¿Verdaderamente Facebook me aporta tanto?

Cada día pienso más y más acerca de la inutilidad de la información que se vierte en las redes sociales compulsivamente y si no estoy, yo mismo, contribuyendo a ello.

Hace tiempo que reduje (últimamente no ha desaparecido de todo, cosas de las elecciones) la lectura de prensa, pues la sensación era más de desasosiego que de calma o información necesaria. Pero sigo en FaceBook. Sigo como un usuario particular que no puede manifestar sus opiniones abiertamente como usuario particular puesto que se trata de un lugar demasiado común y descontextualizado como para hacerlo con un mínimo de rigor o de sentido.

Me digo a mí mismo (como si pudiera decírmelo a otro mismo que yo) que lo utilizo con moderación y con el objetivo último de apoyarme en la divulgación de información (publicitaria) sobre mis talleres de poesía, así como para mantener el contacto con personas que están lejos (siempre de mí), amigas argentinas, chilenas, australianas, alemanas, pero algo no me acaba de convencer.

En otras ocasiones afirmo utilizarlo para «distraerme» del agotador trabajo solitario de creador, como estas ocasiones en las que comparto algo sobre lo que esté investigando o profundizando en mi muro sobre clasificación de lenguas o parecidos proyectos, pero algo me dice que es un indicador de una mala acción pues si necesito «distraerme» podría buscar otras formas de hacerlo, como, entre otras, dar un paseo.

Las cuestiones sobre lo que debe o no debe hacer esa compañía con mis datos y lo que puede o no ser utilizado en mi contra ante un tribunal me da, no ya miedo, sino casi diría que asco. Pero lo estoy aceptando voluntariamente, al fin y al cabo, Facebook es otra más de las puntas de lanza del capitalismo más neoliberal posible en el que lo que ha triunfado es la marca, por muy vacua que esta sea.

Y así sigo, en una incertidumbre o una duda que dista mucho de ser metódica. Pero cada día que alguna persona querida o admirada desaparece voluntariamente de esa red social (o de otras) siento una punzada de envidia, un aguijoneo de alejamiento de este griterío instalado en la población de la red (y no sólo).

Creo que me sentiría solo, pero por otro lado, cuando paso largas temporadas (como casi dos meses de verano) desconectado de esta página azul y blanca, siento más conexión conmigo mismo, con cierto mundo y algo menos con otro mundo.

No sé qué quiero hacer. No lo tengo claro. Pero apunta a que mi futuro estará en otro sitio. Y quizá, en otra actividad. Pero esta es otra historia…

Terminada la primer macrofamilia lingüística (UraloSiberiana)

uralosiberiana

Ayer terminé la clasificación de una macrofamilia lingüística, la UraloSiberiana, propuesta en 1998 por Michael Fortescue, experto en lenguas chucoto-camchatcas y esquimo-aleutianas, que agrupa las lenguas Urálicas (finougrias, samoyedas, saami…) junto las lenguas Yukagiras, las lenguas Chukotko-Kamchatka y las Esquimoaleutianas (inuit-aleutianas), propuesta como incluida dentro de la macrofamilia mayor Nostrática.

Las últimas por terminar de esta macrofamilia han sido las lenguas EsquimoAleutianas (inuit-aleutianas, más correctamente) que serían las que se pueden apreciar en la imagen.

esquimoaleutiana

He llegado a un punto interesante del Proyecto de Organización FiloGenética de las Lenguas del Mundo en el que no sé por dónde continuar.

Por un lado, tengo la tentación de comenzar, sencillamente, una nueva rama, por ejemplo, la indoirania de la indoeuropea, que culminaría (tras ingente esfuerzo) la familia más estudiada y sería un gran avance, pero en términos, principalmente, cuantitativos.

Por otro lado, esa nueva rama podría ser una más sencilla y abarcable, aunque posiblemente de más dificultad a la hora de encontrar información cladística, como las familias (o macrofamilias plausibles) Egeo-Tirsénica o la altaica Fuyu.

Pero en ambos casos, se trata de soluciones de continuidad, mientras que dada la cantidad de material logrado hasta ahora, existe la tentación de avanzar en otra línea que está siendo bastante descuidada que es su «presentación en sociedad«, ya sea desarrollando una sección de la web específica que actualmente está bajo mínimos de despliegue y con muy descuidado aspecto.

