Mi web es una y es trina

A modo de taburete, la web en la que he estado trabajando desde primeros de marzo hasta ahora es una y es trina, sí, se trata de 3 patas que sustentan una especie de triunvirato que espero que no acabe tan mal como el famoso juliano.

La web Base

El esqueleto o lo que la aglutina es lo que llamo la base que está hecha casi «from scratch» en lo que se refiere al estilo, al aspecto, al comportamiento en diferentes dispositivos…

web base

El diario en WordPress.org

Sobre ella (o bajo ella, no sé) hay instalada una base de datos que gestiona, desde el 2011, mi diario, en el que escribo, como su nombre indica, casi diariamente, excepto en temporadas estivales o fiestas de guardar (el 1 de mayo o el 6 de diciembre).

De hecho, elegir el estilo del wordpress que la muestra me llevó gran parte del mes de marzo, hasta que di con una combinación de dos «themes» que me gustaban y de los que personalicé el definitivo, que pasó también a influir para unificar el estilo que usaría en las otras 2 patas de esta web trifásica.

web blog

La galería en Piwigo

Pero lo más sofisticado fue cuando decidí que no quería utilizar ninguna de las herramientas más habituales de gestión de álbumes de fotos o imágenes para almacenar el material visual que tenía (que había tenido previamente en picassa, luego en google-photos, o para el que había desarrollado o implementado «sliders» de javascript más o menos engorrosos).

Así que «inventé la rueda» instalando en mi hosting una aplicación llamada Piwigo (open source para más datos) que maneja y almacena las imágenes: la galería.

web galeria

Subirlas a ese espacio requerían, para no ser demasiado pesadas en término de tamaño de archivo, su procesamiento, reducción de resolución, renombrado para evitar caracteres especiales, minúsculas para homogeneizar, etc… que hice gracias a la programación, pues hablamos de más de 3000 imágenes.

Unificar estas tres componentes y que parezcan una sola web y no múltiples ha sido complejo, pero lo más difícil todavía fue revisar reordenar y modificar todo el trabajo que tenía más o menos mal documentado desde el 2008 (fecha de la última actualización importante de la web) hasta hoy.

12 años de trabajo que han sido fructíferos en términos de obra, de producción casi industrial, de proyectos complejos y largos… muchos de los cuales no habían visto la luz hasta hoy.

Ahora siento un alivio considerable y una extraña sensación de vacío, sigo teniendo material en curso, en lo que estoy trabajando que aún no está en esta web, pero ya sé dónde ponerlo cuando acabe.

En resumen:

  1. Marzo: Pruebas de personalización de temas de blog (con instalaciones en desarrollo sobre una raspberry, para no «romper» nada importante), así como elección de tipo de letra, colores…
  2. Abril: Ordenación de material visual, de documentación de acciones, revisión de trabajos pendientes de un final…
  3. Mayo: Creación de la base de datos Piwigo para almacenamiento de las imágenes. Elección y personalización del tema elegido. Por momentos, parece algo superfluo que se podría haber hecho agrupando esto con el Diario en WordPress.org, pero me resulta más fácil compartimentar.
  4. Junio: Creación de la web base. Generación de una plantilla dinámica, pero que no haga uso de javascript salvo en lo imprescindible sino que sea responsive y con animaciones pero exclusivamente basándome en estándares CSS3 y HTML5 (me encantan las etiquetas «semánticas»).

Han sido meses de confinamiento y agradezco (a mí mismo, supongo) haber tenido el tiempo para poder afrontar algo como esto que muchas de las veces, mientras lo estaba haciendo dudaba que tuviese el más mínimo sentido en esta época de red social y publicación en plantilla.

Espero que me dure el trabajo principal, si no una docena de años como la anterior web, por lo menos más de 5 años.

Plantilla HTML de mi web

Modificando mi página web, me encuentro con que, finalmente, acabo generando una especie de plantilla (hecha a mano, como debe ser todo molde) que hace que casi toda la web sea relativamente homogénea, lo que me simplifica la vida, obviamente, pero también aburre un poco porque tienes la sensación de que todas las páginas que estás visitando son un poco más de lo mismo… Pero qué le voy a hacer. Es mi forma de ser.

Aquí dejo la plantilla HTML y en breve publicaré también los documentos CSS y el javascript necesario para hacer una página responsive manejando una estructura de archivos HTML con más de 100 páginas individuales.

