota, me dio por estudiar Química, especializándome en Cuántica, con la intención de «rebatir» o, cuando menos, ver si era rebatible esos límites al conocimiento científico tal como lo conocíamos, tan deterministas, por decirlo así.

Y no hubo suerte.

Siguen perturbándome las ecuaciones de transformación de la masa, la longitud o el tiempo en función de la velocidad (Transformaciones de Lorentz) y veo que esa «asíntota» vertical cuando la velocidad se acerca a la velocidad de la luz es algo molesta… y sospechosa de ser una aproximación derivada de algún modelo posiblemente inaplicable a altas velocidades… pero sospechosa… porque mi intuición (que se equivoca con más frecuencia de la que creo) no quiere creerlas.

Acabé por dejar de lado la literatura ufológica, por supuesto, antes de entrar en la carrera, porque se cae por sentido común y un poco de lógico muy rápidamente (casi a tanta velocidad como una interpretación literal de la Biblia, por poner un ejemplo) pero siempre le he tenido cariño y sigo viendo cualquier película de ciencia ficción por mucha ficción que prevalezca incluso a costa de que quede poca ciencia. Pero sé que es ficción. Igual que sé que no se matan seres humanos en una película de guerra o que las películas del oeste pueden estar rodadas en, pongamos, Almería o que uno de los chinos de 55 Días en Pekín es un amigo de mis padres nacido en Colmenar Viejo.

Sobre OVNIS… no voy a entrar a debatir su posible existencia ni avistamientos… como tampoco le discuto a la madre de Carmen que le rece a la virgencita de turno para que se me pase la alergia. Ni sobre los efectos saludables de la imposición de manos o el consumo de agua edulcorada con memoria…

Es posible que exista vida extraterrestre. Claro que sí. E incluso que esa vida extraterrestre sea «inteligente». Puede que, si nos ponemos generosos, incluso podamos asumir que esa inteligencia y la nuestra sean capaces de, llamémosle, entenderse en un hipotético encuentro. Pero la simpleza con la que imaginamos esa alternativa me parece tan vacua como cuando pregunto, si te mueres y vas al cielo ¿te quedas como estás en el momento de la muerte o algo mejor, así, a modo Obi Wan Kenobi?

No es cinismo. Pero a veces me dan ganas de cinificarme… y olvidarme del mundo que me rodea… e irme en la primera nave espacial extraterrestre que quiera llevarme a dónde sea.

Pido perdón

Pido perdón
sin preocuparme lo más mínimo
por las catastróficas guerras en las que haya participado
cualquiera de mis antepasados
por las violencias infligidas
incluso
por aquellas que lo fueron
sin intención.

Pido perdón
por la opresión a la que sometimos
en un momento pasado
e incluso
en un momento futuro
a otros seres humanos.

Pido perdón
por la esclavitud de la que se lucró
sin reparar en crueldades
toda mi ascendencia
e incluso
toda mi descendencia.

Pido perdón
por el eurocentrismo
por el etnocentrismo
por el espacentrismo
por el albocentrismo
por todo fanatismo.

Pido perdón
por el patriarcado
e incluso
por el matriarcado
si fuese menester.

Pido perdón
por una realidad que mi pasado
hizo como es hoy en día
para lo bueno
y
para lo malo.

Pido perdón
por no hacer lo suficiente en el presente
por modificar el futuro
para que no se repitan errores del pasado.

Pido perdón
por no definir con claridad
a qué me refiero con error
a qué me refiero con horror
a qué me refiero.

Pido perdón

pido perdón
por tener unos compatriotas que no se solidarizan
con peticiones de otros patriotas
con los que no puedo ser compatriota
por tener unos congéneres que no se solidarizan
con peticiones de otros géneros
con los que no puedo ser congénero.

Pido perdón
por no haber acabado aún con las patrias
por no haber acabado aún con las guerras
por no haber acabado aún con las miserias
por no haber acabado aún con las injusticias
por no haber acabado aún con las enfermedades
por no haber acabado aún con las pulgas.

