Un fin de semana largo

Exposición de Elias Arriero en el ChambaoHa terminado un largo puente de tres días, que en realidad no era un puente, que se supone pasa sobre algún día no festivo a modo de arcada, sino una extensión de la vacacionalidad de los dos días del fin de semana (sin tener en cuenta a quien trabaja sábados, pues tendría que tener en cuenta a quien trabaja domingos o, incluso, a mi cuñada, que trabajó el viernes).

En realidad terminó hace algunos días, más que ha terminado. Terminó denota una acción que ocurre en el pasado más alejado del día de hoy, o ayer… pero esa lejanía es subjetiva, así que su uso podría bien haber sido ha terminado.

Volviendo al tema… si es que este blog tiene alguno… diría que fue extraño.

Me divertí, varias veces, tanto el viernes, con mi amada Carmen, haciendo lo mínimo que necesito para ser feliz con ella, siempre tan fácil.

Me divertí también el sábado, comiendo con Mayte y su chico, al que he regalado (regalé) toda mi colección de CDs de Extremoduro. Les hicimos de comer comida rica, rica y con fundamento. Un delicioso primer plato de brócoli con bacon, ajitos, queso fundido y pimienta y un segundo plato de chuletas de aguja de cerdo (que son baratitas) con una salsa de cebolla caramelizada con mermelada de naranja al orujo. Fruta, helados y te, chupitos y, lo más importante, una fluida conversación.

Me divertí mucho, pero mucho mucho, en la noche del cumpleaños de mi amiga Aída, mi querida amiga a la que estoy empezando a echar de menos. Me reí como hacía mucho tiempo que no lo hacía, con su amiga Sofía, con un amigo llamado Sergio, que me contó el chiste más simple que he oído en años y, por ello, uno de los más divertidos y que dejo aquí para que no se me olvide:

-¿Qué sonido hace un gato borracho?
– …
– Mahou

Me divertí el domingo, también tenía otro cumpleaños. Nuestra amiga Simona celebraba una fiesta con intención de hacerla al aire libre (tipo picnic) y hubo de ser modificado el plan sobre la marcha, llevándonos a casa de su amiga Valeria. Fue divertido, muy «creativo», con ese estilo de fiestas laborales en las que hay que trabajárselo, como si no fluyera si no es gracias al ingenio creativo de los presentes, que no deja de ser desbordante: cantamos juntos, compusimos juntos, poemamos juntos… hablar menos, pero apenas nos conocíamos, así que igual… bueno, a mí personalmente me gusta más dejar que fluya lo que deba fluir, porque seguro que fluyen apasionantes conversaciones interpersonales. Pero no es su modelo, así que…

Y también era otra especie de cumpleaños-despedida: Simona, profesora y coreógrafa de danza contemporánea, ha decidido dejar Madrid para irse a vivir a Ginebra, Suiza. Es comprensible, sabiendo que aquí a duras penas puede subsistir y allí por aportar algo a la cultura de la ciudad, es remunerada con más de mil euros.

Ayer recibí un email de una de mis alumnas, una chica llamada Dolores que se va a vivir a EEUU, por amor, sí, por amor, pero no pude evitar sentir un pequeño dolor por dentro: 3 despedidas en 3 días. No le respondí un entusiasta grito de alegría, pero no podía hacerlo. No quiero que se vaya mi entorno.

Sé que de las tres amigas mencionadas hay motivos diversos que empujan a pensar que se habrían ido de no ser porque este país es cada vez más convexo: Aída y Dolores por amor, Simona por morinha de su tierra natal.

Pero no es del todo cierto.

¿Si en este pueblo las cosas estuviesen envidiosamente bien, acaso las parejas respectivas de Aída y Dolores no desearían venir, en lugar de pedir que se vayan ellas? ¿Simona no seguiría intentando animar con sus propuestas la inerte cultura de esta villa si se lo pusieran un poco más fácil?

Y después de tanta diversión, de tres días de desenfreno, me quedó, sin embargo, un triste sabor en la boca del estómago, un sentir que se desmorona algo delante de mis narices, que la vida se me rompe un poco, que habrá que reivindicar la movilidad e ir a ver a todos los emigrantes, que algo ha cambiado, ya no en esa macroeconomía más o menos alejada del sentir, sino claramente en esas pequeñas parcelas cotidianas de irse a tomar un café, o unas cañas, y no saber con quién.

