La Aisa

Leo esto sobre metaversos y otras realidades virtuales desde Daimiel, Ciudad Real, donde nos ha traído un autobús de la compañía Aisa que ni tiene la tecnología ni el conocimiento necesario para estionar los billetes, no ya electrónicos sino en papel, adquiridos por Internet; ni conocer automáticamente el total de billetes emitidos, con lo que genera un overbooking de más de 30 personas que quedan en un limbo estacionario reclamando a voz en grito, cual verdulería incendiaria, sin intención de, tan siquiera, enviar un email… Y algo me dice que hay lugares donde eso del metaverso va a llegar con algo de retardo.

Y mientras, sigo insistiendo en hacer reclamaciones por el cauce apropiado, pero veo que nadie hace nada una vez que consigue que su sitio esté asegurado.

https://www.aisa-grupo.com/es/faqs/pregunta-2/-%09-como-puedo-poner-una-reclamacion-

Triste egoísmo que nos aísla y nos desprotege de abusos como este.

Yo, por mi parte, he hayado el tope de indignación que soporto y, después de varias incidencias parecidas, he decidido unánimemente no volver a ir montado en los asientos de esa infame compañía, salvo absoluta emergencia familiar e imposibilidad alternativa (pero no será por una cuestión de dinero).

Sobre la caída de las redes sociales

Lunes y martes estuvieron caídas todas las redes sociales y aplicaciones dependientes de Facebook Inc.

A estas alturas no es noticia.

Lleva tiempo inquietándome el poder que tienen las grandes (4 o 5) empresas que hay en internet, hasta el punto de convertir la red en un oligopolio, más o menos monopolístico, muy parecido a un nuevo tipo de feudalismo o ultranacionalismo mercantilista.

Me sorprende que pueda ser noticia que una mujer (extrabajadora de Facebook) salga a afirmar que la empresa (oh, my god!) sólo busca el interés económico por encima de los derechos sociales. ¿De verdad una afirmación así puede ser noticia y no una mera obviedad en tiempos de capitalismo ultraliberal?

Hay algo que me llama la atención y es el hecho de que hemos ido dejando que pasara paulatinamente, pues cada vez que se ha intentado sobrevivir en una de estas empresas con financiación independiente (véase cuando Skype quería ser de pago, o cuando Whatsapp quiso cobrar 0.99€ anuales) nos resistimos a ello y dejamos que siguieran creciendo hasta ser deseables por gigantes del sector que, así, se ahorraban competencia al tiempo que inversión, con la mera adquisición (y posterior fusión) de la empresa emprendedora por la matriz engullidora.

Ahí hay unos pocos casos para el recuerdo:

  • Hotmail.com, una vez fue algo independiente de Microsoft
  • Skype, una vez fue algo independiente de Microsoft
  • RedHat, una vez fue algo independiente de IBM
  • Java, una vez fue algo independiente de Oracle
  • Whatsapp, una vez fue algo independiente de Facebook
  • Youtube, una vez fue algo independiente de Google (Alphabet Inc.)
  • Instagram, una vez fue algo independiente de Facebook
  • Picasa, una vez fue algo independiente de Google (Alphabet Inc.)
  • IMDB, una vez fue algo independiente de Amazon

Ahora se les exige algo que no tienen intención de cumplir y es que sean «sociales», que protejan «la libertad de expresión», que protejan «la privacidad ciudadana», que inviertan parte de sus beneficios en la sociedad (eso sí, con exenciones fiscales inverosímiles). Y no se cuestiona que el problema no son las empresas en sí, sino el depositar en ellas la labor que tendrían que llevar a cabo los gobiernos respectivos.

En un mundo desnacionalizándose, lo que queda no es libertad, sino el libertinaje de la ley del más fuerte (económicamente hablando). Vamos, lo que queda es ese vocablo gastado que tanto le gusta a la actual presidenta de la comunidad autónoma en la que resido.

Pero lo enfrentaremos haciendo unos cuantos «memes» que publicaremos en alguna red social y a otra cosa… que hay que trabajar.

