fotografia
Clases de Tango de Carmen de la Rosa
(Fotografía de @Elena Eslava)
Empiezo el curso haciendo este cartelito para Carmen de la Rosa, mi querida Carmen, quien pone en marcha las clases que va a proponer este ciclo de 2015-2016.
En breve, la información más actualizada estará en la web de la Asociación Cultural Clave 53. Esto será lo que me toque hacer estos días… y voy con retraso. ¡Demasiadas vacaciones! 😉
Revista Caminada
[youtube_sc url=https://youtu.be/vnTfDDd2cjg]
(Vídeo de Hilario Álvarez, de la Oficina de Ideas Libres)
Con motivo de la convocatoria que lanzó Hilario Álvarez para realizar una Revista Caminada el 19 de Abril, llevé a cabo una acción de extremada sencillez y literalidad:
Una revista caminada.
Consistente en caminar sobre una revista que fui desgranando para la ocasión.
Adaptado al lugar estrecho en el que me tocó realizarla, terminé por caminar casi sobre los pies de los asistentes al evento.
Fue agradable y, como de costumbre, se disfrutó de un precioso paseo con gente inteligente e interesante con quienes terminamos la mañana tomando un aperitivo cerca del Teatro Real.
Foto alada
No quedé muy angélico, a pesar de las alitas que tenían esa intención.
Esta fotografía fue realizada por Denissea Nadeauh en la Exposición sobre Objetos y Performance realizada en El Patio de Martín de los Heros.
El objeto, performático, era una propuesta de Paco Nogales que nos instaba a situarnos entre las alas y fotografiarnos allí, para después hacer algo con esas fotografías.
Cápsula del tiempo en El Ser y el Tiempo
He encontrado en casa de una de mis mejores amigas un libro que le presté hace tiempo titulado El Ser y el Tiempo, de Martin Heidegger.
Es uno de esos libros «sesudos» que en su día leí con avidez pues respondían a una forma de explicar el mundo que cuadraba con la que tenía y no había encontrado a nadie capaz de explicarlo de semejante manera. Me importaba la manera, no la explicación. ¿Se entiende?
Leía Sartre (El ser y la nada se me atravesó), después de haber devorado toda la obra de Nietzsche, tras acabarme Schopenhauer y, por supuesto, bastante después de «comprender» a Kierkegaard.
Eran los 80. A finales. Recién terminada mi adolescencia, que había pasado frente a los «científicos» Einstein, Heisemberg y el divulgador Asimov, entre otros cientos.
Aquellos no habían sido capaces de aproximarse a hacerme entender muchas cosas del mundo, aunque les deberé la forma de ver otras muchas. La palabra Dimensión entró en mi vida, como algo interesante para explorar… Y ni hablar del límite al conocimiento científico que se planteaba el Principio de Incertidumbre.
Durante los últimos 15 años leo ensayos sobre arte contemporáneo que me ayudan a comprender otras cosas que ninguno de los anteriores se atrevía a mencionar… o lo hacían de manera que a mí no me llegaba (la forma de «Federico» de hablar de arte no me dice mucho, por más que sepa que ha sido relevante). Adoro la forma de escribir de Simón Marchán Fiz, por ejemplo, o de Ana María Guasch.
Me interesa el análisis estructuralista de Roland Barthes a quien considero mi lectura habitual para relajar la mente en vacaciones estivales.
Pero, volviendo al tema, abrir este libro en casa de mi amiga María ha sido divertido por encontrar fotografías (analógicas, claro) de aquellos tiempos:
Marta x 4. Aquel primer amor serio, relación de más de 6 años que terminó bonita y con cariño mutuo. En la página «Planteamiento del Problema». ¿Casualidad?
Después (las he encontrado también así) la fotografía de Raquelt en la playa levantina, seguramente algún fin de semana con Queralt, aquella matemática que me volvió loco durante un par de años y a quien yo volví loca enamorándome de otra matemática. En la página «Doble problema de su desarrollo». ¿Casualidad?
Junto a la contraportada, una hoja manuscrita con algunas de las preocupaciones de aquella época en mi vida:
Hoy he tenido la sensación de viajar en El Tiempo con El Ser y El Tiempo. Quizá mañana, con ese mismo libro, viaje en El Ser.
A contraluz
Irregular,
la luz se desplaza en línea recta (mentira euclidiana)
desde tus ojos a los míos
pasando por un puñado de espejos
que confunden sensores inteligentes
ávidos por deslumbrarme
y se deslumbran
enturbiados por un contraluz
que bien podría ser un contraliz
de lides en nuestros lechos.
Irregular,
la imagen vuela de tu palma de la mano
a mi memoria
y de una construcción sobretejada
a una retina cansada de la niebla.
Irregular,
regulada
la regla
que rige
nuestro futuro.
Porque
tenemos futuro.