Pido perdón
por hacer que este escrito parezca una burla
por burlarme de la seriedad de peticiones
de perdón
pero sigo pidiendo perdón.

Pido perdón
por la contaminación atmosférica
por la contaminación acústica
por la contaminación medioambiantal
por la contaminación social
por la contaminación cruzada
por la contaminación.

Pido perdón
por haber dicho alguna vez
que es mejor pedir permiso
que pedir perdón
y también
por haber dicho alguna vez
que es mejor pedir perdón
que pedir permiso.

Pido perdón
por no ser más que un ser humano
que no representa a nadie más que a sí mismo
y carecer de entidad
para pedir perdón en nombre de otros
seres humanos
que no se representan más que a sí mismos.

Pido perdón
por herir sensibilidades
por herir idiosincrasias
por herir trascendencias
por herir colectividades
por herir individualidades
por herir.

Pido perdón
por no saber completamente
a qué más pedirle perdón
y tener que pensar
en a quién puedo haber afectado
con mi mera existencia.

Pido perdón
por no saber a quién
pudo afectar negativamente
la existencia y las acciones
de todo ser humano que me precedió
incluso
si nacieron en la misma cama de hospital donde yo nací
si nacieron en el mismo hospital donde yo nací
si nacieron en la misma ciudad donde yo nací
si nacieron en el mismo país donde yo nací
si nacieron en el mismo continente donde yo nací
si nacieron en el mismo mundo donde yo nací.

Pido perdón
a seres humanos
a animales
a fauna
e incluso
a rocas, mares, ríos y montañas.

Pido perdón
por pisotear derechos
por aprovecharme de la desigualdad social en el planeta
por beneficiarme de la especulación inmobiliaria
por enriquecerme a costa del capitalismo neoliberal
por poder dedicarme a la poesía.

Pido perdón
por no saber lo suficiente
por saber demasiado
por saber que no sé
por no saber lo que sé.

Pido perdón
por no pedir suficientemente fuerte
perdón
e incluso
por pedir demasiado.

Pido perdón.

¿Pero la poesía sirve para algo?

La guerra de Siria acaba de entrar en su octavo año convertida en el conflicto más sangriento del siglo XXI. Los combates no han acabado, pero los frentes se van extinguiendo lentamente. Sin embargo, el inmenso sufrimiento de la población civil —la que se fue y la que queda— está muy lejos de haber llegado a término. El nivel de destrucción es tan grande que se puede afirmar que Siria, el país que existía antes de 2011, ha desaparecido. Más de 370.000 personas han muerto, unas 100.000 se encuentran desaparecidas, 12 millones han abandonado el lugar en el que vivían (5,6 millones como refugiados y 6,6 como desplazados internos sobre una población de 30 millones) y 1,2 millones han sufrido mutilaciones y heridas permanentes. La economía se encuentra arrasada, al igual que el parque de viviendas: una de cada tres se encuentra inservible.

https://elpais.com/elpais/2019/03/18/opinion/1552934234_131262.html

Crea una organización que se llame Madrid For Refugees
financia un proyecto universitario llamado Reacción 28
o pon en tus estatutos fundacionales
como Asociación Cultural Clave 53
que quieres hacer del mundo un lugar mejor
pero esta noticia sigue ocurriendo.

Busca un espacio amable como la Ciudad Invisible
(intrigante nombre para esta convocatoria)
organiza un recital por el Día Mundial de la Poesía
aprovechando que coincide con el Día Internacional
de la Eliminación de la Discriminación Racial
o incluso
por el 70 Aniversario de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos
pero esta noticia sigue ocurriendo.

Elabora un cartel que puedas publicar
una lista de personas con ganas de escribir poemas
recolecta textos para editar un libro con este motivo
planifica un evento de alguna red social
envía la información del mismo a todos tus contactos
convoca a miles de personas de modo viral
(casi virulento)
pero esta noticia sigue ocurriendo.