<!DOCTYPE html>
<html lang="es">
<head>
  <meta charset="utf-8">
  <meta name="viewport" content="width=device-width, initial-scale=1">
  <meta name="Description" content="Página Personal de Giusseppe Domínguez">
  <meta name="Keywords" content="Arte, Taller, Curso, Clase, Poesía, Escritura, Creatividad, Giusseppe Domínguez, Clave 53, Experimentación">
  <meta name="author" content="Giusseppe Domínguez">
  <title>Giusseppe Dom&iacute;nguez</title>
  <link rel="stylesheet" href="../estilos/gsp2020.css">
  <link rel="shortcut icon" href="../img/gsp.ico">
  <script src="../js/jquery.min.js"></script>
  <script src="../js/gsp.js"></script>
</head>

<body>
   <!-- Menú superior -->	
   <script type="text/javascript">
     creaheader('../'); // Crea menú - top (logo-header y nav)
   </script>
  <main>
  <section>
<a name=ACCIONES></a>
    <article>
            <hgroup>
                <h1>Acciones</h1>
                <h3>Performances, Acciones, Poesía Escénica...</h3>
            </hgroup>
    	<div class="content">

    <p>AQUÍ VA EL CONTENIDO</p>

            </div> <!-- /content -->
        </article> <!-- /article -->
    </section> <!-- / #main-content -->
  </main>
  <!-- Footer -->	
  <script type="text/javascript">
    creafooter(); // Crea footer (copyright y ref: giusseppe.net)
  </script>
</body>
</html>

 

Entrevista para Genoma Poético

Desde hace tiempo, encuentro publicaciones que me gustan en el perfil de mi cuenta de Instagram y una de las que más me ha gustado ha sido la cuenta y las imágenes o proyectos de Genoma Poético, un colectivo más o menos difuso y opaco en la oscuridad de la web, pero cuya página web es clara y nítida.

La semana pasada me contactaron para entrevistarme y he aquí el resultado:

nombre: Giusseppe Domínguez

definición: infinitud

término: estación

cuándo: en el amanecer de una tormenta

profesión: poeta

poemario: !ç~ñ¿.#

genotipo poético: extremada simpleza

fenotipo poético: extremista complejidad

material: signos

orgullo: sin prejuicio

verbo: amar

estilo: alfanumérico y CSS3

co-creación: casi nunca

oferta: contradicción de demandas inexistentes

silencio: 4,33

canción: La Tieta, Serrat

dónde: en la piel

expresión: impresión

mancha: la ira me posee de cuando en cuando

juramento: ni promesa: mi palabra es palabra

película: blade runner

color: naranja

proyecto: vivir como si la vida fuese un poema

lenguaje: C

poema: una A caminable, de Brossa.

link: giusseppe.net

Elecciones Personales

Pequeña Vídeo-Acción a partir de 27 sobres intervenidos de propaganda electoral no solicitada a lo largo de una serie de días de los meses de abril y mayo de 2019. Cada uno de ellos contiene una elección pequeña más o menos insignificante, pero sí muy personal realizada ese día.

[youtube_sc url=»https://youtu.be/wXyod-jHzvo»]

Es un bonito proyecto del que también hice un trabajo «fotográfico-performativo», publicando una fotografía diaria comentada (qué tipo de elección era) en la historia de una red social. Además, cada día, introducía ese sobre con una elección apuntada dentro del sobre en una urna de plástico que ha quedado como resto de la acción, al tiempo que como objeto artístico.

Entrevista personal para Radio Utopía

El lunes a las 19:30 tuve el honor de ser entrevistado para Radio Utopía. Soy muy ajeno al mundo de la radio y a duras penas siento que tenga audiencia, pero me gustó participar en esta entrevista muy personal por el buen hacer del entrevistador, Armando Silles, quien se documenta como nadie a la hora de hacer preguntas. Es una barbaridad lo que sabe de mí, así que era complejo responderle con algo que no supiese, a pesar de su modestia.

Desvelé, como alguna vez en este diario íntimo, el origen de mi nombre y muchas otras cosas en una entrevista que duró finalmente casi una hora y media.

Me cuesta difundirla pues me parece bastante egocentrada (no tanto egocéntrica). Por supuesto, si alguien quiere, puede oírla en este diario o en la radio.

