¿Confundimos raza con nacionalidad?

El otro día publiqué en FaceBook una inocente pregunta que desató un debate bastante interesante. No era una pregunta puramente retórica, pero claro que encerraba cierta maldad. Era una pregunta con la que, inocente, me habría gustado hacer un sondeo. Me pareció sumamente interesante que la discusión, como tantas otras, derivase hacia el lenguaje y su precisión o imprecisión.

Está claro que FB es un patio de colegio y que hay que tener especial cuidado con lo que se dice. Por eso me limité a hacer una pregunta… y aun así… A partir de esa tuve varias respuestas que me atribuían una intencionalidad distinta de la que yo tenía. Varios quisieron creer que yo decía que España o los españoles somos racistas, otros dijeron que, como yo, tampoco aprobaban el nacionalismo, pero yo no había dicho eso.

Transcribo toda la conversación porque algunas de mis opiniones (e incluso algunas de las de otros) no quiero perderlas.

Giusseppe Domínguez: En España se confunde raza con nacionalidad. ¿Qué nombre tiene esto?
06 de julio a las 10:43

Ulises Fidalgo Prieto Los salseros confunden raza con saber bailar, salsa, claro (no Waltz.)… Y claro, «la raza latina es la mejor». Eso no es racismo, es una tautología. Si la raza latina se define cómo la que mejor baila salsa, enotonces lo que mejor bailan salsa son los que mejor bailan salsa.

Santiago Gala no ?e, nacionalismo o su sinónimo racismo… 😛

Yolanda Angel En España «ALGUNOS» lo confunden. Fácil de reconocerlos, siendo FRANCOs, se les ve el plumero (y algunos la «pluma», pero estamos en las mismas)

Giusseppe Domínguez Para mí nacionalismo (que según y cómo sea puede hasta gustarme) no tiene nada que ver con racismo. Esa es la cuestión, en parte.

Giusseppe Domínguez En Australia me ocurrió hace muchos años que a un señor de raza negra le pregunté de dónde era… y me contestó, casi ofendido, que Australiano. ¡Qué torpeza por mi parte, confundir raza con nacionalidad!

Ulises Fidalgo Prieto ¿Pero de qué nacionalismo de los tantos que hay en España estás hablando? El nacionalismo es aberración romántica del siglo XIX y surgió con un carácter casi divino. El soplo de los pueblos sustituía a la antigua Fe y las personas perdían su individualidad en pos de ese proyecto «común». Una utopía más. ¿Qué identificaba a la Nación, ahora un ser con vida y espíritu? ¿La raza, la religión (o ideología)? La estafa del progreso «común» condujo al horror del siglo XX. No cabían las ambiciones individuales, sólo la ambición de la nación. La libertad del individuo no era aceptada, sólo la libertad de la nación. A cambio se evitaba la angustia de tener que decidir. Fascismo y Comunismo se apoyaron en esa estafa atrayente. Ambos nacionalistas, ambos socialistas. Por fortuna creo que tanta decepción permitirá al individuo zafarse de la prisión mediocre de que otra entelequia inventada conduzca sus miedos, sus odios, sus afectos y también sus prejuicios. Casi todos somos racistas y es peligroso. Pero lo absolutamente peligroso es cuando todos nos ponemos de acuerdo para canalizar un único racismo a la vez y en una sola dirección. Cuando la Nación decide a quién debemos odiar o amar. O peor, cuando una Nación elige un odio que nos identifica para ser acogido dentro de ella.

Ulises Fidalgo Prieto En Londres también tuve la tentación de preguntar a una chica negra de Manchester de dónde eran sus padres. Probablemente me hubiera dicho que también eran de Manchester, pero entonces habría tenido la tentación de preguntar de dónde eran sus abuelos, y así hasta que me dijera que algún ascendiente era de Jamaica. Luego yo le diría: Ah, también soy del Caribe. Entonces probablemente ella me habría contestado. No pareces del Caribe. -¿por qué ?- habría preguntado para que quedara patente su racismo. El de ella. Tal conversación no ocurrió. Me reprimí el mío.

Giusseppe Domínguez Querido Ulises, no quería discutir sobre nacionalismo que, como otras muchas cosas de nuestra sensibilidad contemporánea, surgió efectivamente en el romanticismo, sino sobre el porqué seguimos, en un mundo que está empezando a mirar hacia otro lugar (queramos o no) más global, mas entrelazado racialmente que nunca, porqué seguimos, insisto, confundiendo raza con nación. Creo que, igual que en el SXV surgió el modelo de estado/nación europeo, estamos ante un proceso de surgimiento de un nuevo modelo, llamémosle supranacional, de momento, en el que los países (especialmente los europeos) no están sabiendo encajar. (Tampoco lo están sabiendo hacer los «nacionalistas» que tanto criticas). Me preocupa que una niña adoptada en China y que viva en Europa sea llamada china por su raza y no por su nacionalidad. Me preocupa que un chaval, pongamos que nacido en Madrid, cuyos padres emigraron de marruecos siga siendo llamado magrebí. Me preocupa que pese tanto la raza. Ni siquiera estoy hablado de que esto sea racismo, sino de que no seamos capaces, aún, de ver que una cosa es la nación y otra la raza, la procedencia, si lo deseas. Según eso, la raza a la que pertenezco no sé si es la que debería ser llamada española…. porque, que yo sepa, eso no existe como raza. Soy, supuestamente, caucásico, pero con múltiples mezcolanzas, enormes, procedentes del norte de África.

Giusseppe Domínguez Por cierto, si la chica que encontraste en Manchester era negra, seguro que no era originaria de Jamaica… y es muy posible que tuviera un origen racial más sudafricano, llevada por barcos ingleses (y sé que no fueron los únicos) a las islas del «nuevo mundo».

Ulises Fidalgo Prieto Seguimos discutiendo mañana, más bien para aprender. Porque es un tema interesante y del cuál me gustaría saber qué piensas. Yo sólo tengo pensamientos sueltos, nada elaborados y no he leído mucho. Pero me interesa. Sólo una cosa antes: Yo no critico «tanto» los nacionalismo españoles. Realmente me parecen ridículos y racistas. Creo que en el caso del país Vasco matan porque si no nadie se los tomaría en serio. Vengo de un país donde la mayoría de los independentistas se arruinaron por la causa de la independencia. A veces murieron y los que vivieron fueron a la miseria cuando perdieron la guerra. Eso desde el más rico hasta el más pobre (los hacendados cubanos contaban entre los más ricos de la España entonces). Así, desde ese punto de vista, los nacionalistas actuales me parecen unos descarados farsantes que quieren que los otros les paguen la independencia y no están dispuesto a arriesgar nada. ¿Cómo me los voy a tomar en serio? Ni siquiera me interesan. Sólo me molesta tener que pagar impuesto para ellos, pero bueno…

Guillermina Godoy ?»raza» es un vocablo que se originó con Darwin conjuntamente con la teoría de la Evolución . De un tiempo hasta ahora esa palabra ha sido cambiada por «Etnia» ya que raza es usada para diferenciar a los animales, ejemplo: un caballo de raza pura-sangre. O sea, que hablar de raza refiriendose a las personas seria igual que tratarlas de animales.

