Pan Europeo

Pan Europeo

No sé si se refiere a un pan hecho en Europa, o un pan realizado por alguna deidad de ancestros inciertos o un pan con una vocación europeísta.

Cuando lo vi, lo primero que pensé fue en paneuropeísmo, que, según la wikipedia es «El nacionalismo europeo (también llamado europatriotismo o patriotismo europeo) es el nombre con el cual se define el movimiento político y la corriente de pensamiento que quiere una Europa unida en un solo estado.»

Pero me parecía exótico que un pan se usase a modo de panfleto político, afiche comestible, llamamiento a intentar definir una Europa unida y nacional… no sé si excluyente o incluyente, y, desde luego, pretendiendo ser influyente… aunque poco fluyente, seguramente.

Después, me di cuenta de que de un tiempo a esta parte es más común encontrar las etiquetas nacionalistas tras los productos de consumo, como si eso fuese un valor positivo en el producto: ¿es mejor el pan por ser europeo? ¿tiene los papeles en regla? ¿de qué parte de Europa, que no es ni una ni grande ni libre, es?

Y me sorprendí pensando en lo poco que «vende» el atributo global o mundial… salvo para hablar de males como esa crisis que ya nadie (con dos dedos de frente) tacha de española, europea, estadounidense, para hablar de ella como global.

Aunque, bien pensado, no están bien definidos los límites ni de esa globalidad pretendida, ni mucho menos Europa… y España se desdibuja, quiera quien quiera o no quiera quien no quiera… difuminándose las fronteras en un mar de interconexiones que me llevarían a pensar que la presentación de la información es cada día más compleja, más similar a la neuronal, reticular, pero además menos geométrica, menos simétrica, de mayor valor entrópico… y aquí me pierdo en elucubraciones que no vienen al caso, a partir de este pan cuya miga estaba en la bolsa que lo contenía.

Pastel de carne

Ayer hice la comida siguiendo una receta que hacía mi madre (aunque no sé si era exactamente así) y que me acabó de explicar mi hermana (aunque ella tampoco la hace así).

Es muy fácil, eficaz, rica y nutritiva. Quizá algo escasa de fibra, pero se compensa con un primer plato que puede ser unas verduras a la plancha o, como hoy, una sopa de verduras. Ah, no, la sopa de hoy será una sopa de caldo de cocido que Carmen hizo la semana pasada y congelé parte del caldo para usarlo… hoy!

Ingredientes (para cuatro personas, diría):

Una cebolla muy grande o una cebolla y media si sin medianas. Esto último es lo que yo usé.
Tres tomates. Para esta receta me gustan los de pera, maduros, bastante maduros, casi al borde de ponerse malos… pero yo usé, sin embargo, tomates de rama y poco maduros, de esos que parecen un poco artificiales.
Un diente de ajo.
Un chorreón de aceite de oliva. (No sabría decir exactamente cuantos centilitros, pero, por aventurar, diré unos 30 centilitros (teniendo en cuenta que la precisión en los ajos y en las cebollas y los tomates tampoco es lo más característico de esta descripción de ingredientes, no creo que sea muy criticable que se empleen términos como chorreón o pizca)).
Unas pizcas de sal.
Una cucharadita de azúcar.
Un toquecito de pimienta negra en polvo.
500 gramos de carne de ternera picada (podría ser también carne picada mezcla de ternera y cerdo que es un poquito más barata).
150 gramos de queso rallado emmental o, como usé ayer, mozzarella.
Para el puré de patatas
Un paquete de puré de patatas de esos instantáneos deshidratados, que hay que preparar como digan las instrucciones correspondientes (con agua y leche, sal y mantequilla).

Preparación:

En una sartén grande y profunda o una cazuela de barro (idealmente) se sofríe el ajo partido en trozos pequeñitos con la cebolla también muy picada que se añade cuando el ajo ya está empezando a dorarse. Cuando la cebolla comienza a quedarse transparente se agrega la carne picada y se remueve bien para que se mezcle con la cebollita y se vaya rehogando.

Mientras tanto, vamos picando también en taquitos, más o menos de igual tamaño, con la complejidad que ello implica, los tomates. Los añadimos al sofrito de la carne cuando esta adquiera un color que indique que está hecha, so pena que tras el añadido de los tomates con su consiguiente aporte de jugos se detenga el proceso de cocinado de la misma que pasará a ser cocida y no sofrita.

Es en este momento cuando yo añado la sal, la pimienta y una cucharada de azúcar para endulzar el tomate que tiende a dar acidez de estómago en caso contrario. Tapamos (o tapo o tapas…) la cazuela o sartén y dejas que se reduzcan los tomates hasta que forme una salsa homogénea aproximadamente. Suele llevar unos 10 minutos. Podemos aumentar la cantidad de calor proporcionada para acelerar el proceso, pero no demasiado y no sin atender para evitar que se pegue al fondo (especialmente si estamos usando la cazuela de barro).

Mientras tanto (para aprovechar el tiempo y supuesto que podamos trabajar en paralelo o multitarea) preparamos el puré de patata que, en mi caso, consistió en meter en el microondas un recipiente de vidrio especial pirex con una mezcla de 500ml de agua, 250ml de leche entera, una cucharadita de sal y el puré preparado deshidratado durante 4 minutos a potencia 900W. Después, saco el puré ya preparado y le agrego una cucharada sopera de margarina (debería ser mantequilla, dicen, pero es más cara) para conseguir que esté un poco más suave.

