Falsa Subasta

Me encantan las subastas subversivas (sub-realistas, no su-rrealistas) que ponen en cuestión o dejan de manifiesto que el valor y su relación con el precio, o el dinero, o su tasación económica es ridículo o ridícula, según hable del valor o de la relación.

Tuve la suerte de ser invitado a esta Subasta que organizaba Analía Beltrán, con quien ya realicé conjuntamente una suerte de broma sobre el precio del arte hace años.

ACCIONES Y REPRESENTACIONES. Laboratorio escénico y performativo en el COAM” (2024). Acción colaborativa de @cuarto.x en @coamadrid dentro del festival de @malasanaaescena coordinado por @ninadelpez de @estoespez

Reflexionamos sobre los límites entre el teatro y la performance, como caminos paralelos y coincidentes.
Comisariado: @monicaranegui + @analia_beltranijanes

COAM | Planta Jardín. C/ Hortaleza, 63, 28004, Madrid.
29 Abril 2024 | 19:30 – 21:30

Tras mi participación con una acción para la que logré hacerme responsable mediante mi puja (puja inversa, pues se supone que me la pagarían y no que yo habría de pagar por ella), obtuve este cheque del Art-Bank que, como buen entendedor, puedo asumir que no tendrá validez legal y, por supuesto, sin fondos.

No obstante, lo pasé fantásticamente e incluso recibí elogios (lo que no viene mal para el ego) por mi simple acción consistente en trasladar sobre una silla una pelota a lo largo del espacio por el tiempo de unos 4 minutos aproximadamente, generando un ruido muy evocador de los célebres conciertos de Stockhausen.

La poesía siempre es verdadera

Esther Peñas me ha entrevistado (por intermediación de mi muy querida Isabel Jiménez) para este medio tan interesante que es Solidaridad Digital Nota.

(El libro del que hablamos es del curso 2022-2023 pero lo más antiguo es la fotografía que usa el artículo, que el tiempo va haciendo sus estragos… y me veo algo más envejecido ;-))

A continuación, incluyo la entrevista tal y como la entregué (que es tal cual la publicaron) para almacenarla en este diario incendiado tan recientemente.


Cuestionario para Giusseppe Domínguez

Una silla en el fondo del mar
Esther Peñas

• ¿Hasta qué punto se puede enseñar a escribir poesía?

Matizando: hablamos de Poesía Contemporánea y, como toda la contemporáneidad, no se puede enseñar una técnica que no es ni mucho menos lo más importante en la creación poética.
Claro que se pueden enseñar «técnicas» que ayudan a desarrollar la creatividad, pero la capacidad de creación la tiene toda persona de modo innato. Tan solo hay que dejarla crecer y surge, como por arte de magia, la maravilla de la poesía.
Si hablamos de poesía clásica (las minúsculas ahora son intencionadas) hay necesidad de entender los códigos que la rigen: métrica, rima, versificación, tipos de estrofas… pero eso no es la Poesía, eso es la poesía.
En el caso de la Poesía Contemporánea también surgen códigos, pero son otros muy diferentes y que tienen más que ver con la manera en la que entendemos la creación como algo relacionado con la ética y la intencionalidad.

• ¿Cómo se distingue un buen poema de un poema fallido?

No existe el error en poesía (sigo hablando de poesía contemporánea), sino una nueva búsqueda de un camino posible aún no explorado.
El mal poema es el poema no escrito.

• ¿Qué nos dice una silla en el fondo de mar?

Cada curso desde 2002 vengo proponiendo, en el Taller de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 que defiendo, el ejercicio final de aglutinar una serie de poemas de un dispar grupo de personas porque es un momento especial en el que, por fin, toca revisar (autorrevisar, seleccionar, corregir) en el sentido de echar un vistazo nuevo, de una manera que no habíamos hecho a lo largo del Taller, más centrado en la creación sin crítica, para practicar una parte muy importante del proceso creativo que es la toma de decisiones. En ocasiones de una naturaleza muy práctica, muy mundana, que nos acerca a la labor, a lo artesanal, a la otra cara de lo que entenderíamos por Taller.