Agradece a todo el público asistente
su asistencia
su colaboración económica
su disposición a escuchar
su cálido aplauso tras cada poema
su cariño
su comprensión por la falta de medios
su paciencia por algún retraso en la planificación
su conciencia social (o política,
porque sí, esto es un acto político)
pero esta noticia sigue ocurriendo.

Y alguien te pregunta
¿Pero un recital sirve para algo?
¿Pero una manifestación sirve para algo?
¿Pero las elecciones sirven para algo?
¿Pero la concienciación sirve para algo?
¿Pero la poesía sirve para algo?

Tú también te lo preguntas.

Aunque pocas veces te preguntan
¿Las armas sirven para algo?
¿Las fronteras sirven para algo?
¿La guerra sirve para algo?
¿La ambición sirve para algo?
¿El éxito sirve para algo?

Sin embargo…

Tú también te lo preguntas.

Y aquí comienzan las respuestas con otras preguntas:

¿Cómo sería el mundo sin una organización de ayuda a los refugiados?
¿Cómo sería el mundo sin proyectos universitarios solidarios?
¿Cómo sería el mundo sin ingenuidad en la cultura
ni ambiciones poéticas?

¿Cómo sería esta ciudad sin lugares amables?
¿Cómo sería esta ciudad sin recitales, sin eventos culturales?
¿Cómo sería esta ciudad sin poetas?
¿Cómo sería esta ciudad sin vocación de eliminar discriminaciones?
¿Cómo sería esta ciudad sin derechos humanos?

¿Cómo sería esta sociedad sin catalizadores sociales?
¿Cómo sería esta sociedad sin redes sociales (no artificiales)?
¿Cómo sería esta sociedad sin deseo de compartir información?

¿Cómo sería este evento sin público asistente,
sin colaboración económica
sin disposición a escuchar
sin cálido aplauso tras cada poema
sin cariño
sin comprensión por la falta de medios
sin paciencia por algún retraso en la planificación
sin conciencia social (ni política)?

Sí,
la noticia puede que siguiese existiendo
pero no tendríamos intención de que dejase de existir
quizá ni tendríamos intención de escucharlo
quizá ni tendríamos intención
porque es posible
incluso
que hubiésemos perdido el alma.

Borracho y pendenciero

Ayer vinieron a repararnos la ventana que hace dos meses habían averiado parcialmente unos intrusos que intentaron acceder a nuestra vivienda a través del tejado.

Vivimos en un ático algo abuhardillado cuyas ventanas son casi completas claraboyas que tragan el sol a la velocidad del rayo.

Una de estas queda relativamente cerca de otra accesible desde la zona común del descansillo de la escalera. Apenas un par de metros separan ambas oquedades caminables sobre la chapa metálica que ejerce de tejado.

El 13 de enero observamos síntomas que indicaban que habíamos sido víctimas de un intento de robo: faltaba el cristal de la mirilla y el marco de la mencionada ventana mostraba signos de forcejeo y deformaciones. Los protectores exteriores laterales habían sido parcialmente arrancados de manera que el viento los hacía vibrar, temblar, generando un ruido inquiertante (dormimos justo debajo de ella).

Hubimos de contactar con nuestro seguro de vivienda que cubre estos desperfectos, aunque no lo habíamos hecho nunca hasta ahora, con lo que no sabíamos el procedimiento o trámite para asegurarnos que no tendríamos que pagarlo nosotros. Obviamente, el primer paso era levantar una denuncia en comisaría.

Carmen se encargó de toda la burocracia que a mí me resulta kafkiana y me paraliza (ella es mucho más eficaz que yo en esto y otras muchas cosas).

El pago de la reparación (que implicaba una sustitución completa de la ventana, el marco y la persiana acoplada) era tan alto que me hacía recordar esas situaciones habituales en las que gastamos más dinero en proteger bienes que el coste de esos bienes en sí. Es decir, que casi podrían haberse llevado todo (absolutamente todo) lo que teníamos en casa por el precio de lo que nos habría costado evitar que se lo llevasen.

