Un «micro» aire acondicionado

Una muestra de cómo enfriar el aire con medios más que precarios:

Tomar dos botellas de plástico, llenarlas de agua, meterlas en un congelador (que por supuesto gasta energía en enfriarlas, así que no pensemos que no consumimos nada).

Cuando se vaya a usar, poner un plato o contenedor para que el agua de condensación que se formará en torno a las botellas congeladas tenga donde gotear. Poner las botellas delante de un ventilador que al ir moviendo el aire en esa dirección se irá enfriando (sin lograr temperaturas verdaderamente bajas)

Lo estuve usando la última semana de junio y algo incidía en hacer soportable mi estancia en mi lugar de trabajo, sin tener que recurrir a un sofisticado aparatito con instalación incluida.

No es una maravilla, pero es una maravilla. ¿Se entiende?

Campaña de mecenazgo de !ç~ñ¿.#

Este libro ha sido íntegramente generado por un programa escrito en C conteniendo un número de caracteres que podríamos denominar signos de puntuación (añadida la ñ y la ç, entre otros) que ha volcado en una ejecución 81 (3 elevado a 4) cadenas de 729 (3 elevado a 5) caracteres aleatorios del inventario conocido como alfabeto.

El programa (puntuación.c), altamente absurdo, tan sólo ha tenido ese uso y después no tendrá ningún otro sentido. Se añexa como apéndice en las dos últimas páginas del libro.

Me está llevando una enorme cantidad de tiempo el proceso de generación de las «recompensas» para el micromecenazgo de este proyecto. Por supuesto, mucho más tiempo que el empleado en el proyecto en sí. Aunque bien es verdad que el proyecto también se ha diversificado hasta alcanzar una dimensión mayor que la que tiene un libro.

Hasta el momento no hago más que gastar/invertir dinero que puede que no recupere, pero también es cierto que estoy aprendiendo mucho en este camino. Si lo considero un pago por el curso de desarrollo que estoy llevando a cabo… hasta cabe decir que es poco dinero.

Quién no se consuela…

¿Cómo no darse por aludido?

Leyendo el libro «HISTORIA INTELECTUAL DEL SIGLO XX» de Peter Watson, de quien ya leí recientemente el libro IDEAS al que le dediqué una etiqueta entera de mi diario, me encuentro con esta maravillosa descripción de mi vida… en unas pocas líneas. Y me remueve el alma, por decirlo de algún modo.

Este libro del Siglo XX me ha decepcionado un poco en comparación con el más ambicioso de IDEAS y que, quizá por la lejanía temporal no está tan plagado de predilecciones personales del autor (compilador). Se le ha notado mucho el etnocentrismo casi inevitable, esa querencia a lo nuestro, a suponer que el hombre blanco (añadiría protestante anglosajón) ha alcanzado la cúspide de lo ideado, ignorando en casi todo el libro (quiero pensar que por ignorancia y no por mala fe) los logros de otras regiones del planeta que no sean Europa o Estados Unidos, con contadas excepciones, así como la poca atención prestada a la influencia femenina que ha sido uno de los mayores motores de cambios del siglo, sin duda alguna.

No obstante, no voy a criticar en exceso un pequeño defecto que tenemos quienes vivimos en esta sociedad que nos forma y nos deforma, sin informarnos… incluso a los más avezados. ¿Será que yo también soy un heterosexual blanco de clase media? Seguramente. Pero intento visibilizar lo que no visualizo… y poco a poco sacar del lodo del olvido lo que encuentro tras esfuerzos no despreciables.

Me he aburrido poco

Lamento haberme aburrido tan poco
que mi creatividad ha sido sedada
por riadas de entretenimiento
adormecedoras.

Unas vacaciones son para distraerse
pero ¿de qué?

Distraerse de la locura cotidiana
cuando la locura se ha instalado en lo cotidiano
por decisión propia
es absurdo
o lo que podríamos denominar
loco.

Distraerse
es un simulacro de sustraerse
como un hurto menor de lo mayor que se posee

y que no se posee.

Hasta me di de alta en un servicio de distracción adicional
buscando nuevas formas de evasión
olvidando que la evasión y la confusión van de la mano.

Me he aburrido poco
y debería estar feliz por ello
pero el aburrimiento no es antónimo de felicidad
aunque pueda engañar a la infelicidad
con orlas de terciopelo acaramelado
mientras llega la muerte.

Engaño
falacia
ilusión
que se frustra con el paso del tiempo
o una mirada profunda
por un instante
al silencio.

Y entonces…

¿Qué son las vacaciones?

Vacaciones:

Dice la RAE que vacación proviene del lat. vacatio, -onis. 1. f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios. U. m. en pl. 2. f. Tiempo que dura la cesación del trabajo. U. m. en pl. 3. f. p. us. Acción de vacar (? quedar un empleo sin persona que lo desempeñe). 4. f. p. us. Cargo o dignidad que está vacante.

Me ha hecho especial gracia la acción de vacar:

vacar: Del lat. vacare. 1. intr. Dicho de una persona: Cesar por algún tiempo en sus habituales negocios, estudios o trabajo. 2. intr. Dicho de un empleo, de un cargo o de una dignidad: Quedar sin persona que lo desempeñe o posea. 3. intr. Dedicarse o entregarse enteramente a un ejercicio determinado. 4. intr. Estar falto, carecer. No vacó DE misterio.