Camino

Tres mañanas a la semana recorro una distancia aproximada de unos 7 kilómetros aunque me he quedado dudando sobre la cifra, puesto que supongo una velocidad de unos 6 km/hora y no suelo superar la hora seguida de camino.

Voy desde un lugar (A) a otro (B) y vuelvo.

El lugar (A) es el apartamento en el que tengo la suerte de poder pasar un tiempo durante cada verano. Aún no he decidido la calidad de la suerte. Aunque la «buena» suerte es la de poder, no necesariamente la de hacerlo.

El lugar (B) es una bola de piedra rota en el paseo marítimo que une las urbanizaciones de la playa de Vera con la localidad adyacente de Garrucha.

En concreto, el lugar (B) se encuentra justamente situado sobre la frontera entre estos dos municipios (Vera/Garrucha) y la zona demarcada por la arena de la playa del Mediterráneo Occidental.

Por ser aun más precisos: El punto (B) se sitúa en la confluencia del paralelo 37,188 y el meridiano -1,818, habiendo partido desde el lugar (A) sito en el cruce del paralelo 37,210 y el meridiano -1,810.

camino

Puedo imaginar un punto (A’), como lugar en el espacio, que, encontrándose a la misma latitud de (A) se sitúe a la misma longitud, es decir sobre el mismo meridiano, que el lugar de destino (B). Puedo también imaginar (innecesariamente) un punto, digamos, simétrico (B’) situado en la intersección del meridiano que transita por el origen (A) y el paralelo que atraviesa el destino (B).

Las coordenadas del punto (A’) serían (37,210, -1,818).

Se forma un rectángulo esférico que acota mi desplazamiento o, al menos, lo aproxima entre los vértices A, A’, B, B’ cuyas distancias angulares (conviene recordar, de cuando en cuando, que habitamos algo parecido a una esfera) serían aproximadamente las siguientes, con tres cifras decimales de precisión:

Variación de longitud:
AA’ = 0,008º

Variación de latitud:
A’B = 0,022º

Convertir esas distancias angulares a metros puede hacerse usando la vieja (obsoleta) definición que hacía equivaler el metro a la diezmillonésima parte de cuadrante del meridiano, es decir, suponiendo que 360º son equivalentes a 40.000.000 metros (4×10^7m)

Con esta inexacta regla de tres, puedo traducir la variación de longitud (0,008º)
a (0,008 x (4×10^7) / 360) ~= 8/9 km = 889 metros. (metro arriba o abajo)
y la variación de latitud (0,022º)
a (0,022 x (4×10^7) / 360) ~= 2.445 metros

Asumiendo por simplificar (porque siempre hay que simplificar) que ese rectángulo esférico puede suponerse plano dada la poca variación angular, podemos utilizar el Teorema de Pitágoras para estimar la distancia entre (A) y (B) en línea recta en:

AB = 2.601 metros
mientras que
AA’ + A’B = 3.333 metros

De este modo, una razonable aproximación a la distancia que recorro por las mañanas sería el término medio del doble de ambas (la ida y la vuelta) que, sacando factor común y simplificando, bien podría ser, en resumidas cuentas:

AB + BA’ + A’A = 3.333 + 2.601 = 5.934 metros = 5,934 km.

Bien, tras unos sencillos cálculos, puedo afirmar que camino 5.934 metros tres mañanas a la semana pero lo realmente inquietante es que intento optimizar algo que no tengo bien definido mientras camino.

Busco una especie de geodésica que, de alguna manera, recorra mínimos energéticos y dinámicos:

Podría decir que esas geodésicas que busco trazar proceden de alguna aplicación del Principio de Mínima Acción o relacionado con el Principio de D’Alambert y eso me lleva a pensar en la alarmante conexión de lo que representa, a simple vista como desconexo, pues es D’Alambert uno de los padres del enciclopedismo y, por ende, de los diccionarios.

Resulta algo absurdo pues parte del objetivo del ejercicio que realizo al caminar es gastar o consumir energía, llevando a cabo esfuerzos innecesarios, sin embargo, no puedo evitar ahorrar energía caminando por zonas cuya superficie no reciba iluminación solar directa, lo que reduce la temperatura sobre la que se apoyan en los sucesivos movimientos repetitivos las extremidades inferiores con las que me ayudo en el desplazamiento (gracias al rozamiento) y que suelen denominarse pasos y pies respectivamente.

