La experiencia religiosa de Ryoji Ikeda

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Si los Cylon tuvieran iglesias, de su único dios verdadero, serían como la instalación data.path del músico y video-creador Ryoji Ikeda, que está expuesta en la tercera planta del ESPACIO de la Fundación Telefónica, abierta al público hasta el 5 de Enero de 2014.

Las instalación consiste en un pasillo de pantallas sobre las que se va proyectando un sinfín de datos sin sentido, pero que forman, acompañados por la desasosegante música de este compositor originalísimo, una experiencia mística, una aproximación a un espíritu digital, a una desgarradora visión de los mecanismos subyecentes a un mundo virtual, a un mundo discreto en el que las matemáticas y la cibernética se hubiesen unido para generar una realidad que traspasa la frontera de lo tecnológico e invadir nuestro analógico cotidiano.

Caminar entre ellos, bajo ellos, sobre los datos, es una sensación única, que nos funde con la naturaleza de aquello que ya forma parte permanente de nuestras vidas, como este teclado sobre el que estoy escribiendo, estos píxeles que están permitiendo, encendiéndose o apagándose, que leas este texto, nos funde con la cartografía secreta de unas galaxias que solo existen en una simulación tan bella como improbable.

Se proyectan datos, puntos que sabemos que están relacionados con una instrucción matemática, programados, acordes a «un plan» secreto, que Ikeda conoce, pero que nosotros tan solo podemos atrevernos a intuir, sabiendo que existe, pero inescrutable, como aquellos caminos del Señor. Datos y puntos acompañados, en ocasiones, de sus referencias posicionales, de sus coordenadas, de su lugar en el mundo, referenciándonos al dudoso lugar que nosotros, humanos, tenemos que ocupar en él.

Atrapamos las letras proyectadas en las manos, intentamos capturarlas como agua de un río que nunca es el mismo río o siempre es el mismo río, vieja controversia presocrática.

Miro absorto el ir y venir de puntos, de dígitos, de letras, de píxeles, en última instancia, que pretenden ser discretos, binarios, blancos sobre negros, pero que no lo acaban de ser, la percepción humana, la mía, se lo impide, quizá la miopía contribuye, pero no es lo único, la escala macroscópica de la proyección hace inviable la apreciación cuántica, discreta, bievaluada.

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Me abandono a ese mirar, ese ir y venir, ese fuego lumínico, esa bella sucesión de un periodo próximo a los 10 minutos, me abandono en una especie de éxtasis, de meditación contemplativa, que no puede y renuncia a capturar la ingente amalgama de datos, en ese camino que nos sugiere Ikeda. Me abandono y recuerdo aquella pretensión de Ad Reinhardt y su monocromía oscura y de espiritualidad rayana en el misticismo.

La música, no obstante, sigue siendo un importante factor presente y de la misma trascendencia que la imagen, aquella que en su día me dijo Jaime Vallaure que me gustaría (y tenía razón), aquella que hizo que conociese Spotify, entre cuyas listas tengo la obra completa de este autor tan sugerente. Hace años que quiero usar su música para un proyecto de sonido y vídeo, pero ver esta obra tan poderosa acompleja sobremanera. Su trabajo tiene tal calidad, tal detallismo, tal pulcritud, que no creo estar en condiciones de no manchar el uso que haga de sus temas.

Ryoji IkedaY la mezcla audiovisual realza cierto carácter dramático, podríamos decir, que además de amenizar la pieza, dota la instalación de un atractivo hipnótico, intenso sin ser cargante. Está perfectamente equilibrada, así como la aparición desaparición de las proyecciones, dejando pausas de luz y sonido que dejan al público (que interactivamente (de verdad) pasea entre la obra) en una especie de suspenso estado de reflexión/contemplación.

Mirar los entresijos, las tripas, el backstage de la instalación no hace sino aumentar la sorpresa, la admiración, contemplando cómo ha conseguido este artista una proyección tan exactamente calibrada, tan asombrosamente sincronizada, tan idealmente adaptada al espacio que, hay que reconocer, ha debido de participar activa y diligentemente en el montaje de una obra cuyas complicaciones técnicas, salvando columnas, por ejemplo, aparenta ser más difícil de lo que parece (aunque esto tenga el aspecto de una contradicción).

