Barba Hipster o el nuevo Talibán

barba-hipster

No sé si empezar a mentalizarme de que en mi barrio se impone (SE IMPONE) llevar esta barba antihigiénica y vintage… o sea, que más me vale dejarme crecer las barbas y ponerlas a remojar.

Pero es que no sé si está entre una moda o una imposición talibán habida cuenta del numerosísimo personal que la lleva a toda honra. Tampoco me acabo de decidir por elegir un lugar de mi preciada piel para taladrar innecesariamente. Tengo más que de sobra con la cantidad de orificios habituales, algunos de los cuales fueron ya traspasados más de lo deseado.

Yo no acabo de verme guapo con ese nuevo aspecto… pero quizá es cuestión de costumbre o de convencimiento ideológico o religioso.

Quizá tengo demasiado presentes los planteamientos de Federico en torno a mi propia divinidad… como para ser fan de Divinity…

Entrada ligera para comenzar el nuevo curso.

No sé qué esperabais

pero mi acción de esperar(os)
ya ha concluido.

Será el texto que lea para terminar hoy la acción que tengo pendiente realizar en El patio de Martín de los Heros.

Fotografía de Ana Matey Acción Frontera en Matsuo, Junio 2014.
Fotografía de Ana Matey
Acción Frontera en Matsuo, Junio 2014.

Siguiendo la línea de exploración de la palabra espera, alrededor de la que hay todo un campo semántico sorprendente:

espera
to expect («expectar»)
espectáculo y espectador
expectativas
espectro (visible)
espectro (muerto, ¿que ya no espera o que nos espera?)
espejo
especular y especulador
spectrum (+) o 128k
*sp(h)?(i)-, *sp?- (Proto IndoEuropeo)
espacio
espacio de espera
espasmo
espada
espalda (espada plana)
espátula
expandir(se) y tener éxito
pro-sperar
feld-espato (espalda plana de campo germánico)
des-esperación
¿(e)xp-lorar espacios?
espetar (¿quizá?)
esperanto y esperantista
esperezar(se) y desperezarse la pereza
esperanza

lo último que se pierde.

consulta.c

/*****************************************
consulta.c

Programa para La Consulta

Me han propuesto lo siguiente:

Necesitaríamos cada día una serie de SIETE números del uno al seis -se pueden repetir cifras –Ej: 2451223–. Sin pensártelo demasiado, los primeros que te vengan a la cabeza.

Pero esto me parece tremendamente difícil de lograr
pues escribir siete números sin pensarlo (demasiado) me resulta imposible,
así que he escrito el siguiente programa para obtener 7 dígitos
del 1 al 6 sin pensarlo en absoluto… aunque no es lo mismo, lo sé.
*****************************************/


#include

#define NUM_DIGITOS 7
#define CIFRA_MAX 6
#define CIFRA_MIN 1

main()
{
int cifra;
char numero[NUM_DIGITOS] = "1234567";

srand (time(NULL));

for (cifra = 0; cifra < NUM_DIGITOS; cifra++) { numero[cifra] = rand() % (CIFRA_MAX-CIFRA_MIN+1) + (CIFRA_MIN); // Convierto cada dígito a caracter para tratarlo como una cadena numero[cifra] = '0' + numero[cifra]; }; printf("%s\n", numero); }

La camisa

Llevo puesta una camisa
que no recuerdo cuándo adquirí
aunque sé que lleva conmigo
más de 5 lustros
y la vestía
en Madurodam
cuando viajé por Amsterdam
con Marta
y estudiaba matemáticas
y comenzaba a tener un extraño affair con Raquel.

Yo no tendría más de 22 años.

Era de un azul añil delicioso como el cielo
o como el mar
o como un azul añil bien escogido del espectro cromático del arco iris.

Llevo puesta esta camisa
que hoy tiene un tono azul casi apastelado
decaído
desgastada como si hubiese sido lavada a la piedra
por el paso de la erosión medioambiental.

El bolsillo izquierdo está desgarrado
y ha arrancado parte del interior
lo que hace inviable su reconstrucción.

De varios lugares
salen hilos
desbocados
dando una imagen de descomposición que no sería preciso describir.

Los puños
especialmente el derecho
están roídos y
ahora que lo veo
tienen algún agujero en la urdimbre.

Tenía 2 botones por cada banda
y los exteriores se han descosido
o han caído
arrancados por el abandono
el olvido
la decrepitud.

Varias costuras
ya no deberían recibir tal nombre.

Pero lo más deteriorado es el cuello
que me hace recordar el apaño
que hacía mi madre con los cuellos de camisa
cuando comenzaban a arruinarse
consistente en el llamado cuello mao
que poco tenía entonces que ver
con Mao
ni mucho menos con el ultrafuturista aspecto de Neo
en Matrix.

El algodón de esta prenda
será reutilizado
como trapos
o similar
en breve
muy
muy breve

pero
y ¿si yo soy esa prenda?