Calcular si el ahorro energético derivado de tener los pies a la sombra en un determinado trayecto es mayor o menor que el que se produciría por realizar desplazamientos rectilíneos minimizando la distancia implicaría tener en cuenta factores tan complejos como la inclinación solar, variable en función del día del año y la hora en la que se realiza la caminada así como la intensidad lumínica que depende de la atmósfera y su composición química o humedad ambiental (nubes incluidas).

Por no mencionar la energía interna del sistema cuerpo-humano que voy desplazando y cuya actividad químico-gastronómica influiría tanto o más en el buscado gasto energético que las componentes mecánicas de la actividad física en cuestión.

Es decir, voy caminando con mi motor de combustión con tejidos orgánicos como continente y materia orgánica variada como contenido que es sometida a una serie casi inexplicable de procesos metabólicos o reacciones químicas de carácter exotérmico que habitualmente se reducen al sencillo apelativo de digestión.

Como mencioné, casi de pasada, las geodésicas que recorro no solo buscan una optimización energética sino también dinámica, es decir, trazando curvas cuya suavidad pueda minimizar la fuerza necesaria par realizar modificaciones en la dirección del vector de la velocidad instantánea lineal de mi desplazamiento, así como para mantener la aceleración lineal tan mínima y constante como sea preciso para vencer la fuerza de rozamiento que, no obstante, es en última instancia quien más me ayuda a avanzar gracias a ese principio de acción-reacción en un sentido para, tras dar la vuelta en el lugar que denominamos destino (B), avanzar en sentido contrario, de este modo retrocediendo (sin poder volver sobre mis pasos pues la asimetría del movimiento impediría que mis huellas del recorrido (A->B) puedan ser pisadas por mis huellas (B->A).

Resulta incuantificable y de extremada dificultad aproximar las desviaciones necesarias que me veo forzado a realizar para no coincidir en el mismo lugar espaciotemporal que otros objetos móviles cuyas personales y rebuscadas trayectorias se entrecruzan con la mía; no obstante, son significativas aquellas en las que un grupo de núcleos matéricos vinculados se desplazan perpendicularmente a la tangente media de mi recorrido.

Si hasta ahora me había centrado en la optimización de los aspectos energéticos y dinámicos directos, queda por comentar la reducción de energía derivada de la no adquisición de equipamiento específico cuyo coste habría requerido en diferido de la correspondiente carga de trabajo que habría, a su vez, exigido un esfuerzo y consumo energético como el que puede ahorrar gracias a la naturaleza porosa y ligera del material con el que pueda estar elaborado, como en el caso de las camisetas, pantalones y calzado deportivo que no puede competir con mi inespecífico vestuario genérico, cuyo único aporte en la optimización de mi camino estriba en la sobreutilización del mismo reduciendo así el trabajo requerido para su eventual sustitución.

(Sin mencionar el coste energético de la industria de ropa y calzado deportiva para la fabricación de las prendas que no adquiero).

Todo este proceso estimativo podría haberse simplificado o, cuando menos, facilitado, utilizando o sirviéndose de dispositivos portátiles que contabilizasen algunas de las magnitudes en lid, así, un podómetro o medidor de distancias recorridas basado en un sistema de geolocalización GPS (Global Positioning System).

Si bien su acarreo afectaría al resultado, falseándolo, pues tanto la masa del objeto humano siendo desplazado variaría, así como también la cantidad de calor que produce por el contacto del mencionado dispositivo con alguna parte de la piel al opacar e impedir su refrigeración al contacto con el aire y disipar el calor del aparataje electrónico.

En cualquier caso, además, la utilización de sistemas o dispositivos de código cerrado o propietario implica la aceptación y confianza en los datos proporcionados lo cual, si bien no implica aparentes gastos ni ahorros energéticos, sí exige esfuerzos que, en última instancia, puede que hagan a corto plazo la vida más fácil, pero no a medio y definitivamente nunca a largo plazo.

Esta última afirmación queda pendiente, como no podía ser de otra manera, de ser desarrollada en más profundidad.

Los programas de los Talleres de Poesía de Clave 53

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Cada curso busco nuevas formas de interesar e interesarme por y para realizar esta tarea tan placentera que me he asignado: Coordinar Talleres de Poesía y Escritura Creativa.

En los Talleres de Poesía de Clave 53, el temario de los dos primeros años/cursos suele ser el mismo desde hace años, porque llegué a una especie de «metodología» o algo similar a eso que me parecía y me sigue pareciendo vigente para una persona que quiere iniciarse en los vericuetos de la Poesía Contemporánea.