Susana Recover de Frutos Sí, es llamativo. También se confunde raza con clase social.

Mábel Dom G Y raza con religión. Un nombre para esta cosa de las confusiones… asociográficosocioesteroti?p, largo.

Janet Val Triboullier no tiene nombre…..no debería tenerlo.

Giusseppe Domínguez Ups. Guillermina Godoy tienes toda la razón. Y esto da un nuevo giro a este debate… Buscando raza en Wikipedia te encuentras, como dices, que es más recomendable reservar el uso solo para animales. Pero lo que es más llamativo es que Etnia, etimológicamente, hace referencia explícita a Nación… o sea, que igual aquí está la raíz de la respuesta… (Una etnia (del griego ????? ethnos, «pueblo» o «nación») es una población humana en la cual los miembros se identifican entre ellos, normalmente con base en una real o presunta genealogía y ascendencia común, o en otros lazos históricos). Recomiendo la lectura de http://es.wikipedia.org/wi?ki/Etnia donde está el principio de debate sobre el uso de etnia frente a raza.

Giusseppe Domínguez Lo que parece que se va imponiendo es que, como tantas otras veces, es un problema de lenguaje. Será por eso por lo que me preocupa especial y personalmente… 😉

Giusseppe Domínguez Por cierto, toda esta retahíla de posts comenzó con un artículo de hoy en El País, así que lo cito, por si alguien quiere hojearlo: http://xurl.es/9j589

Giusseppe Domínguez Y, sí, como apunta Mábel, cuantas veces hemos oído hablar de «musulmanes», por ejemplo, para hablar de etnias o naciones… como si yo, por ejemplo (otra vez), no pudiera ser musulmán o budista o sintoísta (¿puedo serlo?) o judío.

Guillermina Godoy ?(et.ni.a) sf 1. Antr. Grupo social diferenciado de outros por laços peculiares de cultura, religião, língua, comportamento etc., e que compartilha origem e história comuns.

Janet Val Triboullier Acabo de leer el artículo. Tengo la sensación de que el lenguaje nos delata…

Guillermina Godoy para mí es un poco mas fiable la RAE. ahí puse el link del significado de raza. Fíjense que se habla, a modo de ejemplo, de RAZA HUMANA.

Ulises Fidalgo Prieto Una cosa: Las palabras son resbaladizas y la etimología no es un asidero seguro. La palabra Nación también tiene el mismo origen. alude al nacimiento. Una nación de dientes, es cuando vemos como emergen los dientes. Una nación de pollos es un grupo de pollos que han nacido. Las naciones solían ser los grupos humanos que venían o estaban en otro sitio. Era los que veíamos. Nosotros nunca eramos una Nación. En hebreo la palabra es Goyim que traducimos como gentiles, porque para ellos las naciones somos nosotros. Sólo recientemente nos hemos visto a nosotros mismo como parte de una nación propia. Así que la palabra ha perdido sentido y no sé si tiene alguno preciso hoy.

Ulises Fidalgo Prieto Por cierto, el sionismo es un movimiento nacionalista, como son todos los movimientos nacionalistas que empezaron en el siglo XIX. El Islam no es un movimiento nacionalista, como no lo es el cristianismo. Así que no es lo mismo un judío que un sionista, o por lo menos hay una diferencia de conceptos.

Ulises Fidalgo Prieto Para mí la nación sólo adquiere importancia como marco legal donde se preservan los derecho del individuo. No creo que los estados supranacionales puedan satisfacer esa necesidad. Para que haya un marco de éste tipo el individuo tiene que tener una implicación emocional con ese grupo de hombre que lo conforman y se sienta perteneciente a él. Sino deja de prestarle importancia y se deshace el vínculo. Es casi imposible que un individuo contenga tanto amor dentro de sí como para amar a la humanidad completa. Sería deseable, pero es imposible. La nación debe estar al servicio del individuo y no el individuo al servicio del individuo, contrario a lo que decía Kennedy. Por otra parte, para que un hombre sienta que debe pertenecer a un grupo, debe de haber un enemigo común, o a caso debió haber habido antes. El deseo de pertenecer a algo, casi siempre está motivado por el miedo a otros, o por lo menos la reticencia. Hasta ahora siempre ha sido así. Luego debe de haber otros para que podamos pertenecer a unos. Visto así el estado supranacional es imposible. La humanidad no puede contener un único estado antes de que aparezcan los extraterrestres. Siempre habrá al menos dos naciones distintas, sino enfrentadas, sí reticentes la una con la otra.

Giusseppe Domínguez ?Ulises, mi alegato a favor de un estado supranacional no implicaba que hubiera uno y solo uno. Efectivamente, que la humanidad se ha ido moviendo por los motivos que apuntas es bastante cierto, pero también lo es que está amenazada por un problema que ella misma genera y que no puede ser postpuesto más tiempo. En primer lugar, ahora mismo me estaba circunscribiendo a la necesidad de una implicación mayor por parte de los ciudadanos para construir o vincularse a los que están más cerca suyos, pero aumentando un poco la mirada, el ángulo de la mirada, de manera que queden en esa cercanía gentes que antes no lo estaban. Por poner un ejemplo concreto, Europa necesita existir como estado o nación o confederación de naciones más allá que como simple agrupación de comerciantes. Es cada vez más notorio que sin esa «nación» europea, lo que queda es esperar una lenta agonía en estos lares. Es lógico, todo imperio tiene su declive y el de Europa o los distintos países europeos no iba a ser una excepción. Pero algunos de los logros, por ejemplo avances sociales, que se consiguieron a lo largo del siglo XX están a punto de ser puestos en cuarentena por un largo periodo de tiempo. Y no quiero con ello que entiendas que se trata de un alegato a favor del socialismo frente al neoliberalismo. No. Es tan solo que la librecompetencia total es algo que nunca han defendido las naciones, que han tendido siempre a cierto proteccionismo estatal del individuo que la conforma.