Ayer vinieron a instalarla un par de trabajadores del servicio técnico de VELUX (es una externalización, por supuesto) desde Talavera y aparcaron en nuestro querido Madrid centro. Lo que ya de primeras les resultó molesto.

Hube de desviar la conversación desde que entraron a la casa, porque el responsable de ambos (el otro parecía ser un becario o ayudante algo avergonzado del comportamiento de su maestro) no paró de hacer comentarios inapropiados en las 3 horas que duró el trabajo.

El primero de ellos, como dije, que si era algo inaguantable el tener que aparcar por el Madrid Central. Sin darle respuesta, pasé a hablarle de nuestro problema y lo que hacía que él estuviese allí, ganando un sustento con el que poder protestar por lo mala que es la gestión de un ayuntamiento que ni siquiera es el suyo.

El segundo de ellos al respecto de lo cabrona que es la gente que roba o lo intenta, sin entrar en consideraciones de por qué lo hace, y, por supuesto, insinuando que seguro que se trataba de «ilegales». Pasé de contestarle en esta segunda ocasión también y volví el tema al único que teníamos que tratar: el arreglo y reparación. No sus opiniones políticas de bar…

Y con respecto al bar, inmediatamente me di cuenta de que llevaba algunas copas de más, pues su aliento lo delataba así como su verborrea disipada y sin control… aunque también puede ser que fuese así habitualmente (borracho o no).

En otra ocasión quiso hacerse el gracioso diciéndome que si parecía un estanco porque las prostitutas (no las llamó así, claro está) de la calle no hacían más que pedirle tabaco. Supongo que buscaba una empatía imposible en una persona que le habría echado de casa en más de una ocasión por su falta de profesionalidad, su xenofobia, su machismo…

Pero no contento con eso, cuando Carmen le dijo que había de firmar «acá» le dijo osado que ya sabía que no era española (claro, claro… Carmencita de la Mancha…) y que eso no se decía «por aquí». Vaya mentecato. Le contesté (Carmen también) que también por estos lares se podía decir, desde Cervantes por lo menos, y que además sobraba el comentario.

Ya quedaba continuar con las quejas sobre sus jefes, sobre la burocracia, sobre los bancos, sobre que «la gente» era lo peor y que no quería líos luego…

Por supuesto predije en mi mente a qué partido político va a votar en las próximas elecciones este señor. Pero lo más lamentable es que él no es tan raro como yo.

Así que… se avecinan tiempos funestos.

Aborrezco los memes

Ahora que se ha extendido la costumbre de reenviar y enviar en redes sociales y hasta en mensajes personales los memes, esa forma banal de apelotonar información simplificándola hasta convertirla en una parodia de lo que es verdadera información, una especie de caricatura sin el cuidado psicológico de una buena obra caricaturística.

En resumidas cuentas, un meme me parece la banilidad y la simpleza utilizadas como herramientas de diálogo y de gestión de la información.

Y sin querer ser siempre denso y sesudo, lo que no puedo soportar es tanta bajeza intelectual como para tomarse ni mínimamente en serio esas cadenas de mensajes prefabricados, donde no existe creación más allá de en algún rincón del que nunca se sabrá nada… o casi, y adueñarse de ello como si fuese creación propia, incluso, por poetas… es lo peor que he visto en mi vida…

Y alguien acabará por sacar un meme de este mismo comentario, porque tampoco es mucho más que una memez subjetiva sin otro objetivo que un pequeño desahogo. Pero el ámbito y el contexto…

Lecturas del ano

Hay quién ha remarcado esta opción como la más «ridícula» o motivo de mofa, pero es la única de las tres que a mí no me parece ni ridícula ni chifladura, pues sí que es probable que en nuestra piel se inserten consecuencias de nuestra forma de vida, de nuestras decisiones, de lo que puede que podamos modificar, mientras que en unas cartas más o menos azarosas y en una «bola mágica»… pero vaya, que será que soy demasiado materialista (y en esta ocasión no dialéctico).

Ay, los neutrones…

Esto no es una broma