Madrid Central

Claro que quiero Madrid Central.

Yo quiero Madrid Central.

Yo quiero las medidas que aprobó el pasado gobierno de la ciudad de Madrid. Claro que sí. Por eso lo voté y lo he vuelto a hacer.

Quiero que deje de volar absurdamente un helicóptero desde primera hora de la mañana por la ciudad.
Quiero que dejen ocupar espacios de paredes comunes para la expresión ciudadana.
Quiero que se destine financiación a paliar las desigualdades económicas, a la lucha feminista, a la administración pública y que realicen sus funciones con un objetivo político y social afín al mío.

Yo sí quiero Madrid Central.

Pero por más que lo repita no puedo obviar que la mayoría de la población de esta ciudad (que amo aunque tenga granos) ha votado decidiendo que no quieren Madrid Central.

Quizá no quiero que esa gente vote lo contrario a lo que yo quiero.
Quizá no quiero que esa gente vote.

Pero sí quiero.

Ahora se hablará de plataformas ciudadanas, de expresión popular de la calle, de asambleas vecinales, de colectivos… pero la realidad es que las elecciones municipales son la expresión de la voluntad de la población… que ha votado algo que me horroriza, pero lo ha votado y me consta que sin coacción.

¿Por qué no quieren Madrid Central?

Intento entenderlo pero no puedo.

Asistiré a alguna que otra manifestación, pero la gente ha manifestado en su voto que no quieren lo que yo quiero. Quizá, incluso, que no me quieren en esta ciudad, ni las actividades que quiero realizar, ni que exista, si puede ser, un ser diferente a ellos y ellas. Estas personas han votado y tienen su derecho a ser representadas en este sistema democrático representativo.

No me gusta.

Odio que se retire Madrid Central (que siempre me pareció una medida tímida contra la tiránica imposición del vehículo privado en la ciudad) pero odio también dejar de respetar a quienes no piensan como yo, aunque esas personas no respeten a quienes no piensan como ellas. Es un poco de «otra mejilla», lo sé, pero también tiene que ver con cómo entiendo la democracia y sus reglas de convivencia.

Así que…

Yo sí quiero Madrid Central.

Y como yo otra gente en esta ciudad.

Están en su derecho de manifestarlo. (Mientras no nos quiten ese derecho)
Manifestarlo en marchas por la ciudad, en firmas en webs, en cartas al defensor del pueblo, en publicaciones en redes sociales… incluso, manifestar su disconformidad en votaciones que encuentren a su paso. Y asumir las consecuencias funestas de no saber convencer al contrario.

La noche de san juan

Hoy es la noche de san juan
o ha sido de ayer a hoy.

Recuerdo cuando saltaba hogueras
y éramos muchos saltando hogueras
y eran muchas saltando hogueras
en la noche de san juan.

Recuerdo que no nos importaba quemarnos un poco
no nos importaba quemarnos las zapatillas
no nos importaba quemarnos los pantalones
no nos importaba quemarnos los calcetines
no nos importaba quemarnos las camisetas
no nos importaba quemarnos las puntas del pelo.

Recuerdo que las zapatillas no eran de marca
los pantalones se rompían esa misma noche
durante algún desgarro de jugueteo
los calcetines eran de algodón blanco
las camisetas tenían publicidad
que no pagábamos por vestir
y nuestro pelo sabíamos que iba a volver a crecer.

Recuerdo que nos agarrábamos las manos
y saltábamos hogueras
hechas con viejos muebles encontrados
hechas con estanterías desvencijadas
hechas con ramas de un árbol
que generoso las cedía para la ocasión.

Recuerdo que bebíamos vino barato
y coca-cola de dos litros
y botellas de cerveza
y recogíamos siempre al terminar.

Recuerdo que las relaciones eran ligeras
y serias al mismo tiempo
que llegábamos puntualmente tarde
y no pasaba nada
que no teníamos que avisar a nadie
que no estuviese presente.

