Té de bardana

Hace unos días una de las personas que asiste a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53 nos trajo de Korea este atípico té (infusión, propiamente dicho) que yo no sabía cómo hacer.

El viernes pasado, atrevido, propuse abrirlo y probarlo en grupo en el encuentro que organizo una vez al mes en torno al té y la poesía.

No sabía qué tipo de té era, no lo había abierto, quería abrirlo en una ocasión especial con gente especial y dedicarles esa apertura, ese desvelado de misterio, esa epifanía…

Pero nos encontramos con unos gruesos trozos de algo que parecía ser corteza de árbol y que olía casi como a chocolate crudo, a fruto de cacao. No sabíamos si había que infusionarlo y de qué manera, así que hicimos un «experimento» de 2 litros con una cucharada de esas pequeñas lascas marrones con agua hirviendo durante un par de minutos (creo que fueron 2 poemas).

El líquido fue adquiriendo un tono ocre, aunque no muy denso, y desprendía un olor extravagante a té con chocolate…

Hoy he escaneado el escaso texto que hay en el envase y aplicado la posibilidad de traductor de Google a partir de imágenes, he rescatado que se trata de té de bardana del que no tenía ninguna noticia.

Buscando en internet he encontrado:

Raíz de bardana
La bardana es una planta de la familia de las compuestas que ya era apreciada en la antigua Grecia por su poder curativo. Crece en lindes del bosque y en campos de cultivo y su raíz, además de aceites esenciales y taninos, contiene una gran proporción de la estimada inulina.

E incluso una web en la que informan sobre cómo preparar e indicativos y contraindicaciones de esta infusión de «té» de bardana.

Es curioso el mundo de las infusiones. Es un territorio por explorar del que sé mucho menos de lo que querría pero no deseo dedicarle mucho más tiempo del que le dedico, como explorador ocasional.

He decidido dejar de ser donante de Wikipedia

Ha sido una decisión difícil, pues la cantidad que donaba era muy pequeña, relativamente sostenible, de 3€/mes desde hace seis años, lo que constituye unos

3€/mes x 12meses/año x 6años = 216€

Además de esto había contribuido repetidas veces con cantidades puntuales de 10 o, incluso, 20€. Es algo de lo que me siento orgulloso (mucho más que de estar dado de alta en Netflix, incluyendo a mis padres, lo que me hace algo de ilusión).

Les proporcionaba en el correo electrónico el que yo tengo vinculado a mi cuenta de PayPal así como una pequeña «disculpa»:

Ha sido un placer y un orgullo haber estado durante más de 6 años contribuyendo a la Wikipedia, pero me voy obligado a cancelar esta subscripción por «recortes presupuestarios», a pesar de la pequeña cantidad que aportaba.

También cancelé mi subscripción a Spotify de 5€/mes (una extraña modalidad para quienes usábamos clientes spotify sobre Linux, pues su plan básico no gratuito es de unos 10€/mes) para sustituirlo por unos 5€/mes en Mega.nz donde albergo todo mi trabajo de manera que se sincroniza en todos mis dispositivos.

Por último, y aunque la cifra sea minúscula (5€/año), también he cancelado una subscripción que tenía en la web yoestudieenlapublica.org que dedicaba sus cuotas de asociados al apoyo de esta modalidad de educación que parece no querer defenderse desde lo público sino que ha de ser mantenida por apoyo privado… lo que genera una peculiar contradicción.

Les he enviado un email con este contenido:

Lamento este paso, pero necesito recortar gastos (sé que es una cantidad minúscula, pero estoy recortando de todos lados) y he decidido dejar de aportar la cuota de 5€ anuales que vengo haciendo a vuestra asociación. Seguiré luchando por la Educación Pública y de Calidad que siempre habéis defendido y os agradezco vuestra labor.

No sé si necesitáis más datos para proceder con la cancelación. Por mi parte he ordenado en el banco el fin de los próximos pagos o recibos domiciliados.