Sin entrar en detalles de cómo Telefónica ha conseguido tener la difusión insospechada de ocupar las miles de marquesinas que me alertaron de no perderme esta pieza, en comparación con la escasa de un día (único día) de pianos en la calle Serrano de Madrid, he de reconocer que agradezco que lo hayan logrado y espero que la gente de esta ciudad vaya a visitar la exposición de esta obra de arte contemporáneo que igual consigue que no se oiga esta palabra como un estigma, sino como algo propio de nuestro tiempo, como algo que nos es mucho más propio y cercano de lo que creemos, poseedores de smartphones, tablets, portátiles, televisores de plasma o píxeles, asistentes a una revolución, la tecnológica, que también impregna el arte, de cuando en cuando, con una maravilla como esta pieza de este artista al que seguir la pista.

Círculos

concéntricos
geométricos
amorfos
antimorfos
anestésicos
sintomáticos
pluseros
guguelados
globales
sociales
anarcos
obscenos
sinceros
abiertos
cerrados
topo(i)lógicos
antropomórficos
australes
austrolopitéculos
dinusaúricos
telúricos
sobrios
sinergéticos
energéticos
apologéticos
árticos
antárticos
trópicos
milléricos
anaranjados
opacos
translúcidos
lúcidos
lucidos
lúdicos
palúdicos
esdrújulos
absurdos
críticos
neuróticos
solitarios
acompañados
rotos
rojos
rómbicos
rocambolescos
gigantescos
hemisféricos
solemnes
no.

El final del proyecto sobre el Tractatus

Terminado el proyecto sobre el Tractatus, con la acción que realicé en El Patio de Martín de los Heros. El resultado, por decirlo así, queda en esta página, para quien guste curiosear.

Algunas fotos que realicé intentando que coincidieran con las horas en punto. Que sirvan como complemento a esa documentación que casi nunca adquiero ni requiero.

Reformateando el Tractatus

1 Reformatear el Tractatus.
1.11 Formatear (Verbo que indica acción): Dar un formato o presentación a una tabla numérica o a un documento.
1.12 Reformatear consiste en modificar el formato previo.
1.121 Si el previo era un formato, digamos, literal, se trata de adaptarlo a un formato dinámico, interactivo y topológico.
1.21 Tractatus hace referencia a la obra Tractatus Logico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein.
1.211 El libro se enfrenta a los problemas centrales de la filosofía que tienen que ver con el mundo, el pensamiento y el lenguaje, y presenta una «solución» (como la denomina Wittgenstein) a estos problemas, la cual está fundada en la lógica y en la naturaleza de la representación. El mundo está representado por el pensamiento, el cual es una proposición con significado, puesto que todos (el mundo, el pensamiento y la proposición) comparten la misma forma lógica. Por lo tanto, el pensamiento y la proposición pueden ser imágenes de los hechos.
1.212 Wittgenstein es un filósofo austríaco, se cuenta entre los pensadores más influyentes del siglo XX, reconocido en especial por su contribución al movimiento conocido como filosofía analítica.

