Qué pesaditos estos de Facebook

Cada día me apetece pasar menos tiempo mirando las actualizaciones de estado y los maravillosos artículos que desean compartir conmigo en FaceBook mis amigos. La mayoría de los cuales son completos desconocidos y otros muchos son tan solo eso, conocidos.

Obvio que no es culpa de la aplicación, pretendida base de una renovada Internet… mucho más privatizada, menos neutral, más comercial, menos desinteresada. Esta Internet 2.0 es (y era) una puta mierda.

No puedo ser más claro ni más contundente.
¿Sirve?

Sí, sirve para hacer negocios, para publicar lo impúdico, para cotillear como en un programa del corazón (aunque yo diría programas de vísceras, en general) que claro que está bien que existan, que tengan su público y su, incluso, tiempo. Pero que se quieran autoproclamar los líderes de la tendencia en Internet y que no sean tosidos por nadie es algo muy, pero que muy, peligroso.

Ahora, cada vez que entro en la pantalla (como si esta afirmación fuese posible) de la página principal de FaceBook, me encuentro con que insisten en que consiga una dirección de correo electrónico giusseppe.dominguez@facebook.com

Pero ¿Por qué esta insistencia?

Está claro que es una forma práctica de conseguir un cliente fiel, casi esclavo, casi imposible de escapar de una aplicación que debía ser tan solo un útil y no una vida paralela (y para-lelos).

Pero es preocupante la pérdida de independencia que se tendría (ya se tiene en Gmail y HotMail) al tener un correo electrónico en manos de una de las 3 o cuatro más importantes empresas de Internet que están intentando fuertemente conseguir un oligopolio a la manera de las telefónicas en España, por ejemplo, en un campo que conocí libre y libertario. Era la Internet 1.0. Parece ser.

Pues bien, me niego a seguir jugando a esto. Estoy por darme de baja en FB y pasar olímpicamente de esas presuntas ventajas que me otorgaba. Lo único que me ha aportado hasta ahora ha sido el retomar el contacto con algunas amigas lejanas (y esto es algo que aprecio) de forma sencilla, sabiendo qué hace mi amiga Mariel, por ejemplo, cada dos horas, o haber visto las fotos de su pequeño y ver cómo va creciendo. También me aporta una infinidad de eventos a los que acudir, que no acudo por falta de tiempo, ganas e interés.

Se suponía que lo iba a usar para fines publicitarios (de ahí que haya aceptado tantos desconocidos entre mis amigos) y que iba a poder conseguir alumnos interesados en mis clases, pero la realidad es que hay tanta oferta y tanta dispersión que quien está en FB lo que acaba haciendo es, como yo mismo, perder el interés por las ofertas que se presentan por falta de tiempo y ganas.

Hummmm… siento algo de incoherencia en mí, uno de mis fantasmas acechando…

Si deseas salir de FaceBook, hazlo ya!

¿Por qué digo que no lo hago?

La verdadera razón (hay algunas razones no verdaderas, supongo) es que sigo creyendo que puedo usarlo yo y no ser usado por él, que tengo en mi poder una herramienta que puede servirme para contactar con amigos infrecuentes y saber algo de sus vidas, así como para conseguir algún que otro contacto interesante entre tanta morralla.

Pero esta creencia se desmorona por minutos. Y estoy seguro de que no seré el único que piense así en los próximos años, cuando aparezca una Internet 3.0 que desmonte el mito de que estar permanentemente conectado es un placer.

Y mientras tanto…

El error y la creatividad

Me encanta que alguien lo diga con total claridad, como este señor:

Si no estás dispuesto a equivocarte, nunca llegarás a nada original.
Ken Robinson

Isidoro Valcárcel MedinaHe de reconocer que es algo que ya sabía. Es más, sobre creatividad, me gusta más la idea de vivirla como una actitud, como nos recuerda Rafael Lamata en su libro, prologado, como no podía ser menos, por el ejemplo viviente de esta idea: Isidoro Valcárcel Medina.

Pero es agradable que se oigan estas voces, como las de este hombre, Ken Robinson, entrevistado por Eduardo Punset (quien me genera cierta repulsión por su tonillo un tanto pedante, pero cuyo programa considero de lo mejorcito que hay en la divulgación científica/cultural en TV). Es posible que estos programas tengan los días contados como los tuvo CNN+ para ser el gran hermano 24h. ¡Manda huevos!

Al menos, tenemos en hemeroteca estos programas de la TV2 que será desmontada en breve, con la excusa de los recortes, dejando un TV1 mermada, escasa, de contenidos basurescos, competidores de AnaRosas y Terelus, de peliculitas de serie B en el mejor de los casos y algún evento deportivo o cultural considerado de interés nacional, como un partido de furbol o una corrida de toros, además de, los domingos, la misa. Lo demás, al olvido de la web en el mejor de los casos.