Todas estas cancelaciones para permitirme la tontería de incrementar la cuota de mi gimnasio a partir del mes próximo incluyendo el acceso a la zona termal… ¿Ha triunfado el egoísmo?

Hoy no me siento orgulloso de mí mismo.

Posa Versos

Un año después de esta primera prueba, casi se está haciendo viral el empleo que hago de restos de cartón delgado de cajas recibidas para reducir el impacto ambiental del despropósito de comprar por internet.

Ahora hemos sacado una línea sellada que ya está creando tendencia y algunas de las personas que acuden a los talleres o las tertulias poéticas de Clave 53 se llevan la idea cuando no directamente los posa versos o posa vasos o pisa versos o pesa pasos…

Las combinaciones son altas y tan sólo exijo que haya concordancia gramatical, que las palabras existan, que tenga un resultado de cuatro sílabas, que la primera letra de la primera palabra sea una consonante oclusiva (p, v, b, principalmente) y la tercera letra sea una ese, que la primera letra de la segunda sílaba de la segunda palabra sea una ese y que sea plural terminando en ese.

Borracho y pendenciero

Ayer vinieron a repararnos la ventana que hace dos meses habían averiado parcialmente unos intrusos que intentaron acceder a nuestra vivienda a través del tejado.

Vivimos en un ático algo abuhardillado cuyas ventanas son casi completas claraboyas que tragan el sol a la velocidad del rayo.

Una de estas queda relativamente cerca de otra accesible desde la zona común del descansillo de la escalera. Apenas un par de metros separan ambas oquedades caminables sobre la chapa metálica que ejerce de tejado.

El 13 de enero observamos síntomas que indicaban que habíamos sido víctimas de un intento de robo: faltaba el cristal de la mirilla y el marco de la mencionada ventana mostraba signos de forcejeo y deformaciones. Los protectores exteriores laterales habían sido parcialmente arrancados de manera que el viento los hacía vibrar, temblar, generando un ruido inquiertante (dormimos justo debajo de ella).

Hubimos de contactar con nuestro seguro de vivienda que cubre estos desperfectos, aunque no lo habíamos hecho nunca hasta ahora, con lo que no sabíamos el procedimiento o trámite para asegurarnos que no tendríamos que pagarlo nosotros. Obviamente, el primer paso era levantar una denuncia en comisaría.

Carmen se encargó de toda la burocracia que a mí me resulta kafkiana y me paraliza (ella es mucho más eficaz que yo en esto y otras muchas cosas).

El pago de la reparación (que implicaba una sustitución completa de la ventana, el marco y la persiana acoplada) era tan alto que me hacía recordar esas situaciones habituales en las que gastamos más dinero en proteger bienes que el coste de esos bienes en sí. Es decir, que casi podrían haberse llevado todo (absolutamente todo) lo que teníamos en casa por el precio de lo que nos habría costado evitar que se lo llevasen.

Ayer vinieron a instalarla un par de trabajadores del servicio técnico de VELUX (es una externalización, por supuesto) desde Talavera y aparcaron en nuestro querido Madrid centro. Lo que ya de primeras les resultó molesto.

Hube de desviar la conversación desde que entraron a la casa, porque el responsable de ambos (el otro parecía ser un becario o ayudante algo avergonzado del comportamiento de su maestro) no paró de hacer comentarios inapropiados en las 3 horas que duró el trabajo.

El primero de ellos, como dije, que si era algo inaguantable el tener que aparcar por el Madrid Central. Sin darle respuesta, pasé a hablarle de nuestro problema y lo que hacía que él estuviese allí, ganando un sustento con el que poder protestar por lo mala que es la gestión de un ayuntamiento que ni siquiera es el suyo.