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Podría resumirse en un primer curso de Despertar a la Sensibilidad Contemporánea, en el que vamos acompañados de autores desde las primeras rupturas hasta las vanguardias, con el fin de no considerarse demasiado original, pero por otro lado, para ser consciente de lo que implica ser poeta; y un segundo curso que retome donde terminase el anterior, transite por vanguardias menos conocidas y llegue a OuPILO y la fabricación de Heterónimos. Ambas buenas maneras de enfrentar la conciencia de una poética propia.

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A partir del tercer curso, tengo que tirar de «hemeroteca»: Habitualmente, voy fundiendo material para los niveles inferiores de modo que nunca haya visto nadie nada del contenido previsto a partir del contenido de los niveles superiores de otros cursos. Para ello, me apoyo en las decenas de libretas que llevo realizadas desde que comencé hace más de 12 años a coordinar talleres de Poesía. Menos mal que soy una persona ordenada hasta la saciedad… aunque siempre me inquieta no tener todo ese material en PDF o digitalizado de alguna manera. Poco a poco, con los talleres Online, voy haciendo este pequeño gran trabajo de sistematización y, al mismo tiempo, de análisis.

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Por último, está el curso, llamemos, avanzado: aquellos locos poetas que quieren seguir asistiendo a mis talleres incluso cuando yo les afirmo que no tengo más que «enseñarles»… y son el gran desafío de un coordinador de talleres de escritura creativa.

Cada curso busco en las librerías e incluso en ocasiones en Internet (aunque aún soy muy analógico en este rol) nuevos materiales, antologías, libros curiosos, propuestas nuevas, juegos a los que aún no haya jugado (no sabiendo, así, si son o no aburridos).

Para este curso tengo algunas locas propuestas basadas en los diccionarios, como no podía ser menos después del proyecto de Isidoro Valcárcel Medina en el que he estado involucrado, así como jugueteos con otras formas de hacer poesía, sonora, audiovisual, y literaturas de diversos contextos.

Así, por ejemplo, este 2015-2016 voy a probar a mezclar una compilación de poetas prostitutas chinas de la dinastía Tang junto con otra antología de diplomáticos españoles del siglo XX y ver qué resultado da. Si no lo pruebo no lo sé.

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Muchos de los grupos temáticos que voy probando en el grupo avanzado han dado lugar a los Monográficos de Poesía que luego puedo incorporar a los talleres regulares o bien puedo mantener como cursos temáticos independientes. Es una forma práctica (a pesar de ser poeta soy pragmático) de reutilizar material y darle cierta cohesión y exigencia que dentro de un taller regular a veces se pierde.

El Juego da mucho Juego

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La enorme cantidad de espacio destinada a la definición de esta palabra da una muestra de su enorme importancia… ¿o no? Quizá el tamaño no lo es todo. 😉

El caso es que estoy preparando el material para impartir un Taller de Juegos Absurdos en la Asociación Donantes de Risas de Rivas Vaciamadrid y me he encontrado con dos textos altamente interesantes y sugerentes, que casi me dan todo el trabajo hecho.

En primer lugar, la etimología de la palabra es fabulosa y puede conectarse con variedad de cosas:

Juego: Del lat. “iocus” – “chiste, broma, juego de niños” (cf. it. “gioco”, fr. “jeu”, port. “jogo”, cat. “joc” con el mismo significado que en cast. pero también ingl. “joke” – “chiste, broma” y en cast. “jocoso” – “chistoso”), proveniente del protoitálico *jok-o (por ej. en um. “iuka – “palabras”) y finalmente del PIE *yek- “palabra, declaración”. Está relacionada además con el bretón “yezh” – “lengua”, irlandés med. “icht” – “gente” y el protogermánico *jeh-a como en al. ant. “jehan” – “declarar” y en al. mod. “beichten” – “confesar”. Ésta última sería un calco lingüístico del lat. “confiteri” – “confesar” (compuesto por “com-” – “junto” y “fateri” – “admitir”).

Mientras que “iocus” dío lugar a la palabra “juego” y sus relacionadas en las demás lenguas romances, aquella más frecuentemente utilizada con el mismo significado en latín era en realidad “l?dus”. Sin embargo ésta fue reemplazada por “iocus” en algún momento y en consecuencia no dejó casi huella en el castellano (cf. “lúdico” – “emparentado a juegos” o el juego llamado “ludo” en latinoamérica también conocido como “parchís” en España).

