mercado
Todos los izquierdos reservados
La cucharilla
sobre la taza rompe
visiones torpes.
Giusseppe Domínguez, 2017.
Todos los izquierdos reservados.
Hay algo que me parece ridículo en la reivindicación de «derechos» de autor, pero no es ni más ni menos que consecuencia de la ridiculez de intentar ponerle «precio» a un poema. Supongo que son cosas del capitalismo, ese pequeño monstruo sin cabeza o de 10.000 cabezas que domina nuestra forma de pensar.
Buscando qué será del futuro de la Selectividad
O la ahora mismo denominada PAU (Prueba de Acceso a la Universidad) o más recientemente, justo desde el curso 2016-17, renombrada como EvAU (Evaluación de Acceso a la Universidad), como si la palabra Prueba no fuese lo suficientemente didáctica.
Me encuentro en Milanuncios los siguientes (había más) de gente que, descaradamente, se atrevían a solicitar la realización de un fraude abiertamente, online, a la vista de todo el mundo y dejando constancia explícita de ello.
Está claro que los fraudes no pagan factura y que estas personas deberían ser inmediatamente incapacitadas para, no ya acceder a la universidad, sino para cualquier cosa relacionada con el aprendizaje, pues este no conoce trampas.
Que el método de exámenes pueda (y deba) ser puesto en cuestión no es lo relevante en este caso, sino la impunidad que saben que tienen los estafadores en esta sociedad preocupada por llegar (aunque no se sepa a dónde) sin importar el método.
Ya me encontré algo similar en alguien que tuvo la desfachatez de solicitar mis servicios para hacerle trabajos de Química Cuántica, y sé que es una práctica más habitual de lo que suponemos, pero no por ello me parece menos condenable, repugnante, contraria al sentido que siempre ha tenido para mí el estudio, la formación, incluso, el logro o consecución de un título.
Por un puñado de series
Ha sido toda una sorpresa la oferta de entretenimiento que ofrece la plataforma de Amazon Prime Vídeo o, para simplificar, Prime TV.
Fue por mera casualidad que contratamos el servicio, pues íbamos haciendo muchos pedidos a Amazon, los más caros de los cuales han sido para amueblar y equipar el estudio de Costanilla en el que ahora tengo los talleres y que pienso rentabilizar mucho más (he de hacerlo) a partir de este nuevo curso. Para mejorar las ofertas disponibles en el mercado online, así como para agilizar trámites de envíos, cobros, etc, merecía la pena abonar los 19,90 euros anuales que cuesta pasar a tener una cuenta «Prime» / Premium.
Sin saberlo, como «daño» colateral, estábamos también contratando el servicio de Vídeo por Streaming y bajo demanda vinculado al gigante de las ventas internáuticas. Aunque mis espectativas eran poco menos que misérrimas teniendo en cuenta el pago tan reducido comparado con las ofertas similares del sector, como Netflix o HBO que rondan, de mínimo, los 10 euros cada mes (más de seis veces el precio de Prime TV).
Este verano, accidentado de una rodilla, he consumido más de lo habitual este tipo de productos (olvidémonos de denominarlo arte, pues no dejan de ser consumibles de mejor o peor factura, pero hechos para entretener y sin mayor pretensión ni objetivo que el de permitir ratos de asueto y anestesia cerebral) y lo he hecho principalmente en mi teléfono móvil conectado a las omnipresentes redes wifi y utilizando la aplicación (app) de Amazon Prime Vídeo.
Sorprendido, he disfrutado de unas cuantas series que recomiendo para empezar en este universo Amazing…
American Gods
Delirio audiovisual que no deja indiferente más allá de si su narrativa es rocambolesca. Una trama que parece un versionado muy libre de la más descabellada teogonía griega o hindú, mezclando mitología cristiana dándose todos los permisos para ser incorrecta hasta la saciedad.
Sexo, sangre a raudales, acción reposada y tirando a lenta, personajes perdidos en una historia loca, pero una verdadera joya visual. Reminiscencias de lo mejor de Spartacus pero con más cuidado por los detalles. Parece estar hecha para que cada fotograma sea digno de ser la portada de un disco de rock.
