Somos diferentes

No soy tú
ni por supuesto
tú eres yo
ni tampoco soy él
ni ella
ni mucho menos somos vosotros
ni vosotras
así que quizá ellos
o ellas
sean ellos
o ellas
pero seguro
que no son nosotros
ni nosotras
ni tan siquiera vosotros
ni vosotras
porque somos diferentes

somos diferentes
y distintos
y distintas
y distinto
y distinta
y diferente
indiferente
pero soy
eres
es
somos
sois
son
al son de las conjugaciones
que son son son
las mismas
indistintas
ignorando
nuestra obsesiva individualidad
como si fuésemos iguales.

¿Hipster o machista?

safe_image

Reza el anuncio el siguiente texto:

Mejora como Profesional con los Cursos Gratuitos de la Comunidad de Madrid ¡Elige tu Curso y despega!

Más de 50 Cursos Gratuitos Presenciales en Madrid
Más de 1.500 plazas en cursos gratuitos presenciales. Elige entre más de 15 Temáticas y mejora como Profesional ¡Matricúlate ahora!
Más información: WWW.CURSOSFEMXA.ES

Y yo, que cada día soy más superficial, me fijo en que los tres hombres de la imagen (asumo que son hombres, que ya es mucho suponer) llevan barba, una barba hipster, parece, pero las mujeres llevan pelo largo algo modosito y mejillas sonrosadas. Bueno, puede que esté sobrerreaccionando, pero veo en esta imagen cierto sexismo de nuevo cuño, cierto neomachismo, por llamarlo de algún modo, que nada tiene que ver con que existan textos escritos sólo por mujeres, como comentaba ayer, pero sí con esa pasividad ideológica hipster que, carente aparentemente (todo es apariencia) de ideologías o posicionamientos, más allá de los banalmente estéticos, o de diseño, dejan claro que los hombres y las mujeres «no son lo mismo».

Ahí dejo esta pequeña intrascendente reflexión a partir de un icono simplista y que posiblemente no sea tan marcado como quiero ver. Pero no puedo dejar de verlo.

Beat Attitude

IMG_20160531_111004

El domingo compré vía Amazon un libro de poesía Beat titulado Beat Attitude que dice ser una Antología de mujeres poetas de la generación beat.

Es verdad que hay un sesgo habitual en la edición de poesía (entre otras cosas) por el que las mujeres suelen acabar siendo ninguneadas y las antologías de mujeres están haciendo un intento de poner en su lugar a una enorme cantidad de voces acalladas, o ignoradas.

Es verdad que muchas de ellas deberían estar recogidas como las grandes autoras que son o fueron y no se conocieron, ni aún se conocen.

Es verdad que hay otros sesgos, y no sólo el de género, como el social o el geopolítico: se conoce poco de poesía africana, por ejemplo, o poetas prostitutas, por no hablar de poetas inmigrantes… cuya visibilidad también, en algunos lugares, está ganando algo de la que no tenía.

Este curso he dedicado un par de meses a poetas femeninas sobre el cuerpo con una antología titulada EL PODER DEL CUERPO: ANTOLOGIA DE POESIA FEMENINA CONTEMPORANEA, pero me pareció una pérdida de tiempo, más allá de visibilizar algunos temas que habitualmente no son tan comunes, sin embargo, la calidad de la edición desmerecía el resultado y el carácter excluyente hacía que no apareciesen otros temas (quizá por ser considerados viriles en demasía). Por cierto y como anécdota, sólo acudieron hombres durante este tiempo. Las mujeres del taller dejaron de venir justo en este momento. Pero fue casualidad, supongo.

Pero también es verdad que me he sentido presionado por el ambiente a incluir poetas que no conozco, por criterios puramente sociales y no literarios. Está claro que la literatura (y su divulgación) no viven «fuera» de la sociedad, así que igual ha llegado el momento de ir dejándome socializar para acercarme a una realidad poética invisibilizada y demandada socialmente, pues sí que hay tendencia a reducir esa brecha (más allá de las estúpidas declaraciones de «Chus» Visor) y no debo quedar al margen, ignorar esa voluntad popular ni desoír sabios consejos cuando los recibo.

Pero.

Pero también es verdad que se puede caer en un extremo peligroso que es el de agrupar a los poetas por sexos, o las exposiciones de arte o los cursos de danza, hasta el punto de excluir la presencia de varones por no tener lo que hay que tener. Sé que la discriminación positiva puede ser una forma de contrarrestar una situación de injusticia en la que se está llevando a cabo una discriminación, pero abusar de la misma conduce a lo mismo, a discriminación (no de unos frente a otros, sino a discriminación en sí).