De momento, aprovecho para enlazar los vídeos desde aquí:

  • El sistema educativo es anacrónico. No puedo estar más de acuerdo. Hay que verlo completo y entender que sin el desarrollo completo del ser humano, las máquinas siempre serán más eficaces.
  • Todos tenemos la capacidad de ser creativos. Algo que repito sin cesar en mis talleres y que espero ayudar a divulgar para que cada uno encuentre lo que verdaderamente le apasiona y le mueve. El motor de la vida. Y siento estar consiguiéndolo en cierta medida.

Rogaría a todo aquel que encuentre estos textos y vídeos que los vea, al menos una vez en la vida.
De momento, los dejo aquí para no olvidarlos nunca y poder referenciarlos de cuando en cuando. No quiero perderlos. Son de lo mejor que he visto en programas de entrevistas (aunque el Punset me siga pareciendo un soso pedante).

Sopa de caldo de puerros con patatas, acelga, pimiento y calabacín.

Otra receta con puerros. Y van tres. Ya escribí una sopa con puerros y unos mejillones con puerros. Es uno de mis alimentos preferidos, de un tiempo a esta parte, a pesar de que lo contrarrecomiendan por su generación de flatulencias o haya que tener precauciones por el alto contenido en fibra.

En esta ocasión solo aproveché la parte verde del puerro. Sí, la que todo el mundo tira a la basura, como me dijo el verdulero. Un compañero suyo, reconociendo mi buen juicio, dijo «Lo que hace es lo mejor, porque la parte verde es la que tiene más nutrientes porque está al sol». Yo no tengo nada claro que eso sea así, lo que sí sé es que es una parte que está muy rica y aporta mucho sabor.

En esta ocasión, la hice con lo que había comprado el viernes pensando en hacerla, pero se puede variar cualquier ingrediente por casi cualquier otro que se tenga, o eliminar alguno. La ocasión, repito, era que venían a comer el sábado los amiguetes Burak y Yaki que nos dijeron que se van a casar. Qué preciosa noticia… por cierto.

Empiezo con la recetilla:

Ingredientes para 6 personas (y me sobró un poquito de caldo que reservé para otro día, una sopita de 2 personas):

Para el caldo:

  • 4 cucharadas de aceite de oliva
  • 2 cucharaditas colmadas de sal (NaCl)
  • 4 dientes de ajo
  • la parte verde de 4 puerros
  • la parte más verde de la acelga y la parte más blanca del tallo de la misma
  • la parte más verde de unas ramas de apio
  • los tallos de un manojo de perejil

Para la sopa:

  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • una pizca de pimentón dulce
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cebollas medianas
  • la parte blanca de un par de ramas de apio
  • 1 acelga entera
  • 1 pimiento rojo de los de asar (carne gruesa)
  • 1 calabacín
  • 3 o 4 zanahorias, según el tamaño. Usé 3.
  • 4 tomates de rama pequeños
  • 2 patatas hermosas

Preparación:

Muy muy larga en tiempo, pero no es muy trabajosa. Con esas cosas de los niveles de dificultad, diría que cualquiera puede hacerla.

Para preparar el caldo que luego voy a usar en la sopa, lo primero que hago es coger una cazuela grande (nunca uso la olla exprés, pero seguro que se haría mucho más rápido) y pongo un poquito de aceite, como cuatro cucharadas, le añado 2 dientes de ajo picados y otros 2 dientes de ajo si pelar siquiera, pero un poco machacaditos, para que suelten más sabor. Cuando comienzan a dorarse, añado la parte verde de los puerros cortada en láminas gruesas y tapo la cazuela para que empiece a soltar el agua. Corto la parte más dura de la acelga, lo que podríamos considerar un tallo, y la parte más verde de las hojas, añado esto a los puerros. Después agrego la parte verde de un par de ramas de apio cortaditas en trozos grandes y los tallos de un manojo de perejil (lo que habitualmente también tiraríamos, pero he descubierto que en procesos industriales se aprovechan este tipo de cosas para preparar esencias de sabores, como las pastillas de carne o verdura o pescado, los aromatizantes, etc… y he decidido hacerlo yo mismo), dejo que siga rehogándose tapada la cazuela con lo que aprovecho el vapor de los alimentos.

Cuando ya están sueltos todos los elementos, especialmente las rodajas de puerro, echo 2 litros y medio de agua y dejo que hierva durante 2 horas. (Aproveché para juguetear un rato con el PC)

Pasado ese tiempo, cuelo el caldo resultante y separo un poco para otro día, porque seguro que va a sobrar. Ese poquito, muy condensado, lo mezclo con agua para que no sea tan fuerte y lo guardo en un frasco de conservas en el congelador (cuando se enfría, claro).

Me apena tirar el residuo verde que queda sobre el colador, después de presionarlo para que suelte el máximo de juguito. Seguro que podría hacer algo con ello, pero ahora mismo no sé qué y, de momento, lo tiro. ¿Alguna sugerencia?

Ahora ya puedo comenzar a hacer la sopa.

