Tengo un blog (al menos hasta hoy)
con una versión de PHP
que se considera obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y debo actualizar
me dicen
a la última versión de PHP
hasta que se considere obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y tenga que actualizar
me dirán
a la última versión de PHP…
y me estresa.
Sí.
Me produce un cierto estrés
tener que actualizar
a la última versión de PHP
como si la vida me fuese en ello
como si mi vida fuese
la que se va a considerar obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y la famosa obsolescencia
programada
determine que mis días están
a punto de agotarse
a punto de extinguirse
a punto de volatizarse
a punto.
Sí.
Me produce un cierto estrés.
informática
5G
Ahora que está de moda hablar sin parar del 5G y de cómo nos va a cambiar la vida, he hecho este pequeño divertimento utilizando la propiedad de crear clones en mosaico de Inkscape…
Nostalgia
Soy un nostálgico tecnológico y cuando un aparatito como este cae en mis manos me cuesta deshacerme de él, tirándolo o llevándolo a puntos limpios o lo que proceda. Apenas me deshago de tecnología por muy obsoleta que pueda parecer siempre pensando que en un futuro puede serme de utilidad en todo o en parte.
Pero reconozco que es poco probable que nada de lo que tiene este modem vaya a usarse nunca más, teniendo en cuenta la migración a fibra en casi todos los hogares, además de la insuficiencia que ahora mismo consideraríamos de una conexión de (en el mejor de los casos) 56K.
Y aún así…
Hilando fino como aprendiz de editor
Terminada la maquetación del libro colectivo de este curso 2018-19, me voy haciendo pequeños detalles a modo de experimentos editoriales que mejoran la calidad de los ejemplares, pero es peligroso no caer en manierismos excesivos o barroquismos fruto del deseo de demostrar habilidades…
Hoy he estado reduciendo el ancho de una línea que separaba los números de página para hacerla menos masiva por decirlo así y he encontrado que diferencias en la décima de milímetro son muy significativas. Aunque pueda parecer ridículo. Por ende, he preferido no encajar la línea vertical con la horizontal para no dejar una sensación de claustrofobia, de encerramiento, con una numeración encarcelada.
El diminuto sello de una clave de sol que hace referencia obvia a la Asociación Cultural Clave 53, a falta de una definición editorial independiente de los talleres. Es algo que está por llegar, pero eso será en un futuro próximo y seguramente no para el libro colectivo, que seguirá siendo fruto de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación.
Son pequeños detalles y aun así me importan.
Como siempre, editando y trabajando con software libre, el libro ha sido maquetado sobre Linux Mint, usando LibreOffice como herramienta para revisar el texto, compuesto con Scribus y la portada está realizándose en este momento con Inkscape.
¿Nada preocupante o todo lo contrario?
Si yo me hubiese encontrado un problema como ese (lo remarcado en rojo) de posicionamiento de la capa de índice bajo la capa azul, me sentiría avergonzado, yo, que no soy más que un aficionado de la «programación» web, que nunca se debió llamar tal cosa, puesto que es tan sólo un lenguaje interpretado… pero vaya, sin entrar en detalles tontos, ¿nadie se da cuenta de esos píxeles de desajuste o a nadie le importan?
Y aquí mi reflexión:
A casi nadie le importan y quizá a mí me importan demasiado. Es ridículo perder como yo habría perdido, horas en lograr que en cualquier tipo de dispositivo ese posicionamiento ocurriese siempre de manera exacta y sin dejar esa antiestética franja visible… a modo de chapuza. Pero es ridículo, sí, es absurdo. Tanto como todo el contenido junto del periódico en cuestión.
Las faltas de ortografía, gramática y de redacción, sin mencionar los típicos y frecuentes errores numéricos (confundir millones con miles o cosas parecidas) son tan frecuentes en este medio de comunicación que ya ni me preocupo por «hacerlo notar». Así que así seguimos… cada día dándole menos importancia a lo que decimos, a lo que nos dicen, a cómo nos lo dicen… y sin embargo nos atrevemos a llamarlo «información».
Cosas que pasan.
