El desnudo de pensamientos en una red social

Hoy una amiga de FaceBook, a quien ni sé si conozco en la vida real (como si la otra no lo fuese, siendo, como es, un sueño de los SU-realistas), ha publicado en su estado el siguiente texto:

Amigos, he tomado la decisión de no escribir más en el estado aquello que estoy pensando, por muy tentador que sea, y por mucho que me pregunte Facebook.

Muchos de los conflictos, malos rollos, distanciamientos con personas, malas interpretaciones y prejuicios, han tenido su origen aquí.

Por eso, ya no os martirizaré más con reflexiones que puedan herir a los aludidos por naturaleza. ¿Pa’ qué?
Lo voy a cumplir, aunque no haya parches, como los de nicotina, que me ayuden en el proceso.

A partir de ahora, solo contenidos literarios, fotográficos, de actualidad o de broma.
Quien busque otra cosa, que me llame y me invite a un cafelito, o me pague el psicólogo, jejejeje.
Salud y feliz semana.

Y claro, me he dado por aludido, no por lo que dice de malos rollos, que no creo ser de los que los provocan o los buscan, sino por el hecho de que uso esta red desde siempre con ese pensamiento (autocensura) en la cabeza. Para la libertad de expresión (y no es total) ya tengo este diario, amén de libros, etc. Si quiero más, en pequeñas reuniones, como ella sugiere, pero ni en ese caso. Ni siquiera con mi pareja a quien amo sincera y profundamente (y me consta la reciprocidad).

A punto he estado de comentarlo en su muro, pero es algo que no quiero ni hacer. Sería ser demasiado sincero.

Alguien le dice que es mejor no desnudarse tanto y yo corregiría o matizaría: el problema no es el desnudo sino el descontexto.

Por otro lado, tanto en esta cosa «virtual» como en la paralela «no-virtual», la sinceridad siempre ha estado sobrevalorada como algo positivo. No es verdad que nos guste que sean sinceros completamente con nosotros y, mucho menos, les gusta a los demás que lo seamos con ellos.

Y eso es lo que implica ser sincero en una red: le estás diciendo muchas cosas a mucha gente a la vez que no lo escucha en el contexto que supones (si es que llegas a suponer alguno), ni en estado de máxima intimidad, de tú a tú, donde es posible la réplica y el debate y el acuerdo o el desacuerdo…

El problema (si es que hay problema) surge del modo de comunicación: uno a varios, muchos de los cuales son individuos completamente desconocidos… e incluso entre conocidos. Al fin y al cabo, nunca nos conocemos tanto como creemos y esta exposición pública púbica casi resulta obscena y a muchas personas esa obscenidad les molesta. A mí no, pero ese no es el caso.

Eso sí, lo asumo como potencialmente molesto y me ahorro ese mogollón de quebraderos de cabeza que me dado toda mi vida el afirmar que yo nunca miento. He decidido callarme de cuando en cuando para ahorrarme las preocupaciones de decir siempre la verdad a quien, aunque digan lo contrario, no desea oírla.

El perro del ébola

Hoy las redes sociales están que arden en torno al tema del posible sacrificio del perro susceptible de estar infectado por ébola a causa de una cuestionable repatriación de personas españolas que a su vez infectaron (como suele ocurrir con las enfermedades infecciosas) a una enfermera que, parece ser, infectó (otra vez la misma palabra) a su querido perro Excalibur.

Que hasta este momento no haya habido ningún nombre propio es problemático o sintomático de lo que los medios y las redes sociales, que vienen a ser lo mismo, logran mediante cierto amarillismo facilón y escandaloso, como suele serlo.

Por supuesto, ha habido otras voces alzándose contra la muerte programada (asesinato lo reservo para lo que se lleva a cabo con humanos, pero esto podría ser discutible) del susodicho can. Hay quienes dicen (científicos que se supone que saben de lo que hablan) que debe ser aislado y conservado para su posterior análisis.

La verdad es que, como tantas y tantas y tantas cosas, me reconozco ignorante ante el procedimiento óptimo ante un caso así, pero sí que siento que se están sacando algunas cuestiones de quicio, hasta enfrentar a los defensores «a ultranza» de la salvaguarda del perro frente a los defensores «a ultranza» del sacrificio del mismo.

Un amigo ha escrito unas palabras que no considero excesivas en la red social de turno y se ha encontrado en medio de un debate amargo fruto del cual, posiblemente, pierda algunos amigos (y no solo virtuales).

Ya me está cansando la tontería del perrito. Venga, el que esté dispuesto a llevárselo a su casa que levante la mano.