En la misma cazuela, para no manchar más cacharros de los imprescindibles y así reducir el consumo de agua en su limpieza, así como el consumo de detergentes, pongo un poquito de aceite y 2 dientes de ajo picados, pero antes de que lleguen a dorarse, añado 2 cebollas cortadas en grandes trozos.

Para cortar 2 cebollas, mi forma de hacerlo es bastante matemática, casi geométrica, me atrevería a decir, cortando primero en 2 trozos cada una longitudinalmente por la mitad, para luego, alineando las 4 mitades, cortar longitudinalmente en 2 por un eje imaginario central, haciendo 2 cortes, paralelos a ese eje longitudinal para dividir ambos lados en otras sendas 2 partes, pero haciendo que la incisión tenga un ángulo aproximado de 45 y 135 grados respectivamente. Por último, cortar en 4 cortes transversales las 4 mitades cortadas, cada una en 4 sectores semiesféricos. De este modo, tendríamos 64 fragmentos de sectores esféricos de unos 45º cada uno a partir de 2+1+2+4*4=21 cortes. Desprecio la curvatura longitudinal para no complicar los cálculos, pero me produce cierta desazón saber que estoy despreciando esta característica cebollil. Tampoco tengo en cuenta el número de capas de la cebolla.

Seguro que se puede hacer de otra forma, pero a mí me gusta así.

Pico el apio y, en cuanto la cebolla cambia un poco de color, lo agrego junto con el pimiento rojo cortado más o menos regularmente en trozos grandes, después de vaciarlo bien de semillas.

Corto un calabacín de la manera similar a la descrita para cortar la cebolla. Del mismo modo, corto 4 tomates, preferiblemente maduros. Corto en trozos transversales, de 2 centímetros de longitud aproximadamente, las zanahorias. Corto también la acelga que me queda en tiras, dejando más grandes las más verdes.

Agrego el calabacín y dejo que suelte un poco de agua y que se impregne del aceitito, después la zanahoria, el tomate y, por último, la acelga.

Cuando la acelga se reduce y se mezcla bien todo lo que está siendo rehogado, añado las patatas cortadas con un cuchillo de mantequilla y sin terminar de hacer cortes limpios, para que suelten mejor, parece ser, el almidón que contienen y ayuden a dar consistencia al pote. (En esta ocasión, agregué también un par de trozos expresamente machacados en un mortero para aprovechar esta propiedad de las patatas).

Ya solo queda agregar una cucharadita de pimentón dulce, mezclar bien, añadir el caldo de puerros que tenía preparado y dejar hervir durante 40 minutos, hasta que las patatas estén bien blanditas, algunas deshechas, incluso.

Salió muy bien. No hago muchas fotos, pero se merecía alguna… otra vez será. Tardé, en total, unas 4 horas, pero pudiendo dedicarme a otras cosas más del 75% del tiempo.

Posible o imposible

Hoy me he encontrado una imagen en FaceBook, compartida por mi amiga Mábel que llevaba el texto acompañante siguiente:

«No aceptéis lo de siempre como cosa natural, pues en tiempos de violento desorden, de confusion organizada, de conocida arbitrariedad, de humanidad deshumanizada, nada tendría que parecer imposible de cambiar.» (B. Brecht)

El post era de Democracia Real Ya. No me sorprende. Están entre lo posible y lo imposible, en el lugar en que parece habitar la utopía, famosa isla del señor Moro.

Yo contesté a la entrada con un texto que quise ayer citarle a Carmen en el curso de una conversación sobre la creatividad, la actitud creativa y la responsabilidad del ser humano para ser tal.

Extraído del libro «Escritos al oído«, de John Cage:

Mi padre fue un inventor. […] Me dijo que cuando alguien dice «no puedo» señala lo que debes hacer. Me dijo también que mi madre siempre tenía razón, hasta cuando estaba equivocada.

Qué genial este Cage. De un plumazo le ha dado sentido a mi vida. Y me ha ayudado a comprender la verdad de las contradicciones.

Por cierto, qué maravillosa esta colección de libros editados por el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de la Región de Murcia.

He leído varios de estos libros (algunos los tengo) y encuentro tan interesante la colección que no alcanzo a entender qué tienen que ver con la arquitectura y menos aún con un colegio de aparejadores. Pero no quiero ni pensar que es porque si no fuese por un resquicio, estos libros no se publicarían por falta de una demanda masiva que justificase la inversión de ningún tipo de capital privado, lo que me llevaría a tener que reflexionar de nuevo en el tema del precio/valor y comercialización de las creaciones contemporáneas.

Cáncer

Mi tía tiene cáncer
es la segunda tía que es diagnosticada de cáncer
últimamente.

En realidad no.
Ambas tenían cáncer desde hace tiempo
y este año empiezan a estar tan mal
que casi seguro que no sobrevivirán.

Mi tía Jose(fina) murió de cáncer
el año pasado.
En pleno verano.
Carmen y yo estábamos de vacaciones
en Vera
junto a la playa
cuando nos enteramos de que había fallecido
mi tía Jose(fina).
Murió de un cáncer que acabó devorando
todo
su cuerpo
su vitalidad
su ánimo
su entorno.

