Composición de audio de Vivir es la última palabra

Ayer publiqué el vídeo de la pieza de Ana Matey, titulada «Retratos en mi ventana, 11», que es la que me dedicó con todo su cariño y buen hacer.

Hace unos días, me pidió amablemente, como suele hacerlo ella, que colaborase con su proyecto de vídeo-creaciones que pueden ser etiquetadas de performáticas o instalativas… o vaya usted a saber, y me sentí orgulloso de poder hacerlo.

En estos días de ruido y furia, de alborotos informativos y desinformativos, de miedos y alteración de la vida por causa de un virus que ha convertido el planeta en una jaula de jaulas por nuestra propia protección, en estos días de confusión y capas de voces que no se escuchan, salvo cuando se oyen a sí mismas, quise hacer una pieza de audio, que Ana iba a mezclar con un vídeo suyo (quizá o no, bajo la influencia de mi audio), que reflejase ese estado de solapamiento de voces, de ruidos sobre un inexorable paso del tiempo, de un pulso constante, representado demasiado obviamente por ese metrónomo de fondo…

Gracias a Audacity sobre Linux Mint, fui creando una pieza sonora con distintas pistas que se componían a modo de palimpsesto fónico que usaba el espacio acústico preexistente y con restos de piezas pasadas, como noticias en distintos medios de comunicación, en distintos idiomas, en distintos países… y un texto leído por mí con todas las palabras que comenzasen por VIR del diccionario de la RAE, que curiosa y afortunadamente concluyen con VIVIR, así que le dio el título perfecto a la pieza.

Las pistas que componen la pieza son:

1.- El pulso de un (pseudo)metrónomo generado con Audacity.
2.- Minutos de aplausos (dedicados al personal sanitario) desde mi ventana grabados el día 23 de marzo de 2020 a las 20:00, aproximadamente. Esta pista, que era mono, la corté y pegué en dos canales cada pedazo, de modo que no se corresponde directamente con el audio de los aplausos, sino con cómo lo oígo.
3.- La pista «Noticias», en estéreo, contiene noticias de Francia (en francés), en el canal izquierdo, y noticias de EEUU (en inglés) en el otro canal. Se solapan de modo que inicialmente sólo se escucha por uno de los canales y luego pasa a escucharse por ambos para terminar en el otro canal.
4.- Una pista convertida a estéreo del discurso de Pedro Sánchez sobre el confinamiento en la cuarentena a la que estamos ahora mismo sometidos.
5.- Una lectura de todas las palabras del diccionario RAE que comienzan por la terna de letras VIR, haciendo referencia a mi pieza de campo semántico VIR.

Vivir es la última palabra

Hoy he tenido el regalo de ser incluido en el proyecto de Ana Matey titulado Retratos en mi ventana rodeado de una veintena de artistas a los que admiro y respeto:

Jose Antonio Nieto aka Pangea, Mario Bastian, Wade Matthews, Isabel Corullón, Marta Sainz, Christian Fernández- Mirón, Mario Montoya & Daniel Spence, José Manuel Berenger, Yolanda Pérez Herreras, Bartolomé Ferrando, Giusseppe Domínguez, Nieves Correa, Felipe Ortega- Regalado, Johanna Speidel, Isabel León & Jorge Talavera, Sofía Misma, Pedro Alba, Joana Bravo, Joan Casellas, Paco Justicia, Maria Rosa Hidalgo, Rosa Palmeida, Enrique Zaccagnini, Paquito Nogales, Igor Sousa…

[youtube_sc url=»https://youtu.be/qkC96g9iRRg» title=»Retratos%20desde%20mi%20ventana%2011″]

Para la pieza que me incluye, la número 11, realicé hace unos días la composición «palimpséstica» titulada Vivir es la última palabra relacionada con la terna de letras VIR, en este periodo vírico que estamos viviendo con tamaña intensidad, lo que lo vincula a mis proyectos de Campo Semántico y Palimpsesto.

 

El monstruo de la noche

Duermes.
Duermes.
Duermes.