Mientras tanto en otra galaxia…
Despreciando la obsolescencia
No creo mucho en ese término tan manido de la «obsolescencia programada» pues lo que se ha programado es realmente a la sociedad para que no quieran tener más que el último modelo de todo, para que todo sea tan rápido como pueda ser tecnológicamente o tan actual como pueda ser en otro orden de cosas. Modas y tendencias, usar y tirar.
Hace años que tenemos el ordenador de sobremesa (en realidad de torre, pero ahora a todos los llaman sobremesa vs portátiles, aunque ese es un conflicto de nombre tan absurdo como el de PC vs Mac, sin saber que PC significa literalmente Personal Computer, así que si un Mac es usado de manera personal…) Es un Compaq Presario de los tiempos en los que existía esa compañía antes de que HP la hiciese desaparecer formalmente en 2013.
Adquirimos a TOWI (nombramos los ordenadores de una manera muy simplona, aunque de un tiempo a esta parte ando pensando en renombrarlos a orquestas de tango o compositores) en 2010. Venía con un MS Windows 7 con licencia preinstalado, con un disco duro SATA 3G de 640 GB (7200 rpm), 4 Gb RAM en dos tarjetas de 2 Gb cada una, un procesador Intel Pentium E5300 y conexiones típicas para la época: 6 USB 3.0 (4 en la parte trasera y 2 en la frontal), ethernet y ranuras de expansión para tarjetas: 1 PCI (1 libre), 2 PCI-Express 1x (2 libre).
Han pasado casi 10 años desde que lo adquirimos y ha ido creciendo por dentro, añadido un disco SSD, usando esas ranuras de expansión disponibles, así como por fuera con las conexiones con almacenamiento externo por USB.
De las primeras expansiones «internas», abriendo la torre y adquiriendo pequeñeces para aumentar su funcionalidad o para reutilizar algo disponible, fue cuando compramos un pequeño dispositivo que permite convertir un disco de conexión IDE (mucho más antigua que los modernos SATA) a USB sin carcasa para no convertirlo en un disco externo. Inicialmente lo tuvimos así, pero la caja dejó de funcionar, extrajimos el disco y con ese mínimo aparatejo tuvimos un disco interno que se conectaba por USB.
Para no tener que sacar un cable USB de las tripas de TOWI hacia un conector externo y, aprovechando para aumentar el número de conexiones USB disponibles (que se nos habían quedado en muy pocas a partir de la adquisición de discos externos, ratones, teclado, impresora, webcam, pendrives…), nos pedimos para reyes una tarjeta PCI en enero de 2017 que incluye cuatro conexiones USB 2.0 externas y una conexión hacia el interior de la caja.
Hace un año que el ordenador, con un Linux (Ubuntu/TangoStudio) que sustituyó al preinstalado de MicroSoft, iba algo lento, lo que podríamos llamar gajes de la edad, pero le hemos dado un poco más de vida con la instalación de un disco duro de estado sólido (SSD) conectado a la placa mediante un cable SATA. Para poder llevar la corriente al mismo tuvimos que comprar un adaptador (mínimo gasto de menos de 2€) que bifurcase uno de los conectores MOLEX de 4 pines hacia conexión de corriente SATA.
El disco SSD particionado tiene 120 Gb, lo que no parece mucho, pero es suficiente para el sistema operativo y algunas carpetas que requieran acceso de lectoescritura más rápido. Fue una compra que hice por 27€ en su día para intentar darle algo más de vida a otro ordenador (en esta ocasión un portátil HP Pavilion) que no acabó de lograr su objetivo, así que lo reutilizamos en TOWI.
Towi, por tanto, tenía ya un SSD como disco principal, Lacie (que tiene otra larga historia relacionada con su adquisición como disco de almacenamiento externo LaCie Desktop Hard Disk 320GB USB 2.0, 7200 RPM, Negro, para luego pasar a una caja que soportase interfaz IDE cuando dejó de funcionar la que venía de serie) como disco conectado con ese adaptador IDE-USB a la tarjeta PCI-USB, por supuesto el disco que traía de serie de 640 Gb al que llamamos COMPAQ. Aproximadamente 1Tb de capacidad repartida en 3 discos muy diferentes.