Fuentes: Kluger p. 104, Watkins p. 102, Vaan p. 308.

Pero no lo es menos la propia definición de la XXIII Edición del Diccionario de la Lengua Española editado recientemente por la RAE:

juego. (Del lat. iocus). 1. m. Acción y efecto de jugar. 2. m. Ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde. Juego de naipes, de ajedrez, de billar, de pelota. 3. m. Cada uno de los que se juegan con naipes, y se distinguen por nombres especiales; p. ej., la brisca, el solo, el tresillo, etc. 4. m. juego de azar. 5. m. En los juegos de naipes, conjunto de cartas que se reparten a cada jugador. 6. m. En el juego del mus, cuarto lance de la partida, que solo se lleva a cabo cuando el valor de las cartas de al menos un jugador alcanza 31 o más tantos. 7. m. Disposición con que están unidas dos cosas, de suerte que sin separarse puedan tener movimiento relativo; como las articulaciones, los goznes, etc. 8. m. Ese mismo movimiento. 9. m. holgura (? espacio entre dos piezas). 10. m. Determinado número de cosas relacionadas entre sí y que sirven al mismo fin. Juego de hebillas, de botones, de café. 11. m. En los carruajes de cuatro ruedas, cada una de las dos armazones, compuestas de un par de aquellas, su eje y demás piezas que le corresponden. 12. m. Visos y cambiantes que resultan de la mezcla o disposición particular de algunas cosas. Juego de aguas, de colores, de luces. 13. m. Casa o sitio en donde se juega a lo que se expresa. Se reunieron en el juego DE pelota. 14. m. Habilidad o astucia para conseguir algo. 15. m. Dep. En el tenis y otros deportes, división de un set. 16. m. pl. Fiestas y espectáculos públicos que se usaban en lo antiguo. ~ a largo. 1. m. juego de pelota cuando esta se dirige de persona a persona. ~ carteado. 1. m. Cada uno de los de naipes que no es de envite. ~ de alfileres. 1. m. juego de niños que consiste en empujar cada jugador con la uña del dedo pulgar, sobre cualquier superficie plana, un alfiler que le pertenece, para formar cruz con otro alfiler, que hace suyo si logra formarla. ~ de azar. 1. m. juego cuyo resultado no depende de la habilidad o destreza de los jugadores, sino exclusivamente de la suerte; p. ej., la lotería. ~ de billar. 1. m. billar. ~ de cartas. 1. m. Cada uno de los que se juegan con cartas, y se distinguen por nombres especiales; p. ej., la brisca, el solo, el tresillo, etc. ~ de compadres. 1. m. coloq. Modo de proceder dos o más personas que aspiran al logro de un fin, estando de acuerdo y aparentando lo contrario. ~ de cubiletes. 1. m. coloq. p. us. Destreza o artificio con que se trata de engañar a alguien haciéndole creer lo que no es verdad. ~ de damas. 1. m. damas (? juego que se ejecuta en un tablero de 64 escaques). ~ de envite. 1. m. Cada uno de aquellos en que se apuesta dinero sobre un lance determinado. ~ de ingenio. 1. m. juego en que por diversión o pasatiempo se trata de resolver una cuestión propuesta en términos sujetos a ciertas reglas; p. ej., las charadas, las quincenas, los logogrifos, los ovillejos y los acertijos de todo género. ~ de la campana. 1. m. juego infantil en que dos niños, dándose la espalda y enlazándose por los brazos, se suspenden alternativamente imitando el volteo de las campanas. ~ del hombre. 1. m. hombre (? juego de naipes). ~ del oráculo. 1. m. Diversión que consiste en dirigir preguntas en verso varias personas a una sola, y en dar esta respuestas en el mismo metro de las preguntas. ~ de los cantillos. 1. m. juego que juegan los niños con cinco piedras pequeñas haciendo con ellas diversas combinaciones y lanzándolas a lo alto para recogerlas en el aire al caer. ~ de manos. 1. m. Acción de darse palmadas unas personas a otras por diversión o afecto. 2. m. juego de agilidad que practican los prestidigitadores para engañar a los espectadores con varios géneros de entretenimientos. 3. m. Acción ruin por la cual se hace desaparecer en poco tiempo una cosa que se tenía a la vista. ~ de niños. 1. m. Modo de proceder sin consecuencia ni formalidad. 2. m. Acción o cosa que no ofrece ninguna dificultad. ~ de palabras. 1. m. Artificio que consiste en usar palabras, por donaire o alarde de ingenio, en sentido equívoco o en varias de sus acepciones, o en emplear dos o más que solo se diferencian en alguna o algunas de sus letras. ~ de pasa pasa. 1. m. juego de manos (? de los prestidigitadores). ~ de pelota. 