viajar

vajear, ventajear, viajar, vidajenear
palabras encontradas con la restricción
de que fuesen verbos (terminados en r)
que comenzasen por la letra v
y contuviesen el grupo de letras aj en algún lugar del medio
de la palabra.

grep -h ^v *|grep r$|grep aj|sed ':a;N;$!ba;s/\n/, /g'

de ellas, solo viajar está reconocida
por el diccionario de mi ordenador
y las demás
son ignoradas
marcadas, más bien,
por un mar escarlata
sobre el que navegan despacio
volando
viajando
vajeando
ventajeando
vidajeneando
sin llegar a ningún lado.

cuando la publicidad de una entidad financiera
juega con las palabras
mi sensación es que las pervierten
o que juegan con nuestras mentes
que tienen el léxico
a sangre y fuego
grabado en el cerebro.

pero me gusta que jueguen
y ya veré si me ganan.

La tontería en las redes sociales

Es fascinante ver cómo es comentado y felicitado un comentario simplón, tontarria, banal, diría, sobre mis hábitos de vida y costumbres, sin entrar en debates que podría haber generado, al estilo de «pues tú también harías black friday para comercializar tus productos» o del más profundo: «la economía capitalista actual demanda la existencia de un consumo permanente para no colapsar».

blackfriday

El jueves puse esta frase tonta en el facebook, sin mucho acierto, y ha llegado a ser una de las publicaciones que he tenido más impactantes. Está claro que interesa el mensaje simple, sin mucho trasfondo, facilón, y no un sesudo tratado sobre el modo de vida capitalista ni mucho menos una descripción detallada de mis hábitos de consumo.

Es parecido a ese estupor que me produce tener un nutrido número de seguidores en instagram, sin saber a dónde me dirijo.

Black Friday

Mañana en el gran Black Friday
voy a ahorrar un montón
no comprando nada.

Voy a aprovechar las ofertas de las rebajas de enero
para no comprar lo que no necesito.

Esperaré a las de agosto para evitar adquirir
otro objeto superfluo.

Por supuesto, lo pagaré todo con lo que gane
estas navidades
en la lotería.

Gajos

gajos
El absurdo hecho carne
carne naranja y jugosa
carne enamorada
y bien envuelta
para usar hoy o mañana
y guardar
bien fría
en la nevera.

El absurdo hecho consumo
de plástico
de plástico
de plástico
y algún alimento transvitaminado
envuelto en bolsitas de silencio.

El absurdo hecho desidia
pereza
absoluta y tramontana
de esa pereza sorda que te abraza
en mitad de un campo de legumbres
y te deja allí
llorando contra el cielo
de todo lo que no comprenderás
jamás.

Web Profesional Gratis y en 3 clics

web profesional gratis

¿Pero de verdad no les dará vergüenza este tipo de publicidad?

¿Hay alguien que pueda creerla? Encontré un «me gusta» que no sé si sería del que puso el anuncio.

De hecho, hay una cosa que me hace casi hasta gracia:

Cualquiera puede crear una web profesional y gratis con solo 3 clics.

Y digo yo, si es cualquiera, también puede ser alguien que no sea un profesional, e incluso un verdadero inútil, con lo que quedaría de la siguiente manera:

Un verdadero inútil puede crear una web profesional y gratis con solo 3 clics.

En resumidas cuentas, yo no soy ni mucho menos un profesional del mundo web (aunque en su día lo fui y creo que hice una de las primeras páginas web en España que incluyese FRAMESET), pero me parece una verdadera falta de respeto hacia los profesionales (del tipo que sea en general) esta afirmación, esta publicidad verdaderamente engañosa.

Un verdadero inútil podrá, no digo yo, crear una web, quizá incluso en 3 clics, pero lo que no pueden bajo ningún concepto adjetivar es que sea profesional. En el mejor de los casos, y siendo muy, pero que muy optimista, lo parecerá, pero serlo es otra cosa.

Eso sí, esa gratuidad costará… aunque sea merma en privacidad. Y si creemos que puede ser gratis… es que nuestra ingenuidad no conoce límites. He escrito tanto sobre la gratuidad que no merece que lo repita, pero suponer que algo es gratis, así, sin más… es casi canalla. Todo tiene un coste o, como diría un personaje de una serie llamada Once Upon a Time: Magic comes with a price.