Intenté ser generoso con la sinceridad de mis respuestas, sin nada que ocultar, pero eso hace que a veces sienta que me extiendo más de lo que debería en las explicaciones, amén de intentar hacerlas comprensibles sin menospreciar a esa persona que escuche esta grabación al otro lado, a pesar de que es complejo que haya quien comprenda los diferentes ámbitos por los que he transitado a lo largo de mi vida, una vida dedicada al picoteo de conocimientos, una especie de deambular por los saberes, amigo de ellos (filo-sofo), sin profundizar en ninguno de ellos con todo el rigor que muchos de los que visité requerirían.

Por poner un ejemplo, de un tiempo a esta parte siento que sé menos de mecánica cuántica de lo que me creo, siéndome difícil explicar y comprender en detalle el experimento del entrelazamiento cuántico o, incluso, el gato de Schröedinger, sin ir más lejos, fenómenos que están emparentados con el desarrollo de la computación cuántica… y hacen que me sienta bastante obsoleto en cuanto a los conocimientos que en su día adquirí de esa materia.

Ni hablar de la extensión minúscula que visité como turista accidental en el ámbito de la lingüística comparada a lo largo del trabajo sobre el Proyecto de Clasificación Filogenética de las Lenguas del Mundo y por el que acabé siendo considerado un colaborador de la Cátedra de Tecnologías Lingüísticas de la UNESCO, pero que se traduce en un reconocimiento en una web y muy poco más (ni quizá lo merezca).

Cada día me avergüenzo más de todo lo que desconozco. Y no es falsa modestia. Es la sensación de que la profundidad de mis conocimientos es la de un charco frente a la Fosa de las Marianas. Por no hablar de la extensión, que es la del charco en cuestión frente al Océano Pacífico.

Y sin embargo me queda tan poco de vida para afrontar el aprendizaje de todo lo que aún deseo conocer…

Carta a mi vecino

En primer lugar, lamento lo de tu madre.

Quiero que sepas de dónde sale una reacción tan sumamente poco empática como para ni siquiera decírtelo antes que nada cuando nos pides poner la música alta, pero soy rencoroso. Sí, quizá no sea uno de mis mejores rasgos, pero sí te digo que nos estás haciendo pasar un confinamiento espantoso, con una música innecesariamente alta todo el tiempo (no sólo hoy que puede que lo necesites). Quizá lo necesitas otras veces también, y puede que sea cierto, pero no siento que hayas pensado en ningún momento qué pueden estar necesitando tus vecinos de arriba que no están haciendo fiestas cada fin de semana sino que están pasando un tiempo en casa por imperativo legal y sanitario. Carmen tuvo 2 semanas de coronavirus que pasamos bastante asustados mientras oíamos sin cesar tu música, hasta sabernos tus canciones preferidas, se murió su tía preferida y seguíamos oyendo tu música a todo meter, sin tener un día tranquilo para que ella pudiera velarla.

Te guardé un rencor horrible. No soy vengativo y no quise responder de manera equivalente, poniendo música con graves que retumbaran sobre tu cabeza, ni la lavadora a las 3 de la madrugada, pero he de renocer que se me pasó por la cabeza. Quise resolver el conflicto hablando contigo. Bajé un día y te pedí que bajases la música. A duras penas se podía notar la diferencia. Pensé que lo siguiente sería llamar a la policía para que interviniese, pero no quería «escalar» el enfrentamiento.

Te pedimos educadamente por whatsapp que bajases la música y nos contestaste una tontería como que tú también oías nuestros pasos, como si fuese comparable una actividad prescindible en estos tiempos de una que no lo es, como es caminar, o mover los muebles (cosa que haces con frecuencia inusitada, pero que asumo como una necesidad razonable y ante la que no te diré nada nunca). Hemos tenido que soportar gritos y peleas domésticas como varias noches en las que estuviste vociferando con tu pareja o un amigo (no es de mi incumbencia) gritándole que ibas a llamar a la policía, que se fuese a la puta calle, etc… con un nivel de violencia verbal que me hizo creer que quizá era conveniente salir en tu defensa y anticiparme y llamar yo a las autoridades, pero supuse que no era asunto mío… o en realidad estaba ya tan enfadado como para desear que esa persona con quien habías estado cantando a voz en grito unas horas antes se fuese de tu casa para siempre y te quedases solo (pero no por desearte nada mal, sino para dejar de oír tu incansable música).

En paralelo, estamos intentando trabajar desde casa y no has tenido la más mínima consideración para con nosotros. Sigues teniendo la música alta desde las 12 del mediodía (con interrupciones, afortunadamente) hasta las 12 de la noche. Por supuesto teniendo que endurecer nuestro aislamiento con ventanas cerradas casi permanentemente para poder realizar vídeoconferencias laborales. Hemos tenido que poner música en ratos en los que querríamos haber estado descansando de ella para no escuchar la tuya.