Quedará gente después del éxodo, este que continúa sangrando España, pero la pregunta que hoy me hago es ¿Quién?

La guerra civil española

se quedó a medio hacer.

Este país necesita que se acabe por violencia lo que por violencia se impuso: Dictadura de 40 años, transición y monarquía acordados desde los peldaños ocupados por el régimen del extinto FF.

Me temo que no habrá paz para los malvados.

No habrá paz. No la hay. Vivimos una guerra social casi como si la hubiera escrito un tal Karl.

Ayer se vieron escenas de una represión prebolchevique, como las cargas de los lanceros de Nicolás II.

Leo sobre el Domingo Sangriento y me doy cuenta de que nos vamos acercando a ese momento, a ese crucial instante en el que una revolución es la única salida para acabar con un régimen pseudodictatorial y me acuerdo de mis conversaciones con mi amigo Ulises que siempre critica el régimen cubano por represor… y este régimen, aún sigue pareciéndole democrático?

Sé que no estamos aún en las mismas condiciones que Rusia en 1905. Es más, nunca lo estaremos porque el tiempo no es cíclico y, al mismo tiempo, repetimos patrones. Toda revolución implica violencia. Esto es algo que no solo afirmaba y casi demostraba Troski en un estupendo ensayo sobre las revoluciones titulado Historia de la Revolución Rusa. Y sacado de ese libro es la foto que acompaña esta entrada de este diario que había intentado mantener alejado de lo puramente contextual.

Pero no es posible sustraerse a lo que ocurrió ayer. Será historia, incluso, Historia. Y no estuve.

Pasé y aguardé unos minutos de rigor, durante la marcha que se venía acercando desde plaza de españa al congreso, pero no me quedé: tenía que impartir una clase a un alumno con vistas a la plaza mayor. Es de los del otro lado. De los que ganaron la guerra. Y me contrata para demostrarme su poder… no… no debo pensar así.

Cuando salí eran cerca de las 21:00. No sabía si ir hacia allá, o regresar a casa a encontrarme con mi chica. Llamé a un par de amigas para ver si podía ir acompañado a la manifestación o concentración. No localicé a nadie. No quise ir solo porque me daba miedo. Lo reconozco. Uno de mis máximos temores son las masas de gentes. Aborrezco la irracionalidad que parece necesaria para que un colectivo permanezca unido. Detesto la simpleza a la que se reducen las cosas para aglutinar diferentes opiniones, ese máximo común divisor que es tan pequeño que acaba por ser ridículo. No soporto el insulto, el abucheo vacuo, la descarga de adrenalina que supone sin generación de acción. Y la acción que, alguna vez, se produce, suele ser violenta, porque no queda otra.

La acción violenta, ayer, fue en respuesta a la siempre violenta represión policial, no siempre legítima, abusiva en gran parte y muy politizada en otras ocasiones, como ayer: pulso del gobierno contra la oposición popular, no la oposición partidista que no es verdadera oposición pues en lo esencial coinciden.

Acción violenta hace falta. Mucha falta.

Yo no lo haré, no puedo, no quiero. Pero sé que hace falta.

Ayer pensaba que una violencia más estratégica habría sido delinquir en múltiples lugares alejados del congreso simultáneamente a los actos más violentos de la policía. Delinquir de cualquier modo, aunque preferiblemente con aquellos delitos que no afecten a otros trabajadores o compañeros de esta lucha social, casi de clases que se está entablando: botellón, porros, carreras incontroladas de gente por las calles, cortes de tráfico en diversos puntos, asaltos a edificios más o menos emblemáticos: bancos, oficinas de empleo, administraciones públicas en general… de manera que la policía no pudiese estar en varios sitios a la vez.

Esta crispación acabará mal. No tiene otra forma de terminar. El adormecimiento parece haber empezado a disolverse, como bruma ante el sol.

¿Qué pasará ahora?

Disfrutando de la Globalización


Ayer comí con mi amiga querida
con Sylvia, de Toulouse,
en un restaurante oriental
en el que se mezclaba cocina japonesa
con china
y vietnamita
(con un vino blanco de la Ribera del Duero)
y pagamos en Euros
hablando en español
para luego quedar con mi otra gran amiga
Aída (B.)
y tomarnos un Spritz Aperol
en un café italiano a menos de 50 metros de mi casa.

