Ahorrativo hasta la muerte

Cuando veo una película de guerra o una serie de acción trepidante en la que se producen violentos altercados que terminan con la muerte de un personaje, es inevitable que piense en algún momento en la entropía.

Hay una drástica disminución de entropía en un organismo que pasa del «estado vivo» al «estado inanimado».

Pero voy más allá, me detengo a pensar en la cantidad de cosas que se tiran a la basura cuando alguien muere y no doy crédito: su vestuario dañado posiblemente a causa de la violenta intervención, me parece lamentable. No mataría a nadie por no estropearle la vestimenta. Hay gente que ha trabajado para que ésta esté en perfecto estado o en un estado usable, aun imperfecto.

Por no hablar de los ritos funerarios con su consabido derroche de protección de una masa cárnico-ósea a la que ya no es posible seguir considerando humana. Madera talada para ser enterrada (no es peor opción que la de ser incinerada, produciendo una innecesaria cantidad de energía fruto de la combustión del material orgánico) y ropa que se descompondrá inevitablemente bajo la tierra, pero que ha llevado trabajo (y por ende energía) fabricar.

Puede parecer trivial, pero si no me detengo en estos pensamientos muy a menudo es porque no voy por ahí matando gente. No obstante, el despilfarro de balas, de armas de distintos calibres y otros asuntos similares no dejan de formar parte de nuestro cotidiano, lo sepamos o no, pues es preciso conocer cuánto se gasta en generar artículos cuyo único propósito es ser destruidos. Y después de saberlo intentar combinar este dato con la lectura de este texto y ver si ha dejado de resultar ridículo.

La ridiculez, no lo olvidemos, es muy, pero que muy relativa.

Nos mienten

Nos mienten, nos mienten, no nos dicen la verdad, nos la ocultan, nos engañan nos quieren tener en la ignorancia, nos mienten, sí, nos mienten, lo tengo claro, muy claro, sé que nos mienten, sé que es mentira todo lo que dicen, sí, cualquier cosa que dicen, no importa lo que digan, todo es una gran y enorme mentira que han tejido para nosotros, sí, ellos, ellos nos mienten, nos mienten a nosotros, a todos nosotros, a todos, ellos que son todos, nos mienten a nosotros que somos todos, pero ellos quizá no sean todos, son solo unos pocos, pero no sé o sí, sí que sé, porque yo estoy seguro de todo y ellos no, ellos están seguros solo de mentirnos, de mentirnos y engañarnos para que no lo sepamos, para que no nos demos cuenta, para que sigamos creyendo que nos dicen la verdad, pero ya nos hemos dado cuenta y ahora ya no podrán seguir mintiéndonos, aunque siguen mintiéndonos porque son más listos, sí, ellos son más listos, pero nosotros somos muy inteligentes y no consiguen engañarnos del todo a todos, así que algunos de nosotros, aunque no todos nosotros ya sabemos que nos mienten y hemos comprendido todo, así que sabemos que es verdad que nos mienten, mientras otros de los que somos nosotros ya no son nosotros para ser solo otros son tan torpes que no ven que les mienten, ellos, los otros, mienten a otros que no son los otros pero que también son otros para que solo quedemos unos nosotros que sabemos, sí, que sabemos más que otros los otros que no son los otros que nos mienten, claro, porque si no esos otros serían también de esos otros que nos mienten y entonces quizá incluso una parte de esos nosotros serían los otros mentirosos o, incluso, estarían infiltrados siendo aún más mentirosos, más perversos, engañándonos incluso siendo nuestros aliados, nuestros amigos, nuestros nosotros, así que nosotros somos algunos mentirosos, pero no, nosotros no mentimos, nosotros siempre decimos la verdad, porque sino eso nos convertiría en los otros, en los que mienten y eso no puede ser porque, claramente, nosotros no somos los otros porque eso es imposible porque eso sería no ya una mentira, sino algo peor, eso sería una contradicción, y nosotros no nos contradecimos porque nosotros sabemos, nosotros sabemos que nos mienten otros que son los otros que mienten y algunos tenemos dudas de que nos mientan pero entonces se rompe el equilibrio y esos otros nosotros nos expulsan o nos atacan o nos acusan de ser aliados de esos que nos mienten, y entonces, algunos de nosotros ya no sabemos si somos nosotros o somos ellos con la consecuente pérdida de lógica bievaluada que ello acarrea, así que no sabemos si queremos seguir siendo nosotros o ellos o una parte de nosotros o una parte de ellos pero sabemos claramente que no mentimos, que nosotros, seamos quienes seamos, no, no mentimos jamás, porque somos los sinceros, los auténticos, los verdaderos, mientras que ellos, oh, ellos, ellos son lo peor, sí, son lo peor… nos mienten, nos mienten, no nos dicen la verdad, nos la ocultan, nos engañan nos quieren tener en la ignorancia, nos mienten, sí, nos mienten, lo tengo claro, muy claro, sé que nos mienten, sé que es mentira todo lo que dicen, sí, cualquier cosa que dicen, no importa lo que digan, todo es una gran y enorme mentira.