El segundo de ellos al respecto de lo cabrona que es la gente que roba o lo intenta, sin entrar en consideraciones de por qué lo hace, y, por supuesto, insinuando que seguro que se trataba de «ilegales». Pasé de contestarle en esta segunda ocasión también y volví el tema al único que teníamos que tratar: el arreglo y reparación. No sus opiniones políticas de bar…

Y con respecto al bar, inmediatamente me di cuenta de que llevaba algunas copas de más, pues su aliento lo delataba así como su verborrea disipada y sin control… aunque también puede ser que fuese así habitualmente (borracho o no).

En otra ocasión quiso hacerse el gracioso diciéndome que si parecía un estanco porque las prostitutas (no las llamó así, claro está) de la calle no hacían más que pedirle tabaco. Supongo que buscaba una empatía imposible en una persona que le habría echado de casa en más de una ocasión por su falta de profesionalidad, su xenofobia, su machismo…

Pero no contento con eso, cuando Carmen le dijo que había de firmar «acá» le dijo osado que ya sabía que no era española (claro, claro… Carmencita de la Mancha…) y que eso no se decía «por aquí». Vaya mentecato. Le contesté (Carmen también) que también por estos lares se podía decir, desde Cervantes por lo menos, y que además sobraba el comentario.

Ya quedaba continuar con las quejas sobre sus jefes, sobre la burocracia, sobre los bancos, sobre que «la gente» era lo peor y que no quería líos luego…

Por supuesto predije en mi mente a qué partido político va a votar en las próximas elecciones este señor. Pero lo más lamentable es que él no es tan raro como yo.

Así que… se avecinan tiempos funestos.

Poema Tóxico

Llevo semanas trabajando en este pequeño objeto reutilizando una caja de bombones, una base de otra caja (el cartón rojo para la portada) y 27 tiras de las que quedan cuando se libera el pegamento de un sobre.

En cada una de ellas está escrito un verso del Poema Tóxico.

La caja de bombones fue modificada con espray negro para eliminar referencias comerciales, principalmente.

¿Debería estar abierta o cerrada la caja, teniendo en cuenta que se trata de un poema tóxico?

Soy un filete

No hallo diferencia
entre un filete en descomposición
y un cadáver humano
no alcanzo a comprender
ceremonias
en las que se entierra
un filete
de ternera
o de cerdo
en una caja de madera
bajo unos metros de tierra
para alejarla del resto de carne
que se mueve sobre ella
y evitar que la pudredumbre
contamine la vida
con su hálito de microorganismos
vivos
fermentando la ausencia de actividad neural
hasta el punto de hacer cierto el verso
de verde que te quiero verde
sin pimienta y sin ribetes.

Pornografía

El viernes publiqué esta pequeña composición, una tontería, a la que llamo Pornografía, pero en Instagram me censuré a mí mismo (ya me censuro muy bien, sin ayuda de nadie, cada día más y mejor) y la titulé «Erotismo»

Aún así, tuve mis dudas de si abriría un debate acerca de si era excesivamente binaria, no incluyendo, por ejemplo, dos botones con el mismo título o dos ojales… y por qué no uno solo, botón u ojal, o tres o cuatro… quizá si sigo publicando una pequeña serie de ellas, una camisa podría titularse, felizmente, orgía.

No quise con ese título, ni con el de Pornografía, decir que toda la pornografía o todo el erotismo fuese procreativo… ni falocéntrico, ni genital… especialmente el erotismo. Así que pensé que podía ser malinterpretado, pero aún así osé publicarla.

Pero cada día doy más vueltas a todo lo que publico en redes sociales por su posible malinterpretación hasta el punto de haber llegado a desarrollar una paranoia bastante considerable que, no obstante, no está a la altura de declaraciones de políticos de la oposición, ni de cuñadismo extendido. Es decir, envidio (solo en una remota parte de mi reptiliano cerebro) la simpleza de quienes hacen afirmaciones rotundas e irreflexivas sin pensar en nadie más que en su persona, sin empatizar ni remotamente con las diferencias, considerando toda salida de lo normativo como maligno, satánico casi.

Al final, mi voz y la de otras personas como yo nos vamos acallando dejando más sonido a quienes no tienen tantos miramientos.

