Micromachismos para gente sutil

Hace años compré esta camiseta que me hizo algo de gracia al sustituir el nombre de la marca de cervezas por «HEINENA». En su día (y no hace mucho) ni pensé que pudiera ser machista, pero de un tiempo a esta parte la sutiliza está hilando fino y me pregunto si me habría hecho igual de gracia si pusiese «HEINENE» y me doy cuenta de que no.

Me gustaba también la idea de pensar en verde (mientras ningún partido político de ultraderecha se apropie del color) y reemplazar el agua por sidra, más verde, más asturiana… con un cuestionable ahorramiento de agua. Nunca pensé (y sigo sin hacerlo) en el pequeño llamamiento a consumir alcohol o llevar una vida previsiblemente insana, ni se me ocurrió hacer una advertencia de «bajo su responsabilidad».

Así que hoy en lo que me fijo es en esa terminación gramatical femenina que excluye, por supuesto, a la masculina y que, por tanto, trata con banalidad a las mujeres («nenificándolas») sin hacer lo equivalente con el otro género.

Ahora la uso en la clandestinidad, prácticamente. Sin atreverme a mostrarme con ella en mis talleres, pero sigo usándola entre otras cosas porque me queda bien de talla y tirarla me parece irresponsable medioambientalmente. Hummm… me debato en tonterías. ¿O no son tonterías?

Leyendo a Mina Loy

Voy descubriendo un mundo que sé que existía pero del que a penas (no apenas) tenía noticias:

La sombra de las mujeres que estuvieron creando, ya sea poesía, arte, «alta» cultura en general y que fueron eclipsadas o, sencillamente, ensombrecidas por la mirada a las rutilantes figuras masculinas especialmente durante las vanguardias, pero en realidad en todo momento de la historia pasada.

Recuperando de entre esta oscuridad a las autoras de las que se pueda encontrar material que ahora se está, por fin, editando, he encontrado esta pequeña joya que me ha prestado (y que posiblemente adquiriré) mi alumna y amiga Tanja Ulbrich que me enriquece con su conocimiento.

Entre las páginas del libro, este texto de una autora relacionada, que sigue vigente aún hoy más de lo que debería:

Pido perdón

Pido perdón
sin preocuparme lo más mínimo
por las catastróficas guerras en las que haya participado
cualquiera de mis antepasados
por las violencias infligidas
incluso
por aquellas que lo fueron
sin intención.

Pido perdón
por la opresión a la que sometimos
en un momento pasado
e incluso
en un momento futuro
a otros seres humanos.

Pido perdón
por la esclavitud de la que se lucró
sin reparar en crueldades
toda mi ascendencia
e incluso
toda mi descendencia.

Pido perdón
por el eurocentrismo
por el etnocentrismo
por el espacentrismo
por el albocentrismo
por todo fanatismo.

Pido perdón
por el patriarcado
e incluso
por el matriarcado
si fuese menester.

Pido perdón
por una realidad que mi pasado
hizo como es hoy en día
para lo bueno
y
para lo malo.

Pido perdón
por no hacer lo suficiente en el presente
por modificar el futuro
para que no se repitan errores del pasado.

Pido perdón
por no definir con claridad
a qué me refiero con error
a qué me refiero con horror
a qué me refiero.

Pido perdón

pido perdón
por tener unos compatriotas que no se solidarizan
con peticiones de otros patriotas
con los que no puedo ser compatriota
por tener unos congéneres que no se solidarizan
con peticiones de otros géneros
con los que no puedo ser congénero.

Pido perdón
por no haber acabado aún con las patrias
por no haber acabado aún con las guerras
por no haber acabado aún con las miserias
por no haber acabado aún con las injusticias
por no haber acabado aún con las enfermedades
por no haber acabado aún con las pulgas.

Pido perdón
por hacer que este escrito parezca una burla
por burlarme de la seriedad de peticiones
de perdón
pero sigo pidiendo perdón.

Pido perdón
por la contaminación atmosférica
por la contaminación acústica
por la contaminación medioambiantal
por la contaminación social
por la contaminación cruzada
por la contaminación.

Pido perdón
por haber dicho alguna vez
que es mejor pedir permiso
que pedir perdón
y también
por haber dicho alguna vez
que es mejor pedir perdón
que pedir permiso.

Pido perdón
por no ser más que un ser humano
que no representa a nadie más que a sí mismo
y carecer de entidad
para pedir perdón en nombre de otros
seres humanos
que no se representan más que a sí mismos.

Pido perdón
por herir sensibilidades
por herir idiosincrasias
por herir trascendencias
por herir colectividades
por herir individualidades
por herir.