Giusseppe Domínguez En cuanto a lo del enemigo común, es hora también de que nos empecemos a dar cuenta de que el enemigo común quizá no está más allá de nuestras fronteras que, por otro lado, son bastante más imaginarias para nosotros que para otros… Por ejemplo, la movilidad de capital no entiende de fronteras. Es razonable en el sistema económico que tenemos. Y ni siquiera ahora voy a entra a discutirlo, sino que si estas son las nuevas condiciones, es decir, que el dinero tiene posibilidad de desplazarse por el planeta sin tener en cuenta las necesidades de una u otra nación, es menester que los ciudadanos seamos conscientes de que también deberíamos tener ese derecho. Esto implica la libre movilidad de seres humanos allende las fronteras (con lo que retomo el tema del inicio) pero esto, al mismo tiempo, como tú dices, atenta contra el concepto que ha sustentado la idea de nación hasta ahora. Por eso, insisto, tenemos que revisar esa idea, para poder acompasarla al momento histórico en el que vivimos. No sería la primera vez: No es lo mismo hablar de Nación antes del SXV (me circunscribo, de nuevo, solo a Europa) que antes del SXIX, que después de la II GM, ni después de la caída del muro. Efectivamente, seguimos manteniendo para algunas cosas las nociones del SXIX y para otras cuestiones las del SXXI. Ese movimiento de palito no parece que haya tenido repercusión en muchas mentes, pero tenemos la urgente necesidad de cambiar de planteamiento… y en esto casi estaría a punto de coincidir contigo en tu reprobación de los nacionalismos (vasco, catalán…) y creo que también a estos también les toca renovarse o morir. Pero nuestros nacionalismos (español, francés, alemán…) también deben hacerlo… e, insisto, rápido. Como enemigo común podemos mantener el que se está perfilando como tal, mientras no seamos capaces de mantener un concepto más actualizado de nación, que sería China y su producción «imperialista». Ya ves, ahora cambiaremos y comenzaremos a llamar imperialistas a otros… ¿Qué, te parece irónico?

Ulises Fidalgo Prieto ?Giusseppe, mientras más pasan los años nos vamos pareciendo más. Al final terminaremos como la mayoría de los seres humanos, unas ancianitas adorables (el femenino no ha sido una errata). Si me lo pones así creo que va a decaer la discusión. Estoy casi de acuerdo en lo que dices. Así que me limitaré a decir los inconvenientes y los desacuerdos. Desde mi punto de vista el Estado sólo tiene sentido para garantizar los derechos de las personas que habitan bajo su jurisdicción. Si el Estado llega hasta dónde puede llegar el capital, entonces cuando haya una injusticia allí, el Estado tendría que intervenir. Es decir, la policía o alguna fuerza de la violencia legítima. Si es así, me parece que estaríamos en guerra siempre. Yo no estoy en contra, pero creo que es insostenible. Por ahora veo difícil la aplicación de ese deseo común nuestro. Con respecto a las medidas proteccionistas. Estoy de acuerdo contigo, y es algo por lo que hay que protestar todos los días. Claro, que sin enojarse demasiado por la casi segura derrota. Lo más que podemos hacer es mitigar ese antiguo vicio de los aranceles y la frontera para el mercado. Las medidas proteccionistas son efectos de los tantos Lobbys económicos que existen. Casi todos, con argumentos nacionalistas, intentan que los legisladores le eviten la necesidad de competir en el mercado. En Europa tienen la tradición medieval de los gremios (previo a las naciones) y aún hacen lobby para evitar competir. Lo mismo ocurre con la inmigración. Las leyes antiinmigración tienen la misma causa. Son Lobbys que no quieren competir en el mercado del trabajo. Y claro, también los prejuicios que también cuenta. No sólo es economía ( no soy marxista). La tarea es difícil, si no imposible. Pero estamos aquí, y si no estuviéramos sería peor. Por cierto: Liberal es una palabra española, adquirida por los británicos durante las guerras napoleónicas y pervertida por los americanos durante el gobierno de Delano Roosevelt; pero en español significa lo mismo aún. No es necesario acudir al neologismo de neoliberalismo. Es el mismo liberalismo de la escuela de Salamanca, el mismo mencionado en el Quijote, el mismo del empecinado, de las Cortes de Cádiz y el mismo de los independentistas de Suramérica y México e incluso de Cuba.

Ulises Fidalgo Prieto Un debate previo: http://www.youtube.com/wat?ch?v=5QMZ0Ms2bJc

Giovanni Collazos Carrasco todo esto es super interesantísimo.

Giusseppe Domínguez Me alegra que te interese, querido Giovanni.

Y parece que, como todo en Internet, el tiempo de vida de este debate llegó a su fin. No hubo más réplicas porque parece que llegamos a una especie de consenso en torno al hecho de que el lenguaje era lo más importante a la hora de establecer una discusión como esta. Conocer el lenguaje con propiedad te hace dueño de la verdad… o lo que es lo mismo, de la mentira. Es una cuestión, como tantas otras, de palabras.

Humanos, demasiado humanos.

Mapamundi

MapamundiHoy he estado viendo un mapamundi y pensando en cuál sería el futuro de las fronteras. Estoy convencido de que los estados más pequeños territorialmente tenderán a agruparse políticamente para su supervivencia, aunque es una suposición algo infundada. Hasta ahora, los países europeos con una dimensión territorial más bien modesta han sido los líderes económicos y tecnológicos del planeta, pero desde la segunda guerra mundial los países que han ido ocupando esa posición privilegiada han sido los grandes físicamente.

EEUU, URSS (luego Rusia), China, India y, desde hace poco, Brasil, parecen ser los grandes líderes mundiales, dejando atrás a los pequeños países como UK, Francia, Alemania, Italia… Europa, en fin, que sin ser europa no es más que un puñado de terruños malavenidos que demuestran una y otra vez su inoperancia política en el SXXI.

Tras acabar con sus imperios coloniales, ir desmantelando los restos que quedaban presionados por la libertad exigida por las empresas inversoras que deseaban mayor librecompetencia, menos proteccionismo, han ido quedando marginados económicamente por los gigantes anteriores.

Inventaron la CEE, luego UE, para ver si se podía salvar algo de la quema, pero el panorama es desolador: o espabilamos o vamos a desaparecer o quedar en el mundo como un lugar más o menos periférico, aunque nos cueste reconocerlo.

Tenemos que ser capaces de ver más allá de los próximos 5 años, ser capaces de entender que una Europa unida políticamente es necesaria para mantener los privilegios que pretendidamente consigue el ser una Europa Unida económicamente (cuando en realidad no lo está).

