Tengo un proyecto fotográfico en marcha tremendamente sencillo que juega (o jugaba) con realizar fotografías a través del hueco dejado por una mirilla sin vidrio adherida al objetivo de la cámara del teléfono móvil.
Sujetaba la cámara con la misma mano que la mirilla quedaba sujeta contra el mismo y fotografiaba algo que, de este modo, quedaba descontextualizado, resaltado, como si le hubiésemos realizado algún tipo de trucaje complejo, cuando la realidad era mucho, pero mucho, más simple.
La foto que usé fue una que contenía una combinación de un poema visual realizado con una bombilla y un libro objeto escrito a dos palabras por página.
Hoy he decidido usar uno de esos «bodegones» para ilustrar un cartel de los Talleres de Poesía Contemporánea de los grupos abiertos en la Asociación Cultural Clave 53.
Y el cartel resultante ha sido el siguiente, que acaba resultando un trabajo bastante arduo para una publicidad que caducará en menos de lo que canta un gallo.