En el exterior, por otro lado, había ido aumentando la cantidad de discos conectados por USB. Pero las interfaces USB 2.0 hacían algo lento el tener conectados discos que podían ir a la velocidad de USB 3.0 en las existentes, para ese momento 10, conexiones USB externas disponibles.
Carmen necesitaba cada vez más espacio y ya no había forma de distribuirlo sin que resultase muy incómoda su gestión. Así que le propuse adquirir un disco USB 3.0 de «gran capacidad» (2 Tb) MAXTOR que le compró a su hermano. Pero ahora quedaba la cosa de cómo aprovechar ese disco rápido y grande con sus anticuadas (que no obsoletas) conexiones USB 2.0.
Hace unos días compré para ello unas tarjetas PCI-Express (aprovechando que quedaban aún 2 slots disponibles) una de ellas para proporcionar 2 USB 3.0 traseros con un conector USB de 15 pines interno al que se le podía conectar la otra, que no es más que un sofisticado USB 3.0 hub que dota al equipo de salidas frontales 3.0.
Ambas tarjetas necesitaban ser conectadas a la corriente (necesitan alimentación eléctrica) y fue bastante complicado desplegar el cableado para que pudiese llegar a todas las tarjetas y discos duros que este pequeño Frankenstein necesita. Habría sido conveniente un alargador de cable MOLEX que cuesta menos de 2€ y que no tenía. Lo logré sin ello, si bien el disco IDE (Lacie) queda algo «colgado» en un dudoso equilibro en el espacio interior de la torre.
Puede que llegue un momento en el que no sea rentable seguir invirtiendo mínimas cantidades para hacer que este viejo ordenador siga siendo uno de los equipos principales que tenemos, pero de momento me resisto a abandonarlo y seguiré diciendo que la obsolescencia no está programada en los dispositivos, sino en los humanos.
Ayer terminé la portada de otro libro colectivo
Maquetar es un trabajo aburrido, pero que curiosamente me gusta hacer.
Diseñar portadas para el libro es un trabajo menos aburrido; mucho más creativo, pero que me cuesta mucho más hacer.
Siempre una cosa u otra realizada con herramientas de software libre que desde luego llegan de sobra a donde yo puedo llegar. No podría apreciar la diferencia utilizando software propietario.
Para maquetar utilizo Scribus y para los diseños de portada el fantástico Inkscape, siempre sobre Linux, claro.
Probando estilos en Scribus
Este lunes he pasado la mañana probando estilos de crear páginas maestras para incluir los números de página automáticamente en Scribus.
No es fácil pero tampoco es imposible. Ahora bien, no tengo claro que los resultados que obtengo sean interesantes.
Estoy en fase de aprendizaje, lo sé, pero a veces estoy algo perdido con respecto a normas estéticas en este ámbito.
De momento me decanto por una pequeña semielipse en fondo negro al lado exterior de las páginas numeradas con un dígito blanco sobre ella. Es sencillo y espero que no pongan muchas pegas en la imprenta con la cantidad de negro, que no supera el centímetro cuadrado.
El tipo de letra es una futura de 10 pt, pero no sé tampoco si debería ir a elegir otra letra menos ligera para tener más blanco sobre negro…
Hummm… probando, probando…
Google+
Como otra mucha gente, he recibido el correo electrónico avisándonos de que Google Plus cierra sus puertas y que más me vale descargarme lo que hubiera subido alguna vez a esa red social a la que nunca hice mucho caso, pero sí algo, claro está, en esta época en la que todo parece perecer ante un parpadeo.
Hoy he solicitado el enlace con el material para guardarlo pero sé que es algo ridículo, y más aún en mi situación, alguien que hace backups de backups hasta la reiteración absurda. Cada vez que manejo algún archivo en una red social me aseguro (si me interesa lo más mínimo) tenerlo bien localizado en un disco duro, en una carpeta personal… así que puede caerse cualquier servicio de Internet que, al fin y al cabo, como vino puede irse.
Sí, sé que parece inverosímil, pero un día no existirá Google, ni FaceBook, ni Instagram, ni Twitter, ni Amazon… que tienen mucho menos tiempo de vida que cualquiera de mis alumnos de clases particulares de Bachillerato.
Nunca he depositado ciegamente mi fe en la nube.