Alguna razón te sobresalta y te despierta.
(En realidad te despiertas reflexivamente)
(En realidad te sobresaltas reflexivamente)

No puedes dormir.
No puedes dormir.
No puedes dormir.

Pongamos que tienes tos.
Pongamos que tienes diarrea.
Pongamos que tienes cefalea.

Te levantas como si pudieses remediarlo.
Te levantas y sientes que te despejas del velo de la noche.
Te levantas y te separas del calor de su cuerpo.

No puedes dormir.
No puedes dormir.
No puedes dormir.

Y es entonces
en ese preciso instante
en mitad de un silencio oscuro.

Un pensamiento sacude tu mente con obsesión.
Un único pensamiento.
Un único pensamiento.

No importa el pensamiento.
No importa sobre qué irrumpe tu sueño en mitad de la nada.
No importa saber que no es algo importante.

Estás en la cama.
Estás en una ciudad que duerme.
Estás en un planeta que contiene el aliento.

Intentas dejar de lado el pensamiento.
Intentas volver a acostarte.
Intentas dormir.

No puedes dormir.
No puedes dormir.
No puedes dormir.

El pensamiento absurdo te asusta.
El pensamiento único te obsesiona.
El pensamiento no deja que afloren otros pensamientos.

Sabes que una buena manera de dejarlo de lado es durmiendo.
Sabes que a la mañana siguiente ni recordarás lo que pensabas.
Sabes que estás en un bucle que has roto mil veces.

Intentas pensar en otra cosa.
Intentas recordar los planes laborales de la semana.
Intentas contar ovejas o soldaditos de plata.

El pensamiento no se va.
El pensamiento te agarra por los intestinos.
El pensamiento se sobrepone a tus vanos intentos.

No puedes dormir y te acuestas respirando despacio.
No puedes dormir y te planteas volver a levantarte.
No puedes dormir y crees que no podrás en toda la noche.

No puedes dormir
No puedes …
No …



No me hago las fotos que hay que hacerse

Parece ser
que estar en una manifestación
es hacerse fotografías
luciendo un vestuario apto para la ocasión.

Parece ser
que estar en una manifestación
es dar los gritos o consignas
que nos digan que demos
o saltar por los aires salvo que seamos hitler.

Pero a mí se me da mal
hacerme las fotos que hay que hacerse
como cuando no hago fotografías
de los eventos que coordino
para que vea el resto del mundo
que no asiste a los eventos que coordino
que hago muchas cosas
como eventos que coordino
o performances de esas cuyas fotografía
dejan constancia del acto
que no sé si, en sí mismo, se considera importante
salvo que exista reportaje.

Pero a mí se me da mal
obedecer ciegamente
aunque soy bastante obediente
por otro lado
y saltar no está en mi ADN
ni lo soportan mis rodillas
ni mi repugna a las falacias
incluso aunque pueda parecer, visto desde fuera,
que no simpatizo con lo que hay que simpatizar
y me siento desconectado
expulsado sin que me expulsen
o incluso cuando sí que me expulsan
quizá justificadamente
porque quizá no soy rentable
para una lucha completamente necesaria.

Parece ser
que no soy apto
para manifestarme.

Nunca he sido buen participante en manifestaciones
que sean reivindicativas
o que sean recreativas.

Me agobio en conciertos
que superen las 30 personas.
Me orillo en masivas concentraciones
como cáscara de crustáceo arrastrado por las olas.
Me inhibo ante compromisos
que requieran mi simpleza.

Y acabo de constatar que llevo escritas tres
frases que comienzan por «me».

Quiero quitar»me» de en»me»dio
y dejar de estar donde no «me» quieran
quizá porque no soy estratégicamente útil.
No es (soy) tan importante.

La espera más larga de mi vida

Un pequeño trabajo en audio que realicé a petición de mi querida Ana Matey, quien acabó usándolo en un evento que realizó en Centro-Centro.

