Y si las paralelas se tocasen

Texto compuesto a partir de comentarios en una publicación en una red social:

¿Y si dos paralelas se tocasen?

En el infinito y más allá
harían un cruce de caminos donde todo sería posible…
(AAAjajajajajaja)
y no serían paralelas.

La famosa paradoja de las paralelas… o la famosa parábola de las paralelas que tal vez se convierta en paradigma o sea un caso parasicológico… yo no me quedaría paralizado e iría a hacer parapente o paracaidismo a paraguay
donde las paralelas mantendrían el siguiente diálogo:
– ¡Anda! ¿Qué tal?
– Bien, ¿y tú?…
– Bien.
Y seguirían viaje,
tendría que pasar
pues es una pregunta trampa, bien sabes que en geometría existe el infinito.

Una le diría a otra: «¡Para, lela!».
sabiendo que va de geometría no euclidiana (tan bonica)
pues se dirían: ¡¡¡al fin juntas!!! y serían felices y comerían perdices… ¿Para qué?
pareciera que llegaron al infinito.

Como tú y yo, paralelos en la vida pero sin dejar de ir uno al lado del otro aunque a veces choquemos.
Hasta el infinito y más allá
cambio identitario según fases de la vida.
Igual creaban su rito pues se convertirían en secantes e iniciarían una vida totalmente diferente a anterior a su encuentro y serían súper lelas y andarían buscando su para qué en la vida. Tal vez, sería un puro accidente o serían imparalelas ¡e imparables!

Pero los ingenieros sabemos desde siempre que se juntan en un punto gordo.
Es el teorema del punto gordo donde
por fin
dos paralelas han ido a tocarse.

1 km de mi casa

Durante el periodo de confinamiento debido a la pandemia de COVID 19, el año 2020 realicé esta pequeña composición que mostraba el círculo al que podía legalmente desplazarme andando en un determinado momento.

Es curioso que casi nunca suelo estar fuera de este círculo salvo en vacaciones o en ocasiones especiales. Soy tan pueblerino…

Caerte te cambia la vida

Cada vez más le temo a los accidentes.

Caerte casualmente
o causalmente
en una bañera escurridiza
en una cuesta abajo
en una escalera desgastada
en una mala pisada
y que la vida se trunque
en su esplendor.

Mientras vaya pasando el tiempo
sin incidentes
lo único que quiero
es disfrutar
de esta improbable estabilidad
que me atormenta.

Ya lo escribí.
Ya lo calculé.
Las probabilidades están en mi contra.

En otro orden de cosas

Ordenar números parece de lo más sencillo que podemos imaginar, especialmente cuando hablamos de números naturales (otro gallo cantaría si se tratase de números complejos, por ejemplo), pero hoy estaba debatiéndome en la posibilidad de ordenar los números por orden, pongamos, alfabético, como podría ser:

  1. cinco
  2. cuatro
  3. diez
  4. dos
  5. nueve
  6. ocho
  7. seis
  8. siete
  9. tres
  10. uno

así viendo que el uno realmente no es el primero sino el último de los diez primeros números naturales (el cero no incluido)

Podría haber ordenado números hasta cualquiera al azar o hasta mi querido 27, como en:

catorce, cinco, cuatro, diecinueve, dieciocho, dieciséis, diecisiete, diez, doce, dos, nueve, ocho, once, quince, seis, siete, trece, tres, uno, veinte, veinticinco, veinticuatro, veintidós, veintiséis, veintisiete, veintitrés, veintiuno

Pero haciendo esto me he encontrado en la RAE con una pequeña y tonta sorpresa que, en el fondo, era más que previsible, pues los números habrían puesto contra las cuerdas a las palabras, haciéndolas incapaces de abarcarlos.

A partir del número treinta los siguientes números compuestos se forman con unión mediante la conjunción copulativa y de las palabras que nombran los fragmentos del número, es decir, treinta y uno, no es treintaiuno, así como veintiséis corresponde a veinte y seis, pongamos por caso.

¡Qué injusticia tan enorme para estos números excluidos del diccionario por siempre jamás como si no merecieran igual trato que el veintisiete!

Las matemáticas son sencillas

En un libro de divulgación matemática he encontrado este epígrafe que me parece magistral y que refleja muy bien mi silencio en tantos y tantos temas de «la vida» donde tengo la sensación de comprender cada día menos y visualizarla como un ente complejo de lo que casi no es posible decir nada sin simplificar hasta límites burdos: kaka kulo pedo pis.

Por eso no sé qué opinar, por ejemplo, sobre la famosa guerra de Ucrania (o invasión, según se posicione quien lo mente).

Y así con otros miles de temas.

Cada día más abocado al silencio.

Ayer vendí otro número primo

escribo desde el pasado
hacia el futuro
para poder afirmar que ayer
vendí otro número primo
de una edición numerada
en la que los precios
(que nunca corresponden a valor)
son tan arbitrarios
como corresponde a cualquier otro producto
de un mercado capitalista
en el que habito

sin embargo
cuando lo explico
es decir
cuando justifico que los número primos
aparecen en menor medida
que los números compuestos
entre los números naturales
y que ello justificaría
en un mercado capitalista
que habitamos
su diferente precio
(que nunca corresponde a valor)
acaba por comprenderse
que no es tan descabellado…

y sin embargo
hay pocas cosas tan poco cabelladas
como el mercado capitalista
habitado
donde precio y valor
carecen de correspondencia.

Esto no es una broma