Poesía Tendencia

La poesía es la tendencia de esta temporada

Calentita, gustosita, agradable al tacto, o todo lo contrario: hay de todos los colores.
Hazte con ella en todas sus formas en los talleres de poesía y escritura creativa de Asociación Cultural Clave 53.

Hace años, la sobrina de Carmen, que es fantástica vendiendo y sabe cómo atraer seguidores (su cuenta de Instagram es un fiel reflejo de la afirmación), me sugirió esta expresión que seguramente sería atrayente, pero también mentira.

Es una mentira que la gente está deseando escuchar: que la poesía es «agradable», que «da gustito», que puede ser calentita o a tu gusto, incluso (y esto es lo peor) que es terepéutica.

Es una mentira que llena de seguidores las cuentas de quienes escriben ese tipo de poesía, esa «nopoesía«, esa «twittersía» que regala premios de Espasa y vende libros por millares.

Es una mentira de las que premia el sistema en el que vivimos inmersos.

Pero yo siempre he defendido que la poesía contemporánea (y el arte contemporáneo) sólo es interesante en tanto en cuanto busca revertir o subvertir la perversión del sistema. Para ello ha de buscar el riesgo, el peligro permanente, casi el fracaso pero sin garantías, sin ninguna garantía.

Quizá por ello no he querido nunca usar ese «anuncio» que podría ser muy eficaz, que podría conseguirme muchas personas interesadas en mis talleres de poesía.

Puedo engañarme diciendo que más adelante les mostraré que la poesía es incómoda, que es un camino de espinas y no de rosas, que no sana sino enferma, que la primera carta a un joven poeta de Rilke ya lo dice claro… pero no lo creerán pues todo lo que parte de una mentira, es mentira; es un edificio que se sostiene en barro. Y yo prefiero un cuchitril pero sobre granito.

Y sobre esa piedra, erigiré mi iglesia.

El culto a la poesía riesgo, la poesía valiente, la poesía prueba-y-error, la poesía sin esperanzas, la poesía sin panfletos, la poesía sin soflamas, la poesía desnuda y en lo oscuro, la poesía rota, la poesía en crisis permanente, la poesía sin futuro, la poesía libre, la poesía voladora, la poesía desalmada, la poesía interna y sincera, la poesía intensa, la poesía loca, la poesía racional, la poesía irracional, la poesía que niega el principio del tercero excluido, la poesía infinita, la poesía desagradable, la poesía insana, la poesía fría, hostil, desarrapada, la poesía triste y pobre, la poesía cuyas deudas sean con toda la poesía arriesgada, valiente, experimental, desesperanzada, fracasada que haya sido escrita y leída antes de generar nueva poesía arriesgada, valiente, experimental, desesperanzada, fracasada…

Racista

No puedo ni empezar.
Si afirmo ser no racista es que no comprendo que el racismo es inevitable.
Si afirmo ser no racista es que aún no me he encontrado en una situación que me lo ponga de manifiesto.
Si afirmo ser no racista es que no sé bien el significado de la palabra racismo.
Si afirmo ser no racista es que he pensado poco o nada en si la palabra raza tiene sentido.
Si afirmo ser no racista es que quiero venderme como impoluto como si pudiera estarlo.
Si afirmo ser no racista…

Por supuesto (sobra decirlo) ponerle peros a no ser racista es ser racista.

La única buena forma de comenzar a cambiar es afirmando ser racista.
Reconocer que vivimos en un mundo que hemos ayudado a construir basado en el racismo.
Reconocer mi parte de responsabilidad en ello.
Reconocer mis limitaciones para cambiarlo.
Reconocer mi suciedad como ser humano… para poder limpiarla.

(Limpiar… tiene tantas connotaciones racistas que prefiero no ahondar en ello)

Uberificación Vintage

Llamamos a un uber
para ir a cenar con una amiga de Carmen.

No queríamos tocar la calle
por si un ramillete de ARN se colaba en nuestras entrañas.