Hand of God
Protagonizada por Ron Perlman, quien lleva en televisión y cine desde 1979 y a quien no puedo olvidar en su inmejorable caracterización de Clay Morrow en Sons of Anarchy, es otra de esas series que deja con ganas de ver más capítulos, a pesar también de una marcada obsesión con la cristiandad, los fanatismos y los tejemanejes de las iglesias en el libre mercado.
Influencias de la inigualable Breaking Bad en la evolución de un personaje que parte de una maldad organizada y política para acabar siendo una especie de locura traumática que consigue que te apiades de su alma a pesar de los pesares.
Narrativamente sencilla, Hand of God usa bien sus cartas para que llegues a dudar de la posibilidad de lo imposible, para que aceptes el juego de la fe ciega y caigas en las garras de las explicaciones fáciles.
Hipnótica y de factura intachable. Corrupción, religión, crimen, infidelidad, sexo, fragilidad, locura, denuncia del racismo y machismo instituido, parece tenerlo todo. Y todo lo hace bien.
Patriot
Serie irreverente más seria de lo que parece y menos seria de lo que parece. Bajo un título que espanta proviniendo de una serie made in USA, se esconde una pieza que mezcla la ironía con una trama de espionaje más o menos bien llevada.
Otra pequeña grata sorpresa de este canal (PrimeTV) que parece apostar por series bastante indies (algunas de las cuales lo son en demasía, como las de la pedante/hipster creadora de las pretenciosas postmodernas Transparent y I Love Dick, Jill Soloway, a pesar de debérsele en parte la serie de culto A dos metros bajo tierra) que no tienen cabida en las alternativas más conocidas «emisoras» de streaming.
The Man in the High Castle
La impecable puesta en escena de la escalofriante novela de ficción histórica de Philip K. Dick merece un visionado y es merecidamente una de las más famosas series de la plataforma.
No obstante, la trama no avanza a un ritmo razonable estancándose en unas migajas de misterio que no acaba de desvelar ni de explotar como si se tratase de una novela de 1200 páginas, en lugar de una serie de televisión.
Aun así, la realización, el vestuario, la ambientación son tan buenas que perderse esta serie es una pena. Fantásticos los personajes femeninos y el del ministro japonés.
Goliath
Injustamente desconocida, la última serie protagonizada por Billy Bob Thornton no deja de ser un drama bastante manido de denuncia de pequeños contra grandes al más puro estilo Erin Brockovich, y como esta es un tanto maniquea y condescendiente, pero también se apoya y se levanta formidable sobre el talento interpretativo del actor protagonista.
8 capítulos que saben a poco y que prometen una segunda temporada mejor aún.
Flesh and Bone
La hermana oscura de aquella serie ochentera titulada Fama o una producción realizada para los fans de Cisne Negro, dicen de ella, pero la verdad es que esto es tan sólo debido a que el «fondo de pantalla», el lugar en el que ocurren los acontecimientos circunvala la danza clásica y su mundo plagado de tópicos sobre el sacrificio, el dolor, el autoritarismo…
Más allá de personajes poco desarrollados y tramas o lineas argumentales que no han sido continuadas, esta serie abortada en una minúscula temporada de 8 capítulos tiene bellísimos momentos y la originalidad (o no tanta) de situarse en ese contexto dancístico.
La verdad es que lamento que no haya dado más de sí y se hubiesen creado historias del mismo peso para otros personajes de la serie, una temporada por cada bailarina por lo menos. La serie tenía posibilidades, pero se desplomó enfocándose en un drama oscuro de superación y de familia más allá de lo disfuncional dándole más protagonismo del que merecían a un hermano exmilitar y un vagabundo inverosímil a costa de restarle foco a la pieza de danza y el mercado de la misma.
Podemos contaminar, que hemos pagado la cuota de reciclaje
Si el aire es de todos,
la contaminación también.
Por cada 6 latas que reciclas contrarrestas
10 minutos de tubo de escape.
Es tremendo el mensaje que leo en una marquesina en mitad de un pueblo de la sierra norte madrileña. Es decir, leo en él: que puedo ir conduciendo a Madrid todos los días con tal de que recicle unas latas que me haya comprado, por ejemplo, yendo en coche al Mercadona.