Recuerdo que pedíamos deseos ingenuos
que teníamos sueños ingenuos
que éramos ingenuos
que éramos ingenuas.

Recuerdo que la policía se enfadaba
pero poco
que el vecindario se enfadaba
pero poco
que los bomberos se enfadaban
pero poco
que los barrenderos se enfadaban
pero poco
aunque no sé si se enfadaban poco
o si lo recuerdo poco.

Todos los recuerdos son ingenuos
o yo sigo siendo un ingenuo
porque en realidad
nada era como lo recuerdo
ni siquiera yo mismo era como me recuerdo
y vivía en una burbuja de ingenuidad
de la que no quise salir
hasta que fue demasiado tarde
y alguna llama con olor a resina
hizo explotar mi ingenuidad
en mil pedazos
y ahora pienso en palabras rotas
en palabras escritas sobre otras palabras
en palabras y palabras
que a duras penas
alcanzan a tener un contenido.

Todos los recuerdos son ingenuos
o
todos los recuerdos son ingenios.

No lo sé.
Cada día sé menos.
Uno de estos días
no sabré
si lo que tuve fueron recuerdos
o los fabriqué para crearme
creerme
una montaña de fuego
ceniza feliz
y ese olor a chamusquina
pollo quemado
que me acompañaba en la noche
y el vello del brazo erizado
como caracolillos de mar.

Uno de estos días
encontraré la paz
en el silencio.

Presentación de Verso Blanco

Recital Presentación en la Librería Menosdiez
Viernes 21 de Junio 2019 a las 19:00

Talleres de Poesía y Escritura Creativa
Asociación Cultural Clave 53
y
Giusseppe Domínguez

Te invitamos a la presentación del libro de Poesía
VERSO BLANCO

Escrito por:

Alejandro Gallego, Andrea Vidal Escabí, Daniel Moreno Gil, Delia Bianchi, Ernesto Pentón Cuza, Eva Obregón Blasco, Irene Chacón, Isamaría JM Isabel Jiménez, Javier Jiménez, Jose Luis González, Sal Ander, Kay Woo, Tanja Ulbrich, Leticia Rejas Rujas, María Jesús Orella, María José Gómez Sánchez-Romate, Pablo Velado Pulido, Paula García Izu, Pepa Delgado, Vanessa López, Virginia García Falagán y Yolanda Jimenez

Editado por Giusseppe Domínguez

Errores en RENFE Cercanías

Desde hace unos meses han ido sustituyendo las máquinas tradicionales de RENFE Cercanías para adquirir billetes por unas más modernas, en un intento de simplificar el proceso, supongo, incluyendo la posibilidad (aunque se convierte en obligación al no ser opcional) de pagar con tarjeta de crédito de manera que no haya que introducirla en la habitual ranura de estos dispositivos, presuntamente mediante el uso de la tecnología inalámbrica que evita el contacto de la tarjeta y, con ello, quizá, su desgaste, tanto el de la tarjeta como el desgaste del lector.

Sin embargo no funciona bien esta tecnología que da más errores que aciertos, convirtiendo el proceso simple de adquirir un par de billetes en una sucesión de búsqueda de máquinas hasta que se llega a la conclusión de que es necesario dirigirse a alguna persona (no una máquina) de las que trabajan por allí, si es que hay esa suerte, para que nos ayude o nos indique si hay alguna alternativa. Suelen responder (ya me ha pasado varias veces) que esas máquinas no funcionan (las nuevas, sí, las nuevas). Así que una de las mejores opciones, después de haber perdido minutos valiosos durante los cuales vemos irse trenes que van en la dirección deseada, es el dinero físico (si es que el dinero alguna vez es físico y no simbólico), metiendo moneditas en alguna de las oquedades dedicadas a ese fin esperando que en esa ocasión la maquinita en cuestión funcione y tenga a bien ser más eficaz de lo que sería un ser humano tras una ventanilla.

