El AVE agoniza

No es de extrañar que cierren líneas del AVE. Lo extraño es que este tren tan caro pudiera ser de uso extensible al ciudadano medio. Hace tiempo, las líneas férreas fueron puestas en marcha con el apoyo de gobiernos interesados en generar una infraestructura nacional, no con la finalidad de hacer dinero rápido, sino con la idea de crear una nación poderosa en la que se enriqueciesen diversos sectores. Pero ese tiempo pasó.

Ahora los trenes, las vías, las estructuras, están en manos de empresas más o menos privatizadas (no he conseguido mucha información al respecto de ADIF, pero sé que es así) cuyo único legítimo fin es el de enriquecerse en sí mismas. No la de enriquecer a otros, sino la de ser beneficiosas en sí. Pero esto es tan absurdo como querer que la medicina o la educación sean económicamente rentables. Su objetivo debería verse dentro de un contexto más amplio, más estructural, más transversal y no como un sector más de la economía productiva.

La línea de AVE entre Toledo y Albacete ha sido clausurada. Y dicen que se había utilizado poco y su coste era excesivo. Obviamente, esta línea era bastante prescindible en un estado tan centralizado como España. Eso es evidente. El mapa que se está trazando primeramente es el de la conexión de Madrid con las ciudades de una distancia media (unos 200-300 km de distancia al centro) para luego acercar las de larga distancia (400-600 km). Repito que, en una estructura tan radial como es la española (las carreteras son un buen ejemplo o lo han sido hasta hace bien poco) lo normal es esa estructura en cruz.

Su construcción casi con total certeza tuvo que ver con la oportunidad de ver negocio por parte de la empresa constructora seguida de la oportunidad política (oportunismo) de más de un gobernante autonómico y local.

Pero añado un problema de infraestructura que nunca se tiene en cuenta: una vez llegado al destino al que llega el AVE o similar, lo que no hay es forma de desplazarse a ningún lugar de alrededor en unas condiciones razonables. Es decir, esa estructura en cruz no se reproduce en los centros a los que llega, de modo que la cobertura regional que alcanzan es tan solo lineal y no superficial, como debería ser deseable.

En múltiples ocasiones viajamos a Daimiel (de donde es mi amada mancheguita, mi particular Dulcinea) y no podemos hacerlo a través de Ciudad Real, como sería razonable, porque supone una enorme complicación combinar el viaje a la capital con el desplazamiento desde ella a cualquier municipio de la provincia.

El centralismo madrileño llega a tal grado de estupidez que es más sencillo encontrar medios de transporte para el recorrido Madrid-Daimiel que para el recorrido Ciudad Real-Daimiel. Y este esquema se repite en todas partes donde llega el AVE (salvo, quizá, las contadas excepciones de Barcelona y Sevilla). Es especialmente nefasto el transporte público en ciudades de medio tamaño que están a esa media distancia de Madrid de la que antes hablaba.

Recuerdo con suma envidia el transporte público de Turquía y sus Dolmu?, que pueden llevarte de cualquier punto a los que están cercanos y combinados con una red de transportes más sofisticadas, como la del AVE, serían el complemento perfecto y harían casi innecesarios los desplazamientos privados por carreteras. Pero…

Así las cosas, no miramos ni el precio, la mayoría de las veces, hacemos un absurdo recorrido en autobús de más de 2 horas y media, cuando en AVE o similar, combinado con un autobús o un tren regional, podría ser hecho en 1 hora y media como mucho.

El problema que ha ocasionado el populismo del AVE es el desmantelamiento de la emergente (nunca fue enorme) red ferroviaria española. Es cierto que no tenemos la sencillez para construir que tienen y tuvieron las planicies alemanas y francesas, ni las inglesas con su enorme necesidad de transporte durante la pujante revolución industrial del SXIX, pero es que estamos en peores condiciones que entonces.

Y eso se le debe, en parte, a la desafectación por parte de los usuarios de un medio de transporte de masas en beneficio de los transportes privados. Pero claro, es la opción que teníamos o la absurda del autobús.

Personalmente, espero que la red del AVE siga creciendo, pero no demasiado. Espero que esa red sea algo así como una paralela a las 6 carreteras radiales, pero si no se consigue que desde esos puntos intermedios se pueda desplazar hacia otros puntos cercanos, lo más probable es que acaben siendo obras que no serán utilizadas como deberían y se despilfarrará como en la ocasión anterior, matando moscas a cañonazos hasta que cada pequeño pueblecito tenga su estación de AVE, lo que lo convertirá, por otro lado, en un medio de transporte inoperante, lento, caro y estúpido.

