matemáticas
Partitura detallada de «Crisis del Pensamiento Racional»
Fecha
17 de junio de 2017
Lugar
Espacio Matsu
Ocasión
VI Encuentro MATSU 2017
Duración
7 minutos 27 segundos (aproximadamente)
Nombre
Crisis del Pensamiento Racional
Texto enviado a la organización del encuentro para encuadrar la acción
Frases de Hegel. Un poco de Discurso del Método. Cuarto y Mitad de la Crítica de la Razón Pura.
Todo lo que es real es también racional y que todo lo que es racional es real.
El principio del tercero excluido, algo o es A o no es A, es la proposición que quiere rechazar la contradicción y al hacerlo incurre precisamente en contradicción: A debe ser +A o -A, con lo cual ya queda introducido el tercer término, A que no es ni + ni – y por lo mismo es +A y -A. Una cosa es ella misma y no es ella, porque en realidad toda cosa cambia y se transforma ella misma en otra cosa.
El método del conocimiento no es una forma meramente exterior, sino que es alma y concepto del contenido.
Lo bello artístico es superior a lo bello natural porque en el primero está presente el espíritu, la libertad, que es lo único verdadero.
La realidad no existe. PI es tres. Dios no ha muerto: ha mutado.
Realización
Prepar-acción
(Prácticamente una instalación)
Trazar un cuadrado en el suelo de 3 metros de lado (3mx3m) y desde el centro del mismo una circunferencia que tenga el mismo área de 9 metros cuadrados. Es una obvia referencia al celebérrimo problema de la cuadratura del círculo que, como se sabe, no tiene solución.
9 = PI * r ^ 2 , lo que implica que r = sqrt(9/PI)
=(+o-) 1,692568751
donde podemos observar que el radio en cuestión es un número trascendente que se aproxima remotamente a 1,7 metros.
En cada vértice del cuadrado que, como es natural habrá quedado fuera del círculo en cuestión, situar los siguientes elementos sucesivamente comenzando por el vértice más cercano al norte y continuando en el orden de Norte, Oeste, Sur, Este:
1. Norte: | 1 Cencerro |
2. Oeste: | 1 Escurridor |
3. Sur: | 1 Tambor |
4. Este: | 1 Regadera |
Dejar, en el centro del círculo que, a la sazón, también es el centro del cuadrado cuya área coincide con la del círculo de manera burdamente aproximada, un ejemplar del Discurso del Método de René Descartes conteniendo entre sus hojas cuatro textos de autores de filosofía racional que estarán también distribuidos en el mismo orden númerico (geográfico, que no geomántico):
1. Norte: | Platón o Aristóteles |
2. Oeste: | Descartes o Spinoza |
3. Sur: | Kant o Hegel |
4. Este: | Heidegger o Wittgenstein |
Acción
Coger el libro del Discurso del Método del centro del círculo.
Recorrer el círculo/cuadrado, pero al mismo tiempo sin cuadrar, en la dirección mencionada anteriormente: N, O, S, E.
En cada uno de los vértices llevar a cabo el siguiente ritual:
- Extraer el texto del libro el fragmento seleccionado del autor correspondiente.
- Leer el texto en cuestión por un tiempo de un minuto o menos.
- «Ponerme» el utensilio o utilizarlo de la manera que en la ocasión considere más irracional posible.
- Comerme el texto impreso.
Terminar la acción lanzando con las manos el Discurso del Método por los aires con la mayor fuerza posible, intentando que no vuelva a la tierra pero sabiendo que, gravitatoriamente, esta parte de la acción resulta medianamente previsible.
Motivación
Que el pensamiento racional está en crisis no lo pone nadie en duda, creo que es de dominio público y seguro que hay estudios enjundiosos sobre el tema. Saber el porqué de esta crisis es difícil, aunque se apuntan históricamente algunos hechos.
Me gustaba pensar que Hegel (1770-1831) tuvo la osadía de afirmar que después de él no era posible hacer filosofía, y en parte era cierto, en el sentido como se había entendido hasta ese momento.
