Concluye el X Encuentro de Arte de Acción Acción!MAD13

acciones cotidianas

Con ocasión de la conclusión del X Encuentro de Arte de Acción Acción!MAD13, fui invitado a participar en la despedida, realizada desde hace años mediante una convocatoria muy abierta de acciones mínimas.

Esta vez, se contextualizaban dentro de la exposición de Velada de Acciones Cotidianas // Viernes 29 de noviembre de 20 a 24 h.

Participan: Joan Casellas, Yolanda Pérez Herreras, Pedro Bericat, Fernando Baena, Nieves Correa, Luis Fores, Giusseppe Dominguez, Analía Beltran, Marianela León, Seafree, Belén Cueto, Lucas Agudelo, Alba Soto Isabel Corullón, Alexander Rios, Pepe Murciego, Violeta Nicolas, Luis Elorriaga y otros…

En el marco de la exposición: ACCIONES COTIDIANAS 2010/2012 de Abel Loureda / CAM Centro De Arte Moderno-Madrid.

La exposición de Abel fue de lo más sugerente, basada en fotografías que había tomado gente a lo largo de varios años durante los cuales él había escrito en su muro de FaceBook el microguión de una «acción cotidiana», del tipo: «Peínese con un tenedor».

El lugar elegido para la exposición y para esta clausura fue también acertado, pues Matadero de Madrid para algo tan claramente «familiar» que casi parecía una fiesta privada, era un lugar mucho menos adecuado. Quizá este desconcertante ambiente fiestero, de cenita informal, es lo que menos me agradó, me resultó complejo pensar en atraer a alguien que no sea un incondicional del sector a un evento que no tenía mucha organización, salvo la que pudo imponer Abel.

Sin embargo, el número de cámaras de fotos y/o vídeos por metro cuadrado daban fe de que se trataba de algo importante. Aunque era difícil distinguir qué era lo importante. Hasta el punto de que me preguntaba si mientras Yolanda Pérez Herrera estaba cortando el jamón para repartir entre los asistentes no era más importante o más dignamente merecedor de ser fotografíado, registrado para la posteridad, que cualquiera de las acciones/performances que se realizaron.

En mi caso, mostré la siguiente idea:


Contrato de Sustitución

Hasta la semana anterior a la convocatoria no tenía nada pensado, ni siquiera si iba a participar, pues tenía que hacer ingresos con las clases particulares. Pero el viernes previo me encontré con Ana Matey y Analía Beltrán quienes me preguntaron qué iba a hacer. Les contesté que no estaba seguro y Analía afirmó que ella tenía demasiadas ideas.

Aquí surgió la mía: Contrataría a alguien (a ella, por ejemplo) para realizar una performance.

Era difícil cuantificar el salario de una performer que tenía que realizar una acción durante 3 minutos. Pero sabido es que el precio/hora no ha de atender únicamente a criterios cronológicos. Ella negociaba tan mal que estaba dispuesta a cobrar 8 €/hora. Le dije, por ello, que era «demasiado artista».

Inmediatamente vino a la memoria esa petición de dinero de Isidoro Valcárcel Medina, cuando quiso recibir 1000 pesetas para presentar un trabajo y le dijeron que era muy poco.

Así que centramos la cantidad en 6 euros. Para mí, había de ser el pago del tiempo de 3 minutos, no el de una hora (3 minutos es la veinteaba parte de una hora).

Busqué un contrato adecuado y lo rellené con aquellos campos que me parecieron oportunos. Estaba claro que no iba a poder tener validez legal.

La acción, en resumidas cuentas, consistía en pagar a alguien 6 euros para que realizase una acción en sustitución de una mía.

Esto era una contradicción intrínsica, puesto que el acto de pagar era una acción, pero podríamos decir que se trataba de una metaacción, una acción que contenía una acción.

Además, ponía de manifiesto el hecho de que los que estábamos allí, estábamos realizando obras de arte que regalábamos a los demás, a cualquiera que desease asistir, pues era un evento de entrada gratuita. Es decir, hablaba de un tema recurrente que era el de la financiación de una performance.