Dejo un mapa de lo que parece que se avecina (si no hay nuevas cancelaciones):

Las normas de convivencia

Están consiguiendo que no me gusten los animales. Nunca me han gustado mucho los animales domésticos. Para empezar, esa palabra: doméstico, es algo que no me agrada, como diría un catalán.

doméstico, ca. (Del lat. domest?cus, de domus, casa). 1. adj. Perteneciente o relativo a la casa u hogar. 2. adj. Dicho de un animal: Que se cría en la compañía del hombre, a diferencia del que se cría salvaje. 3. adj. Dicho de un criado: Que sirve en una casa. U. m. c. s. 4. m. Ciclista que, en un equipo, tiene la misión de ayudar al corredor principal.

Es posible que no me guste porque ocupa un espacio como la casa o el hogar. Lugar en el que espero encontrar humanos que no siempre son amigables, pero sí éticos. Creo que acabo confundiendo las distintas acepciones de la definición y mezclando algo que ocurre en una casa con algo que está en un entorno artificial, es decir, el entorno humano, y que está para servirnos.

No me gusta que los animales ocupen espacio humano. No me gusta, ni me planteo, tener que mantener un animal y quizá, desde esta óptica particular, me resulta especialmente reprobable que quien decide hacerlo no asuma sus consecuencias y responsabilidades. En realidad, siempre amplío el término a ser vivo, diciendo que no me gusta ningún ser vivo que dependa de mí. Quizá por esto no he tenido hijos… aunque el caso de los hijos es distinto pues es algo circunstancial, que cambia con el tiempo. En absoluto pretendía compararlos, aunque muy a menudo siento cosas parecidas con un bebé y con un perro.

Más allá de esta cuestión personal, me parece estupendo que quien desee tener un animal como ser doméstico, lo tenga. Aunque opino que no hay una simetría en cuanto a quien toma decisiones y eso es algo que no llevo bien. El animal asume que está bien lo que decida su amo o, cuando menos, su cuidador. Nunca es al revés, incluso aunque a veces se mientan a sí mismos, diciendo que saben lo que desean sus mascotas.

No es que yo sepa realmente qué quiero, así que dudo que alguien pueda saber qué quiere su perro. Pero el asunto es que yo me responsabilizo de mis actos y decisiones, pero no de las de otro ser vivo.

Me estoy empantanando. No quiero criticar a quien decide tener una mascota, por los motivos que sean: paliar la soledad, perder el miedo, ganar seguridad…

Pero sí hay algo que me molesta terriblemente: que no exijamos a las mascotas lo que sí exigimos a los seres humanos. Y me da igual que las peticiones puedan parecer absurdas. No quiero pis de perro en mi calle, como no quiero pis de humano en mi calle. Es una cuestión de respeto a un medio ambiente artificial, llamado urbano, poco apto para animales, difícil para seres humanos.

Con las cacas aparentemente está resuelto, recogiendo con una bolsita el excremento correspondiente, aunque siempre queden restos más bien desagradables, especialmente en estas fechas veraniegas. No permitiríamos ni por higiene ni por urbanidad que un niño cagase (salvo necesidad) en medio de la calle. Pero entendemos como algo razonable que un perro sí lo haga. Yo no.

No quiere decir que tenga la solución para tener animales domésticos (pero animales al fin y al cabo) en la ciudad, lo que quiero decir es que actualmente no me parece que esté ni mínimamente resuelto.

¿Qué tal parques especiales sólo para mascotas? ¿Qué tal elegir la casa de acuerdo a lo que desee el animal y no el humano? ¿No es injusto hacer vivir a un ser poco adaptado a la urbanidad en un entorno como este?

Sé que es un tema controvertido que me ha ocasionado más de un disgusto con amigos y amigas que opinan que no me gustan los animales y que alguien así es poco menos que insensible, pero yo discrepo y siempre lo haré: creo que me gustan tanto los animales que jamás se me ocurriría hacerles la putada de obligarles a vivir conmigo en mi entorno urbano.

Así que me limito a contarlo aquí, en este blog o diario en el que apenas hay lectores suspicaces.

¡Qué libertad!

La del solitario…

He hecho algo terrible

He debido de hacer algo terrible esta mañana, cuando dando un paseo, con la cámara al hombro, o en el bolsillo, me dieron unas irrefrenables ganas de fotografiar una antena.

Decidí que ya que tengo que ir a rehabilitarme el hombro durante unos cuantos días, iba a aprovechar para volverme caminando a casa, tratando de no repetir nunca el camino de vuelta. Y hoy tomé rumbo a Cuatro Caminos, desde Guzmán el Bueno, 133, pasando por la ferretería de mi tío (a punto he estado de escribir un plural desagradable aún, dada la ausencia de mi tía muerta).

Comencé fotografiando un par de instantáneas del edificio donde asisto a la rehabilitación para luego comenzar a fotografiar diversas cosas que me llamen la atención por una u otra razón (o sinrazón). En frente, más o menos haciendo esquina con Francisco de Sales, me atrajo una antena rarísima que parecía un insecto extraño. Raro y extraño… tenía que fotografiarlo.