Seguimos sin poder votar en las elecciones europeas a partidos no nacionalistas.

¿Imaginas si sólo se presentasen partidos como el PNV, Bildu, CiU, EA, CC, BNG, ERC y otros menos famosos de comunidades autonómicas menos publicitarias a las elecciones para gobierno de España?

Pues eso.
Absurdo, absurdo…
y seguimos.

Bildu

Mi amigo Juan Carlos Poto Etxeberria escribe en su Twitter:

Y los gritos en Genova (Bildu fuera)…España cada vez entiende menos a Euskadi. Será que nos explicamos fatal… 😉

Y yo no puedo por menos que contestarle:

Sí querido amigo, cada vez que oigo estas cosas me asusto mucho. Pero es que este país siempre ha sido franquista. Tenemos una desgraciada herencia no resuelta que viene desde la invasión visigótica, la convivencia no pacífica con los musulmanes, el radicalismo al que se fue tendiendo hasta culminar con unos reyes católicos en la época en la que las reformas religiosas y sociales comenzaron a modificar la forma de sentir de los países emergentes europeos. España se lo perdió. Se convirtió en ese bastión del oscurantismo y la tradición más a ultranza y acabó por continuar aislada hasta el punto de que nuestra única revolución fue contra el rey más liberal que habíamos tenido, allá por 1808. Y así seguimos, tras decenas de golpes de estado con un bipartidismo que siempre ha sido crónico de nuestro país, como cuando gobernaban conservadores frente a liberales. Seguimos en las mismas, pero cada vez más, se parecen más. Y no entendemos que pueda haber más de 2 opiniones sobre algo… sea lo complejo que sea. Y si esas opiniones se parecen, pues lo llamamos, además, consenso y no ruina democrática.

Por eso quizá lo que pasa en SOL es tan importante para algunos de nosotros: nos demuestra que existimos, aunque no vaya a tener demasiada incidencia. Demuestra a la gente que en Madrid (y en otros sitios) hay gente que piensa de otra manera, que está dispuesta a hablar de otras cosas y de otra forma…

Pero el Nacionalismo es intratable… Nadie se atrevería, en SOL ni en ningún lado, a alegrarse de que BILDU haya ganado las elecciones en Gipuzkoa. Y yo me alegro: me alegro porque sé que al fin muchos de mis amigos tienen representación, sé que es un buen comienzo para hablar de democracia… para revocar leyes de aplicación arbitraria como la Ley de Partidos… pero solo es eso, como SOL, sólo es un comienzo… ahora toca seguir y defender lo poco que se ha conseguido. Pero algo es algo, no?

manzanas podridas

UNIXes

PC, de Personal Computer, significa ordenador de uso personal, no sólo doméstico, sino también profesional, pero de manera personal, frente a los grandes ordenadores y las pantallas más o menos inteligentes de acceso a ellos, en ocasiones consolas. La primera vez que toqué un ordenador en mi vida (allende los spectrum y spectrum+) fue uno que tenía como sistema operativo UNIX (AIX, de IBM) y lo hice desde una consola de las 5 cinco que tenía simultáneamente conectadas, junto a la pantalla principal en la que se ejecutaba el entorno gráfico XWindows. Era multiusuario nativo, multitarea sin que tuviese que pensárselo y con una gestión de disco, de seguridad, de organización, que hasta ahora no ha sido superado por nada de lo que ha salido después. Fue en 1986.

No fue hasta un año más tarde cuando tuve que trabajar con un PC. Era un 8086 y estaba en una sala abarrotada de otros muchos que funcionaban con alguna versión de DOS (Sistema Operativo de Disco) que debías llevar en un disquete de 5 y 1/4, de los blandos. Era una pantalla negra con letras blancas. Tenía la posibilidad de algún programita que podías hacer en BASIC, después aparecieron (en mis manos) compiladores de FORTRAN 77 y de Pascal. No sería hasta 3 años después que amaría el Lenguaje C y sus posibilidades. ¡Qué curioso! C era un lenguaje que habían inventado los mismos que UNIX, sistema operativo al que estuvo emparentado por muchos años.

Es divertido ver cómo los sistemas operativos evolucionan como una dinastía familiar. Me encanta este árbol genealógico de UNIX que muestra cómo de variado y diferente, a la vez que competitivo, era el mundo X. Pero poco orientado a las arquitecturas x86 (ordenadores personales IBM y «clónicos«).

También de IBM, topé con los grandes (de tamaño y prestaciones) MainFrame 3090. Sus lenguajes de programación basados en «tags» como el que existía para formatear el texto antes de lanzarlo a imprimir son los antecedentes de HTML y todas estas cosas tan modernitas…

Primer modelo de Apple

Y entonces aparecieron los Apple. No sería hasta 1984, cuando de la mano de Steve Jobs y con un anuncio mítico dirigido ni más ni menes que por Ridley Scott, que Mackintosh se presentó como alternativa realista contra los recién nacidos sistemas operativos de Disco que Microsoft e IBM intentaban hacer atractivos en sus pequeñas cajitas de arquitectura 86.

Unos años después aparecen los primeros Linux, aún un poco orientados para programadores y trabajadores del sector, o gente que venga con experiencia en UNIX (yo había trabajado ya en AIX, SUN-OS, Solaris y FREEBSD cuando instalé mi primer RedHat (entonces gratuito) y costaba un poco hacerlo funcionar gráficamente).

Después llegó la diversidad. Los diferentes RedHat (que era mi preferido, incluso llegué a comprarme un libro para su aprendizaje, un libro en papel, absolutamente obsoleto hoy en día), Slackware y los Debian que ni conocía ni quería conocer.

Mientras tanto, la guerra se había desplazado: ya no era Microsoft contra IBM (que, en el mundo de la microinformática sería derrotado hasta pisotearlo), puesto que MS, de Bill Gates, había sabido aprovecharse de la tecnología UNIX:

El primer sistema operativo que la compañía lanzó al público fue una variante de Unix en el año 1979. Adquirido de AT&T a través de una licencia de distribución, Microsoft le apodó Xenix, y alquiló la empresa Santa Cruz Operation para adaptar su sistema operativo a importantes plataformas. Xenix fue cedido a Santa Cruz Operation, que adaptó el sistema para microprocesadores 80286 en 1985, bajo el nombre de SCO UNIX.