Está claro que Analía Beltrán no podría mantenerse con el cobro de un contratista tan miserable como yo que pagaba tan solo 6 euros / performance. Es imposible. Y aún así, ella consideraba que era mucho dinero. Y el resto de los asistentes comentaron en varias ocasiones que se trataba de una cantidad considerable…

Tras aceptar las condiciones del contrato mediante la firma de ambos ante testigos, Analía procedía a realizar su acción sustitutiva de la mía. Aquella por la que yo iba a abonar una cantidad de 6 € en fracciones de pequeñas monedas: 100 de 1 céntimo, 100 de 2 céntimos, 60 de 5 céntimos.

Sentado en una silla, dentro de una caja de cartón marrón, de pequeñas dimensiones, iba depositando las monedas a medida que la acción de Analía tenía lugar.

Transcurridos los 3 minutos, alguna persona comentó que ya se había terminado el tiempo, pero sin embargo ella siguió realizando la acción y yo seguí estirando el abono del efectivo, sin detenerla. Tan solo comentando socarrón que se trataba de horario flexible. Lo cual no deja de ser bastante aproximado a lo que supone un contrato laboral habitual. Al fin y al cabo, ella estaba trabajando el lo que le gusta y, como parece extendido creer, entonces no merece ser pagada.

Al terminarse las monedas, honradamente, le pedí que se detuviese, si lo tenía a bien. Dándole el dinero y agradeciéndole su trabajo. Ella me agradeció a mí el mío y nuestra relación contractual llegó a su fin.

La acción tuvo lugar el 29 de noviembre de 2013 en el Centro de Arte Moderno de Madrid, en el X Encuentro de Arte de Acción Acción!MAD13.

Privatización de basureros

Un amigo (que me pide mantener su anonimato), ha escrito este texto que considero completamente relevante. Aunque hace un año ya hubo una huelga similar de la que no parece quedar memoria.

Es lo que tenemos porque es lo que queremos, parece ser. Esto, desde mi punto de vista, es lo más grave.

¿Quiénes defienden los servicios públicos de distintos sectores para su uso en estos tiempos? ¿No parece que la inmensa mayoría de la población está lanzada a un «sálvese quién pueda» que implica el uso privado de los recursos producidos privadamente? ¿Nadie tiene la sensación de que esto es una mirada a corto plazo que nos conduce a una sociedad clasista, elitista, que para su sostenimiento implicará la inversión masiva en seguridad (privada, espero) que tan solo asegura la posesión de la propiedad (privada)?

Hablar de la privatización de la enseñanza o la medicina, o la infraestructura básica de comunicaciones telemáticas o transportes, es ya algo que parece anticuado… pero es que sigo viendo que la inmensa mayoría de la gente que tengo alrededor, de una forma o de otra, cree más en ese modelo de sociedad. Sí, al menos me rodeo de algunas voces críticas, contracorriente, que no dejan de ser marginales que creen que el resto del mundo está equivocado o son borregos que no saben a dónde van. O sea, no creen que sea posible la democracia tal como la conocemos. ¿O esta democracia nunca fue tal?