No me imagino aguantar lo que aguantó.
No quiero aguantar lo que aguantó.
No creo que pudiese aguantar lo que aguantó.

Era la hermana mayor de mi madre.
Después de muerta sigue siendo la hermana
mayor de mi madre.
Pero ahora es la hermana muerta de mi madre.

Mi tía Mari Carmen es la otra hermana
de mi madre.
Hace muchos años que no veo a mi tía Mari Carmen.

Dicen de mí que no soy una persona muy familiar
y creo que
lo que ocurre es que
no entiendo el vínculo sanguíneo.

O lo entiendo tanto que tengo en común con los humanos
tanta sangre
que todos ellos son mi familia
y no puedo invitarlos a comer
el día de mi boda.

Ni entiendo que me inviten a mí
y no a todos.

Pero es sencillo:
la familia se hace, se elige
y no se nace con ella
(mi familia).

Así, mi hermana Sylvia
es alguien más próximo a mí que
mi prima hermana
aunque Sylvia no comparta conmigo
tanto adn.

No lo comprendo
o lo comprendo mejor que todos los que dicen
que no lo comprendo.

Ahora mi tía Mari Carmen está a punto de morir
y no siento nada,
salvo cierta empatía
con mi madre
a quien he recuperado
desde mi adolescencia
como de las más importantes piezas
de mi familia.

Ahora mi tía Mari Carmen está a punto de morir
de cáncer
y yo solo pienso en mí
y no en ella;
ni siquiera en mis primos
sus descendientes
ni en los hijos de mis primos
a quienes ni conozco
ni en mi tío,
ese madridista que nunca me cayó muy bien.

Solo puedo pensar que el día que me diagnostiquen
un cáncer
tendré que elaborar un plan
para matarme antes
de agotar mi dignidad.

Vivir no es una cuestión de duración
sino de felicidad.

Lo contrario, es cochino (de ese noble animal):
comer, dormir, fornicar, reproducirse, morir.

Por lo que, llegados a cierto punto,
prefiero ser repartido
en pequeños trocitos que puedan alimentar
a puercos
engordándolos
para alimentar humanos,
los humanos que prefieren llorar en mi funeral
que nunca se realizará
porque
cuando yo muera
se acabará el mundo.

1789, 1848, 1917

Hay fechas que el romanticismo ha convertido en míticas.
Hay fechas que la desesperación ha calificado de esperanzadoras.
Hay fechas que miramos con ojos cargados de nostalgia.
Hay fechas que añoramos no haber vivido.
1968
Yo estaba vivo y no lo viví.
Los 80
Yo estaba vivo y no los viví.
1789, 1848, 1917
No había nacido y no las viví.
2011
Estoy vivo y lo vivo poco.
¿A qué estoy esperando?

¿qué pasaría si yo me muriera mañana?

Una amiga (Querida Mariel, va por ti) me lanza esta osada pregunta que pretende que conteste como quien habla del queso preferido, porque va a hacer un libro a partir de las respuestas de algunos amigos escogidos (gracias por escogerme). Me dice que no hay mínimo ni máximo… y yo me planteo que cómo gestionaría que le contestase que tengo una novela (más de 200 páginas) dedicada al tema.

Recuerdo el libro de mi admirado Paul Auster, A salto de mata, en el que incluye como apéndice una novela de las que él escribió trabajando de negro literario, hecho que relata en la novela en cuestión, haciendo una magistral utilización del juego de muñecas rusas.

Mariel podría poner mi texto ¿Cómo y en qué momento se enterará el mundo de mi muerte?. Ampuloso título para ampulosa ambición: ser tan grande o tan importante como para que al mundo le importe mi muerte.

El mundo es algo enorme (quizá infinito) y yo soy algo diminuto, epsilon, diferencial, infinitésimo, atómico o subatómico, quárkico, fotónico, mesónico… no sé, apenas nada.

Para empezar, no llego a ser ni una 0,000000000142857143 parte de la humanidad. Así que ni imaginar quiero al resto de especies vivas, animales, vegetales… luego minerales, y seguimos contando… o ya es incontable, como dicen que son los granos de arena de una (de solo una) playa. Es decir, casi no soy. Mi vida es así de minúscula.

Pero al mismo tiempo, puedo contar porque percibo, así que mi percepción es lo que importa. Seamos cartesianos por un momento y pongámonos, ni más ni menos, que en el centro del universo mental, diciendo que si pienso, YO existo. Vaya, vaya, qué listo, no otro, no, YO. El yo que yoyea, como diría Oliverio Girondo.

Y en ese centro, pienso, ya de paso, que la realidad no es ni más ni menos que una proyección mental de mi percepción: pseudoplatonismo cientifista. Como si el mundo existiese mientras lo pienso. Sí, cuando yo muera, entonces, se acabará el mundo. Al menos el que percibo, que es el único que habito.