Recordaba Verona
como si lo estuviese paladeando
y cómo le había dicho a Carmen
que era un poco menos significativo viajar
desde que la globalización campa a sus anchas por el mundo
porque encontrar Aperol a 50 metros de mi casa
o pasta a la albahaca
como la que hice ayer para cenar
se había convertido en norma
(normal)
y se apreciaba algo menos al estar en otros países.

Quizá ha llegado el momento de pensar
si tiene sentido viajar
pero, sobre todo,
si tienen sentido las fronteras.

Tío Pepe

Que lo quiten, que lo quiten…

Dicen por ahí que el cartel del Tío Pepe es un símbolo de Madrid, de los madrileños y ni siquiera pienso desmentirlo, pero quizá sí cambiar el tiempo verbal: fue.

Era un símbolo del Madrid de la diversión basada en un bar (-eto) en el que mojarse el gaznate con un manzanilla baratito, mientras se fumaba un cigarrito con un bocata de calamares más o menos grasiento.

Hoy encuentro un Madrid bien distinto, donde la diversión se basa en locales (de diseño) cool que abren sus puertas con seguratas en las que consumir un cóctel más o menos luminoso acompañado de una minitosta de paté de ricacholuá con mermelada de pastiche caramelizando una pieza de sandía de la Martinica, midiendo todo ello la friolera de 2 centimetros cúbicos, todo light, todo guay, todo koooooool, todo i-Pollas.

En este Madrid que veo cada día, vintage (=falso), new age, hipertecnológico, no veo otro símbolo mejor que una manzanita blanca de esas del difunto Jobs.

Y si no nos gusta, quizá deberíamos pensar en qué tipo de madrileños (y madrileñas) queremos ser. Es momento, como todos, para la reflexión… y, de paso, por qué no un poco para la lírica…

Pijerío

Sin entrar en detalles, para que nadie se dé por aludido ni ofendido…

Hay pijos.
Hay quien sublima lo pijo.
Y quién sublima la sublimación.

Me siente muy próximo a estos últimos. No llevo muy bien a los segundos y a los primeros no los aguanto. Pero el pijerío campa a sus anchas por la postmodernidad.

Extraído de una página de retrospectiva de la obra de Alex de la Iglesia en Donosti:

En el año 2012 el mundo está dominado por pijos y niños bonitos. Sólo un grupo de minusválidos físicos llamados «Acción mutante» lucha contra el sistema, para acabar con la sociedad que les ha marginado. Yarritu, el líder, vuelve de la cárcel con un magnífico plan: secuestrar a Patricia, hija del señor Orujo, industrial, millonario y famoso. Tras algunos tropiezos, la operación es un éxito. El punto señalado para la entrega será el bar «La Mina Perdida», en el planeta Axturias, remoto paraje habitado solo por mineros. En el trayecto, a bordo de su nave espacial, la envidia y la traición harán que los héroes se enreden en una lucha fratricida de la que solo se salvarán los más fuertes.

[youtube_sc url=http://youtu.be/6wS_7UokU0Y]
Accion Mutante (fragmento)

Unas fotos en el metro


Ayer disfruté de un rato de espera en el metro.

Al principio enfadado porque había perdido uno nada más llegar al andén
pero luego aprendí a disfrutarlo, en este caso,
fotografiando pequeños detalles
con mi teléfono móvil
mi viejo teléfono móvil
que sigue haciendo unas fotos dignas
de ser conservadas en este lugar o en algún otro
aunque no sean de gran resolución
ni pueden ser impresas con alta calidad
pero pueden ser una maravilla
si la mirada abre las puertas a la imaginación
y esta sí que no entiende de resoluciones
ni píxeles
ni profundidad
porque no tiene límites.

Ayer disfruté de un regalo
de tiempo
en el que no podía hacer otra cosa
que mirar
mirar
mirar
..
..
..

Mi vida es parcialmente sedentaria

Recuerdo que mi padre
venía de trabajar
en una oficina
bastante tarde
por la noche
y yo ya estaba acostado
cuando vivíamos en Mesón de Paredes.
Alguna vez
llegaba antes
y salíamos a pasear
y creo recordar la calle Argumosa,
un paseo por la Ronda de Atocha
y tomar un aperitivo que solía consistir
en un trinaranjus de naranja o de limón
con una aceituna dentro pinchada en un palillo
en un bar que se llamaba Aquilino o
El Aquilino.
Mi padre se tomaba una caña y mi madre un bitter kas.