De lo más divertido (no sé si ha sido un «meme» del redactor del artículo de El País donde he leído esta mañana la noticia) ha resultado ser este texto que aparece al final del mismo y que muestra que el rigor es lo que está cayendo a toda velocidad en el vacío del ostracismo:

Estos incidentes ?como la caída de los servicios de Google el pasado diciembre? han puesto en evidencia la vulnerabilidad de las conexiones digitales y la debilidad del sistema sobre el que se asienta el funcionamiento de la red en un momento en el que empresas y usuarios dependen más que nunca de ellas por el teletrabajo.

amientFacebook, Instagram y WhatsApp se recuperan lentamente de la peor caída total de su historia reciente, que afectó este lunes a s de forma global durante más de seis horashorasorasrasass seis horans seis horasseis horaseis horasis horass horas horashorasamient

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

¡Genial experimento de poesía azarosa, dadá, fonética!

10Gb de conexión de fibra

Sí, se venden cosas y la gente las compra.
Sí, 10Gb más o menos reales que la gente compra.
Sí, para disfrutar las cuales es preciso adquirir routers especiales que la gente compra.
Sí, para conectarse a los cuales se necesitan cables ethernet que la gente compra.
Sí, que han de «enchufarse» a tarjetas de red de alta gama que la gente compra.
Sí, que poco sentido tendrían si no es en ordenadores de procesadores potentes que la gente compra.
Sí, con los que obtener una velocidad de escritura (y lectura) de datos sobre discos que han de ser más rápidos y que la gente compra.

Obvio: «la gente» es «alguna gente», o quizá «bastante gente».

Gente, mucha de la cual, lo que va a hacer gracias a esa conexión de fibra óptica
es
descargar morralla
conectarse al internet de las cosas absurdas
ver vídeos porno
o sencillamente, leer el periódico, que viene a ser lo mismo.

Pero más rápido.
Pero más caro.
Pero más mejor.
Claro que sí.

Y así seguimos…

Wallapop

Estoy vendiendo lo poco que tengo que no uso, a través de la cuenta de Carmen en esa plataforma para venta de objetos de segunda mano para pagar alguna cosa de primera mano que me he visto forzado a comprar para los talleres online.

Es curioso pero hay personas que compran cosas que no se me ocurriría nunca.

El sábado pasado nos quitaron de las manos, como quien dice, un móvil de 2015 que casi no funcionaba, pero sí, arranca y puedes instalar aplicaciones menores y por supuesto el teléfono es operativo para llamar.

Tras varios años de uso con las aplicaciones de aquella época lejana, me vi usándolo como servidor ftp en casa y, más recientemente, usado por Carmen como router o «punto de acceso wifi» con una tarjeta adicional para conectar su teléfono móvil o su tablet en Ciudad Real.

Pero ya no creía que nadie iba a dar nada por él, así que pedí 40€ pero estaba dispuesto a dejarlo en 25€ o casi lo que fuera. Lo único que hacía de un tiempo a esta parte era acumular polvo. Tristeza de 110€ que se devaluó el aparatejo en sus 6 años de vida.

Y así, sin más dilación, subí el anuncio a ese servicio, con unas pocas fotos y en menos de 1 hora lo había vendido tras demostrar que se podía instalar aplicaciones en el mismo.

No me había dado tiempo ni a cargarlo completamente.

Espero que la persona que lo adquirió le encuentre utilidad y me hace sentir mejor que haberlo llevado a un punto limpio de la ciudad, de esos que no solo no abundan sino que ni siquiera quieren aceptar dispositivos, pues imponen unos límites absurdos a su entrega, como no poder aceptar más de un número determinado de ellos por entrega o cosas por el estilo.

Ahora a ver si vendo los siguientes items que tengo para recuperar lo gastado en una tablet que no tiene otra utilidad que hacer viables las clases mixtas (online + presenciales) de los Talleres de Poesía de este curso. Pasado ese periodo, será algo que acabe por intentar vender en Wallapop. Y el ciclo continúa.

