Terraza en condiciones especiales

El miércoles de la semana pasada me atreví a salir después de casi 80 días sin hacerlo. Carmen estaba paseando en la franja horaria autorizada, entre las 6 y las 10 de la mañana. Yo no había salido más que un día (7 de mayo) para dar uno de esos autorizados paseos y aproveché para acercarme al estudio de Costanilla. A la salida nos encontramos con Jaime, quien había pasado unos días muy malos y resultó bastante duro no poder abrazarle. Por otro lado, mi excesivo análisis kafkiano de la imposibilidad de cumplir con unas normativas, que se quedan obsoletas según las van creando, en el corazón de una ciudad tan densamente poblada como es Madrid, hizo que pasase un rato más desagradable que esperanzador, así que volví a la reclusión absoluta, mientras Carmen más o menos 3 días por semana sale a darse un paseo y compra alguna cosa para comer.

A las 10:00 me encontraba más o menos bien de la alergia (ya me gustaría escribir estoy hoy también) y no me dolía nada… así que llamé al móvil de Carmen que casualmente lo llevaba encendido y lo oyó. Le propuse que a la vuelta se acercase a Mesoneros Romanos y viese si había sitio, justo al lado de nuestra casa, para desayunar en la terracita.

Me pergeñé con la mascarilla y algún papel de usar y tirar para abrir puertas, si era preciso, así como el monedero y la cartera, que estaban durmiendo una larga siesta de 80 días junto al termostato.

Bajé las escaleras sin tocar los pasamanos, abrí el portal con uno de aquellos papeles prescindibles, salí a la calle y caminé los 40 metros que me separaban de la mesa de la terraza cruzándome con un hombre ebrio y hostil, una parejita que venían en dirección contraria a la mía y llegué a donde Carmen estaba esperándome, en una mesita cuadrada, metálica, que no quise saber en qué grado estaba contaminada con virus, amén de intentar no tocarla para no contagiarla con mis posibles portes.

Se acercó el camarero tras su mascarilla protectora y sus guantes negros para preguntarnos qué queríamos desayunar. No tenían porras. Tuvo que ser una tostada de tomate y aceite, pero daba igual. El caso era estar fuera de casa.

Diferentes personas, diferentes actuaciones: algunas con mascarilla, otras sin ella, algunas paseando perros, otras yendo o viniendo… y una sensación extraña como de postapocalipsis me invadía. Tenía ganas de volver a casa, no estar ocupando una de las preciadas sillas durante más tiempo del preciso para desayunar, que para mí siempre es mucho más que el preciso para desayunar.

Nos hicimos esa foto para ilusionar a mi familia, pero a mí me resultaba desoladora.

No quiero salir así. No lo necesito tanto y me agobia pensar que estoy haciendo algo inapropiadamente o ver que hay gente a quien no le preocupa o, sencillamente, viven más relajadamente un estado que yo vivo como Kafka en El Castillo.

Así que he decidido escaparme de la novela y pasarme a ser un pixel, como tantas otras veces en mi pasado. Se me da bien hacerlo.

Acción Huecos en la Memoria

Dentro del I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO en el que participé en directo (vía Instagram Live en mi perfil de esa red social) el viernes pasado, nos pidieron que proporcionásemos una grabación preferiblemente horizontal de la acción en cuestión para disponer en el canal YouTube del encuentro MUCHO Acción.

Sigo sin estar convencido de que la acción (el arte de acción) se lleve bien con el vídeo, pues crea una falsa sensación de «presentación», mucho más aún cuando se trata de un vídeo, como el que yo les envié, que no ha sido emitido en directo, sino grabado para la ocasión, aunque sea sin ensayo, aunque sea irrepetible, aunque se intente emular todo lo que tendría de efímera una acción in situ.

I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO Grabación realizada con una cámara auxiliar mientras se realizaba la acción en directo emitida vía Instagram Live.

Aquí está la emisión en vivo en Instagram tal como fue emitido, con mi teléfono móvil colocado de manera horizontal usando la cámara frontal (sin percatarme del efecto espejo) y recibido en múltiples dispositivos de manera vertical.