Pero, nada más apretar el botoncito, vino hacia mí un guardia civil amablemente contundente a decirme que no tenía ningún derecho a fotografiar el edificio, que, por motivos de seguridad, debía ver la foto y que me exigía (así, porque sí) que la borrase. Le mostré la foto que seguramente consideró absurda y la borré delante de sus párpados (y sus narices) y me exigió ver otras fotos que hubiese hecho. No creo que me mereciese la pena hablarle de las derivas situacionistas. Era cuestión de tiempo que se empezase a enfadar. Así que simplemente, satisfice su necesidad de sentirse útil y borré la foto que tenía mucha menos información que la que ahora mismo estoy dispuesto a poner en este blog… extraída de Google Street View.

Luego seguí mi camino algo enfadado por la falta de simetría en esa relación según la cual yo puedo ser objeto fotografiable en cualquier momento y lugar de la ciudad, sin poder ser objeto fotografiador. Sintiendo, además, la estupidez de esa arbitrariedad que pone como base o justificación la seguridad nacional, al más puro estilo guantanamero. Esa arbitrariedad que permite que un guardia pueda exigirme borrar fotos o ver fotos que yo tenga hechas así porque sí, por si acaso soy un peligro… y si él es un peligro… ¿Quién me protege?

Bien, sé que se supone que debemos confiar en las fuerzas de seguridad del estado, pero también pediría un poco de confianza en los ciudadanos, si no van a confiar en nosotros… ¿por qué he de confiar ciegamente en ellos?

No quiero extenderme mucho más, y sé que no es cuestión de hablar de ellos y nosotros… pero hoy lo siento de esta manera, aunque, vengativamente, he decidido incluir en la foto de Street View una en la que se pasaron por el forro la restricción o el respeto y fotografiaron, incluso, a un agente que no tendría porqué estar expuesto de esta forma.

¡Ay…. la seguridad nacional!

Bicicleta

¿Qué ocurre en Madrid cuando comienzan a circular en bicicleta miles de personas que antes no lo hacían?

Madrid 1562
Madrid 1562

Madrid es una ciudad que ha crecido mal, desde sus orígenes como capital de España hasta ahora, ha ido creciendo como un pueblo grande manchego, que dice mi padre. Recuerda más a Toledo o a Ávila o Segovia que a París, por poner un ejemplo. Y no es sólo una cuestión de tamaño sino de estructura. Barcelona es una ciudad del mismo tamaño que Madrid, aproximadamente, y sin embargo su estructura es planificada, como se puede ver en la imagen del plano de la derecha.Eixample de Barcelona

Esto sirva para anticipar porqué soy algo crítico con la bicicleta y su uso masivo en esta ciudad. Siempre he defendido que, dada justamente su reducida dimensión y su alta concentración de población y edificios en el centro, Madrid era una de las ciudades más «caminables« que se pueda concebir teniendo en cuenta su población. Hay pocas capitales de estas características que se puedan caminar de arriba a abajo, de norte a sur o de este a oeste, casi en unas pocas horas. Por supuesto, el espacio dejado a los coches es ridículo, por no hablar del que queda para los peatones. Si le sumamos la demanda de los que desean pasear o circular en bicicleta, me temo que tenemos un problema.

Pero eso no quita para que considere que ha llegado el momento de plantear una nueva forma de circular por las ciudades y Madrid no debe salvarse de esa transformación.

Para empezar, admiro el transporte masivo de población por su eficacia, por su alta capacidad de mover a la población afectando al mínimo el espacio que se precisa para ello, la energía que se consume y la velocidad a la que se puede desplazar. Por no hablar de la seguridad. Son todo ventajas y creo que, en esto, pocos parecen estar en desacuerdo, para variar.

Lo que yo extraigo de ello es que los que se mueven en coche en el centro de la ciudad deberían ser «penalizados« con menos espacio del que aún hay; que se puede generar un carril bici en Gran Vía y otro en Castellana/Recoletos y así en las principales vías. Que sufra quien tenga un deseo irreprimible de circular en transporte privado en el centro de una ciudad como esta me parece un mal menor. Pero que sufra quien camina, que sufra el peatón por el miedo que puedan tenerle los ciclistas a los vehículos motorizados me parece terrible en una ciudad que, indudablemente, debería ser más peatonalizada cada día.

Hay infinidad de vías (estoy hablando principalmente de la zona centro de la ciudad) que al peatonalizarse ganarían calidad de vida para todos los afectados: comercios, peatones, incluso conductores que no se encontrarían, como ahora ocurre con tanta frecuencia, atorados en una callejuela por un vehículo que paraliza el tráfico completamente, con el consiguiente cabreo, ruido de cláxones desquiciados y estrés para todos los afectados: comercios, peatones e incluso conductores.