¿Sirven de algo las firmas electrónicas a causas solidarias?

Está claro que vivimos en un mundo desconsoladoramente complejo. Cada día más. Cada día más.

Hace un año aproximadamente que no firmo ninguna petición (creo) porque llegó el momento en el que me saturé de firmar del orden de una diaria teniendo la sensación de que nada cambiaba de esa manera, además del hecho (probado) de firmar alguna que otra varias veces con un simple cambio de navegador y nombre.

Las comprobaciones que se hacen son mínimas, a cambio de hacer también mínimos los requisitos para «comprometerse» con la causa en curso. Pero acaba siendo, de esa manera algo, en el mejor de los casos, bastante ineficaz y, en el peor, otra herramienta para conseguir que demos nuestros datos con los que después se puede comerciar para diversos tipos de propuestas económicas o lo que viene siendo llamadas ofertas.

Algo así como vendernos boinas del Ché o camisetas a quienes reclamemos una mayor contundencia en la lucha contra la desigualdad de clases, por poner un ejemplo.

Hoy, leyendo un artículo interesante sobre la utilidad de las firmas en plataformas especializadas en ello, así como su posible funcionamiento como estafa, me he dado cuenta de que han escrito lo que yo pensé haber hecho hace unos meses, pero mucho mucho mejor documentado.

Después descubro otro texto, aún más detallado, sobre la posibilidad (que yo ya había probado sin tanto esmero) de que se pueda «firmar» repetidas veces sobre una misma petición.

Y ahora estaba pensando en hacer algo interesante, divertido, pero tengo tantas cosas pendientes que lo dejaré de lado (de momento):

Crear una petición en change.org pidiendo firmas para que dejen de funcionar de la manera en la que lo hacen y garanticen que hay un cumplimiento mínimo de lo que se firma, además de la exigencia de un rigor al tratar la palabra «firma» asociada al compromiso que hace una persona de decir que es quién es.

La última secuencia de MAD MEN

[youtube_sc url=https://youtu.be/5_wZH4wtW4g]

Ayer terminamos de ver la serie MAD MEN, una de las mejores series que se han realizado hasta ahora que trata o sigue los avatares de unos publicistas de Madison Avenue (de ahí el nombre).

Esta última secuencia magistral incluye en el segundo 60 una sonrisa que muestra la perversión, revisión, subversión que lleva a cabo la publicidad sobre cualquier asunto transformándolo en producto de consumo.

La sonrisa de Don Draper nos enseña los mecanismos del sistema. Cómo él revierte el hippismo en producto de consumo, en el más escandaloso de los productos, en un anuncio de Coca-Cola, ni más ni menos, en «el enemigo» más aférrimo del anticonsumo hippy.

Pero la publicidad puede con todo, vence a todo y a todo y lo envenena todo.

Es el lado más terrible de la sociedad consumista capitalista. Es el arma más poderosa, la que acaba con imperios y con los enemigos del imperio. Luchar contra ella es casi imposible… o se nos insta a usarla para la lucha, pero es algo absurdo pues en ese mismo instante se ha adueñado de nosotros y somos unos auxiliares más de las tropas del imperio.

Poco que hacer, salvo ponerlo por escrito y seguir, en la medida de lo posible, ignorando ese arma de destrucción masiva de mentes independientes.

(La clave está ahí: en la medida de lo posible)

¿Cómo detectar una serie hipster?

[youtube_sc url=https://youtu.be/8jO5FSxEkW4]

LeftOvers o el colmo de una serie hipster hasta el aburrimiento.

La serie parte de una premisa tontarrona, como es el hecho de que, misteriosamente, desaparezca un porcentaje de humanos de la faz de la tierra sin previo aviso y sin explicación (queda inexplicado a lo largo de toda la serie).

Esto es lo de menos. Se dice.

Estupendo: a partir de ahí se explora o pretende explorar las secuelas psicológicas que deja en una sociedad un cataclismo humano semejante, aunque eso también podría no ser lo importante.

Persigue a unos personajes más o menos inverosímiles en un mundo postapocalíptico (estilo Mad-Max, pero sin violencia explícita y sin explicación) y sus porquehacerlasversosímiles vicisitudes. En resumidas cuentas: eso también es lo de menos.