Transmisión (retransmisión) en vivo y directo, que ahora al estar grabada deja de estar en vivo y en directo, pasando de presentación a una sutil forma de representación, de la acción que realicé para el I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO el día 24 de abril de 2020 a las 18:30 horas.

No contiene las interacciones de quienes estuvieron conectados en ese momento a mi emisión a través de mi perfil de Instagram (@giusseppe.dominguez ) https://www.instagram.com/giusseppe.dominguez/

¿Qué ocurre cuando una emisión horizontal se ve verticalmente en múltiples dispositivos? ¿Es eso una elección de un plano performático o sencillamente un descontrol inevitable de un público que puede o no girar sus dispositivos con los que van a asistir al evento?

Por último añado el vídeo editado (con OpenShot 2.5 sobre Linux Mint 18.3) para colocarlo «horizontal» porque así lo solicitaban para incluirlo en el canal YouTube del encuentro MUCHO Acción.

Transmisión (retransmisión) en vivo y directo, editada con OpenShot 2.5 sobre Linux Mint 18.3, para girar la disposición vertical con la que había quedado grabada en Instagram, de la acción que realicé para el I Encuentro de Arte de Acción en Red MUCHO el día 24 de abril de 2020 a las 18:30 horas.

Editar una acción hasta el punto de girarla, cambiar el tamaño de visualización, quizá podría haber aprovechado para cambiar la iluminación, incluso agregar algo de dramatismo sobreponiendo una música inexistente durante la acción… ¿no acaba por desvirtuar absolutamente el sentido de lo que una acción poética o una pieza de arte de acción o performance art debería ser? ¿No estoy siendo demasiado dogmático al preguntarme esto en estos momentos de retoque digital permanente? ¿No habría que considerar obsoletas las propuestas que no tengan en cuenta las nuevas tecnologías como dictadoras de las formas artísticas?

La Bola de Cristal fue irrepetible

No se sabe por qué hay programas de televisión que han marcado una generación entera, aunque puede que fuese por el hecho de que sólo había una cadena nacional. Sí, puede que fuese por eso. Por otro lado, no todos los programas que se emitieron entonces en esa única cadena nacional han marcado tanto como otros. En concreto, no conozco a nadie (de mi entorno) que no considere una joya la maravillosa Bola de Cristal, con sus Electroduendes, su Bruja Avería, sus llamamientos explícitos a dejar de ver la tele para no acabar convertido en un becerro, ni su aperturismo que llevó a ser prohibida (prácticamente) tras permitir canciones del punk más radical de aquella época. Hablamos de una época que acababa de vivir un golpe de estado (Tejero, 23F del 81) que reclamaba volver a los tiempos de Franco.

Y ahí, agazapada, galopaba la siguiente amenaza de la libertad, llamada consumismo, que nos hizo no caer en el comunismo, según algunos y que nos arrastró a la esfera del neoliberalismo que imperaba en la era Reagan-Thatcher.

Pero los guionistas de aquellos electroduendes eran verdaderos adelantados a su tiempo que vieron lo que se avecinaba y hacían decir a la antagonista Bruja Avería «¡Viva el mal, Viva el capital!» en cada episodio, amén de reírse del absurdo de practicar deportes en gimnasios, o vestir a la moda, más preocupados por la apariencia que por el contenido.

Llamaban a voces a leer, a desarrollar la creatividad, la imaginación, a desabrocharse la mente, a usar el paracaídas del cerebro que sólo sirve si está abierto.

Programa emitido en TVE entre 1984 y 1988, dirigido por Lolo Rico, si algo caracterizaba a La bola y la convirtió en un espacio único fueron las grandes dosis de imaginación y la libertad creativa. Siempre pendiente de las últimas tendencias, era lógico que se empapara de la estética y la cultura que marcó los 80: la movida madrileña, La Bola se convirtió en el mejor escaparate para este movimiento musical logró popularizarla y la acercó a todos los que no podían acceder fácilmente a ella por no vivir cerca de Madrid. Personajes hasta entonces nunca vistos como el Hada Truca (Alaska), El Cuarto Hombre (Javier Gurruchaga), el Librovisor (con Pablo Carbonell y Pedro Reyes) y, como no, los Electroduendes marcaron un antes y un después dentro de los programas infantiles. La Bruja Avería, Maese Sonoro, el Hada Vídeo y Maese Cámara hicieron reír y abrir sus mentes a una nueva visión de la actualidad a miles y miles de niños de la generación de los 80.