Pero peatonalizar no significa hacer un carril bici para que los ciclistas tomen el relevo de los conductores. Y menos aún cuando los ciclistas, en la mayoría de los casos, no respetan ningún tipo de normativa de circulación, creyendo que se trata de un movimiento como el de caminar, que no precisa de normas explícitas. Pero no es así: igual que hay carnet de conducir vehículos motorizados, me parece que sería necesario implementar un carnet de conducir bicicletas por la ciudad, para conseguir el cual se pueda exigir el conocimiento y respeto de unas normas básicas de convivencia.

Me he encontrado varias veces arrollado por ciclistas en lugares dónde no tendría que haber ocurrido esto, como aceras, ya de por sí exánimes, o en calles peatonales, en las que uno camina relajado y sin sentir que debe tener ojos en la espalda o habilidad y rapidez para apartarse del arrogante galopar de un ciclista. Les he maldecido hasta el punto de sentir que su reclamación (que es lícita) de conseguir un carril bici no es la mía. Está claro que debe haber un diálogo y acuerdo, pero mi sentir es que los bicicríticos desean luchar contra los vehículos invadiendo el terreno en el que no hay vehículos y esto me parece una contradicción.

También me crispa cuando, cada jueves de mes que deciden manifestarse, cortan no sólo el tráfico de los vehículos privados, que me parece que estaría en su sentido, sino también el tráfico dedicado a los transportes públicos masivos, como autobuses de la EMT. Para mí, ferviente defensor de la reducción del número de vehículos privados, este perjuicio contra los transportes públicos colectivos es un argumento a favor de los privados.

Por favor, queridos ciclistas, sean respetuosos con los peatones por encima de todo: en ellos están sus más posibles aliados. Sean respetuosos por el hecho de que respetar es bello. Exijan respeto de los vehículos motorizados privados circulando por sus carriles respetando sus normas de circulación hasta que se habiliten para las bicicletas unas normas específicas con carriles específicos. Bloqueen sin pudor las vías que consideren, pero no las aceras. En caso contrario, como ya ha ocurrido en más de una ocasión, se acabarán por fabricar unos minicarriles bici en las ya desnutridas aceras de esta ciudad.

Y entonces, sólo entonces, recibirán mi apoyo. Soy peatón y no creo que a los ciclistas les gustase que los peatones invadiésemos la calle durante su circulación en un carril bici. Sólo pido reciprocidad.

Puerta del Sol

Acabo de volver de la Puerta del Sol de Madrid, hoy, 20 de mayo de 2011, y siento que se ha estado produciendo un fenómeno revolucionario único en la historia de España. Pero me pregunto: ¿y esto que va a cambiar?
Y la respuesta es obvia: Ya ha cambiado cosas.

Ha cambiado la imagen que la sociedad tiene de sí misma. Si después de este día alguien aún dice que no se puede hacer nada, que sólo los partidos pueden convocar, o los sindicatos, o la iglesia (que es otro sindicato) o alguna gran empresa, que como no se forma parte de lo uno ni de lo otro, no se puede hacer nada…. si alguien cree esto después de esta semana es que no se ha enterado de lo que ha estado ocurriendo: un grupo de personas han conseguido captar la atención, la escucha, de todo el país. Su discurso es heterogéneo y naïf, pero es verdadero. Hacía falta que volviésemos a ser capaces de distinguir el valor de la verdad en el discurso.

En cuanto a cambios concretos, podemos pensar que a corto plazo lo ideal sería (desde mi punto de vista) un fraccionamiento en la representatividad política en las instituciones: el bipartidismo de partido único que lleva establecido en el poder desde hace décadas es falaz, humillante, arrogante porque puede y, cada día, menos democrático. No necesita debates para hacer reformas tan impopulares como las que está haciendo últimamente (ni el PSOE en el gobierno central ni los distintos PPs en sus correspondientes feudos), no necesitan escuchar a los ciudadanos porque dependen demasiado de otros a quienes prestan oídos.

Creo que el objetivo principal de una convocatoria como esta de www.democraciarealya.es es, sobre todo, fomentar la reflexión individual y, conseguido parcialmente este objetivo, es inverosímil que con las diferentes sensibilidades políticas que existen sólo sean elegidos 2 partidos políticos. Sé lo que es la Ley Electoral actual y su perverso sistema D’Hont pero confío en que el reparto de voto sea lo suficientemente grande como para que la representatividad sea también repartida. Esto llevará a un debate parlamentario sano y necesario en épocas difíciles, donde el aprobar decisiones difíciles sin más apoyo que los de un partido es, cuando menos, triste.

Y ahora no sigo escribiendo que viene mi amiga Aída, pero me gustaría hablar de lo que va a influir a más largo plazo…


Se ha ido Aída y continúo mi pequeña especulación sobre el futuro de esta protesta y su repercusión.