Sé que esto puede ser paradójico en parte, pero por otro lado…

Vamos a seguir el hilo de otro de mis queridos muertos:

No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, vienen a continuación. Se trata de juegos; primeramente hay que responder. Y si es cierto, como pretende Nietzsche, que un filósofo, para ser estimable, debe predicar con el ejemplo, se advierte la importancia de esa respuesta, puesto que va a preceder al gesto definitivo. Se trata de evidencias perceptibles para el corazón, pero que se debe profundizar a fin de hacerlas claras para el espíritu.
El mito de Sísifo, Albert Camus

Y claro, no podía dejar de asentir cada una de las palabras de este amiguete. Además, con lo que me gusta controlarlo todo, dejar en manos del azar, del caos, de la naturaleza, algo tan trascendente como el fin de mi vida me parece intolerable, así que cada cierto tiempo me atrapa la idea de acabar voluntariamente antes de que, casualmente y no causalmente, me muera.

En su día, seguí la respuesta a la pregunta de Mariel atravesando distintos laberintos que comenzaban con mi suicidio y que variaban en función del lugar, el día y la forma en que lo llevase a cabo: no era lo mismo morirse en casa, en la bañera, cortándose las venas silenciosa y cálidamente, un viernes por la noche viviendo solo que lanzándose con una bomba atada al pecho contra el monarca.

No era lo mismo suicidarse después de que una mujer me hubiese desairado (jodiéndola de por vida, para ser cabrón…) o antes de ir a la cena de Navidad con mi familia.

Escribí una novela que no quiero enseñarle a nadie porque tiene lo más oscuro que haya tenido nunca: un deseo de morir, un tánatos freudiano:

En la teoría psicoanalítica, Tánatos es la pulsión de muerte, que se opone a Eros, la pulsión de vida. La «pulsión de muerte» identificada por Sigmund Freud, que señala un deseo de abandonar la lucha de la vida y volver a la quiescencia y la tumba.

No he podido evitarlo nunca, salvo quizá desde que viví en Australia y decidí que para huir, mejor viajar lejos, muy lejos… había descubierto una especie de sucedáneo de suicidio pero no irreversible, un sucedáneo barato, teniendo en cuenta las consecuencias.

Y desde entonces han pasado más de 15 años, durante los cuales he ido redefiniendo mi vida, mi entorno, mi actitud vital, especialmente, de manera que siento agudos deseos de seguir viviendo… o dejar de hacerlo, pero mantener siempre la exigencia de felicidad a corto o medio plazo. ¿Qué quiero decir con esto?

Vivo siempre pensando que me quedan 3 meses de vida (más o menos la cantidad de tiempo que estuve viviendo en Sydney), así que no se debe pensar que estaré bien pasado ese tiempo. Si en ese tiempo no voy a estar feliz, no me sirve la vida. No quiero durar, quiero tener una vida que merezca la pena vivirla, como decía Camus. Si no siento que merezca la pena, no seguiré un paso más. Hacía tiempo que estos pensamientos casi ni habitaban mi mente hasta que el año pasado estuve enfermo y recordé que no quiero durar: la vida no debe ser eterna, ni tan siquiera larga: me gusta lo de vive rápido, muere joven y haz un bonito cadáver, aunque ya no pueda cumplir casi ni una de las propuestas.

Lo que sé es que esta pregunta me lleva siempre a pensar en mis amigos más próximos, en mi cotidiano, en mi entorno que podría llamar mi cuarta piel, como la denominaría Hundertwasser y en el orden en el que se enterarían. Claro que, ahora, con FB, por ejemplo, esa información volaría a miles de kilómetros muy rápidamente. Aquellos hace 20 años hoy me parecen lejanos en el tiempo.

Sobre mi legado o lo que dejo, sobre si he cambiado el mundo, lo cual es inevitable (y no por ser artista, o poeta o cualquier otra profesión más o menos pública e impúdica), y de ese cambio sigo sin saber si habrá sido a mejor; sobre todo lo que ocurra al día siguiente en el mundo no me preocupa una mierda. Sigo sintiendo que lo que haga en vida es lo único que me importa. Puede ser que, como sigo sosteniendo de alguna manera, cuando yo muera se acabará el mundo.

Género

Estaba leyendo un artículo de El País sobre las grietas en la lucha contra la violencia de género cuando me he ido a ver los comentarios de los lectores y me encuentro con este, entre otros:

Falta formación en los colegios. En casa, los niños/as siguen aprendiendo de sus padres que perpetúan un comportamiento igual al de hace 30 años. no se ha evolucionado casi nada. Buscamos una igualdad entre hombres y mujeres. Esto no es solo cosa de mujeres, nos compete a todos. responsabilidades compartidas.

Y no me llama la atención porque esté de acuerdo en esa obviedad, sino porque me llama la atención la dificultad que implica luchar contra un lenguaje que diferencia sexos y ello acaba por diferenciar roles. Ahí es donde estriba el problema, para mí, de nuestra educación: en no saber diferenciar entre género sexual y rol.