Los madrileños estamos recogiendo los frutos de la privatización del servicio público más esencial que existe. Lo he dicho muchas veces y las que me quedan. “Cuando se elige a un cargo público, como en este caso un alcalde, se hace para que gestione lo que es de todos. Si esta persona y su equipo no están preparadas para realizar dicha labor, y le pasan el trabajo a empresas privadas y lo único que hacen es pagarles con nuestro dinero, está visto que estos políticos sobran”. El servicio de limpiezas de Madrid es la tarea más importante a la que se enfrenta el ayuntamiento. Todas las personas que vivimos en esta maravillosa ciudad producimos en un día toneladas de desperdicios. Es nuestra obligación generar el mínimo de residuos urbanos y la obligación de los que nos gobiernan, la de realizar la limpieza más exhaustiva. Las personas claves para esta función son los barrenderos. Un barrendero diligente es más importante y necesario que 10 consejeros elegidos a dedo. Madrid ha crecido en estos últimos años lo que la especulación haya querido que crezca, que no el progreso. Sólo hay que ver el número de casas vacías que hay en la capital. El número de ciudadanos también ha crecido. Por lo tanto, somos más personas generando basura y más metros cuadrados que limpiar. Sin hacer ningún algoritmo matemático, tenemos que ensuciar menos y más personas se tienen que dedicar a la limpieza. Es decir, hacen falta más barrenderos. En la capital nos encontramos con la extraña paradoja, que a más ciudadanos y más metros cuadrados: menos barrenderos. Sin embargo hay más empresas para realizar la gestión, a saber Cespa de Ferrovial, Valoriza del grupo Sacyr, OHL y FCC. Por otra parte el dinero que se destina a la función de la limpieza se recorta cada año. Estas empresas al recibir menos dinero del ayuntamiento, quieren despedir a más de mil barrenderos para que no haya perdidas. Las empresas dependen de los accionistas, entidades y personas que aportan dinero y quieren obtener beneficios. (Estos accionistas no intervienen para nada en un proceso de producción, pero en un sistema capitalista son los más importantes) Por lo tanto menos barrenderos y con peor remuneración (Se puede llegar a más de un cuarenta por ciento de reducción de sueldo) y no hablo de sueldos de cinco mil euros, siendo el trabajo más necesario que existe. Si Madrid tiene que estar limpio con menos personas trabajando, los accionistas tendrían que coger el cepillo y ponerse a barrer para poder llegar a obtener los beneficios que ellos desean con el resultado de limpieza que los madrileños debemos tener. Pero la experiencia nos cuenta, que no será así. La experiencia nos ha demostrado que el hombre continuará explotando al hombre. Un euro de impuestos de un ciudadano destinado a la limpieza de Madrid se puede dividir, en el sueldo del barrendero, el material de limpieza, el de unos cargos políticos, el del los trabajadores del ayuntamiento que se encargan de pagar a la empresa, en el beneficio de la empresa para los accionistas, en la comisión al partido político gobernante por parte de la empresa como favor prestado, en los trabajadores de la empresa que realizan las nóminas, en…..

En estos momentos el peor alcalde que ha tenido Madrid en toda la democracia, ha mandado un escrito formal a las empresas para que aseguren los servicios mínimos y ha criminalizado a las únicas personas que se pueden quedar sin empleo y dinero para poder alimentar a sus familias. Esa persona llamada Ana Botella, se ha desentendido del problema grave que sufre la ciudad que gobierna y ha echado balones fuera porque el servicio de limpieza de la capital está externalizado y son las empresas y los trabajadores los que se han de entender “Los ciudadanos de Madrid no pueden ser rehenes” frase manida, hasta el vómito. Por otro lado el periódico de La Gaceta, nos muestra orgulloso en su portada, que el ejercito puede intervenir desde el momento en el que el ayuntamiento lo solicite, comparándolo con la actuación del ejercito en la ciudad italiana de Nápoles. Allí la huelga la inicio la camorra empresa adjudicataria de los servicios de limpieza con el fin de extorsionar. Algo muy diferente a Madrid, por mucho que quieran decir que es una maniobra de los socialistas. Tomás Gómez no tiene catadura moral para expresarse en este tema, porque él privatizó la limpieza en Parla. Sería glorioso ver a los soldados limpiando la ciudad, mejor ni pensar en esa opción, bufff da miedo. Por otro lado también me asustan los sindicatos, especialmente UGT, porque por la experiencia, lo mejor es quedarse con el nombre del portavoz para ver qué cargo ocupará en unos años dentro de un ministerio. Ojalá me equivoque. Políticos, estáis para gestionar los bienes y necesidades públicas, no para venderlas. Porque entonces sobráis, los ciudadanos podemos elegir en las urnas a las empresas que realizarán las gestiones (Por desgracia es lo que hacemos de manera encubierta) Más de mil futuros parados y eso son familias. La deuda pública está basada en buena parte en la nacionalización de la deuda de Bankia. Vaca de tetas gordas que ha alimentado a nuestro políticos y amigos. Madrid 2020, vaya mierda.