A medio plazo, hay que plantear como objetivo concreto que en las elecciones de 2012 no se planteen como un mero trámite de cambio de mano del cetro gubernamental. Pero, mientras tanto, es importante sentir y saber, ser consciente de que el gobierno que sea tendrá que tener presente que una revolución late en las calles y hay que escucharlas.

Imaginaba, por ejemplo, el escenario en el que se presentase la «necesidad» de una nueva reestructuración económica, como los ajustes fiscales y laborales de la última reforma, la contemplada en el Real Decreto-ley 10/2010, de 16 de junio, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo e imaginaba cómo se lo pensarían dos veces antes de volver a poner a la sociedad en una situación de crispación semejante.

Una revolución late en la calle.
Hay que escucharla, porque de ella depende el futuro.

Es posible que, incluso aunque no se vea lo que va a cambiar, ese cambio está ahí, ya ha llegado y no se va a ir.

El cambio y el lugar de cambio no es el gobierno, sino el cerebro de cada uno de los integrantes de la sociedad. Esta movilización está movilizando ese órgano, desde hace tiempo tan necesario para funcionar en una sociedad responsable, básico para la democracia, llamado cerebro.

Antisistemas

Nosotros no somos antisistema, el sistema es antinosotros

En un comentario a una noticia sobre la acampada en Sol me he encontrado esta frase que lo resume perfectamente. Era hora de defenderse, no ya de luchar, sino de protegerse. Cuando vemos caer a plomo todo lo que socialmente se ha ido consiguiendo a lo largo de más de 160 años de reivindicaciones de trabajadores, de ciudadanos, de personas que han deseado un mundo mejor, más justo, más equitativo, más solidario, haciéndose eco de la gran revolución, la importante entre todas las revoluciones: La Revolución Francesa y su viejo lema de Igualdad, Libertad y Fraternidad.

Buscando en Internet el origen de este lema me he encontrado con lo siguiente en Wikipedia:

Durante la ocupación alemana de Francia durante la II Guerra Mundial, el Gobierno de Vichy lo sustituyó por la frase Travail, famille, patrie (Trabajo, familia, patria), para ilustrar el nuevo rumbo del gobierno.

Pero mucho más detallado en un blog titulado Diario de Guerra:

Trabajo, Familia y Patria – 15/09/1940.

Camaradas,

El Mariscal Philippe Pétain ha asentado las bases de la nueva Francia con la publicación hoy en la revista Deux Mondes (Dos Mundos) de su artículo “La Política Social del Futuro” en el que ha repudiado públicamente el decadente lema Liberté, Égalité, Fraternité (Libertad, Igualdad, Fraternidad) y lo ha reemplazado por el de Travail, Famille, Patrie (Trabajo, Familia, Patria).

Es tremendo cómo ese lema fue un emb-lema de las aspiraciones de los ciudadanos que aspiraban a serlo desde 1789. Y cómo cada cierto tiempo se censuraba, se consideraba subversivo o revolucionario. Lo que me parece más tremendo es que siga siéndolo. Aún hoy, o quizá hoy más que nunca, ese lema serviría perfectamente en las manifestaciones que se están produciendo en España. Lo que ocurre es que habría que matizar quién es ahora el tercer estado y quienes son los nobles, pero lo que resulta evidente es que hay una clase social que parece estar por encima de las obligaciones a las que nos sometemos los plebeyos.

Es momento de denunciarlo, aunque sea creando un nuevo encierro en un Juego de Pelota que puede ser una plaza de Sol en el centro de Madrid.

Hace años hice una acción, casi para mí solo, sobre el Km0. Ahora me veo en la tesitura de no encontrarme bien de salud como para acudir a lo que considero la mejor manifestación que he podido vivir. Una manifestación que, ingenua, reclama la vuelta de la ideología, el dejar de ser considerados recursos humanos, consumidores, clientes, para ser considerados ciudadanos. Con la responsabilidad que eso implica, con el esfuerzo que supondrá de acción y reflexión. Se acabará con la pasividad y la inacción. Es preciso formar parte de este nuevo presente. Creer en ello lo hará existir.

Y ahora… ¿por qué?

Es evidente que influirá en las elecciones. A nadie se le escapa eso, pero es que lo razonable en los ciudadanos en un sistema democrático es que deseen influir en las elecciones. Esto es participar, no sólo introducir un papel en una urna. Esto es democracia participativa, por fin, vista en algún lugar.

Sorprende ver la capacidad de organización que demuestran tener, generando en pocos días una estructura de comisiones y subcomisiones encargadas de lo más pragmático y de lo más utópico, pero autogestionados, sin financiación de una entidad financiera ni un grupo de poder mediático. Está claro que otro mundo es posible y esto es una demostración de la que les gusta a los escépticos: el movimiento se demuestra andando.

Y yo no me atrevo a ir.