Fue así, directamente, sin ensayo, sin pensarlo apenas… mi confesión personal sobre la espera más larga de mi vida. No pude evitar pensar en mi proyecto performático «La espera», que había realizado unos años atrás.

Pequeños grandes placeres

Esta mañana he entregado las láminas que Pepe Buitrago me ha pedido para exponer en su maravilloso espacio de Centro Dados Negros en mayo. Disfrutar de su compañía un rato en esta mañana soleada de invierno en Madrid, mientras me contaba el proceso en el que crea sus piezas holográficas ha sido enriquecedor hasta no poder más. Hablar de arte y física con una persona como él que sabe tanto y que lo cuenta con tanta humildad no tiene precio. Un lujazo sin parangón.

En la Plaza de Herradores he comprado manzanilla en una recoleta tienda de infusiones a granel llamada Casa Oriental, tienda de té, productos ecológicos y herbolario. Esta noche la estrenaré con un par de radios de una estrella de anís para dejársela preparada a Carmen De La Rosa para cuando vuelva de su Milonga ROMÁNTICA.

Después he pasado por mi panadería favorita (Museo del Pan Gallego) a comprar la típica hogaza (hogar, fogar, folgar…) de trigo y centeno que hace las delicias de cualquier desayuno (o cena, o comida).

Por si fuera poco, como ya la mañana la daba por casi perdida (ganada completamente, en realidad), me he acercado a saludar a mi librero preferido, Andrés Larrinaga Arechaga, siempre cordial (de cordio, cardio, corazón) que con tanto mimo lleva la librería Menosdiez. Es tan tentador que procuro usar «orejeras» (de las de los burros) para que no se me desvíe la mirada a más libros… pero tenía uno de poesía de Leonard Cohen de tapa dura con ilustraciones por 8€. ¡¿Cómo lo hace para encontrar esas joyas?!

Y de colofón vuelvo al estudio donde esta tarde continuaré con el taller de Poesía Clásica China en el grupo de la Asociación Cultural Clave 53.

¿En qué momento mi vida se convirtió (la convertí) en algo tan bonito?

Fortuna no es sólo una marca de cigarrillos.

Conexión, siempre conexión…

Tener conexión a Internet ha sido una obsesión casi desde su despliegue para mí, así que lo primero que hago en un ordenador (o dispositivo cualquiera) es ver la manera que tiene de estar conectado o establecer un camino hacia la red.

En el estudio tuve infinidad de problemas de conexión, pues las distintas antenas wifi que usaba desde un USB de mi PC no alcanzaban a vincularse al router que generosamente me presta para su uso Jaime, en la habitación de al lado. No es un problema de distancia, sino de potencia de señal receptora de las antenas, lo que no solía nunca ser un asunto por el que me preocupase. Así, por ejemplo, el viejo portátil HP Pavillion que he estado a punto de tener que tirar a la basura, podía conectarse con su antena interna sin ninguna dificultad y no perdía señal como me solía pasar con las señales WiFi desde el ordenador de torre (que por cierto salió bastante malo, a pesar de ser un procesador i7, de tener 16Gb de RAM y un SSD desde el que arranca).

Finalmente adquirí un repetidor de señal para ver si el problema estaba en la intensidad de potencia y quedó conectado (ya sin más incidentes) de un par de maneras distintas, la primera haciendo uso de la posibilidad de extensión de la señal (básicamente un «bridge») sin cambiar la red, así me conectaba vía WiFi a la red original, pero la segunda me gusta más que es convertir el repetidor en un nuevo creador de red local, conectado a la red de Jaime, es decir, funcionar como un router (que yo llamo minirouter) al que uno mi PC mediante un sencillo cable ethernet, ahorrándome la posible conexión WiFi de las antenas que tanto problema me vienen dando en el mismo.

Pero este fin de semana he venido al estudio a instalar una placa PCI-e que dotase al equipo de 5 puertos USB adicionales (en concreto puertos USB 3.0 que esta placa no tenía) que al ser alimentada de corriente directamente pudiese ayudar a tener más funcionales las antenas wifi del equipo, así como permitirme tener un disco duro externo que aumentase la capacidad de almacenamiento en un terabyte sobre los 256Gb que ahora tenía disponibles en ese disco interno SSD que supuestamente es una panacea, sobre el que está instalado un linux mint 18.1 (Serena) con soporte hasta abril del 2021.