Llegué a pensar que era algo personal, que si te habíamos hecho algo y nos estabas molestando intencionadamente y parece que el hecho de que te lo comentase en un último mensaje (ya me había dado por vencido ante ello) sí que hizo algo de efecto pues parece que la última semana (o 10 días) sí que hay momentos de asueto.

Hoy llamas a nuestra puerta y me dices que hoy vas a poner la música alta porque tu madre está a punto de fallecer.

Tiemblas y sé que sinceramente necesitas ánimos.

No tengo ganas de dártelos. Lo siento.

Te pregunto temblando también, pues odio los conflictos y más si siento que no están conduciendo a ningún lado, que si no puedes cerrar las ventanas para poner la música al volumen brutal que acostumbras y me respondes que no quieres. No me preguntas por qué puedo necesitar yo que el día del cumpleaños de Carmen tengas las ventanas cerradas para que tu música no suene por encima de las innumerables conversaciones que hoy está teniendo. No me preguntas nada porque mis necesidades te la traen al pairo (asumo). A estas alturas no espero de ti empatía. Me vale con un mínimo comportamiento cívico en el que tú estés en tu casa molestándonos lo menos posible y no nos saludemos nunca jamás. Así como yo estaré en nuestra casa intentando molestarte lo mínimo posible. Te insisto en que entiendo que tengas que tener la música todo lo alta que necesites, pero que si serías tan amable de hacerlo con las ventanas cerradas y malhumorado, y por supuesto sin preguntarme por nosotros, acabas por ceder y decirme que cerrarás las ventanas, así a modo de concesión, cuando es lo que tendrías que hacer siempre.

En último término, lamento lo de tu madre, pero también lamento (y eso a ti te da igual, pero a mí no) haber reaccionado con tanto rencor acumulado como para no decírtelo en persona.

Añadiendo movimiento con CSS

Después de la actualización del «theme» de WordPress que realicé ayer en el entorno de producción, he comenzado lo que podríamos denominar el ajuste fino.

La verdad es que estoy fascinado con las posibilidades que tiene CSS3, como generar animaciones tan sencillamente como diciendo «trasládete de acá a allá«… más o menos. Es formidable y ya había hecho uso de ello en la web del proyecto La Consulta, especialmente en el apartado de mostrar el tamaño aumentado de las imágenes de los garbanzos contados cuando se pasa el ratón por encima.

Es tan tentador usarlo una vez que se conoce que puede acabar pareciendo un circo en el peor de los sentidos. De momento, sólo incorporaré alguna traslación de «cajitas» en el blog y cuando comience (que ya estoy a punto) a remodelar la web, usaré las mismas, además de intentar utilizar los mismos colores, así que lo he añadido a un archivo CSS llamado animaciones.css que estoy creando a partir de la fantástica herramienta encontrada en animista.net.

Me habría gustado utilizar «@import» en el CSS adicional dentro del tema de wordpress, pero parece que no es viable hacerlo, así que me obliga a tener duplicadas (con lo poco que eso me gusta) esas directivas tanto en el hueco que la edición del tema WordPress me permite, así como en el archivo CSS /estilos/animaciones.css de la raíz de mi web.

De momento, dejo el código que ha generado esta aplicación online en esta entrada, por si alguna vez vuelvo a necesitarla:

.slide-in-left {
    -webkit-animation: slide-in-left 3s both;
            animation: slide-in-left 3s both;}
.slide-in-right {
    -webkit-animation: slide-in-right 3s both;
            animation: slide-in-right 3s both;
}

/* ----------------------------------------------
 * Generated by Animista on 2020-5-8 11:22:35
 * Licensed under FreeBSD License.
 * See http://animista.net/license for more info. 
 * w: http://animista.net, t: @cssanimista
 * ---------------------------------------------- */

/**
 * ----------------------------------------
 * animation slide-in-left
 * ----------------------------------------
 */
@-webkit-keyframes slide-in-left {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(-1000px);
            transform: translateX(-1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
            transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}
@keyframes slide-in-left {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(-1000px);
            transform: translateX(-1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
            transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}
/**
 * ----------------------------------------
 * animation slide-in-right
 * ----------------------------------------
 */
@-webkit-keyframes slide-in-right {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(1000px);
            transform: translateX(1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
            transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}
@keyframes slide-in-right {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(1000px);
            transform: translateX(1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
            transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}

 

Actualizado el «Theme» del blog

Hoy he pasado «a producción» los cambios que había estado haciendo en un servidor de pruebas/desarrollo que tengo configurado en una Raspberry.