Efecto Forer

He publicado en una red social el siguiente texto:

Tienes la necesidad de que otras personas te aprecien y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que no has aprovechado. Tiendes a ser disciplinado y controlado por el exterior pero preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente; y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Pero encuentras poco sabio el ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable, y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser bastante irrealistas.

Y quiero ver el efecto que produce. Habrá gente que piense que es, incluso, un texto propio, cuando se trata de un mero experimento cargado de malicia.

Se llama Efecto Forer y me lo he encontrado en uno de esos contadísimos artículos serios sobre los sesgos cognitivos y/o valorativos en los medios de comunicación de masas.

Hay tanta falacia suelta…

Una tortuga más

inmigrantes

Dicen (No acabo de encontrar en Internet dónde es verdadero que este mito sea de la cosmología hindú) que la mitología hindú suponía que la tierra era un disco plano sostenido por cuatro elefantes que se sustentaban sobre una tortuga gigante.

Algunas veces, se imaginaban que esta tortuga tenía que sustentarse sobre algo a su vez y así se inventó la iteración: ¡sobre otra tortuga!

En otras ocasiones, se imaginaban a esa tortuga primera nadando sobre una serpiente que se mordía a sí misma la cola… y así inventaron la topología y la cinta de Moebius. 😉

Por último, en la más extendida de las versiones, la tortuga nadaba sobre un mar infinito, aunque no sé muy bien si se aclaraba que ese infinito ya era algo que no cabía en el mundo/universo. Y luego llegaría Cantor a cantarles las cuarenta con su Cardinalidad. Ahora que lo pienso, esa tortuga en un mar infinito suena a sopa de tortuga… pero bueno, eso supongo que no es la cuestión.

En resumidas cuentas: echaban balones fuera.

Eso es lo mismo que hacen las posturas a favor y en contra de la regularización de la inmigración o los aborígenes y hoy me he vuelto a topar con otro dibujito divertido que no deja de ser incompleto: esos árboles serían expulsados por aquellos seres unicelulares que

LUCA

En resumidas cuentas: echamos balones fuera.

Pseudociencias e izquierdas

Estuve leyendo este artículo titulado Diez absurdas teorías pseudocientíficas defendidas por políticos españoles y me sonrosa encontrar tantos políticos con los que, en otro orden de cosas, coincido, así que me ha dado por buscar una explicación (que ya tenía, es solo una forma de hablar) para justificar el mayor número de «progresistas» con este tipo de confusiones no solo mentales, sino metodológicas.

En detalle, pero poco explicitado, estaba insinuada esta relación cuando escribí sobre la Crisis del pensamiento racional, así como en otras ocasiones, como acerca de un supuesto Taller de Conexión Quantica Espiritual Colectiva (¡ahí es nada!). El New Age campa por los montes del progresismo hasta hacerme enfrentarme con más de un amigo, que, por metodológico, me acusa de pedante o de dogmático. Lo que no deja de ser una argumentación inargumentativa, básicamente una falacia.

Pero, ¿por qué este tipo de pseudociencias se da más entre gente «de izquierdas»?

Sin entrar en consideraciones sobre la pertinencia de seguir utilizando esta clasificación tan obsoleta, esa etiqueta «de izquierdas» como si realmente aún hoy tuviese algún sentido, sí voy a hablar de conservadores/tradicionalistas/derechas o progresistas/rupturistas/izquierdas. Sabiendo, sí, sabiendo, que es una simplificación a binario de algo que dista mucho de serlo.