Afortunadamente todo ha ido bien y parece que incluso el equipo arranca mucho más rápido, y esta instalación me ha permitido que finalmente la conexión directa desde mi PC a la red wifi «original» que me presta Jaime funcione (podía ser un problema derivado de la falta de potencia eléctrica a las antenas Wifi, llamados «dongle»). Pero dado que ahora tengo el «minirouter» y que además también funciona sin problemas el dispositivo (otro «dongle») que dota al equipo de conectividad BlueTooth, tengo hasta tres caminos distintos por los que enviar los datos a internet… (más de tres en realidad)

1 Opciones a través de router de Telefónica que genera la red EA66:
1.1 A través de una antena WiFi «Conexión inalámbrica» directamente. Probada y funcionando.
1.2 A través del «MiniRouter» que se conecta por Ethernet al PC y por conexión WiFi a la misma red y genera otra subred en el ámbito de las 192.168.x.x reservadas para ello. Enrutando de una a la otra.
1.3 Rebuscada, pero la usé antes de tener el MiniRouter, es mediante un cable cruzado que se conectaba al portátil HP que a su vez se conectaba por WiFi a la red de Jaime sin problemas, con lo que este PC hacía las veces de router (algo fácil de configurar en Linux).
1.4 Usando un router instalado en una Raspberry que tengo en casa, es decir de la misma manera que 1.2 o 1.3.

2 Opciones a través de «Datos móviles» generados por mi smartphone, donde este hace las veces de router conectándose a Internet mediante tecnología 4G:
2.1 Mediante la creación de una red WiFi generada por el teléfono y conectándome a ella con el WiFi dongle del PC.
2.2 Mediante la conexión USB directa o Bluetooth al teléfono.

Es algo absurdo, pero saber que pase lo que pase tengo un camino alternativo para conectarme a Internet me tranquiliza. Siempre lo ha hecho desde que tengo idea de la potencia de estar de conectado a un red de datos que expande el concepto de ordenador hasta lo global (para bien y/o para mal).

Poemas de Miguel Hernández

No me puedo creer que se estén retirando poemas de Miguel Hernández de un monumento (más que necesario) de homenaje a las víctimas de la represión de la dictadura de Franco en estos momentos.

No me puedo creer que haya debate acerca de si debe o no ser delito la exaltación del franquismo, mientras se protestaba sobre la exhumación de los restos de un cadáver de un dictador y golpista contra la legalidad democrática y se tachaba de agitación populista la ley de recuperación de memoria histórica que permita superar (sí, superar, no airear ni enterrar) una fase de nuestra historia que debería ser unánimemente rechazada o vilipendiada y no «comprendida» cuando no directamente justificada o, más aún, reivindicada. ¿No está amparado ese comportamiento ya en los delitos de odio o en la Ley de Partidos?

No me puedo creer que este texto no se haya deseado respetar como si se negase su veracidad, allende otras cuestiones que también podrían destacarse (y ya se ha hecho y venido haciendo desde hace casi 80 años) sobre otras victimas de un conflicto fratricida.

Finalizada la Guerra Civil, la dictadura del general Franco reprimió ferozmente a sus enemigos políticos. Consejos de guerra carentes de cualquier garantía procesal dieron lugar a numerosas ejecuciones por fusilamiento o garrote vil.