El sábado 18 de abril, descubrimos que RTVE (algo más modernizado que en aquellos tiempos) tiene todos los episodios que se grabaron de La Bola de Cristal disponibles en su plataforma RTVE A la carta, y Carmen estuvo disfrutando de uno de ellos en nuestra flamante televisor de pantalla casi plana, conectándonos con un dispositivo conocido como ChromeCast, que permitía manejar el programa desde el SmartPhone… y sin embargo, los guiones de entonces no parecían en absoluto obsoletos.

Uno de los N’Clave de Po(esía) online…

La semana pasada tuvimos el evento de N’Clave de Po(esía) que estoy realizando online, obviamente, desde el que correspondía en marzo… y lo que queda de 2020, no creo que lo hagamos presencial salvo escenarios de un optimismo radical.

Fue entrañable, principalmente centrado en personas que están asistiendo a los talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53, pero abierto a todo el mundo, tanto es así que se organizó como reuniones de Skype sin contraseña, ni siquiera, lo que era algo arriesgado, pero por otro lado, tampoco tenía por qué derivar en una incidencia de seguridad, pues con expulsar a quien no se identificase claramente, era suficiente. Y no éramos tantos: Un par de sesiones de una hora y media cada una, con unas 6 personas en cada una de ellas. 12 o 13 personas que podían haber compartido evento, pero habría habido mayores probabilidades de incidencias tecnológicas que ralentizaran el devenir del evento. Fueron sencillos, cálidos y con lecturas siempre sorprendentes, e incluso con sorpresas como un poema cantado en coreano por Kay Woo o un experimento vocal de Eva Obregón Blasco. Es un lujo estar rodeado de gente tan interesante.

Poetas leídos a lo largo de la tarde (algunos no los apunté):

  • Francisca Aguirre
  • Roberto Juarroz
  • Mada Alderete
  • León Sierra (era uno de los asistentes)
  • Wis?awa Szymborska
  • Leopoldo Alas Mimbres
  • Alberto Portera
  • Álvaro Mutis
  • Raymond Carver
  • Gamoneda
  • Carmelo Iribarren
  • Lee (Yi) Sang (un verdadero descubrimiento)
  • Pedro Juan Gutiérrez
  • Teresa Agustín
  • Carmen Bullosa
  • Robert Desnos
  • Charles Bukowski
  • Raymond Queneau
  • Ingeborg Bachmann
  • Anna Ajmátova

Llevo toda la pandemia acordándome de esta versión de Resistiré

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Parece ser que está de moda (por decirlo con sorna) salir a las ventanas a las 20:00 a aplaudir a personal sanitario de los hospitales que quedan en pie tras la privatización que solicitó el pueblo soberano tener en las elecciones que han tenido lugar en los últimos lustros en este país y sus diferentes autonomías.

Dentro de esa algarabía de aplausos y saludos, se ha comenzado a poner música en los balcones y ha hecho furor la versión de El Dúo Dinámico titulada «Resistiré» con una letra, como casi todas las del Dúo (de quienes fui ferviente seguidor en mi adolescencia). Sin embargo, siempre preferiré la homónima canción de Barón Rojo que añado al final del texto.

Resistiré, del Dúo Dinámico

Cuando pierda todas las partidas
Cuando duerma con la soledad
Cuando se me cierren las salidas
Y la noche no me deje en paz
Cuando sienta miedo del silencio
Cuando cueste mantenerme en pie
Cuando se rebelen los recuerdos
Y me pongan contra la pared
Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré
Cuando el mundo pierda toda magia
Cuando mi enemigo sea yo
Cuando me apuñale la nostalgia
Y no reconozca ni mi voz
Cuando me amenace la locura
Cuando en mi moneda salga cruz
Cuando el diablo pase la factura
O si alguna vez me faltas tú
Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré

Ingenuo de mí, lo que me imaginaba es que la gente cantaba a voz en grito la versión de Barón Rojo… oh, triste Barón, de quién se apagó su gloria…

Resistiré
Barón Rojo

Criminales disfrazados,
seres sin razón ni piedad.
No hay palabras en el mundo
que definan vuestra maldad.
Por dinero asesináis,
por placer aniquiláis,
por poder nos destruis.
Suciamente mentís
aunque siempre vigiléis
y mis datos proceséis
no es tan fácil hacerme callar.

