Comencé la semana santa con esta visita a He caminado 2.876,98 Km. para hacer esta exposición en la Galería Cruce, Arte y Pensamiento, que había comisariado Fernado Baena.
Pensé que encontraría a alguien con quien ir a tomar unas cañas, pero no hubo mucho quórum, así que me volví a casa, después de no haber caminado ni unos 4 kilómetros.
Me encantó el trabajo de Manuel Rulfo, que ya conocía, en el que va «dibujando» con su cuerpo y su memoria sobre el lienzo del Parque del Retiro, hasta que encuentra un resultado que le satisface.
Así ha creado imágenes que, obviamente, no tienen valor representativo, sino conceptual, procesual, de lo que es muy consciente este artista tan interesante y a quien admiro, entre otras cosas, por su talante humilde y amistoso, que no es poco.
La exposición puede verse hasta este sábado 10 de abril de 2021, en una época en la que caminar con tanta libertad resulta limitado, lo que la convierte en una reivindicación paradójica sin esa pretensión, pues su principal sublevación (no pequeña precisamente) es contra un mercado capaz de convertir en mercancía cualquier obra.
¿Cómo puede el afán devorador y consumista adueñarse de una idea?
Sabemos, a estas alturas de inocencias fallecidas, que ha inventado mecanismos para adueñarse también de ideas, de procesos, de subproductos, subviertiéndolos en mercadería, en souvenirs, hasta no dejar nada libre de «pecado».
Así que no esperamos que este trabajo acabe impoluto en unas caminadas en el aire, sino que terminarán pudiendo generar algún objeto susceptible de intercambiarse por monedas, pero también los artistas han de comer. Al menos, eso sí, son capaces, como la obra de este genial Rulfo, de generar reflexión al respecto.
¡Gracias, Manuel!