2 Reconocimiento de un formato más adecuado.
2.1 Al abrir por primera vez el Tractatus, quedé (asumo un yo) fascinado por el formato que había elegido el autor para exponer su pensamiento. Esa linealidad de libro convencional combinada con la enumeración característica de una exposición lógica.
2.11 De acuerdo a sus palabras: Los números decimales asignados a las proposiciones individuales indican la importancia lógica de las proposiciones, el énfasis dado a cada una en mi exposición. Las proposiciones n.1, n.2, n.3, etc… son comentarios a la proposición número n; las proposiciones n.m.1, n.m.2, etc… son comentarios a la proposición m; y así.
2.2 Los mapas mentales parecen un formato idóneo.
2.21 Mapas mentales son cartografías de ideas y/o reflexiones sobre un tema mediante diagramas que conectan las mismas, principalmente, de manera jerárquica.
2.211 Es posible que si Wittgenstein los hubiese conocido, habría deseado escribir su libro en este formato.
2.212 Puede migrarse el texto del Tractatus de manera simple a un diagrama jerárquico.
2.2121 Esto es justamente lo que se va a hacer.
2.21211 Debido a la limitación de no conocer el idioma alemán, se han comparado varias ediciones, hasta elegir una en papel prestada por María Ginzo, a quien se la había prestado su padre, a quien se la había prestado la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid.
2.212111 Es una edición bilingüe de Alianza Editorial de 1973, con una traducción basada en una realizada para la Revista de Occidente de 1957.
2.212112 La traducción está realizada por el ínclito Enrique Tierno Galván.
2.212113 Se va a utilizar una versión digitalizada.
2.2121131 La versión digitalizada ha sido previamente preparada para minimizar problemas técnicos durante el proceso.
2.22 Existen herramientas informáticas para realizar mapas mentales.
2.221 FreeMind es un programa de código abierto. Lo conozco de utilizarlo en otras ocasiones y con otros propósitos.
2.2211 Puede generar como salida distintos formatos, entre los que cabe destacar HTML dinámico, Java o XML.
2.2212 La navegación y su exposición se adecúan exactamente con el formato deseado para el Tractatus.
2.222 Elegir una herramienta de código abierto tiene connotaciones política que me interesan definitivamente.

3 Copiar, pegar y hablar.
3.01 Podría haber elegido un método automático para realizar la transformación de formatos, pero deseaba hacer hincapié
en el hecho de que se trata de una acción.
3.011 La acción simple de copiar y pegar.
3.0111 Copiar de un archivo de texto plano.
3.0112 Pegar en un documento, mapa mental, FreeMind.
3.1 Además del proceso de copia y pega, durante la acción, que no ha de ser rigurosa, se leerán textos escogidos.
3.11 Que no sea rigurosa significa que se permitirá la completa interacción con el público asistente mientras no obstaculice el feliz desarrollo del proyecto.
3.2 Se realizará una proyección del proceso sobre una pared.
3.3 Al finalizar el proceso de copia y pega al nuevo formato, se exportará a otros formatos adicionales.
3.31 Tras la exportación a otros formatos, interactivos y navegables, se procederá a su colocación en el lugar correspondiente de la web de http://www.giusseppe.net
3.32 Se informará a los asistentes (mediante correo electrónico) del lugar en Internet desde el que poder descargarse el Tractatus en nuevo formato o navegar por (interactuar con) algunos de los formatos que lo permitan.

4 La duración estimada es de 12 horas.
4.1 No es intencionadamente larga, es simplemente el tiempo estimado que puede tardarse en copiar y pegar línea a línea un libro de unas 90 páginas.
4.11 El proyecto puede haber terminado antes.
4.111 Si se hubiese terminado antes, se continuará en el espacio hasta el final del tiempo acordado leyendo y/o comentando textos del Tractatus.
4.112 Si no se hubiese terminado al transcurrir las 12 horas, se dejará inconcluso y se terminará y presentará vía web el resultado final para quien desee acercarse al mismo.
4.2 El tiempo estará dividido por cuestiones técnicas en tres bloques de 3,5 horas cada uno.
4.21 Entre estos bloques habrá un periodo de media hora.
4.211 Tras el tercer bloque, la media hora restante será reservada para comentarios de última hora o desmontar el equipamiento.

5 La acción se mostrará por primera y última vez en El Patio de Martín de Los Heros de Madrid
5.1 El Patio está situado en: C/Martín de los Heros, 15
5.11 El metro más cercano es Plaza de España
5.12 Un mapa de la zona puede encontrarse en: http://elpatiodemh.wix.com/patio#!contacto/con8
5.2 El día elegido es el 1 de julio de 2013
5.21 Es lunes.
5.3 Hora de comienzo: 12:00 p.m.
5.31 Se comenzará con absoluta puntualidad.
5.4 Hora de finalización: 12:00 a.m.