«Una silla en el fondo del mar» es el título del libro del curso 2022-2023 que nos cedió una de las personas asistentes al Taller llamada Pepa Delgado, poeta que comentó que una amiga suya había pintado una silla en el fondo del mar… y la imagen nos embargó de poesía.

Tras intentar contactar con esa pintora, tuvimos el ingente honor de disponer de una portada pintada (acuarelada) para la ocasión por el pintor y grabador Iván Araujo y que dispuse en una cartulina de Tintoretto Gesso de 300gsm y para la que escribí una introducción en la solapa de la portada que habla justo de lo que encontrar en ella:

Hace referencia a la fauna abisal o abisopelágica que habitan en lo más profundo de los mares, en un terreno hostil, lo que podríamos entender como prosaico, y que sin embargo o por ello mismo, ha desarrollado habilidades como la bioluminiscencia y estructuras capaces de aguantar tanta dificultad.

• ¿Qué tienen en común este ramillete de poetas, aparte del hecho de formar parte del taller? ¿Qué destacaría de ellos?

Así, eso es justo lo que tendrían en común esta pléyade de poetas que habita naturaleza no amable con la poesía, pero su evolución deviene lucha perpetua para hacer del mundo un lugar en el que lo monstruoso, lo raro, lo diferente, lo bello tenga el espacio de libertad que le pertenece.

Aparte de esta permanente manifestación de voluntad poética frente al que podríamos llamar «spleen», son poetas humildes, que trabajan el músculo de lo poético sin ambicionar lo que, más tarde o más temprano, acabará apareciendo que es la creación poética, el hallazgo, el destello… o la inspiración, si así quiere llamarse.

No contentándose con el chispazo, lo aprovechan para convertirlo en fuego, en hoguera (hogar) permanente en la que habitar y con la que hacer más habitable el mundo.

• Un poema, ¿consiste «en desandar lo andado», como se lee en uno de los versos del libro?

Todo poema es verdad. Es verdad en el ámbito de ese mismo poema. Así, en ese mismo poema se podría afirmar sin caer en ningún tipo de error que un poema consiste en andar lo desandado, o en andar lo andado, o en desandar lo desandado. La poesía siempre es verdadera si tiene la base de la creación ética y comprometida con la creación propia. Si se tiene claro que se está en posesión de la responsabilidad de crear y defender la criatura creada.

• Para hacer de la vida poesía, como proclamaban los surrealistas, ¿qué disposición de ánimo se requiere?

Vivir la poesía sin la vida o la vida sin la poesía es un sinsentido para quien decida denominarse poeta.

¿Es preciso hacer de la vida poesía? ¿Se puede vivir sin poesía? Es posible que haya quien pueda, no lo acabo de creer posible. De hecho, supongo que yo a eso no lo denominaría vida, pero quizá es prepotencia por mi parte.

• Cuando uno «amanece envuelto en sílabas», ¿hay que ofrecer resistencia?

¿A qué resistirse? Dejarse envolver por las sílabas como si fueran sábanas y hacer el amor debajo de ellas. O encima. Igual da. Las sílabas o las letras o cualquier otro signo significante es una más de las piezas de Lego con las que transformar el mundo a base de dotarlas de significado.

• ¿Qué pesa más en un poema, el ritmo, la métrica, la cadencia, la versificación..?

El deseo. La voluntad o la necesidad de expresión, de búsqueda; las ansias de libertad…

• El corazón, ¿siempre está despierto a deshoras?

Siempre que oigo hablar del corazón pienso en otras vísceras: bazo, hígado, riñones, pulmones… que siempre son olvidadas.
El corazón (metafórico) siempre está donde tiene que estar: en el deseo. Es el motor que nos pone en marcha… pero sin ruedas no se llega a ningún sitio.

• ¿Qué poetas son custodios de poetas?