Vuelvo a preguntarme ¿era necesaria la modificación de las máquinas anteriores por esta versión «mejorada»? ¿acaso funcionaban mal las «desechadas»? ¿obsolescencia o petulancia?

Y no respondo porque, a fin de cuentas, no sé lo suficiente.

Un noevento

Afiches de un evento
que no ocurrirá
y al que me apetecía ir
así que pienso…

¿Y si asisto y pregunto
con mi afiche en mano
dónde está Jaime Vallaure?

Quizá resultase molesto
o desconcertante
o desubicado
puesto que no está ubicado
donde debía estar ubicado.

Me hace cierta gracia
saber que hay un universo alternativo
en el que ese evento ha tenido lugar
o va a tenerlo o lo está teniendo
y quizá
en ese otro universo
yo no estoy asistiendo porque no me he enterado
de que ese evento está ocurriendo
o incluso puede que
esté muerto
y no pueda acudir por razones obvias.

Aunque esto ya me hace menos
(mucha menos)
gracia.

En este universo la cancelación
de un evento programado
ha generado un noevento
al que noacudir
sin dilación.

Hay quizá un evento
creando nouniversos
donde nopersonas
consiguen llegar a acuerdos
para no producir cancelaciones
imprevistas.

Este extraño poema
está plagado de quizás
de dudas e inseguridades
que parecen ser lo mismo
pero que no lo son.

Por razones obvias.

¿Ha ganado el PSOE?

En las elecciones de este domingo pasado parece ser que el PSOE ha ganado. Es incuestionable que ha sido la fuerza más votada y también que es la que ha obtenido el mayor número de escaños (Ley D’Hont mediante). Es incuestionable que el PP ha obtenido los peores resultados de su historia y que Unidas Podemos ha sobrevivido a una posible hecatombe. Es un hecho que C’s ha casi duplicado su presencia en las Cortes y también que ha aparecido el partido nacional-católico de VOX con un abultado número de diputados.

Pero…

Mirando el detalle de las cifras:

Más del 50% de los votos del Ayuntamiento de Madrid ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de la Comunidad de Madrid ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de Castilla La Mancha ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de Castilla y León ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de la Comunidad Aragonesa ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de Extremadura ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de La Rioja ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)
Más del 50% de los votos de La Región de Murcia ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)

El 42,82% de los votantes ha ido a parar a quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX) sobre un total de 75,75% lo que hace un 56,53% de los votos.

Si no hubiese sido por la fragmentación del voto por los tres partidos de derecha, el sistema de asignación de escaños por diputación provincial (la famosa Ley D’Hont) hoy la izquierda no estaría ni de cerca tan contenta como está.

8 Comunidades podrían estar gobernadas por una coalición de partidos que incluye a VOX en sus alianzas si esas cifras se mantuviesen (lo que no está en absoluto garantizado).

Quizá un dato llamativo en dirección contraria es que en Andalucía no habría obtenido más del 50% de los votos quienes ahora están gobernando allí.

Es evidente (siempre lo fue) que las comunidades «históricas» de Cataluña, País Vasco y, en cierto modo, Navarra, País Valenciano, Baleares y también Galicia, son diferentes (incluso de otro color) al resto de las comunidades autonómicas, en sus posicionamientos políticos pero también en sus reclamaciones para la formación o reformulación de la estructura del estado. Es evidente que las políticas «unionistas» no sólo no ganan adeptos en esas regiones sino que evolucionan hacia su extinción. Algo estarán haciendo mal… (algo de autocrítica por ese lado no estaría de más).