6 El público queda invitado a asistir en cualquier momento.
6.1 No es necesaria la asistencia de público desde el comienzo de la acción. Esta irá transcurriendo hasta su finalización, con o sin público asistente.
6.2 No es preciso, ni mínimamente, asistir al proceso completo.
6.21 Cualquier persona es invitada a entrar y salir a su antojo y en cualquier momento.
6.3 El público disfrutará de la proyección del proceso.
6.31 Pueden visualizarla o ignorarla y dedicarse a actividades más o menos voluntarias y arbitrarias.

7 Se agradece difusión de la convocatoria.
7.1 Puede interesar a colectivos o individuos relacionados con la filosofía o el arte o ambas.
7.11 También puede interesar a personas no relacionadas en absoluto con la filosofía ni el arte.

No es así de simple…

Acabo de leer un artículo sobre el perfil y el número de emigrantes españoles que viene habiendo desde el 2009, y me encuentro con este texto tan divertido:

[…] En cualquier caso, según el PERE, a 1 de enero de 2009, residían en el exterior 1.471 españoles. Cuatro años después esta cifra se elevaba a 1.931.248.

Una sencilla resta indicaría que durante la crisis podrían haber emigrado cerca de 460.000 españoles. Sin embargo no es así de simple […]

Jo…

Pero ¿Qué pasa en el periodismo actual?

Espero que mi amigo Juan Carlos Etxeberría no lo hubiera cometido, este error, quiero decir. Pero ¿de verdad que un periódico como El País (o su suplemento económico, Cinco Días), puede cometer este tipo de catastróficos errores numéricos? ¿Nadie revisa los números? No digo que no hayan podido meter la pata por un error tipográfico, más que verdaderamente numérico, pero la parte más importante de este artículo son los números… ¡¿Nadie los revisa?! ¿Tienen que esperar a que alguien les diga algo en un comentario para modificarlos?

Pasmoso.

Una resta como la que dicen sería del orden de 2 millones de españoles emigrando en 4 años… en terminos generales, en lo que, en ciencia, se conoce como cifras significativas. Pero ¿es que nadie les da un cursito básico de matemáticas de primaria a estos trabajadores empeñados en poner cifras exactas (1.471 y 1.931.248) que carecen de significado, en lugar de centrarse en el verdadero significado del número?

hummmmmm…..

Voy a echar de menos a una alumna de matemáticas

Quedan pocos días para que no tenga más clases con mi alumna preferida de particulares. Empecé a hacerle amar las matemáticas, la química, incluso a interesarse por la física, hace cuatro años. Estaba en tercer curso de ESO, creo recordar. Sus padres (y ella) consideraban que tenía dificultades especiales para comprender la materia. No estuve de acuerdo desde el primer día. Se lo dije y me creyeron. Ellos creyeron en mí y creo que ha sido útil y positiva mi aportación a su desarrollo, que, por otro lado, es variado y profundo, curioso, inquieto, ávido de conocimiento, de muy diversos tipos de conocimiento, como debe ser para no caer en especializaciones sectoriales que fabrican miradas agudas, pero no amplias.

El problemaAyer estuvimos haciendo unos ejercicios que, a modo de trabajo con el que sacudirse el problema de resolver exámenes, su profesor les ha propuesto terminar esta tercera y última evaluación de su segundo curso de Bachillerato. Uno de los ejercicios no nos dio tiempo a hacerlo durante la clase que tuvimos de dos horas de duración, pues intenté que, aunque yo le estuviese ayudando, fuese ella quien lo resolviese. Ética como su familia hasta límites tan inhabituales que avergüenza, que sorprende, mi alumna no se negaba a esa forma de afrontarlo, no solicitaba una solución fácil que sería la de que yo le resolviese todos los problemas y ella copiase: no, a ella le gusta aprender. Sí, ni más ni menos. Parece mentira en los tiempos que corren, parece contradecir lo que se dice constantemente de los adolescentes, pero así es: a ella le gusta aprender, desarrollar sus capacidades, pensar por su cuenta, razonar, solucionar problemas que no es que le resulten fáciles, no, es que ha entendido que en esto consiste la esencia de ser un verdadero ser humano, no en tener soluciones, sino en buscarlas, en tener problemas que hay que afrontar. Eso es ser un ser valiente, digno de llamarse humano. Lo contrario es convertir la humanidad en un conjunto de individuos adocenados de los de escapismo y truco fácil, de los seguir corrientes, de aprovechados, de inmorales personajes que esperan vivir con un cerebro de bajo consumo.