Alguien le ha contestado lo siguiente:

No sé quién establece que la vida de un perro es menos que la vida de un hombre… Todo depende de lo que significa cada uno para nosotros. Mi perro es un miembro más de la familia. ¿Quién establece que el toro muera y el torero viva? Solamente nosotros que nos creemos superiores y no les llegamos a la suela de los zapatos a nuestros mejores amigos. ¡Desgracia de humanidad!

Muy inteligente, mi amigo le ha respondido algo que yo mismo suscribo palabra por palabra:

¿Quién establece que la vida de un perro es mas importante que la de los animales que lo parasitan? Y los dueños corremos a quitarle garrapatas y lombrices intestinales. Yo tengo claro que la vida de una persona es más importante que la de un animal sencillamente porque en caso de disyuntiva alguien dijera: prefiero que viva Abel que mi perro. El defensor de los animales que no haya matado moscas, hormigas, cucarachas, arañas o cualquier animal «de segunda» que lo diga. Por cierto: bacterias y virus también son seres vivos.

No ha entrado al trapo de toros/toreros, porque ha sabido evitar una verónica muy mal preparada. No se trata de matarlo, como en el caso del toreo, para provocar placeres sino para evitar ulteriores infecciones de, en algún caso, humanos.

El caso es que este tema es innombrable en un lugar público como FaceBook y puede llevar a muchos más acaloramientos que las diferencias políticas más profundas.

Es más, me resulta muy interesante ver cómo puede ocurrir que el PP acabe cayendo por no saber gestionar correctamente un protocolo ante una infección tan preocupante y difícil como el ébola y no por las barbaridades políticas que proponen ni, mucho menos, por su programa político (inclumplido, por cierto). Digamos que me beneficia que entre sus votantes haya muchos que odien que estén tomando estas decisiones «impolíticas», hasta el punto de denegarles el voto en las próximas elecciones por la muerte de un perro con la presunta intención de salvar vidas de humanos. (Por supuesto que esto sigue siendo cuestionable según algunos científicos, así que no me atrevo a decir que esa fuese la mejor opción)

Teresa Romero Ramos, de 44 años, casada y sin hijos, es el primer caso de infección de ébola en Europa y está siendo tratada en el Hospital Carlos III de Madrid, donde presumiblemente se contagió cuando atendía al religioso Manuel García Viejo, que murió a consecuencia del virus tras ser repatriado desde Sierra Leona.

Y todo esto me lleva a unas reflexiones que me hago con frecuencia: ¿qué es un ser vivo? ¿son todos iguales en cuanto a derechos? ¿deben o pueden serlo?

La relación que muchas personas tienen con sus mascotas es algo que me resulta complicado entender y siento que es una cuestión de empatía: ¿con qué se empatiza y por qué? ¿por qué se empatiza con un sistema biológico mamífero en mayor medida que con uno ovíparo, por ejemplo? ¿por qué se respeta la vida de un animal y no la de los vegetales? ¿tiene que ver con la forma en la que es el sistema nervioso central? Alguna vez he leído este argumento (no recuerdo donde) porque eso justificaría o explicaría la presencia o no de «dolor». No obstante, el término «dolor» como otros muchos que se manejan en cuanto nos referimos a animales no sé si tienen la misma «validez» semántica que cuando nos referimos a humanos «semejantes».

Pero, hablando de empatía, porque creo que de eso va todo este tema, me resulta sorprendente la inconmensurable movilidad que ha acarreado un acto contra un perro frente a la poca que motiva la expansión de la epidemia entre humanos que no habitan en este país. Empatizamos por regiones, por «proximidad»: No es lo mismo una muerta española que una muerta en Sierra Leona. Es un hecho (generalizado).

Y supongo que no, no comprendo la forma de funcionar de la empatía… y me siento un poco preocupado, como si me faltase algo.

Me da algo de miedo pensar que puede que yo sea un psicópata en potencia, de quienes se dicen que carecen de la capacidad de empatizar con su entorno.

¿Por qué hoy no es posible la revolución?

Aunque el artículo lo encabeza un interrogante, la verdad es que se trata más de una respuesta, acertada y acerada. Dura como la realidad. Tremenda y contundente. De corte pesimista, para quien denomina así al realismo más apabullante.

Acabo de leer el artículo de Byung-Chul Han en el periódico «El País» titulado así: ¿Por qué hoy no es posible la revolución? y me he quedado casi diría que deprimido, pero quizá no por lo errado del texto, sino por lo acertado.

Es un filósofo que, como tantos otros contemporáneos, se están dando cuenta de que un nuevo tiempo estamos viviendo y algunos se atreven a ver más allá de lo evidente, y más allá de las visiones (más o menos acertadas en su momento) de otros filósofos o pensadores que han demostrado haberse quedado, al menos en parte, obsoletas.