Ni lo sé ni me importa. Los poetas y las poetas no se someten a custodia. Son libres (casi están obligados y obligadas a serlo, diría) y hacen lo que les da la gana. De hecho, cuando no lo hacen es cuando han dejado de ser poetas para ser… no sé muy bien qué, pero ya no me importa.

De cuando en cuando alguien se erige o le erigen en custodio de algo a lo que llaman

• La poesía, ¿tiene más de melancolía o de deseo?

Definitivamente: deseo. Lo que las vanguardias clásicas (curioso oxímoron) llamaban intención.

Es lo que más nos diferenciará siempre de las pesadísimas inteligencias artificiales.


NOTA

Aquí estaba el artículo originalmente, pero hay problemas en la web de Solidaridad Digital, así que lo dejo por si alguna vez funciona:

https://www.solidaridaddigital.es/noticis/la-poesia-siempre-es-verdadera-si-tiene-la-base-de-la-creacion-etica-y-comprometida-con-la

Problemas en el paraíso

Llevo más de una semana sin blog…
Esto es solo una prueba para ver si funciona.

Escribir en este diario se ha convertido en una especie de necesidad, de esa que habla Rilke en sus cartas a un joven poeta…

Pasar a depender de redes sociales para difundir mis «importantes» aportes poéticos o prosaicos a la humanidad es ridículo e innecesario cuando se tiene este lugar casi privado en el que hacerlo.

Problemas de arranque de mi ordenador

El ordenador de mi estudio me ha dado problemas desde que lo compré, por Amazon (craso error), por ahorrar algo de tiempo y de dinero. Sí, es ya un PC algo antiguo (i7 con 16Gb RAM DDR3), pero es que desde que lo adquirí fue inestable y difícil de actualizar su hardware, cosa que siempre hago pues los computadores suelen durarme bastante tiempo, especialmente desde que me pasé definitivamente y en exclusiva a Linux.

Una vez que arranca el sistema operativo, funciona bien, aunque no es para tirar cohetes, pero recuerdo que pensé que era una oportunidad comprarlo por unos 650€ hace como unos 7 años y pensando en cambiarlo a los 5 años. Ya llevamos 2 años de prórroga y empieza a notarse mucho.

El de casa, no obstante, tiene unos cuatro años más (un i3 con 8Gb RAM DDR3) y funciona mucho mejor, hasta el punto de pensar en hacer el cambio y traerlo al estudio… pero es una solución que no soluciona nada.

Por supuesto ambos han pasado por épocas de «intervenciones quirúrgicas» para aumentar su rendimiento, principalmente mediante discos SSD, así como algunas tarjetas extra PCIe para conectar algunas otras cosas, ya fueran añadir puertos USB o ethernet. Pero ya no merece la pena nuevas inversiones que siguen haciéndome tener un par de equipos que no acaban de estar bien.

Tengo que ir mentalizándome (esta pequeña confesión en el diario forma parte de ello) de que tengo que adquirir un nuevo PC, pero esta vez volveré a hacerlo mediante una compra en una tienda pequeña, personalizando en la medida de lo posible los componentes del mismo pensando en que tiene que durarme otros 10 años…

Kukicha

La semana pasada decidí que no podía seguir sin teteras para los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53, a pesar de tener una pared carente de electricidad por una avería que seguramente resolveremos pronto. Así que pergeñé una mesita auxiliar con una enciclopedia que está empaquetada en una caja de cartón, la coroné con una tabla de un marco de conglomerado maderero para fotografías que no estoy utilizando y la ubiqué junto a un enchufe en la zona común del estudio donde sí que funciona la transferencia de electrones a través de un cableado apropiado.

Para estrenarla hice uso del té kukicha (en japonés: kuki=tallo, cha=té), así que perdón por la redundancia, del que he estado leyendo su origen e historia, más que (además) sus presuntas propiedades para la salud, que siempre parece ser lo que todo ser humano busca, incluso aunque no estén enfermos.

Lo habíamos comprado en una tetería llamada TeAna en la calle Labrador, 4, Madrid, cerca del metro de Acacias donde una mujer, llamada Ana, nos lo «vendió» estupendamente después, eso sí, de más de una hora de conversación.