Me preocupa elegir poetas tan sólo porque sean mujeres. Yo no las conozco. Debo reconocer que no he hecho esfuerzos por conocerlas y quizá haya llegado el momento en el que deba hacer ese esfuerzo: tengo pendiente a Gertrude Stein, una figura clave en la literatura y el arte y de quien no he leído nada relevante, tengo pendiente incluir en el próximo curso de iniciación a la poesía contemporánea algunas poetas relevantes (desde el punto de vista formal, no por ser mujeres) de finales del siglo XIX, aunque cuesta encontrarlas, pues las relevancias también las daba el hecho de que eran mujeres y eso las opacaba, las ninguneaba, las hacía menos influyentes que sus contrapartes.

Hoy leyendo sobre G. Stein me encontraba con la curiosa anécdota de que, durante las sesiones parisinas de los sábados que ellas organizaban, su pareja, Alice B. Toklas reunía a las esposas de los participantes en otra habitación, mientras los hombres, y Gertrude, hablaban de literatura, de arte… etc. Hoy en día se la reivindica como una de las más acertadas luchadoras por la igualdad, pero esa separación, esa discriminación, se producía, ellas la producían o participaban de la producción de la misma. Esa irrelevancia femenina en la cultura no es sólo culpa/responsabilidad de los hombres, de mí, sino de un hetero-patriarcado que ha dominado y domina casi todos los ámbitos sociales donde se produce el hecho artístico o cultural, entre otros.

El otro día, después de haber comprado este libro visibilizador, me fui presionado a sentarme en un evento social con los hombres, como suele venir siendo habitual cada vez que en casa de mi familia se reúnen con primos y primas, tíos y tías. Obviamente, no es plato de mi devoción, hasta el punto de que reusé preguntando, casi ferozmente, ¿se va a hablar desde la punta de la polla o desde la vagina?

No veo ninguna justificación para esta separación por sexo/género y espero que, en el futuro, esa separación sea absolutamente abolida y, si me apuran, hasta perseguida. (Ni hablar de religiones de las que habitualmente campan por estos lares, monoteístas, sexistas, etc…)

Encontrarme comprando libros de poetas femeninas por ser mujeres no me acaba de convencer, pero si esto ha de ser un trámite de un proceso que las visibilice y normalice hasta el punto de que luego sean incluidas en antologías de poesía sin tener en cuenta su sexo/género, me parecerá un mal menor y, espero, transitorio.

Lo que deseo es que este tema esté ya superado (como yo creo tenerlo, sin olvidar ni menospreciar sesgos precondicionados) y poder valorar las creaciones poético-culturales por la coherencia, por su compromiso, por la responsabilidad ética del artista, por lo que sea, excepto por circunstancias sociales extraculturales (si era mujer, si era hombre, si era inmigrante, blanco, negro, pobre, rico…), si es que eso puede existir.

Obsesiones gramaticales

Desde el momento en el que encuentro en un texto la expresión «todos y todas» paso un rato hasta que encuentro algún lugar en el que se han olvidado de esa necesidad de explicitar el femenino, o algún otro momento en el que se produce algún error gramatical de concordancia genérica.

He de decir que es raro (muy raro) que no encuentre cualquiera de estas últimas dos cosas.

Hoy, en una consulta a las bases de IU me ha vuelto a pasar:

En este proceso contamos todos y todas. Es un momento de especial importancia política, y es fundamental la participación de las bases de cara al mismo. Por ello sometemos a consulta de la militancia y simpatizantes de Izquierda Unida (inscritos antes del 28 de abril) la propuesta de acuerdo, que será estatal y en el marco de una coalición electoral.

¿No hay inscritas?

Comprendo la necesidad de visualización, pero no a cualquier precio. Y estamos pagando un precio valioso… salvo para quien no lo considera valioso.

Sigo pensando que no excluyo a nadie por su género (sexo) cuando digo alguien, nadie, todos, los humanos, etc… pero supongo que se me dirá que es por mi condición de privilegiado en el sistema heteropatriarcal. Yo no lo creo, pero no estoy seguro, ya, de nada. (Si es que alguna vez lo estuve)

Buscando a Wally

He encontrado la noticia en el periódico (¿qué hago yo perdiendo el tiempo de semejante manera?) sobre el desafío de un clérigo iraquí convocando a una sentada en Bagdag.

La noticia es una entre tantas, pero la fotografía, que parecía pacifista, de esas que te animan a solidarizarte, me ha escandalizado terriblemente pues he estado buscando entre la original a ver si había suerte y encontraba a alguna mujer (pañuelo incluido o no), pero ni por esas.