Estoy tan orgulloso de haber conocido a alguien así que me hace recuperar la fe en el ser humano, en la posibilidad que aún queda de que vaya mejor que como está yendo, que casi estoy dispuesto a darle clases gratuitamente. Y eso hice ayer, por la noche, cuando llegué a casa, después de haber estado dando clases a otros dos, muy distintos, niños cretinos malcriados, me puse a resolverle un problema que nos quedó pendiente.

Eran las 21:30. Comencé ordenado, recordando la forma de escribir el Tractaus de Wittgenstein, e hice las siguientes cuatro hojas, que contuvieron un error que me tuvo atascado durante unos minutos. Di con él, en la derivada de la función, justo cuando ella me contactó por whatsapp.

1

2 correg

3

4

La llamé. Estuvimos casi una hora hablando al teléfono y le ayudé a resolver la gráfica de la segunda función. Le fui siguiendo el razonamiento por teléfono, lo que resultaba más difícil de lo esperable, y acabamos teniendo casi la misma representación gráfica:

5 6

Terminamos pasadas las 22:30. Yo me quedé feliz de haberla podido ayudar. Ella quedó tranquila por darse cuenta, entre otras cosas, de que puede resolver problemas que, tiempo atrás, consideraba que jamás podría resolver. Pero ya no es la niña pequeña a quien comencé a dar clases, ahora es una persona a punto de convertirse en una de las más interesantes que yo haya conocido. Y saber que he formado parte de esa evolución me llena de orgullo, me hace feliz, de una manera que no sé explicar y que, supongo, sienten los profesores y, a veces, olvidan.

Dualidad

No soy rico ni pobre
pero tengo que posicionarme
en esta presumible lucha
de clases mal dibujadas.

No soy empresario ni empleado
ni mucho menos proletario
y ni siquiera rey
y aunque tengo algo de político
no lo soy profesionalmente
o sí,
quizá sí que lo soy.

Malvado o bueno
listo o estúpido
Caín o Abel.

¿Por qué todo es tan condenadamente dual?

Nuestra lógica bievaluada nos dice
con su buen criterio del modus ponendo tollens

    O bien A, o bien B
    A
    Por lo tanto, no B

pero nos engaña
pues B no es no A
y, lo peor de todo:
nadie sabe qué es A
ni B
ni nadie
ni sabe
ni qué.

No soy cigarra ni hormiga
aunque prefiero a la cigarra
aunque hoy me siento hormiga
ni soy de derechas ni de izquierdas
en esta perversa necesidad de repartirnos
en dos bandos
siempre en dos bandos
como las dos españas
de las que no formo parte.

Ser A es algo complicado
cuando este A se define como un conjunto
siempre más o menos difuso
(aunque no queramos reconocerlo)
por cierta incertidumbre inherente
a la naturaleza metafórica del lenguaje.

Conjuntos de pertenencia a proposiciones
cuyo enunciado es dogma inevitable
(de aquí que Barthes me hablara a mí en Lo Neutro)
debido a la naturaleza del discurso.

Soy hombre o mujer
hetero u homo
alfa o beta.

Pues no, yo no soy nada de eso
y lo soy todo.

Y no es licencia poética
esta afirmación rotunda y contradicha
sino la conciencia de un mundo
descuartizado e infinito.

Soy el punto alejado de toda gausiana
(no siendo delta de Dirac)
que las adora a todas
porque por todas es tocado
poseído
si bien en grado ínfimo
nunca un infinitésimo.

No soy onda o partícula
de manera excluyente y definitoria,
no soy lo que quieren que sea
ni siquiera lo que yo quisiera ser
sino un sinfín sinfín de formas de existir
un inevitable dilema misterioso,
una singularidad
que ocupa todo espacio.

No soy un electrón
ni muchos quarks, fermiones y otros entes
atómicos o subatómicos
o supratómicos.

Y también
al mismo tiempo
y en el mismo espacio
y quizá en otros tiempos
y también otros espacios
lo soy
y poco más.

Esto no es una broma