Esos días eran especiales.
Caminábamos de la mano
con mi madre y mi padre en el centro,
yo de la mano de mi padre
y mi hermana de la de mi madre
ocupando la acera
por la que no recuerdo que hubiese
mucha gente.

Cuando empezamos a vivir en Colmenar Viejo
a donde fuimos para respirar el aire puro
salíamos a pasear hasta el cuartel de la guardia civil
pero no había ningún sitio en el que meterse
a tomar un trinaranjus
(salvo alguna vez en el bar juanito que era un primo lejano de mi padre).
Cuando arreciaba el frío
la noche cerrada y las calles
desérticas
no invitaban
a pasear
y nos quedábamos en nuestra casita.
Fui creciendo
hasta que no quise,
como buen adolescente,
hacer lo que ellos querían hacer
y no quería salir
sino quedarme en mi habitación
encerrado,
con la persiana permanentemente cerrada,
leyendo y escribiendo
escribiendo, jugando y leyendo
leyendo
y leyendo
hasta que mis padres se preocuparon
porque no era proclive a relacionarme
con nadie de mi edad
ni de ninguna otra edad
si no jugaban ajedrez o podían hablar
de mecánica cuántica
o del origen del ser
y fui,
entonces,
álgidamente sedentario.

El tiempo que pasé en Colmenar
lo viví huyendo de Colmenar
(sin que me disgustase)
primero de manera interior
y,
después,
ya abiertamente
cuando conocí la universidad
que me abrió al universo
y al verso
y había gente que sabía jugar ajedrez
mucho mejor que yo
y hablaban de mecánica cuántica
mucho más que yo
y del origen del ser
y del no ser
y aprendí a jugar al mus
y a besar
y a abrazar
e,
incluso,
a emborracharme
como si fuese un adolescente trasnochado.

Pero me eché una novia
llamada Marta
que vivía en Alcobendas
con una familia asentada y sedentaria
que pasaba mucho tiempo en su casa
y no salíamos de su casa
muchos sábados
ni para tomar un trinaranjus
y acabábamos
metidos en un coche
en un polígono industrial
en el asiento de atrás
conociéndonos
y dándonos cuenta
de que no éramos el uno
para el otro.

Salvo las excursiones
o acampadas
que hacíamos a lugares maravillosos
como las montañas cántabras y astures,
pirenaicas, penibéticas y algunos
lagos naturales
apenas sí caminábamos
pues íbamos a todas partes
en coche
cuando íbamos a alguna parte.

Y comencé a vivir en Madrid
en pleno centro de Madrid
cerca de un millar de cines
que han ido cerrando
para reconvertirse
en franquicias de tiendas de ropa
de moda.

Hice cursos de Teatro y descubrí una gente
maravillosa
como montañas
lagos
lunas
soles
y otros fenómenos de la naturaleza
que me enseñaron
a abrazarles
desde el fondo de mi alma
a quererles
como si fuesen mi familia
porque me enseñaron
a quererme
desde el fondo de mi alma
a aceptarme
como parte de mi familia
y salíamos
a beber
y comer
(en Lavapiés, cerca de donde había nacido)
buscando El Aquilino
y recordaba que cerca de este bar
había uno de esos postes tricolor
en espiral de azul, blanco y rojo
que indicaba que había una peluquería
masculina a la que me habían llevado alguna vez
y también recuerdo que sostenía la hipótesis de que
eso de cortarse el pelo debía de doler.

Salía y salía y lo intentaba compatibilizar
con una vida estable
sedentaria
de oficina
en entornos serios y profesionales
donde todo el mundo
estaba sentado todo el tiempo:
llegaban en coche (autobús, en el mejor de los casos)
pasaban el tiempo sentados en sus respectivos puestos de trabajo
excepto si se reunían, que era con frecuencia,
para sentarse alrededor de una mesa grande
y fumar puros
hasta la hora de irse a casa
en coche, naturalmente
agotados
para ver la televisión
o conectarse a internet
desde un sillón o sofá que yo, intencionadamente, no tenía.

Salía y salía y veía que aquello no era compatible
con lo otro.
Debía elegir.
Y elegí:
Mi vida, ahora,
es parcialmente sedentaria
pues paso varias horas entre un lugar y otro
caminando
en medio de una gran ciudad
respirando aire impuro
aún no privatizado
para ir a dar mis clases particulares
por las que gano más bien poco dinero
teniendo en cuenta el tiempo que empleo en desplazarme
caminando
de una a otra
y yendo a los cines que cada vez están más lejos
caminando
para llegar a los lugares y sentarme.