1. m. juego entre dos o más personas consistente en lanzar contra una pared, con la mano, con pala o con cesta, una pelota que, al rebotar, debe ser relanzada por un jugador del equipo contrario. ~ de prendas. 1. m. Diversión consistente en decir o hacer los concurrentes algo, y paga prenda quien no lo dice o hace bien. ~ de rol. 1. m. juego en que los participantes actúan como personajes de una aventura de carácter histórico, misterioso o fantástico, afrontando incluso situaciones de riesgo. ~ de sociedad. 1. m. juego que se realiza en reuniones sociales. ~ de suerte. 1. m. juego de azar. ~ de tira y afloja. 1. m. juego de prendas que consiste en asir cada uno de los que lo juegan la punta de sendas cintas o pañuelos, que a su vez coge por el extremo opuesto la persona que dirige el juego, y cuando esta manda aflojar deben tirar los demás, o al contrario, y pierde prenda quien yerra. ~ de trucos. 1. m. trucos (? juego de destreza y habilidad que se ejecuta sobre una mesa). ~ de vocablos, o ~ de voces. 1. m. juego de palabras. ~ público. 1. m. juego que se lleva a cabo con tolerancia o autorización legal de la autoridad. 2. m. Casa o local donde se lleva a efecto ese juego. ~s florales. 1. m. pl. Certamen poético solemne en el que, a modo de los trovadores medievales, se premia al vencedor con una flor natural. ~s malabares. 1. m. pl. Ejercicios de agilidad y destreza que se practican generalmente como espectáculo, manteniendo diversos objetos en equilibrio inestable, lanzándolos a lo alto y recogiéndolos, etc. 2. m. pl. Combinaciones artificiosas de conceptos con que se pretende deslumbrar al público. ~s olímpicos. 1. m. pl. Competición deportiva mundial de juegos de verano y de invierno que se celebra cada cuatro años en un lugar previamente determinado. ORTOGR. Escr. t. con mays. iniciales. abrir ~, o el ~. 1. locs. verbs. Empezarlo. 2. locs. verbs. En el fútbol y otros juegos deportivos, lanzar la pelota desde un lugar donde hay gran acumulación de jugadores de ambos equipos, hacia un compañero desmarcado en la banda contraria del campo, para que pueda jugarla sin estorbos. acudir el ~ a alguien. 1. loc. verb. dar bien el juego. a ~ con. 1. loc. prepos. En proporción y correspondencia, en armonía. Por fin puso las cortinas a juego con las paredes. cerrar el ~. 1. loc. verb. En el del dominó, hacer una jugada que impida continuarlo. conocerle a alguien el ~. 1. loc. verb. Penetrar su intención. crear ~ un jugador de fútbol u otro juego deportivo. 1. loc. verb. Proporcionar a sus compañeros continuadas oportunidades de atacar y conseguir tantos. dar bien el ~. 1. loc. verb. Tener favorable la suerte. dar ~. 1. loc. verb. Favorecer o ser beneficioso o útil para algo. 2. loc. verb. Servir para muchas cosas. dar mal el ~. 1. loc. verb. Tener contraria la suerte. despintársele a alguien el ~. 1. loc. verb. Engañarse por estar la pinta equivocada, tomando un palo por otro. en ~. 1. loc. adv. En un intento. Están, andan en juego poderosas influencias. Ponen en juego todos sus medios. 2. loc. adv. En peligro. Está en juego tu reputación. fuera de ~. 1. loc. sust. m. En el fútbol y otros juegos, posición antirreglamentaria en que se encuentra un jugador, y que se sanciona con falta contra el equipo al cual pertenece dicho jugador. hacer ~. 1. loc. verb. Mantenerlo o perseverar en él. 2. loc. verb. Dicho del jugador a quien le toca: Decir las calidades que tiene; como la de entrada, paso, etc. 3. loc. verb. Dicho de una cosa: Convenir o corresponderse con otra en orden, proporción y simetría. hacerle a alguien el ~. 1. loc. verb. Obrar de modo que le aproveche a él, involuntaria o inadvertidamente por lo general. ~ fuera. 1. expr. U. en algunos juegos de envite cuando se envida todo lo que falta para acabar el juego. meter en ~ a alguien. 1. loc. verb. Excitarle con viveza para que ejecute algo, especialmente como diversión. no dejar entrar en ~. 1. loc. verb. coloq. no dejar meter baza. por ~. 1. loc. adv. Por burla, de chanza. verle a alguien el ~. 1. loc. verb. conocerle el juego.
V. casa de juego marcha del juego tabla de juego