Como en esas imágenes de Buscando a Wally, no he logrado hallar ninguna mujer. Todo son hombres. No puede haber pacifismo de esta manera. No puede haber revoluciones de esta manera. Todo continuará igual si se sigue haciendo igual. Se me fue la solidaridad. Y las ganas de seguir leyendo un periódico que no le da importancia a este hecho. Ni siquiera en un artículo publicado por una mujer.

sinmujeres

4 de 4

Alberto es un nombre propio masculino de origen germánico en su variante en español. Es una contracción de Adalberto, que significa el que brilla por su nobleza o nobleza brillante. (Recordar que no es oro todo lo que reluce)

Mariano es un nombre propio masculino de origen latín. Mariano puede proceder del nombre Mario o del adjetivo mariano (referido o partidario de la Virgen María).

Pablo es un nombre propio masculino de origen latino (Paulus) que existe desde la antigua Roma y fue un cognomen de una gens (familia) romana ilustrísima llamada Gens Emilia. El nombre Paulus deriva del adjetivo latino paulus, que significa pequeño u hombre de humildad. Su prevalecencia en el mundo cristiano es debido al hecho que se relaciona con el Apóstol Pablo o Pablo de Tarso.

Pedro es un nombre propio masculino español que proviene del nombre Petrus (en latín), que significa piedra (en el sentido de «firme como una roca»). Pedro es un nombre muy común, sobre todo en España e Iberoamérica. El nombre latino es cognado (poseen una fuente común) del nombre griego Πέτρος (Petros), que también significa piedra.

En resumen, cuatro hombres, cuatro gallos cacareando. Ninguna mujer.

¿No haría bien el PP cediendo paso a alguna de sus mucho mejor preparadas segundas de a bordo o tal como yo siempre he creído, parte de su electorado no lo soportaría pues son machistas hasta grados inconfesables? Desde luego, algo es seguro: mejor que el actual, sería cualquiera.

¿No haría bien Podemos para presumir de feminista, bandera que abandera hasta posiciones absurdas, dejar de lado a su eclesiástico Pablo y erigir en opcional a una de sus talentosas mujeres? ¿Alguna de entre las interesantes aportaciones que parecen sepultadas de Equo?

¿No haría bien C’s, vociferadores de presuntas nuevas políticas, cediesen paso a su muy presentable Inés?

¿No haría bien PsoE saludando a victoriosas mujeres andaluzas que tienen en su partido para aglutinar el voto feminista-light?

No acabo de entender cómo esto no se convierte en una herramienta de primer orden a la hora de elegir un candidato.

Más del 50% del electorado es mujer.

No lo comprendo: no se trata tanto de establecer «cuotas» o «paridades» si no (al menos) de intentar utilizar políticamente este hecho. Estoy convencido de que si alguno de estos partidos (el PP sigo pensando que será el primero en hacerlo y el último en desear hacerlo) diese ese paso, saldría enormemente beneficiado.

Parece que el único intento de pensar en el electorado femenino ha sido a la hora de elegir candidatos «atractivos» para captarlas. Pero ¿de verdad funciona? ¿Las mujeres no están hartas de no verse reflejadas en las instituciones? ¿no votarían masivamente a un partido que llevase en su primera línea a una mujer con la que, quizá, identificarse?

Sé que se dirá que lo que importa es la política que el partido en cuestión esté dispuesto a hacer en ese área y estaría esencialmente de acuerdo si no pensase que el marketing también cuenta y se ha elegido a Pablo/Pedro/Alberto por sus marketinianas caras. ¿A nadie le pareció que sería atractivo el elegir una mujer para la opción primera?

Mi sensación es que se sigue estando convencido de que no aceptaríamos a una mujer en un cargo semejante.

Y me entristece.

Las arrobas del género

Sobre el género gramatical y el género sexual sigo teniendo mis objeciones, aunque me sigan tachando por ello de micromachista o similar.

El caso es que cuando leo un texto con arrobas (ese signo utilizado para denotar la posible a u o que pretende ser inclusiva y que yo siempre asocio con direcciones de correo electrónico) paso el tiempo buscando errores de concordancia gramatical, pues tarde o temprano aparecen, que indican que, allende los gestos intencionales, el pensamiento subsiste.

He encontrado el siguiente texto que muestra esta habitual errata que se me dirá que no es importante. Pero a mí me sigue pareciendo crítica en tanto que deja en evidencia que se escribe asumiendo (arrobas aparte) que el género masculino gramatical no implica exclusión.

A lo que siguieron unas risas forzadas complices de cualquiera que quiere hacer una gracia, diga lo que diga. Así de estúpid@s somos a veces los hombres y las mujeres. Tenemos tanto miedo a no ser aceptad@s por la manada que vivimos en contra de nuestros deseos, de nuestras ideas, diciendo sí cuando queremos decir no, riendo sin ganas, asintiendo con la cabeza mientras l@s otr@s hablan, sólo por no ser echados del grupo.

El texto completo se puede ver aquí. Es un texto escrito por una mujer, que perpetúa su utilización inconsciente del «echados» (nosotros) independientemente del número de arrobas que implemente. ¿Podría ella ser tachada de micromachista por ello? Sé que si hago este comentario público, el que seré acusado de machista seré yo, así que lo ignoro, pero sigo teniendo esas objeciones del primer párrafo.