Recuerdo cuando cerró abruptamente MegaUpload, donde yo tenía un espacio dedicado a almacenar archivos de backup privados (comprimidos y cifrados, por cierto) y los perdí sin previo aviso. Pero no pasaba nada, puesto que los originales los tenía (también con copias de seguridad) almacenados en local.
Ahora usamos más «la nube» (en pantalones, que diría Maiakovski) pero de cada avance significativo en un documento que manejo en Drive, por ejemplo, hago una descarga en local para asegurarme de que si cierra Google, o me desconecta con cualquier motivo, tengo el contenido que me interesa.
Dan ganas de reírse de mí mismo, como de alguien que pareciera querer tener un «backup de internet en un disquette«… pero no me olvido nunca de que internet no es más que una serie de dispositivos conectados que puede romperse como tantas otras cosas.
Por supuesto que también puede irse a pique toda la electrónica e incluso la electricidad y, de hecho, cada vez que voy a un espectáculo o a coger un tren y puedo tener la alternativa de llevar la entrada en papel, prefiero hacerlo así para asegurarme de un método mucho más eficaz para cosas como esta.
Has recibido este correo porque tienes en Google+ contenido para tu cuenta personal (de consumidor) o para una página de Google+ que administras.
Te recordamos que el 2 de abril del 2019 cerraremos Google+ para particulares y comenzaremos a eliminar el contenido de las cuentas de Google+ personales. También eliminaremos las fotos y los vídeos de Google+ que tengas en tu archivo de álbumes y en tus páginas de Google+.
Descargar tu contenido de Google+ puede llevarte algún tiempo; te recomendamos que empieces antes del 31 de marzo del 2019.
El cierre de Google+ para particulares no afectará a ningún otro producto de Google (como Gmail, Google Fotos o Google Drive), que seguirán estando disponibles. También conservarás la cuenta de Google que utilizas para iniciar sesión en estos servicios. No se eliminarán las fotos y los vídeos de los que tengas copia de seguridad en Google Fotos.
Para más información, consulta las preguntas frecuentes sobre el cierre de Google+.
De parte de todo el equipo de Google+, gracias por hacer de este servicio un lugar tan especial.
Conectando desde mi móvil
Adoro esta posibilidad de conectar vía ssh con mis ordenadores desde el teléfono móvil para poder hacer fricadas como esta de ir controlando si un backup se está realizando correctamente.
Véase el «tar cfvz /media…» que está copiando toda la ingente cantidad de música de Tango que Carmen utiliza para que no pueda, por error o accidente, hacer algún estropicio ahora que tiene todos sus equipos sincronizados utilizando la nube de Mega.nz
Me chirría ver tantos permisos concedidos, ese chmod 777, esos -rwxrwxrwx para todo el mundo mundial en ese disco, pero tengo que recordarme a mí mismo que no es tan grave y es parcialmente inevitable porque se trata de un disco formateado en NTFS y los permisos de unix no los tolera (aunque se podría hacer de otra manera, al montar en el fstab incluir un par uid/guid para que sólo algunos usuarios tuvieran acceso de lectoescritura).
Por otro lado, SuperDisk, es el disco de 1,5 Terabytes que usamos en casa (montado internamente en PCTACENS18, uno de nuestros ordenadores de torre) para compartirlo por SAMBA/SMB… o sea, que está bastante expuesto… pero no tanto como otras cosas que ni quiero pensar. Vía Samba no tiene permisos de escritura, claro está, así que puede ser una especie de disco multimedia… accesible desde cualquier dispositivo de la casa. Esa accesibilidad hace cómodo tanto permiso concedido.
No obstante, es una de mis tareas pendientes de poquísima importancia (y menor urgencia) el formatear el disco con un xfs, por ejemplo, que permita asignación de permisos a nivel UNIX.
Concedido acceso SSH a varios equipos, puedo utilizar aplicaciones de Android para manejar los navegadores desde el móvil como si se tratase de un mando a distancia, ya que los mismos se encuentran conectados por cable HDMI con la televisión o con el proyector mediante un largo cableado VGA ambos integrados en la estructura canalizada de nuestra casa.
Sí, me gusta la tecnología.