Publicidad en cubierta

No se trata de un error: hay publicidad encubierta y publicidad en cubierta. Cada vez más tenemos de esta última, ahora que el liberalismo campa a sus anchas en un mundo que, en «crisis», ya no tiene reparos en vender lo que sea… aunque, sinceramente, aún quedan cosas.

Tengo entre mis proyectos pendientes el de hacer una serie de «composiciones fotográficas» en las que vaya incluyendo un edificio emblemático y una publicidad «en cubierta» de alguna marca que no necesariamente encaje con los gustos de los usuarios del edificio, como Durex Plus en la Catedral de la Aludena, por poner un ejemplo. Si todo se puede vender, ¿por qué no esto también?

Si lo de Vodafone-Sol me parece aberrante es principalmente por lo que puede ir viniendo. Es el comienzo del fin de una era… que igual nunca fue como algunos creímos idealizar.

Ayer, viendo una película bastante mala, titulada Enchufados, pero que partía de una buena idea, se desarrollaba una trama en torno al auge del poder de las corporaciones… y afirmaban que sería en un futuro… (la película es de 2009). Ese futuro ya está aquí. Durante los títulos de crédito, posiblemente lo mejor de la película, se presentan esas yuxtaposiciones casi surrealistas como el logo de MacDonalds sobre una enorme Presa Hidroeléctrica, la tarjeta VISA sobre la cubierta de un portaaviones, el logo de MicrosSoft holografiado en el centro de Stonehenge y el que más me gustó, la proyección de Pepsi sobre la superficie circular de la luna llena.

Dejo el recorte del vídeo correspondiente, para disfrute del personal, mientras no me lo borren de Youtube por vulnerar derechos de propiedad de alguna de esas empresas o una amiga.

[youtube_sc url=http://youtu.be/JN8FwMWJqnM]

Pasión por las alturas

paralelos chalecitos

Con el absurdo que da la codicia
se alzan en Madrid estas cuatro torrecillas
que han dejado el día de la bestia
a la altura del betún.

¡Cuánta tontería!
¡Cuánta osadía!
Intentar llegar a las estrellas
por sentirse humano
demasiado humano
y embarrado.

Afortunadamente
de cuando en cuando
lo que se erige
se deserige
y cae:
El tiempo lo cura todo
incluso la arrogancia
y los humanos
demasiado humanos
mueren.

El día de los pianos

Ayer, 2 de Octubre de 2013, la Fundación Jesús Serra, hija bastarda del Grupo Catalana Occidente, organizaba una jornada preciosa donde 7 pianos eran dispuestos a lo largo de varios puntos de la Calle Serrano de Madrid.

Que fuese elegida la «noble» calle Serrano del barrio más pudiente de esta ciudad no es óbice para que el acontecimiento fuese bello, aunque no olvidemos la parte poco ética subyacente.

Carmen y yo, haciendo uso de nuestra libertad horaria relativa, nos dimos el lujo de pasear la calle de sur a norte desde la Plaza de la Independencia (la Puerta de Alcalá), hasta el más septentrional de los pianos, situado en la puerta del Museo Lázaro Galdiano, que tiene toda la pinta de un museo orientado a especuladores de arte, más que a propuestas verdaderamente artísticas.

Olvidándonos como pudimos del contexto, de esta ciudad que ni siquiera tiene a bien informar de un evento que enriquece el sombrío panorama cultural de la misma, incluso sin tener mucho que ver en su puesta en marcha, negando su obligación de proveer de información a los ciudadanos y no solo a los consumidores. Claro, esta propuesta era demasiado gratuita. No había forma de hacer caja. Dalí sabe de qué hablo.

Pues eso, la recorrimos y disfrutamos de un par de horas tremendamente agradables. En el piano situado en la Plaza de Colón había algo más de gente, pero en general, los pianos estaban casi abandonados, mirados a través de algún smartphone que tomaba una rápida instantánea (valga la redundancia) y seguía camino de algún trabajo rápido e instantáneo.

En el siguiente, siguiendo esta ruta de ascensión, nos encontramos una mujer argentina que tocaba un Tango de Pugliesse y Carmen y yo nos lanzamos a bailarlo. Fue un momento precioso, admirado, regalado, por la pianista, por la fundación y por nosotros.