Resistiré,
Resistiré hasta el fin
Resistiré,
Resistiré hasta el fin.

Ordenáis a los profetas
que hablen de la guerra mundial.
Lleváis siglos maquinando
el final de la humanidad
y queréis hacer creer
que os importa nuestro bien
pero oculta en el disfraz
hay un arma mortal.

Nos habláis de sumisión,
nos pedís resignación
pero no me dejaré engañar.

Resistiré,
Resistiré hasta el fin
Resistiré,
Resistiré hasta el fin.
Yo maldigo…

 

Sufre mamón

El sábado tuvimos la mala suerte de compartir edificio con unos energúmenos que decidieron que el confinamiento por coronavirus era el momento ideal para darlo todo en un karaoke improvisado en su domicilio una planta o dos por debajo de la nuestra. No podíamos oír nuestra propia televisión sin subir el volumen a unos umbrales inapropiados para el correcto funcionamiento de los altavoces internos del aparato. Por supuesto, los silencios de la película se llenaban de sus voces de las que también hacen alarde en cada ocasión de agradecimiento a los servicios sanitarios a las 20:00 de cada día, amén de aplausos exagerados y aullidos de lobos en celo.

Tenían puesta una selección de música ochentera que incluía, como no podía ser de otro modo, la flor y nata de la pijería de la época. Y los Hombres G no podían faltar. Voceaban a pleno pulmón:

sufre mamón (un bello y empático deseo

devuélveme a mi chica (dado que es un objeto de mi posesión

o te retorcerás (y me alegraré sádicamente

entre polvos pica-pica (menos mal que la rima fácil no dio lugar a otros ataques o que no conocían el Antrax

 

No quiero aplaudir al lado de esta gente. No me comporto como ellos. En nuestra casa se intenta siempre mantener el nivel de audio tan bajo que tenemos auriculares para uso constante, sin necesidad de cuarentenas en las que mostrar solidaridad vecinal. Es una práctica que debería extenderse y considerarse de obligado cumplimiento para toda persona que diga ser respetuosa.

Por primera vez en mi vida, a punto estuve de llamar a la policía para que interviniesen, pero no quise derivar sus servicios de otras actividades potencialmente más necesarias. Pero el grado de crispación me lleva a pensar que los Hombres G(ilipollas) son ellos y por momentos a tener los mismos deseos carentes de empatía.

 

 

Una notificación de mi «piscina»

A continuación te transmitimos la información recibida por parte del Ayuntamiento de Madrid en relación a la situación y evolución del coronavirus (COVID-19):

De conformidad con la ORDEN 338/2020, de 9 de marzo, de la Consejería de Sanidad, por la que se adoptan medidas preventivas y recomendaciones de salud pública en la Comunidad de Madrid como consecuencia de la situación y evolución del coronavirus (COVID-19), y las medidas preventivas, se informa:

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid aprobó el martes 10 de marzo una serie de medidas con carácter extraordinario con motivo de la evolución del Coronavirus (COVID-19).

En esta línea por Decreto de 11 de marzo de 2020, de la Concejal Delegada de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación, se suspenden las actividades y el funcionamiento de distintos centros adscritos a los Distritos.

Entre dichas medidas preventivas está la suspensión del funcionamiento de los Centros Deportivos Municipales y otras instalaciones deportivas adscritas a los Distritos.

La suspensión será desde el día 12 hasta el 27 de marzo, ambos incluidos, sin perjuicio de las prórrogas que se acuerden de forma sucesiva.

De esta manera, nuestro centro CDM Escuelas de San Antón, al ser un Centro Deportivo Municipal se ve afectado por las medidas citadas anteriormente y permanecerá cerrado en las fechas indicadas.