Cuando lo serví, transmití la siguiente historia porque me tenía completamente cautivado pensar que era el «té de los campesinos pobres». Me pareció tan tierno que me hizo seguir haciéndolo toda la semana y repitiendo la misma historia. Es una pequeña delicia (de historia) aunque en cuanto al té, prefiero otros… Pero la narración y su descubrimiento no ha sido baladí.

El Kukicha es un té japonés un poco inusual, ya que está compuesto tan solo por los pedúnculos y tallos internos de las hojas. Comenzó como un subproducto de la producción del Matcha, el Sencha y el Gyokuro, cuando para obtener los tés de mayor grado se separaban los tallos de las hojas.

Fotografié esta pequeña muestra de lo que se infusiona para mostrar la diferencia con respecto a las hojas más o menos verdes que habitualmente constituyen lo que se denomina «té».

Carmen de la Rosa LINUX Tango DJ

Yo presumo (vanidad, todo vanidad…) en ocasiones de ser de las pocas personas que editan en Linux y con software de código abierto, incluso con tipografías, en su mayoría, OpenSource.

Pero poco digo de que Carmen de la Rosa sea una de esas raras avis que musicaliza utilizando un programa como el Mixxx (Free and open source DJ software for Windows, macOS, and Linux) en un mundo en el que la inmensa mayoría de la gente utiliza software privativo, casi siempre sobre Mac.

Vivimos muy al margen de la eficacia, muy al margen de la corriente… éticamente, eso sí, impecables y ahorrativos. 😉

¡Actúa! (dice el cartel)

Estos banner me parecen de lo más irritante que tienen las redes sociales. Casi tanto como la publicidad indeseada (esto es publicidad, también) o la pseudopornografía con clickbait.

Analizo:

1.- Pedimos el cese de la violencia en Gaza.

¿Alguien no quiere que cese la violencia en el mundo? La simpleza con la que se pide es tan obvia que parece la carta a los reyes magos de un bebé.

2.- Suma tu voz, ¡no podemos mirar hacia otro lado!

Pero en cuanto haga scroll estaré mirando hacia otro lado. En cuanto haya otra noticia (otra Ukrania invadida), miraré para otro lado, me harán mirar para otro lado. Nadie habla de Haití, ni de Mali ni de …

3.- Firma ahora

¿Qué validez tiene una firma online? No se hace mediante un certificado digital, ni nada similar: tan sólo nombre y, en el peor de los casos, te solicitan el DNI para que parezca más «serio», sin tener en cuenta la falta de seguridad que eso supone.

Pero lo más sangrante es el final:

4.- Sólo te llevará un minuto. ¡Actúa!

O sea, que de lo que se trata, fundamentalmente, es de hacer un acto caritativo y carente de compromiso (más allá de ese minuto):

No se menciona que elegir un gobierno en una elecciones es algo que puede o debe ser algo que presione internacionalmente a (en este caso) Israel para terminar con esa masacre que está cometiendo.

No se menciona que hay manifestaciones a las que acudir que agiten conciencias y obliguen a cumplir compromisos de nuestro gobierno (al fin y al cabo nuestra representación como estado).

No se menciona que existen otras formas de actuar que, realmente, sean acción.

Hace casi una década que no firmo nada online y ya expliqué el porqué en esta entrada de este diario personal que en ocasiones temo que me refleje como un carcamal cascarrabias. Quizá lo soy. O quizá mi momento ha pasado y dejo a las generaciones más jóvenes que tomen el control y se lancen a la calle y bloqueen la ciudad…

Pero el único problema de movilidad que suelo tener es la aglomeración de personas comprando sin parar artículos innecesarios en la calle Gran Vía.

Al fin y al cabo, han gastado su minutito de tiempo en «actuar» y les queda el resto del día para hacer lo que quieran, que suele ser…

La sociedad del espectáculo

He comenzado a leer este libro (no audiolibro, ni PDF) que está resultando una auténtica maravilla que no comprendo cómo no he leído antes.