Había desplazado a IBM-DOS con su MS-DOS, copiando algunas cosas del OS/2 de IBM, entre otras el Presentation Manager, que llamaría Windows. Salió a la luz en 1990. Ya había muchos mejores entornos gráficos por entonces, como los de Mackintosh o los XWindows, pero se llevó el gato al agua sabiendo competir en un sector en alza: el ordenador personal de la clase media. Baja calidad de procesador, pero barato barato, sin complicaciones en la puesta en marcha que requería Linux y cambiable cada 3 años. Los vendedores de Hardware estaban encantados: MS-windows era su obsolescencia programada vestida de algo que, encima podían cobrar.

La historia de MS Windows es la de un pirata que va robando a quien colabora con él. UNIX primero, luego IBM/Presentation Manager, luego (sin colaborar), el uso de objetos visuales que tenía Mackintosh, para las últimas versiones, ya descaradamente «fusila» el código fuente de varios Linux… pero su campaña de marketing sigue siendo inmejorable. Más que una campaña publicitaria es una campaña de adoctrinamiento, de sumisión, de obligación a seguir siendo fiel a un sistema que nunca ha sido el mejor en todo, salvo en venderse.

Hasta ahora, quiere centrar la lucha contra Mac porque sabe que la tiene ganada. Las manzanas son caras y siempre han sido complejas para gestionarlas. Tanto como Win. Configurar una red TCP/IP con apple era poco menos que una tortura antes del 2000. Además, es una bonita táctica porque nos olvidamos de las posibilidades de usar LINUX.

Los muchos Linux en el «mercado», son gratuitos (salvo decepcionantes excepciones), son sencillísimos y, ahora, vienen cargados de un enorme paquete de programas que permiten sacar el máximo rendimiento a cualquier PC.

Ahora mismo tengo instalado LINUX y funciona maravillosamente UBUNTU 10.10. No necesito nada que no tenga. Tengo todo lo que puedo desear de software. Salvo los reticentes paquetes de programas específicos para dispositivos que los fabricantes declinan hacer para Linux. Pero hay soluciones: puedo instalar máquinas virtuales para los casos más necesarios… ya que, entre otras cosas, muchos de los Windows XP que fueron muriendo me dejaron unas licencias que puedo seguir utilizando. Me he librado de miedo a los virus, de descargas de software pirateado, de tener que pagar una licencia extra si quería utilizar los 4Gb de memoria que Windows VISTA (ese otro virus) no es capaz de gestionar.

Ahora y por casi capricho, quiero instalarme también otra máquina virtual corriendo un Mac OS X.

En realidad, las manzanas podridas de MicroSoft y Apple están jugando al bipartidismo con nosotros. ¡Hay otras opciones! Se libre. Se abierto. Se LINUX.

Descárgate UBUNTU completamente gratis y pruébalo hoy mismo. No te vas a arrepentir.

14 de abril de 2011

BanderaParece mentira que hayan pasado 80 años desde que España tuvo una Segunda República. Parece mentira que aquella durase, en paz, menos de 6 años. Parece mentira que después de ser depuesto el gobierno elegido democráticamente, la forma de gobierno anulada, la forma jurídica del estado violada, un señor y sus seguidores se mantuviera en el poder a golpe de dictado y armas durante 40 años. Parece mentira que ese mismo señor educase a quien le iba a suceder y decidiese que ese iba a ser un rey, otro señor que, por ser quien era, podía ser el representante de esta nación. Parece mentira que no se opusieran a que esto continuase siendo así después de la muerte de aquel que había violado la constitución española democráticamente elegida. Parece mentira que la transición fuese dictada por un muerto. Parece mentira que ese muerto dejase todo atado y bien atado. Parece mentira que la Ley de Memoria Histórica (LEY 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura) haya quedado en agua de borrajas y su principal adalid esté ahora enfrentándose a un juicio formal que va a terminar con su carrera. Parece mentira que hoy, después de 80 años, no sea fácil hablar de República en España. Parece mentira que la inmensa mayoría de la población que conozco admire al rey, a ese señor poseedor de algún tipo de origen divino que justifica su preeminencia por encima de otros españoles. Parece mentira que la República se siga viendo como algo problemático y no como algo que fue una solución: el problema vino después, pero pocos parecen querer darse cuenta. Parece mentira que no haya una nueva república, una definitiva república que permita que elijamos democráticamente a nuestro principal representante a nivel nacional. Parece mentira. Pero es verdad.
No estamos capacitados para tener una república. Eso exige una responsabilidad política y social que evitase poder atacar a nuestro representante como si fuese un trapo, faltarle al respeto. Pero claro, así es como tratamos a todos. A nuestros compañeros, a nuestros jefes, a nuestros subordinados, al señor que me atiende en el autobús, al que me da una barra de pan y a la señorita que intenta ganarse la vida vendiendo o alquilando su cuerpo.
No estamos capacitados para elegir con templanza, con raciocinio, con un mínimo de visión global, de perspectiva social e ideológica. No lo estamos porque durante 40 años un señor se encargó de convencernos de que era una mala idea gobernarnos a nosotros mismos porque éramos inherentemente malvados, mezquinos, ruines, torpes, incapaces en una palabra. Y parece mentira, pero es verdad, que consiguió convencernos.
Convenció a mis padres, a los padres de mis padres, a tus padres, a la inmensa mayoría de los padres de los que ahora ni tienen un mínimo de reflexión para evitar que se repitan esos patrones.
Parece mentira, pero no, no lo es.
Seguimos gobernados por una casta política que no cree necesario dar explicaciones porque los borregos a los que gobiernan estamos dispuestos a seguir siendo gobernados de esa manera. Lo único importante es que no nos falte pa comer. Y pa gastar en bares, qué lugares. Y en otros caprichos. Pero… ¿elegir la manera en la que queremos ser gobernados? No, nunca. ¿Qué importa?
Sí, flipante, decimos: ¿Qué importa?
Y seguimos adelante votando a corruptos, permitiendo abusos descarados de poder, permitiendo que los recuros sociales que, escasos, se fueron consiguiendo, sean desmantelados para proteger a quienes tenemos más. ¿Qué importa el futuro? Yo siempre tendré mucho. Yo soy rico. Al menos estoy entre los más ricos… hasta que no lo esté. Porque no lo estaré siempre. Parece mentira, pero esto también es verdad. Y se nos caerá el pelo.
Seguimos permitiendo que un señor por tener un ADN más o menos especial sea el representante de nuestra nación. Por la gracia de Dios, claro. Una, grande y libre. Sí… mucho.
Esto es para mear y no echar gota!
Pero es verdad, verdad de la buena.
Así somos.
Quizá por esto tengo algo de esperanza depositada en la transformación que nos obligará a realizar la depresión económica en la que vamos a entrar tras la asunción de que esto no es una crisis. Quizá por eso espero que Europa renazca como un nuevo modelo político, como una aglomeración cultural, económica y social, federada y capaz de erigirse en referente político del mundo, de un mundo que se ha quedado sin referentes, de un mundo que no cree en utopías y avanza como topos bajo el sol.
No tengo muchas esperanzas en una III República, bastante improbable, pero sí algunas en la necesidad que vamos a ir teniendo de acercarnos, de unirnos, de formar parte de algo más grande que este pedazo de tierra que un señor llamado Francisco tuvo el gusto de regir durante 4 décadas malditas de nuestra historia. Historia no revisada, historia putrefacta, mal cicatrizada, que necesita una operación porque hace tiempo que se ha convertido en crónica.
Estamos enfermos de dictadura.
La monarquía incuestionada es sólo un síntoma.
Qué pena.