El ruido de la ciudad insertaba sus notas discordantes en el sonido del instrumento, al más puro estilo John Cage. Tentado estuve de emular su 4’33». Pero no lo vi procedente: No era el lugar ni el momento. Como no lo habría sido de sus Pianos preparados.

Aquí se puede escuchar una muestra de un amateur (o no tanto) tocando un poco.

[audio:https://giusseppe.net/blog/wp-content/uploads/2013/10/pianoserrano.mp3]

Fuimos fotografiando diversos motivos del evento, charlando con las pobres encargadas de cuidar los instrumentos que iban a pasar más de 12 horas seguidas sin que se hubiesen molestado por pensar en ellas desde la organización que no había dispuesto ni la posibilidad de que se sentasen durante ese tiempo, ni que tuviesen ocasión de abandonar su puesto para orinar, defecar o comer. El evento era bonito… no obstante.

Y las fotos dan fe de ello:

Juicio y Castigo

Juicio y Castigo a Botín
Juicio y Castigo a Botín
Y digo yo que me parece un poco excesivo esto de pedir juicio y castigo, directamente y sin pasar por la casilla de salida.

Entiendo que se sabe que ha realizado algún acto delictivo. En caso de no ser así, ni siquiera sería procedente el enjuiciamiento. Y si se considera que lo que ha hecho es inmoral o, cuando menos, antiético, lo que habría que comenzar pidiendo sería una modificación de la legislación para que no pueda escapar de su comportamiento abusivo, como supongo que ha sido. Lo cual, por otra parte, es la esencia del capitalismo mismo, así que resulta complicado solicitar algo así sin modificar el sistema. Una modificación de la legislación es algo a exigir a los representantes (al menos de momento) que ocupan el Congreso.

Supongamos ahora que sí, que sí hubiese cometido un acto delictivo. En caso de ser así, lo primero que hay que hacer es solicitar una detención, que no la realiza el mismo «poder» que el enjuiciamiento sino el poder ejecutivo. Una detención la llevan a cabo las fuerzas del orden y seguridad del Estado en un estado de derecho, es decir, la poli.

Por último, supongamos que el poder ejecutivo tuviese lo que hay que tener para solicitar el procesamiento judicial de este ser, presuntamente humano y presuntamente culpable. Aun así, ¿no cabría esperar el resultado del juicio, es decir, confiar en el poder judicial, para declararle culpable? Y, después, ¿no habría que intentar que este señor se rehabilitase para el sistema como un ser ético, reeducado, por decirlo así, capaz de aportar algo positivo a la sociedad en la que se enmarca, en lugar de solicitar un castigo vengativo y revanchista, casi propio de una horda de justicieros rámbicos?

Sinceramente, me parece algo estúpido y carente de racionalidad el no darse cuenta del avance que, en su día, supuso la separación de poderes y, en lugar de reivindicar que esta separación perdure (cosa que, por otro lado no sucede), solicitar la unión de todos ellos en manos de unos presuntos sabios que son capaces de ejercer de legisladores, policías, jueces y, ni más ni menos, también verdugos.

¡Ay, si Montesquieu levantase la cabeza!

¿Qué se vende, la ropa o el hombre?

VentaHace unas semanas guardé esta foto en mi memoria (digital y neuronal) porque me ocasionó una especie de convulsión mental: ¿Qué se vende, la ropa o la humanidad?

Mi sensación es que con la oferta de comprar, quien se está vendiendo es, curiosamente, el comprador. Vendiéndose a un sistema que necesita engullir su demanda fabricada por la oferta, una demanda artificial, una demanda virtual, falsa, innecesariamente satisfecha, insatisfactoria por esencia para perpetuar el hábito de compra y mantener la cadena temporal de la adicción (que no adición (querida Aída)).

La imagen me parece tremenda, no sé por qué, pero me lo parece. Me indigna y me subleva, pero lo único que hago es (aunque quizá no es tan poco) huir: salgo corriendo de centros comerciales o tiendas como Zara, Lefties, etc… Me empieza a entrar una angustia similar a la que siento en una iglesia cristiana, ganas de volverme sociópata… no sé, pero algo en mí no acaba de encajar… ¿o soy de los pocos que sí encajan en algo que aún no existe? ¿soy un elegido? ¿un ser superior, a la manera Nietzschiana? ¿O solamente un marginal que ansía encontrar su lugar?