La suerte está echada (a perder)

Hacer que las cosas cambien
no es cuestión de suerte

Y esa cruz roja se convierte en un signo más (+) para afirmar que también puedes ahí (en Correos) comprar un boleto de la cruz roja.

O sea, que hacen un llamamiento a que tengas SUERTE y puedas CAMBIAR LAS COSAS.

Nada de opciones políticas que creas que puedan cambiar las cosas.
Nada de decisiones personales que creas que puedan cambiar las cosas.
Nada de responsabilidades por adquirir que creas que pueden cambiar las cosas.
Nada de disciplina de trabajo que creas que puede cambiar las cosas.
Nada de solidaridad que creas que puede cambiar las cosas.
Nada de evitar egoísmos que creas que pueda cambiar las cosas.
Nada de modificar hábitos que creas que puedan modificar las cosas.
Nada de nada… salvo ganar dinero con intención de cambiar las cosas.

¡Qué cosas!

Poesía en una cajita de té

Pues sí, me han ganado con un pequeño texto en su paquete de pedido de 6 variedades diferentes de té.

Hay una gran cantidad
de poesía y buenos
sentimientos en una
cajita de té

Claro que sí.

Parece que lo tenían preparado para mí y los eventos de Té y Poesía que organizamos desde la Asociación Cultural Clave 53.

Yo solía comprar en una tienda de té que ha cerrado (echado el cierre, parece que se dice ahora) durante la pandemia. Intenté comprarles por internet pero fue un desastre, porque su página web no funciona en condiciones, tuve que hacerle una captura de pantalla del pedido que no sabía si había sido cobrado y enviárselo por whatsapp, pero tampoco así funcionó porque trajeron sólo algunos de los paquetitos de té que habíamos pedido porque no habían leído bien el pedido enviado en una fotografía… Una pena, la verdad.

Ahora recurrí a otra web para comprar el té, después (todo sea dicho) de hojear por Amazon el precio del té, para decantarme por Aromas del Té cuya oferta era algo menos variada que la ingente cantidad de tés que tiene Casa Oriental, además de ser un poco más cara (pero incluyen el envío en el precio, así que acaba más o menos en el mismo dinero neto).

Han traído el paquetito un día después de lo previsto, a una hora también diferente de la prevista, pero no ha habido que insistir, han traído todo tal y como estaba adquirido y se pudo realizar el pago sin problemas en su propia plataforma online.

Los tés vienen muy bien empaquetados, así que puede que su duración sea mayor o que se conserven algo mejor, pero no es demasiado importante. Los he comenzado a probar (he empezado por un English Breakfast) y de momento he de reconocer que están bastante buenos. Ya veremos cómo están los otros que hemos pedido.

Pero he de reconocer que, logísticas aparte, me han conquistado con ese mensaje en la caja en la que nos llegó.

Por un puñado de euros…

El otro día compré un micrófono USB para poner en la mesa donde ahora mismo estoy realizando los talleres de poesía y escritura creativa en formato «mixto» y no acaba de servirme, pues parece que da algún tipo de problemas con meet.jit.si que no encuentro con Skype. Es un poco rollo esto de la tecnología y no lo puedo expresar con palabras menos «ñoñas», pues es un problema ñoño.

Pero el micrófono venía con una oferta («de tiempo limitado», como si algo no lo fuera) en la que prometían 10€ en cupones de amazon para aquella persona que enviase un email con una captura de pantalla que mostrase que se había escrito una reseña positiva (jejeje) con un vídeo del producto.

Yo publiqué lo siguiente, que era verdad:

He comprado este producto con la intención de utilizarlo en vídeoconferencias en las que necesitaba que el micrófono estuviese situado a unos 2 metros del PC y recogiese sonido multidireccional sin problemas.
Ha sido inmediata su instalación/configuración en Linux Mint (no siempre es fácil para los que vivimos en esos entornos) y tiene una consistencia o solidez que augura buen resultado.
El embalaje es compacto y bien etiquetado, con claridad y con un aspecto muy profesional.