No creo en el reciclaje como solución sostenible para el medio ambiente, pues como he escrito en alguna otra ocasión, ningunea las otras dos R del famoso «reduce, reutiliza y recicla«, pero cada día que pasa tengo más claro que la vida rural, la vida próxima al campo, es la que verdaderamente más contamina o perjudica el medio ambiente de manera global. Se pierde la eficacia energética del transporte en masa o colectivo, se tiende a la dispersión que favorece el uso del vehículo privado y, primordialmente, contaminante, obliga a generar infraestructuras intrusivas (carreteras), pero que no se salvan, no se CONTRARRESTAN con un reciclaje de chichinabo de unas latillas.
Es un modo de vida típico en las poblaciones menores alrededor de las grandes urbes, en las zonas residenciales que generalmente implican un mayor poder adquisitivo que se traduce, con frecuencia, en diversos coches por unidad familiar, viviendas que derrochan energía térmica en todas sus liberadas paredes, etc.
Y aun hay quien piensa que Madrid es el problema. Hummmmmm…. no nos pongamos a hacer cuentas.
No. No se contrarresta nada, tan solo se contamina un poco menos. Pero no se para de contaminar mientras se usen un coche para desplazarse y latas para embotellar.
Neutralidad en la red
La neutralidad de red es el principio por el cual los proveedores de servicios de internet y los gobiernos que regulan Internet deberían tratar a todo tráfico de datos que transita por la red por igual, sin discriminarlo o cargar al usuario de manera diferente según el contenido, página web, plataforma, aplicación tipo de equipamiento utilizado para el acceso, o modo de comunicación.
El caso es que estoy subscrito a ISOC-ES y se ha desatado una diatriba que no ha llegado a ser discusión al respecto de este espinoso tema con el detonante de las marquesinas de Vodafone que dicen que privilegian el tráfico de Whatsapp y otros…
La transcribo más o menos íntegra, para consulta futura, sin hacer referencia explícita a los participantes en la misma:
Ayer, Vodafone, me envía un mail dónde me dice que los datos que use con aplicaciones de chat, NO consumiré datos de mi tarifa.
Ahora, me pregunto yo, ¿no era 2que en EU había Net Neutrality? A parte. yo uso Threema (www.threema.ch) y Wire, que no están incluidos… En fin, que si bien no es algo «malo per sé», esto es el principio para cargarse la neutralidad… (Ahora que lo pienso, ya han empezado antes, dado que cuando usabas MiVodafone tampoco usaba datos de tu tarifa). Entonces, ¿alguien sabe si esto es legal?
Digamos que en cierto modo… al abrir la puerta al zero-rating de un modo tan generoso como se hace… pues sí.
Añádele los planes de la Admon. Trump de darle la vuelta a las reformas pro-neutralidad de la anterior Administración… y tenemos el círculo completo.
Hola a tod@s,
Hombre, la dirección IP te la da Vodafone para acceder a su red…, como el numero de teléfono. O sea que saben cual es (y si no, mal va la cosa). El hecho de meter un cantador para direcciones de destino especificas les puede indicar quien usa más WhatsApp y quien lo usa menos, pero las estadísticas de tráfico forman parte de lo que es normal en operaciones de red. No creo que ese aspecto sea el preocupante. Lo que sí me perturba es que hay una clara diferenciación del trafico hacia WhatsApp y algunos otros servicios, lo cual supone un trato diferenciado (no neutral) de parte del tráfico.
Pues yo tengo un debate “interno” con eso.
En el año 2003, estuve trabajando con el “article 29, data protection working party”, para intentar convencerles que, si bien las direcciones IPv4 era más claro que podrían ser consideradas un dato personal, no así las IPv6. A pesar de ello, finalmente, se consideraron todas dato personal.
De hecho, publicamos un libro al respecto, de descarga gratuita en:
http://www.ipv6tf.org/index.php?page=news/newsroom&id=1260
Luego en mi propio fuero interno, durante unos años cuando he reclamado casos de SPAM, pensé que tenían razón, pero al final acabo volviendo a pensar que no, que las direcciones no son datos personales. Exagerando un poco, ¿acaso son datos personales las gotas de agua que bebemos? Todos son recursos de la humanidad, no identifican a nadie de forma inequívoca.