Y, tomando de la wikipedia algunas de las reflexiones que indujo, podemos ver la trascendencia que tuvo en otras áreas como la científica o la artística, amén de la lógica y con ello la matemática y la metafísica.
todo lo que es real es también racional y que todo lo que es racional es real
Tremenda afirmación que conlleva una fortaleza asociada al ser humano, ser racional por antonomasia, la verdadera gobernanza del mundo. Habrá que esperar a la fenomenología de Husserl para encontrarse afirmaciones tan poderosas, pero esta es, sin duda, una afirmación tremenda que no deja otra opción que la introspección más platónica para llegar al conocimiento. Y el pensamiento deductivo vive así su momento de gloria. Su cima, su cúspide. En cierto modo, sí que es cierto que más allá de esta afirmación, quedaba poco que hacer, salvo razonar, para conocer la realidad.
Es una aproximación que, en ocasiones, en ciencia, podría ser comparada con la más teórica de todas, aunque no descarta la racionalidad si se implementa un método de experimentación también racional. Y así el método científico tiene, desde Descartes, a su más firme adalid.
Sobre la filosofía de la historia que deduce de esta afirmación, me reservo mi opinión, pero la influencia directa en Marx-Engels es de tal magnitud, metodológicamente hablando, y con ello uno de los más lúcidos análisis de la historia de la humanidad que se haya dado, así como el nacimiento de las antropologías sociales y otros análisis que se hicieron posible gracias a esa afirmación, que no es pensable imaginar la sociedad actual, la economía actual, sin recordar con una sonrisa a este pensador oscuro.
El principio del tercero excluido, algo o es A o no es A, es la proposición que quiere rechazar la contradicción y al hacerlo incurre precisamente en contradicción: A debe ser +A ó -A, con lo cual ya queda introducido el tercer término, A que no es ni + ni – y por lo mismo es +A y -A. Una cosa es ella misma y no es ella, porque en realidad toda cosa cambia y se transforma ella misma en otra cosa.
En lógica, va a ser explosivamente revolucionario con esta famosa teoría del tercer excluido que armonizaba, por vez primera, a Heráclito y Parménides, superando sus inmovilistas teorías de esto es así, pues no, es asá… y va este y dice… pues no, se construye una nueva cada vez, a partir de “contrarios”.
Aparenta ser algo que entroncase con el pensamiento tao (yin/yang), pero está absolutamente dentro del pensamiento occidental. Esto quiere decir, entre otras cosas, que ambos pensamientos no son tan divergente como quieren hacer creer algunos aduladores vacuos de todo orientalismo como si el pensamiento occidental, el pensamiento racional no tuviese herramientas para llegar a lugares donde otros han llegado.
Sin profundizar tampoco (no da para tanto una entrada de un blog que debo terminar en menos de dos horas), cabe apuntar que todo pensamiento que se precie de serlo es racional, aunque no todas las lógicas tienen los mismos axiomas. Hegel no cuestionó la existencia de un Dios, único y, a pesar de su pretendido panteísmo, parcialmente antromórfico, heredero de un substrato judeo-cristiano. Ya vendrá Marx a poner otro término en lid y sacar de la palestra lógica a Dios.
El método del conocimiento no es una forma meramente exterior, sino que es alma y concepto del contenido.
Como decía unos párrafos más arriba, fue el adalid por excelencia del método, tanto de pensamiento como el científico. Haciendo del pensamiento la forma para llegar a todo conocimiento objetivo. A partir de la metodología compartida, y esta es la maravilla del método científico, se puede convertir una serie de experimentos subjetivos en un conocimiento objetivo. Si ese método es ignorado, o no puede usarse, no puede realizarse una extrapolación a conocimiento objetivo a partir de experiencias individuales subjetivas.
En este error incurren los que usan de la ciencia solo algunas partes, aisladas, interesándose por un bonito título sin preocuparse por el hecho de que la metodología es a la ciencia lo que las letras al discurso.
Lo bello artístico es superior a lo bello natural porque en el primero está presente el espíritu, la libertad, que es lo único verdadero.
Pero si en ciencia o en lógica fue crucial, no lo fue menos en arte, donde una afirmación como esta va a hacer saltar por encima todo el clasicismo.
Y es que no olvidemos las fechas en las que se hace semejante proposición: principios del SXIX.