Bajé al portal antes de recibir mensaje alguno
pero por si acaso me asomé a la calle
miré a ambos lados
y vi un vehículo extravagante
en mitad de la calzada.

Supuse que se apartaría
en cuanto llegase nuestro carruaje
que ya parecía tener algo de retraso.

Claro:
Las imágenes me delatan.
Este poema no tiene ningún misterio.

Distinguí el distintivo que indica que es un vehículo
autorizado por la comunidad de madrid
para transporte de personas.

Y verifiqué que la matrícula del mismo
coincidía con la matrícula del coche previsto
para recogernos.

Carmen no lo podía creer.
Quería fotografiarlo sin parar.
Yo me sentía algo avergonzado
no sólo por contribuir a la uberificación
de la economía
sino por ser el centro de atención
de una ciudad dormida.

Conversaciones con el conductor
como si yo entendiese de coches
dando por supuesto que ella no entendía
como si me interesase
aunque sí me apetecía saber
si ese curioso artefacto podía conducirlo
siempre que eligiese
y si eso le repercutía en una mejora salarial
intentado no sentirme mal
por contribuir a la uberificación
de la economía.

Al salir
nos permitió tomar una fotografía (4)
que presumían de una especie de episodio vacacional
en mitad de una ciudad
vencida
que llora miseria disfrazada de opulencia.

Enviamos las fotografías
contribuyendo a la difusión (intencionada)
de la apuesta por el postinaje
de la mentada compañía.

Algo así como un diario. Texto de 1998.

Viaje al fondo de mi alma.

Lo de «todo empezó» no corresponde pues es probable que sea una historia sin comienzo, más diría yo, sin existencia.

El caso es que después de algún tiempo, Mythreyi y yo decidimos pasar las vacaciones juntos. Ella terminaba su tesis y se iba camino a la India. Yo quería ver a Xabi, Alberto, José Luis… Total que decidimos quedar en Amsterdam el 30, no, el 29, no, ella el 30, yo el 29. Nos pusimos de acuerdo y el 29 por la mañana ambos nos encontrábamos en este aeropuerto de Schiphol (Amsterdam).

Como en otras ocasiones, el primer problema era dónde y cómo besarnos: yo no sabía de su evolución pero estaba aún más confuso de la mía.

Los dos primeros días, aquí en Amsterdam en fiestas, fueron suficientemente aclaratorios: ella, aunque sugiera haber cambiado (especialmente gracias a Jack) sigue siendo la expectante comprometida que no entiende la profundidad de mi individualismo radikal. Igual que para mí es incomprehensible su vinculante concepto de «couple».

Quizá soy un inmaduro: «me la pela».

29 y 30 -> Noches en Amsterdam. Más o menos decido sin decir palabra que no quiero seguir. Soy un cobarde y ya le haría alguna putada a distancia en caso de que no despertase de su inocencia.

El día 1 salimos pronto (12:00 p.m.) hacia Strasburgo a ver a Xabi. También estaba Marta. Me alegré significativamente pues así relajaría mi mente de sus inquisiciones. Unos paseos, unos cafés, unos vinos en L’Alsace… y Marta se fue el domingo y nos quedamos con Xabi quien tuvo la habilidad (le pregunté si incencionada) de poner el dedo en la llaga.

¿Éramos una pareja? ¿queríamos serlo? ¿cómo éramos?

¡Joooder!

Esas preguntas las seguimos haciendo y preguntando con respuestas casi válidas durante la noche fatídica del domingo al lunes. Un largo paseo sin destino físico nos llevó al puerto inevitable de «la ruptura». Yo no creo que estuviésemos rompiendo nada y este era otro de los problemas que quedaron patentes esa noche. Caso simple de incompatibilidad de caracteres.

O: Enamorarse no es programable y yo no estoy enamorado.

Si estuviese enamorado habría puesto más empeño en intentar cambiarlo (o a mí). Sin embargo sólo consideré liberador que ella asumiese la situación como indeseada por ella.