Sería dato personal la dirección IP de un chip que nos implantaran. Ahí estaríamos de acuerdo, pero Internet y el routing no funcionan así, como mucho una parte de la dirección sería un dato personal, el “identificador” de cada chip.
Una dirección, a diferencia de un número de teléfono, no pertenece a una persona, ya que es un bien de la humanidad. Como tales no se “compran”, se podría decir que en un momento dado pagas por su usufructo.
Además, en IPv6 cada “hogar” puede tener perfectamente, 65.535 veces 2^64 direcciones. Por si fuera poco, las direcciones IPv6, en los sistemas operativos modernos (casi todos), son “cambiantes” cada pocas horas, y se puede hacer ese cambio “más rápido” si así se desea. Por lo tanto, es imposible identificar de forma univoca a una persona. Como mucho se podría identificar a un “hogar” (si el prefijo es estable, que no siempre lo es), pero cuando esa persona sale de su hogar y usa otra red, cambia la dirección completa (incluyendo el prefijo).
De hecho, de lo que decís abajo, no hace falta conocer la dirección origen, sino el DESTINO del flujo de tráfico (direcciones de los servidores de whatsapp), por lo que no creo que sea una violación de privacidad. ¿O acaso consideramos que correos cuando clasifica las cartas, al ver la dirección de destino, para ejecutar esa función, u otras intermedias relacionadas con dicha clasificación, viola la privacidad? Igualmente si esa carta es devuelta, con la dirección del remitente.
Estoy de acuerdo en eso de que la IP no es dato personal per sé, pero, depende para que la usen… (pero eso es otro tema)
De todos modos, lo que más «me molesta» de Vodafone es que hagan un trato preferencial de algunos datos. Y, lo pongan como lo pongan, sea o no «beneficioso» para sus usuarios, hayan encontrado, o no, un vericueto legal para hacerlo, NO ME GUSTA. ¿Por qué? Porque se empieza con eso y se termina ralentizando todo los que les molesta. Es más, hace unos años y ahora que lo pienso, cuando tenía una tarifa de datos muy básica, para poder usar VoIP tenía que conectarme a la VPN. Claro que, en ese entonces, no había «neutralidad» aprobada por la EU. ¿Me gustaría saber si lo están haciendo aún?
No discuto lo que dices de Vodafone, son dos temas aparte, pero ciertamente relacionados. El problema de todos es común: No está cerrado el debate legal en lo que es Internet, ni datos personales, ni defesa del usuario frente a ataques, spam, etc, ni mucho menos neutralidad. Creo que ni gobiernos ni abogados han entendido aun de que estamos hablando.
La cuestión es que, por esa regla de tres, como no hay nada imposible en este mundo, TODO serían datos personales. No creo que eso pueda ser legalmente asumible. Un ISP no puede desvelar que prefijos tiene cada cliente, salvo que el cliente los haga públicos. Sin esa información un posible “malo” no puede saber quién es el cliente, luego no debería considerarse dato personal.
Algunos reguladores lo estudian: https://www.ftc.gov/news-events/events-calendar/2015/11/cross-device-tracking
Mientras la gente sigue con ello
Privacy Threats through Ultrasonic Side Channels on Mobile Devices
Daniel Arp (Technische Universität Braunschweig), Erwin Quiring (Technische Universität Braunschweig), Christian Wressnegger (Technische Universität Braunschweig), Konrad Rieck (Technische Universität Braunschweig)
Users are nowadays exposed to a large number of tracking techniques. An emerging technique embeds inaudible beacons in sound and tracks them using the microphone of mobile devices. This side channel allows an adversary to identify a user’s current location, spy on her TV viewing habits or link together different mobile devices. A comprehensive user profile is the result. In this paper, we explore the capabilities, the current prevalence and technical limitations of this new tracking technique based on three commercial tracking solutions. To this end, we develop detection approaches for ultrasonic beacons and Android applications capable of processing these. Our findings confirm our privacy concerns: We spot ultrasonic beacons in various web media content and detect signals in 4 of 35 stores in two European cities that are used for location tracking. While we do not find inaudible beacons in TV streams from 7 countries, we spot 223 Android applications that are constantly listening for ultrasonic beacons in the background without the user’s knowledge.