Pido perdón
por no saber completamente
a qué más pedirle perdón
y tener que pensar
en a quién puedo haber afectado
con mi mera existencia.

Pido perdón
por no saber a quién
pudo afectar negativamente
la existencia y las acciones
de todo ser humano que me precedió
incluso
si nacieron en la misma cama de hospital donde yo nací
si nacieron en el mismo hospital donde yo nací
si nacieron en la misma ciudad donde yo nací
si nacieron en el mismo país donde yo nací
si nacieron en el mismo continente donde yo nací
si nacieron en el mismo mundo donde yo nací.

Pido perdón
a seres humanos
a animales
a fauna
e incluso
a rocas, mares, ríos y montañas.

Pido perdón
por pisotear derechos
por aprovecharme de la desigualdad social en el planeta
por beneficiarme de la especulación inmobiliaria
por enriquecerme a costa del capitalismo neoliberal
por poder dedicarme a la poesía.

Pido perdón
por no saber lo suficiente
por saber demasiado
por saber que no sé
por no saber lo que sé.

Pido perdón
por no pedir suficientemente fuerte
perdón
e incluso
por pedir demasiado.

Pido perdón.

Borracho y pendenciero

Ayer vinieron a repararnos la ventana que hace dos meses habían averiado parcialmente unos intrusos que intentaron acceder a nuestra vivienda a través del tejado.

Vivimos en un ático algo abuhardillado cuyas ventanas son casi completas claraboyas que tragan el sol a la velocidad del rayo.

Una de estas queda relativamente cerca de otra accesible desde la zona común del descansillo de la escalera. Apenas un par de metros separan ambas oquedades caminables sobre la chapa metálica que ejerce de tejado.

El 13 de enero observamos síntomas que indicaban que habíamos sido víctimas de un intento de robo: faltaba el cristal de la mirilla y el marco de la mencionada ventana mostraba signos de forcejeo y deformaciones. Los protectores exteriores laterales habían sido parcialmente arrancados de manera que el viento los hacía vibrar, temblar, generando un ruido inquiertante (dormimos justo debajo de ella).

Hubimos de contactar con nuestro seguro de vivienda que cubre estos desperfectos, aunque no lo habíamos hecho nunca hasta ahora, con lo que no sabíamos el procedimiento o trámite para asegurarnos que no tendríamos que pagarlo nosotros. Obviamente, el primer paso era levantar una denuncia en comisaría.

Carmen se encargó de toda la burocracia que a mí me resulta kafkiana y me paraliza (ella es mucho más eficaz que yo en esto y otras muchas cosas).

El pago de la reparación (que implicaba una sustitución completa de la ventana, el marco y la persiana acoplada) era tan alto que me hacía recordar esas situaciones habituales en las que gastamos más dinero en proteger bienes que el coste de esos bienes en sí. Es decir, que casi podrían haberse llevado todo (absolutamente todo) lo que teníamos en casa por el precio de lo que nos habría costado evitar que se lo llevasen.

Ayer vinieron a instalarla un par de trabajadores del servicio técnico de VELUX (es una externalización, por supuesto) desde Talavera y aparcaron en nuestro querido Madrid centro. Lo que ya de primeras les resultó molesto.

Hube de desviar la conversación desde que entraron a la casa, porque el responsable de ambos (el otro parecía ser un becario o ayudante algo avergonzado del comportamiento de su maestro) no paró de hacer comentarios inapropiados en las 3 horas que duró el trabajo.

El primero de ellos, como dije, que si era algo inaguantable el tener que aparcar por el Madrid Central. Sin darle respuesta, pasé a hablarle de nuestro problema y lo que hacía que él estuviese allí, ganando un sustento con el que poder protestar por lo mala que es la gestión de un ayuntamiento que ni siquiera es el suyo.

El segundo de ellos al respecto de lo cabrona que es la gente que roba o lo intenta, sin entrar en consideraciones de por qué lo hace, y, por supuesto, insinuando que seguro que se trataba de «ilegales». Pasé de contestarle en esta segunda ocasión también y volví el tema al único que teníamos que tratar: el arreglo y reparación. No sus opiniones políticas de bar…

Y con respecto al bar, inmediatamente me di cuenta de que llevaba algunas copas de más, pues su aliento lo delataba así como su verborrea disipada y sin control… aunque también puede ser que fuese así habitualmente (borracho o no).