Pero yo me pregunto otra cosa:

¿Qué necesidad hay de tomarse un descanso de la habitual actividad? ¿No tiene que ver con la alienación relacionada de trabajar u obtener remuneración de actividades que no nos hacen felices en general?

Preguntado de otro modo, ¿es precioso y preciso tomarse vacaciones de cualquier cosa, sea lo que sea?

Y si la actividad habitual fuese estar de vacaciones… ¿Cuál sería la forma de tomarse vacaciones? ¿Es posible semejante oximorón?

La mente me funciona despacio.
No actúo ni pienso con la celeridad habitual.
¿Es necesaria esa celeridad? ¿Es saludable? ¿Sostenible?

No sé responder.
No sé.

Mi mente, quiera yo o no, se ha ido de vacaciones.

La ausencia de empatía produce monstruos

Ni siquiera la palabra empatía está aceptada en el diccionario de mi ordenador. Es triste. Así nos va.

Hoy he tenido que ir al médico a que me diagnosticara un dolor intenso y, sobre todo, duradero de la parte superior izquierda del tarso del pie izquierdo que duele más a medida que camino y cuya molestia no remite ni tras reposo. Tan sólo puntualmente con la ingesta de un antinflamatorio genérico oral, tipo ibuprofeno, el dolor desaparece.

No soy un consumidor habitual de fármacos sin receta, es más, presumo de no tomar absolutamente nada que no me haya «mandado» un médico. Y entrecomillo «mandado» puesto que no olvido nunca que lo que hacen es recomendar y no mandar pues, en última instancia, puedo ignorar siempre su recomendación y hacer lo que me dé la real gana. Pero no suele tampoco ser mi caso: Soy un paciente paciente y confío en sus conocimientos sobre la ciencia médica (esa extraña ciencia) por encima de los míos y, por supuesto, por encima de mercaderes de ilusión que con estafas new age te ofrecen curaciones mágicas para todo tipo de sintomatología.

Amén del diagnóstico, que me ha comunicado en un obtuso lenguaje ultratécnico, esperaba una prescripción comentada, es decir, del tipo: esta afección requiere este tratamiento, aunque tiene este efecto secundario… pero es la mejor opción porque…

Pero no, se ha limitado a soltar su perorata hueca, su mensaje carente de receptor capacitado, lo que ponía d manifiesto su inexistente capacidad de comunicación humana, su falta de empatía hasta la saciedad, característica que dicen propia de psicópatas y otros enfermos mentales, aunque a mí sencillamente me ha parecido fruto de su ego y su arrogancia, posiblemente fruto de algún trauma o complejo de inferioridad.

Es curioso que las dos únicas veces que he tenido incidentes «desagradables» con médicos haya sido en clínicas privadas. Las veces que he sido atendido en el sistema sanitario de la Seguridad Social siempre, sin excepción, he sido bien tratado por profesionales que, si no se cuestiona su capacidad para realizar correctamente su trabajo ni su metodología (lo que viene siendo el método científico basado en el pensamiento racional), me han tratado perfectamente, aconsejándome procedimientos que, en la mayor parte de las ocasiones o prácticamente siempre, han resultado en una enorme mejoría de mi calidad de vida, de mi salud, que cuando ha sido maltrecha lo ha sido por causas poco místicas.

Por no mencionar el tema de la pésima gestión de las clínicas privadas que, en comparación con la sanidad pública, son ineficaces, derrochadoras, caóticas, lentas, enervantes, crispadas… pero eso sí, mucho menos criticadas.

¿Por qué fui a «la privada» entonces?

Por una cuestión banal, pero importante: mi médico de cabecera, que me encanta, tiene horario de tarde y no quiero cambiar para no perderle, pero durante estos meses pasados me era imposible acudir sin tener que renunciar a alguna clase y, consecuentemente, al dinero ingresado. Ahora empiezan las vacas flacas y tenía que llenar el granero.

Y no me gusta la aproximación por la cual el paciente se dirige directamente al especialista, sino que respeto la cadena de protocolo diagnóstico que tiene como puerta de entrada a esa figura muchas veces vilipendiada que es el médico «básico» de cabecera, de familia… o como se quiera llamar que acaba siendo un «dispensador» de recetas y/o citas de especialista, pero yo no quiero saltarme ese trámite que respeta ese trabajo que considero esencial para no acabar perdiendo tiempo en especialistas que el paciente se haya auto-diagnosticado y auto-recomendado, ya sea tras una ardua búsqueda en google o una especializada conversación de bar con unas amigas.

Pero sé que soy rara avis. Quizá un día estaré extinto.

Precio de viviendas en Madrid

¿De verdad que es preciso realizar un referendum porque una pareja se compre una casa?

Quizá, eso sí, deben matizar/suavizar su tono, pero eso es algo relativamente poco importante.

Importante es tener un gobierno que lo es porque tiene una trama tras otra de corrupción que lo ha ido encumbrando hasta estar donde está. Tamayazos incluidos. Y no pasa nada.

Pero vaya… que irse a vivir a la periferia de Madrid para comprarse una casita es algo que hacen varios de mis amigos y amigas, sin necesidad de ser representantes políticos de uno de los principales partidos del congreso.

Esto no es una broma