Surge el romanticismo, lo que muchos opinan que es el comienzo de la contemporaneidad, aunque bien habría que esperar, desde mi punto de vista a la maduración de este sentimiento hasta mediados de siglo, cuando Baudelaire exalte la búsqueda de esa belleza artística hasta el punto de hacerla su único objetivo y generar la estética que habría de gobernar el nacimiento de todos los ismos desde el simbolismo hasta la mitad del siglo XX, por lo menos. La intención, la voluntad del artista, va a ser, a partir de él (o de ellos) lo que pueda caracterizar a una obra como artística.
Aún quedaba más de medio siglo para que lo “demuestre” con un experimento el gran Marcel Duchamp con su orinal, llamado fuente. Y había pasado un siglo desde Hegel.
Pero la revolución más evidente, más directa, se produce en la eclosión de filósofos que bien podríamos agrupar como post-hegelianos en el sentido, la mayor parte de las veces, de suponer, como quizá él habría soñado, su antítesis o, mejor aún, sus antítesis. Como en el caso de Baudelaire, surgirán varias décadas después de su muerte, como si su pensamiento hubiese necesitado un tiempo de reposo, como si fuese el guano sobre la semilla, que iba a dar lugar a un nuevo mundo.
Y en parte, ese nuevo mundo, huiría de lo racional, intentaría escapar de esa cárcel tan bien diseñada que había realizado el arquitecto mental más prolijo que hubiera existido.
Buscaría vías tan diversas como los pensadores que las concibieron, de Schopenhauer a Nietzsche, pasando por Kiérkegaard o Compte, entre otros, innumerables, que jalonan el siglo XIX con, ya no soluciones, sino quizá, nuevos planteamientos del problema: el conocimiento de la realidad.
Y en ciencia, se van a seguir los cánones racionalistas hasta bien entrado el siglo XX, pero apareció la Cuántica y puso algunas cosas patas arriba: entre otras cosas, apuntaba, por primera vez, la importancia inolvidable del observador y la afectación que ocurría sobre un experimiento al ser observado, poniéndose en cuestión la propia esencia de la metodología.
Así como imponía, según los modelos existentes (los actualmente existentes), limitaciones al conocimiento de la realidad. El principio de incertidumbre viene a ser la patada más dolorosa que le hayan podido dar en los cojones mentales al esquema presuntamente omnipotente hegeliano.
La ciencia se reconocía, por primera vez en su historia, incapaz de conocer en detalle la realidad. O planteaba temas como la dualidad onda-corpúsculo que tendrían mucho que ver con la semántica. ¿Y si encontrásemos nuevas palabras? ¿Podríamos, quizá entonces, describir mejor la realidad y, de ese modo, aprehenderla, conocerla?
Pero no se puso en cuestión su metodología, que seguía siendo su verdadero fundamento. Si se pone en cuestión, quizá la ciencia deba dejar de llamarse ciencia. Y surgen las pseudociencias, más o menos bienintencionadas, que vienen a querer explicar lo inexplicable, desde las almas, sin Dios mediante, a presuntas apariciones, por no hablar de otras cuestiones que quedan completamente al margen de cualquier posible experimento tachable de científico. Solo se verifica en tanto exista fe. O sea, renuncia explícita a convertir una experiencia individual en una objetiva.
Teniendo en cuenta que también en ética se ha llevado a cabo una revolución que privilegia lo individual, y no estoy hablando del individualismo sino más bien de un cierto relativismo moral, fruto, en parte, de la globalización que ha conducido al reconocimiento de que algunas de las afirmaciones de Hegel eran claramente erróneas, como aquella de la superioridad moral centroeuropea (diga Merkel lo que diga) y cristiana, que no puede ser muy defendida después del holocausto nazi, y también a la influencia de pensadores que han radicalizado la innecesaria existencia de Dios como garante de la moralidad, nos encontramos tan perdidos que buscamos verdades que nos sirvan de brújula en un mundo cada vez más complejo y menos comprensible.
Así, nace el New Age y sus fáciles, populistas, soluciones a problemas que, cada vez, parecen más difíciles de plantear.
Y entre las muchas “herramientas” que deciden manejar, en una pretendida seriedad que les otorga una interpretación de la ciencia, está la Cuántica. Quizá por desconocida, es utilizada con prodigalidad hasta el ridículo. Se hacen afirmaciones que la relacionan con estados mentales, con sanaciones… vaya… es la panacea.