No me puedo creer que no se exija un posicionamiento radicalmente contrario y explícito (tan explícito como se le exigió en su día a Bildu el rechazo de la lucha armada y el alejamiento de ETA) (Noticia de ABC, ni más ni menos), insisto, que no se exija un posicionamiento claro ante aquel atentado contra la República elegida por el pueblo el 14 de Abril de 1931, de manera que ante medias tintas se aplique con rigor absoluto, con todo el peso correspondiente, la criticable Ley de Partidos que sí se aplicó en su momento en Euskadi para justificar la prohibición de los partidos de izquierda abertzale que representaban (electoralmente, tanto como VOX, por poner un ejemplo) el sentir político de un gran sector de la población vasca y que llevó al poder a la alianza formada por el PP y el PSOE que no tuvieron reparos en aquel entonces en permitir gobernar a Patxi López durante cuatro años para impedir que el bloque nacionalista pudiese hacerlo.

No me puedo creer que aparezcan marquesinas con carteles en las calles de Madrid protestando contra lo que consideran adoctrinamiento de género y que bajo un mensaje victimista (por cierto, para cuando critican el victimismo en la parte contraria) esconden a plena vista un delito de odio y un mensaje contrario a la legislación vigente (porque la legislación es la que están cuestionando, sin ser cuestionados por ello, como sí lo es inmediatamente cualquiera que defienda una posible independencia de un territorio que actualmente forma parte de la unidad a la que denominamos españa).

No me puedo creer que la aprobación de la presencia de esos mensajes en espacios públicos esté regulado por administraciones públicas garantes del derecho vigente.

No me puedo creer que todo esto esté pasando en esta comunidad en la que habito por elección de una mayoría representativa (no entro a cuestionar número de votos, ni el modo en el que el sistema está constituido).

No me puedo creer que el alcalde de esta ciudad que recolectó una buena tajada de votos amparándose en la inutilidad de la medida más controvertida de la anterior regidora, el polémico Madrid Central, ahora apueste por una medida como la de fomentar líneas de autobuses municipales (las líneas 001 y 002) gratuitas y que viajen por el centro presumiendo de ser cero contaminantes… después de la batalla cruenta dada y la negación de la existencia de cambio climático provocado (o cuando menos amplificado) por los seres humanos, sumándose a lo que hace menos de un año habrían calificado de medida populista, bolivariana o similar, sin ni siquiera asumir su error que fue incluso llevado a los tribunales (afortunadamente).

No me puedo creer que el ayuntamiento de la capital de este país en el que he nacido no vaya a lanzar un mensaje institucional contra la violencia de género el 8 de marzo, el día internacional de la mujer, dando a entender su innecesaria presencia por omisión, por dejación de responsabilidad, por falta de empatía con una violencia claramente presente en la sociedad en la que habito de manera estructural, cultural y, por supuesto y evidentemente, física.

No me puedo creer que se esté llevando a juicio a alguien por decir cagarse en un ser imaginario más o menos colectivo, más allá de que hiera susceptibilidades pues las susceptibilidades de todas aquellas personas que consideramos que un dios es más o menos lo mismo que la Dulcinea del Toboso no son en absoluto tenidas en cuenta en un país que dice ser laico en uno de los artículos de su constitución (el primero, creo recordar, para más inri). Por cierto, no me puedo creer que se defienda lo que se denomina el constitucionalismo a capa y espada (o a piedras) y luego se ignore que la constitución (que constituye la base o piedra angular de nuestro sistema legal y del estado que se denomina de derecho en virtud de ella) proclama el laicismo.

Me escandaliza sentirme cerca de tantas personas cuyo pensamiento e ideología consiente que las víctimas del franquismo sigan sin representación institucional, que las mujeres sigan considerándose ya suficientemente en igualdad de derechos y protegidas como corresponde a un estado proteccionista como es el nuestro (y lo digo con orgullo) ante discriminaciones en función de su sexo, así como otros colectivos no están lo bastante protegidos de esa discriminación por otros motivos como el religioso, el étnico (vaya, la raza, para quienes aún, con incultura manifiesta, quieran seguir denominándolo así), o la afiliación política.

No me puedo creer que se normalice el hecho de infrarrepresentar los colectivos alejados de la norma hetero-patriarcal (no es una expresión que me entusiasme, pero resume bien lo que se busca por parte de sus defensores y defensoras) y sean ninguneados cuando no directa y abiertamente cuestionados en sus conductas, en sus hábitos, así como permitida toda expresión contraria a los mismos amparándose (¡manda cojones!) en la libertad de expresión.