En otra ocasión quiso hacerse el gracioso diciéndome que si parecía un estanco porque las prostitutas (no las llamó así, claro está) de la calle no hacían más que pedirle tabaco. Supongo que buscaba una empatía imposible en una persona que le habría echado de casa en más de una ocasión por su falta de profesionalidad, su xenofobia, su machismo…

Pero no contento con eso, cuando Carmen le dijo que había de firmar «acá» le dijo osado que ya sabía que no era española (claro, claro… Carmencita de la Mancha…) y que eso no se decía «por aquí». Vaya mentecato. Le contesté (Carmen también) que también por estos lares se podía decir, desde Cervantes por lo menos, y que además sobraba el comentario.

Ya quedaba continuar con las quejas sobre sus jefes, sobre la burocracia, sobre los bancos, sobre que «la gente» era lo peor y que no quería líos luego…

Por supuesto predije en mi mente a qué partido político va a votar en las próximas elecciones este señor. Pero lo más lamentable es que él no es tan raro como yo.

Así que… se avecinan tiempos funestos.

Pornografía

El viernes publiqué esta pequeña composición, una tontería, a la que llamo Pornografía, pero en Instagram me censuré a mí mismo (ya me censuro muy bien, sin ayuda de nadie, cada día más y mejor) y la titulé «Erotismo»

Aún así, tuve mis dudas de si abriría un debate acerca de si era excesivamente binaria, no incluyendo, por ejemplo, dos botones con el mismo título o dos ojales… y por qué no uno solo, botón u ojal, o tres o cuatro… quizá si sigo publicando una pequeña serie de ellas, una camisa podría titularse, felizmente, orgía.

No quise con ese título, ni con el de Pornografía, decir que toda la pornografía o todo el erotismo fuese procreativo… ni falocéntrico, ni genital… especialmente el erotismo. Así que pensé que podía ser malinterpretado, pero aún así osé publicarla.

Pero cada día doy más vueltas a todo lo que publico en redes sociales por su posible malinterpretación hasta el punto de haber llegado a desarrollar una paranoia bastante considerable que, no obstante, no está a la altura de declaraciones de políticos de la oposición, ni de cuñadismo extendido. Es decir, envidio (solo en una remota parte de mi reptiliano cerebro) la simpleza de quienes hacen afirmaciones rotundas e irreflexivas sin pensar en nadie más que en su persona, sin empatizar ni remotamente con las diferencias, considerando toda salida de lo normativo como maligno, satánico casi.

Al final, mi voz y la de otras personas como yo nos vamos acallando dejando más sonido a quienes no tienen tantos miramientos.

Pero a mí me resulta tan cansado…

La falsedad por encima de todo

Estaba leyendo el artículo de El País sobre la última asesinada por violencia de género (terrorismo de género) y me encuentro que al final de la noticia queda esta imagen que, para mí, lo dice todo (No creo que sea preciso aclarar nada sobre ella, es demasiado elocuente)

La cabecera del mismo era: El último tuit de Laura Luelmo reivindicaba los derechos de la mujer.

Para más inri, queda demostrado que no fue suficiente, que hay que seguir luchando, que la brecha de género y el machismo siguen campando a sus anchas y aún hay quien grita palabras absurdas como feminazi o similares.

¡Es una auténtica vergüenza y una abominación que no se estén aplicando leyes como las de terrorismo!
¿A qué esperamos?

La imposibilidad del lenguaje inclusivo

He encontrado esta publicación en el muro de una amiga de FaceBook y me encuentro que intenta usar la arroba para «incluir» a quienes no se sienten incluidas con el lenguaje castellano, con esa gramática que dota al género «gramatical» masculino el uso de género neutro o mixto semántico.

Y ocurren cosas como esta:

– Que es lo que más te gusta hacer?
– Vivir
– Vale pero….de algo tendrás que vivir
– Claro
– De que vives entonces?
– De la vida
– Y eso te da para vivir?
– Si claro
– Tienes título? O eres solo aficionad@?
– Soy autodidacta, un aficionad@ de la vida
– Que valiente eres, hay muy poca gente que pueda vivir de lo que le gusta
– Soy afortunad@
– En verdad si, pocos he conocido que puedan vivir de la vida

(mis momentos solitarios en el bar de la esquina, ojalá alguien conteste ésto algún día…)

Por lo demás, el texto me gustaba… pero es que la imposibilidad (no sólo fonética en este caso) se demuestra día a día.

Hoy era el único hombre en el autobús

Desde hace días vengo notando (no es un estudio estadístico en profundidad, ni rigor) que en los autobuses suele haber una abismal desproporción de hombres/mujeres a favor de ellas.

Hoy, el único hombre en el autobús de la línea 74 a las 9 de la mañana entre Gran Vía y Ortega y Gasset era yo, a excepción del conductor (or, or, or) que suele ser, en la mayoría de los casos, masculino.

