Los cuatro libros
sobre la mesa negra
quedan cerrados.
Junto al agua
los vasos boca abajo
olvidan sueños.
Una rodilla
a golpes con la mesa
se rompe el hueso.
Diario
Los cuatro libros
sobre la mesa negra
quedan cerrados.
Junto al agua
los vasos boca abajo
olvidan sueños.
Una rodilla
a golpes con la mesa
se rompe el hueso.
La masa roja
junto a las sillas
no huele a nada.
Con oscas sacas
sacos de cosas sosas
ascos sin casa.
Los dos casquitos
persiguen en silencio
nuestras ausencias.
La A agrandada
salva la alborada
cada mañana.
La bicicleta
tiene ruedas de viento
bajo la tripa.
En la pared
cartabones y escuadras
copulan rectas.
En el espejo
mi reflejo me mira
desde el espejo.
Baja la lámpara
a la caja aplastada
para amasarla.
Sobre la mesa
el foco llora sombras
de porcelana.
El palo selfie
brilla sobre el informe
con apatía.
Los ojos locos
son colofón o colmo
como los focos.
En la raspberry
el rayo de luz rompe
monotonías.
Dispositivo
cargado de memorias
sin raciocinio.
El cableado
alcanza a derrochar
los bits perdidos.
Corriente eléctrica
que por el cable negro
llega a la tripa.
Tras la ventana
la noche grita lunas
con voz melosa.
Las mariposas bailonas
entran por la ventana
para continuar sus ritos.
Un gato solitario
vigila los paseantes.
Un beso apasionado
resuena rompiendo el silencio.
Trenes sin rostro
campan por la mañana
camino a casa.