Con el paso del tiempo
y el encuentro de un amor increíble
y una pasión que motiva toda acción
como es escribir
y leer
en una habitación sin persianas
y en cafeterías
preocupándome por llegar a fin de mes
y por alguna que otra molestia física
(digamos que propia de la edad)
he dejado de buscar El Aquilino
y ha dejado
de darme miedo
vivir la vida de mis padres.

Tengo agujeros en todas mis pieles

Primera piel: Epidermis

Mi ano ha vuelto a dejarme intranquilo
la tendinitis no desaparece
al menos puedo decir que me constipo menos
(constipo=resfrío… que no es francés)

Segunda piel: Ropa

Los calcetines son como de político
de aquel cuyos calcetines tenían agujeros
las camisetas tienen redondelitos por los que entra la luz
y van gastándose
aquellas que más utilizo
sin que vea una previsión del tiempo que les queda
como a mí.

Tercera piel: Casa

Siempre en constante mantenimiento
ahora el microondas
luego los fuegos
también algún PC
y muchas pequeñeces
que mantienen mi mente ocupada en no resolverlas

Eso sin entrar en las deudas (ya casi de cuarta piel
que tienen los vecinos del 1º y del 3º
que ascienden a medio millón de pesetas
y que obligan a organizar mejor la basura
porque me negué a subir el pago a la comunidad por los
que sí pagamos.

Cuarta piel: Entorno social.

Sin que tampoco se sepa muy bien
qué entendemos por esta piel que se abre al mundo (5ª)
habría que decir que me siento triste
porque no veo a mi amiga Sylvia
porque mi amiga Aída está triste y me contagia su tristeza
porque mi amiga María está muy preocupada y me entristece su preocupación
porque mis otros amigos casi no están en mi vida
salvo de cumpleaños en cumpleaños
y no entiendo porqué
salvo que siempre me pillan agotado en sus convocatorias
o con trabajo
que debe estar muy mal remunerado pues apenas llego a fin de mes
y si salgo siempre me siento culpable ante un mínimo gasto
como una caña, una ración de bravas o algo mucho más caro
que apenas puedo permitirme.

Quinta piel: El mundo.

Empezando por Madrid
luego España
luego Europa
luego «Occidente»
luego El Mundo
veo tanta injusticia, brutalidad, tiranía, falta de libertad
que me asusta
me da miedo
aunque sé que es el objetivo de quienes quieren dominar el mundo
y occidente y europa y españa y madrid…
aunque lo sé
no puedo evitar tener miedo
mucho miedo
casi tanto como para compararme o sentirme identificado con
un judío huyendo del régimen nacional-socialista alemán allá por los años 30
pero no sé a dónde ir
porque este miedo, con globalización incluida, no deja un resquicio de esperanza
y siento que no hay dónde escapar
y pienso en Islandia y sé que es una falsa ilusión
y ¿qué hago yo en Islandia?
y ¿le pediría a Carmen que dejase su vida para venirse?

Tengo miedo a que los agujeros de mis pieles
estén dejando entrar a la muerte
salvo cuando aplico el parche
mágico
de la piel del amor.

.
.
.

Querido amigo (Parking)

Después de un texto que encontré en una web sobre las obras del Parking de Santo Domingo, me aventuré a realizar distintas actividades en los talleres que tenía entonces, de poesía, de performance, de creatividad, sobre esta materia y, una de las cosas que hice fue escribirle una carta de despedida. Ya no está, pero la deuda permanece.

Aquí el texto que encontré:

12 millones de € cuesta la expropiación del parking de Sto Domingo

El Ayuntamiento sigue impertérrito en sacar adelante el Plan del parking de Sto Domingo. ¿Nos preguntamos el por qué de esta prisa y de esta priorización cuando hay adelantados los proyectos de varios aparcamientos que solucionarían la movilidad de los vecinos de barrios del distrito centro? Otra segunda cosa es que a pesar del despliegue mediático que hace el equipo municipal sobre la participación ciudadana en las decisiones que afectan a los ciudadanos, el alcalde sigue en sus trece, de no buscar el consenso de los ciudadanos. En todos los procesos urbanos EL DEBATE Y LA PARTICIPACIÓN son indispensables. Los habitantes sabemos la ciudad que nos gusta, el alcalde tiene que hacer realidad estos deseos. El sector privado, los promotores tienen que aliarse con los ciudadanos. El beneficio económico como única guía no hace ciudad. Abrirnos camino en pos de el barrio y ciudad que queremos, conservar y mejorar, exige en estos momentos, PARTICIPACION Y MOVILIZACION.