¿Por qué hay más mujeres en los autobuses? ¿Es machismo?

Mi impresión no es que sea, en sí, machista (salvo quizá lo del conductor, or, or) pero sí un claro síntoma de que el machismo condiciona muchas más cosas de las evidentes.

¿De qué manera ha de llegar un hombre al trabajo? ¿Cuál va a ser su conversación principal en la oficina?…

Buah… tan sólo es un apunte de lo que podría ser una investigación seria sobre el desequilibrio de género que se establece en los hábitos de movilidad basados, profundamente, en los intereses y prioridades o exigencias que el sistema patriarcal impone por género.

Pero ahí lo dejo.

Iron Fist dicen que es una serie «feminazi»

Estaba a punto de dejar de ver la segunda temporada de esta serie de un superhéroe blanquito, heterosexual, rico… pero no por ello, sino porque me parecía extremadamente machista, pues hasta el tercer capítulo de la segunda temporada no cumple casi ni remotamente con el mínimo baremo que toda producción debería tener por decencia, el famoso Test de Bechdel:

  • Aparecen al menos dos personajes femeninos.
  • Estos personajes se hablan una a la otra en algún momento.
  • Esta conversación trata de algo distinto a un hombre (no limitado a relaciones románticas, por ejemplo dos hermanas hablando de su padre no supera el test).

No es mucho. Es tan mínima la exigencia que resulta sorprendente que no se cumpla casi incluso sin querer… pero así es y hay listados para salir de dudas.

Pero me fui a buscar críticas de esta serie intentando que otras personas coincidieran conmigo y me encuentro que las preocupaciones principales son que es un personaje aburrido y poco expresivo (que lo es) o que es rico y, tan solo alguna vez, que es demasiado blanco… (la serie, quiero decir).

Y para remate, la siguiente crítica que me he traído porque no tiene desperdicio:

Otro superhéroe que se han cargado las feminazis

La serie empieza más o menos bien, nada que ver con el cómic, pero está entretenida, ya se ven tintes feminazis, como que una tía tirillas bajita sin poderes meta de ostias a tíos cachas que le sacan varias cabezas, pero bueno, lo pasas por alto porque siempre hay fantasmadas en las series de lucha. Luego ya ponen a la supervillana una mujer, bueno, porque no. Pero ya la segunda temporada empiezan a meter bazofias de categoría, meten brujas, esto ya huele a embrujadas, y le mete una paliza a Iron Fist, el mayor experto de artes marciales que existe, una mujer que sufrió malos tratos de un hombre y que juró que nunca le volvería a pasar, si ya meten la violencia machista hasta en la sopa, han convertido la serie en una mierda feminazi más.

En la segunda temporada meten a una tía que es una enferma mental, Typhoid Mary (Mary Walker), con doble personalidad a pelear con iron fist y le da una paliza cuando no han podido con él bandas criminales enteras y los mayores artistas marciales, patético y absurdo, iron fist es el mayor experto en artes marciales.

Más allá de que no sé cómo se puede seguir usando la palabra «feminazi» así, sin rubor, y que cada vez se usa con más normalidad… la forma en que este usuario habla de las mujeres es decididamente machista «una tía esto, una tía aquello…» y le llama la atención que una mujer «bajita y sin poderes» amenace a unos «cachas», en una serie en la que la suspensión de la realidad la haces desde el principio porque en caso contrario no tendría sentido absolutamente nada.

Por momentos pareciera olvidar que se trata de una ficción (de mucha y grande ficción de Marvel), así que no es nada raro que alguien sea superado por otro alguien sin razón alguna… o casi. Habla de ese Iron F como si fuese, de verdad, un experto en artes marciales y no un personaje absolutamente ficticio.

Pero eso sí, si le hubiese mencionado que hasta el tercer capítulo de la temporada no hay ninguna mujer que hable con otra mujer… ¿le habría parecido un feminazi? ¿o no puedo serlo por ser hombre?

Después de leer críticas como estas me queda una sensación extraña de solidaridad con el feminismo más radical (aunque para mí todo feminismo debe ser radical, pues no hay búsqueda de la felicidad a medias, ni búsqueda de libertad a medias). Y digo extraña porque estratégicamente hay herramientas que se están usando que no me convencen, aunque el fin último deseado me parezca el mismo.

Es complicado hacer series de «superhéroes» que no sean machistas, proveniendo de donde provienen, pero no imposible y si poco a poco va cambiando la manera de entender el entretenimiento audiovisual hacia producciones menos heteropatriarcales que busquen un público más abierto, más progresista, tanto masculino como femenino, se pueden lograr maravillas y haberlas «haylas».

Esto no es una broma