4, 5, 6, 7 en París. Alberto no estuvo mucho con nosotros con lo que no tuvo ocasión (Myth) de atacar otros frentes no sé si con la intención de desentrañar la causa de la incompatibilidad o en otro vano intento de mostrar lo que yo no me puedo creer, que ella se adaptaría a la forma que yo quiera.

¡Pero yo no quiero que Ella se «Adapte»!

Algunas de las conversaciones fueron tan densas y profundas que no sé si estaba descubriendo completamente mi alma o creando la cortina de humo que ella misma iba engordando. Por suerte, al irnos de París se terminaron. La mala suerte fue perder el vuelo Amsterdam-Manchester que nos costó uno de ida Amsterdam-Leeds.

En Leeds, Jamie no era como la había imaginado y lo que había que ver no era mucho pero con Jamie hablando no hay mucho lugar para la reflexión. Esto siguió igual en York y en Liverpool.

La noche que tanto temía de la despedida Manchester-Amsterdam pasó sin pena ni gloria no sé si porque ya estaba todo dicho o porque quedaba demasiado para una noche en un aeropuerto.

Tan sólo los últimos minutos en Amsterdam, con el fin del fin, fueron desgarradores y tristes. Penosos. Demasiada pena para tan poca compasión.

El día 11 ella lloraba contra mi pecho mientras yo pensaba una frase que decir. A veces soy tan vacío que me doy miedo. Salí corriendo para agarrar mi equipaje perdido, un coche a Aachen y a las 12:30 ya estaba allí.

Con José Luis he pasado unos días interesantes en los que hemos conocido un poquito más Maastrich, Lieja, Nimega, Weert (un diminuto pueblo), con vueltas a Aachen a dormir (11, 12, 13) y el 14 a Bruxels con Antonio y Eva. Esos encantadores muchachos de Salitre…

El 15 Breda, Utreche y ¡Amsterdam!

A veces José Luis me desespera. Supongo que es falta de confianza o diferencias en la forma de ser. Lo normal, supongo.

Pero la verdad es que el 15 y 16 sólo quería que se terminasen. Quería volver a Madrid con mis amigas (¿Quiénes?) a hacer lo que más me gusta (¿El qué?).

Haré un intento por responder a estas preguntas cuando llegue dentro de unas horas.

Todo recomenzará con unas llamadas de teléfono… unas respuestas de email… y mañana a trabajar.

¿Cuánto se puede soportar sin ver el sol de la esperanza?

Amsterdam, Schiphol, 17 de mayo de 1998.

Haiku Generator

Hoy una amiga (que durante años ha sido una de las más dadaístas asistentes a los talleres de poesía que coordino) ha publicado en una red social, riéndose de ello como corresponde, que hay en internet un generador de haikus.

Es una cosa tan graciosa o tan patética (y no en un buen sentido) como el generador de ideas para blog del que hablé hace no mucho en este mismo blog.

Algo tremendo está pasando cuando alguien quiere recurrir a una máquina para realizar lo más humano posible, que es expresarse.

¿Son las máquinas las que están tratando de decirnos algo? ¿Está la amenaza de Skynet más cerca de cumplirse de lo que nos creemos?

Unos cuantos haikus generados casi aleatoriamente por esta vía:

Evil october.
A tropical, large sun flip
above the dollar

Nippy summertime
A domestic, grand pig soars
before the giraffe

Tearless christmastide
A gray, grand squirrel frightens
because of the net

Cabe preguntarse si a la palabra poesía, a la palabra arte, a la palabra creación, no habría que añadirles (implícitamente) la palabra sujeto humano, pues no es sólo una cuestión de forma, ni de contenido, sino de riesgo, de intención, de fracaso… las máquinas (y quienes deciden usarlas para generar ideas para un blog, para escribir «haikus» o similar) lo que buscan es el éxito, carente de riesgo y con una intención que no es la de explorar sino la de fabricar.

La escritura creativa (creación como actitud ante la vida, no como eslogan), la poesía, es una fábrica de errores, de insensateces, de locura, de interrogantes en última instancia, y no una máquina de exclamaciones, afirmaciones, verdades, corduras ni, nunca, éxito asegurado.