Otra obra sin el consenso ciudadano
El Ayuntamiento de Madrid ha aprobado, tras el estudio de las alegaciones presentadas, el proyecto de expropiación del aparcamiento de la plaza de Santo Domingo y de los locales de su planta baja. Se trata del último trámite administrativo para la obtención de la vieja infraestructura, lo que permitirá comenzar en breve las obras de demolición para soterrar el estacionamiento y crear un espacio libre en superficie. Esta expropiación, incluida en el Plan de Acción de Urbanismo para la Revitalización del Centro, que se realizará en la modalidad de gestión directa e indiferenciada por el procedimiento de ’tasación conjunta’ tendrá un coste de 11,9 millones de euros.
Con esta fórmula el Ayuntamiento de Madrid compatibilizará la necesidad de ocupar el terreno con carácter de urgencia con la salvaguarda de los derechos de los afectados, ya que permite abonar o depositar la cantidad total estimada para toda la operación. Una cantidad que incluye la tasación de la totalidad de los bienes afectados, es decir, las indemnizaciones al concesionario por el derecho de explotación del aparcamiento, en vigor hasta el año 2018, y a los titulares de los cinco locales comerciales situados en la planta baja, los cuales son una cafetería, un estanco y tres tiendas de ropa y complementos. El procedimiento expropiatorio fue puesto en marcha por la Casa de la Villa el pasado mes de julio al no haberse alcanzado un acuerdo con la empresa concesionaria.
Tras el periodo de información pública del proyecto de expropiación y el estudio de las alegaciones presentadas, el Ayuntamiento ha estimado parcialmente una alegación relativa al beneficio neto de la concesionaria del aparcamiento y otra relacionada con los gastos de traslado, almacenaje y periodo de inactividad de uno de los locales comerciales. Por otra parte, dos de las alegaciones presentadas expresaban su conformidad con la valoración que la administración ha fijado como mutuo acuerdo, según ha señalado el Consistorio.
El pasado mes de octubre el Ayuntamiento autorizó, con un presupuesto de 6,7 millones de euros, el contrato de las obras de demolición de las plantas sobre rasante del aparcamiento y remodelación de las tres plantas inferiores. En la actualidad esta infraestructura, que fue inaugurada en 1959, cuenta con una capacidad para 567 plazas distribuidas en cuatro plantas en pendiente, más otra de terraza. Tres de ellas se alzan sobre rasante, que serán las que desaparezcan del paisaje de la ciudad para convertirse en una plaza peatonal. El nuevo aparcamiento albergará 366 plazas y contará con accesos de entrada y salida por la Cuesta de Santo Domingo, de entrada en la calle Jacometrezo, y de salida en la calle de San Bernardo.
Este proyecto, que cuenta con un periodo de ejecución de 18 meses y que comenzará a realizarse el próximo mes de diciembre, forma parte de la intervención integral que se va a realizar en esta zona y que incluye la peatonalización de la plaza de Callao, de la calle Preciados y de un ramal de la Cuesta de Santo Domingo para crear el eje peatonal entre la Gran Vía, el Palacio de Oriente y el Teatro Real. Cuando finalicen las obras, el Consistorio sacará en un futuro una nueva concesión que permitirá compensar las cantidades abonadas por la expropiación y el coste del soterramiento.
Madrid. 17/11/2005 (A fecha de hoy, sigue en: http://ejepeatonal.com/article226.html)

Y le escribí la siguiente carta:

Has estado ahí, viéndome pasar, día tras día, mientras caminaba calle abajo rumbo (a veces triste o alicaído) a mi trabajo. Un trabajo vocación, elegido. Un trabajo que hace que quiera cambiar el mundo o ya es parte de ese cambio. Pero no todos los cambios son bonitos. A veces se caen cosas. Como a ti se te a va a caer la historia. Te quedan apenas días y desaparecerás. ¿Conocerás el 2006? ¿Acaso importa? Ni siquiera tienes la edad de mi padre. ¿Qué había entonces en el lugar que ocupas? Algo que cayó, algo que desapareció para dejarte su sitio.