Me lo regaló Carmen estas navidades (estaba en mi lista de «pendientes») y he tardado casi un mes en comenzarlo. Lo leo despacio, muy despacio, recreándome en lo que leo y abriendo las ventanas que me presta el libro para conocer otros múltiples pensadores de finales del SXX que tengo mucho más desconocidos de lo que debería, teniendo en cuenta que en ocasiones hasta me atrevo a citarlos.

Así, gracias al canal de youtube (La Travesía) en el que he encontrado este fantástico vídeo explicando y resumiendo el contenido del libro de Guy Debord, estoy conociendo de manera básica y provisional a algunos de ellos, como Saussure, Derrida, Baudrillard, Lacán, MacLuhan… completándolo con unas lecturas de la wikipedia y algunos artículos adicionales.

Si a ellos les hubiera dedicado la atención que le presté en su momento a Roland Barthes…

La verdad es que me parece descorazonador casi todo lo que escucho de su pensamiento: una sensación de desazón se apodera de mi espíritu y el pesimismo me abandona como a aquel que sostuvo una paloma y la dejó ir mientras sus lágrimas en la lluvia iban siendo olvidadas.

¿Es triste la postmodernidad o sencillamente me hago viejo?

Sin agua

El viernes y el sábado pasado hemos estado en casa con cortes muy largos de agua, sin ninguna explicación por parte de ningún organismo responsable (ayuntamiento, por ejemplo) cuando ha sido un corte generalizado en una de las zonas más densamente pobladas del país.

No ha habido protestas, ni gritos, ni escándalo: somos una sociedad altamente sumisa.

Al fin, después de casi 2 días con dificultades como fregar, cocinar, ducharse, etc, se han dado por concluidas las incidencias y seguimos la vida tan normalmente, como si no hubiese guerras.

Hoy he ido de compras

Es casi un acontecimiento único que celebrar.

Yo creo que hoy es el día
que más ropa
he comprado en mi vida
en un sólo día.

Ni más ni menos que
siete pantalones
(no sé por qué se llaman pares de pantalones),
siete camisetas
(tres de manga corta y tres de manga larga)
lisas
de algodón
sin ningún adorno
más allá de su mero color
cuando no han sido blancas o negras
que suelen ser colores
que no se consideran colores,
dos pijamas
y una camisa de lo que
podríamos decir
vestir.

Ha sido una locura.
El consumismo me embargaba.
Una hora seguida comprando
en una cadena llamada Lefties
cuyas etiquetas me gustaban más antes
cuando eran meros «Lfts»
y después en otra cadena
llamada Primark
pues ambas están
al lado de mi casa
y son presuntamente
de lo más económico (barato)
que puedo encontrar.

No me gusta ir de compras.
Aborrezco ir de compras.
Me asquea ir de compras.

Hoy he comprado para no tener que volver
a comprarme un pantalón vaquero
en más de 10 años.

He tenido que guardar mi ropa
recién adquirida
en el metro cúbico
que digo tener
de espacio dedicado a almacenarla
y ha sido bastante complicado
pero no imposible.

Ahí están
con sus etiquetas
probando que aún no han sido estrenadas
todas las prendas
colgando en perchas
excepto un par de pares de pantalones
vaqueros
que he reservado doblados
en el suelo del armario
para futuro por llegar.

El viernes había recogido
de la tienda de arreglos
de la calle Ballesta
los dos últimos pantalones (pares)
que estaban siendo reparados
de sendas roturas y que han de durarme
otros cuantos años.

Ahora siento cierta opulencia
con tanta ropa
pendiente de ser estrenada
acuciando tras las puertas
correderas
con espejo de un metro de alto
por setenta centímetros de ancho
a modo de pliego de papel
pero mucho más pesado.

Mañana
lo habré olvidado
pero sentiré
cierta tranquilidad
sabiendo
que no tengo que ir a comprar ropa
en los próximos lustros.

(me olvido del hecho de que
puedo (no como todo el mundo)
ir a comprarla)

Esto no es una broma