En el fondo, el artículo no dice muchas cosas que la mayoría, la doxa, no tenga más o menos en su mente, pero las dice muy bien, muy limpiamente, muy directas y desprovistas de efectismo, incluso aunque por ello resulte más molesto, menos condescendiente. No se casa con nadie, ataca por igual neoliberalismo como comunismo decimonónico. Y nos responsabiliza sin culpabilizar, como viene siendo habitual.

Aunque habría que ver si «El comunismo como mercancía» no es algo que ya tiene sus años, desde aquellas atractivas caritas de el Ché en camisetas para consumo de los de este lado del muro, sin ir más lejos.

No obstante, me interesa más el pensamiento en torno a la forma que tiene actualmente el poder de mantenerse, basado en la seducción, como afirma, en la cautivación, haciéndonos cautivos… de nosotros mismos.

Y así somos prisioneros y guardianes, así somos parte del sistema, como esos judíos que ayudaron en los campos de concentración/exterminio, pero con la salvedad de que los exterminados ya no existen, o lo somos todos.

¿Hay salida?

No lo deja claro. Pero sí queda claro que las salidas propuestas por visiones algo anquilosadas ya no sirven. Hablar de proletarios, de lucha de clases… no funcionará. Pero un cambio es necesario y seguramente posible. Aunque a mí no se me ocurra cómo.

Intentar cambios en direcciones inadecuadas o ineficaces tan solo consolida el sistema de poder basado en el atractivo de la acción, aunque, carente de reflexión y sin horizonte, conduce a la nadería, al desperdicio energético en el mejor de los casos, a la apatía y a la frustración… haciéndonos caer, más profundamente, en los brazos del sistema del que, en el fondo, nunca habremos salido.

Ups… creo que voy a estar varios días (solo varios días) sin poder dejar de pensar en esto.

Pero… ¿y luego?

Quizá la clave pase por aquí, por el afrontar una acción que pueda perpetuarse, que pueda mantenerse en el tiempo, que pueda mostrar la coherencia subyacente, que no se desvanezca con el paso de unos años o un cambio de circunstancia. Aunque sean acciones pequeñas, cotidianas, de actitud y conciencia.



Productos españoles

productos españolesSoy consciente de la mejora medioambiental deducible al comprar localmente y no remotamente, reduciendo los costos energéticos de transporte, aunque no sé si siempre es aplicable, puesto que la eficacia de la centralización en la producción no es baladí.

No obstante, no tengo claro las cantidades exactas de las distintas «huellas» de carbono o similares dejadas por una u otra forma de consumo.

Sé que producir localmente para su consumo local aumentaría la cantidad de mano de obra local requerida. Esto parece evidente, al menos… sin entrar en pormenores como transportistas o importadores…

Pero hay dos cosas que sigo sin entender:

1.- ¿Por qué seguimos queriendo «trabajar»?

¿No sería más lógico desear reducir la cantidad de tiempo dedicada a laborar, aumentando la cantidad de tiempo dedicada a obrar? Obvio que se me dirá que entonces cómo se adquieren los bienes y servicios que se desean. Pero esa es otra cuestión derivada de la injusta repartición de los beneficios de la producción, no de la necesidad de formar parte de la maquinaria de la misma.

2.- Se reduce el paro en España, lo que es bastante «nacionalista» si nos damos cuenta. ¿Qué ocurre fuera? ¿Importa? ¿Por qué España sí y, por ejemplo, Cataluña no?

Sé que son buenas intenciones, pero no tengo claro ninguno de estos dos puntos, para empezar. Hay otros tantos puntos menores que tampoco tengo claros… pero se trata de tener las cosas claras, ¿verdad?

Procuro, dicho en voz baja, no apoyar franquicias, apoyando la pequeña y mediana empresa, pero sobre todo por la forma en la que se reparten los beneficios de las mismas. Si cambiase esta forma de reparto, por ejemplo, si existiese una franquicia cooperativista, donde los propietarios fuesen los trabajadores, supongo que no tendría el más mínimo reparo en acudir a la misma.

Y digo «en voz baja» porque no siempre lo hago: tengo poco dinero por decisión propia y me implica un cierto tipo de «sacrificios» entre los que tengo que elegir, por ejemplo, entre «económico» vs «ecológico»… y no siempre es fácil, pero en muchos casos acabo decantándome por lo económico.