Yo había oído de un bug en los TV de Samsung que permitía a un hacker tomar el control y “escucharte” o verte con la cámara, igualmente con algún móvil, pero no la combinación de ambos. Supongo que la AGPD o a nivel Europeo, estará al corriente y habrá revisado si los equipos comercializados lo están haciendo o en caso contrario, deberíamos de avisarles por algún camino formal e incluso “de contactos directos” si alguno los tiene.
Internet nació neutral; si me equivoco, que lo diga la gente más versada que yo que hay en este foro.
En el principio, los que trabajaban en la red lo hacían impregnados por el idealismo de los pioneros. Sabían que estaban creando algo nuevo, algo importante, algo para la historia. Existía unión. La comunidad era importante. Cuando una empresa de telecomunicaciones sustituyó por primera vez el error 404 por una página publicitaria, la presión de la comunidad fue suficiente para forzarla a rectificar.
Pero Internet comenzó a tener éxito de veras, y las empresas importantes de la red comenzaron a convertirse en gigantes económicos que podían permitirse encogerse de hombros desdeñosamente cuando les reprochaban sus prácticas. Internet ya era una realidad, no una expectativa, y la prioridad dejó de ser permitir a las universidades que siguieran criando la gallina de los huevos de oro para convertirse en vender los huevos a buen precio.
¿A quién conviene la neutralidad de la red? A todos quienes ofrecen y utilizan servicios en red; prácticamente todo el mundo, especialmente a los profesionales del sector TIC.
¿A quién no conviene la neutralidad de la red? A las compañías de telecomunicaciones, que pueden permitirse discriminar en la tarificación y cobrar más por los servicios donde más dinero pueden rascar.
Algunos países aislados aprobaron leyes para garantizar la neutralidad de la red, pero otros no. En Estados Unidos se aprobó una neutralidad limitada; en la Unión Europea otra neutralidad limitada, distinta. En su momento recuerdo que los estadounidenses mostraron su desprecio por la neutralidad limitada de la Unión Europea, como si la suya fuese de verdad y la nuestra de pega en vez de dos versiones limitadas… pues bien, ahora Estados Unidos se ha quedado sin ni siquiera versión limitada.
The FCC just voted to begin «Destroying Internet Freedom» and overturn net neutrality | Privacy Online News https://www.privateinternetaccess.com/blog/2017/05/fcc-just-voted-begin-destroying-internet-freedom-overturn-net-neutrality/
Por supuesto, dado que vivimos en la Era de la Mentira, a la medida la llamaron «Restoring Internet Freedom», como si la neutralidad de la red no fuese una condición original de la red sino una alteración privativa de libertad. El artículo enlazado alude en su título al apodo, mucho más acertado, puesto por el comisionado Mignon Clyburn a la medida.
Aprovecho para recordar aquí una traición que no he de olvidar: la de Ars Technica, noticiero informático de referencia. Desde el principio Ars Technica estuvo claramente a favor de la neutralidad de la red, abucheando ruidosamente las violaciones de dicha neutralidad; llegó a llamar «Hidra» a Comcast por ralentizar el tráfico de Netflix. Pero después se produjo un giro copernicano y pasó a convertise en altavoz de todos los argumentos contra la neutralidad de la red, desde los mas sólidos a los más ridículos. No es que se posicionase claramente contra la neutralidad de la red, pero cada vez que alguien la criticaba aunque fuese con argumentos absurdos, Ars Technica le daba voz, publicando unas noticias que eran claramente propaganda anti-neutralidad. Yo lo consideraba no solamente un buen noticiero, sino también un noticiero con una línea editorial representativa de los intereses de los profesionales de la informática; ahora lo considero como a tantos otros, la voz de su amo.
Palimpsesto: Tecnocasa
Llaman al telefonillo.
Son Tecnocasa.
Abrimos.
Suben.
Comienzan a mirar por los descansillos sin tocar el timbre.
Me acerco a la puerta.
Les abro con un pedazo de zanahoria en la boca.
Me dicen que son Tecnocasa.
Ya lo sabía.
Me ofrecen valorarme el piso.
Gratuitamente.
Les digo que no me interesa.
Se sorprende (o hace el sorprendido).
Pero si es gratis…
Pero es que no me interesa.
¿No quieres saber lo que vale tu casa?
No.
Me da igual.