Me llama la atención del texto que intenta ser igualitario incluyendo aquello de «niños/as», sin tener en cuenta que el artículo que precede no ha sido feminizado, amén de referirse a los progenitores como padres (¿sin madres?). Es más, nos compete a todos y a todas.

Pero en esa vorágine de querer modificar el lenguaje que incluía a las niñas en el colectivo «los niños» podemos caer en la tontería de hablar de los colegios y las colegias… o desear incluir vocablos como miembra en el diccionario de la RALE (que aún no reconocen los diccionarios automáticos de la mayoría de aplicaciones informáticas).

Personalmente, este exceso me parece eso, un exceso.

No creo que sea deformando nuestro sexista idioma como conseguiremos mayor igualdad de géneros y, desde luego, como evitaremos tantos malos tratos. Aunque fuesen malas tratas, seguiría siendo del mismo rol al mismo rol(a).

Hay dominados y dominadores. Hay desigualdad porque ser el más está bien visto, así que no se va a acabar de criticar nunca la responsabilidad del dominador, porque se entiende que es lo que debe aspirarse a ser: ambición, ambición y llegar a ser el más. Aunque sea el más cabrón.

Y vuelvo al texto que cito: Falta formación en los colegios.

Comienza con una frase que ya pone los pelos de punta por cómo están las cosas y la pinta que tienen de cara al futuro: colegios concertados religiosos (¿Es preciso entrar en detalle sobre que los colegios religiosos católicos (no sé si hay musulmanes) son claramente sexistas? ¿Hay algún título equivalente al Papa que sea mujer?), colegios privados en los que se prima y estimula la ambición de llegar a ser «el más»… y colegios públicos sin posibilidad de incisión en pedagogía social, en enseñar civismo, en enseñar a comportarse y no solo a trabajar en la cadena de montaje correspondiente. Hay que revisar la película The Wall y darse cuenta de que vamos hacia ella de nuevo.

Sigo: En casa, los niños/as.

En casa también ven televisión, lugar donde sólo las mujeres han de ser guapas y jóvenes, mientras los hombres pueden ser canosos y gorditos, sin entrar en SinChan y otros subproductos para descerebrados (la lista sería interminable). En casa también tienen juguetes que, aún hoy, siguen siendo tendenciosos sobre el rol que cada cual debe adoptar en su futuro: los niños, conductores, las mujeres, estilistas, por ejemplo. En casa, sigue habiendo colores casi prohibidos para los niños, prendas inaceptables para ellos porque nuestra cultura las consideraría ridiculizadas, como faldas, por poner otro ejemplo. Al menos, de cuando en cuando, ya se permite que se dejen el pelo largo… aunque trenzas… y ni hablar de dejar de dar por hecho que agujerear las orejas de las mujeres cuando aún no tienen uso de razón no es algo que se haga con los hombres: ellas deben adornarse, ellos no; ellas están diseñadas para ser bellos objetos, ellos para poseerlas. En casa, revistas, programas, toda la publicidad, muchos juegos, apuestan no solo por separar los géneros, sino por asignarles distintos roles. Espanta, pero cuando llegan sus padres (o madres) poco pueden hacer.

Pero también les tocaría, ahora bien… ¿Cuántos padres se cogen una baja por paternidad?

A los hombres nos programan para que nuestra mayor meta sea profesional, pocas veces personal, afectiva, así que nuestro mayor logro es que en nuestra empresa nos valoren tanto como para ascendernos, o subirnos el sueldo. Puede que esto sea ancestral, de los tiempos que el hombre cazaba para alimentar la tribu, pero no inmodificable. De eso se trata: que la mujer haya entrado en el mercado laboral ha roto la tradicional asignación de roles que despreciaba el trabajo que realizaban en los hogares como ¿trabajas o eres ama de casa?

Yo soy amo de casa (entre otras profesiones). Y esto suena muy raro… no sólo a mí. Quizá porque debería decir soy ama de casa y no preocuparme, como cuando pido que no se añada miembra, ni taxisto. Pero también se me hace raro. Me cuesta desasignar ese rol a un género.

En el Tango está habiendo toda una revolución (pequeña y sutil, como todo en el tango) sobre la asignación de roles y géneros sexuales. Me alegra porque siempre lo había considerado claramente sexista y machista (de hecho). Ahora se habla, aunque Carmen lo viene haciendo desde hace años, de rol leader y rol follower en lugar de hacer de chico y hacer de chica… pero cuesta tanto a los que hemos aprendido de otra forma… Pero lo curioso es que hayamos tenido que salirnos de nuestro lenguaje para poder encontrar una forma de separar rol de género.

E incluso separados los roles, no se piensa muchas veces en que eso es más profundo que un simple cambio de nombre, es también un cambio en la forma de entender el liderazgo y el seguimiento. Hay formas activas, más fuertes, menos fuertes, más pasivas, más livianas, adaptadas a la naturaleza (e incluso al género) del leader. No ha de pedírsele al nuevo leader que sea corpulento, fuerte y viril. Esto es no entender que el rol de leader sigue, entonces, asociado al género sexual masculino. Yo no le pediría a una leader que me sugiriese un baile como lo haría un leader, pero es que ni siquiera a distintos hombres o distintas mujeres no les pido que sean y lo hagan igual. Me gusta la diferencia.