Recuerdo en este tiempo haber visitado tu planta de arriba varias veces y siempre ha estado asociado a mis padres. ¡Qué curioso! No me había dado cuenta de que estabas ahí, casi ni te miraba. Un día leí que ibas a desaparecer.

Todo se va. Todo viene. Todo va y viene. Devenir. Río. Ya sabemos y no sabemos nada. Ni siquiera sabemos si queremos casarnos. Ni siquiera sabemos si sabemos. Estamos perdidos y en mitad de tanto desconcierto nuestros centros de gravedad se han acercado y, quizá, han sido uno.

Hoy me encuentro frente a ti dispuesto a escribir sobre la nada que vas a dejar y sé que está el tópico de la memoria-recuerdo y que está el otro del futuro-descendencia y no quiero escucharlo porque tu unicidad es incuestionable y concreta; y no será.

Te miro y veo mi futuro, veo algo que se rompe, una inflexión que desaparece, un volumen que será plano, un ruido silencioso y no quiero seguir diciéndote que no estarás porque no sirve de nada…

¡¿Desde cuándo soy tan funcional?!

Me estoy haciendo mayor. Me da miedo. Ese es uno de los síntomas. Un día no estaré y dejaré recuerdo-memoria y futuro (Mi descendencia es mi futuro).
Hoy, todo lo pongo en liquidación, liquidación por cierre.
Mi corazón está en oferta
y nadie lo demanda.
Mi corazón está al 50%
es barato
y será
gratis.

Sobre mi comunidad

Hoy me he encontrado un email curioso en mi bandeja de entrada que decía lo siguiente: (Espero que no lo considere una violación de su intimidad)

Hola Giusseppe,

Perdona que te atraque de esta manera. Mi nombre es ******, te escribo porque buscando en internet «loreto y chicote 2» me ha aparecido tu web. La razón por la que lo buscaba es porque he visitado un ******* que está en venta en tu edificio y quería tener algo más de información.

No sé si será mucho pedir, pero si, como vecino, me pudieras decir qué tal es el edificio, los vecinos y si hay algún problema con las prostitutas que hay en la puerta te estaría muy agradecida.

Gracias por todo y, de nuevo, perdona el atraco.

*******

Y me ha hecho mucha gracia empezando por el hecho (también es otro hecho) de que hace poco me contaba mi amigo Jose Luis Sanz Vicario que buscándose un día en Google (no recuerdo con qué objetivo), había acabado por encontrar mi página por encima de cualquiera de las que le mencionaban, en concreto por un poema objeto que tiene en su poder porque le regalé el mismo hará más de 5 años: Principio de Incertidumbre.

Eso parece indicar que google me quiere mucho, no se sabe muy bien porqué. Pero así es… me busco y me encuentro fácil, pero que otros se busquen y me encuentren… me parece divertido.

Así que no pude por menos que responder a ese email vespertino con esta carta sentida y sincera de mi estancia en esta vivienda desde hace ya más de 15 añitos… o por ahí… ¡vaya!

Hola ********,

¡Qué curiosa forma de «atracarme»!

En absoluto me molesta, así que te voy a contestar:

Llevo viviendo en esta casa (soy actualmente el presidente de la comunidad) desde hace más de 15 años. Entonces era una zona un tanto lúgubre, con mucha menos iluminación y algunas calles aledañas con aspecto de estar paseando por lo más duro de Harlem, New York, con cubos ardiendo y alrededor gente calentándose las manos…. Pero nunca, repito, nunca me pasó nada grave (ni violencia, ni atracos, ni siquiera intimidación) en esta calle.

Una vez, un amigo me dijo que por aquí jamás me pasaría nada porque la prostitución huye de problemas delictivos que espanten clientela. Efectivamente, sentías que era una zona protegida aunque no se supiera muy bien cómo. A pesar de ello, siempre había policía porque había una comisaría en la misma calle Ballesta/Nao y otra en la calle Luna. Ahora han trasladado las dependencias de varias pequeñas comisarías a una mayor y bien ubicada en la Plaza de Soledad Torres Acosta, que todos conocemos como la Plaza de los Luna, por unos cines que había y que me encantaban.

Hace unos 8 años, esta zona pasó la peor de su historia en temas de seguridad o sensación de seguridad, al menos, pues se llenó de drogadictos. Si bien tampoco se metían con nadie (te lo aseguro) la verdad es que imponía bastante ver yonkis en las aceras… pero eso pasó. Afortunadamente.