Towi, alias Frankenstein

Parece mentira, pero la obsolescencia programada no parece ser tan certera como afirman quienes dicen que los PC duran 5 años o las impresoras 2.

Towi es el nombre en clave (hostname) de nuestro querido ordenador de torre que usa Carmen todos los días como equipo de trabajo, completamente funcional.

Este fin de semana pasado hemos empezado a dar por perdidos algunos equipos que no dejan de funcionar, a pesar de que las necesidades de este «mundo moderno», de redes sociales, teléfonos inteligentes y esas cosas, nos hagan sentir que las velocidades de los mismos no son admisibles o son indicio de fallo, cuando sencillamente no queremos quedarnos en la fila de los «pobretones» que navegan despacio.

Esta placa de hace ya más de 10 años sigue funcionando sin problemas. Es un Pentium (de antes de la época de la serie i-3,5,7), con un sólo núcleo, con 4Gb de RAM ocupando las dos ranuritas como se ve en la imagen, en sendas tarjetas de 2Gb.

El disco duro que traía montado tenía 640Gb (sigue teniéndolos) y poco a poco se le fueron añadiendo amigos dentro, como un SSD de 120Gb en el que instalar el sistema operativo Linux (UbuntuStudio) que ha permitido seguir funcionando con mayor rapidez de la que sería posible con el Windows 7 preinstalado en el HD convencional. Por si eso fuera poco, un disco duro muy muy viejo (IDE, de hecho PATA) que no tiene las conexiones apropiadas fue adaptado (adoptado), mediante un «chismito» que permite conectar 2 discos IDE y/o uno SATA a una conexión USB. Por supuesto, los discos necesitan alimentación directa, pues el aparatejo tan sólo se limita a transferencia de datos, que no es poco. (También había probado previamente una adaptación mediante otro dispositivo de IDE a SATA, pero no funcionó bien).

Ese disco duro IDE de 3,5″, que se ve «colgando» en la fotografía anterior, estaba en una carcasa interna que dejó de funcionar, tiene 300Gb y le denominamos LACIE que era el nombre de fábrica de ese primer disco externo que compramos, hará más de 15 años.

Para poder usar la conexión USB del adaptador, adquirí por un módico precio una tarjeta PCI que proporcionaba 4 enchufes USB fuera de la caja y uno hacia el interior de la misma, que es el que se ve en la imagen siguiente:

Esta es la caja de la tarjeta en cuesión:

Algo después, adquirimos un par de nuevas tarjetas PCI-E para aumentar el número de puertos USB (en este caso 3.0) tanto por la parte trasera de la torre como por la parte frontal, a medida que Carmen necesitaba más espacio de almacenamiento, pero la verdad es que ha llegado el momento de pasar a otro equipo, pues este pequeño Frankenstein que ha llegado a tener (internamente) su Intel NH-8280-1GB, 4Gb RAM, SSD 120Gb, HDD 640Gb SATA, HDD 300Gb IDE/USB, 4+5 USB 2.0 traseros, 2 USB 2.0 delanteros, 6 USB 3.0 vía PCI-e.

A punto estuve de conectarle un cuarto disco SATA de 500 Gb de un HP Pavillion que me salió muy malo y que ha terminado por romperse a los 12 años de su compra… (quizá no tan malo, después de todo), pero era bastante engorroso seguir haciendo ampliaciones mediocres para un PC saturado.

Ha llegado el momento de comprar un nuevo equipo, que empezará siendo directamente de segunda mano, para poder sumarle el SSD de 120Gb, quizá también el HDD 640Gb SATA y, por supuesto, las tarjetas PCI-e para extender el número de puertos USB 3.0, desnudando a un santo para vestir a otro, pero es que a veces hay que dejar morir a los santos ancianos.

Y no creo que lo haga del todo pues usaré cualquier cosita para poder arrancar el equipo y que siga sirviendo con sus 4Gb de RAM como un veterano de guerra.