No necesito sentirme protegido, como alguna gente desea sentirse en el rol de follower, sino que me va bien que me propongan de igual a igual. Y voy o no voy… porque soy un mal follower… o porque creo que el rol de follower también ha sido y debe seguir siendo revisado. No se trata ya de una obediencia ciega, aunque puede estar bien hacerlo, si es lo que se desea, ni de una resistencia que acabe convirtiendo el baile en una guerra. Cada follower debe encontrar su forma de desempeñar su rol, acorde con su naturaleza (incluso su género, puede ser).

Tras este inciso sobre el Tango sigo con el texto: perpetúan un comportamiento igual al de hace 30 años.

Y pienso que ese conservadurismo se perpetúa no solo en esta enseñanza de asignación de roles a géneros sino en casi todo. Se sigue utilizando la expresión «Cómo Dios manda» en contextos que me hacen hervir la sangre. Somos un país tremendamente conservador que perpetúa sus tradiciones como base de su cultura y no al revés, que se fundamentase en la cultura para establecer las tradiciones. Y ahí está nuestra fiesta nacional para demostrarlo. Y de nuestra monarquía mejor ni hablar.

Constitución Española: Artículo 57.

1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, [siendo preferido] el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.

Haciendo cálculos (que viene de piedras) me doy cuenta de que hace 30 años era 1981 y tuvimos un golpe de estado. La Bola de Cristal tuvo su primera emisión en 1984 y en 1988 acabó por ser censurada.

Después y con el tiempo ha ido habiendo leyes e incluso ministerios de igualdad que nunca termino de entender, pero porque no puedo entender la desigualdad. Sé que es pragmático que haya leyes que penalicen la figura del maltratador o del dominador, aunque no puedo entender que las leyes no penalicen el maltrato y la violencia en general con tanta dureza y decisión que no haga falta sectorizar esta legislación. No puedo entender que el entorno social de un hombre no critique y censure expresamente el empleo de la violencia que suele ser comprendido como recurso humano, sí, quizá, demasiado humano.

Yo eso no lo puedo entender: he visto a hombres adultos pelearse por una mujer y que a la mujer en cuestión no le diese asco sentir que iba a ser objeto de recompensa para una pareja de ciervos dándose cabezazos.

He hablado con hombres que entienden que se pueda reclamar a hostias, porque para qué hablar. La discusión está sobrevalorada, para ellos. Y no se produce rechazo social, sino que se dicen cosas como «no, si yo estuviese en tu lugar haría lo mismo». Y como si no hubiese pasado nada. Pocas veces he oído a mujeres discutir de esta manera o esas formas. Quizá por eso la mayoría de mis amistades son femeninas.

Vuelvo al texto: Buscamos una igualdad entre hombres y mujeres.

No. Yo no. Los hombres son hombres y las mujeres mujeres y no quiero que sean iguales sino que puedan ocupar los roles que deseen dentro de su diferencia, haciendo, por tanto, los roles dependientes de eso y no al revés. Exigiría mayor flexibilidad en la definición de los roles, para que puedan ser desempeñados por diferentes tipos de personas.

Esto es algo que ha hecho que en muchas ocasiones me sintiese «femenino«, no encajaba como hombre en los roles que se suponía que tenía que desempeñar. Afortunadamente ya cocinamos más hombres cada día aunque a mi madre (y la considero vanguardista de la educación igualitaria) le cuesta aún regalarme a mí las cosas de la cocina que siguen siendo «para Carmen».

Es más, quiero ser hombre pero no necesitar demostrarlo a cada rato, con bravuconadas, con voz grave y seria, con saques de pecho y paso firme, casi marcial. Eso de medirse las pollas nunca ha ido conmigo. Lo aprendí de pequeño cuando no quería pegarme con nadie y no entendía que los chicos (porque siempre eran chicos) se pegasen para demostrar su poder. Ahora esas competencias intraespecíficas me parecen superables gracias al desarrollo intelectual, al avance de nuestra cultura y la generación de nuevos paradigmas de ser humano.

Está claro que mi cuerpo y mi mente me están pidiendo releer a Nietzsche.

Y aún hay más en el texto: Esto no es solo cosa de mujeres, nos compete a todos.

Pero no veo ni una sola manifestación de hombres por la igualdad y muy pocos que se sumen profundamente a esta redefinición de roles que no los vincule a géneros, como si temieran perder su espacio. Y no me extraña. Llegué a leer, con cierto placer, en un curioso artículo sobre clonación humana, que el hombre podría ser en un futuro cercano no más que un objeto de lujo, puesto que su necesidad para la reproducción es cada vez más puesta en duda. En un futuro más lejano, teniendo en cuenta la posibilidad de gestación extrauterina, también la mujer y su sexualidad sería dedicada únicamente para el gozo, el placer y el lujo. Se releerán los clásicos hedonistas con delectación.