Y subí un vídeo grabado para la ocasión en casa, con un mínimo de intimidad mostrada, pero me quedó una rara sensación de estar «vendiéndome» por un puñado de euros… pero la verdad es que si los recibo me alegrarán y sentiré que he gastado menos de lo que quise haber gastado en la adquisición de este producto que, el jueves pasado, me dejó tirado a mitad de una clase online, con gente presencial esperando que yo resolviese unos problemas absurdos y, sí, algo rollo.

Llegará el día en que añore las clases online

El otro día veíamos en un grupo una clase dedicada a Emmy Hennings, una de las fundadoras (olvidada, por motivos obvios) del Cabaret Voltaire, que dio origen a Dadá.

Me alegró la tarde (que no iba mal) que las dos personas que estaban asistiendo, en cuanto se mencionó la palabra «Cabaret», sacaron sendas boas cabareteras de colores vibrantes y no supe ni reaccionar. Me habría partido de risa, pero yo estaba «en modo serio» y me pilló con el pie cambiado. Ahora bien, no perdí la oportunidad de hacer una captura de pantalla que recogiera ese momento.

Poco a poco las clases de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 vuelven a ser presenciales; así, por ejemplo, ya van a serlo los dos grupos de los jueves (a las 8 y a las 9), salvo excepciones y, por supuesto, manteniendo todas las medidas recomendables para garantizar la seguridad, dentro de lo posible, además de ofrecer la posibilidad de conectarse online a quienes por la razón que sea no puedan o quieran venir presencialmente (lo que va a quedarse al menos durante un curso más, pues pronto volverá a haber nuevos oleajes que nos tendrán en vilo).

Esta opción es algo incómoda porque hay muchas dificultades tecnológicas que afrontar, como el hecho de tener que usar 2 dispositivos de cámara, uno para que se oriente hacia mí y otro hacia la gente que haya venido a la clase a seguirla de manera presencial. Pero al mismo tiempo evitando que los dispositivos de audio de ambos dispositivos se acoplen produciendo sonidos muy molestos que nos recuerdan que hay un medio, y no un fin.

He probado algunas configuraciones de equipos y seguro que podría ser mejor, si hiciese un desembolso de dinero irrazonable para el uso que le voy a dar… espero.

De momento, el portátil de backup de Carmen de la Rosa es el que utilizo para seguir la clase (es un equipo que ya no está en su punto álgido de rendimiento, pero que ha sido preparado para aguantar un poco más), mientras mi móvil (un Xiaomi de gama baja) es utilizado para que quienes no están puedan ver a quienes están presentes, montándolo sobre un trípode para que esté a una altura conveniente.

El problema es que necesitaría un micrófono con altavoz inalámbrico para conectarlo al móvil que pudiese poner en el centro de la mesa y nos oyesen con claridad, pero quiero ahorrar ese consumo utilizando los recursos que ya tengo, así que he montado una especie de Frankenstein con unos micrófonos inalámbricos que tenía y un auricular también inalámbrico que me regalaron mis alumnos hace más de un lustro.

Probaré un par de clases a ver si tengo que terminar por adquirir un chisme más que seguro que me da algún problema de compatibilidad con mi Ubuntu Studio

Novedades en Pontejos

De antes de que la palabra NOVEDAD
fuese inventada
es esta tienda
famosa
por sus botones
por sus hilos
por sus tejidos
por su permanencia.

Y ahí sigue
afrontando una pandemia
después de afrontar guerras
y afrontar dictaduras
y afrontar crisis financieras.

Es un resquicio de esperanza
en esta época incierta
en la que se mueve la tierra bajo los pies
en la que sentimos temblores en el alma
y la piel.

Algún día desaparecerá
como todo.

Pero ayer estaba aguardando a que comprásemos
un poco de adhesivo para cuero
que no venden en las modernas tiendas
de nuestro barrio.

Fotografié este instante
capturando lo que no existe:
la inmovilidad.

Algún día
como todo
desaparecerá.

Esto no es una broma