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Sonreír

De dictaduras y dictablandas

Quería comentar un par de cuestiones que suscita al mismo tiempo la lectura de artículos de periódicos actuales, en los que se vapulea al tirano libio, ya sin ambages, sin los más mínimos recatos formales a la hora de elegir palabras menos posicionadas, algo más imparciales, con la lectura de un libro titulado “Antropología Cultural”, de Marvin Harris. Es un libro algo antiguo teniendo en cuenta que estamos en una especie de vorágine de cambios culturales derivados de la irrupción en la sociedad industrial de la globalización y la tecnología asociada de InterNet. Editado en Alianza Editorial en 1990, está escrito en 1980 y revisado, creo, en 1984.

Parece evidente y asumido que el aumento de la población, unido a una agricultura intensiva capaz de generar excedentes y la circunscripción a hábitats de alto nivel de vida o rentabilidad, conlleva la transformación de las jefaturas o estructuras tribales en estados, entendiendo como tales aquellas formas de sociedad políticamente centralizadas cuyas élites gobernantes tienen el poder de obligar a sus subordinados a pagar impuestos, prestar servicios y obedecer las leyes.
En estos estados, las grandes poblaciones, el anonimato, el empleo de dinero y las vastas diferencias en riqueza hacen que el mantenimiento de la ley y el orden sea más difícil. Para ello, todo Estado dispone de especialistas que realizan servicios ideológicos en apoyo del statu-quo. […] El principal aparato de control del pensamiento de los sistemas estatales preindustriales consiste en instituciones mágico-religiosas.
Una manera importante de lograr el control del pensamiento consiste en no asustar o amenazar a las masas, sino en invitarlas a identificarse con la élite gobernante y gozar indirectamente de la pompa de los acontecimientos.
Los sistemas estatales modernos tienen en las películas, la radio, los deportes organizados, Internet (añado), técnicas poderosas para distraer y entretener a los ciudadanos. La forma más efectiva de “circo romano” es el entretenimiento retransmitido pues además de reducir el descontento mantiene a la gente fuera de las calles.
A esto hay que sumar el aparato de educación obligatoria, donde además de estimular sólo la creatividad en campos relacionados con la tecnología olvidándose de tratar temas controvertidos, implantan en la mente de los jóvenes los puntos de vista del statu-quo apelando al miedo y al odio.
Por último, a los niños se les enseña a tener miedo al fracaso: también se les enseña a ser competitivos.

Frente a estos estados industrializados e informatizados, donde la información ha pasado a ser una producción más, de carácter virtual y difícil de comercializar, es arduo el intento de liberarse del control de pensamiento. Es difícil porque ha llegado a ser capaz de instrumentalizar cualquier tarea pseudorevolucionaria como refuerzo en la ciudadanía de una idea de libertad que resulta reconfortante y deseable, de modo que rebelarse es bueno, en parte, siempre que se haga dentro de los cánones de respeto a los valores asumidos como inamovibles y que, sin embargo, garantizan el mantenimiento del statu-quo de esta plutocracia que pretende ser democracia.
Cuando vemos lo que está ocurriendo en el norte de África, nos encontramos con la sencillez de una lucha más o menos claramente dirigible contra una élite detestable. Esto nos da cierta envidia pues por momentos creemos que si pudiéramos identificar los causantes de nuestras afecciones, de la gran crisis económica en la que vivimos, podríamos combatirlos con esa determinación que están demostrando los movimientos revolucionarios tunecino, egipcio o libio.
Pero la realidad de los estados industrializados en la era de la información es mucho más compleja y temo que nosotros mismos hemos provocado nuestra misma estructura cultural que eliminar o transformar implicaría un salto durante el cual nuestro nivel de vida sería diferente, presuntamente inferior, del actual. Ahora bien, nos hemos convencido de que vivimos en el mejor de los sistemas posibles y que cualquier alteración lo empobrecerá. Esta perfidia nos inmoviliza y no nos permite avanzar en ninguna dirección, al mismo tiempo de que se da el hecho de que no creemos que estemos, nosotros mismos, siendo parte del sistema represor necesario por nuestros Estados para mantenimiento del statu-quo. Algo así, supongo, debieron de sentir los ejecutores de judíos durante el holocausto nazi.
Incluso, ahondando más en las transformaciones culturales de las estructuras sociales que se están produciendo por intermediación de la transformación de los medios de producción y de la naturaleza misma de lo producido, los mismos Estados se han convertido en poco más que instrumentos circenses con los que entretener a los ciudadanos y desorientarlos. Nos introducimos en conflictos nacionales o nacionalistas, evitando los aglutinadores, los verdaderamente transformadores del modelo de estado, como podría ser la creación de una Europa culturalmente unida, aunque respetuosa de las minorías integrantes.
Con la famosa crisis financiera, parece que hemos ido aún más en esta dirección de miedo y odio hacia los otros, hacia lo que no sea nacional, en una dirección en la que ya se anduvo durante la época que antecedió a la segunda guerra mundial.
Ahora se nos inculca el miedo al islamismo, a los chinos, a África y los africanos. Toda la información que nos llega de estos lugares es siempre indeseable, mala, perversa, de manera que sigamos queriendo estar en nuestra circunscripción y permitamos que las élites gobernantes se encarguen del mantenimiento de un statu-quo considerado, como dije, inmejorable.
Uno de los más sabios gobernantes de nuestro tiempo, no está haciendo ni más ni menos que esto: esperar a ser reclamado como el salvador de los valores de libertad, igualdad y fraternidad, aunque, realmente, no es su verdadero objetivo ni puede serlo, puesto que, como sabemos, el sistema capitalista es inherentemente desigualitario. Pero eso sí, no hay que restar méritos a Obama, sino al contrario, sabiendo que es el mejor fruto posible de su tiempo, dadas las circunstancias.
Eso sí, las circunstancias cambian, la crisis no ha hecho sino empezar a caminar y, poco a poco, el modelo social irá cambiando. Depende, en buena medida, de una reacción consciente de los ciudadanos el hecho de que esa nueva sociedad sea más igualitaria, si queremos, o más fraternal, si queremos o más libre, si queremos. Es nuestra responsabilidad informarnos adecuadamente, formándonos, también, un pensamiento crítico capaz de generar alternativas viables en un panorama complejo, farragoso, altamente interdependiente, global y con unos tiranos invisibles e inidentificables a los que derrocar.
¿De qué herramientas disponemos? ¿A qué estamos esperando? ¿Por dónde empezamos? ¿Somos, también, autocríticos?