Menos mal que hay quien es capaz de hacernos comprender que es un error, como en esta ocasión mi gran amigo Xabi, doctor en Química Cuántica de la Facultad de Ciencias de Donosti. Espero que haya quien sea capaz de leer lo suficiente como para descubrirlo. Porque se trata de esto, hay que dedicar tiempo a conocer las herramientas: la mente se cultiva leyendo, pero no cualquier cosa, igual que no se trabaja la tierra con cualquier apero. ¿Qué leer? Hummm… ¿Quién decide esta cuestión?
Método, método, método.
Apéndice: Textos escogidos
Platón, República:
«¿No percibes que las opiniones sin ciencia son todas lamentables? En el mejor de los casos, ciegas. ¿O te parece que los ciegos que hacen correctamente su camino se diferencian en algo de los que tienen opiniones verdaderas sin inteligencia?»
René Descartes, Discurso del Método:
El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo: cada cual piensa estar tan bien provisto de él, que aun las personas más difíciles de contentar en cualquier otro asunto no desean generalmente más del que tienen. No debemos creer por eso que se equivocan; este hecho testifica más bien que el poder de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso, que es lo que denominamos buen sentido o razón, es igual en todas las personas y, consiguientemente, que la diversidad de opiniones no se debe a que llevamos nuestros pensamientos por distintos caminos y no consideramos las mismas cosas. Porque no basta con tener buen espíritu; lo esencial es aplicarlo bien. Las almas más grandes son capaces de las mayores virtudes y las que caminan lentamente pueden avanzar mucho más (si siguen el camino recto) que los que corriendo mucho se alejan de él.
I. Kant, Crítica de la razón pura:
«Ese territorio [el del entendimiento puro] es una isla que ha sido encerrada por la misma naturaleza entre límites invariables. Es el territorio de la verdad – un nombre atractivo – y está rodeado por un océano ancho y borrascoso, verdadera patria de la ilusión, donde algunas nieblas y algunos hielos que se deshacen prontamente producen la apariencia de nuevas tierras y engañan una y otra vez con vanas esperanzas al navegante ansioso de descubrimientos, llevándolo a aventuras que nunca es capaz de abandonar, pero que tampoco puede concluir jamás.»
M. Heidegger, El ser y el tiempo:
Al señalar las tareas implicadas en el “planteamiento” de la pregunta por el ser, se ha mostrado no sólo que es necesario precisar cuál es el ente que ha de hacer las veces de lo primariamente interrogado, sino que también se requiere una explícita apropiación y asegurar la correcta forma de acceso a él. Ya hemos dilucidado cuál es el ente que desempeña el papel principal dentro de la pregunta por el ser. Pero, ¿cómo llegará este ente a ser accesible y a entrar, por así decirlo, en la mira de la interpretación comprensora?
Grupo de quienes NO Desean pertenecer a este Grupo
Andaba pensando en la Paradoja de Russell sobre el conjunto de aquellos conjuntos que no se contienen a sí mismos cuando me encontré la publicación de una amiga de una amiga que decía que no le gustaba que la agregasen a grupos, así que me dieron unas ganas terribles, casi irresistibles, de crear un grupo para aquellas personas a las que no les gustan que les agreguen a grupos de facebook, pero era poco exigente, así que me decidí por crear aquel grupo de quienes no desean pertenecer al grupo en cuestión, esperando que se salgan del mismo por voluntad propia, por supuesto, pero advirtiendo, además, que el grupo será borrado al cabo de una semana.
He añadido a unas cuantas personas a quienes considero lo suficientemente inteligentes como para comprender la naturaleza del grupo y esperando que no se enojen conmigo por haberlas incluido.
Resulta que para eliminar un grupo habré de expulsar a todos y cada uno de los miembros del mismo. Menos mal que no incluí a más de 40 personas.
