Integrales donde no las hay

No he podido sustraerme a la intervención realizada sobre una fotografía (no sobre la pared, que me da algo de pudor y casi me asusta) de esta fachada del antiguo Palacio de la Música de Madrid, que tuvo el mal gusto de cerrar para convertirse en un edificio propiedad de Caja Madrid, que luego fue Bankia y ahora es Caixabank, pero que nunca devolvió el dinero prestado para su recuperación. Esa empresa no es tachada de okupa, precisamente.

La foto original está a continuación:

ans

Para mí, desde hace años, ans es la tecla que hay en las calculadoras para referirse a la última respuesta («answer«) dada por la misma. Sin embargo este verano no paraba de ver por todas partes esa raíz cuadrada de la última respuesta de la calculadora en toda prenda de vestir y, al principio, pensé que se debía a alguna extraña tendencia a recuperar signos algebraicos o matemáticos en general en el ámbito del diseño gráfico, incluso se lo comenté a la hija de mi querido amigo Xabi, quien me dijo que no creía que se tratase de mi hipótesis; y tenía razón.

Unos meses después certifiqué que existe una empresa llamada «Vans», cuyo logo es esa raíz cuadrada de «ans». Pero sigo preguntándome si no guarda algún tipo de relación con mi hipótesis algebraica.

Probabilidades

Siempre se me han dado mal los problemas de probabilidad, quizá (casi seguro) porque no los estudié durante el periodo de formación que más aproveché de mi vida: la adolescencia. Así que cuando me preguntan algo de este tipo me echo a temblar (con toda probabilidad). Cada año me toca volver a hojear apuntes al respecto para poder impartir las clases particulares de matemáticas que, cada vez más, incluyen más contenido de probabilidad y estadística, incluso en las matemáticas «de ciencias».

Pero lo que no me podía esperar era que un alumno de los talleres de poesía me preguntase (por si yo lo sabía) cuál era la probabilidad de que, tirando 5 tetraedros numerados del 1 al 4, saliese al menos un uno.

Como estaba centrado en el taller de escritura, no quise dedicarle mucho tiempo y tan sólo le dije que se podía resolver mediante diagrama de árbol (con 5 tiradas sucesivas) donde cada rama tendría un peso probabilístico del 25%. Posteriormente, le dije que podía simplificarse como un problema binario (uno 25% / no-uno 75%).

Con eso, sin mucho más, él me dijo que había realizado una simulación, donde, tras 100 millones de iteraciones, obtenía 0.76268608, es decir, aproximadamente, 76,27% de probabilidad de obtener, al menos, un uno.

No obstante, me quedé pensando que era un problema mucho más sencillo de lo que yo había estimado, si se consideraba que la probabilidad de que salga al menos un uno es equivalente al total (100%) menos la probabilidad de que no te salga un uno, es decir:

P(UNO) = P(TOTAL) – (P(NO-UNO))NumEventos = 1 – (0,75)5 = 0,7626953125 ≅ 76,27%

pero que difiere de su simulación en una diezmilésima.

Lo que más me ha interesado de esta pregunta es que resuelve muchas de mis dudas (no cuantitativamente) sobre la probabilidad de tener un accidente a lo largo de la vida o cortarse cocinando, o caerse en una caminata…

Y es que si pudiésemos cuantificar, por ejemplo, en un 99,999% la probabilidad de no caerse en un paso durante una caminata, obtendríamos que, en una ruta de unos 10.000 pasos, sería del:

P(CAERSE) = P(TOTAL) – (P(NO-CAERSE))10.000 = 1 – 0,9999910000 = 0,095163034 ≅ 9,52%

Lo que justifica, por fin, cierto miedo que le tengo a la vida, así, en general, pues es aquello que va haciendo crecer el número de eventos y, por tanto, reduciendo la probabilidad de no sufrir nunca.

De hecho, sin entrar en detalles, esta es la razón que explica el riesgo de contraer cánceres (mutaciones probables cancerígenas) y hace que no tenga demasiado en cuenta otros factores que aumentan la probabilidad de contraerlo.