De todos modos, esta competencia a todos (y todas) se traslada a tantas y tantas cosas… en el ámbito de las huelgas de profesorado de la ESO y Bachillerato que estamos teniendo en Madrid, aún no entiendo porqué no se enfoca como un problema más global, no del profesorado y los alumnos, sino del futuro del país, del planeta. No entiendo que no se convoque una huelga general de todos los sectores y de todos los trabajadores. No lo entiendo salvo que piense en que nos «descompetenciamos» y decidimos que la educación de nuestros hijos la tienen que defender los educadores. No lo entiendo. Así que voy a vestir de verde unos cuantos días.

Y todo para evadir nuestra responsabilidad: parece que seguimos deseando dejar de ser libres, dejar de ser los responsables últimos del mundo en el que vivimos, económica, política, ecológicamente y de la sociedad que gestamos. Somos responsables del ser humano que somos, de los humanos que nos rodean y de los valores morales y culturales que poseen. En todos y cada uno de los pequeños ámbitos en los que nos movemos, así que… atención al mundo y a cambiarlo, si no nos gusta.

Anuncios de clases particulares

Ya no sé qué hacer.

Anuncio mis talleres de poesía y escritura creativa en mil sitios, con papelitos que los más cool llaman flyers y que yo sigo llamando folletos, con correos electrónicos que son considerados spam (correo no deseado) a listas de direcciones de gente que ya debe de estar harta de recibirlos, pongo anuncios en diversas webs dedicadas a este tipo de cosas, pero sigo sin lograr un impacto suficiente para financiarme.

Tampoco me financio de mis clases particulares que este año han empezado mostrando síntomas de agotamiento masivo. Normal. Si la calidad de la enseñanza pública no mejora, porque se van a preocupar los padres por el mantenimiento de un nivel en la educación de sus hijos de manera privada y particular. Es más que normal. Más con la que está cayendo, como ha venido en ponerse de moda expresar esta crisis. Alguno, finalmente, se dará cuenta de que no es una crisis pasajera.

Las clases que solía dar a colectivos de la tercera edad (eufemismo que yo sustituí por mis viejitos) dentro de los centros DIA de la Comunidad de Madrid dentro del programa social de La Fundación Obra Social La Caixa (ahora que La Caixa es un banco…) ya no se hacen, así que tampoco ingreso de esto.

Es decir, estoy por debajo del umbral de lo que gasto mensualmente que no supera los 500€.

Son cantidades nimias para muchos e inalcanzables para otros. Tengo un soporte social (familia, amigos, estructura de cobertura social española) tan grande como para no considerarme en riesgo de ser tercermundista, aunque muchos en países presuntamente pobres ganan más que yo. También hay quien no imagina tener en propiedad una casa en el centro de Madrid.

Soy afortunado. Supongo.

Hago lo que me gusta. Sí. Parece que este fuera el delito. Parece que esta desviación de lo que debe ser normal (trabajar en lo que no gusta) sea lo que debo pagar. Se trata del sudor de mi frente. No de que no soporte sudar.

Estas chorradas de hoy tienen que ver conque estoy nervioso y no sé articular correctamente el discurso. Será mejor que deje de escribir ahora mism.

He cambiado de barrio

Vivía en un barrio en el que no podía
entrar en la mayoría de los comercios
hablar con la mayoría de la gente
porque eran prostíbulos
en los que es mejor no entrar
si no quieres ser un cliente
porque eran yonkis
con los que es mejor no hablar
si no quieres tener sus problemas
y mi hermana
cuando llegaba a mi barrio
lo primero que decía era que
olía a pis
y tenía razón.

Cuando Carmen empezó a vivir aquí tenía miedo
porque el barrio salía por televisión
para contar los últimos percances
que alguno había tenido con la policía
(mucha mucha policía)
y ahora está encantada.

Desde hace unos años parece que
he cambiado de barrio
y vivo en uno en el que no puedo
entrar en la mayoría de los comercios
ni hablar con la mayoría de la gente
porque son caros y mi economía está en crisis
(mucha mucha crisis)
hace años
desde que gracias a comprar una casa en ese barrio bajero
pude dedicarme a escribir poesía
poemas
que nadie quería consumir
y cuyo valor en el mercado de divisas
es insignificante.

Salgo a la calle y veo gente
(mucha mucha gente)
paseando mascotas de alto estanding
a las que les abrigan en invierno
con un jersey de lana virgen
pero que cagan en mitad de la calle
aunque sus dueños elitistas
se agachan a recoger lo que pueden
o quieren
de esos detritos
más o menos
sólidos.

Mascotas dueñas de las calles
como aquellos yonkis
y es mejor no meterse con ellas
ni con sus dueños
si no se quiere tener problemas
y aguantar que el pis
sea algo que siga sin cambiar
salvo de especie.

Esto no es una broma