También en cosas menores, como unas cañas a precios razonables halladas en franquicias que van a acabar con los minoristas de bares qué lugares… pero es que nunca me pareció razonable que, con la excusa del cambio al euro, una cerveza pasase de costar 100 pesetas a 1 euro… así, sin anestesia. Supongo que algunos dueños de hostelería se forraron con ello. Si no lo hicieron, querría saber qué fue de ese incremento.

En España gran parte del aumento de los precios se le debe a la burbuja inmobiliaria, entre otras cosas porque aumentando el precio del suelo, todo lo demás debía ir en consonancia para poder hacer frente a los pagos de lo «básico» en un sentido casi literal de la palabra.

Ya nos ocurrió cuando manteníamos un espacio abierto para la Asociación Cultural Clave 53 en Campomanes y no podíamos bajar los precios por debajo de un umbral que nos hiciera posible afrontar el pago del alquiler, desorbitado pero a precio de mercado.

Y conozco amigos que ganaron (y aún ganan) dinero gracias a ese incremento del precio del suelo. ¿Son especuladores? En pequeña medida claro que lo son, pero el sistema capitalista se basa en la especulación, en esa mezquina ecuación del precio de mercado, de la ley de oferta y demanda… Y nada tiene que ver con el valor de las cosas.

Bueno, creo que he terminado por desviarme mucho del tema, pero he de reconocer que no tengo claro cuál es mi reacción cuando veo este tipo de llamamientos, y en la mayor parte de las ocasiones, simple y llanamente, los ignoro.

Eso sin mencionar lo «imposible» de algo así en un mundo tan profundamente globalizado, que hace que «los productos españoles» acaben teniendo, sí o sí, en algún lugar de su cadena de producción, un contenido «no español».

Sinceramente, ser ético no es solo consumir de acá o de allá, sino hacerlo con conciencia… y no siempre tenemos la capacidad de conocer tantos detalles como para poder tomar una conciencia bien fundamentada.

Al menos, yo, me reconozco inculto al respecto. Seguro que hay mucha gente que no se reconoce tal.

Un «amigo» homófobo

El otro día le planté a Carmen en su muro de FaceBook esta noticia que me había parecido significativa para el mundo del tango, con un comentario que hablaba de energúmenos que habían asesinado a una mujer por ser lesbiana. Al menos, eso era lo que mencionaba la noticia de Amnistía Internacional donde la leí.

Ten cuidado con las fotos que utilizas, que hay mucho energúmeno en el mundo: Ekaterina era abiertamente lesbiana y daba (abiertamente) clases de tango a parejas del mismo sexo. — me siento cabreado.

Un momento para llorar y un momento para bailar

Ekaterina Khomenko, de 29 años, estaba degollada cuando un trabajador del servicio de limpieza la encontró en un coche con el motor aún en marcha en San Petersburgo a principios de ese mes. […] las autoridades no descartan la posibilidad de que fuera agredida por su orientación sexual: Ekaterina era abiertamente lesbiana y daba clases de tango a parejas del mismo sexo.

ES.AMNESTY.ORG|DE AMNISTÍA INTERNACIONAL SECCIÓN ESPAÑOLA

Acabó generando un amargo debate, dentro de los mínimos del respeto, muy mínimos… con un amigo de mi pareja, de procedencia rusa y argentina. He querido publicar aquí la conversación, sin su permiso, aunque está en una web pública que es FaceBook… así que no lo considero necesario, puesto que no he modificado ni una palabra de las suyas ni de las mías. Salvo alguna corrección ortográfica menor.


Este amigo, de quien prefiero mantener únicamente sus iniciales, dice:

SSR: Estoy completamente en desacuerdo con la noticia, su manipulación y la campaña de desprestigio contra Rusia de la prensa occidental. Se pretende disfrazar la heterofobia occidental (más bien sodomiafilia), con la supuesta homofobia oficial del gobierno ruso. Moscú está poblado de discotecas para lesbianas y maricones. El otro día, y yo casi no daba crédito, en plena escalera del metro de Moscú, vi a una tierna pareja de gordos barbados dándose un beso tan apasionado que entre heteros y en Madrid, también hubiese hecho mella. Que el pueblo ruso, soberano haya votado en un 95% (sus representantes) a favor de una ley que prohibe la publicidad homosexual en los colegios y sus aledaños es un tema a respetar. Nosotros asumimos el fenómeno homosexual, pero dista mucho de hacer virtud de ello. Tolerancia: si, enaltecimiento: no. Si para Europa, Conchita Wurst es su arquetipo de evolución, para los rusos es degeneración y un signo más de la inminente caída del imperio Yanqui-Europeo. Pero, por favor, no dar crédito a estas mentiras con delirio persecutorio.

