puedo esperar

claro que sí

puedo esperar

no tengo prisa
el restaurante tiene prisa
la compañía del gas tiene prisa
la comunidad de vecinos tiene prisa
el bar tiene prisa
el autobús tiene prisa

el mundo entero tiene prisa

pero puedo esperar
claro que sí

yo puedo

la poesía se hace por amor al arte
el arte no come en restaurantes
el arte nunca tiene frío
el arte vive solo
el arte no disfruta en bares
el arte vuela de sitio en sitio
montado en caballos alados
a los que llama pegasos

claro que sí

puedo
y espero

porque tengo esperanza
tengo esperanza
esperanza
cada vez menor
pero tengo
lo único
que puedo permitirme tener

Hacer el argentino

Cada mañana me ducho, ahora especialmente porque además el calor del agua sobre mi cuerpo relaja la musculatura de la espalda que ha estado en tensión durante la noche.

Desde que tenemos la nueva y flamante ducha con su plato negro antracita y el grifo de ducha permite el «efecto catarata» tan lujurioso (de lujo), resulta que tengo que terminar el proceso de ducha con un movimiento de pies que escurran en la medida de lo posible la mayor cantidad de agua residual hacia el sumidero pues el plato no tiene la curvatura o la pendiente suficiente para arrastrarla rápidamente tendiendo a la formación de charcos que eventualmente acabarían por desaguar, pero tan despacio que podrían llegar a favorecer el nacimiento de, si no renacuajos, sí algún que otro indeseable hongo.

A ese arrastrar con los pies el agua del suelo es a lo que, hasta ahora, llamaba mentalmente «hacer el argentino«, pues es allí donde vi con frecuencia algo que me parecía insólito y que, sin embargo, no era visto como algo extraño en aquellos lares: baños cuya ducha estaba en el centro de la estancia y bajo la cual había un desagüe, es decir, una «ducha sin fronteras» que inundaba todo a su alrededor cada vez que alguien se daba una ducha. Así que tras estar completamente limpito tenías que estar un rato «limpiando» el desaguisado que se había formado al limpiarse.

Ahora, tras las votaciones de las últimas elecciones presidenciales en aquel país de mis entretelas, ese «hacer el argentino» ha cobrado un significado mucho más sombrío, diría. Espero que el futuro depare nuevos usos para esa expresión.

Nota: Antes de estar en Argentina jamás me había parado a pensar que el único país al que se le ocurre poner el interruptor de la luz de un cuarto como el baño es España, costumbre que alguna amiga mía llamaba «gallegada«. 😉

Kit contra el frío

Cada invierno (aún es otoño) comienza con el kit contra el frío que coloco en la sala donde coordino los Talleres de Poesía de Clave 53 para que la gente desee venir a un espacio agradable, cuidado, cuidadoso, con un poquito de té para calentar el interior, con una mantita para calentar la superficie y con una pequeña estufa de «infrarrojos» para calentar el aire.

El entrecomillado de «infrarrojos» es tan sólo un detalle: casi cualquier estufa que emita calor (para un cuerpo humano) incluso un cuerpo humano, emite radiación infrarroja. Pero esta tiene el rojo a la vista para que la remisión a esa «rojez» aporte otro cariz calefactor, más psicológico que físico o, mejor dicho, antes psicológico que físico.

¿Vende su piso?

No sé si alguna vez venderemos nuestro piso, pero es poco probable que lo haga a alguien que me diga que trabaja con carteras y no con humanos, que trabaja con asiáticos, así, sin especificar, que tramita residencias (como no sea la de ancianos) y a quien no le importa estado.

¿De verdad era tan difícil incluir el comienzo de interrogación, el signo de apertura interrogante «¿»?

Me da pereza/tristeza pensar en que algún día vendamos nuestro piso, más que nada porque será síntoma de algo no demasiado deseable, algo que espero saber vivir de manera diferente a una derrota (o saborear la derrota).

El fracaso, siempre lo he defendido, es mucho mejor que la frustración.

Puede que alguna vez me vea fracasar, pero de momento no estoy dejando nada que desee hacer en la vida pendiente de ser hecho. Poca, muy poca frustración acumulada.

Algunas instantáneas de la I Feria del Libro de Edita Clave 53

Algunas instantáneas que recogen el precioso ambiente que se generó el sábado en nuestra I Feria del Libro de Edita Clave 53 organizado por la Asociación Cultural Clave 53 Giusseppe Domínguez en Carromato Plató (Beatriz Pagés y Toni Cárdenas)

Musicalizó el evento la #TDJ Carmen De La Rosa – Tango

Presentamos libros editados desde el 2019 a:

Su opinión

Sobre opiniones vertidas y divertidas…

Sara Mansouri Bellido, quien asiste a los Talleres de Poesía Contemporánea que defiendo desde hace décadas, realizó un poema que era una propuesta de acción que, en mi caso, terminó en este anillo que dejaba tan solo a la vista esta frase que no conviene olvidar:

Su opinión no siempre es pertinente ni necesaria.