Desde hace 5 años se ha ido revirtiendo la tendencia y ahora se ha llenado de tiendas de moda alternativas, con lo que mi mujer está francamente encantada, y locales (pocos y nada ruidosos) dignos del barrio más pijo de la ciudad. En broma, a veces les digo a mis amigos que antes no entraba a los locales por razones morales (eran prostíbulos) y ahora no puedo permitirme entrar en ellos (son prohibitivos).

Se fueron todos los restos de droga (salvo la cocaína que pueda haber en los locales nocturnos en los baños, pero esa es otra historia, ¿no?) y la zona mejoró como de la noche al día. Ahora mismo se tiene la sensación de que esto va camino de convertirse en un Soho a la madrileña, que era lo que se pretendía.

Pero sigue habiendo alguna prostitución, sí. En ocasiones, cuando no conocen a alguien, le ofrecen sus servicios, pero con declinarlos con un gesto simple de cabeza es suficiente y te olvidan. La verdad es que a mí jamás me ha molestado y no me molestan en lo más mínimo. Alguna de las mujeres que viven en la zona, te ayudan a abrir la puerta, te saludan con una cortesía que pocas veces encuentras en otras vecinas… Vamos, que para nada, de verdad que para nada, son un problema.

En cuanto a los vecinos del inmueble: pues nos llevamos bastante bien. No es que seamos una familia, ni nada por el estilo, pero creo decir que los propietarios tenemos una muy buena relación entre todos. Sinceramente, cuando me cuentan cosas que pasan en otras comunidades como enfrentamientos personales en las juntas de vecinos… yo me doy cuenta de lo afortunado que soy de vivir aquí. Hace poco hicimos una pequeña reforma en casa e, inmediatamente, los vecinos de enfrente nos ofrecieron su casa para pasar un par de días… algo increíble en muchas otras comunidades, ¿no te parece? Cuando empecé a vivir aquí tuve un problema con Gas Natural (no querían darme el alta) y estuve duchándome durante más de un mes en casa de otra vecina… Ser presidente en esta casa es tan sencillo que, aunque el cargo es rotatorio, ni enteras de que lo eres. Las gestiones las realiza cualquiera, tenemos un administrador de fincas que se encarga de lo principal administrativo, como corresponde… La verdad es que me encanta esta finca… qué te voy a decir.

Hay actualmente 2 problemas menores de pagos de comunidad pendientes por parte de un par de vecinos que vamos a solucionar hoy mismo que tenemos una junta extraordinaria… pero que seguro que se resuelven sin menor complicación.

El edificio es de construcción moderna y no ha tenido hasta ahora ninguna avería importante, pero seguro que en los próximos 10 o 15 años habrá que hacer algún arreglo serio… pero, la verdad, prefiero ni pensarlo. Habrá que pintar partes del interior que, con el paso del tiempo, se han ido quedando un poco avejentadas, pero poco más. La fachada es muy reciente y no va a tener problemas en los próximos 30 años, por lo menos, salvo guerras nucleares o terremotos, claro!

No sé qué más decirte. He procurado no endulzarlo, porque no es perfecto, pero sinceramente no cambiaría dónde vivo por casi ningún otro sitio en Madrid y, si me apuras, de lo que conozco del mundo, por casi nada en ningún otro lugar. Adoro tener todo cerca, vivir en el centro de esta ciudad pero casi sin ruido, (en el primer piso hay más ruido, me consta, pero tampoco tanto salvo en verano, con las ventanas abiertas…) especialmente ahora que se ha peatonalizado, con muy muy poco tráfico en Ballesta. Está, como ya sabrás, muy bien comunicado con cualquier lugar y acabas por ir andando a la mayoría de los sitios.

Como te digo, si tienes pensando elegir un lugar para vivir en el centro de Madrid (que siempre tendrá sus contras por ser el centro de una ciudad como esta), la verdad es que esta casa es un chollo. Porque por tener unas cuantas prostitutas en las calles, lo único que consigues es un descuento del 20% como mínimo por el metro cuadrado… y eso es bastante dinero y, te repito, muy poco inconveniente.

Espero que te sirva esta información que, por supuesto, es sólo una opinión personal.

Un saludo y hasta pronto,
Giusseppe

Esto no es una broma