En Galicia (tradicional feudo de PP) resulta sorprendente que no llegan al 50% de los votos de quienes gobiernan en Andalucía (PP-C’s-VOX)

Por cierto, la barrita que le habían asignado a VOX en base a su representación por número de votos dista mucho de ser la que tendría y asusta (a mí me asusta) que por cada tres votantes del PSOE hay uno de ese partido. Quiero suponer que la longitud de la barra está en proporción con el número de escaños y no con el de los votantes, pero aún así… es algo tendenciosa y parece minimizar lo que, en realidad, ha sido una cosecha de electorado enorme y tremenda. Espero que se reduzca la tendencia, pero es lo que desea más de dos millones y medio de personas de este país. Algo hay que hacer con ello… Y yo no soy de ilegalizar…

Pero sobre la Ley de Partidos hoy no voy a hablar.

Viernes de té y poesía

El viernes pasado tuvimos otro de los encuentros que se vienen realizando (aunque no se realizan solos, no «lo tuvimos», así como así…) una vez al mes cada viernes llamados N’Clave de Po(esía). Es gracioso cuando alguien al finalizar me dice que lo podía organizar cada semana… y me veo obligado a mencionar que la actividad es completamente gratuita y que yo no ingreso nada de ella y que tengo que vivir de algo en esta economía capitalista que por h o por b me ha tocado vivir.

En esta ocasión varias de las personas asistentes trayeron algo de comer al evento, lo que siempre agradezco mucho más de lo que reflejo, pero es que sería algo incómodo para quienes no han traído nada y no se han percatado de que esta actividad requiere un asistente algo más activo de lo que suele ser habitual.

Afortunadamente, las personas que llevan tiempo en mis talleres van dándose cuenta de que la poesía implica o debería implicar generosidad y suelen ser quienes traen algún presente que presentar en la presente ocasión.

En la del viernes pasado, Maria Jesús Orella se presentó, como hace ya un par de años, con más de un kilogramo de torrijas de su propia factura y además se encargó de comprar unos platitos de plástico (y aún así, la pobre, estaba algo avergonzada por si afectaba demasiado al planeta con su consumo de plástico) unos tenedores, unas servilletas… o sea, su generosidad fue una demostración de que me rodeo de buena gente y no creo que sea casualidad. Me siento orgulloso de que esto ocurra y, ahora sí, contribuir activamente a hacerlo posible.

Se leyeron poetas de distintas procedencias y muy genéricamente equilibrados/as:

  • Joan Margarit
  • De una selección de 8 poetas vascos: Luis Garde y Leire Bilbao
  • Vicente Gallego
  • Constantino Kavafis
  • Cristina Peri Rossi
  • Amalia Buitrago
  • Francisco Brines
  • Maria Jesús Orella
  • Alejandro Gallego
  • Wislawa Szymborska
  • Dámaso Alonso
  • Javier Cortés
  • Ana Rosetti
  • Adrienne Rich
  • Ernesto Pentón

y algunos nombres más que no apunté, aparte de las personas presentes que se leyeron a sí mismas.

Fue un encuentro amable, como tiene intención de ser, amén de sencillo, poético, íntimo, social y divertido (porque todo lo anterior no está reñido con la diversión, aunque haya quienes piensan que no es compatible)

El claxon

Suena el claxon a lo lejos
ahora unos chavales protestando
por el cambio climático
que se han congregado
vía las redes sociales
y un uso intensivo de dispositivos
de telecomunicaciones.

Suena el claxon a lo lejos
y siento que la vida pasa
fuera de la ventana
detrás de la que me parapeto
para escribir una ración de necedades
semanal
y contribuir
al cambio climático
con la mera existencia inevitable.

Suena el claxon
a lo lejos.

Borracho y pendenciero

Ayer vinieron a repararnos la ventana que hace dos meses habían averiado parcialmente unos intrusos que intentaron acceder a nuestra vivienda a través del tejado.

Vivimos en un ático algo abuhardillado cuyas ventanas son casi completas claraboyas que tragan el sol a la velocidad del rayo.