¿Obsolescencia programada o consumismo irresponsable?

Nueva Normalidad

Tal como suponía, está siendo más complicado volver a una «nueva» «normalidad» que confinar a la mitad de la población mundial por una pandemia global. O sea, «bastante» complicado.

Teorías anticientíficas campando a sus anchas, dificultades para ponerse de acuerdo administraciones, ausencia de criterios unificados, hacen que aquella época durante la que no pudimos salir de nuestras casas casi resulte atractiva en cuanto a sencilla.

Espero que no tengamos que volver a la simple cuarentena, pero parece poco probable que no acabe por suceder, especialmente en lo tocante al ámbito estudiantil donde los contactos son altos y el número de individuos en espacios cerrados durante largos periodos de tiempo es enorme.

Reunión de Clave 53

El miércoles, Carmen y yo tuvimos una reunión (sí, somos pareja, sí). Una reunión en un lugar separado de nuestro domicilio (ahora que tal cosa es viable), para tratar asuntos relacionados con nuestras respectivas agendas y labores como Profesora de Tango Argentino (ella) y como coordinador de Talleres de Poesía y Escritura Creativa (yo). Compartimos la web de la Asociación Cultural Clave 53 (y la asociación en sí, no sólo la web, por si es preciso aclararlo) así que algunos cambios que han de realizarse en ella deben hacerse mediante nuestro consenso que no siempre ha resultado sencillo de alcanzar, como cuando ella hace años consideró que debíamos subir los precios a las actividades que realizábamos y yo sostenía que no era momento de hacerlo… hasta que acordamos algo intermedio (subirlo en las mensualidades manteniendo el precio en pagos trimestrales).

Mantener esas reuniones alejadas de nuestra casa (cama) hace que nuestra convivencia sea mucho más saludable, alegre, feliz… que cuando no lo hacíamos así, allá por los comienzos de la puesta en marcha de la Asociación Cultural Clave 53 en 2002.

Por aquel entonces discutíamos con frecuencia en casa sobre asuntos relacionados con la asociación, como organización de calendarios, coordinación de eventos, contactos con profesorado o pagos a proveedores. Así que tomamos la drástica y acertadísima medida de tener esas conversaciones en el espacio de trabajo (en aquel entonces situado en Campomanes, 8, Madrid), pero con el tiempo esa posibilidad fue más compleja, pues cerramos aquel espacio y tampoco teníamos tanta necesidad de reunirnos. En 2004, por ejemplo, lo hacíamos semanalmente. Así que fuimos derivando esas charlas a una periodicidad mensual y en una cafetería a la que llamamos, desde entonces, «la nuestra», situada en la Plaza de Santo Domingo, Madrid.

Por supuesto, por exagerado que parezca, antes de tener la reunión, llevamos por escrito los temas que vamos a tratar y nos convocamos mediante un calendario virtual compartido en Google. Solemos hablar de lo que nos preocupa, pero con intención de encontrar soluciones, no sólo consuelo, y es bastante eficaz, he de reconocer, por mucho que me sorprenda dado lo poco amigo que soy del trabajo en equipo.

En la mayoría de las ocasiones comenzamos con Carmen, pues su actividad es más compleja y tiene más factores que tratar que yo. Pasado un tiempo en el que ella ha ido apuntando lo que puede serle útil para el posterior desarrollo de su trabajo, nos ponemos con mis cosas, que, como decía, suelen ser pocas y más en continuidad con otros periodos, pues, salvo excepciones, soy muy organizado y previsor, así que suelo tener los talleres preparados con mucha anticipación y las clases particulares requieren poco o nada de trabajo (y cada vez menos, pues estoy dejándolas poco a poco languidecer como flores sin plantar).

Además de esta reunión periódica, tenemos un par de reuniones que podríamos llamar estratégicas o de gran alcance, en fechas singulares, tanto en agosto como en diciembre/enero, en periodos vacacionales, para saber si el camino por el que vamos en la vida (no sólo laboral) nos satisface y qué queremos cambiar y cómo. Una pregunta que nos solemos hacer en ese caso es: ¿Cómo te apetecería verte en 5 años?