Mientras tanto (es lo que tienen los procesos en paralelo cronológicamente hablando) se habrá terminado de hacer el relleno que se pone en la base de un recipiente apto para el grill (por eso era ideal la cazuela de barro de no mucha profundidad, por ejemplo 8 centímetros de anchura y 27 de diámetro es estupendo, pero depende del horno de cada cual). Sobre el relleno, bien extendido, se echa el puré y se distribuye formando una capa superior que es recubierta por el queso rayado.

Se mete el pastel tricápico en el grill hasta que el queso va dorándose. Se sirve caliente. Marina estupendamente con un vino tinto joven, como un Ribera de Duero o, incluso, un Somontano.

Disfruta y difunde.

Receta para alimentar la Tierra (una pequeña porción)

Este año he vuelto a participar en los encuentros que organiza Luis Elorriaga en su terrenito de Caudete llamados con cierta pompa «Encuentros Internacionales de Arte de Acción y Performance». Bien es cierto que son encuentros, que son internacionales y que suelen girar en torno al Arte de Acción y la Performance.

He presentado la pieza «Receta para alimentar la Tierra» quizá porque estoy en un momento muy culinario. La expongo aquí tal como la concebí. Se parece bastante a cómo la realicé.

Receta de cocina para alimentar la Tierra

Está receta que incluye alimentos físicos y psíquicos es casi una acción psicomágica para darle a la Tierra algo de lo que me ella me da. Su preparación incluye una reflexión sobre qué cosas me nutren y/o nos nutren que no son solamente aquellas sustancias palpables a las que habitualmente llamamos alimentos.

Es recomendada especialmente para momentos de estreñimiento ocasional del planeta, como los que ahora vivimos, aunque su ingesta debe ser realizada con regularidad para que se produzca la adecuada asimilación de los nutrientes.

Pediré ayuda a los asistentes al evento para que distribuyan la comida entre los pedazos de tierra que elijan, aquí o allí, en sus propios terrenos o en este.

Ingredientes para una receta con la que alimentar la Tierra (una pequeña porción)

  • 3 kg de tierra del lugar
  • 1 litro de agua
  • 2 huevos crudos
  • 1/2 litro de leche
  • 2 dientes de ajo
  • Una cebolla pequeña
  • Un chorrito de aceite virgen extra
  • Un puñado de almendras sin pelar
  • Cuatro pedazos de la camiseta de algodón que lleve puesta
  • Un mechón de pelo (preferiblemente rubio)
  • Cera de los oídos extraída con un palito de algodón
  • Raspado de piel muerta de un brazo (con piedra pomez?)
  • La ceniza de varias páginas de un libro de poesía (o poemas escritos para la ocasión)
  • Tres figuras geométricas construidas con algo del lugar
  • Un Tango de Hugo Díaz (fueron 2)
  • Un recuerdo
  • Algunas hojas y pequeñas ramas para decorar

Preparación

En un cubo de plástico o, idealmente, en una cazuela grande de barro, echamos un poco de aceite y lo frotamos bien contra la superficie. Calentamos con un Tango de Hugo Díaz.

Cortamos los 2 dientes de ajo en finas rodajas y lo echamos en el fondo del cubo. Cortamos la cebolla en trocitos pequeños y lo agregamos a ese falso sofrito. Reservamos las pieles para adornar.

Mientras se va calentando cortamos varios trozos de la camiseta que lleve puesta y varias páginas de un libro de poesía. Pedimos entre los asistentes un mechón de pelo, preferiblemente rubio. Pedimos entre los asistentes un poco de cera de las orejas (3 palitos). Recortamos los algodoncitos y reservamos.

Echamos 3 Kg de tierra en el sofrito y cuando se empiece a abrir añadimos el agua poco a poco. Cuando consigamos una pasa más o menos homogénea y barrosa, añadimos los huevos crudos, con cáscara incluida, las almendras, los trozos de camiseta, el mechón de cabello, la cera de orejas (solo los algodoncitos), un recuerdo susurrado y la leche.

Sobre la masa resultante, predemos fuego a 3 o cuatro hojas de un libro de poesía (pueden ser de distintos libros). Añadimos una letra A dibujada grande en homenaje a Joan Brossa, como es de suponer. Sobre el fuego aún encendido lanzamos 3 figuras geométicas (un segmento, un triángulo y un hexaedro, quizá de papel). Esperamos que se consuma el fuego moviendo lentamente si fuera necesario.

Presentación e ingesta

Presentamos adornándolo con unos soplidos, unas ramitas recogidas y unas cuantas hojas caídas del otoño incipiente. Le damos a varios voluntarios unas raciones (sobre hojas de papel en cucurucho) para que puedan nutrir las tierras que les pertenecen.

Yo, por mi parte, agarro el sobrante y lo esparzo sobre un terreno previsto para ello sobre el que pueda tumbarme para abrazar el planeta. Quizá, incluso, besarlo.

Servir con un chupito de vino blanco frío.

Esto no es una broma