Y yo contesto:

Giusseppe Domínguez: No tengo nada en contra de los «rusos», sí en contra de la homofobia. Igual que de otras formas de intolerancia para con los otros. Ni tolerancia ni enaltecimiento: condena de quienes condenan.

SSR: ¿Qué pasa si la no tolerancia es votada democráticamente? O por el contrario: si somos adultos, ambos consentimos, y nos amamos profundamente…, yo quiero legalizar la zoofilia y casarme con mi mascota, ¿por qué no? mi perra lo desea!!

Ahhh… lo que no me queda claro es si vamos a pedir que nos concedan el derecho de adoptar… básicamente porque no sabemos si serán cachorros o bebes ¿?

Giusseppe Domínguez: Tu perra no tiene voluntad humana para oponerse a tus deseos. No estamos hablando de violación, sino de relaciones entre adultos consentidas.

Y no, no cualquier cosa que acepte la «democracia» me parecerá correcta. Pero este es un tema que excede la conversación en el muro de una amiga.

De todos modos, no entiendo por qué te das por aludido. Si tienes algún problema de intolerancia a las relaciones homosexuales, pues no las practiques… no hay problema por mi parte. Si te diste por aludido por la generalización a los «rusos», sí, no me parece pertinente, pero ni siquiera en el artículo se pretende decir que todos los rusos sean unos asesinos, sino que ha habido un asesinato en una ciudad rusa por motivos de odio homófobo. Es esto lo que me cabrea.

Por cierto, ambos sabemos que Hitler fue votado democráticamente, pero eso espero que no te parezca suficiente para justificar el holocausto.

No deseo seguir esta conversación en el muro de una amiga… insisto. Si quieres seguir, email a jmdomin@giusseppe.net

SSR: Mi perra tiene voluntad perruna, y si no le gustara, mordería…

Y me doy por aludido por los rusos y por la mediocre corrección política de los lugares comunes admitidos y coreados por toda clase de acólitos lobotomizados.

Giusseppe Domínguez: ok.


No he querido seguir hablando porque me parece absurdo, quizá la pregunta que le debería haber hecho es si él habría hecho lo mismo que hicieron a Ekaterina Khomenko por el motivo que parece que se baraja en la investigación. Es más, si simplemente considera que esa persona no tiene exactamente los mismos derechos que él de amar a quien desea (que a su vez, humano y adulto, pueda corresponderle).

Si la respuesta a esta pregunta hubiera sido «No considero que deba tener los mismos derechos», no habría habido necesidad de continuar la conversación, pero en el fondo, el tono de SSR me hace pensar que él piensa así, y por ello acabé con un sencillo OK.

En ningún momento mencioné a los rusos, ni me preocupó la nacionalidad de ninguno de los intervinientes ni en el suceso ni en el debate. Supongo que él estará sensible (de procedencia rusa) por el tratamiento tendencioso que se está dando al conflicto con Ucrania… pero ni quise entrar ahí. Ese no era el tema en absoluto.

Ahora me barajo entre eliminarlo de mis amigos de FaceBook como hace tiempo hice borrándolo de mis amigos tridimensionales, en carne y hueso, por comportamientos que me parecieron condenables, como agresión (para mí nunca está justificada la agresión física) a su pareja.

Pero quiero seguir siendo «tolerante»… aunque… no sé, no sé…

Feminismo excluyente

Si bien suelo ser un adalid del «feminismo«, denunciando conductas machistas (incluso sutiles) desde hace tiempo, más allá de mis consideraciones lingüístico-lógicas al respecto, no puedo dejar de cabrearme cuando me encuentro con un caso de discriminación e, incluso, exclusión, con la excusa del feminismo contra los hombres, por el hecho de serlo.

Hoy Carmen ha venido contenta de tomar una clase de Danza Contemporánea impartida por la divina Marina Santo en la Fundación Entredós y me ha comentado que en la susodicha fundación le han advertido que, dado que era feminista, los hombres no estaban autorizados a tomar clases como la que ella ha hecho.

En realidad, han sido algo más positivas y se han limitado a decir que era solo y exclusivamente para mujeres. (No incluyendo que los hombres no podían, pero evidenciándolo)

Ante lo cual yo le he dicho que me parece fatal que se excluya a un colectivo en una actividad que, perfectamente, puede desarrollarse en armonía, como en un colegio mixto, salvo que opines, como Wert, que resulta problemático mezclar chicos y chicas… porque se distraen. No me sirve como razón que hay espacios en los que el hombre tiene preeminencia. Esto es algo que debería ser desterrado, no mantenido con un equilibrio absurdo de poder radical.