Diálogo

– ¿Te diste cuenta de que
te contaba cuentos?
– Ya no lo haces.
– No, hemos enfriado nuestra noche
con silencios marchitos.
– Pero tus labios
siguen sabiendo contarlos
¿Por qué no vuelves?
– Esta misma noche
bajo las estrellas
bajo tus estrellas
apagaré tus ojos con la voz de
érase una vez
un ramillete de olvidos
que caminaban por la orilla de tus pupilas
y al caer bajo tus párpados
decidieron quedarse a dormir.

Lágrimas a medianoche

al lado opuesto
lágrimas
sin mirar
lágrimas
despierta
lágrimas
contra la pared o el armario
lágrimas
mientras leía
lágrimas
mientras dejaba de leer
lágrimas
bajo la manta
lágrimas
bajo unas preguntas
lágrimas
queriendo acompañar
lágrimas
besando sus mejillas empapadas
lágrimas
al filo de la madrugada
lágrimas
con el camión de la basura
lágrimas
que descubrimos que no era de basura
lágrimas
con respiración entrecortada
lágrimas
casi sin aire en la habitación
lágrimas
ocluidas las fosas nasales
lágrimas
una conversación acompañada
lágrimas
confesiones nocturnas
lágrimas
bajo la luz pálida de una bombilla de bajo consumo
lágrimas
abandonada la lectura de escritos sobre arte contemporáneo
lágrimas
de soledad
de tristeza
de muerte
de vida
de agua y de sal
de agotamiento
de sueño y cansancio
de hábitos de conductas
de luchar contra el mundo
de vivir en el filo de una navaja que nunca es de Ockham
de abandono y familia
de amigos y olvidos
de vejez prematura
de desasosiego
de desalojo
de desamparo
de desconsuelo
de desesperación
o desesperanza
o desmotadoras de algodón
lágrimas
esdrújulas y opacas
lágrimas
sin fin
de las que llenan mares
de las que crean tsunamis
de las que cambian eras geológicas
de las que erosionan el alma
de las que abaten sueños
de las que apagan ecos de ecos
de las que …



lágrimas.

El desnudo de pensamientos en una red social

Hoy una amiga de FaceBook, a quien ni sé si conozco en la vida real (como si la otra no lo fuese, siendo, como es, un sueño de los SU-realistas), ha publicado en su estado el siguiente texto:

Amigos, he tomado la decisión de no escribir más en el estado aquello que estoy pensando, por muy tentador que sea, y por mucho que me pregunte Facebook.

Muchos de los conflictos, malos rollos, distanciamientos con personas, malas interpretaciones y prejuicios, han tenido su origen aquí.

Por eso, ya no os martirizaré más con reflexiones que puedan herir a los aludidos por naturaleza. ¿Pa’ qué?
Lo voy a cumplir, aunque no haya parches, como los de nicotina, que me ayuden en el proceso.

A partir de ahora, solo contenidos literarios, fotográficos, de actualidad o de broma.
Quien busque otra cosa, que me llame y me invite a un cafelito, o me pague el psicólogo, jejejeje.
Salud y feliz semana.

Y claro, me he dado por aludido, no por lo que dice de malos rollos, que no creo ser de los que los provocan o los buscan, sino por el hecho de que uso esta red desde siempre con ese pensamiento (autocensura) en la cabeza. Para la libertad de expresión (y no es total) ya tengo este diario, amén de libros, etc. Si quiero más, en pequeñas reuniones, como ella sugiere, pero ni en ese caso. Ni siquiera con mi pareja a quien amo sincera y profundamente (y me consta la reciprocidad).

A punto he estado de comentarlo en su muro, pero es algo que no quiero ni hacer. Sería ser demasiado sincero.

Alguien le dice que es mejor no desnudarse tanto y yo corregiría o matizaría: el problema no es el desnudo sino el descontexto.

Por otro lado, tanto en esta cosa «virtual» como en la paralela «no-virtual», la sinceridad siempre ha estado sobrevalorada como algo positivo. No es verdad que nos guste que sean sinceros completamente con nosotros y, mucho menos, les gusta a los demás que lo seamos con ellos.

Y eso es lo que implica ser sincero en una red: le estás diciendo muchas cosas a mucha gente a la vez que no lo escucha en el contexto que supones (si es que llegas a suponer alguno), ni en estado de máxima intimidad, de tú a tú, donde es posible la réplica y el debate y el acuerdo o el desacuerdo…

El problema (si es que hay problema) surge del modo de comunicación: uno a varios, muchos de los cuales son individuos completamente desconocidos… e incluso entre conocidos. Al fin y al cabo, nunca nos conocemos tanto como creemos y esta exposición pública púbica casi resulta obscena y a muchas personas esa obscenidad les molesta. A mí no, pero ese no es el caso.

Eso sí, lo asumo como potencialmente molesto y me ahorro ese mogollón de quebraderos de cabeza que me dado toda mi vida el afirmar que yo nunca miento. He decidido callarme de cuando en cuando para ahorrarme las preocupaciones de decir siempre la verdad a quien, aunque digan lo contrario, no desea oírla.