Instante a media noche

Me siento solo
profundamente solo
profusamente solo
con una soledad
desconsolada
con una soledad
de trece cifras
con una soledad
deslavazada.

Me siento solo
sin metáforas
y sin ninguna gana
pensando en el momento de mi muerte
pensando en la vejez y sus miserias
pensando demasiado…
o tan poquito.

Me siento solo
con una soledad desamparada
con una soledad quejica y solitaria
con una soledad tan desolada
con una soledad casi ficticia
que perderé mañana
al despertarme
que perderé mañana en sus sonrisas
pero ahora
justo ahora
sólo ahora
el universo es un gigantesco cráter opaco
y el águila negra
no deja de jugar con mis entrañas.

Justo ahora
sólo ahora solo
siento una soledad unamuniana
una soledad kierkegaardista
una soledad prepaleoinuit o cuasidorset
una soledad atabascana
asolada
a solas sola y sola
y ola
y ola.

Me siento solo
profunda
profunda
profundamente
solo.

La noche me acompaña
y no tengo final para un poema
que no quería empezar
sabiendo como sé (falsa falacia)
que mañana lo habré olvidado
y me daré cuenta
de que este poema
es injusto
es falso
es casi ilícito
¿inmoral?

No sé, no sé…
pero la piel me pica
y los ojos no se cierran
y el vello cutáneo
me fuerza a imaginar
insectos en mis brazos
y el aire entrando en mi nariz
fantasea con sangre
sangre a borbotones octogenarios
glauca, falsa, ficticia y literaria:
sangre de olvido y olvido de poéticas
exigentes con la honestidad.

Me siento solo.
Sí, así, tal cual,
sin aditivos
ni conservantes
para tomar
… con calma
para tomar
… despacio
para tomar

Usándola como moneda
de cambio cibernético
por un mísero puñado de aplausos ciegos
mientras no dejo de pensar
en las peras del olmo.

Talleres de Poesía de Clave 53 – Curso 2015-2016

Talleres de Poesía de Clave 53

La primera clase se puede probar gratuitamente. En Iniciación, todo el mes de Octubre por 19€.
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Para reservar una plaza, responde a este email o SMS/Whatsapp a 655 99 04 13 enviando tus datos de contacto.

Comenzamos el Curso 2015-2016

Clases en Madrid. Comienzo a partir del 6 de Octubre. Grupo Nuevo.

Taller de Iniciación a la Creación Poética

El despertar de la Sensibilidad Contemporánea

Si te apetece escribir poesía en un ambiente divertido, para aprender, crecer y desarrollar tu capacidad creativa… ¡este es tu curso!

Iniciación: Martes – 20:00-21:00
Cuota: 42 Euros/mes. (Todo el mes de Octubre por 19€) Matrícula GRATIS.
Promociones: 40 €/mes en pago trimestral. 29 €/mes a desempleados, universitarios.
Inform. y Reserva:  655 99 04 13 / poesia@clave53.org
Coordinador: Giusseppe Domínguez (www.giusseppe.net)
Lugar:  C/Costanilla de los Ángeles, 2, Esc. Izda. 1-Dcha. Metro Ópera (L2, L5).

PRIMERA CLASE DE PRUEBA GRATIS

Talleres de Poesía Contemporánea y Escritura Creativa Curso 2015-2016

    Lunes

de 21:00 a 22:00 – Monográficos Mensuales (Octubre/Noviembre – OuLIPO)Comienzo Martes 19 de Octubre

Martes

de 20:00 a 21:00 – IniciaciónComienzo Martes 6 de Octubre (GRATIS)
de 21:00 a 22:00 – Intermedio

Miércoles

de 20:00 a 21:00 – Avanzado – Necesaria entrevista previa

    Jueves

de 21:00 a 22:00 – On-Line (Vía Skype)

Plazas limitadas. Grupos de un máximo de 10 personas

Información detallada de todos los cursos en http://www.clave53.org/poesia

 



Información del Taller de Iniciación a la Creación Poética

Objetivo

El taller conseguirá que escribas poesía con fluidez, encuentres tu voz propia, con la que expresar tu sensibilidad, la que te permite sentir el mundo en el que habitas, el contexto que te rodea y que capturas pero parece escaparse entre las palabras.