Se alquilan hombres guapos para llorar

hombres guapos para llorar

¿Se imagina alguien que en el muro de una red social un hombre hubiese puesto un anuncio «simétrico», es decir: Se alquilan mujeres guapas para llorar?

Olvidándose del tema de si los hombres lloran o no lloran (yo, hombre, lloro, de cuando en cuando en cuando), me parece terrible no darse cuenta de que esto no es sino otra cara de la misma moneda llamada objetualización del ser humano: sea este hombre o mujer.

¿Es esta propuesta tan condenable o menos que la expresión simétrica?

Quizá nos estamos poniendo un poco demasiado puntillosos con estas cosas. Me consta que para esta persona que ha puesto ese cartelito tonto en su muro no hay más trascendencia que la de un deseo saciable sin pensar… pero cuidadito: para muchos hombres con, digamos, pocas sensibilidad, el recíproco también se sostendría y, por tanto, su disculpa podría ser la misma.

Por cierto, no deja de resultarme «machista», a falta de un término mejor, el hecho de que la noticia, si es que puede ser tachada de tal, aparezca en una sección de moda del periódico que tiene como target claramente a las mujeres como lectoras. ¿No sería un tema de interés general?

Pero una de las cosas que más me preocupan es que me da miedo (verdadero miedo) a ser tachado de insensible o de machista si se me ocurre añadir como comentario la simple cuestión de ¿y mujeres?, así que me autocensuro y asumo que tiene derecho a objetivizar seres humanos hombres, porque ella es una mujer. Yo, como hombre, no tengo derecho a objetivizar seres humanos mujeres, porque soy un hombre. Hummm… Tengo que hablarlo con mis amigas. Quiero saber sus opiniones. Igual estoy sesgando sin darme cuenta…

Siguemepollo

siguemepollo

Me dan ganas de sugerir este término para usarlo en las numerosas redes sociales que hablan de seguidores. ¿Sería divertido?

Como otros tantos términos en el diccionario de la RAE, incluye una definición (no una terminación) asociada al género: no hay siguemepollos para hombres, sino tan solo para mujeres, que cabría además recalcar que se presumen siempre heterosexuales, pues ¿no debería existir, aunque solo fuese por simetría, un sugestivo «siguemepolla»?

Otra cuestión es la del llamamiento a seguirme: ¿Seguir hacia dónde?

Pequeñeces que me desalientan

Cada vez es mayor el nivel de exclusión entre la ciudadanía madrileña: ciudadanos y ciudadanas excluidos de un proyecto vital mínimamente estable y muchos de ellos abocados a una situación de pobreza económica, energética, habitacional y social.

Ya sé, ya sé que esto es una tontería por la que no debería preocuparme, pero lo hago.

El programa de las municipales de Ahora Madrid 2015 está plagado de estas «erratas» gramaticales de concordancia de género.

Yo seguiré insistiendo en que yo incluyo, yo incluyo, yo incluyo a todas las personas, de ambos sexos (géneros) cuando utilizo la palabra «persona», no dejándome llevar por la terminación de la misma, por el sufijo que indica que la palabra es de género femenino, asociándola solo a mujeres. Igualmente que en ciudadanos incluyo a las mujeres, salvo que se extraiga una justificación desde el contexto.

Pero me parece absurdo realizar este retorcimiento del lenguaje para luego dejar de hacerlo y concurrir en infinidad de errores que denotan que no se da igual importancia a unos que a otras, pues solo algunos están abocados, mientras que ellas no están abocadas.

Sé que son exigencias de las bases, sé que es lo políticamente correcto en según qué sectores, pero si conlleva un trabajo extra que termina siendo ridículo, hay que hacerlo o no hacerlo, pero desde el principio y, por supuesto, desde la coherencia.

El párrafo tendría que haber sido escrito de esta manera si nos atenemos a esos absurdos mandatos que suponen que yo excluyo (repito, yo no excluyo) cuando utilizo el genérico (de terminación masculina) para referirme a hombres y mujeres:

Cada vez es mayor el nivel de exclusión entre la ciudadanía madrileña: ciudadanos y ciudadanas excluidos y excluidas de un proyecto vital mínimamente estable y muchos de ellos abocados y muchas de ellas abocadas a una situación de pobreza económica, energética, habitacional y social.

El siguiente párrafo del programa (y tan solo es la página 6 de 71) dice:

Gentes que, ante la continua pérdida de empleo y recursos económicos básicos, ven aumentar sus carencias, tienen dificultades para iluminar y calentar su hogar o para alimentar adecuadamente a sus hijos. Madrileños que son desahuciados

Sé que no es motivo para no votarles, pero me desanima la tontería.

Esto no es una broma