C

tiobe-index-oct-2014

No me puedo creer que hoy en día el lenguaje de programación más demandado o más usado sea el C. Según el Índice TIOBE, ha desbancado recientemente al laureado Java a la segunda posición del ranking, así como que el apestoso C++ (apestoso por tramposo: para mí nunca fue sino una burda colección de bibliotecas adjuntadas a una programación de C orientado a objetos tipificados con estructuras, etc) que se desploma a una cuarta posición.

Es posible que pueda volver a ofrecer mis servicios de viejo programador en C, como hace años, como cuando comencé mi carrera en ese mundillo tecnológico y aprendí ese idioma por mi cuenta, en unos libritos de papel, de cuando programábamos con bolígrafo antes de teclear en una pantalla difícilmente accesible.

Ahora uso mis obsoletos conocimientos de programación para hacer fusiones atípicas con performances o poemas en C, como el de 4estaciones.c. O sea, para nada útil. Pero al mismo tiempo, para lo más útil que los he usado nunca.

Performer, o eso.

Me llega el aviso siguiente a la bandeja de entrada de mi correo electrónico:

llavata y otrosEl Viernes 24 de Octubre de 8 de la tarde a 11 de la noche los artistas Carlos Llavata y Ramón Churruca realizaran unas performances en el espacio de arte El Patio de Martín de los Heros en la calle Martín de los Heros nº 15 en Madrid.

Y por supuesto me digo a mí mismo que va a ir a ver a ese Carlitos Rita la cantaora. Ya tuve «el placer» de verle en más de una ocasión y poco a poco he ido confirmando mi opinión: a este tipo le preocupa mucho más su ego que las demás personas que pueda haber en el mismo espacio y que, eventualmente, acaban pagando el pato que este tipo quiere hacerles pagar por «pusilánimes» o «burgueses» o algo…

El sábado 24 de Mayo del 2014, tuve el honor de ser convocado a participar en una suerte de revista caminada urbano-rural, fronteriza, por los organizadores del III (y último) Encuentro de Arte de Acción de Artón, que se organizó en MATSU. Presenté la performance que se titulaba como el leit motiv del evento: Frontera.

En el cartel para la ocasión, varios y reputados performers ofrecían su trabajo para disfrute de los mismos y algunos amiguetes, pues al fin y al cabo, esta práctica está cada vez más, salvo excepciones, salpicada de endogamia. No obstante, o quizá por ello, las acciones son amables, más o menos, son cariñosas como si supiésemos que el mundo (entorno en general) necesita cariño, abrazos, antes que bofetadas o guillotinas.

Pero siempre hay alguien que quiere ir de provocador: eso sí, sin hacerse cargo de las consecuencias y dejando tras de sí el desaguisado para otra que vaya limpiando su mierda. Claro, puede aducir que la mierda es su obra, pero entonces no me podrá objetar que opine que su obra es una mierda.

El «performer» llavata, en un intento de demostrar que es un artista incómodo, aquel día tuvo el gusto de destrozar completamente una construcción (irregular y posiblemente ilegal) en una finca de un vecino de la persona que organizaba el evento.

Bien, hasta aquí, bien.

Como yo ya voy conociendo sus ansias destructivas con la excusa del arte (que sí, que no estoy discutiendo que sea arte, solo que no me interesa), pasé del asunto y me mantuve a la distancia prudencial que conviene mantener con este hombre. Supongo que lo entiende. ¿No está deseando ser el foco de atención? Pues lo consigue, pero ¿quién es el idiota que se acerca demasiado a un foco?

Al cabo de un rato surgió el problema inevitable, porque es lo que tiene ir provocándolos: Apareció enfadado el propietario de la finca, cargando contra el responsable del desaguisado. Pero no, aquí ya no quiere foco el mencionado y le deja paso a las explicaciones a la persona que organizaba el evento (que si siquiera era responsable de haberlo invitado, puesto que se semi-autoinvitó).

Y aquí mi más absoluto desprecio por su obra y por su persona: lo siento, pero eres una persona responsable o no lo eres. Si no lo eres, no te voy a respetar demasiado pero tampoco es que debiera importarte.

Si se hubiese hecho cargo del destrozo y de sus consecuencias, habría visto una coherencia que considero imprescindible en el arte contemporáneo, sin ella, es simplemente un acto vandálico camuflado de otra cosa. Y deja, de nuevo, su mierda para otra persona que, eso sí, no es la artista, no, es una asistente de su magnificencia…

No puedo entender que se le tolere y se le ampare. Pero está claro que soy yo quien se está volviendo intolerante.

Queda bien en una foto, porque siempre va a ser espectacular, pero es justo algo de lo que debiéramos huir en esta práctica artística, en este lenguaje, si no queremos caer en «marinovich» o similares esperpentos, escandalosos vacuos, irreflexivos e irresponsables.

Así que cuando me llega de un espacio como el tierno Patio de Martín de los Heros que ha sido convocado para realizar una performance allí, no puedo dejar de pensar que la pobre Genoveva no sabe lo que se le viene encima. Luego acabará por echarlo, pues no es tonta, pero espero que el destrozo que le provoque, que es lo único que provoca, no sea demasiado irreparable.

Eso sí: yo no pienso estar ni tan siquiera en esa calle ese día.

¿Miedo? No: Asco.

Esto no es una broma