Energía, energía, energía

Los próximos conflictos armados o no, vendrán derivados de la dependencia de consumo energético que tiene Europa y Estados Unidos de países como los del Golfo Pérsico.
En la segunda mitad de 1942, las fuerzas del Afrika Corps dirigidas por Rommel se batieron contra el Imperio Británico en El Alamein, Egipto y fueron derrotados por Montgomery. ¿Por qué atacaron? Entre 1942 y 1943, la Alemania entonces NAZI, se vio envuelta en una batalla que hizo que comenzase su declive: Stalingrado. (La actual Volgogrado) ¿Por qué?
En ambos casos, si uno mira un mapa, verá que hay algo en común: eran rutas hacia la fuente principal, entonces, de recursos petrolíferos. Por muchos tanques que tuvieran, sin combustible, lo único que podían hacer era estar parados, esperar su muerte.
Nada ha cambiado tanto.
Pero la guerra es de muchos más modos y en muchos más frentes que antes.
Se introducen naciones que plantean problemas locales (Israel), se boicotean gobiernos, se establecen guerras paralelas que encubren la principal (Irán-Iraq) y las estrategias siguen variando: Obama se ha dado cuenta de que la anterior no funcionaba. Veremos si su nuevo enfoque nos permite seguir viviendo bien a costa de que otros vivan mal.
Y mientras, Europa que no espabila.
Seguimos como la Alemania Nazi dependiendo de accesos terrestres a las mismas áreas (salvo la provisión de Gas Natural principalmente que nos llega de Argelia y algunas pequeñas producciones a alto coste del Mar del Norte). De esto dependerá la entrada o no de Turquía en la UE. De esto dependerá la aceptación del empleo generalizado de la Energía Nuclear, las relaciones de dependencia de Ucrania o Rusia y sus batallas particulares para ver quien se hace con el poder de dominar Europa sin necesidad de invadirla.
Y mientras, Europa, sin ser Europa.
Ay, la crisis actual (financiera, dicen) no es ni más ni menos que una pequeñez comparado con lo que se avecina.

También la lluvia

Hace un par de año, trabajando de crítico de cine, tuve la suerte de poder entrevistar personalmente a Iciar Bollaín. Me encantó poder hacerlo porque es una persona a quien admiro como creadora de un cine más que digno. Fue con motivo de Mataharis, de la que tuve que hacer la crítica, además. Película que puse por las nubes. Entonces me pagaban por escribir estos textos de opinión… pero los tiempos cambian.
El viernes por la noche, acompañado de Carmen y de mis amigos María y Jens, disfruté viendo su última película: También la lluvia. Es una producción intachable, de cuidado acabado y guión impresionante de su compañero sentimental Paul Laverty, un habitual del cine de Ken Loach. Interpretaciones formidables, espectacular Tosar, que convierte en oro todo lo que toca, pero, sin dudar, lo mejor de la película es su contenido ético.
Ambiguo, complejo, alejadísimo de simplezas maniqueas, la película plantea cuatro planos de conflictos éticos irresueltos.
Sin desvelar mucho del contenido del film, diré que el argumento es el de unos cineastas que ruedan una película en Bolivia sobre el descubrimiento de América y la explotación de los indígenas por Cristobal Colón, mientras se ven envueltos en la revolución de la llamada Guerra del Agua en el año 2000. Tiene fama de ser la primera revolución del SXXI. Una pequeña revolución, puede, pero significante.
Lo interesante es que, como dije, plantea cuatro, por lo menos, planos diferentes en los que existen diversos conflictos éticos: el primero de ellos, el evidente de la conquista, la explotación imperialista de unas tierras y de unas gentes a quienes a duras penas se les concedía el estatuto de personas. Pero también abre el debate, al menos es necesario abrirlo y mantenerlo abierto, del relativismo moral asociado al paso del tiempo.
En segundo lugar, los actuales indígenas explotados aún de la actual Bolivia que ven como se privatiza su bien más preciado: el agua. (En Madrid está a punto de pasar). Los malparados dueños del poder económico que tratan a las gentes de Bolivia poco más o menos como Colón, pero ahora ya no existe la excusa del relativismo moral asociado al paso del tiempo. Son de ahora y lo que están haciendo es inadmisible. Y el pueblo, capaz a pesar de su aparente falta de formación de organizarse políticamente para reclamar sus derechos mediante, incluso, la violencia: ¿Existirían otros mecanismos menos agresivos para no dejarse avasallar?
Pero aún hay más, con esta maravilla del cine dentro del cine como regalo, los directores y actores de la película que se está realizando, para denunciar la explotación y los abusos, caen en esos mismos abusos, pagando sueldos misérrimos a los extras que hacen de caribes, así como ignorando sus sensibilidades e, incluso, evitando mirar al conflicto actual que están teniendo, para y por el arte. ¿El arte puede ignorar el lugar en el que se encuentra? ¿Seguirá existiendo la película, como afirma el personaje-director, encarnado por Gael García Bernal, cuando el conflicto revolucionario haya sido olvidado?
Quizá esto es lo que se preguntó o respondió Iciar Bollaín que recupera el testigo de este personaje-director para dirigir una película en Bolivia sobre una película en Bolivia sobre la conquista de América.
Me pregunto (es inevitable hacerlo, supongo) si el trato que hizo de los indígenas fue más benévolo. He leído entrevistas de revistas especializadas y parece que sí, que, al menos (y lo creo dada su sensibilidad) más respetuoso con las personas que participan en la película.
Yo salí del cine sintiendo que no hago nada.
Salí con la sensación de saber que hay muchos conflictos y que la película los muestra con maestría. Pero también con la sensación de que cualquier actitud es justificable en un mundo tan complejo e interconectado. Siento que mi acción se limita a un ámbito tan pequeño que si no supiera de esta conexión sentiría un absoluto sentimiento de culpa, no ya de responsabilidad, que también.
Pude ver esta película gracias a que existe un desequilibrio internacional que permite que tenga más dinero del que necesito y ese “sobrante” lo uso en lujos intelectuales que otros intelectuales ruedan para que podamos sentirnos mejor con nuestra participación en la conciencia social mundial… vaya; que no tiro piedras contra nada ni nadie, que dejo que otros sigan siendo explotados, que dejo que el mundo siga yendo tan bien como nos va, tan mal como les va, que no hago nada más que pensar, hablar, quizá, incluso, hacer pensar y hacer hablar… pero de esta denuncia verbal casi no salgo. Intento vivir con integridad en mi entorno: no aprovecharme ni explotar a quienes tengo cerca en una confianza en esa interconexión de la que hablaba casi como si se tratase de la famosa mariposa del efecto en cuestión.
Pero sigo sintiendo impotencia, sigo sintiendo cierta falta de… No quiero decir compromiso, pero puede que sea esa la palabra. No sé, algo no hago bien… ¿y tú, cómo te sientes?