No me atrevo a tener que correr en un momento dado y que mi maldita fisura anal resurja. No sé cómo participar pero es el momento. Este es uno de esos momentos que, si los pasivos actuamos, convertiremos en Histórico. Puede ser un gran momento en el futuro, puede ser lo que andamos necesitando: confianza en la gente, en nosotros mismos, en que los humanos tienen verdaderamente el poder en sus manos y no en las de otros. Y esto exigirá compromiso, dedicación, acción, presencia, pero reportará un mundo nuevo, en el que el lema revolucionario deje de ser revolucionario para ser definitorio del sistema.

Entonces, en ese posible entonces, no habrá necesidad de ser antisistema, porque el sistema no estará luchando contra nosotros.

Hay que matarlos o algo peor

La ira es muy mala consejera. Cuando se instala en las instituciones es tremenda y conduce a dictaduras más o menos salvajes. Cuando se instala en la gente, en la sociedad, se obtiene un grado de violencia en el ambiente que hace que la convivencia sea siempre agresiva.

Ayer una persona a la que admiro desde el punto de vista artístico se vanagloriaba de haber participado en una cacerolada que había terminado por impedir que los candidatos del partido popular pudieran celebrar un mitin en Lavapiés. Se alegraba del hecho de que había sido necesaria la intervención de la policía para que los desalojasen de allí, a los señores del PP, más o menos indeseables.

Lo puso en su muro de facebook como algo de lo que sentirse orgullosa y muchos incluso la felicitaron por ello, se congratularon y yo no quise (llámame cobarde) entrar en la polémica (sería el único polemizando) diciendo que no me parecía correcto ese comportamiento.

Que no simpatizo con el PP es algo que no creo que tenga que demostrar, pero que no me gusta evitar su discurso con la violencia no creo que sea algo que tenga que defender. Debería ser evidente que la violencia no fomenta el debate, el sano ejercicio de escuchar, discernir, criticar y, finalmente, elegir la opción más deseable para cada uno. Es un cierto relativismo moral, claro, pero es inherente al buen funcionamiento de la democracia.

Si no hay relativismo moral, si una de las opciones es correcta y las otras incorrectas, si una es buena de manera absoluta, la democracia es un error. Se trataría de llevar a cabo un trabajo dialéctico-lógico que dedujese cuál es la única elección correcta y terminar con el asunto.

Soy demócrata incluso para creer que puede estar equivocada la mayoría, pero ese error está en su capacidad para ser libres, para decidir, incluso aunque me parezca que se equivocan, pero arrogarme la sensación de que yo no puedo ser quien está equivocado me parece tan peligroso como que otros se equivoquen.

Libertad, libertad, sin ira hay libertad…

rezaba una canción de mi juventud de Jarcha que adoré durante décadas. Aún la escucho, ahora gracias a Spotify, de momento. Y es que es así de cierto: es preciso dejar de lado la ira para permitir el libre ejercicio de los derechos de los demás, por más que creamos que no hacen lo correcto. Sin ira será posible la libertad, pero la ira se ha ido instalando en la sociedad ayudada por los discursos patéticos de los partidos políticos actuales que saben que la ira es más vistosa que el discurso, saben que tienen que ser espectaculares y no únicamente coherentes o éticos.

Su única ambición (y puede que incluso siendo bienpensado sea de buena fe) es alcanzar el poder y para ello, en este mundo mediatizado en el que nos toca vivir, es preciso ser escandaloso, ruidoso, mucho más que los demás, hacer más y más ruido, gritar más alto… pero esto no es política (al menos no ideológica) y cuando la oposición a uno de los partidos que más hace esto lo hace también, siento que se ha entrado al trapo de la demagogia, de la violencia barata y callejera, de las verduleras, de la que hace el PP.

Ahora hay un terremoto en Lorca y todos van a fotografiarse en la zona. Y tienen la desfachatez de decir que han suspendido los actos de campaña. Pero ¿a quién pretenden mentir? Todo lo que hace un político es buscando electorado. Incluso cuando dicen que han dejado de buscar electores. Es su trabajo y entiendo que lo hagan, pero no nos insulten diciendo que no lo hacen. No nos mientan.

Ah, se me olvidaba, es preciso mentir para que salga un discurso creíble.
No se trata de conseguir un discurso cierto, sino verosimil.

Es como en cine, el maquillaje se utiliza para lograr un efecto de naturalidad que no se tendría con la naturalidad de la piel sin maquillar (error que cometen los fundamentalistas de cine europeo con frecuencia).

Resumiendo: me habría gustado que a esos mitineros del PP les hubieran, simple y sencillamente, ignorado hasta el punto de que hubiesen sabido que lo que dicen no convence, que lo que pretenden no interesa, que no serán votados. No me ha gustado que a esos mitineros demagogos se les haya tratado con la demagogia del ruido.

Ruido x Ruido = Ruido al cuadrado.

Pego la letra de la canción para que quede aquí, por si alguien en Internet… mientras se pueda, la busca y quiere tenerla.