50º
Dirán que no es real
pero yo sé que lo vi
y lo que veo es real
salvo que sea irreal
un número imaginario
que no tenga sentido
salvo en matemáticas
en el campo complejo
en teoría de números
Dirán que no es real
porque esta medición
depende del contexto
y cualquier medición
depende del contexto
sobre esa marquesina
el termómetro afirma
su verdad contextual
con cincuenta grados
al pleno sol de mayo
Dirán que no es real
pero yo sé que lo vi
mas de hecho lo viví
ante mi propia carne
enrojecida al solazo
que golpeaba mi piel
con hacha inclemente
con luz ultravioleta
de rayos infrarrojos
Dirán que no es real
pero por un instante
los cincuenta grados
fueron lo único real
memoria insustancial
de un universo cruel
y hoy ya no recuerdo
la sensación absurda
del caminar despacio
bajo un mar de dolor
Palimpsesto: Cuarto y mitad
Cuarto y mitad
Cuarto y mitad de carne picada
Cuarto y mitad de queso de cabra
Cuarto y mitad de menudillos de pollo
Cuarto y mitad de sobrasada mayorquí
Cuarto y mitad de higos chumbos
Cuarto y mitad de una naranja amarga
Cuarto y mitad de manzanas reineta
Cuarto y mitad de horizontes sin nombre
Cuarto y mitad de trigo sarraceno
Cuarto y mitad de besos amargados
Cuarto y mitad de noches en tus labios
Cuarto y mitad de asfalto rojo
Cuarto y mitad de pinos enlatados
Cuarto y mitad de abetos envidiosos
Cuarto y mitad de olor a jengibre seco
Cuarto y mitad de espárragos noctámbulos
Cuarto y mitad de sequía sentimental
Cuarto y mitad de versos inconclusos
Cuarto y mitad de tres cuarto y tres mitades
Cuarto y mitad de dígitos cobardes
Cuarto y mitad de ecuaciones entrañables
Cuarto y mitad de ocarinas sordas
Cuarto y mitad de un concierto en Re menor
Cuarto y mitad de sinfonías hipnagógicas
Cuarto y mitad de moles inhumanos
Cuarto y mitad de adverbios infundados
Cuarto y mitad de cifras enervantes
Cuarto y mitad de trescientossetentaycinco
Cuarto y mitad de espacios y de tiempos
Cuarto y mitad de cuarto y mitad
Cuarto y mitad de finales sin comienzo
aproximadamente 3001
Como de «Casi 300«
Leyendo sobre los powhatan, me encuentro esta frase tan divertida como absurda:
Aproximadamente quedan 3001 powhatan en Virginia.
¡Aproximadamente 3001!
No 3000, ni más de 3000, no. 3001, aproximadamente, eso sí.
Y me pregunto cómo han aproximado, es decir, si han aproximado a la unidad, puede que, en realidad, tan sólo queden 3000,65 powhatan o, por exceso, 3001,00037 powhatan.
Pero no, no son exactamente 3001, sino que ese número mágico es tan sólo una aproximación a la cantidad de powhatan vivos, supongo. Puede que alguno esté entre la vida y la muerte… puede que alguno sea considerado medio o cuarto y mitad de powhatan, dado el mestizaje… puede… pero que la cifra sea tan simpática como 3001…
¡Divertidísimo!
Para no dejar de usar en mis clases particulares.
50% de descuento o la mitad
Me resulta extraño que cada vez que veo un cartel como este (sin necesidad de la doble oferta), es decir, que me ofrecen pagar la mitad del precio, siempre dudo si no deberían añadir una «cláusula» anti-iteración, porque lo inmediato para mí es: ¿mitad del precio antes o después de aplicar el «mitad de precio«?
Pero sé que no lo debo preguntar, así que asumo que se trata de no iterar. Como si aquello estuviese mal visto. Y no itero. No iteres tú tampoco. Iterar es iterar es iterar… ah, no, que eso era una pipa.
😉
¿Para qué sirve enseñar el algoritmo de Rufini?
Hoy me he encontrado con esta imagen que me ha regalado mi sobrina Jimena de uno de sus ejercicios de clase en su curso de tercero de la ESO. Y me he acordado de lo que le digo sobre el verbo «rufinear«, como aquella operación por la cual se descompone un polinomio en sus factores más sencillos.
Cada vez que tengo que enseñar ese algoritmo en mis clases particulares, me pregunto por qué no lo quitan del plan de estudios, pues tan sólo sirve para casos en los que el polinomio sea factorizable por (x-a), siendo a un número entero divisor del coeficiente independiente del polinomio en cuestión.
Pero luego me acuerdo que tiene sentido… el mismo que pueda tener el de enseñar a hacer raíces cuadradas, por ejemplo, aun cuando luego pasan a ser una tontería de algoritmos inútiles, habida cuenta de las capacidades de las calculadoras, por ejemplo.