Y en función de las respuestas que demos, planteamos si lo que estamos haciendo en el presente nos acerca a ese objetivo o no. Amén de indagar qué podemos hacer próximamente para conseguir acercarnos a ese horizonte que, lo sabemos, puede cambiar a medida que avanzamos.

De las reuniones periódicas, antes, guardábamos acta que nos permitía realizar un seguimiento de cumplimiento de tareas, de actividades pendientes, etc, así como ver en reuniones sucesivas si habíamos o no terminado de hacer lo que queríamos haber hecho. De las estratégicas, sin embargo, tan sólo tomamos algunas notas en cuadernos que, cuando menos lo esperas, hacen su aparición en otro periodo y te sirven para darte cuenta de si estás donde quieres estar (en la vida).

Y, poco a poco, seguimos amándonos y ayudándonos a construir una vida que nos encanta y nos ilusiona, pero que no siempre es la forma más sencilla de adaptarse a un mundo que presiona para tener vidas más, digamos, pragmáticas o aplicadas a la necesidad. Si es que no es necesidad el aprecio de la música (Tango) o la expresión poética. Nosotros, esa hipótesis, ni siquiera la mentamos porque carece de sentido.

Generador de ideas para artículos del blog

Y digo yo…

Si hace falta un generador de ideas para artículos de un blog, ¿no ha llegado el momento de dejar de tener, o mantener, el susodicho?

Hace algún tiempo un amigo me preguntó que cómo hacía para tener algo sobre lo que escribir todos los días y la verdad es que me dejó pensando en si realmente merecía la pena la mayoría de las cosas que escribo en este diario, pero como diario que es, tan sólo me limito a seguir mi mente y la mirada que hago sobre la realidad… y escribirlo.

No es tan complicado, creo. Aunque sí consume tiempo (si es que el tiempo se consume y no la vida que en él transcurre) y más si se quiere hacer con cuidado, con mimo, con corrección ortográfica e incluso política, que no veo tan mal como mucha gente parece verla.

Hoy, pongamos por caso, podría estar escribiendo sobre el porqué de la ilusión. La ilusión que me hace, por ejemplo, invitar a mi querida amiga Aída B. a cenar en casa con su pareja. La ilusión que me hace cocinar para ellas, la ilusión que me hace saber que estará en la misma ciudad que habito y que tanto nos gusta (a pesar de los pesares) durante casi un mes.

Podría estar escribiendo sobre el diseño de un menú vespertino que incluya salmón y la dificultad para encontrarlo en las pescaderías de Madrid. ¿Por qué cierran las pescaderías los lunes? ¿Acaso puede llegar a Madrid algún salmón que no sea congelado habida cuenta de dónde se suele pescar?

Podría estar escribiendo sobre el espray que he comprado para pintar unas tarjetas habitualmente llamadas postales vacacionales para enviar un correo ordinario (ahora extraordinario) a más de 30 personas y que va a incluir unos códigos BIDI o QR realizados con un programa en línea de comandos linux que ha generado sendos códigos (2 para cada destinatario), así como unas páginas web personalizadas y del hecho de que se hayan creado como archivos gráficos vectoriales que permiten escalarse hasta el infinito sin perder resolución, según dicen.

Podría estar escribiendo sobre el infinito y si tiene algún sentido más allá de las matemáticas o la teología, si creemos la mayoría de los indicios que apuntan a que el universo completo es un espacio finito, por grande que sea.

Podría estar escribiendo sobre el agua que consumo, sobre el té que me he preparado, sobre el cartón sobre la mesa, sobre el orden, el desorden y la entropía, podría estar escribiendo sobre que podría estar escribiendo o sobre qué podría estar escribiendo y sobre la diferencia que una coma pone en el texto y el contexto…

Pero hoy tengo poco tiempo (porque hay otras cosas que también quiero hacer a parte de alimentar este diario) y no sé si necesitaré algún día un generador de ideas para el blog… pero, de momento, me ha parecido sencillamente, una idea sobre la que escribir.