Sinceramente, no puedo soportar que, con la razón que sea, se justifiquen tratos discriminatorios para con una persona por razones de sexo, identidad sexual, género, orientación sexual, así como tampoco por razones de religión, color de piel, etnia…

Me preguntaba cómo sería posible justificar en este siglo la existencia de un bar que solo dejase entrar hombres, por ejemplo, aduciendo la razón de que se sienten intimidados en sus conversaciones que deben de dejar de versar sobre culos y tetas, ante la posibilidad de ser sojuzgados como acosadores o sencillamante «salidos».

Obvio que yo nunca entraría, pero no es esa la cuestión. La verdadera pregunta es si es éticamente condenable que existan espacios con actividades públicas que puedan llevar a cabo tratos discriminatorios como este. ¿Podría haber decidido, así, por sus ovarios, que tan solo podrían entrar mujeres blancas? ¿por qué no?

No depende de lo que deseen hacer un colectivo de personas en su ámbito privado, por ejemplo, unas amiguitas (o amiguitos) que no desean mezclarse con alguien de otro sexo que el suyo… sino qué es correcto (incluso legal) desde un punto de vista ético y social.

Por cierto, tampoco puedo obviar cierta desinformación que me gustaría mitigar: ¿por qué razón están excluidos los hombres? ¿por qué no las lesbianas? ¿estaría excluido un transexual? ¿se necesitan mamas o vagina para unas clases de danza contemporánea?

Carmen intentaba justificarlo de diversas maneras, argumentando algunas veces con menos acierto que otras, como cuando lo ha comparado con el acceso a un club nocturno en el que se exige un código de vestuario o la asociación de alcohólicos anónimos, pero ambos casos, como otros, son casos en los que esa exigencia puede ser satisfecha por cualquiera, mientras que, por ejemplo, yo no puedo ser mujer, ni negro.

Ella reconocía que le faltaba información y he de reconocer que yo tampoco la tengo sobrada y que me gustaría que me explicasen en profundidad qué razón de mi anatomía masculina (lo que me defina como hombre es complejo de evaluar) hace que yo sea non-grato en ese espacio o que no tenga los mismos derechos.

Y no se trata de la clase para embarazadas… esto sí sería explicativo. No sería necesario, no obstante, decirme que no estaba admitido por ser hombre, sino por no estar embarazado.

Por más vueltas que le doy, no alcanzo a entender (hagamos un chiste y digamos que es porque soy hombre) esa necesidad de regenerar un error aberrante que suele producir el machismo: asumir que los hombres y las mujeres no pueden convivir en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y las mismas obligaciones, sin necesidad de dejar de ser hombres o mujeres o lo que se desee, con todas las opciones sexuales de atracciones o identidades que la libertad humana permita.

Salvo que la libertad y la igualdad no sean dos de esos tres pilares fundamentales en los que basar un modelo de sociedad «avanzada» que nos regaló la Revolución Francesa.

Por favor, que me lo expliquen.

Glorieta de Embajadores

He estado dándole clases particulares a un chavalín que al final ha sacado muy buenas notas y ha comprendido que era capaz de conseguirlo sin necesidad de trucos baratos o copiar de un compañero. Tras un proceso de acercamiento, hemos logrado aceptarnos (yo a él, pues intencionadamente no me dejo conocer, para que él no tenga que aceptar lo que seguro que no aceptaría) y hacer de estas clases algo agradable.

Este verano suspendió Física y Química de 1º de la ESO y no parecía que le fuesen a ir mucho mejor las cosas en septiembre, pero se puso las pilas y le di unas cuantas últimas tutorías (muy persuasivas) en las que insistí en la necesidad del sacrificio temporal de placeres vanos para conseguir un fin a medio o largo plazo.

Durante estas 5 últimas sesiones, he estado yendo a su casa caminando, para darme cuenta de que tan solo tardo 10 minutos más andando que en metro. Y es un lindo recorrido de unos 2 kilómetros y medio, dentro del cual recorrer completa la calle en la que nací: Mesón de Paredes.

En una ocasión, llegué tan temprano que decidí tomarme un café en la glorieta de Embajadores y sacar esta fotito para enviársela a mi madre a quien recuerdo recogernos (a mi hermana y a mí) cada tarde a la salida del colegio Legado Crespo una de cuyas esquinas se ve en la imagen, y llevarnos de vuelta a casa, que era un recorrido de, apenas, 250 metros (10 veces menos, curiosamente).

embajadores

Eran otros tiempos, era otra ciudad, casi diría, y la recuerdo con cariño, mucho más gris y descolorida, con predominancia de tonos apagados, ocres, deslucidos, como el triste color de la moqueta de mi habitación, como el humo de la tabacalera, siempre funcionando, como el traje de los agentes de la ley, ilegal, impuesta por un golpe de estado.