La decadencia de Occidente

Leo en un periódico que Obama habla a los EEUU de su riesgo a dejar de ser el faro del mundo, de volver a enfrentar una amenaza como la del bloque tras el telón, amenaza al orgullo de una nación orgullosa, de un pueblo convencido de su superioridad moral y después leo los comentarios de la gente que está dividida entre a favor de EEUU y en contra de EEUU. No hay otra opción, parece ser.
Pues bien, no es correcto: la decadencia no es de EEUU, la amenaza no es contra EEUU, el peligro no es sólo para EEUU. Al mundo occidental post-imperialismo (incluso post-neoimperialismo) le quedan los días contados.
Cuando el señor Zapatero negaba “la crisis” yo, por momentos, pensé que era tan inteligente como para darse cuenta de que en realidad no era una crisis sino un cambio de paradigma, de escenario y que hablar de crisis alimentaba la ilusión de una recuperación. Después me di cuenta de que era por otros motivos, ya fueran electoralistas o calmantes, pero no los mismos que yo pensaba. No se trata de criticar a este presidente más o menos presentable, puesto que cualquier otro en su situación habría tenido que hacer, más o menos, lo mismo. Afirmar con una mirada habitualmente tachada de catastrofista o apocalíptica esto de la decadencia de occidente habría sido no sólo criticado sino que habría provocado un aluvión de consecuencias como desplomes de mercados basados en la confianza (fiscal, especulativos varios…).
Y ahora Obama habla ya claramente del riesgo a ser superados por países que hasta hace poco se consideraban del tercer mundo. Sí, eso es una revolución. Seguramente no es la revolución que a mí me habría gustado, pero siempre he sido un idealista con los pies alejados un par de palmos del suelo.
Europa-EEUU tuvo su momento histórico: comenzó su hegemonía mundial con el nacimiento del concepto de nación contemporánea allá por el SXV. Repasando brevemente: Inglaterra y Francia dan por terminada su contienda de 100 añños, Castilla y Aragón se fusionan en una unión mayor, Rusia nace al mundo, cae el Imperio Romano de Oriente, los Jagiellon polacos alcanzan su máxima expansión, los Habsburgo comienzan a paralizar al amenazante Imperio Otomano y constituir una de las potencias centrales de Europa […] y, sobre todo, varios de los países se lanzan a una “colonización” o exportación de la cultura occidental más allá de las fronteras europeas que será la norma hasta esta inflexión que nos está tocando vivir.
Durante este periodo (del SXVI al SXXI), además de la consabida explotación de las colonias y las luchas por la hegemonía mundial dentro de las fronteras europeas entre estos países, lo que dió lugar a los conflictos más espeluznantes imaginables, se produjo el desarrollo de la tecnología de producción, mediante la llamada revolución industrial y el desarrollo de algunos de los derechos sociales que ahora llamamos humanos. Pero la civilización occidental se impuso por lo primero y no por lo segundo. Impuso, gracias a su capacidad económica y militar su hegemonía mundial, primero unos, luego otros, de estos países que necesitaban para su crecimiento una expansión continua. En un espacio acotado este planteamiento es claramente inviable. Hace tiempo que chocamos con las paredes. Pero otros globos están comenzando a inflarse y Europa sigue anclada en sus globitos del SXVI (no hace falta más que observar un mapa de la época, para ver que las cosas han cambiado poquito). El espacio acotado hace que si unos se inflan a otros les toca desinflarse.
Durante la Guerra Fría ya tuvimos ocasión de comprobar que el telón era algo así como una membrana que se podía mover más allá o más acá, pero no ocupando nada desocupado. Yo, infantil, soñaba con tierras ignotas y descubrí pronto que eso ya no existía en la tierra, que todo era de alguien, que todo estaba repartido, que no podía ser ocupado sin guerra de por medio. Y también que el acceso a la tecnología occidental de la que habían hecho gala las potencias imperialistas estaba al alcance de todos los países.
Pero basta de hablar de países… EEUU ya no existe, Europa y sus globitos ya no existen, los innumerables miniglobos africanos no existen, ni los sudamericanos ni… sólo se habla de “el mercado” como un ente abstracto que domina el patio. Y esas manos negras del mercado están repartidas en todo el orbe como si fuera su feudo unificado, se mueven por acá y por allá haciendo y deshaciendo: ¿EEUU va a caer bajo la hegemonía China? Hace tiempo que cayó. Pero no ante China, sino ante “El Mercado”. ¿Y China, entonces? China fue la herramienta, el martillo, el arma que “El Mercado” usó para librarse de occidente y su concepción nacionalista del mundo. A “El Mercado”, Occidente y sus derechos humanos, sociales, le molestan y lo sabemos. Lo sabemos todos pero somos parte de “El Mercado”: somos su mano de obra, su cliente y su dueño, no podemos escapar de nosotros mismos. “El Mercado” somos todos. Y, a todos, nos toca ver cómo “El Mercado” cambia de horizonte, cambia de esquemas, propone una nueva situación en la que no seremos sino recursos… si es que no lo éramos desde hace décadas. ¿Cómo habría sido el mundo si la civilización occidental se hubiera preocupado más por desarrollar esa segunda línea, la de los derechos humanos, la de la democracia, la de la igualdad, la libertad y la fraternidad?
Me temo (y esto sí es apocalíptico) que ya es tarde.

Esto no es una broma