Algoritmo proviene del griego y latín, dixit algorithmus y este a su vez del matemático persa Al-Juarismi.
Abu Abdallah Muḥammad ibn Mūsā al-Jwārizmī (Abu Yāffar) (أبو عبد الله محمد بن موسى الخوارزمي ابو جعفر), conocido generalmente como al-Juarismi, fue un matemático, astrónomo y geógrafo; persa musulmán, que vivió aproximadamente entre 780 y 850.
Debemos a su nombre y al de su obra principal, «Hisāb al-ŷabr wa’l muqābala», (حساب الجبر و المقابلة) nuestras palabras álgebra, guarismo y algoritmo. De hecho, es considerado como el padre del álgebra y como el introductor de nuestro sistema de numeración denominado arábigo.
¿Para qué enseñar este método que tan sólo sirve para obtener un conjunto minúsculo de «soluciones» de la ecuación P(x)=0, para cuando Grado(P)>2?
Pues exactamente por eso, porque es el único método que existe. Es importante hacer constar que la matemática avanza, que no es un corpus cerrado y terminado, sino en permanente evolución, en ocasiones avanzando sobre temas tan «sencillos» como una resolución de una ecuación que los alumnos de tercero de la ESO no se paran a analizar (ni sus profesores a explicarles).
Cualquier alumno de ese nivel está acostumbrado (hasta en demasía) a utilizar la celebérrima fórmula de la ecuación de segundo grado, sin conocer que existe un algoritmo similar para las ecuaciones de tercer grado (que, por otro lado, es muy complejo).
Equis igual a menos be más menos raíz cuadrada… Y así se aprende. O se memoriza. No se deduce. No se investiga. No se piensa.
Y ahí radica el problema por el cual (gracias al cual) tengo siempre demanda de enseñanza en matemáticas. Es inevitable que se convierta en la bestia parda de la enseñanza. Memorizar esa cantidad de abstracciones es, no ya difícil, sino demencial.
Pero si se mostrase que las matemáticas avanzan como todo conocimiento humano, investigando, buscando soluciones, buscando métodos que resuelvan (¿la vida?), si se hiciese partícipe de esa búsqueda al alumnado y no se le exigiese que fuese un residual almacén de lo prefabricado, de una matemática que parece estar muerta, quizá se desearía conocer incluso al tal Rufini o, cuando menos, se entendería para qué se enseña.
Y se mostrase en esa búsqueda los límites, los retos, lo ignoto, esa necesidad de encontrar un algoritmo para descifrar si un número es primo, un método para encontrar algebraicamente raíces de polinomios de grado mayor que cuatro, si se mostrase que pensar y no memorizar es la base de la matemática, que sus cerebros han de ser activos y no pasivos, quizá encontrarían una motivación que yo mismo considero inalcanzable en caso contrario.
Método de la celosía
Hoy he aprendido a multiplicar. Por fin.
De la mano del fantástico libro IDEAS, pasando por el origen de la numeración hindú-arábiga, me he encontrado esta joya algorítmica útil para mis clases particulares y para mi insaciable curiosidad.
Ahora, a pensar en una manera de programarla en C, para pasar un divertido rato inútil.
Para multiplicar dos números, digamos, 1934 x 537, se trazan dos líneas perpendiculares que dejen hueco a la derecha y debajo de ellas. A continuación, se escribe horizontalmente el primero sobre la línea horizontal y verticalmente el segundo a la derecha de la línea vertical.
Completamos una cuadrícula con los 4 x 3 resultantes cuadraditos, los que dividiremos por la diagonal que une el ángulo inferior izquierdo con el ángulo superior derecho.
Rellenamos los triángulos que se han obtenido con la multiplicación expresada en dos dígitos de los números de cada fila y columna, así, por ejemplo, 1 x 5 = 0/5, 9 x 5 = 4/5, etc.
Una vez terminado este proceso, comenzamos con las sumas con las que obtendremos el resultado deseado.
Sumamos en dirección diagonal comenzando por el triángulo inferior derecho. Continuamos la siguiente suma diagonal teniendo en cuenta que si en la anterior superamos el 9, la cifra correspondiente a las decenas se añade a las que han de ser sumadas en la siguiente diagonal.
Finalmente, obtendremos el resultado deseado.