Tontunas pseudomatemáticas

El otro día encontré en una red social este presunto test matemático que, carente de contexto, no está tan bien formulado como él mismo se cree: nadie ha afirmado previamente que la operación que se realiza sea constante, que se trate de una sucesión «regular» y no de unos números colocados al azar, sin embargo, nos gusta ver patrones, sentir que el mundo está ordenado, así que nos disponemos a lanzar suposiciones (no cálculos, no vaya a ser que…) y así se propone que para el 3 corresponde el 30, el 18, etc. Pero no se ofrecen muchas razones (ninguna) para las soluciones propuestas, tan solo el resultado, como si se hubieran copiado de alguien en un examen.

Yo aventuro a suponer que lo que se hace es ir restando a cada número (partiendo de 18) un par menor, es decir, 16, 14, 12… hasta que puedo realizar el cálculo (sin álgebra mediante) para obtener una solución más o menos cutre:

Pero no me quedo muy satisfecho de no haber sido más riguroso, no haber realizado un cálculo algebraico, generalizable, pues era una sucesión (recursiva) a la que se le iba restando una progresión aritmética de distancia=-2

A lo más que he llegado es a tener algo de la forma:

Sean 18, 16, 14… los términos de la progresión aritmética donde b1=18, d=-2
tenemos que bn = b1 + d·(n-1) = 18 – 2·(n-1) = 20 – 2n

Podemos definir an = an-1 – bn, siendo a1=90.

No he logrado demostrar si esta sucesión podría tener un término general independientemente de su definición recursiva, pero tampoco le quiero dedicar mucho más tiempo. Algo me dice que seguro que sí se podría y esto me reconcomerá unas horas, pero voy a dejar que ocurra.

27

es absurdo que el 27 sea mi número preferido
por ser número cúbico de tres
es decir
3 elevado a tres

esta razón podría hacer que 8 fuese mi número preferido
por ser número cúbico de 2
es decir
dos elevado a 3

incluso podría haber sido 4 mi número preferido
por ser número cuadrado de 2
es decir
2 elevado a dos

aunque el veintisiete tenga la curiosidad
de ser el número de letras del alfabeto castellano
(hoy)
y me diga (a mí mismo)
que esa peculiaridad le convierte en único

pero por esa regla de tres
(que no lo es)
podía también ser el 64 mi número preferido
por ser el cuadrado de 8 que es un cubo
y coincide con el número de casillas de un tablero de ajedrez
conocido como damero

sé que no hay razón suficiente
ni necesaria
para que 27 sea mi número preferido
y que el azar hace que ese número sea elegido
por encima de cualquier otro

pero también se podría decir de cualquier otro
elegido como base cúbica
así el mil
cubo de 10
es un favorito sin casi discusión
por consenso universal

salvo mi absurda resistencia
a medir todo en función
de un número como el 10
que ni siquiera es primo

para eso
obviamente (¿por qué obviamente?)
el doce sería mi número preferido
el 12 sería mi número favorito

y el 144
y el mil setecientos veintiocho
un volumétrico mucho más simpático
e imprevisible
que podríamos descomponer en varios
doses
y treses
hasta que quedase en los huesos artiméticos
en los que todos acabaremos
convertidos

Voy a vivir 100 años

nos han dado un siglo
como
nos han dado un área

una centena de años
una centena de metros cuadrados

10×10

nuestros dedos de las manos
por
nuestros dedos de los pies

una cantidad tan arbitraria
como
81
64
o
121
o
ciento cuarenta y cuatro

nos han dado
/ ¿quién? ¿quienes?
/ ¿a quien/es?
y
más aún
¿por qué los incluyo en un nos?

dado
dudo
que sea
parece más bien
prestado
parece más bien
alquilado
parece más bien
perecedero

siglo perecedero
siglo parecedero
siglo aéreo
siglo efímero
siglo volatil
siglo escapista
siglo huidizo
siglo resbaladizo
siglo navegable
siglo impenetrable

y no sé qué hacer
con tanto tiempo
con tanto espacio
con tanta vida
hasta que

.

Esto no es una broma