Soy flojo

soy un quejica
soy flojo
me duele un hombro

no tengo alumnos ni alumnas
para clases particulares
y afecta a mi economía

no tengo grupo de iniciación
este año
para los talleres de poesía
lo que es un enorme bajón
de autoestima

se ha estropeado
o no ha llegado a funcionar
el radiador del baño que reformamos
gastándonos más
de lo que habríamos querido
de lo que habríamos podido

pero

no estoy perdiendo la vista inexorablemente
no sufro cáncer
no se ha muerto ningún familiar próximo
no se ha muerto ninguna amistad próxima
no bombardean mi casa ni mi barrio ni mi ciudad ni mi país
no invaden mi casa ni mi barrio ni mi ciudad ni mi país
no carezco de amor
no estoy en absoluto solo salvo cuando quiero estarlo
no me duelen las manos hasta no poder moverlas
no sé qué elegir: medicina privada o medicina pública
no tengo problemas para irme a cenar un día a un restaurante
no me falta comida en la nevera
no me falta agua caliente en la ducha
no me falta luz en los enchufes
no puedo atreverme a llorar
en estas condiciones

y sin embargo…

creaestructura.sh

El martes pasé gran parte de la mañana escribiendo un código para crear la estructura de carpetas que utilizo año a año (es decir, una vez al año) para guardar ordenadamente mis facturas.

Los años anteriores lo que hacía era copiar un año pasado (es decir, usar un método recurrente) y borrar todos los archivos en la carpeta creada, con un simple comando linux (find . -type f -exec rm -f {} \;) y otro para el cambio de nombres…

Pero me estaba pareciendo una forma muy poco automatizada, así que gasté más de 2 horas (estaba muy atontado porque había dormido mal) en este código simplón y que me gustaría mejorar para que hiciese más y mejor uso de los bucles, creando los trimestres y los meses de los mismos con un simple bucle dentro de un bucle.

No voy a mejorarlo, aun a sabiendas de que esta forma de hacerlo es pedestre, algo torpe, muy muy poco elegante:

# CREA ESTRUCTURA DE CARPETAS DE FACTURACIÓN
#!/bin/bash

ANNO=2024

# Creamos el año
mkdir $ANNO
cd $ANNO

# Creamos Trimestres
TRIMESTRE="$ANNO - 01 Enero-Marzo"
mkdir "$TRIMESTRE"
cd "$TRIMESTRE"
mkdir "$ANNO - 01 ENERO"
mkdir "$ANNO - 02 FEBRERO"
mkdir "$ANNO - 03 MARZO"
cd ..

TRIMESTRE="$ANNO - 02 Abril-Junio"
mkdir "$TRIMESTRE"
cd "$TRIMESTRE"
mkdir "$ANNO - 04 ABRIL"
mkdir "$ANNO - 05 MAYO"
mkdir "$ANNO - 06 JUNIO"
cd ..

TRIMESTRE="$ANNO - 03 Julio-Septiembre"
mkdir "$TRIMESTRE"
cd "$TRIMESTRE"
mkdir "$ANNO - 07 JULIO"
mkdir "$ANNO - 08 AGOSTO"
mkdir "$ANNO - 09 SEPTIEMBRE"
cd ..

TRIMESTRE="$ANNO - 04 Octubre-Diciembre"
mkdir "$TRIMESTRE"
cd "$TRIMESTRE"
mkdir "$ANNO - 10 OCTUBRE"
mkdir "$ANNO - 11 NOVIEMBRE"
mkdir "$ANNO - 12 DICIEMBRE"
cd ..

# Rellenamos los Meses
for MES in */*/
do
  cd "$MES"
  mkdir COMPRAS FACTURACION PROVEEDORES
  cd ../..
done

 

Práctica de Tango N’Clave del 24 de septiembre de 2023

Carmen de la Rosa siempre deja para el final (cuando queda menos de la mitad de la gente) esta fotografía de la Práctica de Tango N’Clave que venimos organizando desde 2003 y que nos llena de orgullo cuando nos reconocen el lindo ambiente que se genera.

La hacemos al grito de 3, 2, 1, TANGO

El otro día me dijeron que era como estar en casa, en familia, y «se me pianta el lagrimón«, que decía Gardel. Siempre defendemos que «el éxito» no es una afluencia masiva, sino una estancia feliz. Y parece que lo vamos consiguiendo.

Preparamos té (ayer un té azul traído de Taiwan y un té verde Gunpowder con miel de romero), compramos chocolates y hacemos bizcochos caseros con los que agasajar a quienes vienen a bailar, pero también a compartir una velada social (el Tango es un baile social) de cariño y presencia desde hace 20 años («que 20 años no es nada…»)

Apropiación

Al fondo un par de hombres con sus teléfonos a tope, escuchando cada uno por separado sus respectivos vídeos sin pensar que el espacio que ocupan (espacio sonoro) es un espacio compartido.

Y es que detrás de cada apropiación privada del espacio común casi siempre hay un hombre. Eso me resulta bastante triste. No quiere decir (un poco de lógica) que todos los hombres ocupen el espacio común más de lo que les corresponde, ni que no haya mujeres que también lo hagan, pero si escuchas un coche con la música puesta a todo meter, casi seguro que no hay ni que mirar para saber que será un hombre quien conduzca.

Me recuerda a la vergüenza que sentí en Bangkok por ser un occidental (hombre) que no viajaba por turismo sexual (explotación sexual) entre tantos otros que sí lo estaban haciendo. No quiere decir que todos los hombres sean explotadores sexuales, pero sí que la inmensa mayoría de las personas que llevan a cabo transacciones comerciales para «apropiarse» del cuerpo de una mujer (o un hombre, pero menos veces), se trata de personas hombre. Y, al ser yo una persona-hombre, me da vergüenza la asociación que puede realizarse, la sospecha que se cierne sobre mi comportamiento, siempre compadreado por otros hombres que lo comprenderían y avivarían.

Obviamente, unir en una reflexión mis penas (las mías, de hombre occidental heterosexual cis blanco de clase media) con la explotación sexual de mujeres puede parecer una banalidad, pero creo que si nos diésemos cuenta de que están relacionadas quizá haríamos algo más activo que una mera protesta en un diario personal.

Esto no es una broma