Os mantendremos informados puntualmente de los cambios que puedan ocasionarse al respecto en los próximos días.

No me hago las fotos que hay que hacerse

Parece ser
que estar en una manifestación
es hacerse fotografías
luciendo un vestuario apto para la ocasión.

Parece ser
que estar en una manifestación
es dar los gritos o consignas
que nos digan que demos
o saltar por los aires salvo que seamos hitler.

Pero a mí se me da mal
hacerme las fotos que hay que hacerse
como cuando no hago fotografías
de los eventos que coordino
para que vea el resto del mundo
que no asiste a los eventos que coordino
que hago muchas cosas
como eventos que coordino
o performances de esas cuyas fotografía
dejan constancia del acto
que no sé si, en sí mismo, se considera importante
salvo que exista reportaje.

Pero a mí se me da mal
obedecer ciegamente
aunque soy bastante obediente
por otro lado
y saltar no está en mi ADN
ni lo soportan mis rodillas
ni mi repugna a las falacias
incluso aunque pueda parecer, visto desde fuera,
que no simpatizo con lo que hay que simpatizar
y me siento desconectado
expulsado sin que me expulsen
o incluso cuando sí que me expulsan
quizá justificadamente
porque quizá no soy rentable
para una lucha completamente necesaria.

Parece ser
que no soy apto
para manifestarme.

Nunca he sido buen participante en manifestaciones
que sean reivindicativas
o que sean recreativas.

Me agobio en conciertos
que superen las 30 personas.
Me orillo en masivas concentraciones
como cáscara de crustáceo arrastrado por las olas.
Me inhibo ante compromisos
que requieran mi simpleza.

Y acabo de constatar que llevo escritas tres
frases que comienzan por «me».

Quiero quitar»me» de en»me»dio
y dejar de estar donde no «me» quieran
quizá porque no soy estratégicamente útil.
No es (soy) tan importante.

Échame unas monedillas

Hoy
ante la abundancia de fotografías
rodeándome en la Gran Vía
y en las calles aledañas
que es donde vivo y trabajo
me dieron unas ganas terribles
de poner un puestecillo
con una cajita metálica
que rece:
«por unas monedillas
hago cosas típicas de madrileño
para que tu fotografía
sea más auténtica».

Sentirse como un mono en el zoo
es algo natural
en un ambiente tan poco natural
como es el centro de una ciudad
de más de tres millones de habitantes
y otros millones de turistas
que vienen a recoger
en sus cámaras hábidas de safari
un pedacito de esta realidad
que para mí es tan cotidiana
como ir al vater cada mañana
así que igual un día
deba instalar una cámara en el baño
que retransmita mi vida
como experiencia urbana inenarrable.

Hoy
casi digo:
«échame unas monedillas
y hago el madrileño«.

Tertulias de Té y Poesía N’Clave de Po(esía)

Como otras ocasiones, hoy proponemos una reunión amable y sencilla en la que prima la libertad por encima de todas las cosas.

Y siempre toca aclarar que se puede hacer lo que se quiera. Es tan extraño que olvidemos lo que significa ser libres…

Y así estamos.

Hoy cansado y casi sin energía. Con ganas de irme a casa o mejor aún a una terracita a tomar el sol, que dicen que es potente y presente esta jornada madrileña de finales de febrero.

Pero no. No me voy.

Aquí estoy, intentando que haya más lugares para la poesía en el planeta, como intentando combatir el cambio climático a fuerza de versos salvajes que no conducen a nada, porque no tienen vehículos motorizados.

Aquí estoy, intentando habilitar un espacio para lecturas de Miguel Hernández, entre otros motivos porque para sectores escandalosamente retrógrados resulta ofensivo en según qué lugares.

Aquí estoy, intentando facilitar la convivencia entre personas que pensamos o sentimos que la poesía es un camino para mejorar la sociedad, o para hacer más habitable un mundo muchas veces hostil.

Aquí estoy, cansado y sin energía, pero presente y potente para calentar esta jornada de sol y calorcito a finales de febrero… y sólo es el comienzo.

Esto no es una broma