Todo parece no importar, salvo el sosegado, sosegado, sosegado, sosegado movimiento de cámara que ralentiza la serie hasta resultar soporífera.

La acción ni importa: también es lo de menos, se afirma en foros.

Bien, lo acepto. Sigo jugando y viendo una serie con unos actores permanentemente cariacontecidos, con una preciosa Liv Tyler haciendo un papel de chica sosita y triste, como todos.

En resumidas cuentas, una serie de gente desquiciada y enferma mental para aburrir al personal. Y nada en contra por mi parte hasta ahora. No pasa nada: defendamos el valor del aburrimiento… ¿por qué no?

Pero no, para identificar una serie hipster se tiene que intentar criticar y ahí es dónde aparece el primer síntoma claro: no se puede atacar porque se convierte en un ataque contra uno mismo. Si se dice de esta serie que es mala, hay que aclarar que no, que no lo es, que en realidad no te gusta pero que sería la forma en la que se comportaría una población fantasiosa tras un acontecimiento fantasioso. Pero esa gente no acepta como buenas las películas que hicieron famosa a esa guapísima actriz.

Y algo más hiriente todavía: Es que tú no tienes la sensibilidad necesaria para una serie como esta. Famosa frase la de «esta serie no es para todo el mundo». Este es un sello hipster por antonomasia. Hipster-fanático, cabría decir, pero no sé si se puede ser hipster sin serlo de esa manera, falsamente reivindicativa de una sensibilidad de cartón piedra arrogada por unos cuantos elegidos, dueños de aparatos de manzanas…

list_640pxSoy un amante de las series de televisión que se están haciendo por realizadores de la talla de Martín Scorsese, Aaron Sorkin (guionista y creador de maravillas como Newsroom o El ala oeste de la Casa Blanca), David Simons (guionista y creador de siniguales The Corner, The Wire, Tremé…), los Hermanos Scott, Tom Hanks-Steven Spielberg…

Basta asomarse a series como Boardwalk Empire, The Good Wife, The Pacific/Hermanos de Sangre, Los Soprano, Homeland, Dexter, Sons of Anarchy, Smash (algo floja), The Killing, The Bridge, The Doom (flojita, también), The Americans, Halt and Catch Fire o Breaking Bad (y otras que no recuerdo ahora mismo) para ver que lo que se está cociendo en la televisión es una revolución cinematográfica como la que ocurrió en los 70en torno a aquella famosa generación norteamericana post-beat, post-hippie, con directores de la talla de Spielberg/Lucas, Scorsese, Francis Ford Coppola, James Cameron, Stanley Kubrick, Brian De Palma, Oliver Stone… y muchos que me dejo en el tintero del olvido.

Pero también está surgiendo una serie de cineastas creadores de postín, de postureo, de películas o series correctas e incriticables (otro ejemplo: Her) que no dejan de ser como esas cafeterías caras en las que todo es bonito, muy bonito… y donde los camareros te miran por encima del hombro, acomplejados de su profesión de servicio, para ofrecerte un paquete de variados tes que si no has probado es porque no eres lo suficientemente sensible para apreciar diferencias.

Acaban firmando y formando productos vacuos, de adorno, sofisticado, pero adorno, sin más fondo que la forma, sin más profundidad que sus caras vacías mirando al espacio sideral…

Mi propuesta para convertir cualquier serie en serie hipster es sencilla: obtener una buena cantidad de música indie, preferiblemente perturbadora, mezclarla con cualquier tema (ya hemos quedado en que eso no importa), seguir a unos personajes blandos, apocados, egoístas hasta la médula, pero tristes, siempre tristes, agónicos, patéticos, con unos movimientos de cámara lenta, que, de cuando en cuando, se detenga en algún lugar del horizonte, haciéndonos notar que no somos nadie (y menos los bajitos, que añadiría mi madre).

Es fácil darse cuenta de que hasta Torrente IV puede llegar a ser un considerable éxito dentro del ambiente «de culto» hipster siguiendo esas pautas.

Yo, por mi parte, estoy harto de tanta tontería y de que me digan qué soy capaz y qué no soy capaz de sentir… Así que la segunda temporada de la serie la puede ver rita la cantaora, por poner un ejemplo.

Esto no es una broma