Recuerdo el azul añil del uniforme escolar de los chicos y el rojo (encarnado) de las chicas, las corbatas con gomita al cuello para ellos (y ellas) y las falditas plisadas para ellas; los pantalones cortos y los zapatos duros, negros, paramilitares.

Creo que yo era célebre por el desaliño con el que solía terminar las jornadas escolares, aunque esto no lo recuerdo.

Sí que recuerdo comer en el comedor escolar lo que pusiesen y no protestar nunca. Ingerir lo que los seis compañeros comensales solían dejarse por melindres, por asquerositos… o sencillamente porque el huevo frito siempre llegase frío a las mesas. Me encantaban los días en los que había de comer lentejas porque al día siguiente tocaban lentejas con arroz.

Era un colegio de clase media, sin exquisiteces, sin excesos, con mucha moderación, laico, en una época en la que era algo mucho más inusual que hoy en día, que comenzaba a admitir chicos (fui uno de los primeros) en unas aulas principalmente femeninas. Creo que mi madre había tenido algo que ver en mi admisión gracias a que ella había sido alumna del mismo colegio, pero se lo tendré que preguntar algún día para ver si de tanto repetirlo consigo recordarlo.

Y es que la clase media de entonces no era la de ahora, cuando pensabas en clase media pensabas en austeridad, en ropa de los primos, en ofertas para comer constantemente, en hacer cuentas con cada uno de los gastos, en llevar apuntado lo que te habían regalado, para no pasarte, en tomar una aceituna de tapa con un trinaranjus, en ir andando al colegio, en aprovechar cualquier resto de cualquier cosa para otra cosa… El despilfarro (entre la clase media) era casi pecaminoso y fue llegando la democracia y el auge económico y el consumo… y mucha, también mucha, tontería.

Qué raro: Hoy me siento nostálgico, pero sé que fue esa fotografía, que muestra una glorieta centro de mi vida durante más de 10 años.

¿Cuál es mi centro ahora?


Familia

familia Pero a mí me sigue faltando o sobrando algo en esta imagen y es el hecho de que (im)pongan animales de compañía para formar una familia a un ser que, en términos matemáticos, podría ser perfectamente el elemento clave y necesario del conjunto trivial.

Por no decir que recuerdo las conversaciones con Mythreyi, una exnovia hindú que tuve, sobre el concepto de familia casi pluricelular que tienen en algunas partes de la India. Me consta que también en otras partes del mundo la familia se define de muy diversas maneras.

Actualmente, de manera extremadamente racional, si se desea, podemos hablar de familia (innecesariamente) como el conjunto de personas relacionadas entre sí que forman una unidad de medida de la sociedad en la que están inmersas. Como conjunto de personas, es válido desde el conjunto vacío al conjunto total, aunque el trivial, es decir, conjunto de un solo elemento, también sería válido.

Queda por ver, así, la naturaleza de la tal relación pues si es precisa una relación esta ha de ser reflexiva para que pueda tener sentido la inclusión del conjunto trivial en el conjunto de conjuntos denominados familia.

Pero no definida con claridad la naturaleza de la relación en cuestión, toda imagen simplona sobre qué es y qué no es familia carecería de sentido, pues: ¿qué relación se mantiene con un perro? ¿con otro hombre, otra mujer, otro género?

En definitiva: ¿qué importa si algo es familia o no? ¿por qué resulta crucial saberlo, aparte de cuestiones de derechos y económicas, principalmente? ¿necesitamos saber cuál es nuestra familia? ¿es inclusiva, exclusiva?

A mí todo esto me da igual. La verdad. Pero está claro que a muchos les preocupa.

Otra vez particionando una baratija

gparted-evolnx

Parece mentira (en su día dije inverosímil) que aún siga vivo este viejuno ordenador portátil, pero así es, demostrando que cierta austeridad es posible.

Después de la extinción del soporte de Windows XP, ese ordenador debía ser formateado para olvidarnos de instalar ningún sistema de los de Richmond.

Estoy haciendo pruebas de instalación de diversas distribuciones linux, teniendo en cuenta que sean usables por usuarios sin conocimientos informáticos, es decir, que tengan un sencillo gestor de ventanas, aplicaciones de ofimática, clientes web, etc.

Actualmente, tiene repartido el disco en una partición primaria (/dev/sda1) /boot, con 2 Gb de espacio, que inicialmente estaba pensada para albergar los distintos archivos de imágenes de arranque de las distintas particiones, pero esto da bastantes problemas y es innecesario, así que tan solo contiene el arranque del sistema operativo principal.