He decidido usar una personalización del tema TULSI WPKoi WordPress theme después de casi 10 años (desde que arranqué con este blog) y lo hice de la mano de un tema minimalista al que echaré de menos, seguramente, pero que había quedado obsoleto con su inadaptación a los dispositivos móviles (no es «responsive»), además de algo demasiado simple en estos tiempos modernos de imágenes desmesuradas, el tema en cuestión era el Open Sourcerer que como su propio nombre indica era de código abierto, muy «linuxero», con unas tipografías sans-serif, poco color, fondos oscuros y muy orientado a texto.

TULSI en

He tardado en encontrar un «theme» que me gustase entre los más de 7000 posibles temas que ofrece WordPress para configurarse sencillamente, tanto es así que por momentos he pensado en tirar la toalla y usar, como dice mi amiga Aída que WP pretende, uno de los propios de la plataforma y adaptarlo a mis gustos o necesidades, en lugar de encontrar uno que se pareciese a mí… por decirlo así, pero que además fuese «responsive», pues es algo que a estas alturas es indispensable y que permitiese bastante personalización de manera sencilla, sin tener que editar mucho código CSS que no sé muy bien si se mantendrá en la primera actualización de turno del tema.

Buscaba una interfaz sencilla (como a la que estaba acostumbrada) de fondos oscuros y propósito generalista (no orientada únicamente a imágenes, como la mayoría) pero al mismo tiempo que tuviese algún color impactante, algún detalle casi agresivo, dinámico, que reflejase cierta osadía, y me había decantado por un tema llamado Dark PRO, que se ajustaba muy bien a mi criterio, pero que no acababa de dejarme hacer una prueba completa (en mi servidor de desarrollo) antes de pagarlo y usarlo en mi servidor definitivo, es decir, no podía estar seguro de si funcionaría bien en dispositivos de pantallas pequeñas, pues el menú para móviles no funcionaba en la versión gratuita.

Algunas cosas de ese tema me gustaban mucho y veré la manera de incorporarlas en la personalización que estoy haciendo del TULSI, que son principalmente el tipo de letra (he elegido una Nunito OpenFont de Google), muy redondita a pesar de ser sans-serif, y algunas ideas como marcar las cabeceras de los widgets laterales.

Es posible que contrate la versión PRO del tema que estoy manejando para dotarle de algo de movilidad, pero también puede que acabe por implementar ese dinamismo con CSS personal. Al fin y al cabo, creo que puedo hacerlo como ya he mostrado en proyectos como La Consulta.

Acción Huecos en la Memoria

Dentro del I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO en el que participé en directo (vía Instagram Live en mi perfil de esa red social) el viernes pasado, nos pidieron que proporcionásemos una grabación preferiblemente horizontal de la acción en cuestión para disponer en el canal YouTube del encuentro MUCHO Acción.

Sigo sin estar convencido de que la acción (el arte de acción) se lleve bien con el vídeo, pues crea una falsa sensación de «presentación», mucho más aún cuando se trata de un vídeo, como el que yo les envié, que no ha sido emitido en directo, sino grabado para la ocasión, aunque sea sin ensayo, aunque sea irrepetible, aunque se intente emular todo lo que tendría de efímera una acción in situ.

I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO Grabación realizada con una cámara auxiliar mientras se realizaba la acción en directo emitida vía Instagram Live.

Aquí está la emisión en vivo en Instagram tal como fue emitido, con mi teléfono móvil colocado de manera horizontal usando la cámara frontal (sin percatarme del efecto espejo) y recibido en múltiples dispositivos de manera vertical.

Transmisión (retransmisión) en vivo y directo, que ahora al estar grabada deja de estar en vivo y en directo, pasando de presentación a una sutil forma de representación, de la acción que realicé para el I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO el día 24 de abril de 2020 a las 18:30 horas.

No contiene las interacciones de quienes estuvieron conectados en ese momento a mi emisión a través de mi perfil de Instagram (@giusseppe.dominguez ) https://www.instagram.com/giusseppe.dominguez/

¿Qué ocurre cuando una emisión horizontal se ve verticalmente en múltiples dispositivos? ¿Es eso una elección de un plano performático o sencillamente un descontrol inevitable de un público que puede o no girar sus dispositivos con los que van a asistir al evento?