Libertad sin ira

Dicen los viejos que en este país
hubo una guerra,
que hay dos Españas que guardan aún
el rencor de viejas deudas;

dicen los viejos que este país necesita
palo largo y mano dura
para evitar lo peor.

Pero yo sólo he visto gente
que sufre y calla, dolor y miedo,
gente que sólo desea
su pan, su hembra y la fiesta en paz.

Libertad, libertad
sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad,
sin ira libertad,
y si no la hay sin duda la habrá.

Dicen los viejos que hacemos
lo que nos da la gana;
y no es posible que así pueda haber
gobierno que gobierne nada;

dicen los viejos que no se nos dé rienda suelta,
que todos aquí llevamos
la violencia a flor de piel.

Pero yo sólo he visto gente
muy obediente, hasta en la cama
gente que tan sólo pide
vivir su vida, sin más mentiras y en paz…

Libertad, libertad
sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad,
sin ira libertad,
y si no la hay sin duda la habrá.

Encontrar una mirada o un objeto

Me gusta dejar vagabundear mi mirada por los objetos que encuentro alrededor. Cuando me sorprende uno intento recordarlo, a veces, incluso, fotografiarlo. No tanto por la necesidad de plasmar su recuerdo como por el de premiar mi acto de descubrimiento, mi mirada consciente, mi mirada de niño que descubre, otra y otra y otra vez, el mundo.
Hay pocas cosas que me gusten tanto como esto, como reencontrarme con mi niño interior, con ese que dicen que todos tenemos dentro. Hoy he pasado horas con las hijas de la prima de mi amor, que me llaman tímidamente tío, disfrutando de sus miradas a las cosas, aprendiendo de ellas, viendo cómo se puede disfrutar de un alfabeto inventado (cómo no haberlo propuesto en mi taller de poesía china!!!) o con una colección de piedrecillas que guardar en una bolsa de plástico o descubrir champán en una botella de agua de la fuente de la plaza.
Hay quien sostiene que sería un buen padre, pero no se dan cuenta de que en realidad lo que me gusta es ser buen hijo, bueno jugando con otros niños, con otras niñas, con sus descubrimientos, los más importantes, los que sólo se pueden hacer una vez en la vida… salvo que se siga siendo niño por siempre. ¿Significa que no me gusta crecer? No. Me gusta tener los años que tengo, me gusta ser capaz de ver con su mirada y también con la de sus madres y padres; y quizá algún día también con la de sus abuelos y abuelas.
Es variado y sabroso, es caleidoscópico y polifacético, es encontrarse con una realidad llena de objetos que son más que objetos, con piedras que son dinero, con arena que sirve para hacer una crema, con hormigas que se pueden comer para que la caca salga con patitas negras y caiga por una cascada de agua amarilla.
O un candado que encierra el aire, que encarcela al universo sin que este lo sepa, haciendo que la naturaleza toda sea una cárcel de la que no es posible escapar, salvo por el hueco dejado para la llave imaginaria. Un retrovisor que refleja lo que no debería, que refleja el cielo por el azar de la destrucción.

Manifestaciones

Convocatoria ManifestaciónParece que ha llegado el momento de manifestarse… y nos lo pide la CGT en una convocatoria que me ha llegado por distintos medios. Yo quise compartir mi apoyo en una entrada en FaceBook que ha generado un breve debate que me sirve de entrada para el día de hoy en este blog: podríamos llamar a esto reutilización de información (o copiar y pegar).
Compartí la información diciendo que

Hay otras posibilidades de afrontar reformas estructurales. Pero el pérfido bipartidismo no nos deja ver más allá. Si no te convence lo que ahora mismo están proponiendo los partidarios de modelos neoliberales, este es el momento de manifestarte y decirlo.

A lo que añadí un comentario matizando esta publicación, así como añadiendo una miniexplicación de porqué creo conveniente la convocatoria:

No me gusta la foto, pero sí creo que es necesaria una manifestación que aporte algo de optimismo en el sentido de hacernos creer que otro modelo productivo y social es posible. Pero claro, hay que quererlo: no será perfecto ni mejor para todos, pero… al menos (sano para la democracia) es otro. Es decir, sí hay alternativas.

Por supuesto, como suele ocurrir en FaceBook, la publicación tuvo una respuesta inmediata. Parece que todos debemos opinar de todo lo que ocurra, es más, de alguna manera también deseamos que lo hagan para sentir que lo que decimos tiene algún tipo de repercusión. A nadie nos gusta predicar en el desierto, y sin embargo es razonable que muchas religiones consideren esa acción como algo fundamental para encontrar la verdad. Es predicando en el desierto (como este blog) donde se puede sentir que lo que se dice es verdad sin importar la opinión de los demás, que inevitablemente influye en la adecuación de la prédica al predicado.