El resto del disco, hasta los 80 Gb, está formado por una partición extendida (/dev/sda2) en la que reservé una minúscula partición de swap (/dev/sda5) al final del mismo, para ser usada por todas las distribuciones instaladas.

La partición /dev/sda6, de 7,5 Gb contiene el directorio / de un Lubuntu 14.04, que ha resultado ser capaz de funcionar perfectamente bajo estas minúsculas características:

Compaq Evo Notebook N610c
Mobile Intel® Pentium® 4-M Processors at 1.6-GHz
ATI Mobility Radeon 7500 Graphics Controller with 32 MB of DDR video RAM.
14.1-inch SXGA+ display
512 MB DDR RAM (266 MHz)
80-GB HD.

Fue tremendamente sencillo de instalar mediante una versión LiveCD en un pendrive. Me ayudó a realizar el particionado inicial y depositó el GRUB2 en /dev/sda. Aún no tengo claro si merece la pena instalar el Grub en el MBR.

La partición /dev/sda7, de 7,5 Gb contiene el directorio / de un Debian 7, que me costó mucho más instalar. Tras varios intentos fallidos, lo logré desde un disco ISO de CD. El propósito de este Debian era probar un sistema que casi nunca he instalado y que parece que se acomoda bien a cualquier plataforma, haciendo que su instalación, personalizada, sea ajustada por esencia. Esto mismo es lo que la convierte en más trabajosa, pero a la larga puede merecer la pena. Al fin y al cabo, Lubuntu está basado en Debian, pero con más cositas.

Al Debian en cuestión le instalé para probarla la interfaz gráfica o gestor Enlightenment, lo que tampoco resultó nada sencillo. Acabé teniendo que recurrir a un repositorio sin firmar y que muy posiblemente no actualice las versiones como procede.

En cualquier caso, venía con otro par de entornos de escritorio, del que, cada vez más, me entusiasma la sencillez y eficacia de LXDE.

Otro problema con el que me suelo encontrar cuando trasteo con distribuciones de linux es que todas acostumbran a instalar (reinstalar) el gestor de arranque, cada vez más el GRUB2, y si no se puede evitar, pierdes la configuración que deseas tener con uno de ellos como sistema operativo principal (en el que, siempre, instalo un Grub-customizer). Trasteando, me encontré con una solución (es lo que tiene cuando se encuentran muchos problemas) para restaurar grub desde la partición preferida. Aún no la he usado, porque desde hace tiempo busco la manera de no instalar el Grub al probar una nueva distribución y luego agregar la entrada correspondiente vía el grub-customizer.

Por si fuera poco, algunas distribuciones no se llevan muy bien con el detector automático de esta herramienta, como me pasa en la partición /dev/sda8, donde tengo instalado un bonito y simple Tiny Core Linux, con menos de 2 Gb de disco dedicados y pensado, casi, para ejecutarse directamente desde PenDrive.

En este caso, tuve que añadir a mano en el archivo /etc/grub.d/40_custom la ubicación de los archivos que necesita el sistema en cuestión para arrancar.

Tengo otra partición más que sobredimensionada (4 Gb), para instalar un Puppy Linux en /dev/sda9/.

Pero mientras escribo estas líneas estoy descargando un interesante proyecto de distribución: Emmabuntüs que se relaciona con esta misma idea de austeridad positiva, la que ayuda a integrar y no desintegrar, como vienen haciendo desde la Fundación Emmaüs desde hace décadas. Como tantas otras ONGs, me da miedo encontrarme con que esta también es de inspiración cristiana (su fundador lo era) y acaba por ser otra más de las incontables neo-proselitistas sectas más o menos blandas camufladas de bienintencionadas organizaciones laicas.

De momento, parece que la distribución es bien querida, basada en Xubuntu 14.04.1 y el primero de septiembre 2014 Emmabuntüs 3 celebró el Festival de la Humanidad. Aunque solo sea por eso, es posible que merezca la pena echarle un vistazo.

Aún me quedan más de 50 Gb de espacio sin asignar. Si el PC fuese a ser terminado así, sería un espacio precioso para crear una partición /home para que las distintas distribuciones la compartiesen de modo que pudiesen escribir los datos de usuario en ella y no se perdiesen nunca. Pero hacer esto requiere un poco de paciencia y enlaces simbólicos para no mezclar datos de configuración de las distintas aplicaciones o gestores de escritorio.

Esto lo explicaré en otro momento. Así lo tengo en mi PC actual, mucho más solemnemente particionado (Windows 7, Linux Mint-Cinnamon 16, Kubuntu 14.04 y home en mi SSD y datos de archivos en un disco externo)

gparted-pctacens

Esto no es una broma