Mi casa vale para vivir en ella.
Pero si es gratis…
No tengo mucho más tiempo que perder.
Insisto: No, me da igual.
Preguntan si hay alguna vivienda vacía.
Les digo que no. (No les diría nunca que sí)
Me preguntan si conozco algún vecino que haya fallecido recientemente.
Es el colmo, pienso. Pero les digo que no. (No les diría nunca que sí)
Giran hacia las escaleras.
Les deseo que pasen un buen día
mientras vuelvo a mi casa a seguir haciendo la comida.
Restaurante Nice to meet you
El cumpleaños de Carmen tuve el placer de pasar con ella la mañana completa que, tras una visita al Centro de Arte Centro-Centro de Cibeles, culminó en un restaurante en el que habíamos reservado y al que acudía con bastantes reservas, asumiendo que iba a ser caro pero al mismo tiempo frío, impersonal y de escasa comida de baja calidad, tan sólo justificando su elevado precio en la elevada planta que ocupa en un edificio de un hotel de Madrid, sito en Gran Vía número 80.
Pero me equivoqué, la comida resultó ser deliciosa, el trato sumamente personal y agradable, el lugar cálido y bello, justificando de por sí ese precio de unos 40€/persona que pudo haber sido más, pero que mereció cada céntimo.
Comenzaron ofreciéndonos con suma amabilidad una mesa junto a la ventana de una preciosa pared curvada que desperdicia espacio de mesas en aras de la intimidad y la esquisitez o el buen gusto.
Nada más sentarnos, nos trajeron una cesta con escaso pan (el pan ya no es un alimento básico, parece ser) y un par de chupitos de crema de legumbres, rico y detallista.
La camarera que nos atendió casi en todo momento fue simpatiquísima, como si quisiera trabajar en ese trabajo, y nos hizo un par de fotografías para que no tuviésemos que hacernos selfies todo el rato.
Pedimos un entrante para compartir (Primer plato… Croquetas de cigala con salsa criolla francesa) que estaban deliciosas. La salsa era opcional y, desde mi punto de vista, ensordecía el aroma a mar de las cigalas encroquetadas. Tan sólo una la probé de este modo. El resto de la salsa, acabó cayendo bajo la absorción del pan de aceitunas que nos habían ofrecido.
Carmen optó por un plato principal de pescado (Merluza al horno con muselina verde sobre puré cremoso de Vitelotte y crujiente de cebolla en dos cocciones) mientras yo me decantaba más por carne (Solomillo de buey gallego asado al sarmiento con patatas revolconas, verduritas de temporada, espuma de foie y Oporto)
También tomamos postres (ahí subió un poco más el precio de lo que podría haber sido, pero tampoco injustificadamente) y acompañamos la comida con un vino muy rico tinto por copas, en lugar de una botella, pero esto fue exclusivamente debido a que a continuación teníamos que trabajar. El precio de la botella estaba dentro de lo razonable para un lugar semejante.
Lo que realmente acabó por resultar precioso más allá de nuestras espectativas fueron las vistas desde la terraza a la que nos instó a visitar la amable camarera. Es un lugar para repetir, a pesar del precio, de cuando en cuando. Resulta verdaderamente inolvidable, así que el precio de la comida cunde con generosidad.
Eurovi¿qué?
Desde hace más de 2 décadas que no sé nada de Eurovisión. Creo que lo último que vi fue «ay quién maneja mi barca, ¿quién?» y ya no pude más.
Me parece un absoluto despropósito hortera y vacuo (como tantas otras cosas, por otro lado), pero decirlo públicamente puede resultar snob e intelectualoide, así que me tengo que guardar las opiniones por si acaso piensa el respetable que soy demasiado serio, demasiado altivo, demasiado algo… que no sea demasiado banal.
Hoy he visto esta entrevista y no puedo dejar de pensar que es un signo de nuestra identidad nacional. Aunque sé que no somos los únicos. Pero no me consuela el «mal de muchos».
¡Qué muchacho! ¡Qué inteligencia denota! Pero… es sólo un chaval que han decidido llevar a ese evento absurdo. Las preguntas que me han quedado son otras: ¿Esto se financia con dinero público? ¿Por qué RTVE (pública) se encarga de esta bazofia?