Mi web es una y es trina

A modo de taburete, la web en la que he estado trabajando desde primeros de marzo hasta ahora es una y es trina, sí, se trata de 3 patas que sustentan una especie de triunvirato que espero que no acabe tan mal como el famoso juliano.

La web Base

El esqueleto o lo que la aglutina es lo que llamo la base que está hecha casi «from scratch» en lo que se refiere al estilo, al aspecto, al comportamiento en diferentes dispositivos…

web base

El diario en WordPress.org

Sobre ella (o bajo ella, no sé) hay instalada una base de datos que gestiona, desde el 2011, mi diario, en el que escribo, como su nombre indica, casi diariamente, excepto en temporadas estivales o fiestas de guardar (el 1 de mayo o el 6 de diciembre).

De hecho, elegir el estilo del wordpress que la muestra me llevó gran parte del mes de marzo, hasta que di con una combinación de dos «themes» que me gustaban y de los que personalicé el definitivo, que pasó también a influir para unificar el estilo que usaría en las otras 2 patas de esta web trifásica.

web blog

La galería en Piwigo

Pero lo más sofisticado fue cuando decidí que no quería utilizar ninguna de las herramientas más habituales de gestión de álbumes de fotos o imágenes para almacenar el material visual que tenía (que había tenido previamente en picassa, luego en google-photos, o para el que había desarrollado o implementado «sliders» de javascript más o menos engorrosos).

Así que «inventé la rueda» instalando en mi hosting una aplicación llamada Piwigo (open source para más datos) que maneja y almacena las imágenes: la galería.

web galeria

Subirlas a ese espacio requerían, para no ser demasiado pesadas en término de tamaño de archivo, su procesamiento, reducción de resolución, renombrado para evitar caracteres especiales, minúsculas para homogeneizar, etc… que hice gracias a la programación, pues hablamos de más de 3000 imágenes.

Unificar estas tres componentes y que parezcan una sola web y no múltiples ha sido complejo, pero lo más difícil todavía fue revisar reordenar y modificar todo el trabajo que tenía más o menos mal documentado desde el 2008 (fecha de la última actualización importante de la web) hasta hoy.

12 años de trabajo que han sido fructíferos en términos de obra, de producción casi industrial, de proyectos complejos y largos… muchos de los cuales no habían visto la luz hasta hoy.

Ahora siento un alivio considerable y una extraña sensación de vacío, sigo teniendo material en curso, en lo que estoy trabajando que aún no está en esta web, pero ya sé dónde ponerlo cuando acabe.

En resumen:

  1. Marzo: Pruebas de personalización de temas de blog (con instalaciones en desarrollo sobre una raspberry, para no «romper» nada importante), así como elección de tipo de letra, colores…
  2. Abril: Ordenación de material visual, de documentación de acciones, revisión de trabajos pendientes de un final…
  3. Mayo: Creación de la base de datos Piwigo para almacenamiento de las imágenes. Elección y personalización del tema elegido. Por momentos, parece algo superfluo que se podría haber hecho agrupando esto con el Diario en WordPress.org, pero me resulta más fácil compartimentar.
  4. Junio: Creación de la web base. Generación de una plantilla dinámica, pero que no haga uso de javascript salvo en lo imprescindible sino que sea responsive y con animaciones pero exclusivamente basándome en estándares CSS3 y HTML5 (me encantan las etiquetas «semánticas»).

Han sido meses de confinamiento y agradezco (a mí mismo, supongo) haber tenido el tiempo para poder afrontar algo como esto que muchas de las veces, mientras lo estaba haciendo dudaba que tuviese el más mínimo sentido en esta época de red social y publicación en plantilla.

Espero que me dure el trabajo principal, si no una docena de años como la anterior web, por lo menos más de 5 años.

Esto no es una broma