Volatilidad de los trabajadores

Bubok_portadaEstoy editando un libro colectivo con mis alumnos de talleres, como suelo hacer al final de cada curso. Este año también lo hicimos. Aprovecho para vincularles con el proceso de selección de textos, de maquetación (de edición) y un ejercicio de colectividad, digamos, asamblearia pero con mi veto de por medio. Procuro ejercerlo poco, no obstante.

Después de terminado el material, que maqueto y les entrego para su revisión y aprobación, contacto con una editorial de las que hacen libros online bajo demanda (www.bubok.es) y procedo a subir el libro y darle el formato que requieren para su procesado.

Este año, el libro se titula Verso Cero, tiene una bonita portada de unas salinas de las Islas Afortunadas, y está en proceso de envío.

Cuando pedí el primer ejemplar de prueba, se puso en contacto conmigo un asesor comercial de la empresa para aconsejarme y ofrecerme un buen presupuesto y buen precio por ejemplar para la primera tirada de centenar y medio de unidades.

El viernes 14 procedí a aceptar el presupuesto que me había presentado este asesor y solicitar los libros. Quedamos en hablar un día de esta semana pasada… pero no me llamaba.

El jueves 20, algo inquieto por su silencio, le llamé para saber en qué estado estaba el pedido y me contestó una asesora que me confirmó que todo va según lo previsto. Bromeando, le dije que Rafael no habría dejado la empresa… y me contestó que sí. Le dije, siempre asumiendo que era en broma, si había sido despedido… y su silencio me dio a entender una respuesta afirmativa… Jo. ¡Qué tremendo! En menos de una semana yo me había quedado sin interlocutor, había encontrado una nueva interlocutora y seguía como si nada hubiese pasado.

Pero me dio por pensar en la volatilidad de los trabajadores, que no de los puestos de trabajo: el empleo sigue, pero el empleado cambia. Sí, es obvio, es tontería, casi, pero me parece algo «deshumanizado», aunque, también, cabe decir que terriblemente eficaz, mecánicamente eficaz, casi como automatizable.

No era mi propósito hablar de la naturaleza del mercado laboral, ni de el tipo de trabajo que llevamos a cabo en esta era de superación de la revolución industrial hasta la tecnológica, pero se acaba pensando en ello, de alguna manera. ¿O no?

No es así de simple…

Acabo de leer un artículo sobre el perfil y el número de emigrantes españoles que viene habiendo desde el 2009, y me encuentro con este texto tan divertido:

[…] En cualquier caso, según el PERE, a 1 de enero de 2009, residían en el exterior 1.471 españoles. Cuatro años después esta cifra se elevaba a 1.931.248.

Una sencilla resta indicaría que durante la crisis podrían haber emigrado cerca de 460.000 españoles. Sin embargo no es así de simple […]

Jo…

Pero ¿Qué pasa en el periodismo actual?

Espero que mi amigo Juan Carlos Etxeberría no lo hubiera cometido, este error, quiero decir. Pero ¿de verdad que un periódico como El País (o su suplemento económico, Cinco Días), puede cometer este tipo de catastróficos errores numéricos? ¿Nadie revisa los números? No digo que no hayan podido meter la pata por un error tipográfico, más que verdaderamente numérico, pero la parte más importante de este artículo son los números… ¡¿Nadie los revisa?! ¿Tienen que esperar a que alguien les diga algo en un comentario para modificarlos?

Pasmoso.

Una resta como la que dicen sería del orden de 2 millones de españoles emigrando en 4 años… en terminos generales, en lo que, en ciencia, se conoce como cifras significativas. Pero ¿es que nadie les da un cursito básico de matemáticas de primaria a estos trabajadores empeñados en poner cifras exactas (1.471 y 1.931.248) que carecen de significado, en lugar de centrarse en el verdadero significado del número?

hummmmmm…..

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Esto no es una broma