Chema Vega dijo: Tenemos que creer que un cambio es posible para lograr vivir en una sociedad más justa y más humana. Pero no sé que pasa en España donde nadie sale a la calle, limitándose a lloriquear en los bares o en el sofá de su casa. Hemos olvidado que tenemos derechos, que somos personas con conciencia.

Manu Tango añadió: El cambio esta mucho mas arriba, debe ser mucho más grande y profundo, el sistema actual está terminado, esto es anecdótico.

Yo contesté principalmente a Manu diciéndole que al menos cambios mínimos pueden permitir una transformación más suave al nuevo sistema. Y no sé si le convencí o no, pero al menos le estaba dando la razón, porque creo que la tiene al mismo tiempo que le invitaba a decidir si convenía realizar esa manifestación con ese motivo.

Chema añadió que, según él, el cambio es difícil, y por supuesto que el objetivo es un cambio a nivel superior, pero la casa se empieza por los cimientos. Si la base de la pirámide, el pueblo, se organiza y reclama sus derechos es capaz de paralizar todo un país.

A veces me parece que hacemos análisis tan rápidos como superficiales, que, lógicamente, una herramienta como FaceBook son los que privilegia, y no sólo FB, sino en general toda publicación en Internet o pensada para un soporte electrónico (y esto es todo un artículo a parte) tiende a ser banal, simplona, con la perspectiva de que debe ser leída en un vistazo rápido, no escrita para ser reflexionada ni enjundiosa. Quizá por esto quise exponer con más profundidad, con más detalle, lo que había pensado y no escrito para no «perder el tiempo» ni hacérselo perder a nadie.

En un modelo socioeconómico como el español actual, dentro de la unión europea y con el grado de interdependencia que existe en el mundo globalizado, el pueblo no es el de un país, es el del planeta. Organizar eso es poco menos que imposibl …e, pero sí creo que se pueden dar pequeñas muestras a modo de ejemplo de colectivos menores. De ahí que a veces me parezca necesario comenzar por lo más más pequeño, los amigos, conocidos, el camarero que me atiende, el hombre que me vende el pan… y no pidiéndoles que se organicen sino organizándome yo para tratar a cada uno con la deferencia que merecen, respetando sus libertades hasta el punto de aguantar cosas que no me gustan, pero para mí esa es la convivencia…
Como digo, esta manifestación no será ni mucho menos y espero que no intenten esa vía, un comienzo de una revolución, porque es algo que no está bien definido, sino (y no es poco) una petición de moderación a quienes están desmantelando el sistema de protección social rápidamente con la excusa de la crisis, justo cuando más va a hacer falta.
Con esa llamada de atención ya me quedo satisfecho porque el buen funcionamiento de estas pseudodemocrácias en las que vivimos, necesita un control de la opinión pública más activo que el actual.
Teniendo en cuenta la incapacidad e incluso la falta de interés de los medios de comunicación por ocupar ese rol, queda la esperanza de que lo hagamos los ciudadanos en pequeñas manifestaciones (o no tan pequeñas), huelgas justificadas (aunque la labor de los sindicatos actuales deje mucho que desear), y una participación activa en las próximas elecciones para intentar frenar el bipartidismo que, aunque no es el mal que nos ocupa, no ayuda en lo más mínimo a la contención debatida que podría ser deseable para creer que vivimos en democracia representativa.
Sé que no es lo suficientemente profundo este análisis de situación, igual que sé que esa manifestación no cambiará el mundo, pero sí creo que es preciso abrir debates que nos hagan entender que en un mundo complejo, no debemos excusarnos en la complejidad para no afrontar posibles reformas o impedir algunas.
No sé cuál es la mejor manera de incidir en el mundo actual, pero ha de haber alguna manera de, cuando menos, no sentirse excesivamente frustrado.
Siempre he opinado que es preferible fracasar a ser frustrado.

Y mi querido Chema me agradeció la perorata con unas palabras cariñosas y laudatorias:

Ole, ole, ole: me he quedado sin palabras. No podría haberlo explicado mejor. A veces, Giusseppe, me sorprendes con tu elocuencia (no sólo en poesía) En fin que tienes mi voto si quieres presentarte como candidato a guiarnos. Me quito el sombrero ante tus afirmaciones.

Pero no he podido por menos que responderle lo que siento al respecto de mi participación en política, que casi entra en contradicción con mi propia perorata de unos párrafos arriba, diciéndole que no, que no me presentaría como candidato-guía porque me da mucho miedo ensuciarme las manos y tengo exceso de coherencia: un par de cosas que me convierten en demasiado radical para ser un buen político. Lamentablemente, sería buen dictador, pero no me gusta ni pensarlo.

Ha sido una charla amistosa, respetuosa y con pocas faltas de ortografía. Me gustaría que hubiese muchas otras así, incluso muchas en las que yo no llevase la voz cantante. Pero, por favor, si no somos capaces de cuidar las formas, jamás podremos cuidar el contenido.

Esto no es una broma