No me puedo creer que esta sea la realidad que me toca vivir. Y no sepa ni qué hacer, más allá de expresar mi repulsa cuando no mi intolerancia abierta y sin tapujos con estas formas de comportarse la sociedad a la que llamamos democrática y que ampara este odio, este rechazo, esta intolerancia, esta cantidad de injusticias, de desigualdades no amparadas en la constitución a la que se dice desde casi cualquier posición política venerar.

Sé que hay matices. Sé que hay lugar a debate. Sé que hay modelos económicos y sociales que no son los que yo elegiría. Sé que hay sensibilidades religiosas que me resultan algo incomprensibles. Sé que hay parlamentos y en ellos corresponde parlar, como su nombre indica, gritarse, enfrentarse, dar pie a discusiones que acuerden unas posturas con las que puedo no estar de acuerdo, pero que tolero (faltaría más) y acato (no solo por imperativo legal) pues son fruto de la convivencia en un estado democrático pluripartidista.

Pero también sé que hay líneas rojas que no estoy dispuesto a aceptar franquear (en mi humilde círculo de amistades, conocidos, etc):

Si opinas que no es necesaria una ley integral de violencia de género porque consideras que las mujeres y los hombres estamos en igualdad de condiciones, y a esa ley la denominas adoctrinamiento de género, puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

Si opinas que la homosexualidad se cura, que los inmigrantes sobran, que España es una grande y libre, e incuestionable en su estructura territorial (cuestionamiento que conllevará un debate), puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

Si opinas que el franquismo fue «necesario» o, tan siquiera, «conveniente» para el buen desarrollo de España o bien que las violencias que se cometieron en nombre de Dios, la Patria y la Fe son justificables; o incluso me vale con que consideres que las víctimas de ambos bandos (uno golpista y otro democráticamente elegido, para entendernos), ya es hora de dar por zanjada la batalla y olvidarlo pues no es necesaria una recuperación de la memoria histórica que ponga en su lugar a quién fue quién en aquel periodo, puedes estar seguro o segura de que no quiero que estés entre mis amistades. Ahorrémosnos el enojo.

Una camiseta verdaderamente Vintage

Ayer, a varias amistades, les envié este fotografía, que podemos denominar autorretrato o selfie, al modo de las que se hacen youtubers o influencers… y otras personas cuyas profesiones son nombradas en inglés para proporcionar más empaque a sus naderías, dado el auge del imperialismo o colonialismo cultural anglosajón.

Es una camiseta que me habían regalado en un seminario de administración de sistemas, seguramente antes de 1997, pero no puedo precisar. En aquella época, los rs6000 eran el no va más. La última pieza de tecnología que quedaba por crear para hacer un mundo mucho mejor… jejeje…

Lo mejor del caso es que me está bien de talla. He de reconocer que me alegra saber que aún, a pesar del paso de los años y el aumento de los kilogramos (que no sé tampoco precisar por la ausencia de mediciones desde hace más de 3 décadas), sigue valiéndome y también saber que no la he tenido que tirar a la basura. Quizá su color me desmotivó a usarla durante muchos años y algo que no se usa suele durar mucho más que algo que se usa, lo que no sé qué aporta de información.

Lo único triste fue que mi móvil no tuviera resolución infinita para captar ese móvil en el espejo fotografiando ese móvil en el espejo fotografiando ese móvil en el espejo fotografiando ese móvil en el espejo… Así hasta infinito ?