Pero a mí me resulta tan cansado…

ChromeCast

Desde hace unos días estoy disfrutando de este nuevo cacharrito tecnológico que viene a ser un dispositivo más de control y seguimiento de la sociedad (lo sé y aun así lo uso).

Hace años que no tenemos televisión en el sentido tradicional de la palabra (no está sintonizada) aunque el aparato lo utilizamos, conectado con un cable largo y bien parapetado en una canaleta técnica que hicimos cuando reformamos nuestra casa, para acceder a todo aquel contenido al que puedas acceder con un ordenador, ya sean plataformas de streaming, vídeos o multimedia en general e incluso el correo electrónico o navegar por la web.

Ese cable evita que echásemos de menos tener que comprar un televisor «smart» que básicamente lo que hacen es tener un pequeño ordenadorcito que hace algunas de esas cosas que nosotros podemos hacer con nuestro gran ordenador y un HDMI (PC->TV).

No obstante, llevaba tiempo pensando en el «derroche» que supone tener un PC encendido casi permanentemente para el visionado de series o películas, cuando hay opciones mucho más «ecológicas». Por otro lado, llegadas las épocas de regalos innecesarios navideños, agradezco que alguien me regale algo a lo que darle una mínima utilidad. Así que entre una cosa y otra…

El hermano de Carmen (que tiene una tienda Beep), tuvo a bien regalarme(nos) este pequeño cachivache al que se le pueden sacar varias pegas, pero también algunas utilidades. La principal y más evidente es la de poder tener ese PC del que hablaba apagado casi el 100% del tiempo, salvo para algunas excepciones, como por ejemplo para dar soporte a (Amazon) PrimeTV que no funciona con el ChromeCast (sin que sepa muy bien por qué).

Cada vez que se adquiere un dispositivo tecnológico casi sin pensarlo aparecen nuevas necesidades que antes de eso no se tenían. Es curioso. O no.

Ahora tengo un problema que no tenía: el ChromeCast que tenemos (creo que versiones posteriores sí lo incorporan) no tiene salida de audio independiente del HDMI, así que la única forma de oírlo es mediante el televisor al que está conectado, pero ¿qué hago si quiero conectarlo a unos auriculares como antes hacía con un dispositivo inalámbrico conectado al PC?

La dificultad está asociada a la televisión, que no tiene salida analógica de RCA o Jack de 3,5mm, sino tan solo una supuestamente inmejorable salida digital TOSLINK, pero los auriculares inalámbricos de esta tecnología son enormemente caros, así que no es una alternativa para cuando quiero disfrutar de una serie en la TV sin molestar a mi pareja que puede querer no oírla.

Así que ahora estoy buscando una pequeña solución a ese pequeño inconveniente que seguramente pasará por adquirir (o esperar a otros «reyes») un transformador de audio digital TOSLINK a audio RCA/Jack o, mejor aún, Bluetooth. Pero claro… son mínimos gastos que no veo tan necesarios.

Pero… ¿tiene algún sentido hablar de necesidad en la era del consumismo más salvaje?

La panadería

Cada semana compro el pan en esta (a)típica panadería, que tan solo tiene pan de trigo, de centeno y ahora también de maíz, hecho al modo tradicional, sin ningún tipo de rarezas añadidas (pipas, semillas, etc) que lo único que hacen es ocultar el verdadero sabor del pan.

Nos gusta especialmente la hogaza de trigo y centeno, que se vende al peso y solemos comprar más de un kilogramo por semana, cortado en ese momento a voluntad en rebanadas, se congela ese mismo día una parte y aguanta estupendamente. Al usarlo, basta con descongelar en el tostador cada rebanada y listo.

En las ocasiones en las que la hogaza de nuestras entretelas no se encuentra disponible, compro hogazas grandes de trigo o de manera más atrevida, pequeñas hogazas de pan de centeno, negro, oscuro, denso…

Y siempre es un enorme placer degustarlo casi sin nada más que unas gotas de aceite.

Esto no es una broma