Una de estas queda relativamente cerca de otra accesible desde la zona común del descansillo de la escalera. Apenas un par de metros separan ambas oquedades caminables sobre la chapa metálica que ejerce de tejado.

El 13 de enero observamos síntomas que indicaban que habíamos sido víctimas de un intento de robo: faltaba el cristal de la mirilla y el marco de la mencionada ventana mostraba signos de forcejeo y deformaciones. Los protectores exteriores laterales habían sido parcialmente arrancados de manera que el viento los hacía vibrar, temblar, generando un ruido inquiertante (dormimos justo debajo de ella).

Hubimos de contactar con nuestro seguro de vivienda que cubre estos desperfectos, aunque no lo habíamos hecho nunca hasta ahora, con lo que no sabíamos el procedimiento o trámite para asegurarnos que no tendríamos que pagarlo nosotros. Obviamente, el primer paso era levantar una denuncia en comisaría.

Carmen se encargó de toda la burocracia que a mí me resulta kafkiana y me paraliza (ella es mucho más eficaz que yo en esto y otras muchas cosas).

El pago de la reparación (que implicaba una sustitución completa de la ventana, el marco y la persiana acoplada) era tan alto que me hacía recordar esas situaciones habituales en las que gastamos más dinero en proteger bienes que el coste de esos bienes en sí. Es decir, que casi podrían haberse llevado todo (absolutamente todo) lo que teníamos en casa por el precio de lo que nos habría costado evitar que se lo llevasen.

Ayer vinieron a instalarla un par de trabajadores del servicio técnico de VELUX (es una externalización, por supuesto) desde Talavera y aparcaron en nuestro querido Madrid centro. Lo que ya de primeras les resultó molesto.

Hube de desviar la conversación desde que entraron a la casa, porque el responsable de ambos (el otro parecía ser un becario o ayudante algo avergonzado del comportamiento de su maestro) no paró de hacer comentarios inapropiados en las 3 horas que duró el trabajo.

El primero de ellos, como dije, que si era algo inaguantable el tener que aparcar por el Madrid Central. Sin darle respuesta, pasé a hablarle de nuestro problema y lo que hacía que él estuviese allí, ganando un sustento con el que poder protestar por lo mala que es la gestión de un ayuntamiento que ni siquiera es el suyo.

El segundo de ellos al respecto de lo cabrona que es la gente que roba o lo intenta, sin entrar en consideraciones de por qué lo hace, y, por supuesto, insinuando que seguro que se trataba de «ilegales». Pasé de contestarle en esta segunda ocasión también y volví el tema al único que teníamos que tratar: el arreglo y reparación. No sus opiniones políticas de bar…

Y con respecto al bar, inmediatamente me di cuenta de que llevaba algunas copas de más, pues su aliento lo delataba así como su verborrea disipada y sin control… aunque también puede ser que fuese así habitualmente (borracho o no).

En otra ocasión quiso hacerse el gracioso diciéndome que si parecía un estanco porque las prostitutas (no las llamó así, claro está) de la calle no hacían más que pedirle tabaco. Supongo que buscaba una empatía imposible en una persona que le habría echado de casa en más de una ocasión por su falta de profesionalidad, su xenofobia, su machismo…

Pero no contento con eso, cuando Carmen le dijo que había de firmar «acá» le dijo osado que ya sabía que no era española (claro, claro… Carmencita de la Mancha…) y que eso no se decía «por aquí». Vaya mentecato. Le contesté (Carmen también) que también por estos lares se podía decir, desde Cervantes por lo menos, y que además sobraba el comentario.

Ya quedaba continuar con las quejas sobre sus jefes, sobre la burocracia, sobre los bancos, sobre que «la gente» era lo peor y que no quería líos luego…

Por supuesto predije en mi mente a qué partido político va a votar en las próximas elecciones este señor. Pero lo más lamentable es que él no es tan raro como yo.

Así que… se avecinan tiempos funestos.

Esto no es una broma