Nos vamos a enfocar en esa búsqueda a través de ejercicios basados en la palabra. Pero siempre pensando en la palabra en libertad: palabra poesía. Liberados de normas y patrones, independientes del dictado de la crítica, nos dejamos llevar por nuestro propio sentir para descubrir ese arma cargada de futuro, que, según palabras de Gabriel Celaya, es la poesía.

Compartiremos con otras personas con inquietudes semejantes el taller, para ver, en y con otros, nuestra diferencia. Las posibilidades de aprender de otros se multiplican, viendo cómo va cobrando realidad el sueño de escuchar los textos propios leídos por otros. También incidiremos en la manera de leer nuestros poemas para hallar una forma cómoda y, al mismo tiempo, sólida y segura de darle voz a nuestros textos.

Mediante ejercicios de escritura en grupo, escritura automática y otros juegos que incentiven la escritura, nos liberaremos para encontrar la palabra que no manejamos en nuestro habitual diccionario y que, sin embargo, forma parte de nuestro cotidiano, así como para luchar contra el bloqueo ante la página en blanco, gran pequeño enemigo de todo escritor.

Dinámica de las clases

En todas las sesiones se llevan a cabo tareas individuales, a propuesta del coordinador, que van generando un hábito de escritura que, al mismo tiempo, nos saque del lugar común y que nos vaya conformando en una búsqueda de estilo propio y un compromiso con la labor de creación que nos modifique la vida.

Existirá un acompañamiento teórico, situando las distintas corrientes literarias más actuales así como repasando la creación poética desde su arranque a la modernidad hasta nuestros días. Propuestas de lecturas y la posibilidad de compartir con los participantes los textos que más nos han influido, para comentarlos y darnos a conocer a través del material que nos ha hecho ser lo que somos.

El curso dura hasta Junio. No es un curso homologado. Serás invitado a participar en una revista en la que los alumnos publican sus trabajos y a final de curso se edita un libro colectivo.




Recuerda:
La primera clase se puede probar gratuitamente. Todo el mes de Octubre por 19€.
¡Cuéntaselo a quien creas que le puede interesar!

Para reservar una plaza, responde a este email o SMS/Whatsapp a 655 99 04 13 enviando tus datos de contacto.

Escritorio – Mente

desktopcaotico

Cuando me encuentro escritorios de trabajo como este, lo que es bastante frecuente, dicho sea de paso, me pregunto si la persona que lo tiene no sería más feliz y más eficiente con un escritorio como el mío, que apenas tiene un icono sobre él.

Luego me paro a pensar que no todos tenemos las mismas estructuras mentales y lo que a alguien le puede servir, a otra persona le puede resultar infernal. Esto es exactamente lo que me ocurre con estos escritorios que yo considero directamente demenciales, pero que no lo son: sencillamente, son reflejos de maneras de ser, de maneras de pensar… y no todos tenemos las mismas
no todos tenemos las mismas maneras de pensar
no todos tenemos las mismas maneras
no todos tenemos las mismas
no todos tenemos
no todos
no.

Captura de pantalla de 2015-09-09 10:43:09

Ahí va el mío de ahora mismo, con unos cuantos iconos en la parte inferior derecha con las cosas que tengo pendientes de resolver. Me inquieta tanto tenerlas en la pantalla que estoy deseando hacer lo que sea menester para que desaparezcan. Un icono en la inferior izquierda con un acceso directo a una máquina virtual W7 y ya.

Y tengo fondo de pantalla no personal, pero es que es bastante «mío», pues me siento identificado con esa nocturnidad y alevosía, amén del extremo urbanismo civilizado. Habitualmente, en muchos ordenadores con bajos recursos, lo primero que hago es deshacerme de la nostalgia de una imagen de fondo de pantalla y recurro al negro completo: ¡es tan bello el negro liso! (por si alguien aún no lo ha notado, el fondo de mi página web es…)

Esto no es una broma