Lo «conservador» en occidente ha estado abiertamente vinculado a lo religioso, al cristianismo, de ahí que sus programas políticos e incluso los nombres de sus partidos suelen llevar el adjetivo «cristiano». Las democracias cristianas de los pueblos germánicos dan fe de ello.

Lo «progresista», en contra, siempre en contra, ha estado vinculado a cierto laicismo, a cierta idea de alejamiento del hecho religioso, del pensamiento irracional necesario para sustentar la existencia de ser(es) y hecho(s) meta-racionales, por decirlo así.

Pero este alejamiento ha llevado a cierta sensación de orfandad, a cierta incomodidad con respecto a asumir que el mundo no es comprensible y que no hay un dios que me lo haga fácil ni una virgencita a la que rezar para pedirle imposibles.

Aquí está, sin duda, el quiz de la cuestión: un ser humano de izquierdas también quiere soluciones milagrosas, también quiere que el mundo tenga una razón, también quiere certezas… así que las inventa o las crea para creerlas. Eso sí, reniega del pensamiento que propone el tradicionalista sustentando ideas como que una vela en un altar me curará el Alzheimer o hará que mi hija encuentre trabajo. Sin embargo, está dispuesto a pensar que la memoria de las moléculas del agua (sic) me curarán un cáncer o mi energía positiva hará que mi hermana encuentre novio.

Es evidente el paralelismo, pero este último, superada la irracionalidad religiosa desde los tiempos de la Ilustración hasta hoy, pasando por un radical Nietzsche y por un tremendo existencialismo Sartriano, es mucho más peligroso pues utiliza aquello que ha costado tanto elevar a método, que es la ciencia.

La utiliza desvirtuándola, eliminando su metodología (que es la base) y quedándose con su palabrería, que es vacua sin lo previo. Y esta es la razón por la que me incendio, enciendo, cuando alguien hace defensa de las pseudociencias: porque atenta contra el pensamiento racional y da un voto de valor a lo irracional, retrotrayéndonos a esos oscuros tiempos feudales pre-volterianos. Si lo irracional no necesita otra prueba que lo que a mí me venga en gana… igual es válido rezar a una virgencita para encontrar trabajo, de ahí que hasta una ministra lo haya llegado a sugerir en su demencial visión de su papel político. Pero eso es del otro lado, de «la derecha» y con estos casi no tengo el suficiente trato como para calentarme.

Así que espero atemperarme y tomarme con calma lo que viene este curso, pues parece que el irracionalismo sigue aumentando, necesitando cada día más adeptos, con un proselitismo campante en «ambos lados» del espectro político que se pasan el espectro electromagnético por el arco voltaico…

Calm down
calm down
keep calm
keep calm


Dicen lo que piensan…

dicen lo que piensan

¿Y las que piensan lo que dicen?

¿Y las que piensan lo que hacen?

Pensar, pensar, pensar…

Aunque me llamen racional, aunque me «ataquen» con este apelativo, aunque me digan que pienso demasiado, aunque me acusen de inactivo, o demasiado neutro.

El mundo es complejo y exige reflexión permanente. Lectura y lectura, mucha más lectura y reflexión sobre la misma. Solo después, solo después… decir y/o hacer.

La última esperanza de Esperanza Aguirre

Aguirre

Oigo voces airadas contra la propuesta de Aguirre de proponer un pacto de gobierno municipal de Madrid al PSOE, para evitar que gobierne PODEMOS, y no las comprendo ni comparto su indignación.

Vamos a ver:

¿Acaso no serían esas voces las que han propiciado pactos entre las fuerzas que han formado un conglomerado heterogéneo llamado Ahora Madrid con intención de alcanzar el poder municipal?

Es razonable, pues suponen que van a hacer el bien (el buen gobierno o bien común). Es, o debería ser, el objetivo último de un político decente o digno de ser llamado tal.

De hecho, algo que me inquieta especialmente al respecto de la formación de ese grupo, de ese «partido instrumental», es que haya eclipsado a algún partido en quien confiaba desde hace años, acabando todo Ahora Madrid por ser PODEMOS, olvidándose que debajo de ese paraguas amplio estaba EQUO, por ejemplo, o toda esa agrupación llamada GANEMOS.