Por último añado el vídeo editado (con OpenShot 2.5 sobre Linux Mint 18.3) para colocarlo «horizontal» porque así lo solicitaban para incluirlo en el canal YouTube del encuentro MUCHO Acción.

Transmisión (retransmisión) en vivo y directo, editada con OpenShot 2.5 sobre Linux Mint 18.3, para girar la disposición vertical con la que había quedado grabada en Instagram, de la acción que realicé para el I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO el día 24 de abril de 2020 a las 18:30 horas.

Editar una acción hasta el punto de girarla, cambiar el tamaño de visualización, quizá podría haber aprovechado para cambiar la iluminación, incluso agregar algo de dramatismo sobreponiendo una música inexistente durante la acción… ¿no acaba por desvirtuar absolutamente el sentido de lo que una acción poética o una pieza de arte de acción o performance art debería ser? ¿No estoy siendo demasiado dogmático al preguntarme esto en estos momentos de retoque digital permanente? ¿No habría que considerar obsoletas las propuestas que no tengan en cuenta las nuevas tecnologías como dictadoras de las formas artísticas?

La Bola de Cristal fue irrepetible

No se sabe por qué hay programas de televisión que han marcado una generación entera, aunque puede que fuese por el hecho de que sólo había una cadena nacional. Sí, puede que fuese por eso. Por otro lado, no todos los programas que se emitieron entonces en esa única cadena nacional han marcado tanto como otros. En concreto, no conozco a nadie (de mi entorno) que no considere una joya la maravillosa Bola de Cristal, con sus Electroduendes, su Bruja Avería, sus llamamientos explícitos a dejar de ver la tele para no acabar convertido en un becerro, ni su aperturismo que llevó a ser prohibida (prácticamente) tras permitir canciones del punk más radical de aquella época. Hablamos de una época que acababa de vivir un golpe de estado (Tejero, 23F del 81) que reclamaba volver a los tiempos de Franco.

Y ahí, agazapada, galopaba la siguiente amenaza de la libertad, llamada consumismo, que nos hizo no caer en el comunismo, según algunos y que nos arrastró a la esfera del neoliberalismo que imperaba en la era Reagan-Thatcher.

Pero los guionistas de aquellos electroduendes eran verdaderos adelantados a su tiempo que vieron lo que se avecinaba y hacían decir a la antagonista Bruja Avería «¡Viva el mal, Viva el capital!» en cada episodio, amén de reírse del absurdo de practicar deportes en gimnasios, o vestir a la moda, más preocupados por la apariencia que por el contenido.

Llamaban a voces a leer, a desarrollar la creatividad, la imaginación, a desabrocharse la mente, a usar el paracaídas del cerebro que sólo sirve si está abierto.

Programa emitido en TVE entre 1984 y 1988, dirigido por Lolo Rico, si algo caracterizaba a La bola y la convirtió en un espacio único fueron las grandes dosis de imaginación y la libertad creativa. Siempre pendiente de las últimas tendencias, era lógico que se empapara de la estética y la cultura que marcó los 80: la movida madrileña, La Bola se convirtió en el mejor escaparate para este movimiento musical logró popularizarla y la acercó a todos los que no podían acceder fácilmente a ella por no vivir cerca de Madrid. Personajes hasta entonces nunca vistos como el Hada Truca (Alaska), El Cuarto Hombre (Javier Gurruchaga), el Librovisor (con Pablo Carbonell y Pedro Reyes) y, como no, los Electroduendes marcaron un antes y un después dentro de los programas infantiles. La Bruja Avería, Maese Sonoro, el Hada Vídeo y Maese Cámara hicieron reír y abrir sus mentes a una nueva visión de la actualidad a miles y miles de niños de la generación de los 80.

El sábado 18 de abril, descubrimos que RTVE (algo más modernizado que en aquellos tiempos) tiene todos los episodios que se grabaron de La Bola de Cristal disponibles en su plataforma RTVE A la carta, y Carmen estuvo disfrutando de uno de ellos en nuestra flamante televisor de pantalla casi plana, conectándonos con un dispositivo conocido como ChromeCast, que permitía manejar el programa desde el SmartPhone… y sin embargo, los guiones de entonces no parecían en absoluto obsoletos.

Esto no es una broma