Conversación extraña como pocas…

El día 2 de enero de este 2020 le llegó un whatsapp a Carmen con este contenido:

2/1/20 18:56 – Él: Hola
2/1/20 18:56 – Él: Quería conoceros me han dado tu contacto
2/1/20 18:56 – CARMEN: Estamos de vacaciones, pero si es para algo relacionado con talleres o eventos de poesía puedes ponerte en contacto con Giusseppe, que es el coordinador, a partir del 7 de enero en el teléfono 655990413

A partir de ahí, me escribió a mí:

2/1/20 19:03 – Él: Esta accesible

(El mismo día 2, que era el día en el que le habíamos dicho que se pusiese en contacto a partir del 7. Supuse que era una pregunta)

2/1/20 19:14 – YO: Ahora estoy de vacaciones, hablamos el 7 de enero
2/1/20 19:23 – Él: OK

5/1/20 12:39 – Él: Hola

(El día 5. Sí, el día 5: es decir, dos días antes de lo acordado por tercera vez)

6/1/20 21:17 – Él: Puedo llamarte mañana y hablar contigo

El día 6. Sí, el día 6: es decir, insistente, por no decir pesado.

7/1/20 12:33 – YO: ¿Podemos hablar ahora?, ¿Esta tarde?
7/1/20 12:33 – Él: Si llamame

Mantuvimos una conversación en la que me preguntó si podía acceder al centro con silla de ruedas a lo que le respondí que era inviable y que lo sabía por experiencia pues había sufrido de un problema en un pie. En qué momento le diría esta información, relativamente inocua.

A partir de aquí, viene la locura sobre mi pie… y yo intentando derivar hacia otros lugares u otras opciones a una persona claramente inapropiada.

7/1/20 12:36 – Él: A mi me gusta la reflexologia quieres que te lo vea y masajeee
7/1/20 12:37 – YO: Si no encuentras otra opción, podemos tener alguna sesión online (vía skype o similar).
7/1/20 12:37 – Él: Podría conocerte en persona?
7/1/20 12:38 – Él: Que te paso en el pie
7/1/20 12:38 – YO: Sí, podríamos organizar una primera reunión en persona en algún lugar al que puedas acudir sin impedimentos y después continuar las sesiones, si te parece, vía skype.
7/1/20 12:38 – Él: Ha
7/1/20 12:38 – YO: Edema óseo en el astrágalo.
7/1/20 12:39 – Él: Te sigue doliendo
7/1/20 12:39 – YO: De cuando en cuando… pero sigo haciendo «rehabilitación» o mantenimiento mediante ejercicios en piscina.
7/1/20 12:39 – Él: Quieres que te de masaje?
7/1/20 12:40 – YO: No, pero muchas gracias.
7/1/20 12:40 – Él: Ok
7/1/20 12:40 – Él: Que pie es
7/1/20 12:40 – YO: Hablamos, si te parece, para más adelante encontrarnos. De momento tengo que seguir trabajando, así que tengo que dejarte.
7/1/20 12:40 – Él: Ok
7/1/20 12:41 – YO: Espero que encuentres un lugar donde puedas acudir a clases presenciales grupales de poesía, porque personalmente considero que son la mejor de las opciones.
7/1/20 12:41 – Él: Ok
7/1/20 12:41 – YO: Mi recomendación personal es Fuentetaja. Tienen buenos docentes y un buen centro.
7/1/20 12:41 – Él: Tiene escaleras
7/1/20 12:41 – YO: Ah. Vaya.
7/1/20 12:45 – Él: Me mandas una foto del pie para vértelo?
7/1/20 12:46 – YO: No te preocupes por mi pie. Es algo que quiero olvidar.
7/1/20 12:46 – Él: Ok
7/1/20 12:46 – Él: Vale reconozco que me gustan los pies masculinos.

Y hasta aquí la locura de una conversación de lo más incómoda que ya no sabía cómo terminar. Y ese fue el comienzo de mi 2020 laboral. La verdad es que hay personas muy raras por el mundo… y yo sé que soy uno de esas personas. Pero espero no ser tan inadecuado como para preguntar a alguien que está trabajando, por si me deja masajearle alguna parte de su cuerpo. Por momentos me acordaba de Pulp-Fiction, pero casi con la intención de sacar algún arma y disparar… a través del teléfono móvil, con malas, muy malas intenciones.

A veces carezco de empatía. Supongo.

Esto no es una broma