¿Acaso alguna voz en la península se alzó contra el gobierno que dirigió el destino de Euskadi durante años, con un pacto entre PP y PSOE para evitar que gobernase una alianza nacionalista?

En las elecciones al Parlamento Vasco celebradas el 1 de marzo de 2009, el Partido Socialista de Euskadi – Euskadiko Ezkerra obtuvo 25 escaños, siendo el segundo partido en votos y en escaños, por detrás del Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) (30 escaños).

El 26 de marzo de 2009, en contra de lo prometido en campaña electoral, el PSE-EE llegó a un acuerdo de investidura con el Partido Popular, la tercera fuerza en las elecciones (que había obtenido 13 parlamentarios). Entre ambos partidos sumaban 38 de los 75 escaños de la cámara. Hay que tener en cuenta que la mayoría formada por PSE-EE y PP no hubiera podido alcanzar mayoría suficiente para gobernar si la Izquierda Abertzale no hubiera sido ilegalizada, ya que contabilizando el voto nulo PSE-EE y PP se hubieran quedado con 33 escaños.

Aquello fue otro tamayazo en toda regla, con una ilegalización muy, pero que muy oportuna que se hizo después de repartidos los votos, para que no pudieran recoger esos votos la aspiración nacionalista. Pero eso parece que está bien, que no importa y nadie, salvo en aquellas tierras nórdicas, se lleva las manos a la cabeza por ello.

¿Acaso no se ha acuñado el término PPSOE para referirse constantemente a esas dos formaciones políticas como aliadas permanentes? ¿No es, por tanto, razonable que hagan honor a esa presunta proximidad que unos meses atrás se suponía?

¿Tiene mucho más sentido la propuesta de Carmena (a quien prefiero nombrar por su apellido, como haría en caso de cualquier otro político) de aliar Ahora Madrid con el PSOE para gobernar?

En caso de que no se produjeran alianzas, gobernaría el PP, pues realmente, sin olvidarlo, ha sido el partido más votado, aunque nos pueda doler, aunque no pueda comprenderlo, aunque me resulte inverosímil que la candidata de ese partido hubiese atropellado a policías municipales y no le afectase en su popularidad, sino todo lo contrario.

Mi sensación es que no sabemos vivir en un espacio pluripartidista, algo a lo que siempre han estado acostumbrados en Cataluña o Euskadi. No entendemos esta voluntad de generar pactos, más o menos razonables, para gobernar, supuestamente, insisto, con la buena intención de hacer el mayor bien posible.

Si no creemos que los políticos pueden hacer el bien, sinceramente, la mejor alternativa puede acabar siendo una dictadura, al estilo de Julio César… hasta que lleguen los Idus de Marzo.

Y cuando hablo de políticos estoy incluyendo a esa ciudadanía asamblearia que persigue, de igual modo, aunque con distintas formas, aparentemente el mismo fin.

Esperanza Aguirre, que no es santa de mi devoción, por decirlo así, está demostrando ser una gran política y estratega, rápida de acción, adaptándose a unas nuevas circunstancias en las que sabe que le va a tocar vivir. Esto es síntoma de inteligencia. Lo que no le suponía. Es una inteligencia, digamos, funcional, oportunista, si se quiere, pero mucho mayor que la inacción habitual de Mariano Rajoy y su lentitud mental y operacional.

Que sea una populista vocinglera no hace sino que se asimile a algunos de quienes están enfrentándose a su partido, pero esto va a terminar por abrir una nueva forma de entender la política que dista mucho de parecerse a la que me gustaría, como comentaba reciéntemente, basada en programa, programa, programa, para ir dirigiéndose a una política personalista, en la que se vota a candidatos por carisma o algo similar. No es una aproximación que me guste, pero parece ser inevitable deriva del sistema democrático en época de crisis de pensamiento racional, así que va para largo.

Así que no me queda mucho más por decir, salvo que: Buenas noches y buena suerte.

Manuela o Ahora Madrid

madrid con manuela

Me llega por una y otra parte este mensaje, el de que vote por Manuela y, vale, que sí, que votaré por ella… pero no por ella.

MANUELA
Probablemente sepas que hay una tal Manuela Carmena que quiere ser Alcadesa de Madrid, pero también es probable que no sepas nada de esa señora que monta en bici con 71 años ni por qué quiere ser Alcaldesa.
Manuela a los 33 años era abogada en el despacho laboralista de la calle Atocha donde fueron asesinados cinco de sus compañeros.
A los 45 años como juez de vigilancia penitenciaria, abogó por que la prisión fuera una oportunidad de rescatar al ser humano. Insistió en tener psicólogos en su equipo y en conseguir la rehabilitación de los toxicómanos.
A los 49 años fue decana de los juzgados de Madrid, y suprimió las denominadas «astillas», que era un soborno muy extendido que cobraban los funcionarios para agilizar la tramitación de los asuntos.
A los 52 años, como vocal del Consejo General del Poder Judicial, renunció al coche oficial para utilizar la bici y el transporte público y pidió bajarse el sueldo.
A los 65 como relatora de las Naciones Unidas, criticó severamente las violaciones a los Derechos Humanos en países como Venezuela.
A los 66 ya jubilada, invierte parte de sus ahorros en montar una tienda social en Malasaña de ropa de bebé hecha por reclusas.
A los 71 años, es posible que Manuela sea Alcaldesa de Madrid

Me encanta la trayectoria de esta mujer que parece ser de lo mejorcito en el «mercado» o ruedo político, pero nunca, yo nunca me olvido de que estamos en un sistema democrático de representación partidista y siempre miro con cuidado lo que ese partido dice y/o propone.

He estado leyendo sobre Ahora Madrid, que es lo que realmente votaré y me inquietan algunas cosas, pero no son mucho más que inquietudes, comparado con el miedo, literalmente miedo, que me supone que vuelva a ganar otra vez las elecciones el Partido Popular, casi cualquier cosa me parece mejor.

AHORAMADRID_Programa_Municipales_2015

Me he leído y descargado el programa y algunas cosas no me convencen, pero repito, me convence mucho más que los programas de otras alternativas, así que es lo que hay, creeré en el programa, aunque luego puedan no cumplirlo, pero de eso ya se parte, de lo que no parto nunca es de que la persona que encabeza el partido sea la única representante a la que elijo. Elijo ideas, no personas. Pero es que soy un poco antiguo, supongo.

Me inquieta especialmente la propuesta del partido de ser una herramienta instrumental diseñada para aglutinar idearios y metodologías que no son tan próximas entre sí como aparentan, pero que una vez alcanzada la representación deseada va a desaparecer, dando lugar a un altísimamente fragmentado consistorio municipal, aunque soy de la opinión que cuanto más fragmentado más cercano será a la verdadera representación parlamentaria que, idealmente, sería una representación cuasiasamblearia delegada.

En resumidas cuentas, yo no voto a una persona y no me gusta el culto personalista, el culto a la personalidad, ya sea de uno u otro lado, como cuando se votó por «Gallardón» en gran medida y luego se adujo que la segunda de a bordo no estaba elegida democráticamente… será que, repito, sigo patrones anticuados, pero yo prefiero votar ideología o programa, programa, programa, que creo que era una frase que repetía el «maestro» Julio Anguita.

Eso sí, puedo comprender la estrategia, la estrategia para ganar, para lograr representación a partir de aglutinación de votos que, desunidos, resultarían inoperantes, pero ¿no acabará por pasar lo mismo una vez alcancen el cargo o los «escaños» del consistorio municipal? También la estrategia de marketing que ha sido capaz de fabricar una imagen/logo popular, fácil, al que la gente de muy distintas afiliaciones se pueda adscribir y compartir, inundar con buena intención muros de redes sociales, correos electrónicos y buzones de whatsapp. La esperanza es poderosa y podrá cambiar cosas si se sostiene en el tiempo. Aunque, de fondo y de forma, en esta campaña, nada ha cambiado.

En cualquier caso, insisto, acabar con el bipartidismo (casi unipartidismo, habría que decir) me parece un paso en la dirección correcta y aunque en esta ocasión no acaben por demoler la maquinaria electoral del PP y su «todo-se-vuelve-azul-hasta-las-putas-marquesinas«, abren una pequeña grieta en el muro. Quiero formar parte de esta pequeña demolición… y luego ya, si eso, vamos viendo.

Esto no es una broma